Legilimancia

[Melrose Moody]

Catherine se queda congelada, con los ojos vacíos, casi ciegos frente a Bel, esperando. Entonces, puede detectar el más leve de los asentimientos. Su cuerpo se reafirma y puede ver una sonrisa fugaz en la cara de la pelirroja, cuyos ojos están fijos en el suelo, cubiertos. La lágrima que cree ver poco después, entremezclada con un mechón de su cabello que roza su mejilla, quizá sí fue más parte de su imaginación, por la tensión del momento. Cuando ella aparta la mano que Catherine tiene firmemente entrelazada con la suya, Moody tiene una extraña sensación de pérdida, como si hubiese dejado partir de forma inexcusable a alguien que conociese durante años. Por supuesto, Bel fue siempre una bruja admirable y una persona excelente pero nunca despertó en Catherine semejante proximidad, hasta ahora. Por eso, Catherine la observa irse sin ser capaz de moverse, completamente en blanco.

 

Quizá habría pasado más tiempo así de no ser por Lockhart.

 

Su voz, que es lo que la saca de su ensimismiento, hace que se vuelva. La mirada de Lockhart no es ni de lejos del todo normal y Catherine puede confirmarlo debido a que la ha visto antes, en acción. La vio hace mucho tiempo... no es capaz de detallar el lugar con precisión pero había tenido bosques, un prado y una taberna. Vistiendo túnicas blancas y luego también otros trajes similares. Envuelta en luz, sí, algo que brilla con un aura que parece alejar toda sombra a su paso. En realidad, luego se da cuenta que sólo está visualizándola, a ella, la persona que tiene en frente. Así que se acerca y la toma de los hombros.

 

―Bodrik ―su voz, ronca y grave, parece tener el efecto de reverberar alrededor―. Despierta.

 

Catherine chasquea los dedos sólo una vez, soltando uno de sus hombros para luego volver a tomarlos. Su rostro está muy próximo al de Bodrik porque intenta ver en sus ojos, verlos enfocados, pensar en cómo ella...

 

―Pensabas en Richard ―masculla en voz baja y cierra los ojos, como si pensar en él le doliese― pero tienes que salir de allí. Escúchame.

 

Catherine recordó a Bel pasando a través del portal para abandonar el lugar. La imagen de su prometido cruza su memoria una vez más pero en lugar de ver la representación que fuera la imagen que se formó en su cabeza al recoger tales memorias, lo que aprecia al recordarlas es la memoria en sí misma y el verdadero rostro del muchacho. Al inicio, no lo procesa de esa forma, por lo que se siente confundida pero echa a un lado cualquier tipo de conclusión de momento.

 

―Escucha.

 

Cuando su voz alcanza a Bodrik, tiene más vitalidad en su interior. Hasta ese momento, Catherine no había alcanzado a entender por qué Rosália las había obligado a entrar allí o hacer lo que hizo. Ahora, sin embargo, que su visión de las cosas ha adquirido un criterio propio, decide que quiere compartirlo con Bodrik porque... ella tiene que despertar de su ensoñación. Sí, porque, al fin y al cabo, si Catherine lo ha entendido es gracias a ella y a todas sus otras compañeras aunque... aunque Bel se haya ido ¿y de todas formas donde está la muchacha Delacour también?

 

Cuando toma la mano de Bodrik y entrelaza sus dedos con los de ella, sabe que sus intentos son todavía burdos, pues necesita concentrarse en los ojos de aquella persona. Mas, cuando los recuerdos fluyen en su interior, se da cuenta de cuál ha sido su error. Todo ese tiempo, pensando en las instrucciones de Rosália... pero es algo mucho más simple. Catherine, por fin, entiende por qué ha ido allí y no acudió a ver a Sauda en primer lugar y es que, si bien para defender la propia mente uno necesita conocer los límites de su propio ser, para poder navegar en la de otros necesitaba más que eso; no sólo requería tener consciencia de la propia identidad si no de su relación con su entorno y sobre todo, de los límites en donde estos se entrecruzaban con aquellos a su alrededor.

 

Frente a Catherine entonces se abre la nueva perspectiva en todo su esplendor, junto a los recuerdos que Bodrik desprende. Se ve a sí misma, llegando al hospital y hablando a voz en cuello con el brazo de la varita alzado hacia adelante, mientras Ruslan Rybak protege al dragón que asalta la parte delantera del hospital. Alrededor hay muggles corriendo. Richard a un lado, aunque esquivando el fuego con cierta dificultad luce feliz, con una sonrisa ladeada en el rostro. Catherine se siente como si tuviese alas, para recorrer los distintos caminos de la mente de Lockhart, con pleno conocimiento de su propia identidad y, además, de aquella persona con quien se encuentra. En realidad, habría sido lo mismo aún si no la conociera. Porque el camino que toma, es distinto a ella, el ser que lo recorre, por tanto, los recovecos, "el laberinto" que ella recorre, no tiene nada que ver con su autodescubrimiento. Mermar su propia identidad dentro de la mente de Lockhart, como había intentado hasta entonces, es inútil. Lo que tiene que hacer, es hacer que ella no pueda hacer nada más que brindarle la información. Tiene que ser más fuerte, tiene que influenciarla de tal forma que ella no pueda dejar de pensar en dichos recuerdos pero no por instinto de dominación si no por la fluidez de la que Rosália les hablara en un inicio. Tales conexiones, no hacen más que regir cada espacio, cada entorno del mundo, por lo que ¿por qué no regirían tales normas también en una mente? Y en una mente, la capacidad de su poseedor tiene mucha más ventaja que el "intruso". Sólo que Catherine no es una intrusa.

 

Es una encantadora de serpientes. La idea, es que quizá Bodrik presiente lo que Catherine está haciendo pero hay diez mil cosas que la distraen de detenerla y por tanto, no puede evitarlo. Centrarse en echarla no sirve. Además, es inútil en ese momento, porque justamente, ambas necesitan llegar a ese mutuo entendimiento.

 

Catherine, la Catherine que recorre tales recuerdos, suelta una frase en pársel, recordando ese momento en los bosques, donde Richard había soltado una frase parecida y ella lo había llevado a lo alto del cielo. Bodrik se había defendido diligentemente con magia Uzza y Richard había sellado el portal a través del cual los susurradores de dragones habían fugado. Catherine entendió entonces que hasta ese momento, esas memorias habían estado selladas para ella, gracias a la terrible pero efectiva capacidad de Richard para arruinar la magia y su desquiciada forma de desmemorizar. Sin embargo, eso no ha impedido que Bodrik las recuerde ahora. Lo que implica que su fortaleza mental, es más fuerte que la de Catherine.

 

A su vez, Cathy no se ha detenido. El congelamiento es momentáneo, sólo dura unos segundos. A medida que avanza en los recuerdos de Bodrik, casi como en una sucesión inversa a la que ella tomó, entiende cuan importante son para ella su familia y aquellas personas que la han influenciado, para poder tomar... el rumbo que ella deseaba. Prefiere no adentrarse en los elementos ocultos para su cerebro de tal inclinación porque hace que le duela la cabeza y no camine adecuadamente, aún cuando apenas se va acostumbrando a ello. Sin embargo, no pierde el sentido de la realidad, del invernadero o de sus propios pasos y memorias. Sobrecargada con todo eso, sigue guiando a Bodrik hasta el centro de la fuente.

 

Entonces, escucha algo y se vuelve, pues entiende que es el momento.

 

―Richard no es el hombre que tu piensas ―vuelve a susurrar, mirando a Bodrik de reojo mientras por otro lado va buscando a Rosália y viendo más imágenes, a alguien llamado Adriano Wallace y a alguien que sí conoce, aunque es un Elvis Gryffindor más joven―. Él tiene todas estas cosas que oculta porque adora los secretismos pero en el fondo...

 

Calla un instante al llegar al centro, de la fuente y tira de la mano de Bodrik para que se adentre hasta ella. Parte del agua ha caído fuera de la fuente pero igual alcanzaba la altura de sus tobillos y al estar allí, automáticamente Catherine se siente mucho más enfocada, más incluso que antes, cosa que hasta el momento es de lejos, lo más cerca que se ha sentido de entender:

 

―Es un chico sin igual ―concluye, a la par que sonríe.

 

¿Y hacía cuánto tiempo que Catherine no sonreía en realidad? Pero su expresión es serena. Con su propia identidad segura, recuperada e incluso reafirmada y como herramienta útil de allí en adelante. Bueno, quizá no sea sencillo pero esta bien para ella. Sólo espera que Lockhart entienda por qué hace lo que hizo y no se enfade con ella, por haberla conducido de la mano todo ese tiempo. O que todo eso, sea otro engaño de Rosália.

[Bodrik]

De pronto escucho la voz de Catherine dentro de su mente como si de algún modo estuvieran enlazadas en aquello que veía tan caramente, pero que le daba tantas perspectivas distintas y una de ellas era de la propia Stark que era como Bodrik la conocía desde hacía ya mucho- “Despierta” – escucho decir, pero en su mente permanecía entre dos mundos y por el momento se estaba dejando llevar por el inconsciente.

 

Claro que percibe un poco el afán de la mujer por despertarla, pero esta hace algo que a la pelinegra le conviene ese momento de trance y se aferra a su mano dejándose guiar -Si Richard siempre ha estado ahí- responde en su mente o ¿estaba hablando? - realmente no se da cuenta.

 

Bodrik siente conmoción, Richard es una persona realmente nefasta a sus ojos, aunque admite que es un mago bastante hábil que usa sus dones para herir a las personas, aunque realmente es un enigma para ella, aunque momentáneamente recuerda hacer compartido una locación con el mientras ella suplía a la profesora de Astronomía. En ese momento no fue tan despreciable. No, Bodrik le vio en acción varia veces y no es agradable.

 

 

De alguna manera era plenamente consciente de la partida de Bel, ella le agradaba y abrió los ojos al escuchar de nuevo la voz de Catherine quien siempre ha sido un enigma para la Lockhart, pero de un modo diferente al de Richard pues a ella la siente más familiar y hasta trabajaron en equipo en San Mungo.

 

Caminan juntas y cuando Bodrik logra enfocarse puede ver la mirada de la Moody y es consciente de la presencia de esta en su mente, aunque los recuerdos no son del todo suyos almenas no los entiende así pues algunos de los pensamientos vienen de alguien más. Lo más importante era no perderse ella misma, su esencia misma.

 

Bodrik siempre era tímida cuando no tenía mucha confianza, pero con la Moody no podía comportarse de tal modo, no solo porque le conocía de antemano, sino porque a pesar de ser una persona precavida era necesario hacer el ejercicio y tomarse aquello como una misión y era en esos momentos< cuando estaba en una misión> que Bodrik despertaba todo su potencial y su miedo se transformaba en valor.

 

Su mirada se concentra en los ojos de su compañera de travesía y puede entender lo que intenta hacer y comprende de que se trata todo entonces se comunica con ella pues de algún modo lo que ocurre en su mente también está en la de Catherine y en ese momento entiende que no será rechazada como ella no rechazaba a su invitada, aunque poseía dentro de sí la posibilidad de bloquearlo. simplemente no lo haría.

 

Le interesaba llegar al fondo de este asunto. Un recuerdo que no estaba de forma consciente, que involucraba situaciones que no recordaba haber vivido, ni por qué miraba de esa manera a Antoni cuando en la actualidad prácticamente ni le trataba.

¿Por qué huía de los empleados ministeriales? ¿porque huía de Cye hasta el punto de impedir que la siguiera con el intercomunicador? ¿hasta dónde podría llegar?

 

Su Naturaleza paladín permanecía intacta y Esa era la de una chica Valiente, Guerrera que defendía a los suyos sin importar su vida misma y eso la llevaba siempre por el camino correcto, y lo correcto parpa Bodrik estaba con la causa de la Orden del Fénix y con su clan ese que interponía ante cualquier obstáculo.

 

Las imágenes se agolpan en su mente como si se entrecruzaran con los de su acompañante y sus pensamientos se aclaran siendo consciente de sí misma en las imágenes compartidas y el bosque está más que claro desde dos ángulos por una parte esta aterrada con lo que sucede, pero la vez está decidida a salvar a los susurradores de Dragon y eta verdad le infunde la seguridad que necesita para usar la magia Uzza para defenderse de los ataques y su patronus para alejar a los dementores que estaban por doquier.

 

Pensaba rápida y sigilosamente aclarando sus pensamientos de tal manera que se veía a si misma actuando y entendía su propio razonamiento. su familia importaba en todos los aspectos y ellos; sobre todo Ishaya determinó la mayoría de sus valores y la fuerza de su interior, pero fue cuando tuvo la oportunidad de actuar en solitario que se dio cuenta de su propio corazón.

 

Su corazón la llevaba por caminos diferentes y pese a las decisiones de los demás, ella decidía una y otra vez permanecer como una columna, fuerte, incansable porque el valor no es la ausencia del miedo, sino la conciencia de saber que hay algo más importante.

 

Ambas mujeres se acercan a la fuerte y en se momento la adolescente Lockhart es plenamente consciente de ello, pero a su vez no ha dejado de ver las imágenes y es cuando escucha las palabras en parsel que entiende que parte de lo que ocurre no tiene nada que ver con ella sino con su compañera quien por momentos esta eufórica en compañía de Richard y los demás mercenarios que solo desean robarse el secreto de los susurradores de dragones, pero Bodrik se ha interpuesto y les enfrenta defendiendo a dragones y jinetes con todos los elementos que tiene a la mano y esto molesta al grupo.

 

Bodrik siente la molestia, el enojo, pero es consciente que la sensación no le pertenece y no está segura si es de la propia Catherine. Entonces escucha su voz nuevamente asegurando que Richard no es como ella lo entiende y en se momento hace una mueca – No, es peor de lo que recordaba- responde en un hilo de voz.

 

pero su avance nunca ha disminuido y para ese momento están en la fuente donde permanece Rosalía juzgándoles, o así parece - Es especial sin duda- concuerda Bodrik, pero siempre ha buscado sus propios intereses y no importa por encima de quien pase – tal vez no necesitaba decir aquello, pero verlo conjurar magia oscura e intentar hacer daño a los dragones le hace sentir confusa.

 

por un lado, parece comprenderlo, como si fuese alguien familiar, una liado, un amigo, admirando su capacidad, pero en otra cara de la moneda su sentimiento hacia es un caos.

 

Estaba sumergida en la fuerte y percibía el agua mojarle hasta los tobillos y hasta siente como se derrama. -Sin igual- esta vez sonríe al igual que Catherine lo hace pues no pude negar que siempre ha admirado su capacidad para hacer cualquier cosa, incluso si está prohibido como fumar en una habitación de hospital.

 

 

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Editado 30 de Enero del 2019 por Bodrik

[Rosália Pereira]

La Arcana sonrió de lado al ver como Binfeyd salía del invernadero. Supuso que era una tarea un poco complicada el de enfrentarse a las conciencias ajenas. Después de todo, la habilidad necesitaba una claridad de intención y mensaje. Los cuestionamientos eran el camino, pero para llegar a una decisión específica. Una acción. Algo que hiciera avanzar a las personas y no dejarlas estancadas en una pregunta constante.

 

Suspiró.

 

- Supongo que tendré que ponerme manos a la obra.

 

El problema que planteó desde que entró al invernadero por la pared rota era el de la linealidad temporal de las memorias.

 

Buf, qué oración complicada.

 

Rosália les pidió que arreglen la pared de vidrio por la que había entrado de una forma peculiar. Tenían que unir lo que aparentemente parecía desconectado. Ejemplo rápido: Rosália desayuna un tazón de frutas y una tostada con palta, luego corre un poco y a la noche se pone a leer un poco de psicoanálisis lacaniano. Una rutina común. Lo que está unido es: primero el desayuno, luego el ejercicio y por último el estudio. La pregunta interesante era, ¿qué sucede cuando intentamos conectar el desayuno con el estudio? ¿Qué sucede si quitamos al ejercicio de en medio? ¿Qué nos encontramos?

 

Podemos pensar que la persona es una sucesión de vivencias. Pero nos podemos permitir conectar situaciones y esa misma conexión mental era la que iba a posibilitar la unión de los cristales. Las conexiones mentales son parte de la mente. Como el oro en el kintsugi. Nuevas conexiones son también nuevas formas del ser. Nuevas formas de ser.

 

No entendió bien qué sucedió entre sus dos alumnas restantes. Se acompañaron cada una a la fuente y se metieron en la misma.

 

Se llevó la mano al mentón y se quedó mirando a la situación sin entender mucho. Desde donde estaba, justo frente del hueco del invernadero, no podía aplicar una legilimancia intensa. Pero sí tenía como una sensación de lo que estaba sucediendo y aun así no lo entendía bien. ¿Capaz las chicas necesitaban más tiempo?

[Axel Rexdemort]

Bebió un largo sorbo de su botella de agua, mientras secaba el sudor que resbalaba por su tatuada sien derecha. – Lort. – Fue lo único que dijo el joven mago mientras continuaba caminando por un lugar que para él no tenía ni pies ni cabeza.

 

El clima resultaba bastante molesto para aquel hombre nacido y criado la mayor parte de su vida en el clima templado y frio de Copenhague y Malmö, sumando a todo eso la gran cantidad de plantas y humedad que rodeaba la zona, Axel se sentía en otro continente.

 

No sabía exactamente cuánto tiempo tenia buscando la casa de la arcana de Legilimancia, quizá solo 5 minutos, pero para el hombre ya era una eternidad considerando que sentía que su cuello ya apestaba a sudor.

 

Quizás esa era la verdadera razón, por la cual el joven Rexdemort había pasado ya dos veces por enfrente de la vivienda de la arcana y él no se había dado ni cuenta. Axel limpió el sudor con su puño nuevamente, cuando por fin se dio cuenta lo que parecía una estructura.

 

-Virkeling.- Susurró para sí mismo al darse cuenta que las piezas del puzle de donde vivía Rosalía, no eran tan complejas como él lo pensó.

Se acercó pausadamente, suspiró mientras limpiaba su sudor y se cercioraba que no oliera mal (algo difícil porque el mago tenía un penetrante aroma a cigarrillo siempre) Axel dio dos pequeños golpecitos en lo que parecía una puerta.

 

-Hej.- Con esa profunda voz, esperando ver a la arcana correspondiente.

[Bodrik]

Bodrik estaba realmente ahotada con todo lo que sucedía dentro del invernadero y realmente pensaba que la arcana no hacia ningún esfuerzo por entender su mente que era la de cualquier adolescente que hubiese estado encerrada dentro de un castillo durante su infancia recibiendo amor de parte de sus abuelos paternos que siempre estuvieron dispuestos a ayudarla y enseñarle los principios que convirtieron a Bodrik como la persona que ahora es.

 

Su niñez fue feliz, aunque la ausencia de su padre siempre fue un punto de tristeza y en su personalidad se reflejaba esa soledad, aunque ella no recordaba con claridad el dolor que alguna vez sintió por su partida pues poco a poco se acostumbró a su ausencia hasta que se hizo muy común saber que no lo vería más.

 

Hubo un momento de la historia donde su madre apareció después de una de las breves estadías de Finn en Otery y queriendo que la niña tuviese contacto materno, la llevo a conocerla. Sin embargo, el tiempo con su familia materna no fue lo esperado pues siempre fue juzgada por seguir sus principios, aunque ella no pensara en ellos con frecuencia aquello hacia también parte de su esencia pues dese ese entonces temía no ser aceptada por lo que es, siempre temerosa a ser juzgada.

 

 

Aleera convencia a Eugenia de abandonar a Finn Lockhart alegando no ser digno de su hija y esta no dio pelea por él. de la misma manera, Juve convenció a Aleera de abandonar as u abuelo Dagonnet y comprometerse con Radamantys y todo eso lo vivió Bodrik de cerca reafirmando su miedo por el rechazo gracias a la luz que compartía con Finn, y Dagonet pues se daba cuenta que su familia materna prefería a las personas oscuras y esto se reafirmó cuando escuchó la conversación donde Juve quien es su Bisabuela le pedía a Aleera que la investigara y expulsara de la casa materna. desde ese entonces Bodrik jamás regresó a ese lugar reafirmando que su familia rechazaba a las personas como ella.

 

De ahí el mido de Bodrik a ser rechazada en el empleo gracias a su corta edad pues veía en muchos de los empleados ministeriales actitudes similares a las de su familia y aunque ella no relacionaba esos recuerdos directamente, inconscientemente se sentía de la misma forma con el trato que recibía de algunos funcionarios.

 

En cuando a la orden del fénix todo lo vivido durante la infancia desato su miedo a ser rechazada también ahí, pero en los últimos años no solo el bando, sino también su clan fueron la fuerza que necesitaba para demostrar su valentía, su fuerza y demostrarse a si misma el poder que poseía en su interior pese a los miedos inconscientes que la llevaban retroceder de vez en cuando.

 

Adriano Wallace, su abuelo le enseño a ser valiente y ser una guerrera que vence su temor día a adía, Elvis fue un líder que le ayudo a conocerse como fenixiana y paladín mostrándole como podría ser su vida de haber sido criada por su madre, de tal modo que entendió la importancia de quien era y cada uno de los líderes de la orden le ayudo conocer sus debilidades, pero también propias fortalezas.

 

Su mente estaba llena de recuerdos valiosos que demostraban la superación de cada miedo hasta convertirse en valiente y aunque fracasara un poco al día siguiente lo intentaba de nuevo y Catherine lo había comprendido en el momento en que sus mentes se conectaron y al mismo tiempo Bodrik dio un vistazo profundo en la mente de la Moody hasta reconocer en ella rasgos que antes no sabía que poseía y ver en su mente a Richard Moody de un modo de jamás podría ver en sus propios recuerdos.

 

Ambas llegaron a la fuente comprendiéndose más profundamente, aunque lastimosamente la arcana parecía no llegar a entender a ninguna de las dos, ahora debían reparar el hueco dejado por Rosalía en el invernadero ¿cómo lo repararían? – Bodrik suponía que tenía que hacerlo de la forma más sencilla que podía muy eso era dejando de lado los recuerdos y comportándose como era ella de forma natural sin las alucinaciones que provocaba la neblina provocada por la arcana.

 

- ¿Porque no solo lo reparamos con magia? – sugirió hablándole a Catherine y luego salió de la fuente para caminar hasta el agujero hasta llegar y usar junto a la Moody el hechizo -Reparo-

Editado 21 de Febrero del 2019 por Binny Evans

[Rosália Pereira]

Tarareaba una canción animada mientras regaba sus plantas interiores. Era un día bello en Inglaterra, de esos de cielo claro y con un sol que rara vez se explayaba en el cielo. Se sentía bien, vamos que la primavera se estaba acercando. Inclusive había preparado una tetera con una de sus mejores mezclas personales. Suspiró satisfecha mientras estiraba los brazos hacia atrás. Ya había terminado con la cocina y ahora tenía que pasar a la sala.

 

Antes de tomar la bandeja con la tetera y la taza, su mirada se giró hacia una de las enredaderas que se enroscó en su dedo. Ante el taco con la planta, ella sonrió. Dejó la bandeja en la mesa y buscó dentro de los armarios otra taza de té. Seguía tarareando levemente mientras llegó a la sala. Dejó la bandeja en la mesita ratona y escuchó el golpe de la puerta. Sin cambiar de expresión buscó atender al recién llegado. Después de todo lo estaba esperando.

 

Sonrió sincera ante Axel.

 

- ¡Buen día! Llegas justo para el té. Vamos, pasa.

 

Cerró la puerta tras su ingreso. Reconocía su rostro…

 

- Esta no es la primera vez que vienes ¿no? Es que te recuerdo de alguna vez. ¿Cómo te llamas? ¿Te sirvo una taza?

 

Con pasitos cortos corrió para echarse sobre el sofá de tres cuerpos. Se quitó las sandalias de entre casa y se encogió en uno de los extremos del mismo. Quedó acomodada sobre el apoyabrazos, esperando a que su nuevo alumno hablara.

 

 

---

 

En el invernadero con Bodrik y Melrose

 

Si bien Bodrik realmente pensaba que la Arcana no hacía ningún esfuerzo por entender su mente, la realidad no era así. No es que la Arcana no quería sino, que hasta ahora, no podía seguirle la línea de pensamiento a su alumna. Además, Rosália no tenía porqué entenderla. Esa no era su posición. Ella era guía para los que aceptaban que ella lo fuera, proponiendo un camino nuevo al acostumbrado por todos sus alumnos.

 

Si ellos se rehusaban, ella no podía hacer nada.

 

Y sí, un reparo levantó mágicamente todos los vidrios rotos y los unió como estaba antes. Rosália así se acercó a la pared y pasó la yema de sus dedos. Suspiró un poco triste. Cuando las cosas se rompen, no siempre se tienen que volver a como estaban. Es como… negar las mil y un posibilidades nuevas de la existencia de una cosa. Después de todo, y como lo había dicho ya, la pared se iba a arreglar cuando conectaran pensamientos no conectados aparentemente. No pasó.

 

- ¿Reflexiones de lo ocurrido? –preguntó a la fuente cuando volvió.

[Keaton Ravenclaw]

Legilimancia...

 

Keaton no entendía porqué, pero deseaba con todo su ser cursar esa habilidad. Las malas lenguas decían que era una de las habilidades, sino es que la más, difíciles de todas, y no sólo porque era un poder mágico altísimo, sino porque la Arcana que estaba a cargo de la misma, era muy exigente con sus estudiantes, además que, como casi todos los Arcanos (nunca iba a entender del todo los motivos) se rumoraba que le tenía cierta aversión a los humanos, con lo cual el Ravenclaw no sabía cómo lidiar, él había sido humano, ahora al ser vampiro, ya no sentía humanidad dentro de él realmente.

 

En fin, que aquella mañana de marzo, estaba enredado en una mezcla rara de emociones: alegría por estar en su cuarta habilidad, esperanzado porque, de conseguirlo, contaría con la contraparte de la Oclumancia, aquella habilidad que tanto le había costado, miedo, por los rumores antes dichos, y desde luego, euforia por lo desconocido. Además, había un factor que le encantaba de aquella Arcana, su conexión con la naturaleza, con la herbología... Esos era los sitios favoritos del ojiverde, jamás en su vida prefería un lugar lleno de construcciones (era por ello que cada tanto, cuando podía, huía del ajetreo del Callejón Diagon), sino que siempre iba a preferir un lugar verde, atestado de árboles, de vegetación...

 

Así que al llegar a aquel inmenso jardín que la Universidad le había dejado libre para su entero uso a Rosália, el Triviani sintió recorrer por su espalda un escalofrío, ¡era precioso! Así pues, se adentró en aquel jardín que, si su memoria no le falla al recordar lo que había leído del lugar, en el centro estaría un invernadero, pero no quería ir allí. Sabía que de un momento a otro, la brasileña notaría sus pensamientos y le haría alguna clase de presentación, pero el italiano no sería tan descortés.

 

―Arcana Rosália, mi nombre es Keaton Ravenclaw, vengo a aprender de usted ―Dijo al aire esperando que la mujer lo notara ―Si le parece, me encantaría ver lo que ha hecho con el lugar, tanta vegetación junta me emociona demasiado ―Añadió y se puso a observa, justo en el momento en que una Tentácula Venenosa se le acercaba con cautela. Keaton acarició una de sus hojas y esta retrocedió. Había aprendido bien de Emmet.

[Rosália Pereira]

Rosália se había quedado mirando esperando una respuesta… El té se enfrió, ella se aburrió y Axel se durmió. Estiró todas sus extremidades. Con sus uñas golpeó la superficie de porcelana de la tetera. Se agitó con cierto carácter y flotó devuelta a la cocina. Se levantó de su sillón y convirtió su varita en un plumero. Iba tarareando una canción sacando el polvo de los muebles, la mesa de té, de la cabeza de Axel.

 

Estaba esperando a su segundo alumno del día y… ¡Ya había llegado! Dio un pequeño saltito y con un par de saltitos llegó a la puerta de su cabaña. Se asomó primero y vio a un tímido joven buscándola. Sonrió de lado. Encontraba bastante curioso que varios magos en Inglaterra se interesaran tanto por la botánica.

 

- Tampoco puedo revelar todos mis se-cre-tos ¿verdad?

 

Le guiñó el ojo.

 

- Encantada, Keaton, bienvenido a mi humilde hogar. Llegas justo para un poco de té. Don’t mind Axel, se está relajando un poco antes de viajar nuevamente.

 

Chasqueó los dedos y un portal apareció debajo de donde el Rexdemort estaba sentado. Con cierta ironía, la arcana le ofreció el mismo asiento. Dependía de Keaton compartir el mismo destino o no. Cerró la puerta luego de que el nuevo alumno entrara.

 

-Y… ¿Entonces? ¿Qué me contarás hoy, Keaton?

[Gatiux]

[<<]

 

Si quería avanzar con su plan debía de aprender Legilimancia. El objetivo era un hombre con un nombre falso, sin pasado y con un par de gorilas que solían escoltarlo a donde quiera que fuese. Para más inri, el tipo se había molestado en aprender algo de Oclumancia por su cuenta para que no pudieran echarle un Imperius al descuido. No tenía ningún hilo del que tirar, ninguna vida que amenazar si no le daba lo que ella quería, lo cual suponía un grave problema. Era como intentar robarle algo del bolsillo a un fantasma. John Doe no existía realmente. Una imposibilidad, pues hasta el ser más frío tendría a alguien a quien proteger. Si se había molestado tanto en borrar las huellas debía esconder una historia detrás.

 

De la forma normal, Gatiux habría seducido al objetivo en un bar y después deslizado la imperdonable para obligarlo a cumplir su voluntad, pero John Doe no era un tipo cualquiera. Las runas le habían advertido del peligro que correría si no obraba con cautela. No solía creer en las tiradas que realizaban con esas piedras en su familia, pero en aquella ocasión parecía una buena idea hacerles caso.

 

Pasó un par de horas planteando otras opciones en su cabeza, intentando caminar por otros senderos que no bordearan la Universidad. Todo el tiempo que había empleado en seguir a su objetivo le había dado vueltas al tema de si acudir a Rosalia o no. Al final había ganado el sí, porque estaba en un callejón sin salida. La partida estaba paralizada en aquel momento.

 

(¿Debería llevar el aspecto de la chica del bar?)

 

Peinó una de sus cejas mientras caminaba y decidía si dejar su llamativo aspecto habitual, con la piel morena, las curvas, el cabello púrpura y los ojos amarillos, o se decantaba por uno más normalito. Miró a un lado y a otro, alerta, era de noche y no se movía ni un alma en aquellos terrenos. No debería estar caminando por los senderos de la Universidad a aquellas horas tan intempestivas.

 

(Podrá leerte a ti misma y ver más allá del disfraz. Es una tontería que lo plantees siquiera. Es mejor ir con la verdad.)

 

Estar otra vez buscando el hogar de un Arcano le ponía un poco nerviosa, sobre todo por lo que estaba a punto de pedirle. No conocía a Rosalia, no podía prever cómo iba a reaccionar. O si se negaría. Ya había tenido malas experiencias con los Arcanos anteriormente. El primero le había hecho sufrir durante meses en el hielo, abandonándola a su suerte bajo una aurora boreal infinita. Otra Arcana distinta le había recibido a gritos y luego ignorado por completo. Creía que faltó poco en esa ocasión para que le escupieran por llevar el apellido "Malfoy" tras su nombre. Era por ese motivo que Gatiux había perdido la esperanza de encontrar un Arcano que la tratase bien, fuera amable con ella y le enriqueciera de un modo espiritual.

 

Además, si la Arcana le decía que no tendría que olvidarse del maravilloso botín con el que llevaba unas semanas fantaseando. Pero si decía que sí probablemente viviera una experiencia enriquecedora. Una sonrisa se dibujó en el rostro de la Malfoy, animada por la posibilidad de una nueva aventura que hiciera que su corazón se acelerara. Desafiar al peligro tenía algo adictivo.

 

Bueno, en realidad ahora estaba viviendo el peligro de cerca.

 

En vez de visitar a Rosalia a una hora decente se estaba colando a hurtadillas en el terreno de la Universidad a las tres de la madrugada. Si la pillaban la ahogarían en el lago más cercano, y no sería John Doe, el mago mafioso, si no alguien seguramente conocido. O la misma Arcana en cuanto la despertase. Pero sentía que tenía que aprovechar la ocasión. Después del Caldero había optado por seguir los pasos de John Doe hasta otra taberna y luego hasta un lujoso hotel cercano, donde ahora dormía mientras sus gorilas hacían guardias frente a la puerta. Un gato negro puede ver muchas cosas cuando llega la noche si contaba con la suerte suficiente. Era la oportunidad ideal para lograr información de la mente del mago si es que lograban deshacerse de los guardias que lo custodiaban.

 

Se transformó en un gato negro mientras recorría los últimos metros. Saltó a la ventana entreabierta de la cabaña de la Arcana y en completo silencio gracias a sus mullidas patas recorrió la cabaña, amparada por la oscuridad y la negrura de su pelaje. Se acercó hasta la cama de la Arcana. Transformándose de nuevo en humana y agachándose al lado de su rostro. Le tocó el hombro y la movió con suavidad.

 

- ¿R-Rosalia? Eh... Pssst-Rosalia despierte...

 

Tragó saliva. Era mujer muerta. O no. Seguía tentando a su suerte.

 

- Oiga Rosalia, siento colarme así en su cabaña, pero necesito su ayuda. -siguió susurrando porque a nadie le gusta que le despierten con gritos- Mi nombre es Gatiux, ¿podría acompañarme a un lugar?

[Keaton Ravenclaw]

Era evidente que cada uno de los Arcanos era diferente entre sí, y Rosália sería la que más le había sorprendido. Amara, Suluk e incluso la Arcana Sauda habían sido más severas en su actuar, de hecho, Keaton les había tenido un respeto tanto como el que le tenía a su ahora extinto bando. Sonrió, al menos con la Arcana de Legilimancia podría relajar un poco más aquella tensión, o eso esperaba por la manera en la cual fue recibido por la mujer. Le invitó a entrar mientras le decía que llegaba justo a la hora del té. Aquello fascinó al vampiro, amaba el té, de hecho, la hora del té era de lo que más disfrutaba de cada uno de sus días.

 

―Pues muchas gracias, me encantará tomar un poco de té con usted ―Respondió haciendo un leve reverencia.

 

Lo que no esperó para nada fue ver a Axel allí dentro. Su cuerpo se heló. Aquel mago siempre le habías despertado bajas pasiones en más de una ocasión, y ahora que él estaba casado... bueno, la verdad era que el ojiverde tenía ciertas restricciones por aquello del contrato nupcial; no quería perder su hombría por un desliz como aquel, aunque bien el Rexdemort lo valía. Sin embargo, y para alivio suyo, la Arcana Pereira había hecho desaparecer al hombre en un portal y le había ofrecido justo ese mismo lugar. El Triviani se encogió de hombros y sencillamente se sentó en aquel lugar.

 

Tan pronto lo hubo hecho, Rosália cerró la puerta de la cabaña y centró sus ojos en él preguntándole qué era lo que le iba a contar aquel día. Se quedó pensativo, porque no esperaba una pregunta como aquella, se había acostumbrado a que los arcanos le preguntaban el por qué tomaba esa habilidad y no otra, pero no, aquella pregunta era mucho más abierta, más para que el vampiro se expresara abiertamente, pero no sabía hasta qué punto lo podía hacer... supuso que de alguna manera tenía que empezar a aprender la habilidad, pero, ¿qué responder ante aquella pregunta? Se iría por el camino más seguro.

 

―Bueno, es una excelente pregunta, pero no sé bien qué poderle contar que no sean cosas de mi vida cotidiana, que a últimas fechas se ha vuelto bastante monótona, sin las misiones de mi bando, esto se ha convertido en algo francamente aburrido ―Soltó y espero no decepcionar con su respuesta, aunque siendo sinceros, le daba un poco igual.