Libro de las Auras

[Helike R V PB]

Intenté tranquilizarme cerrando los ojos durante un momento. Más que nada, porque además el sol seguía cayendo a plomo en la zona en dónde estábamos. Para cuándo abrí los ojos, vi que la guerrera se había desplazado varios metros, de la posición inicial; cuando le había agarrado de los brazos. Intenté hacer memoria de todos los hechizos y pensé que, si quería que mi propia aura le llegara hasta a ella, tendría que ser al menos con un hechizo potente. Aunque Runihura lo fuese más que yo, cosa que no me importaba porque para eso estaba, para enseñarme a dominar esos poderes y llegar más allá.

 

Después de tranquilizarme suspiré otra vez. Aún así sentía especial cosquilleo en la boca del estómago más que nada, por la responsabilidad que había adquirido al apuntarme a un libro de semejante poder. Uno en el que en una batalla, podía decantarse por un bando u otro, aunque esos no existiesen en éstos tiempos. Sentí su mirada en mis propios ojos, no sé si pretendía incomodarme pero casi lo conseguía, bajé la vista y asentí a sus palabras. Volvería a intentarlo y esperaba que, ésta vez complacer a la mujer, que esperaba un movimiento mío.

 

- está bien, lo que diga, intentaré hacer lo que me dice - asentí nuevamente.

 

Otra vez con la varita en ristre, repasé los hechizos del libro de las Auras en mi cabeza. Y hasta un clic hizo en mi cerebro, intenté hacerlo de nuevo. Ya lo había hecho antes, pero al imposibilitarme con un bloqueo anterior, esperaba ésta vez, poder conseguirlo...

 

- Aura del Escudo Fantasmal - apunté a la arcana y sentí una especie de fuerza que recorrió todo mi cuerpo. Concentré todas esas energías para que fueran directas a la guerrera. De pronto, de mi varita, surgieron una serie de fantasmas, unas oscuras, otras grises, que fueron envolviéndonos a ambas. Algunos rostros de esas formas neblinosas las reconocí enseguida. Eran magos que había asesinado hacía ya, mucho tiempo, otros eran más recientes. Indiqué a un mago fantasmal, llamado el Conde que me protegiera de las intenciones de la guerrera y que otros dos, estuviesen en mi retaguardia...

 

Sabía que Runihura podía anular rápidamente esas auras, pero, ¿qué podía hacer? yo estaba ahí para aprender a usarlas de un modo correcto, por decirlo de alguna forma. Pero por mi parte, estaba satisfecha de poder conseguir sacar ese poder y de hacer lo que había indicado la profesora. Sólo quedaba ver, el paso siguiente del aprendizaje de un poder tan importante como era el Libro de las Auras.

 

@Runihura

[Runihura]

Runihura esbozó una clara sonrisa, aún tenía sus dudas respecto a la muchacha, pero pensaba que no podría tenerla allí de forma indeterminada. ¿Cierto? Total, lo importante de aquella clase era que fuese capaz de desplazar las Auras de forma tal, que sea beneficioso para ella y sus allegados, y pernicioso para quienes la tengan en contra. No todos lograban comprender los poderes del libro o leer las letras chicas que venían con él. Esperaba, sobre todo, que Helike no fuese de ese tramo de magos y brujas que no leían.

 

Pero se llevó una sorpresa, era obvio por la sonrisa tan franca que le mostró, al fin había logrado hacer algo que la Uzza le venía pidiendo desde que había llegado hasta ella. Casi parecía una niña satisfecha con alguien que le llevó la punta en el capricho infantil.

 

- Vale, creo que ya puedes ir de excursión.

 

Todos había pasado por allí, no sería la primera vez que enviara a un alumno a su suerte. Además, les servía como experiencia en el campo de batalla y Runihura quería probarla, como lo había hecho con los anteriores.

 

- A dos kilómetros hay un pueblo que necesita ayuda. Ver la Quimera y, cuando vuelvas, dime de qué color es. -le guiñó un ojo, pues se refería al aura de la bestia.- ¿Tienes alguna duda respecto a los poderes?

 

El pueblo era como los otros, con aldeanos poco instruidos en el arte de la guerra y se encontraban a merced de todas las feroces criaturas salvajes que llegaban a ellos. Helike debería encargarse de brindarles protección haciendo uso, únicamente, de los poderes del Libro de las Auras. Todo lo que necesitasen.

 

La guerrera abrió el portal para su alumna y esperó a que ésta lo atravesase.

[Helike R V PB]

- ¿eh? - me sorprendió la indicación de la guerrera- ¿excursión? ¿Cree de verdad que estoy preparada? -pregunté, confundida. Porque una cosa era invocar un aura, otra muy diferente era el proteger un poblado con problemas. Aunque no debía sorprenderme tanto. Varios Uzzas para ponerme a prueba me habían enviado a lugares lejanos y por casi pura suerte, había salido indenme gracias a la magia de ese pueblo tan extraño por mi parte.

 

- Bueno, si tú así lo consideras, lo acepto - asentí con la cabeza "al menos, espero que haga más fresco que aquí" pensé mientras me pasaba la palma de mi mano por la frente para limpiarme el sudor de la frente.

 

"está de coña, ¿una quimera?" la miré alzando una ceja- bien... pero espero que la Universidad se haga cargo de mis restos mortales jajaja - reí en un tono divertido y a la vez lúgubre- haré todo lo que pueda...

 

Según recordaba de animales fantásticos el libro sobre criaturas mágicas éste era un ser de origen griego, poderoso y con bastante mala leche. Fruncí el ceño mientras veía a la mujer invocar un portal. Con la varita en ristre lo traspasé y tras unos momentos de oscuridad divisé un lugar semi-despoblado.

 

- ¿Qué habrá pasado? -pregunté en un susurro. Algo de lo que me había dicho Runihura todo se debía quizás a la quimera. No sabía si rugía o si graznaba, pero estaba segura de que, el poder del miedo, estaba dentro de ese poblado que tenía tan pocos habitantes, o seguramente, estuviese dentro de sus cabañas. Alguien, a lo lejos vino corriendo. Por sus ropajes me decían que debía ser el chamán de la pequeña aldea. Sabía que no debía despreciarlos así como así, tenían muchísimos conocimientos mágicos, pero poco útiles para deshacerse de esa bestia tan antigua.

 

- menos mal que ha venido - me dijo entre susurros- venga, le explicaré la situación - asentí con la cabeza, aún todavía sin decir palabra. Me llevó a una de las cabañas y me explicó lo que me había indicado la mujer Uzza. Tenían una quimera acosándolos diariamente y, a pesar de que venían alumnos, no eran capaces de hacerla desaparecer tan fácilmente...

 

- Intentaré hacer lo que pueda - el jefe/chamán asintió vigorosamente con la cabeza y con lágrimas en los ojos. Me ofreció un vaso de madera con un poco de agua en su interior. Lo agradecí, porque necesitaría mucha fuerza para no caer redonda. La leyenda contaba que, el último mago que había desafiado y derrotado a una quimera, había caído muerto. Aunque yo, tenía mis propias ventajas. Tenía el libro de las auras y era vampiro. O se agotaba ella o yo me dejaba por vencida el derrotarla - bueno, no puedo prometer mucho pero... aquí estoy, para ayudarles - le sonreí al brujo y éste nuevamente, agradecido me llevo al lugar en dónde se suponía que estaba la bestia...

 

- la dejamos sola, pero yo con mis artes intentaré hacer que pueda derrotarla - nuevamente, volví a afirmar y no sabía porqué, pero sentía una fuerza renovada, con gran energía y sobre todo mucha seguridad. ¿Acaso me había echado algo a la bebida? No lo pensé mucho más porque el jefe volvió a huír despavorido mientras iba clamando hechizos de protección para toda la aldea. Negué con la cabeza, divertida.

 

- Bueeeno... espero que me esté viendo - sonreí de medio lado. Ese pueblo tenía la habilidad de verlo todo así que, suponía que vería todo el proceso, al menos de no acabar con la criatura pero el ver las nuevas habilidades para las que me había inscrito.

 

Tal y cómo aparecía en la descripción apareció primero la cabeza de un león, éste rugió de tal manera que se me habían erizado todos los pelos del cuerpo, pero sabía que no debía ser imprudente. El resto del cuerpo era parte de una cabra y la cola de un dragón. Eso me sorprendió y suspiré de nuevo, aunque estaba segura de que atacaría no quería darle la oportunidad de hacerlo. Moví mi varita mágica y susurré:

 

- Aura de Confusión - esa cosa que me recordaba mucho, a las esfinges egipcias de piedra, se quedó parada como si estuviese calibrando lo que le pasaba. Le di la orden de que se parara.

 

- Aura de Poder - de la punta de mi varita, surgió una lluvia de estrellas que invadió el cielo, dándole a los aldeanos un poder superior para defenderse ya que muchos habían aparecido al final y eso les daba más seguridad, tanto con sus lanzas, como sus pequeñas espadas. Gritaron al animal, la quimera parecía estar asustada por tanto griterío. Sonreí burlona y negué otra vez con la cabeza. Pero a pesar de todo esa bestia oscura intentó hacer un primer ataque hacia los aldeanos y aproveché la ocasión para realizar una tercera invocación:

 

- Aura del Escudo Fantasmal - de mi varita surgieron los mismos fantasmas que en la clase con la guerrera. Les indiqué a los seres blanquecinos que protegiesen a los lugareños de un posible ataque. Además que, la neblina producida por éstos, desconcertaban a ese ser endiablado. No sabía por dónde atacar y se había parado a mitad de camino. En sus ojos vi que quizá tuviese miedo y algo que me llamó poderosamente la atención. A pesar de que yo, había invocado auras la de la quimera tenía un aura extraña, entre gris y negruzca.

 

Al momento las personas que ahí había se lanzaron contra ese bicho, rugiendo y alzando la voz. Esa cosa pareció estar confundida y aproveché nuevamente la ocasión:

 

- Aura de la Confusión- parecía que los ojos estaban confusos y grité:

 

- ¡Aprovechad ahora! - y varias personas le empezaron a clavar con sus pequeñas dagas y lanzas al animal. Otros empezaron a amarrarlo con cuerdas. Sabía que sería un poco complicado, pero esperaba que, con mi magia y el libro de las Auras, el poder reducirlo. Estaba herido de muerte, pero aún así, me desconcertaba su propia energía. Aún seguía manteniendo ese espectro raro que no me gustaba nada.

 

Me puse de rodillas, agotada... esperaba que la arcana me diese permiso para volver nuevamente. Pero aún así, me sentía más segura y con fuerzas renovadas.

 

@Runihura

[Juliens]

Hobb está acostumbrado a otra forma de aprender los libros de hechizos. No es que la actual le moleste, simplemente se le hace bastante extraña. Sin embargo también le gusta. Aún tiene en mente todas las horas que estudió y practicó los hechizos por su cuenta. Recuerda también haber acudido a terceras personas para que le ayudaran a entender algunas cosas sobre las auras. Luego de la batalla de alguna forma entiende que entendió, al menos, la mayoría de lo que tenía que aprender.

 

Sabe que es momento de ser puesto a prueba, pero sin embargo desconoce cual es esa prueba. Teme fracasar y no poder llegar a dominar completamente el poder de las auras. Necesita esos saberes, son muy necesarios para las guerras que están por venir. Por un lado está la guerra que tiene luchar de manera clandestina para frenar el avance de las ideas pro sangre pura de los mortífagos y del mismo ministro de magia. Pero también está la otra guerra, la que seguramente luchará si el presidente del MACUSA así lo ordena. Esa será una guerra, por decirlo de alguna forma, legal. Usará su magia para defender los intereses de su país. En ambas guerras espera estar a la altura.

 

Con toda la presión de la batalla tiene la mirada totalmente blanca. Apenas y se puede ver la fina línea negra que delimita el iris de sus ojos. Para modificar los ojos con metamorfomagia necesita concentrase, y para mantener la transformación necesita concentrarse aún más. Se da cuanta de ese detalle mientras espera, pero se siente cansado y no quiere gastar más energía de la necesaria.

 

Se sienta en el suelo, esperando con la varita en la mano por si es necesario utilizarla.

[Runihura]

Runihura detiene su caminar al ver a su pupilo sentado en el suelo, varita en mano. Tuerce el gesto. ¿Esas son formas de esperar a su maestra? Aunque tampoco sabía cuánto tiempo lleva esperándola, así que decidió dejar pasar aquel detalle.

 

Caminaba descalza, siendo fiel a su costumbre, y era muy llamativo ver cómo una niña avanzaba apoyada en una vara bastante más alta que ella. Aquella apariencia infantil no era más que una especie de estrategia porque, verdaderamente, era mayor de lo que parecía y solo se aprovechaba de aquel detalle para obtener su propio beneficio. Se detuvo a no mucha distancia de Hobbamock y se apoyó en la vara de cristal.

 

— ¿Perdido en tus pensamientos, aprendiz? Ponte en pie y practiquemos. Aún tienes mucho que aprender sobre el poder y dominio de las auras. Vamos.

 

Le indicó con la cabeza que la siguiera y ella continuó su caminar hasta que conjuró un fulgura nox ante ellos y se detuvo ante el portal.

 

— Entra, yo te sigo.

 

Y esperó a que siguiera sus indicaciones. Cuando lo atravesaron, llegaron a un lugar húmedo y oscuro, rodeado de altos árboles de grandes hojas que pendían de las ramas moviéndose al compás de la suave brisa que hacía. La Guerrera respiró aquel aire durante un segundo y luego dio un par de saltitos, para colocarse junto a uno de los árboles. Era inmensamente alto y ella, a su lado, parecía aún más bajita de lo que era.

 

— Como seguramente ya sepas, te enseñaré a dominar las seis auras que contiene el libro con el que deseas vincularte, aquel que yo enseño. Antes de nada, quiero decirte que, para conjurar un aura, no necesitas más que una enorme concentración y una buena cantidad de energía. Es más, te sentirás cansado cada vez que invoques una pero, como verás, no es para menos después del poder que suponen en el campo de batalla. Iniciaremos con el Aura de la llama del Fénix —hizo una pausa teatral, cambiándose de mano la vara de cristal—. Con esta aura... no, mejor. ¿Sabes para qué sirve? ¿Podrías hablarme de sus efectos? Y... ¿cuál sería su opuesta natural? Una vez me respondas... ¿te atreves a intentar a conjurar una de las dos? La que desees... yo invocaré la contraria detrás de ti.

[Juliens]

Regresa a la realidad en cuanto escucha la voz de la Guerrera. Lleva varios minutos pensando en todo lo que está por venir y en todo lo que ya ha sucedido. Está cansado, bastante cansado en realidad. Se pone de pie, sin embargo no guarda la varita mágica. No pensó que la clase durase mucho más, esperaba unas pocas palabras para poder retirarse a descansar.

 

Sin otra alternativa camina detrás de Runihura hasta que ella se detiene e invoca a las sombras. Un portal hacia tierras que desconoce aparece. Las últimas palabras de la bruja retumban en su cabeza. Mucho por aprender describe todo lo contrario a lo que él esperaba que sucediera. Se limpia el sudor de la frente con la mano que tiene libre antes de que este se le meta a los ojos.

 

Hobb cruza el portal. Es la forma en que prefiere viajar, es una forma de hacerlo mucho más segura que el desaparecer y más cómoda que usar trasladores. Cierra los ojos y respira profundamente varias veces, el paisaje le recuerda a los bosques húmedos de Brasil en dónde aprendió todo lo que sabe acerca de la herbología y la recolección de algunos ingredientes.

 

—El Aura de la Llama del Fénix tiene un efecto que me llama mucho la atención. En el campo de batalla aparece un espectro con forma de fénix que emite una especie de luz anaranjada. Afecta al enemigo de quién la invoca, impidiendo que estos invoquen magia oscura de manera normal limitando los hechizos que se pueden usar. Deben usar magia más débil. La opuesta, que afecta a la magia blanca, es el Aura de la Muerte. Y si, intentaré invocar una.

 

Vuelve a cerrar los ojos pero para concentrarse. Se concentra, mentaliza las palabras necesarias para realizar la invocación: piensa en el aura de la muerte. La luz espectral en forma de fénix se hace presente. La magia oscura suele sentirse, y el poder que esta irradia (o puede llegar a irradiar, también) suele sentirse en el ambiente. Siente la magia oscura debilitarse.

[Valky]

Kaori M.

Luego de que la pelinegra lanzara su último ataque a la guerrera Uzza, el suelo bajo sus pies empezó a vibrar suavemente y a su alrededor la arena de aquellas ruinas en las que se encontraba, se empezó a elevar como si estuviera siendo atraída por alguna fuerza invisible. Por instinto se cubrió el rostro para que no se le metiera en el rostro o en las vías respiratorias, pero pronto se dio cuenta de que lo que parecía ser una tormenta de arena, en realidad no lo era, pues no había viento que la moviera. Todo lo que rodeaba a la joven bruja y a la guerrera se empezó a desdibujar.

Por un instante le pareció que el tiempo se detenía a su alrededor y las partículas de arena parecieron quedar suspendidas en el aire, movida por la curiosidad Kaori estiró la mano para tocarlas, al hacerlo estas cayeron al suelo como si de pronto algo les recordara que la gravedad también les aceptaba. Se cubrió el rostro y tosió debido al polvo que dejo a su paso, las ruinas en las que se había enfrentado a Runihura ya no estaban.

—¿Dónde estamos? —Preguntó la Delacour. El sol aun brillaba en lo alto del firmamento, pero no hacía tanto calor como ella hubiese deseado. Se giró para poder observar mejor lo que la rodeaba y entonces pudo ver la inconfundible figura de su esposo.

Una sonrisa apareció en su rostro, se acercó a él sin dudarlo. Tenía en el brazo manchas de sangre seca, pero ningún corte visible, suspiró aliviada al ver que los dos habían salido bien librados del duelo que habían tenido. El que ella hubiera perdido la blusa y ahora estuviera andando únicamente con un brasier de encaje y unos shorts, era poca cosa.

—Hola tú —dijo cuando estuvo cerca del Black Lestrange —Me alegro tanto que estés bien. ¿Qué tal te ha ido en tu duelo, amor? —preguntó — He perdido de vista a la guerrera... —Añadió recordando que la clase aún no había terminado, lo que era bueno pues había planteado una pregunta antes de que pusiera fin al duelo y de verdad quería conocer la repuesta.

[Ky.]

Había terminado de curar sus heridas y de quitar veneno de su cuerpo, al parecer se aproximaba el término del duelo. Su pregunta acaba de ser resuelta, ya que a varios metros de donde ellos se encontraban la figura de Kaori aparecía en el mismo sitio donde se estaba llevando el duelo. Aries miró a su esposa, como si tratará de estar seguro que era ella y no una ilusión por parte de Runihura, no tardó más que un par de segundos en aceptar que la mujer que en esos momentos se hallaba sin blusa no era otra que su esposa.

 

Ignoro la sangre en sus mangas, casi de la misma forma que llegó a ignorar a la Uzza, unos segundos, por ese momento le importaba más el hecho de que Kaori y su bebé se encontrarán en perfecto estado que seguir con su aprendizaje.

 

Tras quitarse la camisa y tener un leve intercambio de palabras para que Delacour aceptará ponerse la camisa de él, dejando a este con el dorso descubierto, centro la mirada en la mujer guerrero que los miraba. Black Lestrange pensó por un momento que aquella mirada se debía a que los seguía juzgando, él no era tonto, aquellos poderes guerreros no podían enseñarlos a cualquiera, pero tampoco era como que justo ellos iban a hacer uso de ellos para levantarse en armas.

 

-Guerrera Runihura, el aura fantasmal tengo entendido que aparecen 4 almas, fantasmas, espectros como quiera que sea, para protegernos. ¿Las almas son de las personas que nosotros elijamos? - Hizo una pausa de un segundo como si eso le bastará para seguir formulando una pregunta más. -Siguiendo por la misma línea, ¿el Aura Fantasmal es una variante del priori incantatem? Entiendo que el Priori Incantatem es posible solo con varitas gemelas, osea que comparten la misma raíz de su núcleo, aquí igual pueden aparecer los fantasmas de las víctimas del rival para atormentarle?

 

Tenía tomando de la mano a Kaori y mientras esperaban una respuesta, acercó el dorso de su mano y le dejó un beso. El haberla visto sin blusa unos minutos antes le había alborotado las hormonas, era imposible negar que aún era un adolescente con hormonas alborotadas aún cuando la mayor parte del tiempo pareciera alguien mas maduro.

[Runihura]

Los duelos habían terminado, y ahora la joven guerrera uzza aparecía en el mismo lugar que sus alumnos para poder continuar con la última parte de la clase. Estaban en el desierto, pero en un oasis que hacía que las altas temperaturas se sintieran un poco más bajas. La guerrera, con su aspecto de niña, se presentó ante la pareja y observó el intercambio de atenciones entre ellos. Puso los ojos en blanco durante un momento y luego carraspeó con la garganta.

 

— Bienvenidos a la segunda parte de la clase.

 

Miró a Valkyria, que estaba ligera de ropa pero en buenas condiciones, en general.

 

— Estamos en el desierto. Lejos de la civilización, donde nadie pueda molestarnos. ¿Os encontráis bien? Tomaos un momento, si lo necesitáis.

 

Ella caminó un poco, dejándoles algo de espacio. Aunque no se alejó y, cuando escuchó la voz de Aries, lo miró.

 

— Sí, son cuatro fantasmas que, al ser invocados por un mago o bruja concreto, serán a elección de este. Conocidos o desconocidos, más cercanos o más alejados. Eso es indiferente porque, al final, son entes que vienen para protegerlo. Aunque solo de un ataque, recuerda —hizo una pausa en su explicación, con gesto pensativo—. No, no veo que tenga nada que ver con el priori incantatem. Este se produce entre dos varitas gemelas pero el escudo fantasmal es algo personal, que invoca un mago. Así que no es lo mismo, ni tampoco sirve para lo que comentabas. Aparecerán según el invocador, no según los contrincantes de éste. ¿Más dudas? ¿Preguntas?

 

Aguardó. Era el momento de que lo sacarán todo, antes de terminar.

[Valky]

Kaori M.

No sabía si darle las gracias a su esposo por haberle dado su camisa, la verdad era que el clima la estaba empezando a sofocar, pero tampoco podía andar en paños menores así que finalmente se la puso y para su sorpresa ya no le quedaba tan holgada.

Esperó a que la guerrera respondiera a la duda sobre el aura fantasmal y que también respondiera a la pregunta que había quedado en el aire cuando terminó su duelo, pero esta no llegó, quizá Runihura no llegó a escucharla o quizá solo olvidó lo que le había preguntado.

—En nuestro duelo hice una pregunta sobre el aura de confusión —dijo la pelinegra —Si quisiera usarla para atacar, que ya vi como funciona para hacer perder una acción al rival, ¿Se podría hacer? me quedo la duda de si puedo usarla para atacar. Por poner un ejemplo ¿podría hacer que mi rival se lance a sí mismo un sectusempra o a algún otro mago que este en su mismo grupo? — volvió a plantear la pregunta.

No sabía cuanto tiempo se quedarían en ese desierto, pero estaba empezando a sofocarse y para esa clase no había llevado una botella de agua como siempre hacía. Siguió pensando por si se le ocurría alguna otra duda, pero de momento nada más llegaba a su mente.