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Libro de los Ancestros


Khufu
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Mía secundó la sugerencia del vampiro con un efectivo sí a través de la invocación de su vara de cristal. Este se quedó observando sus movimientos atento al ataque que lanzaría en contra de la otra bruja y tras escuchar el siguiente hechizo supo que las cosas se pondrían calientes. No quiso observar la reacción de Khufu quien hasta entonces se mantuvo en silencio, pero sin dudas el anciano detectaría el tipo de magia utilizado.

 

Hasta su posición se escuchó la reacción del objeto ardiente con la piel de la mujer así como también fue evidente el cambio de color. Tendría que deshacerse de la prenda cuanto antes para evitar agravar las quemaduras y luego ocuparse de las mismas con unos hechizos curativos que la dejarían como nueva. Esa escena de la víctima siendo asechada por los dos Mortífagos le hizo revivir antiguas vivencias.

 

— ¡Buena! — exclamó con entusiasmo y cierto brillo de euforia en sus ojos —. Pero tendremos que ocuparnos de algo más — guiñó un ojo a su compañera mientras su varita mágica se extendía transformada en una larga vara negra rodeada por una vena plateada gracias al hechizo — Vara de Cristal — que salió en apenas un murmuro —. Obliviate — agregó a continuación lanzando su ataque también a Bodrik. El esperado rayo no se apreció en la distancia que los separaba, apenas pudo verse un destello en el pecho de la bruja anunciando su efecto. Olvidaría el hecho de que Mía le había atacado con una maldición flagrante. No recordaría por qué de pronto su prenda ardía.

 

— Ahora sí. Hay que cuidarnos — puntualizó elevando ambas cejas, en un gesto de precaución fingida. Bien sabía Mía que no habían muchas situaciones que no pudieran controlar juntos. Así que aquello fue pan comido.

 

— Me gustó. ¿Ahora qué sigue? — Preguntó esta vez con una sonrisa mirando al guerrero a su costado.

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1d7 Señor del Caos
Editado por Bodrik
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Si Bien escuchó a la perfección los hechizos que le lanzaron aquellas personas tomando su varita de fresno ,no había tenido tiempo de defenderse teniendo en cuenta que estaba desprevenida esperando al Uzza, Sin imaginar el bello recibimiento del hombre, ojalá la próxima vez estuviera prevenida teniendo en cuenta que ninguno de los Uzza le había tratado de forma amable, más bien todos habían intentado sacarla de sus clases y, ¿Por qué este sería la excepción? Difícil tener tanta suerte.

 

Sin poder evitarlo, su blusa comenzó a quemar y la repuesta obvia a ello era quitársela así que se dispuso a hacerlo sabiendo perfectamente quien lo había lanzado, Pues al tiempo que escucho la invocación de la vara de cristal ella se puso de pie para defenderse sin éxito gracias al efecto y mientras comenzaba a quitarse la Blusa para poder curar su herida un nuevo efecto le hizo olvidar la persona que la había atacado, pero no la deshabilitaba para quitar su blusa con rapidez.

 

Estaba ahí frente a Mia a quien conocía de cursos previos de magia Uzza y al otro hombre que le acompañaba no le recordaba, aunque se le hacía familiar de algún modo. No le importaba en absoluto pues incluso había tenido duelos en traje de baño y una vez se deshizo de aquella prenda caliente -Curación -susurró usando su varita de fresno para que su cuerpo volviera a la Normalidad.

 

Otro de los que alcanzo a ver fue a su compañero Hades a quien conocía desde hace años y no podía imaginarlo como enemigo, pues le tenía en alta estima pues estaba lejos de imaginar el odio que el Ragnarok le tenía desde hacía tanto tiempo y que le había llevado a intentar asesinarle en más de una ocasión.

 

Pese a no recordar estaba segura que uno de ellos o quizá todos le habían atacado de ese modo, pues de haberlo hecho el Uzza seguramente estaría muerta en ese momento.

 

Pero no pesaba quedarse quieta e hizo una tirada que dio como resultado la aparición del Señor del Caos y Como la tirada había sido de un 2, entonces aquel ser egocéntrico le quitó de encima el Obliviate y pudo recordar a la perfección lo que había sucedido.

 

-Aguamenti- Susurró para que saliera agua de su varita que mojaría por completo su blusa esperando que esta volviera a la normalidad para poder ponérsela y de este modo cuando estuvo total mente fría por el agua la tomó para ponérsela de nuevo usando también el hechizo Tergeo para volver a secarla.

 

 

 

 

 



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Todo lo que aconteció alrededor de la plaza del Árbol de Fuego me puso expectante y subió mi adrenalina a niveles que hace bastante tiempo no experimentaba; llegando a desconocer por completo aquella fase tan "humana" que tiene que ver con la emoción de estar frente a algo que no direccionaste del todo. Desde el primer instante en que ataqué a Hades a modo de demostración de la Vara de Cristal, sentí que Zack y Mía disfrutaban su entrenamiento; hecho que cultivó en mí una semilla de satisfacción muy agradable que me dio a pensar que mis alumnos comprenderían mucho más los hechizos del arte de Los Ancestros viéndolos en la práctica misma en vez de leerlos en las viejas páginas del libro que fue concebido bajo el segundo contrato que el pueblo Uzza firmó con el reconocido mago Merlín; el mismo que nos obligaba a enseñar nuestros poderes místicos a los hechiceros londinenses. ~Muy astuta, Mía~ expresé al percatarme de que la blusa de Bodrik se volvió un horno.


La tonalidad del cayado de Black Lestrange me llamaba mucho la atención; no por el color verde opaco (casi azabache) de éste, sino que porque aquella gama era muy vinculada a su propio bando; organización ilícita que, al igual que La Orden del Fénix, funcionaba sin el permiso del Ministerio y de las actuales autoridades. Ragnarok, por otro lado, no tardó en sanar sus heridas provocadas por el efecto enviado desde mi Vara; ayudado obviamente por Ivashkov, el mismo que no tardó en usar el arma más poderosa que sería vinculada pronto a su repertorio ofensivo de ser considerado digno tras el duelo contra su amiga.


~¿Qué sigue? Pues, lo verán ustedes mismos... o mejor dicho, no lo verán hasta unos segundos después~ respondí a la interrogante del warlock; para posteriormente soplar un puñado de Arena Mágica del Desierto contra mis dos alumnos más avanzados, haciendo que su visión se cegara en lo absoluto justo en el instante en que conformé dos portales (uno tras Zack y otro tras Mía) que los absorbieron tal como si una corriente eólica los hubiese arrastrado hacia un agujero negro, perdiéndose en la oscuridad de la brecha que prontamente se consumió en una lluvia de estrellas ante la mirada expectante de Hades y una beneficiada Lockhart que, además de invocar al Señor del Caos, logró restaurar su blusa (afectada por la maldición mortífaga).


~Lo siento, muchacha... Espero que los hechizos no te dañaran lo suficiente como para querer regresar en otra oportunidad ¿No es así?~ saludé a la bruja con ironía, a sabiendas que había sido yo quien impulsó el ataque en su contra por mera diversión propia. ~Yo soy Khufu... Guerrero Uzza de las artes de Los Ancestros. ¿Quién eres tú y qué es lo que haces en mi lugar de adiestramiento?~ consulté a la mujer, esperando una respuesta atingente. A Zack y a Mía pronto los vería, debido a que su gran prueba los esperaba una vez que ambos recuperasen la vista y viesen el panorama que les había preparado; pero ahora era Hades junto a la recién llegada, quienes debían complacer mis expectativas para poder optar por una batalla épica. ~Hades... ¿Puedes decirme qué es lo que ha cegado a tus antiguos compañeros de clase?~ pregunté mientras trenzaba aún más mi barbilla.

Editado por Khufu
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El Ragnarok sintió como su propia ponzoña se acumulaba en su boca. Movió los dedos esperando, anticipando, aunque mantenía el Kansho bien sujeto. Deseaba probar que valía, sin embargo, no era el momento. Negó con la cabeza. Últimamente jamás era el momento y aquello le sacaba un poco de quicio. Respiro profundamente. Cerró los ojos. Se tranquilizó. Lo imprescindible era tener paciencia. Sabía que un día podía ser ideal para cualquier cosa menos para morir, ya que, para morir todos los días eran buenos, pero ninguno ideal, por lo que desde hacía mucho deseaba tentar a la muerte como solía hacerlo en Grecia.

 

Desechó algunas ideas de la mente. Aquella sensación de euforia, de rabia, se había convertido en tristeza acumulada. Maldijo por lo bajo maldiciéndose a sí mismo, no era el momento de luchar con su demonios internos, mas estando en aquella clase donde simplemente habían atacado a Bodrik y él lo había disfrutado, aunque al no hacerlo él no tenía gran importancia.

 

No perdió de vista a Khufu cuando realizó aquel movimiento, esta vez no penaba permitirle que tomara la delantera, ya se había cansado de ser la víctima, el conejillo de indias o el alfiletero, había tenido suficiente con tener que aguantar a Badru como para que viniera otro guerrero a aprovecharse de él. Dibujo una mueca malévola en su nívea faz. Al menos algo bueno había salido de todo aquello. Tanto Zack como Mía habían desaparecido, y no era porque no quisiera tenerlos allí, eran sus compañeros, sin embargo, sentía que para aquel instante serian un estorbo para cada uno de sus planes y sus conocimientos. Nuevamente podía sentir como la ira comenzaba a acumularse y aquel estado de tristeza estaba desapareciendo. Los orbes del vampiro se hicieron cada vez más oscuros. Tenía sed. Sed de sangre.

 

Sintió como a su alrededor el aura oscura, maligna y poderosa que desprendía comenzaba a crecer. Estaba dejando salir a su oscuridad y eso no era nada bueno, principalmente para quienes estuvieran presentes. No iba cantar su réquiem, su mantra. Esta vez sería un Crimen Silentii.

 

Sin dejar de mirar a su mentor en aquel libro el vampiro acomodo la posición en la que se encontraba. Pensó un segundo para buscar en su mente o recordar a que se refería Khufu. Pensó que aquello se parecía al Lusentium de los asquerosos sangre sucias, traidores a la sangre y pseudo defensores del bien como lo eran los miembros de la orden del fénix, sin embargo, lo que había utilizado el guerrero Uzza solo afectaba la vista mientras que el lusentium afectaba todos los sentidos. También se podía catalogar o comparar con el Strellatus, otro asqueroso encantamiento de sus enemigos mortales, aunque este tenía mucha más duración y efectos en la vista que los que recordaba que causaba la arena mágica del desierto.

 

-utilizo la Arena Mágica del Desierto –respondió de manera seria y segura ante aquel interrogatorio recordando las palabras que había leído en el libro que había adquirido, además de sentir aquel frasuito con el mismo contenido que el guerrero habia utilizado colgado en su pecho- si bien lo recuerdo este afecta seriamente el sentido de la vista, por lo que debo suponer que tanto Zack como Mía están ciegos sea donde sea que se encuentren - lo observo a los ojos- ya que dudo que los haya puesto a dormir –dijo recordando otra de las características de aquella arena.

 

No le importaba en aquel momento lo que estaba sucediendo con sus compañeros, mas bien, sería bueno que por una vez sirvieran para alimentar a las criaturas o alimañas hambrientas y sedientas de sangre. Sólo había fría cólera en su cara. Irradiaba una fuerza similar a la de una hoguera.

 

Paso la lengua por los filosos colmillos.

 

-<<Por mi se va a la ciudad del llanto, por mi se va al eterno dolor, la justicia animo a mi sublime arquitecto, soy hijo de la suprema sabiduría del primer amor, antes de mi no hubo nada, y yo duro eternamente, así que perded toda esperanza los que a mi os enfrentáis>> -pensó para sui mismo sintiendo como la ira seguía apoderándose cada vez mas de él, sin contar la influencia y que ejercía sobre él aquel árbol de fuego.

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Caminó para aproximarse hasta su maestro gracias a que estaba de pie y en una pieza justo como debía ser sin importar el bello recibimiento que había recibido en su clase, pero ahora no importaba pues para ella lo más importante al ingresar a loa cursos universitarios relacionados con la magia Uzza, no era otra que la de crecer como persona y adquirir todo ese conocimiento que ansiaba desde muy niña. – Por supuesto que no me iré- declaró al acercarse.

 

Mientras tanto el señor del caos continuaba impasible -Un placer conocerlo Maestro – respondió al saludo con una leve reverencia esperando que su movimiento no desatara un nuevo ataque el su contra.

 

De todos sus maestros Uzza sin Duda Khufu era el más enigmático (hasta ahora), pues todos sus anteriores maestros habían jugado con sus cartas abiertas mostrando su inconformidad a la hora de enseñar y más si se trataba de una adolescente como ella a quien todos parecían despreciar (o ¿estaría exagerando?), pero el maestro de los ancestros se mostraba amable?- Mi Nombre es Bodrik Lockhart – respondió- He venido con el deseo de continuar mi recorrido atreves de la magia de su sabio pueblo, deseando comprender y aprender acerca del saber que usted imparte maestro Khufu- agregó mordiendo su labio a la espera de la reacción del Uzza quien daría la última palabra en su aprobación como estudiante.

 

- ¿Me acepta como su estudiante? - Esperaba una respuesta afirmativa para poder continuar junto con Hades que por el momento parecía ser el único estudiante que permanecía bajo la tutoría del hombre.

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El sol se había alejado del horizonte hacía algunas horas. Ya no me pasaba casi toda la noche en desvela, al contrario, hacía semanas que no me alejaba de la mansión Gryffindor. Habían ocurrido algunos cambios en mi vida y lo había podido analizar detenidamente. Tal vez ya no tenía trabajo dentro del Ministerio. Ni tampoco había tanto para hacer dentro de la Orden del Fénix. Pero si de algo estaba seguro, era que la Universidad me ayudaría a desconcentrarme un rato.

Estaba apoyado contra la pared. El señor Pippin hacía 20 minutos reloj que no paraba de hablar ni por un segundo. Algunos estudiantes, se habían animado a llegar a la recepción para dejarle alguna solicitud al viejo o hacerle una pregunta. Claramente que los que tenían la segunda intención, no lo habían logrado para nada. El anciano se había puesto a relatar la historia de los Uzza y de dónde habían provenido, cuando mi pregunta había sido muy distinta.

No, señor Pippin. No le pregunté eso. Pero no importa, quería saber dónde estaban. Tengo clase con uno de ellos.

— Estos jóvenes de hoy en día, no son capaces de estudiar la historia de los Guerrero Uzza y su origen de…


Pero claramente que sus palabras se vieron entrecortadas, ya que me alejé de allí en cuánto pude. Jamás le había podido sacar una palabra al viejo siendo director de ése establecimiento. Siempre tenía la costumbre de irse por las ramas, como si se tratara de una emisora de radio en diferentes sintonías. Me acomodé un poco el cuello de mi túnica mientras me alejaba. Observaba que el mediodía se acercaba. Observaba también cómo las copas de los árboles se movían en un vaivén. También cómo las nubes intentaban tapar el sol.

¿Dónde estaría el Uzza Khufu?

La Plaza de Fuego se encontraba justo delante de mi, luego de unos minutos de intentar encontrar a mi profesor. La carta que le había enviado, había sido en vano. Estaba seguro que se habían movido de un lado hacia el otro con otros alumnos. Pero aquel punto dentro de la Universidad era como el comienzo de cada libro. En tal caso que no estuviera allí, podría comunicarme con algún otro Uzza que me ayudaran. Era un pueblo reacio y reservado pero a la vez se comportaban de manera muy gentil y hospitalaria. Y más si se trataba de sus alumnos.

Uno de ellos me señaló a un grupo pequeño de personas. Claramente se trataba de Khufu porque a los anteriores a él los conocía de vista.

Hola. ¿Puedo molestarlos? Vengo por la clase del libro. ¿Tengo que esperar o puedo unirme a ustedes? —comenté en voz alta, esperando que aquella intromisión no fuera realmente una ofensa. Les dirigí una reverencia a modo de saludo. Y con un guiño de ojo, saludé a mi compañera de bando, Bodrik, quien estaba allí por el mismo motivo.

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GOLDOR ♦ DEMONIUM MERIDIANUM

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Podía sentir la ira de Hades, era comprensible que estuviese molestó. Porque, a pesar de haber llegado con solo unas horas de diferencia a sus anteriores alumnos, él seguía en ese proceso de aprendizaje, sin embargo, la paciencia era una virtud que también debía ser cultivada en esas clases, por lo que esperaba que pudiese soportar al menos un poco más y que hubiese aprendido algo, de lo que le había visto hacer a sus ex compañeros de clase.

 

—Estás en lo correcto Hades, para eso nos sirve la arena del desierto. Lo cual, puede ser bastante útil si es necesario que salgamos discretamente de algún sitio. —aceptó las palabras del mago— Ahora, espero que hayas visto y aprendido algo de lo que antes le enseñe a Zack y Mia, porque es tu turno.

 

Fue la única prevención que pudo haberle dado, porque lo que ocurriera en los siguientes momentos, no iba a ser fácil de librar, a menos, que fuese alguien diestro en el uso de la magia y tuviese buenos reflejos.

 

—Sectusempra —siseó en dirección del Ragnarok, logrando que un rayo verdoso comenzará a viajar hasta su pecho y el cual, no dudaría en impactar en su pecho, causándole heridas significativas.

 

Pero que eso ocurriera, dependía totalmente de él, porque tenía toda la posibilidad de pararlo, claro estaba, si había prestado atención hasta el momento. Sin detenerse mucho tiempo, a esperar a ver la reacción del mago, prestó atención a las palabras de la Bodrik, una nueva alumna, algo que le alegraba a decir verdad, aunque sí pensaba que sería sencillo aceptar que le mostrará su poder, estaba totalmente equivocado.

 

— ¿Por qué piensas que eres digna de poseer los saberes del libro de los ancestros? —preguntó, con calma, sintiendo como su cuerpo comenzaba a resentirse un poco, por la ajetreada jornada laboral que estaba teniendo— ¿Por qué habría de aceptarte como alumna? —completó.

 

Notando la presencia de alguien más, volvió hasta el árbol de fuego y una vez allí, le indicó a Elvis, que lo siguiera, de tal manera, que al menos así la bruja tendría algunos segundos para meditar sus palabras. Al ver, que se trataba de un mago, que anteriormente había sido director de la institución mágica, supo que sería sencillo que entendiera que había un proceso a seguir, antes de demostrar que se era un digno pupilo.

 

— ¿Quién eres hombre? ¿Qué buscas en el poder de los ancestros? — fueron sus cuestionamientos para el Gryffindor, mientras esperaba la respuesta, volvió su atención a Hades.

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El vampiro escuchó las palabras de Khufu confirmando lo que este había respondido. Aun si seguía molesto y acumulando toda su rabia e ira en el punto exacto de su pecho para cuando fuera necesario sacar todo aquello ya fuera en una batalla con sus enemigos mortales o utilizando al señor del caos. Sin embargo, sus orbes negros como el abismo seguían pendiente de cada uno de los movimientos del maestro del libro de los ancestros.

 

Aquel ataque esta vez no lo tomo por sorpresa. Su instinto y lo que había aprendido minutos antes lo mantenían más que alerta, además mantenía aquella daga en sus níveas manos. El Kansho se había mantenido en ellas desde que la había invocado, ahora por cuestiones del destino se vio obligado a mover la mano de manera ágil permitiendo que aquel sectusempra golpeara en la poderosa hoja y fuera devuelto a su maestro, el cual ahora tendría que defenderse. Sus reflejos le habían salvado esta vez.

 

El Ragnarok no sabía si celebrar o como tomar aquello, ya que, era sabido que aquello que fuera enviado al kansho regresaba a la persona que había atacado por lo que Khufu se vería en problemas si no hacia algún cosa. Sospechaba que pudiera haber algún tipo de represalia pero no estaba dicho ni escrito que el Kansho desviara el ataque a otro sitio, el poder de la daga estaba claro, el efecto regresaría el ataque a quien lo había causado. Además, lo mejor era usar los conocimientos que tenia, tal como había pedido el viejo maestro, sino… ¿Qué chiste tenía que intentara usar o asimilar aquel libro si no comprendía por las buenas o por las malas cada uno de aquellos poderes?

 

La experiencia lo era todo.

 

-ups, mi error –dijo en tono serio cuando observo aquella escena sabiendo que Bodrik también había visto aquel ataque mientras el Uzza le hacia aquellas preguntas filosóficas.

 

Pudo sentir otra presencia en el lugar. Reconoció a Elvis. Había pasado muchísimo tiempo dese la última vez que habían estado juntos en el mismo sitio. Habían estudiado juntos hacia mucho tiempo, habían sido ambos profesores y ahora estaban en la misma clase quien sabia hasta que momento. Volvió a dibujar una mueca. El guerrero le había hecho también algunas preguntas al Gryffindor. Solo restaba saber ¿Cómo respondería a aquello?

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El Árbol de Fuego. Aquellas ramas eran casi tan negra como la noche más oscuras y las flores, realmente hermosas. Su color y sus tonos me hacían acordar al cabello de Annick, como si fueran llamas vivas que presagiaban mensajes del futuro. Sonreí ante aquella idea mirando fijamente las hojas que actuaban en un vaivén. ¿No lo había notado antes? Por momentos se detenía, como si fuera magia del tiempo, y luego continuaban regocijándose.

Me di la vuelta y allí estaba parado Khufu. No lo conocía, pero lo pude reconocer fácilmente porque me indicaba que lo siguiera. Eso hice.

Mientras nos acercábamos, podía notar que me llevaba donde se encontraban algunas personas. Los conocía a la perfección a los dos. Y era increíble que me llevara igual de bien con ambos, aunque en diferentes aspectos. La bella de Bodrik se encontraba hecha una fiera, lo notaba en los ojos, la conocía asi. No eran de aquellas que buscaban pelea, pero cuando las incitaban eran bestias salvajes que no dejaban un milímetro en la batalla que recorrer. Por algo era compañera dentro de la Orden del Fénix.

Bodrik. Que gusto verte —le dije con una sonrisa y una reverencia con la cabeza, esperando no desconcentrarla de sus pensamientos. Luego giré hacia el joven, que ya estaba sumergido en medio de la clase. Pero mis modales estaban primero—. Tú también, Ragnarok. Al parecer estamos destinado a recorrer el camino de los Uzza juntos. ¿No? —el chico había sido mi camarada en aquel primer retiro espiritual, donde los mismísimos Uzza nos habían permitido aprender sus Poderes para enseñárselo al resto de la población. Era el secreto, nuestro secreto.

Respiré. Khufu me estaba preguntando algunas cosas. Debía admitir que había olvidado la rudeza de los Guerrero Uzza. No tenían los mismos protocolos que nosotros al saludar y enseguida iban al grano, eso si que me agradaba demasiado. Si fuera por cada uno de ellos, si podías lanzar fuego por la boca para demostrar tu valor, era mejor, les agradaba eso. Me puse un poco más derecho.

Soy Elvis Gryffindor, sangre de Leones y descendiente de druidas de las altas tierras de Escocia. Mi familia fue guerrera durante generaciones. En ésta comunidad y en otras que ni muchos se imaginan. Pasamos el conocimiento de hijo en hijo, asi que la herencia tiene su gran peso en nuestro linaje. De la misma forma que tu libro —lo miré a los ojos, esperando que comprendiera a lo que me refería—. Sus poderes tienen una gran historia, lo leí y me fascino desde un primer momento. Tienen una gran carga histórica, como mi familia. Y eso es lo que quiero obtener y es lo que quiero dejar a mis descendientes, demostrarles el valor y la fuerza que se necesita para conseguirlo.

 

@Khufu

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GOLDOR ♦ DEMONIUM MERIDIANUM

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