Libro del Caos

[Sophie Elizabeth Granger]

Tras hacer que el otro señor del caos se fuera no sin antes molestar a su invocador Peeves también se había largado. Pronto se dio cuenta porque actuaban de esa manera, al parecer debían firmar un contrato para mantener a los señores en donde se supone debían de estar. Abrió su libro pero no decía nada sobre ningún contrato por lo que dudo un poco aunque al final sabia que terminara haciendo lo que el Uzza quería.

 

- ​deberían incluir esa información en el libro - dijo mientras extendía su mano frente a ella e invocaba la daga - daga del sacrificio

 

En cuanto esta se materializo la sostuvo con su mano izquierda y sin ningún miramiento hizo un leve corte en la punta de sus dedos para después ponerlos sobre aquel papel y así poder mantener el control de sus propias invocaciones. Estaba deseando que aquella clase finalmente se terminara, las cosas al azar nunca le habían agradado.

 

- Bien supongo que ahora simplemente debo hacer la invocación del señor del caos y alguno de ellos aparecerá - dijo sacando un pañuelo y limpiando la poca sangre que manchaba sus dedos y dejando que la daga desapareciera por si sola, la coloco en su bolsa. Miro de reojo a la rubia que estaba en medio de una invocación, pudo oírla susurrar algo del tiempo y una rueda apareció frente a ella, en cuanto la vio supo que era la del tiempo, ruedas y señores, aquel libro la iba a enloquecer.

 

- señor del caos - volvió a lanzar la invocación usando toda su concentración para ello y suspiro aliviada de que no fuese Peeves de nuevo aunque no estaba segura que su nuevo señor del caos fuera del todo algo bueno. De repente este se acerco a ella como buscando algo y al no encontrar nada solo puso su mano sobre su mejilla y le transmitió paz, seguro le había tocado la faceta curativa pero al no tener heridas solo le había quitado el estrés que el libro le causaba

[Axel Rexdemort]

1d7

señor del caos

[Axel Rexdemort]

Continuó con los brazos cruzados, mirando ahora con curiosidad y ya no terror al ente que se encontraba enfrente de sus ojos, la alta figura oscura no parecía moverse.

 

Fue cuando notó a su compañera y una criatura extraña que se movía alrededor de ella en círculos. Aunque no pudo terminar de contemplar la escena, pues sintió un impacto en la cara.

 

-¿Qué demonios? - Fue la respuesta inmediata del hombre, al sentir un golpe en su rostro. No pudo responder pues inmediatamente el señor del Caos se ofuscaba de su lado. Axel levantó una ceja sorprendido, mientras se tocaba el rostro intentando apaciguar el dolor, acaso lo había abofeteado un demonio, eso era nuevo en su lista de cosas que hacer.

 

Axel sonrió, no por el hecho del golpe, o la extraña criatura de su compañera, más bien su sonrisa era por el momento de gracia. –Diablos.- Suspiró aquel delgado hombre, acercándose al guerrero, al notar que empezaba a hablar.

 

-Un pergamino.- Pensó el joven, al escuchar en silencio a su mentor. Axel sonrió por segunda ocasión consecutiva. Giro sus dedos y la daga se materializo, había pasado tiempo desde que tenía esa daga en sus manos.

 

-Yo también.- Su grave voz se notó. Ofreció su brazo izquierdo, el que estaba libre de tatuajes y empezó a hacer un corte largo, pero no profundo no quería cortarse el brazo.

 

La daga era tan buena, que fue un golpe sin dolor, y la sangre empezó a aparecer en su brazo, en el instante en que la misma desaparecía. Con su mano libre apretó su brazo, llenándose de su sangre.

 

Axel se arrodillo dónde estaba el contrato, no le importo leerlo, no tenía nada que perder y mucho que ganar, localizo su nombre y con la mano ensangrentada firmo con sus dedos. Se levantó complacido con el guerrero, y limpio su mano con la parte trasera de sus pantalones para pensar en un hechizo que cerrara el corte de la daga, ciertamente el no era tan pulcro como la señorita que lo acompañaba.

 

Mostró sus amarillentos dientes al Guerrero, y volvió a donde se encontraba, para tomar aire de nuevo.

Ya no era tan difícil juntar energía, y pensó en el hechizo una vez más.

 

Sacudió su varita ensangrentada, esperando el resultado de su suerte, cuando una figura femenina apareció ante sus ojos.

 

La mirada de aquel ser lo distrajo, por un instante recordó a su ex esposa, pero Axel agitó su cabeza intentando no pensar en eso, un ente completamente diferente ahora lo visitaba, un ser que poseía una belleza inmensurable. – Los creadores de este libro, deben de ser unos cerdos sexistas. – Observando a la hechicera y su pronunciada figura que parecía desafiar la gravedad. – Personalmente no encuentro sensual ese tipo de cosas.- Susurró Axel al extraño ser que era envuelto en un aro de oscuridad muy tenue.

 

Los pausados movimientos de la hechicera y el tambalear de sus curvas, había algo que atraía a Axel, el cual volvía a sacudir su cabeza intentando no tener pensamientos sucios en ese momento, con tantos legeremantes sueltos en Ottery, ya no era bien visto tener pensamientos pervertidos a plena luz del día.

 

-Demonios.- Dijo el mago, después de susurrar, que mal se sentía al lado de esa cosa que emulaba ser una mujer. Apretando su varita en sus manos, acerco la punta de su arma a su tatuada sien. – Finite Incantatem.- Pensó el mago apuntándose a si mismo, esa atracción no era natural, era obvio que era la habilidad de la hechicera.

 

Axel tragó saliva y volvió a ver al señor del caos que lo acompañaba, el hechizo había ayudado un poco, al menos ya no tenía esos pensamientos extraños y notorios en sus pantalones.

 

-Y esta cosa, ¿qué hace o para qué sirve? - Preguntó alto esperando que el guerrero y Zahil lo escucharan. ¿Puede pelear o hechizar a alguien? ¿Es como un Pikachu? O Para que demonios me sirve esta mujer? - Axel era pragmático y no entendía cual era el punto de aprender un hechizo tan difícil solo para invocar una inútil criatura sexual, al mismo tiempo que movía la mano hacia ella como si tratara de alejar a una mosca.

Editado 18 de Octubre del 2017 por Axel Rexdemort

[Bakari]

Los muchachos no duraron ni un minuto en hacer lo que el Uzza les indicó, no parecían ser unos idi***s como los alumnos anteriores los cuales solían dudar y preguntar del porqué debía ser de esa manera. Solamente la chica realizó un comentario menor pero aún así colocó su "firma" en el pergamino para tener acceso total a las invocaciones del señor del caos y poder controlarlas por un periodo de tiempo un poco más prolongado. Más importante, no tendría que lidiar con el riesgo de recibir una nueva bofetada por parte de alguno de ellos.

Una Ninfa y una Hechicera fueron las apariciones de esta ocasión, ambas criaturas hermosas que podían deleitar a un ser humano cualquiera atrapándolos con su belleza. Una poseía enorme capacidad curativa ante cualquier hechizo o problema que tuviese su invocador, en ese momento no era ninguno, así que simplemente se quedó allí expectante ante lo que pudiese ocurrir. La otra... Bueno, la otra sin duda era más peligrosa.

Esas malditas criaturas siempre seducían a sus invocadores con artes de seducción increíbles y por los cuales muchos magos murieron al no poder resistir la tentación de darle un beso a tal belleza. Incluso él, Bakari mucho tiempo atrás, evitó con mucha fortuna los tentadores labios de una Hechicera, pero incluso en ese momento al verla nuevamente mientras trataba de robarle un beso al chico no evitaba sentirse atraído apesar de su longevidad. Las mujeres eran un problema para todos los hombres y los años no cambiarían eso en ninguno.

- Puedes encontrar las descripciones entre las páginas del libro - Mencionó, volviendo a la realidad para contestarle las preguntas al chico que parecía un poco alterado.

- Pueden tratar de pelear entre ustedes para practicar los otros encatamientos o pelear con sus invocaciones y tratar de desaparecerlas - Dijo esperando no tener que explicarle como funcionaba los hechizos nuevamente. En ese momento tenían el conocimiento necesario para probar todo lo demás dentro del libro.

[Axel Rexdemort]

2d50

Rueda de la fortuna

[Axel Rexdemort]

Axel se cruzó de brazos mirando con extrañeza a la hechicera y a la ninfa, las fuerzas del caos eran misteriosas y sombrías, necesitaba estudiar con cuidado aquel libro, la cantidad de hechizos con las que contaba aquel texto era asombrosa, pero depender de la suerte no era algo en lo que el danés confiara, aunque era un hecho lamentable que tanto él como parte de la humanidad fueran demasiado limitados en su visión mental para sopesar con paciencia e ingenio aquellos fenómenos producidos por el caos de aquella magia.

 

-¿Pelear entre nosotros, o contra nuestras invocaciones? – Repitió sin darse cuenta, cuando estaba intentando organizar las fortalezas y debilidades del libro. Axel levantó la ceja clavando sus ojos en su compañera, después en su señor del caos y terminó mirando a la hechicera que tenía al lado.

 

Bajo la tenue barba del hombre, una sonrisa se hizo presente, sería algo divertido un duelo, pero sus ojos no se despegaban del rostro de la hechicera, esa extraña mirada de aquel ente, una inquisitiva voz a cierta distancia lo llamaba, la mente de Axel era un verdadero caos, tal como ese libro

 

Por segundos podía ver el rostro de su ex esposa y después un sentimiento similar a la lujuria. Axel sacudió la cabeza como si fuera un perro intentando alejar esos pensamientos que rozaban a la locura, pero era un atracción completamente irracional sobre aquel ser, aquel señor del caos.

 

Axel apretó con fuerza su varita una vez más, la sacudió un par de veces y volvió a colocarla sobre su sien. – Finite Incantatem.- Era lo único que podía calmar ese extraño y casi diabólico estado mental que aquella hechicera producía.

 

-Necesitare suerte si quiero seguir aquí.- Suspiró el joven Rexdemort, apareciendo su libro, un hechizo en particular podría ayudarlo.

Leyó rápidamente, las instrucciones eran claras, cada vez juntar las fuerzas del caos era menos difícil, solo había que acostumbrarse un poco.

 

Hizo una floritura, rodeando las energías del caos. – Rueda de la Fortuna.- Pronunció el hombre, girando la mano, Axel cerró los ojos inconscientemente. Apretó los dientes y abrió lentamente los ojos.

 

Miró a su alrededor, pero nada había cambiado, la hechicera seguía a su lado, todo parecía igual, pero él estaba seguro, había hecho el hechizo correctamente. – Supongo que la suerte, no está de mi lado.- Torció la boca y rio un poco, diciéndole con su marcado acento a el señor del caos que lo acompañaba.

[Sophie Elizabeth Granger]

1d10

Rueda del Caos: Editado 1 de Noviembre del 2017 por Zahil Granger

[Sophie Elizabeth Granger]

La ninfa era linda y ademas le servia de ayuda o le serviría si estuviese en apuros y herida pero no era el caso, Bakari les daba la opcion de luchar entre ellos o contra las invocaciones pero aquello tampoco le agradaba, siempre había rehuido las batallas y ademas su señor del Caos no era malicioso como Pevees y no se le antojaba atacarlo, aunque podía probar con atacar alguna roca o objeto inanimado para probar el efecto de los hechizos sobre sus hechizos normales.

 

-Creo que usare una pequeña rueda y no te apuntare a ti ninfa, sino a esa roca una vez que vea que me depara el Caos- le dijo a su acompañante momentáneo siguiendo el ejemplo de su compañero de no pelear contra ella

 

- Rueda del Caos - lanzo usando toda su concentración y su energía que se había vuelto mas estable al no tener el componente del estrés gracias a la ninfa.

 

- Reducto - dijo apuntando a la roca que enseguida se redujo a nada pues sus hechizos se habían potencializado y como no lo habia previsto algunas esquirlas de su experimento le habían hecho pequeñas cortadas en las manos que la ninfa enseguida curo.

 

- oh por dios, esto es genial - dijo visiblemente contenta con el resultado obtenido, le encantaba tener un poco mas de poder destructor aunque sabia que el Caos en un segundo podía estar con ella y al otro en su contra, aunque por el momento estaba de su lado y se divertiría un rato con ello.

[Axel Rexdemort]

1d7

señor del caos Editado 5 de Noviembre del 2017 por Axel Rexdemort

[Axel Rexdemort]

Axel observó curioso a su compañera de clases, mientras hacía aparecer el libro del caos sobre su mano derecha, el libro estaba lleno de hechizos pero todos tenían la misma ciencia, hacer una invocación del caos.

 

Se encorvo un poco para enfocarse en el libro, existían muchos efectos que el caos podría hacer, pero todos jugaban con un porcentaje de peligro, en general algo que no llamaba mucho la atención del sujeto. Axel buscó entre las numerosas hojas el efecto que su compañera tenia, un hechizo que había llamado su atención. – Tendré que aprender todo esto, si realmente quiero dominar el caos.- Dijo el hombre al aire, cuando noto que el señor del caos que lo acompañaba, ya no se encontraba. Axel se encogió de hombros sin prestarle mucha atención, la hechicera no era precisamente una invocación que le gustara.

 

El chico Rexdemort sonrió al encontrar el apartado de los señores del caos, mientras se sentaba en el piso, para observar fugazmente la clasificación de todos los entes.

 

Dejó su libro de nueva cuenta en el suelo y volvió a agitar su varita, la hechicera ya había desaparecido, era la oportunidad de conjurar de nuevo a un señor del Caos

 

Concentró su magia sobre su mano izquierda, y logro visualizar el mismo hechizo. Bakari los había hecho firmar un contrato, significaba que en esa ocasión podría intentar explotar el potencial de ese hechizo.

 

-Señor del caos- Pronunció con su marcado acento nórdico y un movimiento fijo con la mano.

 

El hechizo empezó a funcionar, pues un ente empezó a materializarse, los ojos de Axel notaban una excitación como si de un niño pequeño se tratara, estaba emocionado.

 

La alta figura negra y oscura, resaltaba en ese entorno tan soleado, el señor del caos volvió a aparecer enfrente de sus ojos. – Ohh.- Una enorme sonrisa se dibujó en los labios del hombre.

 

Un ser tan extraño y misterioso y ahora estaba al lado del Axel. – Hola de nuevo.- Exclamó confiando en que no lo volvería a atacar como hacía unos minutos atrás.

Editado 5 de Noviembre del 2017 por Axel Rexdemort