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Legilimancia


Rosália Pereira
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¿Calmarse? Jeremy estaba lejos de ese estado. La furia interior que solía tener cada vez que algo no iba según sus planes estaba muy cerca de la superficie. Mas intento estar en sintonía con la bruja para pasarle el recuerdo de una buena vez e intentar "recibir" el de ella. Aunque una parte de él se negaba a usar ese tipo de magia invasiva, que mostraba cosas hasta difíciles de superar. Cerro su mano en un puño al darse cuenta que estaba obedeciendo las ordenes de otra alumna. ¿Que le ocurría? Miro con recelo a la mujer que lo invitaba a sentarse, bueno... lo obligaba prácticamente, pero se dejo llevar por aquel movimiento.


-No responderé tus preguntas -Declaró negando con la cabeza. ¿Que había de malo en hablar con una desconocida? Para Jeremy aceptar abrirse a alguien fuera de su manada, estaba descartado. No sabia quien era, que es lo que hacia de su vida, ni las intenciones que la bruja tendría que cualquier especie de información que pudiera darle. Le había proporcionado lo de Zoella, por si tenia la suerte de que fueran por ella y la mataran... esta vez de verdad. Que su cuerpo se uniera con su alma para siempre. El silencio parecía estar jugando en su contra, así que agregó una invitación con tono de burla, para suavizar el ambiente- Estoy de acuerdo contigo, es muy activa mi vida sexual. ¿Quieres ser parte de ella?


La bruja se encontraba muy tranquila frente al vampiro, usó hábilmente las palabras con las cuales se había presentado, en su contra, demostrando una agudeza mental con la cual debería de tener cuidado. Frunció la ceja empezando a sentir que sus músculos se relajaban inesperadamente, cuando ella empezó a presentarse y contarle los detalles que enmarcaban su vida... o los mas superficiales, claro. Sin embargo Jeremy no rompió el contacto visual con aquellos ojos oscuros mientras escuchaba su voz. Se dió cuenta que ella esperaba una respuesta, pero él no sabia que decirle. Ya se había presentado y no abría mas detalles de su parte, por el momento.


Aquello hizo centrar a Bel directamente en el recuerdo. Se dispuso a pasarle uno al vampiro sobre... las imágenes no eran nítidas en la mente de Jeremy. No podía ver mas que unos pequeños detalles que no venían a cuento. Podía ver unas paredes que reconoció como las del ascensor del Ministerio, aunque no podía precisar el piso, si podía escuchar de forma amplificada el golpe de rabia con la suela de un zapato contra el piso, ese sonido dejaba como murmullos la conversación que tenían... si, dos personas... Bel y... ¿Un hombre? Si con unos carteles... estaban indignados protestando contra... las reglas del alto mando. Bel Evans era una alborotadora, a fin de cuentas.


-Algo... No puedo ver bien nítido, pero fue suficiente -Concluyó pensando que era su turno. ¿No debía mostrarle una mentira? ¿Como sabría que lo era si apenas se conocían? "Jo.der con todo esto" pensó antes de volver hablar - Ahora es mi turno. Espero que disfrutes esto...


La mente del vampiro se concentro en imaginar una habitacion de techo alto, una cama de sabanas bien blancas y a la propia bruja en ropa interior bailando sensualmente para mostrar sus atributos. Decoro la memoria con unas luces de neón que jugaban produciendo manchas de colores que se movían de un lado para el otro sobre su pálida piel humana. El pelo de la bruja había cambiado a uno largo hasta por debajo de las nalgas su color había mutado a negro azabache, sus ojos y boca estaban pintados de forma que resaltaban llenos de sugerencias.


-¿Lo viste? -Preguntó con tranquilidad el vampiro. Ya empezaba a gustarle aquello. Producir mentiras definitivamente era fácil.




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Bel Evans Ollivander

 

No necesitaba leer la mente de Jeremy, porque con cada parte de su cuerpo hablaba, y la "propuesta" que acababa de hacerme, traía consigo un cinismo apenas oculto. O no, tal vez en realidad él ni siquiera tenía intención de ocultarlo. Era apuesto después de todo, y la confianza de sus palabras dejaba notar que ese aspecto de su vida no era uno que le trajese muchos conflictos, o no al menos de la magnitud que los otros (de los que ni siquiera quería hablar) le provocaban.

 

― Si dijera que sí, visto que soy una disidente ¿estaría tu padre de acuerdo? ¿O es que en ese aspecto no es importante la opinión de él?

 

Al menos parecía más sincero al decir que no había conseguido ver el fondo de la escena que le había mostrado. Necesitaba esforzarse más, y aunque de pronto me sentí tentada a ayudarlo ¿sería que él valoraría esa ayuda? Hasta el momento, todo habían sido molestias de su parte, y si me ponía egoísta también, con haber hecho el ejercicio más que bien, ya le había probado a Rosália mi valía.

 

Pero, yo no era esa clase de persona. Y me reprendí mentalmente por no serlo, en el momento en que él volvió, como si de una reedición o ampliación se tratase, con su recuerdo de cama. Ahora, la mujer bella y simple de la primera vez, parecía el epíteto de la sensualidad: De cabellos largos, rasgos resaltados por un acentuado maquillaje, y hasta luces que jugueteaban a lo largo de su piel y de las sábanas blanquísimas de aquella habitación de ensueño. Había tanto de artificial en ese espacio, que en la hebra de memorias que eran los recuerdos, los nudos resaltaban. Era indudable que Jeremy tenía talento para "tejer" mentiras, pero todavía era un talento en bruto y poco refinado, de forma, que tras una larga exhalación, bastó alejarme de la imagen y sus colores potentes y sugerentes para empezar a encontrar los "nudos" donde el hilo se había roto para ser cosido con otro que no encajaba de la forma orgánica en que normalmente debía hacerlo.

 

Allí estaba la primera mentira, pero también, en los planos de pasado y presente, volvía a resaltar con una fuerza inusitada, las emociones que toda esa proyección generaba en la cabeza de él. Bien había dicho la arcana que incluso sabiendo ver en los recuerdos, la tarea de interpretar y otorgar significados era tan o más difícil por cuanto entraban en juego las subjetividades tuyas y de la persona a la que le "leías" la mente, una persona que ni siquiera era una sola, porque tenías a la que había sido en el pasado por un lado, y lo que la del presente podía pensar de eso.

 

Había un hilo, fino y frágil en la mente de él, pero tan fuertemente atado en su mente, y estaba vinculado a esa mujer. Eso quería decir, que aunque quizá la estuviese mostrando allí de forma desenfadada, ella representaba más para él, de lo que estaba dispuesto a admitir en voz alta, o incluso, para sí mismo.

 

― Ella es importante para ti ¿pero por qué no quieres admitir eso para ti mismo?

 

Casi estaba segura que no respondería, pero mi curiosidad era irrefenable.

 

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Mel no está segura de si debería estar escuchando algo o si, en realidad, la bruja no tiene intenciones de transmitirle nada. Aparta la mirada por un instante para intentar poner la mente en blanco y luego vuelve a observarla pero nada cambia. Quizá, es simplemente que ella desea que esa información le sea "arrancada" y no tener ella que transmitirla. Mel no está segura pero supone que ha de ser algo como eso, así que lo intenta, aunque es solo un deslizamiento sutil, sin mayor esfuerzo. No es como si Rosália se lo hubiera dicho específicamente pero tampoco es como si debiera solo quedarse en silencio por lo que resta del ejercicio.

 

Lo primero que vislumbra es una casa cómoda. La mujer parece estar siempre con alguien con quien entabla alguna clase de conversación "animada" y guardan cierta similitud entre ellos. Mel no puede evitar preguntarse si no serán su familia, aunque no se sienta como tal "estrictamente". Reconoce a una muchacha sin cabello que vio una vez a lo lejos y al propio Jeremy, aunque el resto le resulten desconocidos. De todos modos, tales memorias no poseen ningún brillo si no que tienen el sello de la cotidianidad. Mel también vislumbra parajes disociados de nombre o ubicación en la mente de Candela. Son sitios fríos en su mayoría.

 

En realidad, de cara a lo que vislumbra, Mel se da cuenta de que está incurriendo en lo que Rosália señalara una y otra vez. Solo arañando la superficie; recuerda la advertencia que les hiciera respecto a no experimentar por su cuenta y se mantiene entonces en ese mismo ámbito. No tiene muchas ganas de recibir otro regaño de la arcana y de todas formas, aunque ya pueda deslizarse por una mente ajena no está segura del grado de "invasión" que la otra persona pueda detectar ni tampoco en las características de su propio poder. De hecho, ni siquiera son conceptos a los que les hubiese dedicado un solo pensamiento en su vida antes de terminar en esa clase.

 

Sin embargo, a medida que sigue arañando la superficie, se da cuenta de que la mente de Candela es un poco como Rosália describiera ciertos fenómenos antes y, también, como algunas cosas que aprendiera de Sauda. Al cerrar su mente y deslizarse en silencio, Mel termina inmiscuyéndose en espacios en donde no había tenido intenciones de penetrar en primer lugar. Candela, desgastada y con expresión enloquecida, mirando fijamente a un espejo, con una mano apoyada sobre la superficie y reflejando...

 

El recuerdo que acaba de vislumbrar hace que se retire enseguida. De alguna forma, se ha sentido como cruzar una línea, aunque no está segura de por qué. Así que solo observa con curiosidad la expresión de Candela, antes de alejarse a tomar un poco de agua de la manguera. Tiene expectativas por las nuevas instrucciones que habrá de darles la arcana ahora.

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Las pregunta de Bel rompió el hilo de la imagen que Jeremy quería trasmitir. No había dado buenos resultados. Era evidente. Molesto con aquello, frunció la ceja dándole a su rostro un aspecto hosco y malhumorado. Estar rodeado de plantas siempre lo llevaban a los recuerdos de su infancia, pero en aquel momento no quería que aquello pasara. Su mente ya no era un lugar seguro entre esas paredes de cristal. Debía protegerla, aunque la teoría practica de la clase, era abrirla para que su compañera la explorara.
-No, no lo es. Creo que esto no esta funcionando como debería -Se quejo en voz alta para que Rosalia lo escuchase -Me gusto mas tu recuerdo. ¿Me muestras otra secuencia? ¿De donde conoces a Melrose? -Se intereso de repente cambiando su expresión por una mas neutral.
Si podía mantener a Bel mostrandole cosas en la mente, como si el fuera una televisión muggle, tal vez fuera capaz de seguir el camino de la señal de vuelta a su emisor. Una vez dentro, seria capaz de utilizar su semilla para producir alguna cosa dentro de la mente de la bruja. ¿Seria capaz de tanto? Confiaba que si. Esperaba que si. En esos momento recordó las preguntas de la bruja sobre su padre.
-Ya dijiste que eras sangre pura, mi padre no tendrá problema alguno... -Respondió - pero estoy seguro que si lo tendrá mi prometida -Confirmó al fin, distrayéndose con Mel que iba a beber de la manguera -¡Oye, Moody! -Gritó para llamar su atención -¡Morphos! -Exclamó convirtiendo la manguera en un flotador de piscina de color fucsia- Aun no acabo la clase. No tienes permitido beber agua.
Jeremy guardo la varita antes de que la Arcana volviera a meterse con él o hablarle en su cabeza de forma ilegal, porque nunca le había dado permisos para eso. Volvió a mirar los ojos pardos de la bruja para intentar concentrarse, pero su pulso estaba en otra sintonia y su respiración tambien. Tenia muchas ganas de reir, recordando su clase en Hogwarts y todas las tonterías que había hecho aquella vez. Intento trasmitirle esa imagen que no era peligrosa en absoluto. Los duendecillos de Cornuage que los habían atacado y desparramado por todo el castillo.

 

 

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Y justo ahí, Rosália quien se encontraba en total silencio, observando y percibiendo las memorias y pensamientos que sus alumnos compartían, decidió interrumpir. Dando por sentado que sus alumnas más avanzadas comenzaban a vincularse más a fondo con la habilidad, comprendiendo que no siempre ibas a tener alguien de tu mera confianza a quien escarbar sus pensamientos. Su mirada se posó en especialmente en el actuar del Triviani, quien parecía no colaborar con sus indicaciones.

 

Observó el accionar contra la Moody y alzó su mano, deteniendo aquel hechizo contra la manguera de donde la bruja comenzaría a beber - No es momento de juegos, Señor Triviani, todos son libres de hacer, respetando por supuesto mi presencia - objetó, haciéndole una seña a Melrose para que se acercara.

 

Tomó su vara de cristal que descansaba en la mesa de madera, donde los pétalos de rosa que trabajó con el Ragnarok aún descansaban - Melrose, Bel. Síganme un momento. Usted, Jeremy esperará junto a su madre. Mientras tanto, le pido que baje esa muralla que tiene. El próximo ejercicio que practicaré con usted lo obligará a verse vulnerable frente a mi. Quiera o no, romperé aquello que tiene en su mente - objetó. Sus pasos se adentraron más al invernadero, llevó a sus alumnas al pensadero del fondo, donde un gruñón Jeremy observaba a la distancia la actividad que la arcana realizaría a continuación.

 

- Hasta ahora han cumplido cada uno de los objetivos que les he impuesto, pero esto no siempre es significado del éxito. Como habrán podido experimentar, con los Triviani, no siempre tendrás a alguien que confie en ti - observó a Bel por unos segundos antes de dirigirse a Melrose - O quizás puedas percibir secretos que no querías encontrar, el entendimiento y control mental, como bien se dieron cuenta, son cosas que no se deben tomar a la ligera - soltó con suavidad, dejando a las brujas frente al pensadero, mientras ella caminaba a la cómoda a su izquierda.

 

Con calma, abrió la puerta y de ella extrajo seis frascos pequeños de cristal, con sus respectivos corchos de tapón. Dejó estos en la mesa a un costado del pensadero, donde su varita descansaba. Y se posicionó frente al pensadero. Con una suave mirada, pidió al par de brujas que se acercaran - Esta última enseñanza que les voy a otorgar, de todas las que hoy me han podido permitir expresarles, es quizás una de mis favoritas - Pereira se mantuvo con un rostro inexpresivo, le gustaba cuando sus alumnos se mostraban colaborativos con sus conocimientos, manteniendo el arduo trabajo de la enseñanza como una mera actividad calmada, sin mucho traspié.

 

- Cogitatere, es un hechizo que nos ayudará a sacar un pensamiento que puede ser guardado en un frasco de cristal. Este mismo puede ser un memorandum del recuerdo, memoria o pensamiento, como puede ser la extracción total de ello. La razón de esto puede tener muchos fines, desde el terapéutico hasta una mala jugada. Y los resultados correrán sobre el Legilimante que haya realizado dicha actividad - estiró su mano para tomar dos frascos, descorchandolos, dándose tiempo para pensar un poco.

 

Tomó la varita de cristal, mientras en su mano contraria se mantenían ambos frascos vacios. Recordó la mirada de fascinación de ambas mujeres frente al gran caudal amazónico que les había mostrado. En su mente proyectó el gran bosque amazónico, el recuerdo más preciado que ella guardaba. Los Guacamayos de colores revoloteando por el lugar, los árboles frutales con su carga al máximo, y un par de orangutanes meciéndose entre las ramas. Con suavidad, pronunció dicho hechizo en voz alta, llevando la punta de su vara de cristal a su sien.

 

Ante los ojos de las alumnas un hilo de color rojo carmesí resplandeció, siendo dejado por la misma arcana dentro del pensadero. Como una nube de humo escarlata. La Pereira llevó su mano con los dos frascos y lo introdujo en la niebla, guardando ahí un poco de ella. Tomó los corchos y selló aquello. Para luego tender su mano a sus alumnas, presentandoles un obsequio.

 

- La selva del amazonas, lugar que visité incontables veces - expresó, esperando a que ambas tomarán los frascos - Cada una tendrá dos oportunidades de extracción, del recuerdo que ustedes quieran mostrarme. Los conservaré junto a los demás, de mis antiguos alumnos. Una vez finalizado esto, quisiera saber si ya sienten la suficiente seguridad y fuerza para que me contesten la siguiente pregunta - soltó la pelirroja, quien por primera vez durante la clase sonrió apenas, por uno segundos. Justo como el flash de una foto, la silueta de sus labios había regresado a la seriedad que siempre mantenía.

 

- ¿Están preparadas para realizar la prueba de vinculación a sus anillos de Legilimancia? - finalmente pronunció, para entonces darles oportunidad a sus alumnas de probar la última actividad antes de aventurarse al laberinto que las llevaría a la pirámide donde el portal ya aguardaba ansioso a su llegada.

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Mel no prestó demasiada atención hasta que la voz de Jeremy hizo que tuviera que hacerlo a la fuerza. No entendía de donde provenía ese impulso por incluirla en la charla, por lo que se quedó en silencio, mirándolo por un momento, intentando adivinarlo. De todas formas, tal intento llegó a ser innecesario. Rosália intervino casi enseguida puesto que, al parecer, encontraba que era una señal acerca de algo que afectaba personalmente al mago, una barrera. Mel no entendía del todo el desarrollo de los acontecimientos debido a que no había estado trabajando con él, por lo que solo hizo una breve señal de despedida y una media sonrisa antes de seguir a la arcana con la intención de continuar profundizando su aprendizaje. Tenía la sensación de que al fin estaban logrando algo. Tal vez tan solo era engañarse a sí misma respecto a sus capacidades actuales pero se sentía imbuida de esperanza.

 

A medida que se acercan al pensadero, Mel intenta concentrarse cada vez más en lo que tiene delante. Supone que Rosália está a punto de realizar una demostración y es por ello que las ha llevado hasta allí y no se equivoca, pero es algo más que eso: ella habla sobre el resultado del último ejercicio y les muestra uno nuevo. Uno que, por lo que Mel entiende, les ayudará agrupar todo lo aprendido, al aprender a expresar la visión de sus propios pensamientos e intentar combinarlo con una situación real e inmediata. Además, como es obvio, tiene que ver también con su propia capacidad de evocación, de resonancia... y todo eso.

 

A pesar de que hasta ese momento ha sido casi siempre Bel quien ha tomado la iniciativa, es Mel quien se adelanta primero y toma el frasco que Rosália les ofrece. Lo guarda consigo y vuelve la vista hacia los frascos vacíos antes de tomar su propia varita. Se posiciona frente al pensadero sin una idea clara en mente, respecto a qué memoria tomar pero una vez está frente a éste no le es difícil hallar una. De hecho, se trata de la misma memoria que había mostrado a Candela pero Mel se concentra en el momento mismo en que el agua se eleva alrededor de ella, como olas de un tamaño insólito; sus manos intentan atrapar las cortinas de color pálido al igual que el rocío que alcanza a mojar su rostro pero no lo logra, pues es un deseo ilógic. Rompe el fluir agradable del agua y ríe cuando ésta se reparte alrededor.

 

No es un recuerdo que esté basado en un paraje exótico o en un hermoso espacio hecho propio. Es tan solo algo que es bello por estar plagado de sentimientos exultantes. Por eso, después de pronunciar el hechizo y echar la memoria al pensadero con éxito, remueve el contenido para que repose con los demás que ya flotan allí. Aquello que deja con Rosália sobre ella misma no es necesariamente sobresaliente pero sí bastante personal. De hecho, se sorprende a sí misma de haber realizado bien, de una sola vez, el hechizo, estando segura de los pasos sin errores. Cuando le toca observar a Bel hacerlo sigue ensimismada. En realidad, está tan avocada a esos pensamientos, que por poco se le pasa la pregunta subsiguiente que realiza la arcana.

 

Mel sabe que es una cuestión que debió ver venir, pero en realidad no lo hizo. Así que se queda un rato en silencio todavía, antes de ser capaz de reponer en voz alta:

 

―Desde luego, estaría más que dispuesta a hacerlo.

 

Tiene todavía ápices de inseguridad pero logra contenerlos para pensar en cosas más positivas. Después de todo, ha sido un camino largo hasta ese momento y sabe que tiene ahora muchas herramientas que podrán llegar a su rescate cuando lo necesite ¿no es eso emocionante?

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Bel Evans Ollivander

 

Jeremy seguía escabulléndose, quizá porque su confianza monolítica del inicio no era capaz de mantenerla todo el tiempo, a cada minuto. Compartir memorias, así estas fueran "aparentemente" insignificantes implicaba una carga, y él había tenido la mala idea (a mi juicio) de comenzar con una que si bien podía ser intimidante a otros en la forma, lo era para él mismo en el fondo. Así, su atención puesta en Melrose y su pregunta sobre el lazo que compartía con ella era, solo otro intento de alejar el tema de aquella misteriosa mujer que tanto conflicto le entrañaba.

 

― Tengo un parentesco lejano con los Moody.― respondí, pensando en qué más decir, pero pronto no fue necesario decir más, porque él volvió a hablar y arqueé las cejas al escuchar sobre su "prometida".

 

El comentario quedó allí, sin ninguna clase de aclare, porque antes de que siquiera intentara indagar por los pensamientos que en su mente podían formarse en torno a esa palabra, Jeremy estaba ya con la atención puesta en Mel, otra vez, huyendo. Había intentado hechizar la manguera de la que ella intentaba tomar agua, pero Rosália había intervenido, evitando el hechizo, y además dándole otra amonestación.

 

Supe entonces, mientras cruzábamos miradas una última vez, que nuestro ejercicio no duraría mucho más, porque él necesitaba una presión mayor para soltar todo aquello que celosamente guardaba. Todo lo que me quedó, mientras me levantaba para obedecer al llamado de la arcana, fue la visión de él recorriendo los pasadizos de Hogwarts, una imagen borrosa que luego se había tornado más límpida para mostrar la mazmorra de pociones (esa donde yo también había vivido momentos estupendos), repleta de unos molestos duendecillos de cornualles. ¿Quién era este Jeremy, que a diferencia de la persona que tenía delante, parecía estar viviendo ese momento a pleno y de forma genuina? Alguien que incluso, exponiendo su integridad, protegía a dos personas que reconocí al instante, pues una era la antigua funcionaria ministerial Rachel Askar y el otro el pequeño Ezra Lockhart.

 

¿Dónde es que se había ido? ¿También en el fondo, como todos en Ottery la guerra mágica y las pérdidas lo habían marcado al punto de tornar su espíritu cínico y ansioso de poder? ¿O ese del recuerdo era la persona falsa y el de ahora, el real?

 

No dije nada sobre lo que vi, y quedó conmigo la duda de saber si él habría alcanzado a ver en mi mente, todos aquellos pensamientos.

 

El trayecto junto a la arcana fue sin palabras. Atravesamos el invernadero, que no dejaba de mostrar toda clase de vegetación imposible de mantener (excepto con magia), hasta que finalmente, nos detuvimos frente a un pensadero, de grueso soporte de mármol, con runas talladas en él.

 

La voz de Rosália era calmada, y sus comentarios sobre los Triviani bastante acertados ¿realmente era un rasgo de familia como ella indicaba? A menudo, ciertas cualidades o defectos eran atribuidos a las familias, pero las mentes eran todos mundos únicos. Cuando pensaba en los Evans, sabía que había ciertos elementos que nos caracterizaban a todos, pero se trataba más de los ideales que de un denominador físico. Los pensamientos y su fuerza, o los recuerdos compartidos. Ambas cosas pesaban, y se mezclaban en la mente de una forma que llevaba a tales similitudes.

 

Entonces la vi tomar su varita, para mostrarnos un hechizo de extracción de recuerdos. Magia de varita. Inquieta, intentando concentrarme más en los movimientos de ella, y menos en el hecho de que no podría hacer lo mismo, intenté memorizar aquellos pasos. En esos meses lejos de Inglaterra, buscar las formas de magia que no requirieran de catalizadores había sido un imperativo al que me había volcado con dedicación, y en Uagadou había encontrado muchos consejos al respecto.

 

Sin embargo, todo ese proceso era un volver a aprender, era olvidar el precepto con el que había sido férreamente formada de como se conducía la magia. Era, en el caso mío en que mi cuerpo no era más que el de un squib común y corriente, conectar con la magia presente de todo cuanto había alrededor.

 

¿Podría conseguirlo? Mientras recibía de Rosália aquel frasco con sus preciadas memorias, vi a Melrose adelantarse para hacer el ejercicio. Ya que teníamos solo dos oportunidades, agradecí tener ese tiempo extra para apaciguar mi espíritu y observar una vez más la suma de pasos a seguir para intentarlo. No podía dar respuesta a la importante pregunta que la arcana acababa de hacernos, sin saber si había superado o no mi problema, a través de ese largo proceso.

 

Mel lo consiguió al primer intento, siguiendo exactamente el procedimiento de la arcana, con el hilo rojo carmesí emanando de su sien, y tornándose gaseoso y de color escarlata en el pensadero. Era gracioso que conservar memorias en pensaderos había sido una actividad exhaustiva en mi pasado. En los últimos tiempos, cuando estaba segura que enloquecería por la pérdida de mis recuerdos, me había dedicado a conservar docenas de ellos en un armario en el Detective Consultor Mágico, que luego había sellado con magia de sangre de forma que solo Hannity tuviese acceso a él.

 

Pero ahora frente al objeto, por primera vez, tendría que extraer una memoria de forma distinta. Entonces aspiré hondo, abrí y cerré los ojos, y extendí las manos para concentrar la energía en la punta de mis dedos. Prescindir de varita significaba convertir a tus extremidades en los propios canalizadores, un proceso mucho más difícil por cuanto se trataba de materia viva con lo que estabas trabajando. La concentración era importante, pero especialmente la determinación. Por eso, la primera vez, dudosa como estaba, el hechizo no funcionó, aun cuando lo recité con fuerza.

 

No moví la vista del pensadero, no quería hacerlo por el temor de que un gesto de decepción en Rosália, quebrase mi fortaleza.

 

El recuerdo que quería dejar con la arcana era el de mi propio aprendizaje de la magia sin varita. Recrear el hecho en mi mente, para que la extracción fuese eficaz, me llevó de repente a recordar como es que había empezado en ese entonces, y en qué punto me encontraba ahora. Había avanzado, podía parecer poco, insignificante, pero para la persona que una vez se había decidido a vivir apartada de la magia para siempre había sido un gran paso ¿por qué me presionaba ahora por la culpa de no poder realizar ese hechizo, y no confiaba más en mi propia capacidad demostrada de aprender, incluso con todas esas limitaciones?

 

Fue en ese instante, que el dedo índice sobre mi sien comenzó a experimentar un agradable calor y entonces, la felicidad de estar consiguiéndolo rebasó por completo mis sentidos. Sonriente, el hilo fluyó hasta el pensadero, depositándose en él. Incluso cuando esta vez no había hecho más que murmurar el hechizo, era la determinación de mi cuerpo por entero la que había posibilitado que la magia obrase.

 

Estoy lista para tomar la prueba arcana― contesté con una sonrisa apacible, todavía arropada por el calor de la magia en mis dedos, que poco a poco comenzaba a mermar.

 

Mi mente y mi magia estaban más fortalecidas que nunca y a diferencia de las muchas otras ocasiones en que había dudado, esta vez tenía la certeza de que lo aprendido no solo me serviría para la prueba, sino para volver a Ottery y enfrentar, todo aquello de lo que había huido.

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Relajó los hombros en cuanto vio que Melrose se había alejado. No había notado, hasta ese momento, que tenía ambas manos hechas un puño dispuestos a lanzarse contra el rostro de su nueva compañera. Se animó, pues, porque eso significaba que su auto control estaba siendo mucho más fuerte que ese impulso a golpear y hacer daño cada que alguien invadía su privacidad. ¿Secretos? Demasiados. Ninguno tan doloroso como aquel por el que se atormentaba todos los días de su vida.

 

No. No había sido un recuerdo que tuviese ganas de compartir de forma voluntaria, evidentemente se le había escapado; aunque la matriarca de los Triviani mantuviese el gesto inescrutable y la mirada en la nada, por dentro estaba gritando. Pero la voz no era suya, no la sentía propia. De hecho, ni siquiera sentía el esfuerzo en la garganta a pesar de que fuese sólo imaginario. Esa voz tenía una nota distinta de amargura, una sonido gutural que llegó hasta sus oídos, como si lo hubiese estado conteniendo demasiado tiempo y estaba buscando una salida y explotar. Sus puños se pronunciaron aún más.

 

Candela fijó la vista en su hijo y en Bel, a quien le había mostrado un gesto bastante infantil un rato antes. Paseó la mirada de Melrose a Rosália y, por último, a sus manos, pálidas y delgadas. Y entonces escuchó la preguntó que ella misma escuchó con Arcanos anteriores. De pronto tuvo ganas de acostarse y dormir. Quizás, pensó, un sueño profundo le haría reforzar el motivo por el que se encontraba en el invernadero de Rosália y recordar qué era lo que quería lograr.

 

¿Irse? Entonces echaría por tierra todo lo que había logrado desde que llegó, que era demasiado si se hacía una autoevaluación. Podría no significar mucho para la Arcana, pero...

 

Ya que se van... ―dijo mientras se acercaba a donde estaba Jeremy.― Lo intentaré de nuevo, ¿puedo? ―miró a Rosália mientras tomaba la mano de su hijo mayor. No lo hizo de inmediato, esperaría la respuesta de la brasilera.

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~ Mosquito ~          Ianello 

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Jeremy quiso poner los ojos en blanco, pero evito hacerlo por su bienestar. Habia llegado entero al invernadero y así quería irse de allí. Observo como la Arcana les pedia a Bel y Mel que fueran con ella para otro ejercicio, mientras que él debía bajar las murallas y quedarse con su madre. No sabia si era un buen cambio, le hubiera gustado ir con ellas para evitar dejar que Candela penetre su mente y extraiga, manipule o haga algo con alguna de sus memorias. Despidió con un cabezazo a sus compañeras. Esperaba volver a cruzarse con Bel y portarse mucho mas correctamente.


-Si, me gustaría intentarlo también - Secundó el pedido de Candela, mientras tomaba su pequeña mano. Estaba fría al tacto ¿O es que la temperatura de su cuerpo se había vuelto mas cálida por alguna cuestión? Bien podría ser - Creo que sera un día muy largo, Bel me hizo ver cosas interesantes. ¿Sabias que fue parte de una manifestación por considerar a los Malfoy corruptos cuando daban los puestos de trabajo?


Bueno, Jeremy estaba parloteando de mas, esperando calmar la tensión que sentía en Candela. Distraerla parecía ser un buen truco para que pudiera relajarse. Aunque ya no estaba tan seguro de querer ver en su mente, seguía produciendole mucha curiosidad la vida anterior de la gitana. Las cosas que había hecho y las que había dejado de hacer. Aunque... con limites, no todo le importaba en la misma medida, prefería evitar algunas cuestiones mundanas.


-¿Crees que la Legilimancia funcione en una mente cuando estas dormido? -Preguntó sacando del bolsillo de su chaqueta un cigarrillo y encendiéndolo con un movimiento de la varita - Me gusta pensar que saldremos de aquí un poco mas unidos... -Comentó largando el humo por un costado de la boca, y sin despegar el filtro de sus labios.

Editado por Jeranne Triviani

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Pereira apertura el portal a la prueba de ambas brujas y una vez lo cruzaron ella regresó con los Triviani, para así seguir con su enseñanza. Observó el humo salir de la boca del rubio y reviró los ojos. Tendió su mano frente a el esperando depositara el cigarrillo para luego apagarlo y tirarlo en el tacho de la basura.

 

 

- La nicotina es letal para el medio ambiente y las plantas. Dentro de mi invernadero, se considera un aire libre de humo de cigarro. No vuelva a encender alguno hasta que termine su aprendizaje - bramó, para tomar su vara de cristal y dejarla guardada. Tomó la regadera y se encaminó al grifo - Haga el intento del que me hablaba, Señora Triviani - comentó, llenando con el líquido vital la regadera.

 

 

Podía percibir las diferentes emociones en ambos, el mago con un poco de intranquilidad y la bruja con algo de nervios. Enseñarle a tal par de personalidades sería un total reto frente a la brasilera, quien hasta ahora no había tenido un par de alumnos como ellos. Sopeso la situación y se acercó a los Narcisos, para regarlos con calma mientras de reojo vigilaba a sus pupilos.

 

 

- Las emociones siempre son un punto de quiebre para la mente - habló a ambos, aunque con más importancia a Jeremy - Antes de lograr siquiera conectar con la mente de otro, debes conectar con tu propia mente, tus emociones, tus miedos y barreras ¿Que lo tiene intranquilo a usted? Observo en su mente un rostro suave de ojos grises, pero no es su madre ¿Ella lo aflige? - habló, evaluando su rostro.

 

 

- Y a usted, Candela ¿Ese grito ajeno en su mente? No era suyo, y pareciera que ese alguien la atormenta incluso en sus sueños. Podría decir incluso que la amarga - se atrevió a retarle, manteniendo su rostro sin expresión alguna. Dejó la regadera y se acercó a ambos. Las hojas de su cuerpo comenzaron a tomar un tono verde más claro, más vivo. Estiró su mano a la mesa y tomó una vara seca para luego tomar sus largos cabellos y sostenerlos en un moño con la vara incrustada.

 

 

Se agachó y cruzó sus piernas sentándose en posición de loto. Alzó la mirada y con un movimiento de sus manos pidió a ambos que imitaran su acción.

 

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