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Legilimancia


Rosália Pereira
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Kaori.

 

Una a una sus compañeras de clase se fueron presentando y respondiendo a las preguntas que la Arcana les había formulado, los motivos que las habían llevado a inscribirse eran similares, la búsqueda del conocimiento y de entender mejor la mente de las personas fue la respuesta de Melrose, sin duda se parecía a su respuesta. Bel por otra parte dio una respuesta que no entendió del todo, pero si compartió el sentimiento y el afán de querer nutrir esa parte tan importante que nos hacía ser uno mismo, la mente y todo lo que hay en ella. Eilen por otra parte dio una respuesta que le hizo pensar que había algo más de fondo, pero no la conocía bien, así que prefirió no sacar conclusiones apresuradas.

Cuando el plato con pasta voló hacia ella se decepciono un poco, no porque luciera feo o el aroma no la cautivara, todo lo contrario, ver la comida le hizo recordar lo hambrienta que estaba. Su decepción fue por la respuesta de la Arcana, no hizo comentario alguno sobre lo que habían dicho, en su lugar las estaban enviando a la biblioteca. Frunció el ceño algo confundida mientras empezaba a comer, en los libros seguramente encontrarían información muy importante y acertada, pero ella esperaba poder aprender de la Arcana y no de un puñado de libros.

Apartando un momento la atención de su comida, Kaori pudo notar que no era la única que lucía confundida. Cuando la Arcana Rosalia volvió luego de hablar con otros dos alumnos, les dio otras indicaciones que igualmente la dejaron contrariada, ella esperaba que las clases no solo le ayudaran a aprender la habilidad, sino que le sirviera para conocer gente nueva, Sonrió a Melrose con quien le había tocado hacer grupo y suspiró

—La cena ha estado deliciosa Arcana… muchas gracias —dijo poniéndose en pie para retirarse al igual que sus compañeras. —Hasta mañana… — se despidió de las féminas.

pensó Kaori cabizbaja y algo preocupada. Al ser tan tarde no podía refundirse en la biblioteca y leer un poco sobre el tema ya que seguramente estaba cerrada se preguntó apresurando el paso hacia la salida o al lugar que ella suponía y era la salida. Quizá debió sugerirles a sus compañeras estudiar juntas, > murmuró girándose para intentar divisar alguna de ellas, pero ya se habían marchado. Siguió caminando y apenas sintió que podía desaparecer, giró sobre sí misma y se esfumó.

Conforme iba leyendo los títulos de los libros en la biblioteca, su frustración iba creciendo. No sabía por dónde empezar y tampoco que era lo que debía buscar, fue una suerte que al poco rato llegara una nota de Eilen, suspiró aliviada al leerla. Al parecer no era la única preocupada por prepararse para la clase del día siguiente, releyó la dirección y no le sonaba de nada, sin embargo, aquello no era problema, un elfo la podría llevar, después de todo la magia de aquellas criaturas era en muchos sentidos un misterio.

Pocos minutos después, Kaori estaba enfrente de una casa algo sencilla de dos pisos, tan solo para confirmar que el elfo no se había equivocado, leyó el nombre de la familia en el buzón de correos, si, aquel era el lugar indicado. Había luz en el interior que le indicaba que en efecto estaban ahí reunidas, sin perder más tiempo se adentró en la propiedad hasta llegar a la entrada principal.

—Hola… —saludó mientras daba unos golpecitos en la puerta color escarlata.

Al día siguiente en la Universidad

A Kaori no le había quedado más remedio que tomarse una poción revitalizante, por estar estudiando no había podido dormir bien y eso sumado a que sus horarios de sueño aún seguían vuelto locos, la habían dejado hecha una pena. Trato de disimular un poco las ojeras con maquillaje, pero sin mucho éxito. Se Arregló para salir, pero al ver que aún le quedaba algo de tiempo se recostó en la cama, unos minutos de descansó no le harían mal, además no quería importunar a la Arcana llegando antes de la hora que les había dicho.

Varias horas más tarde la bruja se despertó asustada, se había quedado dormida > maldijo por lo bajo mientras intentaba arreglar su enmarañado cabello ¿Será que a Rosalia tampoco le gusta la impuntualidad? Pensó apresurándose a tomar un par de cosas y meterlas de forma distraída en un bolso.

—Hola Mel… —Dijo saludando a la bruja, estaba algo agitada pues había corrido hasta llegar a la morada de la Arcana. Observó mejor a su compañera y al parecer a ella el no dormir le había sentado aun peor. Se planteó por un momento alejarse un poco, pero aquello sería descortés, así se mantuvo firme en donde estaba —Hola… —saludó entonces al joven que suponía también estaba ahí buscando a la Arcana.

—Me quedé dormida… pensé que llegaba tarde —Añadió buscando en su bolso una botella de agua, aunque no estaba del todo convencida de haberla metido en el apuro de salir de casa.

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Ese día se reuniría con Melrose y Kaori. Les había comunicado encontrarlas en el invernadero. Es que, la Arcana ya se encontraba ahí, cuidando un poco de sus plantas. Ese día, uno nublado pero templado, se estaba dedicando de lleno en una pequeñísima laguna llena de nenúfares, flores de loto y jacintos de agua. Algunas pontederias en la orilla se movían a un ritmo peculiar. Buscaban encontrarse con Rosália y ella encontraba su calma ahí, en los cuidados.

 

Llevaba unos pantalones de algodón holgados y un calzado deportivo blanco, manchado por la tierra mojada. A su vez, una camisa blanca de botones delicados. Como siempre, cuando trabajaba en el campo, llevaba su cabello rojizo en una coleta. Se había duchado y preparado para la ocasión, por suerte, con ese clima, no dejaba hojas marrones y estaba de mucho mejor humor. Después de todo, necesitaba del sol.

 

Estando allí ni siquiera podía ver de la puerta. Como era costumbre de ella, de igual modo, se había adelantado y preparado una mesita al lado de la fuente céntrica del invernadero. Sus aguas, intactas, reflejaban el mobiliario de hierro y cristal, junto con una tetera lista.

 

 

***

 

Rosália guardó silencio. Mientras Eileen hablaba, ella bebía un poco de té y fijaba su mirada en la alumna. Había algo en ella que no le daba una sensación de claridad. Era como si no estuviera específicamente ahí. Tenía la duda. Una que podía solventar en segundos aplicando su habilidad. Sin embargo, su política era firme. Estaba fuera de las reglas hacerlo. Porque la palabra era performativa. Poder expresarse verbalmente bajo parámetros concretos era una característica vital de la Legilimancia, porque así se construía en sí mismo el conocimiento.

 

Suspiró y miró hacia la fuente.

 

- Si en realidad no lo crees fervientemente, entonces deberías reformularla.

 

Se giró hacia la puerta del invernadero. Todavía no llegaba Bel. Mordió el labio inferior. Se terminó lo que quedaba de té.

 

- Tu comentario me ha parecido… interesante. Utilizas con mucha precisión tus analogías. Pero, hay cosas que no entiendo bien y me gustaría que te explayes. Es decir, ¿a qué te refieres con capas? ¿Cuáles serían? El concepto de capa si o si connota una jerarquía. Algo se sobrepone a algo. Y, a qué te refieres con ¿moverse? Ahora, corrígeme si me equivoco, cuando hablas de hallazgos… Te refieres al ¿descubrimiento de algo nuevo? ¿así de específico?

 

Posó sus ojos sobre el agua de la fuente. Reposaba sobre su mano izquierda, cubriendo su boca con sus dedos. Golpeaba la punta de sus uñas derechas con el cristal de la mesa. Estaba… pensando. Detuvo el movimiento de sus manos y se sentó derecha. Volvió a mirar hacia la puerta del invernadero. ¿Por qué el muchacho había venido los dos días? Rumeó un poco.

 

Generalmente, al Arcana iría al punto y formularía una nueva dinámica con el tema siguiente. Sin embargo, estaba un poco distraída. De alguna manera, todos esos alumnos que tenía en esos momentos les estaba presentando un cierto reto. Soltó una pequeña risita para sí misma. Cuando se dio cuenta que estaba divagando, abrió los ojos y se puso colorado.

 

- Oh, perdona. Ya sé qué vamos a hacer. Me gustaría que respondas a mis preguntas, pero te utilices como ejemplo. Capaz así puedo entender mejor.

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Ellie no sólo no está acostumbrada a hablar tanto, sino que además no se siente nada divagando. Si bien dedicó la noche antepasada al estudio y parte del día anterior, simplemente estuvo leyendo. Ahora se le ocurre que quizás la arcana esperaba a que se dedicaran más a la práctica, pero, todavía, es capaz de darse cuenta de que aquella idea proviene de la ansiedad que comienza a invadirla. Le gustaría que Bel llegara pronto. No es que pueda decir que son amigas, pero estar con alguien familiar (y no ser la única víctima de la arcana) sería reconfortante. Aunque, en realidad, lo que en verdad desearía que es estuvieran todas, como la otra noche. Para calmarse, decide darle un sorbo al té (su rostro se arruga ligeramente, pues es más bien una "persona de café"... odia que asuman que a todos los británicos les gusta el té) y prestar atención a la arcana Rosália Pereira.

 

—Bueno, yo...

 

Pero antes de que pueda responder una pregunta, ya hay otra. Luego de la segunda, simplemente se pierde. Se le ocurre que quizás no habría sido una locura traer un pergamino y un plumón, para anotar los puntos de la plática. De todas formas, intenta recordar qué es lo que debe decir. Básicamente, debe ser más clara con su forma de expresarse, o eso le parece; decirle a la arcana por qué dijo "capas" o "hallazgos". Sin embargo, Ellie, quien no es precisamente una oradora, no le había dado tanta importancia a las palabras que usó, pues pensaba que la arcana le daría más atención a la idea general que intentó trasmitir. «Tuve que hacerle caso a mamá, cuando sugirió ir a eso de El Arte de Hablar en Público».

 

—Ehm... cuando me imagino lo de las capas, supongo que podrían ser al principio p-pensamientos superficiales y... ya sabe, lo más profundo. Recuerdos lejanos, sentimientos escondidos, eso creo —quizás el té le ayudaría a calmarse, pero ya que le disgustó el sabor, no piensa dar otro trago. No le gusta esa sensación, de estar a la deriva. Hablaría con muchísima seguridad si fuese de un tema del que sabe más, pero si acaso leyó un par de libros y nunca ha puesto en práctica la legeremancia. No, no le gusta hacer exposiciones de asuntos que no domina; si hablar sólo resulta ser un malgasto de palabras y saliva, prefiere el silencio, mas es consciente de que a la arcana no le agradaría mucho que no le hiciera caso—. Me imagino también que uno va destapando esas capas, ¿no? ¡Como esas muñecas rusas! —suelta, recordando repentinamente las decoraciones en la sala de la casa de sus padres—. Que las abres, y adentro hay otra, y así hasta llegar al centro.

 

»Eh... bueno, cuando dije hallazgos sólo me refería a lo que uno encuentre en la cabeza de alguien más. Me imagino que generalmente será algo nuevo —ahora que lo piensa, no está segura de haberse usado a sí misma cómo ejemplo pero ¿cómo podría hacer eso? ¿Ponerse como ejemplo de qué? Ella nunca ha usado la legeremancia ni tampoco la han usado nunca en ella (salvo, quizás, en sus lecciones de oclumancia, pero estaba más concentrada intentando cerrar su mente que en cómo se sentía la intrusión de la profesora Knightly; lo único que todavía recuerda, es ese sentimiento de exposición).

 

Mantiene la mirada en su taza de té, ya no tanto por la incomodidad social, sino porque no está segura de que si está conforme con sus respuestas o de que la arcana no esté. No sabría decir si la arcana si quiera logró comprenderla (quizás podría hacerlo si levantara la mirada, pero...), pero ¿no es eso lógico? ¿Cómo puede hablar de algo que en realidad no ha experimentado? Sabe que está divagando sobre ideas que se ha hecho mientras leía y no está segura de querer gastar su tiempo limitado con la arcana con eso (mucho menos, luego de sacrificar un salario entero para costear aquel curso). Así que, como solían aconsejárselo sus padres y sus profesores, cierra los ojos y respira profundamente para calmarse.

 

—Es sólo que no puedo "creer fervientemente", si es sobre algo que en realidad no conozco o que nunca he experimentado. Seguramente usted esté pensando que no tengo idea de cómo es o cómo se siente la legeremancia, y es lógico. No tengo idea de cómo es en verdad, sólo suposiciones... —habla con la voz queda, echándose hacia atrás en su asiento— Sí, leí mucha teoría, pero sólo eso. Creo que sería más productivo que me diga qué es para usted legeremancia, cómo funciona el encantamiento con exactitud, cómo puedo ponerla en práctica... esas cosas.

 

»Sólo practicándola, le podría hablar con total seguridad. Pero de otra forma, simplemente no.

Editado por Eileen Moody

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Sí, allí esta la arcana, junto con Eileen, y nuevamente con tazas de té. "Vaya y Rosália es toda una anfitriona" pensé, detenida en la puerta del invernadero, tan cubierto de plantas que casi es como si devoraran la madera, y que parece que es la razón por la que ninguna, ni Eileen ni Rosália, es capaz de verme.
O quizá solo fuera el método de la arcana. Después de todo ¿no es con las mentes que se está trabajando? ¿Estaría pensando ella que estando juntas las dos, podríamos pasar por la incomodidad de que un recuerdo resulte difícil de exponer? No hay forma de saberlo. No tengo idea si allí dentro, Eileen ha podido contarle de lo duro que hemos intentado estudiar los días anteriores, para estar a la altura del "reto" que se nos había impuesto.
Un trabajo duro, que había tomado un cariz diferente con la llegada de Kaori esa noche a la casa de los Moody. Ella, con un espíritu diferente a Melrose o el mío, no había parado un solo instante ni a comer (creo que ni a ir al baño realmente). Yo había pensado que tal vez cuando había dado su respuesta a Rosália, había exagerado respecto al tema de saciar el conocimiento, de la búsqueda por alcanzarlo. Pero no, aquella mujer de fina figura y tan exóticos rasgos no mentía: Un fin la tenía en Inglaterra, y no pensaba rendirse hasta conseguirlo.
Entonces, si me permiten intervenir— había hecho a un lado el libro que hablaba sobre las diversas capas de la mente— yo estoy con Mel en que nunca alguien podría conocerlo todo de una mente. Quiero decir ¿si quiera alguno de nosotros se conoce en lo profundo, en cada uno de sus pequeños deseos, o sus recuerdos? No podemos perder de vista eso, lo orgánico de nuestro pensamiento, lo fluido que es y que por esa misma razón se hace incontenible. Yo no sé, pero no creo que ni siquiera Rosália pudiese saberlo todo Eileen.
¿Eso había sido un silbido? Apenas cayendo en cuenta como sumergirme en mis recuerdos me había desconectado de la realidad, observé mi reloj de pulsera y comprobé con horror todo el tiempo transcurrido ¡Y nada de abrirme la puerta! Decidida entonces a no esperar más, y así me ganara improperios de la arcana, abrí la puerta de par de par.
No había forma de saber que acababa de decirle Rosália a Eileen, pero supe que ella me había visto.
Disculpen la brusquedad, realmente no quería interrumpir. Pensé en un principio que estarían conversando algo "privado" y por ello la puerta estaba cerrada, pero luego, considerando que ninguna de sus plantas pareció alertarla de mi presencia en la puerta, y que ya estaba por cumplirse una hora parada allí en ese lugar, solo cruzada de brazos, me tomé la licencia de entrar ¿no interrumpo o si?
Me habían contado del carácter difícil de la mujer. Bueno, quizá había llegado la hora en que lo comprobaría.

 

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No te preocupes, yo siempre estoy pensando en otra cosa también.. Hey, hola.

 

Jank levantó la mano para saludar a la recién llegada. Dedujo que formaba parte de un grupo más avanzado a juzgar por la confianza con que le hablaba a Melrose. Eso le hizo recordar, sin saber exactamente por qué, los primeros días durante la inauguración de la Universidad. A pesar del gran rechazo por parte los ex profesores, jefes de casa y ex alumnos por causa del derrumbamiento intencional de la majestuosa Academia de Magia, no pasó demasiado tiempo para que grandes grupos se coordinaran y tomaran la iniciativa de cursar juntos, creando experiencias y nuevos lazos de amistad como ese. A veces, solo a veces, llegaba a envidiarlos lo suficiente como para desear ser parte de un grupo como lo hacía en antaño...

 

Pero no le dio tiempo para tal cosa. Justo cuando se había decidido por abrir la puerta del invernadero, una carta cayó sobre su cabeza. Cuando subió la vista apenas le dio tiempo de ver unas alas blancas alejarse a toda prisa, seguramente tomando el mismo camino por el que había venido. El mago la abrió sin siquiera detenerse a leer quién era su redactor; solo se requería notar el borde dorado del papel para descubrirlo. Sin embargo, el contenido no era tan agradable como el calor o la caligrafía de las letras.

 

Subió la vista al terminar, tratando de conservar el rostro lo más sereno posible, pese a saber que sus ojos lo delatarían. Quemó la misiva y se sacudió las cenizas sobre el pantalón, y al instante silbó para que su escoba volase hacia sus manos.

 

—Lamento retirarme señoritas. Emergencia familiar — montó las piernas sobre la nimbus y antes de alejarse volvió a girar la vista — ¡Suerte!

 

~ Al día siguiente

 

La urgencia familiar, al final, no fue para tanto. Jank tuvo que firmar unos cuantos papeles a regañadientes para que el permiso de estadía de Arianne no expidiera y así pudiera cumplir lo que sea que estaba propuesta a hacer en Londres. A pesar de que el alarmismo de su prima le resultaba molesto, pensaba que mientras más la ayudase a conseguir lo que deseaba, más rápido se libraría de ella. Incluso si lo solicitara nuevamente, nada sería excusa suficiente para perder otros cinco mil galeones.

 

Hizo exactamente el mismo procedimiento del día anterior: tocó la puerta, nadie abrió, y se dejó llevar por el mismo rastro de grama. Quizá no hacía falta tal procedimiento, pero disfrutaba tanto el ambiente en el que Rosália había decidido refugiarse que no le importaba tardarse lo que fuera necesario solo para extraer hasta la última pizca de la majestuosidad natural por la que sus pies, ahora descalzos, transitaban. Aun así, cuando llegó a la puerta del invernadero, cerró su chaqueta de cuero marrón e hizo reaparecer sus botas. Se preguntó, mientras abría la puerta, si se reencontraría con Melrose y la otra chica. La respuesta fue contestada al instante.

 

La arcana se encontraba conversando frente a Eileen, bruja con la que solía coincidir a menudo, y con su tía Bel en lo que parecía ser una clase psicología muggle. A Jank le agradó el concepto, aunque preferiría estar en la silla del loquero en lugar de ocupar la del loco. Se acercó rápidamente sin perder tiempo en admirar las plantas que espontáneamente reaccionaban a su llegada. A partir de ese momento enfocaría su completa atención en las palabras de la hermosa instructora. Ella misma podría corroborarlo cuando quisiera.

 

— Buenas.. ¿interrumpo? — sabía que sí — ¿Hay que esperar turno o algo así?

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- Oh…

 

Sólo eso pudo soltar Rosália cuando terminó de escuchar a Eileen. Tenía entrecerrados sus ojos avellanos, colocando todo su foco en ella. Lo que ella veía, era una persona que estaba formulando una línea de ideas un poco tosca, brusca pero que aparentaba una fluidez superficial. El debate interno de Eileen le era completamente ajeno, pero no pasaba desapercibido. La Arcana podía sentirlo, pero si no podía hacer nada con cosas que no sabía.

 

Apoyó el codo sobre la mesa y el puño sobre su mejilla. Guardó silencio unos instantes mientras mantenía contacto visual. Su respiración era calmada.

 

Estaba a punto de iniciar discurso cuando Bel finalmente apareció. Levantó las cejas. Soltó una risita ante las disculpas de ella. ¿De dónde había sacado que las plantas le alertarían? Nunca había demostrado su naturaleza a ninguna de ellas. Supuso entonces que había rumores. Lo problemático de una comunidad de magos. Negó un poquito a lo bajo.

 

- Si te parece que la clase de habilidad es algo “privado”, entonces… Creo que deberías volver en otro momento. Ahora que nos conocemos, la puerta de mi cabaña siempre estará disponible, sólo te pido que vengas en horas más cómodas.

 

Le sonrió de mejilla a mejilla. Ser la Arcana con carácter difícil, le daba gracia, sobre todo cuando compartía título con personas como Báleyr, que eran peor que ella. O Lawan con sus serpientes. Le pasó un escalofrío por la espalda, eran sus compañeros, pero le daba un poco de grima pensar en ellos. Finalmente giró su muñeca para formar un portal que le diera una salida cómoda a Bel.

 

Y tras de ella estaba el muchacho que había sentido el día anterior, Jank. Sonrió ante el recién llegado y le extendió el brazo hacia la silla que estaba libre. No entendía qué había sucedido el día anterior. Estaba segura que la iban a visitar, pero no pasó absolutamente nada. Carraspeó un poco y volvió a Eileen. Estaría preocupada por ella y lo sucedido con Bel si hubiese sabido que tenían una relación, algo así como un bando o una familia, pero como no estaba presente esa realidad, siguió como si nada.

 

- El tema, Eileen, es que no te pregunté sobre la Legilimancia. Bueno, es decir, sí, obvio, es que, para eso estamos aquí ¿no? Pero es que, hasta ahora, me has lanzado verdades que, no importa si están bien o mal, si no que no entiendo de dónde nacen. Y, de alguna manera, me sirve a mí para saber cómo funciona tu proceso mental.

 

Miró a Jank cómplice antes de seguir.

 

- Además, tenemos a un nuevo y no me gustaría darle todas las pistas, ¿verdad? Bueno, partamos de la base que la Legilimancia no es un encantamiento per sé. Este es el ateneo de habilidades ¿verdad? Por otro lado, te diría que es el bello arte de la lectura de mentes. Y ya.

 

Y así es como llegaban todos. Queriendo practicarla de un momento para el otro. Pero no. Eso no servía. Como ella siempre planteaba, el lenguaje era performativo. Demostrarle a la Arcana que se conocía los pilares de la lectura de mentes y cómo es que estas se relacionaban, era el paso para la pregunta de la habilidad.

 

- Y eso que leíste mucha teoría ¿de verdad te está ayudando ahora? Porque ahora estamos hablando de cómo funciona la mente. La otra noche dijiste que las mentes de otros funcionaban de alguna manera diferente a la tuya. Hoy, que la mente, en general, tiene capas. Que no crees fervientemente y tienes dudas. Eso es genial, significa que hubo un paso, pero lo que no entiendo es porqué hablas de no saber de la legilimancia, cuando en realidad te estoy pidiendo que me hables de tu propia experiencia mental, que me ejemplifiques las capas. Esta jerarquía que se connota con la metáfora de las muñecas rusas.

 

Suspiró.

 

- Aunque, capaz no me he expresado bien. De todas maneras, reformulo, toma todo lo que has dicho y ejemplifícamelo con tu propia vida.

 

Ahora se giró a Jank.

 

- Te recuerdo, aunque vagamente. A veces siento que mi inicio en la Universidad era como otra Rosália. ¡Oh! Así me llamo, y, ¿tu nombre? ¿qué te trae a mi invernadero? Cuéntame qué sabes de la Legilimancia. Y si repites lo que estuvimos hablando recién, lo sabré.

 

Finalmente, y con otra sonrisa cómplice, se tocó levemente la sien, indicando que, si haría trampa, lo sabría. Vamos, que era la Arcana de la lectura de mentes.

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De sus lecciones de Oclumancia, aprendió que lo más importante es despejarse. Todavía no sabe si eso es importante en la Legeremancia (aunque sospecha que sí), mas sabe que, en aquel momento, es lo que más necesita. Cierra los ojos, esforzando en despejar la creciente frustración; dejarse llenar por ella, no va a llevarla a nada bueno.

 

A esas alturas, no está segura de que diría que la Legeremancia se trata de leer mentes. Sabe además que no es un hechizo, aunque entiende que la habilidad se activa con el encantamiento legeremens. Quizás Mel y Bel, después de todo, tenían razón: es imposible saberlo todo. Aún así, se mantiene firme en su creencia de que mucho más de lo esperado puede revelarse. Sin embargo, al parecer, lo que debe hacer no es un análisis sobre cómo funciona esa habilidad, sino la propia mente. Aquello, sin embargo, también le resulta complicado. Ellie no está muy segura de poder explicar su propia "experiencia mental"; a veces, es más fácil entender las cosas al verlas desde afuera. Además, ¿quién presta atención a su forma de pensar? Le gustaría conversar de ello con Jank, quien ahora ocupa el lugar de Bel, mas algo le dice que aquello no sería muy bien visto por la arcana. Además, él tiene su propia exposición pendiente. «Pareciera que pasaron días, desde que me presenté. Y no siento ningún avance...».

 

Para animarse a hablar, se sacude de encima las rimbombantes palabras de la arcana. Así, conociéndose, se bloqueará y pasará vergüenzas similares a las de sus clases de Herbología en Hogwarts. ¿Qué es lo que suelen hacer muchos profesores? «Bien, Moody, ya me diste el concepto. Ahora muéstrame cómo lo harías tú». Sí, por ahí debe ir la cosa. Lo mejor que se le ocurre, esperando que resulte ilustrativo para la arcana, es simplemente intentar describir lo que ahora pasa por su cabeza. Supone que ésa es la mejor forma de convertirse en el ejemplo de lo que ha explicado.

 

—Al pensar en lo que hemos estado hablando, estaba recordando la noche de nuestro primer encuentro, cuando me reuní a estudiar con Bel, Melrose y Kaori —habla con la voz queda, jugueteando con sus dedos sobre la mesa. Intenta concentrarse en cada pensamiento y simplemente ver a dónde le lleva... y, claro, decirlo en voz alta—. Fue entretenido. Mientras estudiábamos, recuerdo haber recordado mis lecciones de Oclumancia. Supongo que es normal, porque ambas ramas de la magia están relacionadas. Cuando pienso en esas clases, termino pensando también en por qué las tomé, no es que sean parte de la educación regular. Recuerdo que siempre le dije a mi instructora que quería aprender, simplemente; en los descansos, cuando simplemente conversábamos, le decía que sentía que cada vez tenía la sensación de que había todavía más por aprender.

 

»Y, claro, termino pensando en mis estudios en Hogwarts. Supongo que allí, cuando conocí más de cerca la magia, comenzó esta... uhm, digamos, pasión por estudiar lo más que pudiera. Me parecía increíble todo lo que había detrás de lo que, en mi infancia, era normal; los encantamientos, las mascotas mágicas, los paseos en escobas de juguete. Y siento que podría seguir hablando un buen rato. Podría recordar alguna clase, y esa clase me haría pensar en el profesor o algún compañero, y así...

 

»Creo que esas son las capas. Primero está lo superficial, lo que ocupa nuestras cabezas en un determinado momento; lo que está en las otras capas, son los recuerdos que se relacionan con este pensamiento simple, están un poco más profundos y hay que esforzarse un poco más en alcanzarlos. Hay muchas relaciones, así que probablemente cualquier detalle, un recuerdo o un sentimiento, conducirá a algo más profundo, una vivencia, una parte de nosotros... Porque, claro, estos recuerdos son nuestra historia y nos hacen lo que somos, explican por qué tenemos ciertos pensamientos o simplemente por qué somos de la forma que somos. Suelen estar presentes, sólo que no somos conscientes de ello.

 

Finalmente, levanta la mirada hacia su compañero de clases y la arcana. Supone que primero hablará Jank, así que lo observa, esperando que él tenga alguna acotación interesante.

Editado por Eileen Moody

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Jank asintió y ocupó la silla sin rechistar. Se le vino a la mente una escena del tercer año, cuando él y Peter Flynn se habían peleado durante la última clase de Herbología, teniendo como resultado varios vidrios rotos y mandragoras heridas cuando intentaron sacarlas de cuajo usando el encantamiento Wingardium Leviosa. La profesora Pomona les dio un sermón de dos horas, dándole tiempo incluso de invitar a la mismísima directora Minerva para asegurar que se les grabara lo muy cerca que habían estado de una suspensión. Peter perdió diez puntos de Hufflepuff y Jank quince para Ravenclaw, dado que al final mantenía la postura y no pidió perdón. En el momento se sintió terrible, pero más de diez años después podía darse el lujo de comparar a Eileen con Peter, a Rosália con Pomona y el propio invernadero con los de Hogwarts. Tuvo que contener una sonrisa llena de nostalgia.


A medida que Eileen desarrollaba lo que Rosália le había pedido, Jank tuvo la pésima sensación de que la Arcana trabajaba a base de conceptos y no de trucos mentales como decían los rumores. Lógicamente, tratándose de Legilimancia no habría tanta acción física como durante las pruebas impuestas por los Uzza, y no le extrañaría que pasara todo el día sentado en la silla descubriendo cosas de su propia mente que jamás habría hurgado por sí solo. Aun así, se mordió el labio de solo pensar que pasaría las siguientes horas (o días) luchando contra el aburrimiento en silencio. Cuando él había sido profesor, hacía ya muchísimas lunas, quizá sus clases no habían sido las más instructivas, pero sus alumnos nunca se quedaban en el mismo sitio. El dinamismo, para él, estaba primero.


Sin embargo, recuperó la fe cuando Eileen terminó de hablar. Le había fascinado la idea de las capas, pese a que ya no podría usarlo como argumento cuando le tocara responder a una pregunta similar. Jank aclaró la garganta y se despegó del respaldar.


— Yo sí te recuerdo. Puedes comprobarlo cuando quieras — dijo, tocándose la sien como ella. Ahora ese encuentro resultaba más cómico que otra cosa — Jank Dayne. Me interesé por en esto desde.. bueno.. — miró a Eileen, precavido. No la conocía lo suficiente como para explayarse y contar un secreto tan personal, pero si compartirían tanto tiempo juntos, por algo debía comenzar —.. desde que tengo uso de razón. No en el arte de la Legilimancia, obviamente. Para ese entonces no sabía siquiera su nombre. Mi gemelo y yo nos comunicábamos a través de pensamientos desde que empezamos a formular conceptos. Se lo comentamos a nuestro padre y éste, a su vez, a varios expertos en la materia. Muchos dieron por sentado que se trataba de una rara conexión creada al momento de nacer, puesto que salimos del vientre de nuestra madre al mismo tiempo, en el mismo segundo — se rascó la cabeza, sonriendo y negando, sabiendo lo descabellado que sonaba incluso en el mundo mágico.


>> No sé si darle crédito a esas teorías, pero el hecho es que lo tomamos como algo normal entre los dos durante diecisiete años. Dejábamos de escucharnos cuando nos alejábamos demasiado, pero incluso cuando yo estaba en la Torre de Ravenclaw, Leonard podía comunicarse conmigo desde la sala común de Slytherin. Cuando se unió a los mortífagos y yo a la Orden del Fénix, se rompió el nexo — se sentía tan libre cuando decía las cosas claras, sin maquillaje —. Tampoco sé si esto está estrictamente relacionado con entrar en la mente de otra persona incluso sin su permiso, pero... Funcionó para despertarme la curiosidad suficiente.


Se rascó las manos contra la fibra de su pantalón. Fue entonces que notó lo sudadas que estaban. A veces necesitaba escucharse relatar su propia historia para percatarse de todo lo que había tenido que superar para estar allí, hablando frente a dos brujas. Una fortaleza de física, corazón y cabeza que ni siquiera él detectaba.


>> Y, bueno, mi concepto de esta habilidad mágica es tosco y simple: acceder en la mente de una persona y conseguir lo que se busca, ya sea para repararlo o destruirlo. Siento que dependiendo como la uses puedes usarla para tu beneficio o el de alguien que necesite conocerse más a sí mismo y que tú puedas ayudarle a través de sus propios pensamientos. Supongo que es mucho más profundo de lo que creo.

Editado por Jank Dayne

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Atendió a lo que dijeron sus nuevos alumnos. A veces, buscaba sus rostros, otras, se distraía con alguna planta que le llamara la atención. Dentro suyo, así, iba recreando el hilo de la conversación. En su cabeza. Se tomó unos segundos para recuperar un poco la mente, procesando las respuestas, tanto de Eileen como la de Jank. Terminó la taza de té.

 

- ¿Les parece si hacemos las devoluciones?

 

Puso las dos manos sobre la mesa y volvió a acomodarse en el asiento. Lanzó un leve quejido. Llevaba ya más tiempo sentada de lo que estaba acostumbrada. Se quería levantar.

 

-Déjame que haga una recapitulación. Cuando uno propone una clasificación dentro de un conjunto de objetos, los cortes tienen que tener una línea temática homogénea. Esto es, si tenemos que dividir libros, no tomaremos una división de libros grandes, libros azules, libros viejos, porque, capaz, uno puede ser grande, azul y viejo y… Entonces, ¿dónde lo ubicas? Cuando hablas que la mente tiene capas, sí o sí estás planteando una jerarquía. Hay algo que está por encima de otra cosa, hasta un centro.

 

Activó su anillo de jade y tras un pequeño movimiento de muñeca, generó mágicamente un brote de árbol en la fuente. Volvió a girar la mano y el tallo comenzó a crecer, cambiando de una tonalidad verdosa a una amarronada. De repente, el gran roble que se había formado, el cual llegaba hasta casi el techo, desapareció dejando sólo el tronco.

 

- Me tomo la libertad de realizar la metáfora con estos anillos del árbol. Para ti, la legilimancia es básicamente como la dendrocronología. Las capas, a lo que te referiste con tu ejemplo, es el tiempo. Un suceso A, tuvo repercusiones en B y luego en C. Una parte de tu mente lleva a la otra. Pero como no somos infinitos, tendemos hacia el centro, por ende, el nacimiento. De ahí, que también explicas que somos como una tabla lisa y que nuestra mente se va configurando por las experiencias.

 

Guardó silencio, y le clavó la mirada, entrecerrando los ojos.

 

- Ahora, ¿qué pasaría si le realizas Legilimancia a alguien que te lleva el doble de edad? Pienso, que las relaciones que me marcaste son demasiado complejas y no habría saltos tan simples como el ejemplo que me diste. Es decir, ¿no crees que pasarías toda una vida yendo hacia atrás en el tiempo mental? ¿Qué sucede con las personas que no manejan el mismo calendario greco romano que nosotros? El tiempo que usamos, ¿puede ser una construcción social?

 

Se llevó la mano a la boca y se giró a Jank. Volvió a sonreírle por el chiste que había hecho sobre la sien.

 

- Sobre tu gemelo… No es Legilimancia. Sólo una comunicación profunda que tuvieron entre los dos. Una pena escuchar la separación de los dos, pero, ¿sabes? Esta guerra que tienen ustedes me parece un poco tonta. Suerte que no me interese. Ahora, volviendo a tu respuesta, Sr. Utilitarista, creo que lo que acabas de describir escuetamente es la función de un profesional muggle. Psicólogo le dicen. Tengo dudas, sin embargo: ¿A qué te refieres con “conseguir”? ¿qué conseguirías de la mente de alguien? ¿cómo lo repararías? ¿destruirías? Y es que, ¿pretendes conocer más que la propia persona?

 

Abrió grande los ojos, demasiadas preguntas.

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A medida que escucha a Jank, la leve sonrisa que apareció en su rostro tras la broma del mago, desaparece. No es por desagrado, sino porque se ha ensimismado en sus palabras. La historia del "gemelo malvado", algo que suelen ver más en literatura que en la vida real, le parece fascinante y, el hecho de que clame ser miembro de la Orden del Fénix abiertamente, bastante curioso. No puede evitar preguntarse si él sabe que ella también forma parte de la organización, aunque quizás lo mejor sea que no. Tiene la sensación de que él es mucho más apasionado al respecto que ella. Luego de él, la arcana Rosália comparte con ellos lo que llama "devoluciones".

 

Si bien no es una experta en Herbología, cree entender la analogía. ¿Qué puede decir? A rasgos muy generales, así es como Ellie imagina el asunto. A pesar de las observaciones de la arcana, sobre las cuales ahora medita tras no haberlas considerado, no cree estar equivocada. Aquel es un tema en el que nadie tiene la razón, pues nadie sabe en realidad cómo funciona la mente. En ambos mundos, el mágico y el muggle, se trata de un estudio fascinante, con muchos años de antigüedad, y que seguramente se prolongue todavía más. Su mirada se pierde en los anillos del tronco mientras razona que, quizás, en realidad la Legeremancia no le ayude a desentrañar aquel misterio. Quizás llegue a entenderla... sin embargo, saber cómo funciona, no. «Incluso, puede ser que todo el asunto se complique más». No obstante, ese pensamiento le parece fascinante.

 

—Debe ser un laberinto más complicado... pero lo cierto es que no estoy segura —suspira finalmente. Se queda, por supuesto, con el asunto de las mentes. De momento, no está segura de que ponerse a filosofar sobre el tiempo sea prioridad—. En su experiencia, ¿cómo es eso? ¿Entrar en la mente de alguien? —pregunta, pues lo cierto es que prefiere tener una respuesta concreta. Aunque, ¿no es posible que la respuesta de la arcana sea sólo su visión de la Legeremancia? ¿Y que ella, cuando la practique, la sienta diferente? Por eso, ahora razona que la experiencia que narró Jank no necesariamente no sea Legeremancia. Hay magos que nacen con ese don, después de todo; son capaces de percibir pensamientos y sentimientos ajenos, sin intentarlo si quiera.

 

Jank tiene todavía más que hablar que ella. Las preguntas de la arcana le recuerda a las que le hizo a ella misma, aunque un tanto diferentes, mencionando indirectamente la posibilidad de manipular la mente. El que no haya negado la suposición del mago le hace pensar que es bastante posible, aunque no está segura de si sería capaz de hacer algo así. «Salvo que sea necesario». Ellie, con el te frío frente a ella, observa a Jank mientras éste parece razonar su respuesta. Inconscientemente, aunque algo que hace muy poco, lo mira a los ojos. «Verde. Como el pasto. Verde...».

 

Según entiende, eso es lo principal. Contacto visual. Y luego, el hechizo... La arcana le dijo que la Legeremancia no es el hechizo legeremens, y sabe que tiene razón. Sin embargo, para un novato, es fácil hacer uso de la habilidad si se ayuda con él. Algo similar ocurre con la Oclumancia. Con el tiempo, no hace falta recitar "oclumens".

 

Por un momento, las luces se atenúan y Ellie siente que, con ellas, lo que está su alrededor también lo hace, como si la arcana y el mago desaparecieran. O como si ella se alejara. Sin embargo, luego de parpadear un par de veces, todo parece haber vuelto a la normalidad. Está allí. Las voces de los pasillos son lejanas, pero la de él la escucha claramente. «¿Jank? Pero... sus ojos son negros...». No, es Leonard. Están en la Torre de Atronomía, rogando porque la profesora Aurora Sinistra no decida pasar por allí, pero tampoco dejando que ese temor los acobarde. En realidad, es el condimento perfecto para aquella práctica.

 

¡Mor...! —a pesar de que la voz viene de donde ella está parada, y puede sentirla como si la dijera ella, sabe que no es ella. Y tiene que mantener aquel pensamiento...

 

¡Evanesco! —se adelanta Leonard, haciendo desaparecer sus propios zapatos antes de que Jank tenga la oportunidad de transformarlos. Deben estar en ¿qué? ¿Sexto año? «Tú mismo te delataste, hermano». Sin embargo, el muchacho no mueve los labios; esa voz, también la percibe en su interior. Ahora lo recuerda, la clase de la arcana y el relato de Jank. Aquella debe ser la conexión mental de la que estaban hablando. Por un lado, le gustaría saber qué más es capaz de hacer, no porque quiera husmear en lo que sea que haya en la cabeza de Jank, sino porque está sorprendida por lo que ha hecho. Pero, por el otro...

 

Se acobarda. Cuando vuelve a parpadear, observa los ojos verdes de Jank, no los negros de su hermano. Siente el corazón acelerado y la frente perlada de sudor, mientras que los puños, sobre sus piernas, están apretados con tanta fuerza que siente las uñas lastimando al piel de sus palmas.

 

—Yo... yo... —no sabría decir si la arcana se dio cuenta de algo, pero lo cierto es que no piensa en ello. Si de algo está segura es que, en un "ataque directo", la persona puede sentir la intrusión, a pesar de no ser un mago oclumántico— Lo siento... —susurra, bajando la mirada. No le apena en hecho de haber usado, aunque fuese por un momento, aquella magia, sino el hecho de haberlo hecho sin invitación y sin avisar. A pesar de que entiende lo que sucedió, no sabría decir cómo fue posible. No recitó el hechizo. «Pero estuve pensando en él... lo que hacía, cómo funcionaba... ¿quizás lo realicé por accidente?». Ese pensamiento hace que se sonroje. El uso accidental de la magia es propio de un niño de diez años, no de una mujer de treinta— No quise... —termina por apretar los labios, al darse cuenta de que no será capaz de encontrar las palabras adecuadas, si es que existen para una situación así.

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sins don't end with tears, you have to carry the pain forever

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