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Cintas de Colores (MM B: 107664)


Jessie Black Lestrange
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-No ha de tardar en llegar, eso si es que leyó la carta que le envié esta mañana- repuso Jessie terminando de servir los cafés y llevándolos a la mesa, sonriendo divertida por ver como Vladimir había tomado un pastel para él sólito -Creo que ambos tienen más hambre de la que quieren decir... en la bodega tengo pasteles especiales para gente como... ustedes.

 

Se encogió de hombros mientras le daba un pequeño sorbo a su café capuchino, sonrió de lado rodando los ojos al escuchar a su hermano, al parecer su manía de molestarla jamas se iría y no le molestaba, así lo quería porque así siempre habían sido el uno con el otro.

 

Viendo como se presentaban su hermano y su ex... pareja (?), Jessie casi se atraganta al escuchar la pregunta de su hermano y tuvo que toser un par de veces para poder volver a respirar. Tragando saliva de forma audible, soltó un suspiro aliviada mientras escuchaba como Vladimir comenzaba a contar su historia. Incluso había cosas que ella no conocía de la vida del chico, lo observaba con detenimiento mientras veía como literalmente devoraba el pedazo de pastel para después comenzar con un segundo trozo de pastel.

 

Sin pensarlo, su mano se poso de forma inconsciente sobre la mano de Vladimir, pero al percatarse de lo que había echo la retiro enseguida. Por suerte su prima había llegado en ese momento y casi brinco de su asiento para poder saludarla y abrazarla.

 

-Lils, hola- sonrió más aliviada de lo normal - me alegra tanto verte, creí que no habías leído la carta que te mande en la mañana, es decir... debía avisarte que el local ya estaba en funcionamiento, ¿conoces a Verena? Divied me ayudo a elegir a nuestra ayudante, ya sabes lo selectivo que es... seguro después quiere hincarle el diente pero lo tendré vigilado

 

¿Nerviosa? No, Jessie jamas estaba nerviosa pero algo extraño le pasaba, eso de estar en medio de vampiros nunca había sido lo suyo, ya una vez le había pasado algo que no había logrado controlar y por eso su hermano había terminado aventandola a la alberca y eso no había sido buena idea.

 

-Si Lills, acepta la invitación de Vlad... es decir, perdón, Vladimir... bueno, los presento, Vladimir... Lillian, mi prima y mejor amiga; Lillian... Vladimir, un buen amigo y mi... pro... ex... ¿qué somos?- volteo a ver a Vladimir con una duda evidente marcada en su rostro - creo que a ambos tengo que explicarles muchas cosas... a los tres, mejor dicho- se alejo de la mesa acercándose a la barra de cafés -¿ capuchino Lillian? ¿Algún sabor en particular? ¿Pastel o pay? Tu elije, al fin que estas en tu negocio y Vlad guárdate esos galeones, la casa invita

 

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Carraspeó su garganta ante un trozo demasiado grande pastel que había ingerido. Se trataba de pura y genuina negligencia o simplemente de tensión. Sonrió además ante las cosas que decía el chico y sus comentarios le parecían algo extraños, aunque no les prestó del todo mucho atención, porque mientras descansaba las mandíbulas de masticar su pastel, Jessie posó su mano sobre la de él, lo cual le hizo dar un sobre salto con el pie. Luego de eso escuchó la conversación que tenía con su prima y volvió a tomar asiento.

 

-Siempre es un placer conocer la familia. Es un gusto señorita Lilian.- le dijo dedicándole una cálida sonrisa mientras se levantaba de nuevo por más café. -¿Puedo?- la pregunta era tonta, pero al instante siguió hasta donde se encontraba la maquina, Jessie se acercó a la barra donde se encontraba él mientras le hacía una pregunta a su prima. Una vez estuvieron los dos en el mismo lugar, Vladimir posó su mano sobre la de Jessie como un acto reflejo, le miró a sus ojos contemplando una vez más su belleza y se acercó a ella para abrazarla.

 

Los movimientos fueron torpes y en el transcurso de lo que pasaba el vaso con café de Vladimir cayó al suelo, rodando como la maleta de una chica en el aeropuerto al ver a su novio, al ruso no le importó sentir el café en su pie, era más reconfortante sentirse de nuevo en los brazos de la chica que amó tanto tiempo y que por circunstancias extrañas ambos habían desaparecido. La abrazó tan fuerte que en un momento dado pensó que la dejaba sin aire, mas no se detuvo, sentía que sus partes volvían de fundirse bajo el calor de ambos cuerpos.

 

Se separó de ella, no sin sentir una necesidad de seguir abrazado a ella, pero no era el tiempo ni el lugar todavía, en un ágil movimiento con su zapato empujó el vaso hacia arriba para luego sujetarlo con la mano, lo volvió a colocar en la maquina de café y mientras se llenaba de nuevo, tomó la mano de Jessie y se acercó a ella con la intensión de besarle, inclinó su rostro levemente y esbozó una pequeña sonrisa al sentir el rojo cabello en su cara y así fue como ambos labios chocaron en un acto de pura dulzura, ¿Qué iban a hacer todos los dulces reunidos ante tal acto? Simplemente no tenía precedentes, aunque para él fue raro actuar de esa manera luego de tanto tiempo. -Te amo...- le susurró al odio al terminar su apasionado beso.

 

-Espero que eso conteste tu pregunta...- carraspeó su garganta una vez más y al instante un timbre sonó indicando que el café estaba listo. El mago se separo de Jessie mientras le hacía un sonrisa disimulada y regresaba a la mesa para seguir conociendo a la familiar de la bruja, la cual le interesaba demasiado, no conocía muchas personas, tal vez Sagitas, Amya, Reena, Matt... pero con los que estaba sentado en ese instante nunca los había escuchado mencionar, así que se sentó a esperar un poco de la historia del mago y la bruja.

 

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Y sin proponérselo, se encontró con un mago quien estrechandole la mano le conducía hacia la mesa donde al parecer se llevaba a cabo una reunión, son unos glotones Stabolito ya departiendo.

 

- Buenas tardes, lamento interrumpir - musitó sonrojandose un poco y sonriendo hacia el amable mago. Sus orbes zafiro se posaron en ambos hombres, sintiendo algo de tensión no obstante, todo quedó de lado correspondiendo el abrazo que Jessie le brindaba - Te he traído un regalito, y a Deivid también - susurró solo para que ella escuchara.

 

Quizás era muy atrevido de su parte, pero le hacía mucha ilusión como las cosas entre ellos habían mejorado y estaba ansiosa por saber que tal iba todo por allá.

 

- ¿Carta? - repitió - No, la verdad es que Max ha estado un poco enfermo y no tuve tiempo de checar el correo por atenderle - respondió - Pero no te preocupes, cualquier cosa que tu o Deivid decidan por mi está bien - agregó, volteando a ver a la chica del aparador, tomando nota que debía presentarse también con ella.

 

- ¡Y ni hablar con eso de hincarle el diente, eeh primo! - musitó juguetona tocando inconscientemente la muñeca donde una cicatriz revelaba una situación menos chusca y sentándose de forma inconsciente en la silla que ocupaba Jessie -y obligándola a sentarse al lado de Vlad- para quedar justo al lado de Deivid y poder saludarle con un beso en la mejilla.

 

No obstante, la siguiente avalancha de explicaciones por parte de una nerviosa (?) Jessie le dejó sorprendida, haciendole reír.

 

- Gusto en conocerte, Vladimir - respondió, observando a la parejita de forma escrutadora - ¡Vaya, Jess! Si que me he perdido mucho de lo que pasó, aquí.

 

Y aquello era tan cierto como que Lily era sacerdotisa, aunque prefirió dejar las cosas así ya que aquella debía ser una tarde apacible.

 

- Un capuccino vainilla francesa... y - aclaró, y antes de que añadiera algo más se percató como aquel chico se acercaba donde la pelirroja para abrazarla y besarla, algo que hizo que Lily mirase a Deivid, sintiéndose una intrusa en aquel encuentro romántico. - ¿Tú sabías de esto? - inquirió esperando que su primo respondiera o propusiera algo.

 

 

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Si que la situación se llevo muy rápido, o al menos eso fue lo que me pareció ya que estaba concentrado viendo como es que Verena se distraía rápidamente cuando le lanzaba una mirada o una sonrisa. La verdad, es que me encontraba tan atento coqueteando le a la chica que ni cuenta me dí cuando Lilli llego al local.

- Oh prima, que bueno que viniste. Aunque claro si tu eres la socia, yo solo ando de paso - En ese momento me percate que ni Jessie ni Vladimir se encontraban en la mesa. La platica del muchacho le oí, bueno al menos intente escuchar todo, llegue a entender que es hijo de mi tío Ishaya o eso creo.

 

-Que yo picarle el diente a quien Lilli? - Me dio pena llegar a notar como mi prima se tocaba la marca que le deje en la muñeca por aquella situación que vivimos en la mansión. - Por cierto nunca te pedí perdón por lo de esa ocasión - Le dije con la cabeza agachada sin embargo una vez que la alce vi que ella estaba atenta viendo algo.

Dirigí mi mirada hacia la barra de café, que era donde mi prima observaba, y vaya sorpresa que me lleve esa escena no la esperaba ver. Jessie en brazos de Vladimir y dándose un beso que dejaba notar que el amor aun seguía encendido.

-Hey prima, que te parece si vamos a conocer la bodega de la tienda, igual podemos ir a que Verena te conozca al final tu y Jessie son las dueñas del local- Lo único que intentaba era que mi prima y yo no alejáramos del lugar para dejarles un poco de privacidad......

 

Aunque sinceramente quería irme del sitio por que me daba mucho coraje que mi melliza no me hubiera comentado nada, o si lo hizo y no la escuche??, el caso es que los celos de hermano podían salir a relucir y no quería volver a causar ningún daño a ningún integrante de la familia, capaz que al rato me iban a tener que poner en el circo de mamá y solo para que me controle.

Sin esperar a que la sacerdotiza respondiera, me levante dándole la espalda a aquella escena que estaba frente a nosotros y empece a avanzar hacia la parte de la tienda donde se vendían los dulces, por donde habíamos accedido, para meterme tras la barra y dirigirme hacia la bodega de donde salio Jessie con esas cajas azotando la puerta. Verena en el paso solo se quedo sorprendida ya que no coquetee con ella como era de costumbre, si no que la deje de lado y todo para que no se me acercara no la quería lastimar.

No quería estar solo, pero al parecer la bodega era el mejor lugar, o al menos el mejor para cuidar a la familia de mis poderes descontrolados. Comencé a hacerme un hueco entre las cajas para ocultarme entre la oscuridad esperando a que alguien viniera, aunque la verdad no sabía si era lo mejor estar solo o con alguien.



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- No te preocupes, no eras tú - musitó en respuesta a la disculpa de su primo observandole de reojo - ¡Claro! - asintió a la respuesta posando sus orbes azules en el Potter Black.

 

Sin embargo, algo en su energía cambió haciendo que las alarmas en Lily se encendieran pues no era normal que el caballeroso Deivid se fuese así cómo así, sin siquiera esperarla.

 

<Aquí vamos de nuevo> pensó levantándose y saliendo calmadamente tras el vampiro, para dar muestras de que todo estaba bien. Le había visto caminar hacia la parte de atrás del local, donde la pelinegra se imaginaba estarían parte de las bodegas por lo que disculpándose y regalandole una sonrisa a la pelirrosa en el mostrador se encaminó al sombrío lugar, escuchando el azote de la puerta.

 

- Deivid, soy yo - musitó poniéndole sobre aviso para después entreabrir la puerta y pasar. No sabía si el amigo de Jess o la chica en el mostrador eran de la misma condición que su primo, por lo que para evitar cualquier desastre desprendió de su cuello la runa que portaba para incrustarla en la puerta seguida de una plegaria antigua, pues aquello ayudaría a que si algo pasaba no saliese de ese lugar por nada del mundo.

 

Con cautela y a tientas avanzó entre las hileras y pilas de cajas, tratando de aguzar los sentidos para localizar al chico. La buena suerte le sonrió, porque instantes después su nívea mano se posó sobre un sólido brazo.

 

- ¿Qué te pasa? - inquirió, apartando algunas cajas para sentarse al lado de Deivid - ¿Es que no te gusta ver a tu hermana feliz?

 

No esperaba ser amable con aquellas preguntas, puesto que lo único que quería era que él se diese cuenta que poco a poco ambos compartirán aquello que había pasado en sus vidas. Sus ojos a pesar de la oscuridad solo veían una sombra deforme a su lado, pero su mano, todavía estaba sobre el brazo del vampiro tratando de transmitirle algo de tranquilidad.

 

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Se acercó leyendo un papel rasgado en su mano, no parecía muy cuidada de imagen y algo confundida, observo al par que tenia en frente, su corazón se acelero y volvió sobre sus pasos pensando que estaba equivocada que quizás no era la persona o el lugar, y miraba atenta al par, uno le transmitía una energía diferente, ella tan desconcertada quería ir, preguntarle, quería ir y cometer los errores de siempre, pero dudaba, miraba nuevamente el papel, y sí era correcto, ¿pero cómo hablaba?, había pasado tato tiempo en soledad que hasta le aterraba fraternizar y entrar, aunque su estomago rugía y pedía por ese aroma de capuchino de avellanas, y algunos dulces de arándanos y moras.

 

Casi corriendo irrumpió en el lugar de manera estrepitosa incluso chocando sus propios pies.

 

- Hola...eh...un capuchino...uno de avellanas...- cuando termina de decirlo para encontrarse con los ojos de la muchacha de la barra nota que no tiene nada en su bolsillo, observa y no puede negar la vergüenza comienza a recorrer sus mejillas, acepta el café y se sienta distante pensando en cómo demonios iba a pagarlo...y claro no se le ocurría nada, siente miradas aunque no sabe si es su paranoia o es real, ocurre una situación la que observa como una sombra y luego mira a una muchacha de cabello negro...quizás debía acercarse a hablarle, tomo valor y el último sorbo de café ilegal que estaba consumiendo.

 

Aclaro su garganta para comenzar

 

-Hola...hey... vi el aviso de una nueva tienda - enseña el papel recortado -Soy nueva por aquí y... te sonará super raro pero juro que no soy rara... ¿podría pedirte que me invites el café?, ¡juro pagártelo! , pero por favor que no se entere la dueña (claro que Audrey desconocía que se encontraba hablando con la dueña) el lugar es nuevo y la verdad pensé que era un buen lugar para socializar y blah blah... en fin, lo sé estoy siendo rara y no puedo parar de hablar, y tu rostro pareciera indicar que soy mas rara de lo que creo- allí es cuando ve al muchacho a su lado y Audrey solo se siente peor.

 

-De nuevo- toma aire - Audrey... desastre universal, un gusto-

 

@@Lillian Potter Evans

Editado por Camelot12

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-¿Qué tiene el pequeño Maxi?- preguntó Jessie sorprendida al escuchar del porque no había recibido la carta- sabes que yo pude haberlo revisado Lills, no hace falta pedirlo- negó divertida mientras le mostraba la lengua a su hermano- que el local es nuestro Lills, acá el señor Potter Black viene de visita ¿verdad hermano? Sospecho que arrasara con todos los dulces.

 

Tras explicarle a Lills las cosas, o parte de ellas y para evitar que notaran el sonrojo en su rostro, Jessie se puso de pie caminando hasta el refrigerador donde estaban los pasteles, más su prima opto por pedirle primero un capuchino de vainilla; dejo el plato sobre el mostrador mientras caminaba hasta la barra de cafés. Sintió unos pasos acercarse a ella, conocía esa forma de andar y no pudo más que sonreír.

 

Una de las manos de Jessie descansaba en la barra, una mano fría se poso sobre la suya atrayendo la atención de la joven de cabellos rojizos; volteo la mirada topándose con los ojos de Vladimir y antes de que pudiera retroceder este la abrazo con ternura, algo que hacía mucho no sentía. Su interior comenzó a derretirse un poco, cerro los ojos y recargo su cabeza en el pecho del chico, sonriendo enternecida por aquel acto. Pero así como comenzó, termino; Vladimir se separo de ella justo cuando un vaso que se había caído estaba por tocar el piso.

 

Lo poso sobre la maquina mientras este comenzaba a llenarse. El cuerpo de Jessie estaba en tensión, no sabía que pasaba. Se había prometido a si misma que jamas volvería a sentir nada por nadie, ya mucho dolor había en su vida y aun no se recuperaba de las recientes impresiones y lo que esto había ocasionado, así que cuando sus labios hicieron contacto con los de Vladimir, sus defensas se desvanecieron por completo dejándola totalmente vulnerable. Sintió más que escucho el susurró de Vladimir cuando este terminara el beso justo cuando la maquina anunciaba que el café estaba listo.

 

Jessie bajo la mirada, estaba más sonrojada de lo que había estado en mucho tiempo. Asintió a la pregunta de Vladimir cerrando los ojos pero tras escuchar lo que decía su hermano volteo a verlo, pero este ya salía de la cafetería rumbo a la tienda de regalos.

 

-¡Deivid!-llamo Jessie pero ya era tarde, su hermano se había ido y Lillian con él- Vlad, él no sabía de ti, apenas... apenas si nos hemos reencontrado, es mi hermano y... no quiero perderlo, ayúdame.

 

Lo tomo por la mano y lo llevo con ella siguiendo los pasos de Divied y Lillian.

 

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Estaca caminando por el callejón cuando de repente veo una tienda de la cual salía un aroma exquisito. Me acerque a la puerta y me detuve a ver de que se trataba aquel lugar. Cuando mire mis ojos se llenaron de luz al ver aquellos hermosos pasteles de distintos colores, aunque a mi no me gustaba mucho el pastel, pero creo que este día podía ser una excepción.

 

Esa mañana llevaba puesto una remera musculosa color blanco, un short color negro y unas sandalias al tono del short.

 

Estaba a la espera de que Romina decidiese ver, por que el día anterior le había mandado una carta diciendo que iríamos a comer algo dulce a Cintas de Colores. Como no me había contestado pensé que nunca llegaría.

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La vida daba demasiadas vueltas. Luego de haberse enterado de que Priscila era su hermana, no como tal, sino de “corazón” por decirlo de alguna forma, se habían propuesto el hecho de salir al diagón más seguido, y que mejor forma de hacerlo que compartiendo una linda mañana en alguna tienda. La carta le había llegado, sin embargo no se había molestado ni preocupado por responder, en ese momento no lo veía tan necesario.

 

<<¿Y si la llevas por el mal camino?>> pudo oír su voz resonando en su cabeza repitiendo una y otra vez la misma pregunta. Desde que había estado en el orfanato le gustaba desobedecer, contradecir y molestar a sus superiores, era algo que verdaderamente le fascinaba y se sentía a gusto con ello. Por eso la pregunta, quizás a Priscila en algún momento se le ocurría imitarla, escapándose de la casa o desafiando a todos. Pero eso era algo que no podría predecir, si las cosas pasaban era por algo y nada podía hacer al respecto.

 

Caminaba por las calles del Callejón Diagón. La mañana era perfecta para salir con un short, remera y zapatillas. Los rayos del sol pegaban levemente en su piel, haciendo que el calor se esparciera más rápido por todo su cuerpo. —Este es, Cintas de Colores— se dijo al estar parada en la entrada al local, esperaba que la muchacha ya hubiera llegado, por lo que tendría que investigarlo al entrar al local.

 

¿Llegaste hace mucho?— se dirigió a Priscila cuando la vio sentada en una de las mesas del local que eran para dos. Se sentó en la única silla que quedaba en la mesa y tenía unos colores rojo y blanco, como un bastón de caramelo.

 

@@Priscila Celeste

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cuando vi pasar a la joven a quien yo había invitado me alegre mucho, por que creí que no vendría.

 

Al entrar se dirigió a la mesa donde yo estaba sentada y me dijo si había llegado ase poco a lo que le respondí - No, llegue ase poco,como unos diez minutos mas o menos - .

 

- Te estaba esperando, por que no respondiste mi carta? - le pregunte, al acordarme de eso. Yo esperaba que mi pregunta no fuera muy cortante, por sabía que ella detestaba que yo fuese cortante.

 

Mientras hablamos se me ocurre preguntarle - que quieres comer?, yo invito -, aunque no me agradaba la idea de tener que pagar todo lo que comiésemos no me podía quedar callada por que yo fui quien la había invitado, por lo que yo debía invitar.

 

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Editado por Priscila Celeste

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