Jump to content

Libro de las Auras


Runihura
 Compartir

Publicaciones recomendadas

tumblr_nzmdkddbbV1ql7kico9_250.png

Runihura

Guerrera Uzza del Libro de las Auras
____________________




El suelo árido acariciaba los pies descalzos de la muchacha. Observó todo a su alrededor, como si fuese la primera vez que se cruzara con aquel paisaje elevado. Tierra seca por doquier, pero llena de una magia única que sólo ella y unos pocos podían apreciar y entender, para cualquier extranjero que se aproximara -y vaya que lo harían-, les sería apenas poco más que un lugar de aspecto muerto. Pobres ignorantes si pensaban que saldrían victoriosos de allí con aquel pensamiento desde un inicio.

Runihura sonrió de forma divertida. Aquel día comenzaba su primera clase, aunque poco le agradaba: enseñar a los extranjeros la magia de la cual habían guardado celosamente no era bien recibido para ningún Guerrero, pero ¿qué opción tenían? El Primer Contrato los ataba, y eran hombres y mujeres de palabra.

La caminata diurna comenzó por un descenso por el Monte Catalina, allí donde era el área que solía frecuentar y que no era mero adorno: la réplica de aquel monte era usado como el área para sus clases y, además, donde se hallaba su vivienda. Todas las mañanas se levantaba y empezaba un rutinario recorrido por los lugares más inaccesibles para los novatos, entrenaba a la luz del sol en las cumbres barrancosas hasta que el crepúsculo llegaba, para dar lugar a la oscura noche y al ritual de oración a la Diosa Uzza. Mientras daba saltitos por entre las rocas pensaba en que hubiese preferido eso, pero no podía ignorar a los extranjeros, de otra forma se llevaría un buen reto, y no sólo de esa organización llamada Ministerio de Magia.

El día se veía prometedor: el sol bañaba todo a su paso con su luz, pronosticando una temperatura más bien alta, algo a lo que ella estaba habituada. Se sentó entonces en el pedregoso suelo, dedicándose un momento a ella y el Monte. Cerró los ojos, aspirando hondo y cantando una melodía suave.

al'iilhat aleazaa, ya 'iilhat, wahimayat 'ardikum w alnnas,

yunir li mae qutik w yubarik li fi kl maeraka.

aismahuu li 'an 'akun juz'aan min aljaysh alkhass mmajid ealaa al'ard,

eindama yahin alwaqt juz'aan min aljaysh alssamawi.

rieayatan watadrib thumma, w takrim li mae hakmatikum

(Diosa Uzza, diosa mía, protege a tu tierra y gente, ilumíname con tu fuerza y bendíceme en cada batalla.

Déjame ser parte de tu glorioso ejército en tierra, para cuando llegue el momento formar parte de tu ejército celestial.

Cuida y entrena de los Zumma, y hónrame con tu sabiduría.)


Su voz sonaba armoniosa y llena de paz a medida que recitaba el cántico; y para su sorpresa, recordó aquella vez en la que estuvo bajo constantes pruebas para lograr su Segunda Iniciación.



Repentinamente se vio envuelta en una guerra en la tuvo que intervenir de forma obligada antes de lograr consagrarse como Guerrera Uzza. Unos forajidos habían llegado hasta donde la tribu Tiferim se hallaba e intentaban someter a su gente para lograr adueñarse del lugar, su oro, su riqueza y sus alimentos. Runihura, siendo la única guerrera habitante en ese momento, logró a duras penas deshacerse de los bandidos, aunque no sin sufrir las consecuencias. Al ser tantos, tenía que hacer uso de su magia al límite, pero logró proteger a los Tiferim para alivio de todos. Pero lejos de quedar todo eso allí, los ataques continuaron, día sí y día no.

Fue una época muy dura en la cual se vio obligada a proteger constantemente a sus hermanos de tribu sin tener oportunidad de realizarles una emboscada a los atacantes debido a que siempre terminaba agotada; y sabiendo esto sus enemigos, intentaban aprovecharse de ella al día siguiente, contando con que tuviese cada vez menos energía y cuerpo para lograr vencerlos. Meses largos y crudos fueron, en los cuales, gracias a que su Nahm Uzza le proporcionó conocimientos que la ayudaron a la hora de batalla, como así también a proteger a su tribu. El Aura de la llama del Fénix y el Aura de Muerte, hechizos utilizados para disminuir considerablemente el poder de sus enemigos y lograr así una ventaja a la hora de la batalla; el Aura de Poder para incrementar sus propios poderes, el Aura del Escudo Fantasmal para proteger a los Tiferim, el Aura de Confusión para atacarlos y darles el golpe final, y el Aura de Inmunidad en el remoto caso en el alguien pudiese usar alguna magia remotamente similar a la suya.

Todo ello sirvió para salvar a su tribu día tras día, pero entonces, el verdadero reto llegó cuando el plan original de los atacantes cambió de objetivo: Aquel último enfrentamiento se llevó a cabo en un lugar distinto del original. Los forajidos, intentando hacer caer a la mujer de aspecto frágil y pequeña, se dirigieron inmediatamente al Monte Catalina con la idea de profanar el lugar y robar su magia. Fue entonces cuando el verdadero poder de Runihura como Guerrera Uzza se hizo ver. La furia de la muchacha ante el intento de profanación se vio conectada con la de la tierra sagrada misma, enalzándose y volviéndose uno solo, logrando que el Monte entero y hasta la más minúscula partícula quedara bajo el control de Runihura que, con cada movimiento que ejecutaba en el aire con su cuerpo, eran imitados por la masa de roca para generar golpes de ataque, o arenas movedizas, o incluso cualquier cosa que pasara por la mente de la muchacha. Aquel día, se generó un vínculo único entre el Monte y ella, siendo capaz la Guerrera de deformar el terreno a su antojo, formando más picosa más altura o cualquier cosa que deseara.



Abrió los ojos, una vez que terminó de repetir los párrafos de la canción y notando que el polvo se había levantado a su alrededor. Con aquella última batalla fue que logró deshacerse de los forajidos, como así también superar la prueba para la Segunda Iniciación y consagrarse como la única Guerrera Uzza de las Auras de su tipo, además de generar rumores que a día de hoy la perseguían.

Se levantó rápidamente, saltando hacia el barranco que tenía por delante y deslizándose a toda velocidad hasta llegar a la parte más baja, allí donde sus ahora pupilos la esperarían al cabo de un rato.

Llegó la hora de darles leña, y tal vez de encontrar a alguien que se gane mi respeto – dijo en un precario inglés, a la vez que sujetaba un pañuelo marrón que se le había escapado de entre la falda de tiras de cuero que llevaba puesto. Ya tenía todo lo necesario para comenzar.

Editado por Aine Malfoy
nHT2lrv.png
Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

  • 9 meses más tarde...
Por la última experiencia que había tenido en las clases de los Uzza, era mejor dejar de lado de una vez por todas a sus elegantes túnicas. Se veían muy bien en Londres, cuando estaba entre magos que vestían igual y que se abrigaban de la misma forma del viento helado de Gran Bretaña a principios del invierno. Pero en las clases, donde casi todo era árido y carente de brisa, preferí acercarse un poco más a la vestimenta muggle.

Por eso cuando fue a su armario pasó de largo hasta llegar a la zona donde guardaba una cantidad considerable de ropa común, aunque no tan grande como sus atuendos de brujas, donde seleccionó todo lo que iba a seleccionar. Las botas de montaña, cómodas para las caminatas e incluso las carreras, unos pantalones de combate y una camisa holgada, adecuada para el calor. Como siempre, todo de colores claros e impolutos.

-Amor, ¿lista?

Aún estaba a medio vestir cuando salió a comprobar si su esposa estaba lista para partir y aún así parecía lista para enfrentar cualquier cosa. Sonrió al verla como si se hubiera enamorado una vez más desde que la había visto hacía escasos cinco minutos, era la mujer más hermosa del mundo ante sus ojos.

-Debo admitir que estoy entusiasmada. Sólo recuerdo haber visto a Runihura en la prueba del libro de la Fortaleza, hace... un tiempo ya. Hemos cursado los libros tan rápido que no sé ni cuándo empezamos -suspiró con falso pesar, pasando la camisa por su cabeza y metiendo los brazos por los tirantes con elegancia-. Se ve interesante, la Guerrera, será curioso tener a una mujer de maestra después de tanto hombre senil y malhumorado.

Besó los labios de la mortífago después de tomar el ejemplar de su libro y la vara de cristal color sangre. Una vez que su mujer hizo lo mismo, ambas desaparecieron envueltas en una voluta de humo desde la habitación en el castillo Ivashkov hasta el sitio de encuentro.

Calor, ¿cómo no?

Entrelazó los dedos con los de Tauro como solía hacer cada vez que caminaban juntas, acariciando el dorso de su mano con el pulgar. Quien no la conociera pensaría que era sólo un gesto amoroso, pero lo cierto era que cada vez que hacía esa caricia era porque se sentí nerviosa, aunque fuera en lo más mínimo. Cada vez que empezaba una clase sentía nervios y ansias, recibir conocimiento era algo que apreciaba a un punto que no podía explicar y lo representaba como una chiquilla asustada, por más que su rostro reflejará serenidad.

-Ahí está -Runihura las esperaba a los pies del monte y ella guió hasta ahí a su esposa, antes de dedicarle una respetuosa inclinación de cabeza a la Uzza-. Guerrera. Soy Leah Ivashkov, un gusto.

"%20alt=YwwEbg4.gif


"%20alt=


"%20alt=hQEsmVo.gif3lqIQgZ.gif

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Al igual que su esposa, Tauro iría vestida de manera similar, por lo que tomó prestada algunas prendas de las que guardaba en el clóset, siendo las botas las únicas de su propiedad. Las altas temperaturas de los sitios escogidos por los Uzzas la ponían de mal humor y pese a que el clima normalmente no hacía ningún efecto real en la demonio, el sudor y la ropa pegada a la piel no era una sensación muy agradable a la hora de tomar una clase, además de que no sabía si esta vez correría una maratón o excavaría el agujero más profundo del mundo, pero de todas formas trataría de ir lo más cómoda posible.

 

— Eso creo —respondió cuando aun se estaba ajustando los cordones, pero a último momento decidió cambiar los pantalones largos por un short y camisilla. Ahora sí que estaba lista. Levantó la vista para observar mejor a Leah y se quedó boquiabierta, reconociendo que aun con ropa muggle -la cual no era favorita para ninguna de las dos- se veía como la mujer más atractiva sobre la tierra, demasiado perfecta como solamente ella sabía serlo.

 

— Yo... —lo meditó un poco — la verdad no la recuerdo, esas clases estuvieron muy movidas y no estaba muy familiarizada con los guerreros a decir verdad, pero sí, el hecho de que sea mujer llama más mi atención, ha de ser difícil entre tanto guerrero con el pecho descubierto —bromeó.

 

Luego de comprobar que ambas estaban listas, con la varita y el libro en mano, se acercó a su esposa para darle un beso en los labios antes de desaparecer.

 

El cambio climático la golpeó en la cara, dejando a miles de kilómetros las comodidades y atenciones recibidas en el castillo Ivashkov para trasladarse a un ambiente solitario, seco, sin vida y donde probablemente no la pasarían tan bien, pero ya estaba acostumbrada. Apretó los dedos que la agarraban y avanzó al lado de Leah recorriendo con la mirada el lugar, buscando alguna señal de la Guerrera pero esta todavía no aparecía. Fue su misma esposa quién la encontró y la alertó de ello.

 

— Que sea lo que Voldy quiera —dijo muy bajito para que únicamente ella la escuchara y le dio un beso a su mano antes de encontrarse frente a frente con la Uzza.

 

— Y yo soy Taurogirl —se presentó. Una vez terminó de hablar se deshizo de cualquier expectativa adquirida por las experiencias previas, deseando que todo fuese nuevo.

UASDi2b.gif
HakOva6.png
XzWZp5H.gif

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

¿Cuánto tiempo había permanecido allí en aquella posición, esperando? No podía asegurarlo, pero tampoco es que le importara. Aprovechaba aquel momento en el que había tenido de paz, para meditar un rato, sentada de piernas cruzadas una con la otra sobre la tierra. Sus ojos, cerrados, centrados en el pasado, en el presente y en el futuro al mismo tiempo si es que era posible. Le gustaban aquellos días, de mañanas calurosas y tranquilas, por lo menos por un rato, regalándole aquellos momentos de soledad.

 

Abrió los ojos repentinamente al oír el susurro del viento, y al cabo de unos pocos segundos, las figuras de dos mujeres aparecieron por un lado del monte. Sus primeras alumnas eran particulares, por lo menos así lo notó al primer vistazo. Sus auras, sí, podía detectarlas a la perfección, a fin de cuentas era su especialidad, y sabía lo que en ellas había, no había magia que pasara desapercibida para la guerrera.

 

En cuanto llegaron y se presentaron, las observó de arriba abajo, inspeccionándolas ahora de forma más profunda. Notó las ropas que llevaban, e internamente se preguntó el por qué habían elegido un atuendo tan poco particular para aquella ocasión, pero haciendo caso omiso de ello, asintió con la cabeza en señal de saludo, sin emitir palabra por el momento, o moverse siquiera.

 

Bienvenidas, – era probable que aquello las sorprendiera, pues no todos los Uzza estaban dispuestos a recibir de buena forma a los ingleses – son las primeras que han llegado hasta tan lejos, las felicito. Pero eso sólo significa que su entrenamiento será cada vez más duro. No tengo idea lo que los otros Guerreros les habrán dicho, – dijo, luego de una breve pausa, esta vez poniéndose en pie al fin – pero esta enseñanza será mucho más dura que las demás. El manejo de las auras no es algo que se pueda aprender sencillamente con el libro, esas palabras casi son vacías. Para poder dominar las auras, deberán dominar, primeramente, su cuerpo y mente, la energía que emana de ellas dos combinadas.

 

En cuanto terminó de sacudirse la pequeña falda, sólo en ese momento se irguió, dejando ver la particularidad de su apariencia. Su infantil figura, bastante bien formada, no era algo que pasara desapercibido para nadie, ni siquiera para los de su pueblo en un principio. Sonrió de lado, rara vez podía ponerse seria por demasiado tiempo, sobre todo cuando comenzaría con el entrenamiento a aquellas inglesas.

 

Comencemos entonces – agregó, en un tono más divertido, haciéndose sonar los dedos al estirarlos.

 

Luego, buscó su varita rápidamente, la cual tenía su tamaño normal por el momento, y con un sencillo movimiento de ella, un haz de la noche apareció por debajo de los pies de ambas mujeres, haciendo que cayeran inevitablemente por él, mientras Runihura creaba otro para ella misma.

 

El otro lado del primer portal que acababa de invocar apareció justo en la cima del Monte Catalina, a una mayor altura de lo que el monte mismo tenía, por lo que las llamadas Taurogirl y Leah caerían al vacío, dándose algunos raspones con la caída. La pequeña apareció desde el otro portal a la misma altura, pero cayendo a toda velocidad, para aterrizar con las rodillas flexionadas sobre la dura superficie de la cima. No había rasguños en ella, ni una señal de moratón o algo similar, su cuerpo estaba preparado para ello y mucho más.

 

Antes de empezar con cualquier hechizo, deberán preparar, como dije anteriormente, su mente y cuerpo, para que puedan unirse y funcionar como uno solo, manejando aquellas energías que ni siquiera en su vida hubiesen imaginado utilizar; – y mientras hablaba, tomó el pañuelo que había mantenido sujeto en una mano y se lo ataba por encima de su nariz, dejando protegido aquella parte baja de su rostro – la única forma de hacerlo es forzándolas a ambas, llevándolas lo más al límite posible.

 

Levantó la mano repentinamente, apuntando con la varita tanto a una como a la otra.

 

Deberán bajar y subir el Monte al menos dos veces, sin utilizar ningún tipo de magia o artilugio posible, si llegan a hacerlo, tengan por seguro que lo sabré – sus ojos parecieron prenderse fuego mientras una sonrisita traviesa se dibujaba en sus labios, aunque en aquel momento no pudiesen verla –. Y será mejor que se apresuren, – esta vez dirigió su varita por entre medio de las mujeres, señalando un punto lejano en el sur – aquella tormenta de arena no tardará en llegar, y cuando lo haga ustedes deberán estar subiendo por última vez. ¡Rápido!

nHT2lrv.png
Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Decirle a alguien que aquella experiencia sería más complicada que las demás, después de haber ido subiendo escalaón por escalón en los libros de los Uzza, era un poco innecesario. Siempre era más complicado y cada maestro era diferente al otro, aunque ninguno se lo hacía fácil a nadie nunca. Pero decidió que era prudente no empezar a tentar el temperamento de Runihura tan solo empezar, así que asintió con tranquilidad y esperó hasta que se puso en pie.

Era una mujer interesante, con muchos misterios ocultos debajo de su apariencia y eso era lo que la advertía de una cosa, tener cuidado con ella era mejor. Por supuesto, no esperaba que aquél pensamiento fuera un presagio por lo que pasó a continuación. Seguía sosteniendo la mano de su esposa cuando el portal se abrió bajo sus pies, así que juntas atravesaron el corto remolino de colores que las llevó en un abrir y cerrar de ojos a la cima del monte. Mucho más arriba de la cima.

De haber estado sola, la mera experiencia la habría matado, pero Tauro apretaba su mano y por esa razón no se dejó vencer por la sorpresa que la altura de la caída provocó en su interior. El instinto de supervivencia era más grande y la necesidad de que su esposa estuviera bien la hacía pensar sin caer presa del pánico. Podrían haber salido con razguños y moretones de no haber sido por su poder, el de ambas estudiantes, que no era escaso.

El Amuleto Volador se activó sin necesidad de que la rubia pusiera demasiado empeño en hacerlo, parando su caída brusca y convirtiéndola en un planeo suave como la seda, capaz de guiarla al suelo lo bastante lento como para meter las piernas sin salir herida. Trastabilló un poco sin más accidentes y de forma automática se giró para enfrentar a Tauro, observando su rostro, su piel y sus extremidades con el ojo crítico de un Medimago. A diferencia de ella, que estaba un poco pálida y algo encolerizada, su mujer estaba perfecta. Tardó un segundo en recordar por qué no debía hacer nada contra Runihura.

-Sí, maestra.

En su voz se sentía un dejo de la rabia que sentía hacia ella, por haber expuesto así a Tauro, pero era algo mínimo y comprensible. Miró a los ojos a la peli-azul.

-¿Cargarte cuenta como entrenamiento físico? -le guiñó un ojo, mirando hacia atrás-. Tenemos unos diez minutos a lo sumo, así que tendremos que bajar corriendo y subir a buen ritmo. La segunda vez tendremos que apretar un poco más el paso, pero creo que podremos lograrlo a tiempo.

Inhaló despacio una última vez.

-¿Lista?

"%20alt=YwwEbg4.gif


"%20alt=


"%20alt=hQEsmVo.gif3lqIQgZ.gif

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Tauro fue la primera en sorprenderse por la amabilidad de la Uzza. «¿Podría ser cierto?» No hizo ningún comentario al respecto, sino que se dedicó a escucharla hasta al final «Para poder dominar las auras, deberán dominar, primeramente, su cuerpo y mente, la energía que emana de ellas dos combinadas» Repitió mentalmente y no pudo ocultar la emoción que sentía. A medida que avanzaban, se preguntaba qué otros secretos y poderes venían ocultos en los libros y lo que debían hacer para obtenerlos, pero desde el instante en que adquirió su libro de las Auras en el mall no había parado de leerlo. Algo le decía que se necesitaba una gran cantidad de energía superior a la que empleó para invocar al señor del caos y las palabras de Runihura se lo confirmaban.

 

Tal era la concentración de la bruja que la aparición repentina del portal bajo sus pies sí la tomó por sorpresa, era una suerte para ella que su esposa estuviera ahí para apretar su mano a tiempo, haciéndola reaccionar. Para nada le importaban las raspaduras o los accidentes que ocasionaba tomar las clases con los diferentes Uzzas, pero si se permitía salir herida luego de atravesar un simple portal realmente no merecía estar ahí. El amuleto se activó de inmediato y eso evitó que tuviera una penosa caída, lo que si hizo fue sacudirse el polvo de las piernas, después de todo había sido una mala idea usar shorts en lugar de pantalones, en cuanto a su expresión esta permaneció siempre serena.

 

Terminaron en la cima del Monte Catalina y para preparar sus cuerpos debían iniciar una maratón que implicaba bajar y subir al menos dos veces, de no ser porque Badrú ya los había hecho correr en medio del desierto habría pensado que no estaba preparada.

 

— Al final es una carrera —se atrevió a decir en voz alta, dirigiéndole una especial sonrisa a su esposa — Seguramente cuente para ti, mi amor, pero no creo a la guerrera Uzza aquí presente le guste mucho la idea —bromeó. Nuevamente la idea de llevar shorts le pareció bastante apropiada. No había necesidad de jugar con su suerte y usar su varita para poder correr esa distancia, el entrenamiento con Khufu le había ayudado a no depender tanto de su magia, incluso de su varita por cortos períodos de tiempo y si de verdad tardaban diez minutos como Leah señalaba, nada malo pasaría.

 

— Estoy lista —y tal como si fuese una atleta, flexionó un poco las rodillas con el cuerpo ligeramente inclinado hacia adelante y los brazos en posición —¡Ahora! —exclamó y de inmediato emprendieron la carrera cuesta abajo.

UASDi2b.gif
HakOva6.png
XzWZp5H.gif

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Soltó una risita al escuchar a su esposa y la imitó, saliendo disparada en cuanto escuchó la señal de partida. El camino era turbulento y demasiado empinado, pero las dos se las arreglaban para pisar en el lugar correcto sin perder los tobillos. Las botas de Ivashkov encajaban en la tierra, adecuándose al cambio que las rocas producían en la bajada y manteniéndola estable. Lo curioso era que tanto sus reflejos como los de Tauro fueran tan buenos. Runihura lo notaría, aunque no había nada de magia que denunciar.

La cabellera azul ondeaba a su lado casi al ritmo de sus aceleradas pulsaciones, cada vez más violentas. A medida que bajaban, la respiración se hacía menos pasiva y los músculos se tensaban más, aún cuando su rostro no mostraba nada más que concentración. No estaba cansada, tenía aguante para más, así que cuando llegaron abajo despues de un minuto largo de descenso sin pausa, ni siquiera tuvo que detenerse.

-Recuerda, amor, mantén el ritmo -comentó en voz alta, tomando esta vez la delantera.

El primer salto que dio la impulsó hacia arriba y después la carrera la guió de nuevo hacia la cuesta.

Un, dos. Un, dos. Un dos.

Solía mantener los brazos a los lados, flexionados en los costados del torso para mantener el equilibrio, pero en más de una ocasión se vio en la necesidad de usar las manos para ayudarse a subir. Su color pálido se fue perdiendo con cada paso, haciendo que sus mejillas se tornaran rojas al poco rato. Tenía las palmas raspadas, aunque no de gravedad, y las rodillas llenas de tierra. Además, inflaba y desinflaba las mejillas constantemente, cada vez que hacía un esfuerzo por mantener el ritmo.

Era una tarea complicada, aunque no imposible. Cometió el error de mirar atrás, para ver si Tauro iba bien, cuando saltaba a.una roca y estuvo a punto de rodar cuesta abajo. De no ser porque se aferró a una roca al momento justo, habría llegado abajo mucho más rápido que en el primer intento. Maldijo en voz baja, poniéndose en pie de un salto e ignoró las magulladuras, unas que incluso le habían abierto la piel. Estaban cerca de la cima.

-Mmm -agarró aire arriba, viendo a Runihura y a la tormenta de arena detrás, cada vez más cerca.

Volteó, algo dolorida, aunque fuera de peligro.

-Te sigo, princesa -la sonrisa torcida dejaba en claro que estaba en buenas condiciones, por más sudorosa o manchada que estuviera su ropa.

"%20alt=YwwEbg4.gif


"%20alt=


"%20alt=hQEsmVo.gif3lqIQgZ.gif

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Asintió con la cabeza de forma distraída al ver que una de ellas, la que se había presentado como Taurogirl, hacía algunos estiramientos previos a comenzar la carrera, era algo que nunca podía faltar cuando del entrenamiento físico se trataba; era partidaria de que el dolor hacía a la fuerza, pero no el dolor por no haber precalentado correctamente, aquello traía más complicaciones que beneficios.

 

Las vio bajar a la carrera en cuanto el ambiente entre ellas se tornó competitivo, a lo cual volvió a asentir, esta vez con una pequeña sonrisa en los labios. Sí, la competencia era buena, bien lo sabía ella que tenía un alma fuertemente competitiva.

 

Se sentó sobre la cima, de piernas y brazos cruzados, cerrando los ojos a su vez. A simple vista podía parecer que descansaba, o incluso que se había dormido, pero lejos de eso, Runihura había entrado en un levísimo trance en el cual logró conectarse con el monte, detectando cada milímetro del mismo, siendo consciente de cada oleada de viento que azotaba a las piedras, y sobre todo, el rápido descenso de ambas mujeres que llevaban un ritmo de vértigo. Las siguió, comprobando que llegaban hasta abajo y, con sumo entusiasmo y reflejos, se giraban para comenzar el ascenso.

 

Cada una de las partes tenía su dificultad, el descenso parecía bastante sencillo en un principio, pero debía tenerse mucho cuidado de no perder el control y bajar dando tumbos, causándose heridas notables como poco. Y el ascenso, el evidente hecho de estar seguro del lugar por donde uno se sujetaba, evitando contactos en falso, algo que Leah entendió de primera mano en un momento de descuido. Frunció el ceño en señal de atención por si debía intervenir de alguna manera, pero la mujer logró solucionar el problema por ella sola.

 

Una vez llegaron a la cima, en la primera carrera, la Tiferim permaneció sin alterar su posición, esperando a que comenzaran nuevamente el descenso.

 

Con cuidado, el terreno suele ser traicionero – se limitó a decir.

 

«Sobre todo si una niña traviesa puede jugar con él» pensó en el momento exacto en el que cambiaba de posición, esta vez deshaciendo el cruce de brazos y apoyando ambas palmas de las manos sobre la tierra. Si las dos alumnas se hubiesen encontrado quietas y sin la adrenalina corriendo por su cuerpo, hubiesen sentido un pequeño movimiento de advertencia bajo sus pies, previniendo el momento en el que la Guerrera cerró las manos, formando pequeños puños que dio duramente contra el monte en un golpe seco.

 

Y haciendo eco de su movimiento, el terreno por el que acababan de subir Taurogirl y Leah se modificó por completo, adquiriendo más irregularidades que antes, agregándole la dificultad suficiente como para poder forzar sus cuerpos al máximo, como así también su mente a la hora de tomar decisiones respecto al lugar más conveniente en el cual confiar e, incluso, agilizar su sistema nervioso y el subconsciente a la hora de la toma de decisiones en situaciones de peligro, si llegaba a darse el caso.

 

¡Vamos, vamos! ¡Quiero ver de qué son capaces!

nHT2lrv.png
Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Con las manos extendidas hacia atrás y el torso inclinado hacia adelante, Tauro se impulsaba para seguir el ritmo de su esposa pese a que esta no dejaba de correr, de vez en cuando volteaba a mirarla y eso le había costado que estuviera a punto de experimentar un terrible accidente y eso, teniendo en cuenta de que no podían emplear ni un poco de magia, no les convenía.

 

— Más bien yo te sigo a ti —dijo con una sonrisa, notablemente agitada y con un vacío en el estómago que le indicaba que no estaba respirando bien. La molestia en la parte baja de su vientre era un dolor de cólico que le hizo disminuir el ritmo y hasta detenerse hasta sentirse bien y eso obviamente les costó un par de minutos en su pesada carrera.

 

— Estoy bien amor, ya estoy lista —dijo una vez estuvo recuperada y de nuevo empezó a correr y no se detuvo hasta llegar hasta la parte final. Allí volvieron a tomar aire y ahora les tocaba correr cuesta arriba, lo cual sería mucho más difícil que antes y de eso se daría cuenta cuando sus piernas empezaran a temblar con cada paso que daba. Pero eso no sería lo único, pues una tormenta de arena las estaría persiguiendo para su segunda vuelta.

 

— ¡Rayos! Tenemos que darnos prisa, esa tormenta se ve peligrosa y sin magia lo más probable es que nos termine enterrando o perdiéndonos —su preocupación era real, las tormentas de arena solían ser peligrosas en los desiertos sobre todo y pocos eran los que sobrevivían y ahora ellas que estaban sin magia como los vulgares muggles estaban igual de vulnerables.

 

Ambas lograron llegar a la cima, pero esta vez no hubo tiempo para descansos pues apenas llegaran abajo y decidieran regresar, la tormenta ya les estaría pisando los talones.

 

— Gracias guerrera —respondió en modo automático, sintiéndose extrañada.

UASDi2b.gif
HakOva6.png
XzWZp5H.gif

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Asintió, tomando otra vez la delantera del descenso, sin detenerse a escuchar las palabras que le dedicaba Runihura. Estaba demasiado preocupada por la tormenta como para frenarse. No obstante, había puesto un pie en un montículo de tierra más abajo cuando todo se sacudió bajo la suela de su bota, haciendo que diera un salto involuntario hacia un hoyo tan grande que sintió algo de temor. El golpe seco la freno, haciendo sus rodillas doblarse hasta el límite y que sus manos encajaran en la tierra, pero logró hacerle una seña a Tauro para que siguiera.

Escalar le costó mucho menos que asimilar lo que encontró al subir de nuevo. El camino ya no era tan fácil como antes o al menos eso era lo que su mente hábil le avisaba... o su propio sentido de la seguridad. Se lanzó hacia delante, rápido, alentada por la guerrera y un poco fastidiada, puesto que le dolían las articulaciones. La bajada era un poco más empinada y había obstáculos lor doquier, que la obligaban a saltar, frenar o apurar la bajada.

En una ocasión estuvo a punto de llegar rodando abajo, ya que la tierra se seccionó de su aparente firmeza y la hizo deslizarse a gran velocidad. Tuvo que arreglárselas para dar un giro sobre sí misma y evitar una roca del tamaño de un Thestral, o iba a acabar aplastada por la rapidez de su caída. Cuando por fin llegó abajo, estaba tan cansada y llena de tierra que fácilmente podría haberse tratado de un topo con ataque de asma. Cuandovio hacia arriba, quiso llorar.

-Ay, maldición.

Tosió un poco de tierra que se había metido a su boca y miró a Tauro, haciendo un esfuerzo grande por no parecer agotada.

-Tratemos de no pensar -asintió otra vez, más para ella misma que para su esposa y se lanzó hacia arriba, impulsada por las piernas.

Cada vez que ponía las manos en la tierra pensaba que iba a caerse y estuvo cerca de hacerlo en un momento, de no ser porque no se había apoyado aún en ese tramo de tierra cuando cedió bajo sus dedos. Escaló, respirando con fuerza y lanzando maldiciones, olvidándose de los métodos convencionales para subir. Se arrastraba, saltaba o se aferraba con dientes y uñas de ser necesario. Pero no se cayó. Primero se moriría antes de que la mujer viera cómo fracasaba. Así que cuando llegó arriba, con la tormenta encima, no parecía más una bruja de alta cuna.

-Ya... podemos usar magia -era una pregunta, aunque el cansancio no la dejara darle el tono.
Editado por Leah A. Ivashkov

"%20alt=YwwEbg4.gif


"%20alt=


"%20alt=hQEsmVo.gif3lqIQgZ.gif

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Guest
Esta discusión está cerrada a nuevas respuestas.
 Compartir

Sobre nosotros:

Harrylatino.org es una comunidad de fans del mundo mágico creado por JK Rowling, amantes de la fantasía y del rol. Nuestros inicios se remontan al año 2001 y nuestros más de 40.000 usuarios pertenecen a todos los países de habla hispana.

Nos gustan los mundos de fantasía y somos apasionados del rol, por lo que, si alguna vez quisiste vivir y sentirte como un mago, éste es tu lugar.

¡Vive la Magia!

×
×
  • Crear nuevo...

Información importante

We have placed cookies on your device to help make this website better. You can adjust your cookie settings, otherwise we'll assume you're okay to continue. Al continuar navegando aceptas nuestros Términos de uso, Normas y Política de privacidad.