En el castillo..

[Jank Dayne]

Sala común de Ravenclaw

Jank, 4to año.

 

La luz que le cubría el rostro, a veces azul, a veces blanca, no funcionaba para despertarle. Jank se había quedado dormido en el piso, recostado apenas del alfeizar de la ventana. El libro de pociones que yacía caído sobre sus rodillas no dejaba lugar a dudas sobre el por qué estaba allí, tirado, con la corbata chueca y los zapatos a medio poner. Sus compañeros no le habían siquiera visto, puesto que en la noche, cuando todos ya estaban en sus camas, les había prácticamente ordenado que no le molestasen hasta que él mismo decidiera apagar su lámpara. A la final, morfeo lo acurrucó en sus brazos antes de llegar siquiera al capítulo siete.

 

Pero en cuanto se le abrieron los párpados en uno de sus rayos de sol insoportables que se coló entre las cortinas, supo que estaba en terribles, apocalípticos, ¡catastróficos apuros!

 

- Esto no.. - se levantó en un brinco. El zapato medio salido terminó por zafarse y le hizo caer de nuevo, aunque le dio tiempo de colocar las manos para bloquear el impacto -.. puede estar .. - volvió a apoyarse del suelo, esta vez cerciorándose de no tener ningún obstácul0 que le hiciera resbalar, y se dirigió a su cajón. Para variar, no estaba su túnica -.. ¡Pasándome!

 

Luego de unos siete minutos eternos, halló la túnica bajo la cama, ve tú a saber por qué, y se colocó el resto del uniforme de la manera más torpe posible. Cuando bajó por las escaleras, la sala se encontraba vacía. Ni siquiera la compañía de la Dama Gris estaba para acompañarle, aunque de eso ya se había acostumbrado. Giró la vista hacia una de las ventanas. El lejano victoreo de Quidditch le advirtió que eran pasadas las ocho, justo cuando alguno de los equipos entrenaba. Caminó hacia el otro lado de la torre, donde se hallaba la vista hacia los invernaderos, y comprobó que los de segundo ya estaban ingresando a sus salones. Por lo que pociones, que comenzaba a la misma hora, ya estaría iniciando.

 

- ¡Demonios! - se le escapó, justo cuando usaba la varita para acomodarse la corbata chueca. Miró la estatua de Rowena, avergonzado -. Disculpe usted, pociones saca lo peor de mi - Y no precisamente porque no le gustasen. Al contrario, adoraba esa materia. Pero el profesor no le hacía la vida fácil, ni a él ni a nadie de su casa, o de cualquier otra..

 

Y así, tarde y angustiado, Jank salió por la puerta del águila inteligente con la mirada extraviada, los ojos como platos, los zapatos mal puestos y cuatro libros bajo el brazo..

Editado 23 de Diciembre del 2015 por Jank Dayne

[Lestat Rambaldi]

Lestat Myrddin

6to año

 

Hacían ya varias horas que el humo del tren escarlata se habia hido de los terrenos de hogwarts, cuando el myrddin subía las escaleras despues del gran banquete,estaba repleto de tanto comer la verdad que subir por las escaleras era completamente una travesía, subió escalón por escalon viendo a uno que otro alumno el cual se retiraban ya a sus salas comunes, la noche comenzaba a entrar por las ventanas y al final de la torre de astronomía cruzo el pasillo y vió la entrada a la sala comun...

 

Aquella noche en su dormitorio el sueño lo tumbo y estaba listo para empezar las clases al dia siguiente...

 

El dia habia despertado con un glorioso sol mañanero, no espero mucho pues solo era cuestion de tiempo para estar listo levantó su varita y convocó de su cajón aquel uniforme, la túnica negra y su esplendida corbata de color azul, en un santeamen ya estaba listo, lestat hiba el ultimo año, de seguro conseguiría a varios compañeros por el lugar.

 

Bajó las escaleras y disfrutó como siempre la decoración de la sala comun, y justo cuando pasaba por la puerta consiguió a uno de sus compañeros.

--- Hola jank, veo que llevas prisa ¿ya desayunaste?, creo que me agarró la hora de las clases--- le dijo mientras sujetaba su mochila con un braso y caminaba junto el...

[Melrose Moody]

>Merrique Foster

4to año

Saliendo de las Cocinas

-¡Te digo que nos van a pescar!

 

Merrique agitó su cabello en señal de negación, frunciendo el ceño con gesto reprobatorio hacia su amiga de segundo año. Sus ojos delataban que no estaba verdaderamente enojada, pero un brillo peligroso los iluminaba. Soltó sus órdenes en susurros, siempre alerta.

 

-¡Deja de ser tan miedosa y muévete!

 

Ambas se encontraban dentro del aula once, al resguardo de la puerta entreabierta. Habían corrido pasillo arriba luego de que la señora Norris les echara una ojeada desde el fondo del pasillo y al parecer habían conseguido escabullirse con éxito. Merrique llevaba en sus manos una cerveza de mantequilla de la mejor calidad, que pensaba llevar a la sala común antes del inicio de clases. Se había levantado muy temprano exclusivamente para su pequeña excursión. Sin embargo aun no debían cantar victoria: la conserjería estaba cerca.

 

Salieron del salón de puntillas y sólo vieron al barón sanguinario, en su recorrido apoteósico hasta el séptimo piso. Fue al ingresar a su sala común en donde el plan fue echado por tierra. No, no se trataba de que las pillase algún prefecto, si no que la sala común no estaba vacía, como Merrique había calculado. Algún idi*** había quedado rezagado sin llegar al desayuno, quién prácticamente tropezó con ellas en la entrada cuando se le echaron encima creyendo que no había nadie, atravesando el agujero del retrato con agitada premura.

 

Para colmo, Merrique soltó la tarta de manzana que había planeado comer a hurtadillas más tarde, de pura impresión. Phoebe, la vivaracha aunque algo dócil muchacha de segundo que la acompañaba había escondido automáticamente la botella que se había traído consigo y era fácil leer en su cara que no deseaba tener problemas. Merrique sin embargo dirigió al desconocido una mirada desafiante, colocando uno de sus brazos en su cintura mientras el otro sostenía la segunda botella, como si esperara que el chico se atreviese a retarla.

 

Mas en ese preciso instante, su estómago dejó escapar un rugido. No pudo entonces evitar relajar el gesto debido al embarazo que le causaba la repentina reacción delatora de su cuerpo y colocó una mano sobre su estómago de forma delicada y casi automática. De pronto, toda la situación pareció dibujarse en su cabeza: su túnica arrugada, sus zapatos con los cordones mal atados, su cabello atado en una descuidada coleta y sobre todo su bufanda, atada firmemente a su cintura.

Editado 23 de Diciembre del 2015 por Catherine Stark

[Bon Kure]

Bon, 1er año

Incidente en la sala común de Gryffindor

 

Miraba inexpresivo las horrorosas cortinas en distintos tonos de rojo que adornaban el dormitorio. Desvió su vista hacia la ventana tratando de ignorar los nervios que se le acumulaban en el estómago y se retorcían como lombrices. Los rayos de sol iluminaban toda la extensión del campo que se lograba ver desde la Torre de Gryffindor, deteniéndose bruscamente en el lindero del Bosque que se les estaba Prohibido a todos los estudiantes, como si un extraño velo de penumbra lo cubriera para negarle la entrada a miradas curiosas como la suya.

 

Tenía miedo. No era el primer día de clases ni mucho menos, pero siempre que despertaba para vestirse esperaba silenciosamente a que todos sus compañeros se retirasen del dormitorio con rumbo a sus clases matutinas. Aquello se había vuelto ya casi una rutina, un ritual; era su primer año en Hogwarts y no conocía a nadie, y el esfuerzo sobrehumano que le suponía caminar por los pasillos repletos de personas que lo miraban divertido por ser uno de los nuevos, hacía que las tripas se le revolvieran cada mañana sin falta.

 

Tomó los lentes y la varita de la mesita de noche hecha de caoba y dando una profunda inhalación apretó el libro que llevaba en la mano para salir hacia la sala común. Sabía que era tarde, por lo que apenas se hubo puesto las gafas sobre las orejas, se apuró en bajar las escaleras y en cruzar la sala como una flecha con la intención de salir de ahí lo más rápido posible. Justo cuando ponía una mano sobre el cuadro de la Dama Gorda para que este se abriera ante la presión de la misma, dos personas salieron de repente por el agujero del retrato y tropezaron súbitamente con el joven mago.

 

Se aferró fuertemente a su libro cuando vio que una tarta caía al piso luego de la sorpresa que se habían llevado los tres. No apartó ni un instante la vista del lugar en el suelo donde se había estrellado la tarta; el relleno adornaba la alfombra escarlata de la sala cual vómito que sería imposible de despegar luego. Sus náuseas recién provocadas no le dieron tiempo de reaccionar ante la mirada desafiante de una de las brujas, la desaliñada, que esperaba a la defensiva por una respuesta del joven.

 

-Pe-perdona -se disculpó al tiempo que se llevaba el dedo índice al entrecejo para acomodar los lentes que se le habían torcido. No pudo evitar observar, una vez logró despegar los ojos del suelo, cómo las facciones de la chica se relajaban para dar paso a un rostro con cierto matiz de ¿vergüenza?- No te preocupes, no le diré a nadie, puedes continuar con lo que hacías. Solo quiero salir de aquí, llego tarde al desayuno. -Como siempre, había hablado más de lo necesario, y al percatarse de esto y de que sus intestinos se volvían un nudo, salió casi corriendo por el agujero que había dejado el retrato de la Dama gorda.

 

«Creo que debo ir al baño.»

[Patrick Colt]

Godric Aarón Evans McGonagall
Buscador de Ravenclaw
Quinto Año

La sujetó fuertemente con sus dedos y levantó su brazo en todo lo alto.

 

Había sido un partido difícil, muy agitado y tenaz. Estaba desorientado. Pero, tenía la esperanza que su equipo hubiera anotado los goles necesarios para que los ciento cincuenta tantos de la snitch que tenía en sus manos, les alcanzara para pelear el campeonato.

 

Tenía el labio roto y un dolor intenso en el costado izquierdo del tórax. El buscador de Slytherin le había complicado todo, a tal punto que logró interceptar al Ravenclaw para que una bludger lo golpeara con la intención de mermarlo. Fue una jugada cruel pero legal, sin embargo el bullicio de la fanaticada hizo notar que las intenciones del rival de Godric eran claras.

 

El sol de invierno bañó su mirada carmesí. Esos ojos nacidos del fuego que penetraban las gradas. Encontrar a la profesora McGonagall o a sus amigos, en esos momentos, hubiera sido un aliciente. Pero la luz del día fue obstruída por la figura arrogante del buscador del otro equipo, quien lo examinaba con mirada repelente; y aunque seguía botado en el césped entumido en el cansancio, sacó fuerzas para reincorporarse y celebrar su victoria con los de su equipo.

 

La sangre en el labio ya la cobraría después, ese Slytherin tendría su regalo de navidad.

[Helike R V PB]

Sala común de Ravenclaw

3^er año

 

Había abierto los ojos cuando los primeros rayos del sol, entraban en las ventanas de la torre de Ravenclaw, iluminando todo a su paso. Las cortinas azules estaban echadas, pero iba escuchando al resto de compañeros levantarse para ir a desayunar. Yo me mantuve en silencio mientras, poco a poco la calma volvía de nuevo a esa zona. Me parecía increíble que sólo hacía tres años recibiera la carta. Se suponía que, la inmortalidad de un vampiro no tenía porqué ir al "colegio" pero ahí estaba. Había aprendido lo suficiente durante los años anteriores...

 

Me levanté sin hacer mucho ruido y recogí varias cosas del baúl que tenía a los pies de la cama. Me di una buena ducha y puse el uniforme. Odiaba las faldas, me gustaba más cuando ponía los pantalones pero era algo que tenía que hacer sí o sí. Até el pelo en una cola de caballo alta y me anudé la capa. Además de recoger la mochila para la siguiente tanda de clases que tendría ese día. Si pudiese, intentaría ir a Hogsmeade para hacer un poco de contrabando, cómo whisky de fuego y algunas chucherías, también para las lechuzas...

 

Miré por la ventana y ésta estaba completamente helada, el invierno ya se había instalado hacía semanas y las chimeneas estaban encendidas. Traspasé la sala que en esos momentos, estaba vacía y abrí la puerta de la Torre para dirigirme al Salón Comedor...

 

Por mi lado, había pasado la Dama Gris, yo me había dado cuenta pero la fantasma había ignorado mi presencia. Seguí a lo mío... La verdad es que no me gustaba para nada el horario que tenía: Pociones a primera hora, herbología a segunda y encantamientos a la tercera, debería tener paciencia y esperar a ver si encontraba a algún "águila" por el camino, aunque fuese para charlar un rato.

[Lestat Rambaldi]

Lestat myrddin

6to año

 

Aquel chico no le contestó pero lestat sintió que su panza comenzaba a gruñir por el hambre, no podia esperar mas para llegar al gran comedor para comer un poco antes de comenzar las clases, como siempre lo hacia tomó un ode los atajos, pasando por uno de los cuadros y luego girando por un pasillo estrecho llegó al primer piso.

 

A lo lejos ya se escuchaba la algarabía en el castillo, voces de pequeños jovenes magos que pululaban por el castillo, entre converzaciones de las clases y nuevas amistades en aquel nuevo año escolar, justo cuando pasaba por las escaleras rumbo al comedor, consiguió a una chica de tercer año, no la habia visto pero al ver su insignia de ravenclaw supo que se dirigia al mismo lugar.

 

--- Hola como estas aguila, ¿vas al gran comedor a desayunar?, si quieres te acompaño no me gusta comer solo--- Le sonrio'y luego se unió a ella dando pasos largos pasando las escaleras.

 

---Un placer soy lestat.---

[Emilia Malraux]

7 año

Emilia Malraux

 

 

 

Hacía varias horas que la pelirroja se había escapado de la cama ya que no tenia sueño, cosa que para ella era algo normal. Solía ser una criatura de la noche y por ello dormir no era una de sus actividades favoritas. Se encontraba leyendo senada en uno de los cómodos sofás de la sala común de Slytherin un viejo tomo de leyendas nórdicas escrito en runas antiguas que le había regalado un viejo amigo en las vacaciones antes de regresar al castillo.

 

 

No tenía manera de saber que hora era pues al estar la Sala común ubicada en las mazmorras del castillo el hermoso ventanal poseía vista al lago y solo se observaba una oscuridad en donde alguna que otra criatura a veces se acercaba a curiosear, fijó toda su atención en su lectura sin darse cuenta que el tiempo avanzaba y poco a poco la sala empezaba a llenarse de alumnos que al igual que ella esperaban comenzar ese nuevo año en Hogwarts.

 

Cerró con algo de fastidio su libro ya que no quería dejar de leerlo y se dispuso a llegar a su habitación donde sin pensárselo mucho e ignorando a quien pudiera estar cerca dejo caer su pijama para empezar a vestirse con el uniforme, una vez lista se dispuso a salir de la sala.

 

Empezó a recorrer las mazmorras ascendiendo hasta llegar a los pasillos del castillo donde la luz era suficiente para poder continuar con su lectura por lo que abriendo de nuevo el libro empezó a leer prestando poca atención por donde caminaba y por ello termino por chocarse con un chico que al pareces se encontraba saludando a una chica y caminaba con ella. El libro y algunas cosas de Emilia cayeron de lleno en el suelo mientras esta solo podía sentir como los colores subían a su rostro debido a su notoria torpeza y falta de prestar atención al camino - Oh, lo siento tanto no me fije por donde venía- Dijo mientras hacia ademan de recoger sus pertenencias.

Editado 14 de Enero del 2016 por Emilia Malraux

[Syrius McGonagall]

Syrius Evans McGonagall

 

Guardián de Ravenclaw

 

4º Año

 

Aquel partido – practica había sido muy bien para el equipo, la victoria fue por un buen margen de diferencia a favor de Ravenclaw. Syrius voló desde su puesto junto a los tres aros hacia el centro de la cancha donde el resto de su equipo estaba festejando la gran victoria sobre Slytherin.

 

Mientras se acercaba analizaba su actuación, solo 30 puntos los cazadores de Slytherin pudieron lograr lo que era una buena señal para la temporada que se avecinaba. Pero los tantos vinieron de errores bobos suyos tenía que mejor eso si el pelirrojo quería alzarse con el titulo de la portería menos vencida de la temporada.

 

Aterrizó suavemente en el césped húmedo de la mañana y fue a festejar con el resto de su equipo. – Buena atrapada – felicitó al buscador de su equipo que a la vez era familiar del mago. – Si seguimos jugando de esta manera el resto de la temporada será muy buena – analizó mientras miraba las torres lejanas de Hogwarts.

 

- Tengo que apurarme dentro de poco tendré pociones y no creó que Snape este contento con el resultado del partido – sonrió antes de encaminarse al vestuario.

 

@@Patrick Colt

Editado 24 de Diciembre del 2015 por Syrius McGonagall

[Ellie Moody]

Maddie.

Tercer año.

 

- ¿Para qué me das la responsabilidad de despertarte - se queja Abbie, mientras echa los libros en su bolso de cuero - si nunca me haces caso? ¡Y luego te quejas de que llegas tarde a clase, boba! - continúa, indignada, con los ojos entornados - ¡MADELEINE!

 

La pequeña bruja, que todavía tiene el cutis suave y el pecho plano, se acurruca contra la pared, alejándose del rayo de luz que cae de la ventana, sobre su cama. Todavía entre sueños, con el sentido común disminuido por el sueño y la flojera, le habla a su compañera.

 

- No tengo ninguna clase a primera hora - repite, como todas las mañanas. Abbie insiste, alargando su nombre hasta su apellido, pero aquello no resulta más efectivo - Jo, que ya me estoy levantando - balbucea, con una sonrisa somnolienta, enredada en el edredón carmesí, ignorando el hecho de que Abbie está en la misma habitación y puede ver su mentira.

 

- Yo no soy tu madre - se encoje de hombros, aunque con la voz temblorosa.

 

Es su amiga, y se preocupa por ella, pero el espectáculo de todas las mañanas le resulta agotador y fastidioso. Finalmente, se anuda la bufanda carmesí y dorada en la cintura, como las demás niñas la han comenzado a usar. Lo bueno de que Madrid siga dormida, es que no puede verla para criticar su actitud. Abbie sabe lo que opina sobre seguir esas modas... Pero es cosa muy de ella. A ella le parece algo genial; siempre, en los baños, presta atención a los consejos que comparten las chicas, y en los pasillos y en el salón se fija como se visten las mayores.

 

Cuando se va, las demás ocupantes de la habitación también o hacen, puesto que en cinco minutos se servirá el desayuno. Madeleine simplemente disfruta de la tranquilidad, y sigue soñando con la Orden del Fénix, luchando junto a Wanda. Sigue soñando hasta las nueve y media de la mañana, cuando se sienta de sopetón en la cama. La fría y escasa luz hace que se calme, por un momento... Hasta que ve la nieve nublando la ventana. "No pasa nada, debe ser temprano todavía", se dice, tratando de mantener la calma. No obstante, cuando se pone de pie, lo hace apresuradamente. Le echa una ojeada al reloj en la pared, y alza las cejas.

 

- Caracoles... Ya me perdí la cosa del club de duelo - a decir verdad, aquello le provoca cierta satisfacción; aunque le va bien en Encantamientos, no lo es tanto en enfrentamientos. Y la práctica no es que haya ayudado mucho. Y aunque sabe que es algo que debe practicar si quiere que la acepten en la Orden, se mantiene en las mismas -. Ya el profesor me va a agarrar manía - pero bueno, es momento de dejar de lamentarse, para eso, están los ratos en la biblioteca. Ahora, debe apresurarse si no quiere llegar tarde a Pociones.