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Libro de los Druidas


Badru
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A los pocos segundos, y como si de la nada se tratase (de hecho había sido así), un portal se apareció en redondo delante de él. De primer instancia, no estaba del todo seguro de atravesarlo, pero Badru no era de los que gastaba bromas, aunque, ¿sería aquel momento en el que iniciara? Lo dudaba, por lo que sin más, y sin miramientos, el Animago traspasó el portal aquel y al llegar al otro lado, se topó con la Plaza de Fuego.

 

El italiano suspiró, el nombre de aquel sitio no le hacía sentirse más cómodo. Odiaba el fuego, odiaba el calor, de hecho, odiaba la Universidad por encontrarse en un lugar con un clima tan caliente, pero ¿qué se le podía hacer? Finalmente era un sacrificio que estaba dispuesto a pagar (a parte de los miles de galeones que aquello suponía) porque de verdad, aquel Libro era el que más llamaba su atención junto con el de la Auras. Suspiró, estaba listo, sabía lo que sacrificaba y sacrificaría, porque estaba completamente seguro de que Badru aún le exigiría más.

 

—¿Uzza Badru? Buenas... Keaton Ravenclaw de nuevo ante usted para aprender los poderes de los Druidas —Dijo así sin más porque no le veía, ¿será que ya estaba un poco ciego? Sin embargo, no se movió de donde estaba y esperó paciente la llegada del Guerrero.

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¿Una visa?

 

Esas palabras le molestan ¿Es que acaso cree que él, uno de los representantes del pueblo Uzza (o su familia) en territorio inglés necesita tal cosa? Por un momento piensa que lo mejor es pedirle que se retire y que no vuelva. Tiene que considerarlo mucho para dejar que se quede pese a todos los agravios cometidos. Por tal motivo, tiene que idear una forma en que ser compensando por el trabajo que va a realizar impartiendo los saberes propios de su pueblo

 

―Se la forma en que actúan ustedes. Pretenden comprar nuestra magia con dinero, no es la forma exacta en como funcionan este tipo de... transacciones

 

Golpea la vara de cristal contra el suelo siete veces, y en las siete ocasiones se pueden ver varias chispas de color escarlata. Todas estas se juntan a un par de metros del suelo. Forman una especie de visión que muestran la forma en que se invocan hechizos de lo más variopintos. En primer lugar se puede ver un mago que invoca un Corpus Patronus. Esa imagen desparece, se hace presente un enorme tornado que se lleva todo a su paso. Posteriormente se ve a una bruja lanzando hechizo que a mitad del camino se dividen y buscan tres objetivos distintos. Lo siguiente son magos enmascarados que invocan bolas de fuego que flotan en el aire, o criaturas de fantasía poderosas creadas con pura oscuridad. También se ven manos semitransparentes que se vuelven sólidas a voluntad. Para finalizar, lo que ve es esqueletos fantasmales que danzan en el aire a aparente voluntad de su creador.

 

―Casi todos los ingleses están inmiscuidos en una absurda guerra civil. Sin embargo esa guerra ha creado magia increíble y poderosa. Necesito conocer algo de eso o creer que no conoces nada, que no formas parte de esa guerra.

 

Mientras conversan es Keaton quien llega, pero lo ve igual de despistado que siempre. ¿Será ahora capaz de convencerlo de seguir adelante? No lo sabe, pero al menos pueden comenzar con la primera asignación.

 

―Keaton Ravenclaw, decidiste regresar ¿Crees que fue adecuado hacerlo? Debes buscar un volcán, sin importar cual, y traerme un lirio de fuego ―le dice al tiempo que golpea el suelo con la vara de cristal ―. En el libro tienes instrucciones claras de como debes cosechar un lirio de fuego. Algunos volcanes, con fuentes de magia muy poderosa, protegen muy bien a sus lirios. Crean prisiones mágicas. También podrás leer en tu libro la forma en que debes usar el medallón para escapar de prisiones mágicas por si te hace falta.

 

Golpea de nuevo el suelo con la varita y llena a Keaton de polen de lirios para hacerlo inmune al fuego.

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  • 2 semanas más tarde...

¿Pretender comprar magia con dinero? Se encogió de hombros. Toda la respuesta de Badru fue como un call back a sus días en Hogwarts donde lo regañaban por hacer alguna cuestión un poco ilegal. De todas maneras, justamente había realizado una transacción monetaria para estar ahí, frente al guerrero Uzza. Había pagado por un libro vacío y luego, depositado una matrícula que le permitió cursar. En definitiva, estaba comprando magia con dinero.

 

Se llevó la mano al mentón al ver la pequeña revelación del Uzza. Podía hacerse bastante el tonto con la cara, pero sabía perfectamente a qué se refería él con las imágenes. Corpus Patronus, Tripio, Fuegos Negro, Expectros Protregos y Necrohands. Estaba pidiendo hechizos de bando. Y eso… no era muy negociable para el Yaxley. El secretismo de su bando era algo caracterizante, vamos. Sin embargo, en algo tenía razón Badru y era que el trato seguía en pié. Orión no conocía otras cosas superiores al libro del druida.

 

- Sólo me han comentado un cuarto de estos hechizos. No formo parte de la guerra, la verdad. Y es que, ¿sabe? Como figura pública no puedo tomar partido de algo que ocurre por fuera del Ministerio. Supongo que no lo entendería, y no lo culpo, la comunidad mágica británica es muy especial en muchos sentidos. Tiene que entender que sólo soy un simple viejo viviendo una vida tranquila con su familia.

 

Guardó silencio al ver su interacción con Keaton. Lo ubicaba, justamente del bando. Se sorprendió ante el uso de los lirios de fuego y tomó nota mental. También, del amuleto contra defensas carcelarias. Aparentemente había más que una pomada que funcionaba de pegamento. Tenía que redoblar la apuesta.

 

- Mira Badru, yo ya he pagado y me tendrás que enseñar de alguna manera. Pero, creo que no estás viendo todo el potencial. Si me enseñas, te puedo ser útil de alguna manera, ¿no tiene que cobrarle a nadie?

 

Orión se refería a misiones. Misiones con contexto y objetivo. Ir a un volcán estuvo divertido, sí, pero Badru seguramente, como tipo ocupado como lo eran los del staff de la Universidad, debía tener algún asunto sin resolver. Ese era el lenguaje del Nigromante. Misiones. Objetivos. Cumplir de alguna manera.

 

- ¿Me puedes comentar de lo que le hiciste a Keaton?

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  • 3 semanas más tarde...

Badru no parecía realmente muy molesto respecto a que el vampiro estuviera de nuevo frente a él tratando de vincularse con el Libro, lo cual le dejó descansar un poco. El italiano escuchó las palabras del Uzza y se quedó con la boca abierta, y es que, de primer instancia, no esperaba una prueba tan difícil de cumplir, aunque notablemente había sentido alivio al verse cubierto por el polen de los lirios de fuego, porque eso implicaría que era inmune al fuego... ¿qué tan bien le protegería de la lava? Se suponía, a como lo decía el Libro, que debería de proteger al ciento por ciento, pero es que contra la fuerza de la naturaleza...

 

―Muy bien, entonces no vemos en un par de horas, espero no demorar más que eso ―Respondió el Animago mientras abría de lleno el Libro en la página donde hablaba de los lirios de fuego.

 

El Ravenclaw jamás pensó el verse involucrado con el fuego de aquella manera, él sobretodo él que detestaba cualquier fuente de calor... su piel al tacto era tremendamente fría, su raza, vamos, era más afecta al frío que al calor, y aquello tenía sentido, estaban condenados a infierno y ese tipo de calor, bueno, les daban algo de miedo aunque no lo admitiesen del todo. En fin,terminó de leer lo que Badru le había indicado, se colocó el Amuleto Contra Defensas Carcelarias y giró sobre sus talones. Había pensado en un volcán que había visto a lo lejos hacía algunos años cuando viajaba por el mundo, le había parecido hermoso, pero ahora, que tenía que meterse y recolectar los lirios... bueno, tal vez cambiara de opinión.

 

El Monte Erebus, aquel hermoso volcán que formaba parte del Anillo de Fuego del Pacífico y que se encontraba en la Isla de Ross, en la Antártida. El escenario era hermoso por sí solo y a la vez una magnífica contradicción. Alrededor no había más que hielo, grandes glaciares, fauna de la zona y unas corrientes gélidas, que el Black Lestrange agradeció apenas puso un pie sobre las faldas del volcán, porque aquel era su elemento.

 

―Bueno, ahora entonces, ¿cómo haremos esto? ―Dijo alzando la cabeza hacia la cima del volcán de donde salían algunas fumarolas eventuales, lo cual indicaba que el volcán estaba tranquilo pero no por ello inactivo. Volvió a hacer uso de la aparición y se colocó en cráter con mucho cuidado. Posó sus ojos en el fondo del mismo pero no logró divisar los lirios, bien lo decía el Libro, no se iban a ver a simple vista ―Ni modo, tendremos que bajar... ¿Será que Badru se enoja si me ayuda mi Fénix? Igual por si las dudas mejor no ―Así que con cuidado, fue descendiendo y sintiendo el calor... pero era soportable.

 

De inmediato, cuando tocó la lava, el cráter se cerró, quedando Keaton completamente encerrado en aquel lugar. No pudo evitar que sentir miedo, pensó que tal vez no le daría tiempo de salir, porque ya llevaba una hora y media de las tres que le daba el polen de lirios de fuego protegiéndolo de las altas temperaturas Pensó rápido. Le dedicaría una hora a la recolección de los lirios y, la medio hora restante, se dedicaría emplear el amuleto para liberarse de la cárcel natural en la que había caído.

 

Era evidente que el volcán defendería los lirios, eran parte de él, pero Keaton tenía como misión recolectarlos para Badru y eso era lo que haría. Al estar ya al nivel del magma, los lirios ya se veían claramente, eran rojizos o anaranjados, peros las orillas de la hoja era lo que los hacía visibles. El vampiro tomó algunos de ellos y los guardó en un contenedor de cristal y lo colocó en su monedero de piel de moke. Sentía como el efecto del polen iba pasando, por lo que se apresuró a subir de nuevo, y cuando estuvo cerca del cráter que estaba cerrado, el Amuleto hizo efecto y la defensa carcelaria se rompió.

 

―¡Al fin! ―Dijo cuando volvió a tocar lo frío de la nieve. Giró sobre sus talones y volvió a desaparecer para reaparecer a los pocos segundos de nuevo con Badru ―Bueno, Guerrero, aquí tiene los lirios, no pude traer mas que tres, pero espero igual sirvan ―Señaló mientras extraía el frasco del interior de su Monedero de Piel de Moke.

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- ¿Cobrar? - Badru estaba muy molesto por las sugerencias de su alumno. Se notaba que no servía para nada y que no tenía nada que darle a cambio de sus conocimientos, excepto una cosa: Su propia vida - Una vida menos seguro no va a importar - No le interesaba la vida del mago pero ya que tanto deseaba una misión se la daría y de paso se podría liberar de su fastidiosa presencia. Badru necesitaba un objeto capaz de producir artes oscuras que estaba guardado en algún lugar del mundo mágico y el aprendiz tendría que encontrarlo para poderlo convencer de enseñarle sus conocimientos.

 

- Ya que no has querido enseñarme nada acerca de la guerra en la que se encuentran, tendrás que traerme un objeto que yo desee pero no te diré cuál ni nada - La tarea era mucho más complicada de lo que parecía. Orión estaba destinado a fracasar en su tarea pero al Guerrero no le importaba en lo más mínimo lo que pudiera suceder con el mago, solo deseaba que se fuera muy lejos y se demorara mucho en volver. Golpea el piso con su vara de cristal para permitir que un portal se abra - Es hora de tomar una decisión y espero que esta vez sí puedes cumplir con lo requerido.

 

Badru no entregaría sus conocimientos de una manera tan fácil y no le importa si sus alumnos morían en el intento, solo sus deseos de acumular conocimientos y sus propios objetivos le importaban. Keaton estaba en medio de otra misión aunque esta un poco más simple y menos peligrosa que la asignada a Orión.

 

- ¿Solo tres? - La cara de decepción se podía notar con mucha facilidad. Badru era demasiado exigente y siempre deseaba más así que no le había gustado mucho que el mago solo fuera capaz de traer tres lirios de fuego - ¿Qué me puedes decir ellos? ¿Para qué sirven? - Esperaba que al menos hubiese leído bien el libro como para responder dicha pregunta con un poco de coherencia y sin tenerlo que corregir.

 

- Quiero que hagas un hechizo que use el poder de los lirios - Le dijo esperando que tuviera la respuesta - Y de paso, podrías decirme para qué funciona el otro amuleto que te han dado con el libro - El uzza deseaba conocer si sabía el uso que se le podía dar al anillo contra miradas indiscretas o no. Por ahora lo mantendría junto con él para continuar con la enseñanza y el entendimiento de cada uno de los hechizos y objetos.

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Orión tragó saliva.

 

- Me tendrás devuelta en la noche.

 

Badru había sido duro con él. Le tiró las últimas indirectas. Incluso, le había abierto un portal invitándole a salir. Por eso, respiró hondo y cruzó el portal.

 

Pasar por el Fulgura Nox se encontraba en la lista de hechizos que no lograba entender por completo. Sí, estaba dentro del Libro del Druida, donde seguramente ahora podría aprender un poco más; significaba que había mucho más por descubrir en la magia de los Uzzas. Todo ese trance filosófico terminó cuando vio la luz nuevamente.

 

Un calor abrasador golpeó su frente de nuevo. Estaba un poco confundido, un poco por el viaje, pero principalmente porque no sabía dónde rayos estaba. Físicamente estaba en un callejón de adobe y calle de tierra. Su vestimenta había cambiado a unas túnicas de lino blancas y su cara estaba cubierta por el mismo material, excepto sus ojos.

 

De repente, escuchó unos gritos que se acercaban a su posición. Sacó rápidamente su varita y se apoyó en el borde del callejón. Sus ojos azules se pusieron como plato cuando vio lo imaginable. Él, pensaba que generalmente en el desierto se daba una tormenta de arena. Nunca, en su vida se había imaginado que flamas vivas iban a por él, que estaba en medio de la calle. La gente del pueblo se refugió en sus casas. La campana del pueblo seguía sonando. Recordó los lirios. El hechizo del libro.

 

- Ignea.

 

Una lluvia de polen de lirios de fuego lo cubrió por completo. Cerró los ojos esperando lo peor.

 

Fueron minutos. Volvió a abrirlos cuando sintió gente de vuelta.

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Keaton no pudo evitar poner los ojos en blanco al escuchar que Badru le reprochaba por solo haberle llevado tres lirios. El vampiro se molestó un poco pues precisamente el Uzza le había solicitado solo uno y él había llevado tres. Comenzaba a pensar que tal vez aquel guerrero le estaba dando una lección por haber abandonado la enseñanza del Libro de la Fortaleza, pero luego recapacitó, aquellos seres no se distarían en trivialidades, igual se le había pasado a Uzza la primer indicación que le dio al Black Lestrange. Se aclaró la garganta y habló con tranquilidad.

 

―Traje tres cuando me pidió solo uno, Badru. Pero bueno, lamento no haber cumplido tus expectativas ―Dijo sin más y se concentró el las siguientes indicaciones.

 

El ojiverde no sabía bien por qué le estaba poniendo tareas tan sencillas, pero igual después pensó que solo lo estaba tentando, que no era todo lo que le pediría que hiciera, así que sin más abrió su Libro del Druida y lo empezó a leer para saber cómo lograr la encomienda del Uzza, aunque de primer momento, debía de responder cómo se usaban los Lirios de Fuego. Ya había leído sobre ello en su tomo del Libro, por lo que no fue difícil responderle.

 

―De los lirios de fuego se extrae su polen, el cual sirve para poder resistir altas temperaturas o bien para encontrar fuentes de calor ―Comenzó ―A su vez, si el polen se esparce por la piel, esto protegerá del fuego, haciendo así que no haga daño. Sirve, de igual manera, para crear vestimentas resistentes al fuego. Si se sopla sobre una persona, el polen se adentrará en los poros y por las rendijas de las vestimentas para hacerlos resistentes, pero su duración es solo por tres horas ―Añadió ―También, puede ser aspirado, lo cual protegerá los órganos internos y ayudará a aumentar la percepción olfativa y sensible a las fuentes cercanas de calor. Además, y por último, se puede crear con el polen una pomada de manos que permitirá que éstas se adhieran a cualquier superficie ―Finalizó.

 

No le gustaba dar aquellas explicaciones tan largas, pues consideraba que eso significaba que el profesor o catedrático esperaba demasiado de sus estudiantes, cuando de facto, era él quien tenía que enseñar por mucho que los que se presentaran a la clase fueran muy hábiles en la Artes Mágicas. Suspiró. Ahora debía de enfocarse en lo segundo, que era hacer el hechizo que utilizaba el poder de los lirios y decirle al Uzza cómo era que funcionaba el Anillo Salvaguarda Contra Oídos Indiscretos. Para aquello si tuvo que leer el Libro. El hechizo, como leyó al poc rato, era el Ignea, por lo que alzó a Santa Teresa, su varita mágica de cerezo, y realizó la invocación.

 

―¡Ignea! ―Dijo el italiano y de la punta de su varita salió una lluvia del polen de los lirios de fuego que lo roció, haciéndolo así inmune a cualquier tipo de fuego. Aquello lo hizo sentirse raro, no estaba habituado a ser rociado con nada.

 

Para la segunda parte de su lectura, el Ravenclaw simplemente tuvo que ponerse el Anillo y... ¿cómo funcionaba? Leyó varias veces pero no decía absolutamente nada de cómo era que protegía de esas miradas indiscretas, ¿se crearía un campo de fuerza que desviara la mirada? ¿era una especia de hechizo desilusionador? Igual aquello era lo de menos, lo activó y supo de inmediato que nadie mas que él y el Uzza verían lo que estaba pasando a unos 50 metros a cuadrados a la redonda.

 

―Bueno, el Anillo lo que hace es proteger una zona de 50 metros cuadrados de miradas indiscretas, según el Libro, pero ¿cómo? ¿se crea una barrera? ¿es mediante un hechizo desilusionador que protege al invocador de la protección como a otro mago? Lo siento, Badru, esto no lo logré captar del todo ―Externó el mortífago al Uzza y esperó una respuesta. Al menos lo demás sabía que lo había hecho bien.

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Un joven tiró las vestiduras de Orión. Abrió los ojos y vio que no había sucedido más nada. Estaba vivo. El hechizo del libro lo había ayudado a la perfección. El pequeño había pronunciado unas palabras que no conocía. Estaba en un país extranjero, claramente. Vio un poco más el contexto y se volteó.

 

- No, disculpa, no hablo tu idioma.

 

- ¿No me entiendes?

 

Entrecerró los ojos. Extraño. Parecía que el mismo niño había adaptado su lenguaje ni bien el británico le había contestado. Soltó un gruñido de la garganta. Se encogió de hombros y siguió el juego.

 

- Sí, perdón, es que me asusté con la tormenta.

 

- Tienes que hablar con el Sabio, ven.

 

Llevó su boca a un costado y asintió sin ningún pegue. Supuso que era toda una jugarreta de Badru para conseguir lo que buscaba. Dimensionó si había roto el estatuto secreto al usar magia, no sabía si eran muggles o alguna población mágica. Caminó así por las calles de tierra y entre casas de adobe. Divisó al final una estructura más particular. Sin duda era la del viejo.

 

- Ahí, te está esperando.

 

Cruzó la cortina que funcionaba de puerta y parpadeó varias veces hasta que sus ojos se acostumbraron a la nueva luz. Había una señora mayor con túnicas de colores y un báculo por encima de sus pies entrecruzados. Se sorprendió, capaz había un error de traducción entre cualquiera sea el lenguaje corriente en esa comunidad (en consiguiente con traducciones entre inglés y español). Se sentó delante, imitando la misma posición de las piernas cruzadas. Le recordó en algún punto a Suluk, pero algo en toda esa comunidad no cerraba del todo bien.

 

- ¿Te envió Badru?

 

- Si señora.

 

- ¿Sabes que hay precio, verdad?

 

- La verdad que no. No sé todavía ni qué estoy buscando.

 

La vieja chasqueó la lengua y soltó un suspiro. Negaba con la cabeza mientras miraba hacia la derecha.

 

- El impulsivo Uzza… Inclusive envía a su propio alumno.

 

Orión se encogió de hombros.

 

- Mira, hicimos un trato con él que nunca cumplió. Le habíamos dado paso a tierras sagradas, pero se aburrió y dejó el trabajo a medio hacer. Detrás de la puerta que tengo a mi lado está el desierto, pero es… otro tipo de aquél que rodea la aldea. Más adelante encontrarás un templo. Si puedes salir vivo con el pergamino, llévaselo. Nosotros estamos ya para otras cosas.

 

- ¿Qué me encontraré?

 

- Trampas antiguas seguramente. Ten cuidado, si bien no hemos actualizado la seguridad, es importante que te mantengas alerta.

 

- Gracias.

 

Atravezar las dunas con el sol de frente no fue tan complicado. Sorpresivamente las ropas le quedaban bien para esa situación. El problema fue la puerta del templo. Estaba completamente cerrada de par en par. Un par de huesos falsos estaban alrededor. Palpó el adobe esperando algún interruptor o algo que accionara algún mecanismo. Nada. Estaba quedándose sin ideas. Algo comenzó a picarle en el pecho. Al rascarse se dio cuenta.

 

- ¡Claro! El amuleto contra defensas carcelaria te permite salir, pero, tal vez se puede usar al revés.

 

Se mordió la lengua de las ansias. Quitó el colgante y lo llevó cerca de la puerta. Lo frotó, intentando que reaccione la magia. Un pequeño estruendo lo sacó de su eje de frustración. Las puertas comenzaron a abrirse tras un brillo particular de amuleto. Una cara de eureka se dibujó en el viejo Nigromante. Finalmente lo había conseguido.

 

Un aire frío hizo que los vellos de la nuca se ericen. Se decidió por entrar al templo. De un momento a otro las antorchas se encendieron de golpe mostrando un largo pasillo a un pedestal donde estaba el pergamino. Entrecerró los ojos. Justo cuando parpadeó comenzó a ver todo borroso. Parpadeó nuevamente, los colores se desaturaban, todo se volvía gris y se aumentaba el brillo. Parpadeó por segunda vez. Estaba ciego.

 

Se apoyó en una de las paredes cuando sintió un estruendo y un temblor a lo lejos. No sabía qué se le acercaba. Si hacía un detritus quedaría aplastado contra la puerta que se había cerrado su espalda. Giró para todos lados, la vibración se hacía más fuerte. Pensó en un Obsistens apuntando la varita hacia delante. Un arco de azul claro apareció frente suyo que absorbió una gran roca que estaba por aplastarlo.

 

- Cantar de Eleboro.

 

Su varita vibró ahora al son del Boléro de Ravel. Recuperó la vista.

 

Suspiró. Caminó un poco más paranoico hacia el pedestal. Había una cierta suerte en todo lo sucedido, la verdad, y es que Badru le había permitido leer el libro al momento de marcharse. Fue lo único que lo mantuvo entretenido en la larga caminata por el desierto. Se sorprendió por los cuatro hechizos. Aunque, el único que veía completamente difícil era el fulgura nox.

 

Fue cuando tomó el objeto codiciado, que se quedó sin visión nuevamente. Probó el Cantar sin éxito. Dedujo, entonces, que se trataba simplemente que las antorchas lo dejaron ciego. Bufó. Ya estaba cansado. Y, es que estar en completa oscuridad, con un pedazo de papel en la izquierda y una varita en la derecha no dejaba gran margen de acción. Lanzó hechizos, Fuegos Malditos que iluminaron el espacio por segundos, incluso rayos que atravesaron el pasillo, pero nada le daba una solución.

 

Recordó una de las enseñanzas de Badru a otro alumno, algo que tenía que ver con la oscuridad como salida, como punto camino que conectaba dos puntos. Levantó las dos manos y se concentró. Recordó la Plaza del Árbol de Fuego. Fue fácil, el calor era el mismo. Seco y duro. Se quitó las botas y sintió la arena entre sus dedos, igual que cuando se encontró con Badru. El silencio lo aturdía, casi como los espacios que dejaba el Uzza. El aire seco se sentía en el paladar, tanto ahí, como en la tierra desconocida. Así, (se)engañó a sus sentidos. Un espacio se creó al borde de sus pies y cayó. Fue como si hubiera dado una vuelta de 180° porque cuando abrió los ojos, estaba nuevamente en la plaza.

 

- Listo Badru, lo que me pediste. Estoy listo para la prueba, lo que sigue.

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No le gustaba que le recriminaran los aprendices y claramente Keaton no lo estaba logrando entender así que se limitó a no responderle y dejarlo hablar - Puedo concluir que has leído adecuadamente el libro - Fue lo único que se limitó a decir al escuchar las palabras del mago. Sin duda esperaba un poco más de sus estudiantes al menos no que le dijeran lo mismo que se encontraba en el libro, debían ponerle su propia visión y entender de manera más profunda el significado de cada hechizo para lograr canalizar adecuadamente su poder.

 

- Flechas de Fuego - Pensó al notar que Keaton había invocado el hechizo capaz de protegerlo pero le gustaba comprobar las cosas de manera mucho más práctica aunque eso implicara herir a sus estudiantes o incluso hacerlos morir - Eso me recuerda que Orión debe estar por morir - No había pensado en su otro alumno hasta que pensó en la muerte de Keaton que no pasaría dado que había logrado invocar adecuadamente el hechizo y su cuerpo no había recibido ninguna herida así que podrían continuar con su enseñanza.

 

- Es una barrera efectivamente. Es hora de continuar - Hizo una leve pausa antes de invocar un portal - Haz de la Noche - El portal apareció y solo Badru conocía su destino - Los portales que puedes crear con el Haz de la Noche te sirven para moverte por el mundo mágico, solo debes el lugar al que quieres y se va abrir un portal como este - La siguiente prueba de Keaton estaba a punto de llegar y tendría que demostrar que era capaz de superar las adversidades.

 

- Quiero que atrevieses el portal. Y del otro lado pienses en el uso del Obistens que sirve para protegerte de todos los ataques... o de animales - Es un hechizo muy útil que te puede servir mucho para sacarte de problemas o evitarte heridas en tu cuerpo. El destino de Keaton era un Safari en Africa en donde estaba pasando una manada de elefantes dispuestos a quitarlo de su camino con mucha violencia así que tendría que pensar rápido para poder salir vivo.

 

- Si logras terminar tu primer reto quiero que regreses - Se quedó pensando un momento sobre lo que pasaría a su regreso - Pero en tu camino de regreso piensa en cuál es tu sentido favorito y qué estarías dispuesto a hacer para conservarlo, eso nos permitirá hablar de nuestro último hechizo - No estaba seguro de que Keaton pudiese lograr todo pero no le pondría retos fáciles en absoluto y siempre pondría su vida e peligro.

 

- Sorprendente - Badru estaba demasiado sorprendido con que Orión hubiese salido vivo de dicha misión pero sabía que para lograrla debía haber manejado muy bien cada uno de los hechizos del Libro y que estaba listo para dar el siguiente paso - Eres demasiado valiente... o tonto pero solo lo sabremos en tu prueba del Libro del Druida - El guerrero no esperaba mucho más del hombre así que no tenía muchas esperanzas en observar una gran prueba o algo así.

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Había algo que Keaton jamás entendería de la gente que enseñaba en general. En ocasiones éstos pensaban que los estudiantes podían leer su mente, pero, a no ser que estuvieran en la clase de Legilimancia, no podrían hacer tal cosa. Era por ello que el italiano se molestó un poco al escuchar de Badru aquellas palabras acerca de su respuesta a la pregunta en cuestión, pues parecía que éste estaba esperando otra cosa, pero es que Keaton era de las personas que, para evitar problemas, se dedicaba a responder lo que le cuestionaban así sin más. Pero en fin, se encogió de hombros y se tragó las palabras del Uzza, que además le lanzó unas flechas de fuego para comprobar si había hecho bien el Ignea.

 

A continuación, el Guerrero abrió un portal y el Ravenclaw quedó fascinado. Era el hechizo que más quería aprender, el que le ayudaría enormemente para evitar la aparición, que odiaba por aquello de la sensación de asfixia y mareo tras usarla. Aunque lo que no entendió muy bien era esas palabras de Badru acerca de que "sirven para moverte por el mundo mágico" ¿quería decir aquello que solo podría aparecer portales de y hacia solamente comunidades de magos/brujas o criaturas mágicas?

 

―Disculpe, Guerrero, pero me llamaron la atención unas palabras que acaba de decir ¿El Haz de la Noche solo sirve para moverse por el Mundo Mágico? Esto es, ¿en el mundo muggle no puedo usar el hechizo? Me queda esa duda, porque el Libro no menciona nada de eso ―Dijo mientras hojeaba su ejemplar del Libro de los Druidas.

 

El problema fue que Badru no le respondió. Seguramente le respondería a su regreso de aquella tarea. Le indició el Uzza al Black Lestrange que traspasara el portal y, que al llegar del otro lado, pensara en los efecto y usos del Obsistens, que era, según el hombre, para protegerlo de los ataques o animales. Además, a su regreso, el Animago debía de pensar cual era su sentido favorito y qué estaría dispuesto a hacer por él. Era una pregunta rara, y de momento, el chico no se imaginó para qué se lo preguntaba.

 

―Oh, vaya. Claro, nos vemos a la vuelta ―Comentó el mortífago sin más y atravesó el portal.

 

EL problema era que al llegar al otro lado de éste, se quedó sin mucho tiempo para actuar. Había llegado a un Safari africano en donde se había desatado una estampida de elefantes que iban directo a él. Rápidamente enarboló a Santa Teresa, la agitó cuan batuta de director de orquesta y pensó «¡Obsistens!» De inmediato un cerco de luz de color azul salió de la punta de su varita de cerezo y se colocó delante de él. Justo a tiempo, porque uno de aquellos grandes paquidermos iba directo hacia él, pero al chocar contra la barrera luminosa, éste fue absorbido por ésta sin dejar rastro. El resto de los elefantes, al ver esto, se espantaron y evitaron ir en esa dirección.

 

―¡Pero que Uzza tan desgraciao! ―Soltó el Base mientras se levantaba del suelo, pues por la fuerza y rapidez del uso de aquel hechizo, se había tropezado y caído sobre sus posaderas ―No puedo creer que así sin más esperaba que pensara rápido. Ni tiempo me dio de pensar en los efectos y usos del condenado hechizo, hasta lo lancé por puro pánico ―Volvió a decir al aire.

 

En fin, realmente no importaba mucho que el Uzza lo hubiera lanzado a la guerra sin avisarle del enemigo, al final el Ravenclaw entendió que a veces así aprendían los estudiantes, así era sin duda alguna como ensañaba cuando tenía a su cargo el puesto de profesor del Libro de la Fortaleza, los lanzaba al ruedo y los hacía darse de tumbos para que así aprendieran. Pasó pues a Santa Teresa por su cuerpo para limpiarlo de la tierra que se había impregnado a sus ropas al caer y pensó de nuevo en las instrucciones de Badru.

 

―Ahora, entonces, debo volver a su lado, y creo que es momento de usar el Haz de la Noche ―Dijo sin mucho ánimo en sus palabras, pero por dentro estaba que no cabía de la emoción ¡usaría el hechizo por el cual había empezado con su aprendizaje en Libros de Hechizos! Alzó a Santa Teresa y se concentró en su destino ―¡Haz de la Noche! ―Dijo con firmeza y aquel portal se abrió delante de sus ojos como si de cualquier cosa de tratara ―Vaya, lo he lograo ―Se dijo a su mismo.

 

Aquello era algo que sus ojos no podían evitar admirar. Sus ojos... Keaton pensó entonces en las últimas palabras del Uzza antes de que cruzara el portal "Pero en tu camino de regreso piensa en cuál es tu sentido favorito y qué estarías dispuesto a hacer para conservarlo" Sus ojos, si duda la vista era algo que no estaba dispuesto a perder y por aquel sentido estaba dispuesto a matar, a desgarrar a quien se atreviera si quiera a despojarlo de él. Así pues, cruzó el portal y se vio de cara, de nuevo, con Badru.

 

―Me parece que, respecto a su última pregunta antes de irme, el sentido que no estoy dispuesto a perder bajo ninguna circunstancia es la vista, y desde luego, haría hasta lo imposible por no verme privado de ella bajo ningún motivo ―Dijo pero estaba seguro de que el Uzza pronto lo haría perderla para ver que tal usa... ¡claro! el último hechizo que confería el Libro, el Cantar de Eléboro.

Editado por Keaton Ravenclaw

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