Jump to content

Leyes Mágica y Conocimiento de Maldiciones


Cissy Macnair
 Compartir

Publicaciones recomendadas

Abrí los tres legajos que me había proporcionado Elvis sobre mi escritorio, leyendo cada uno de los perfiles de los alumnos que iba a tener aquel mes. Como me había pasado en la clase anterior, tenía que cubrir una suplencia, una que siempre había esperado poder dar porque mi experiencia como alumna de aquella asignatura había sido hermosa. Ahora, si bien estaba contenta con la elección de la dirección, me encontraba un poco asustada por el hecho de tener que dar una clase educativa con dos directrices: la de leyes y la de maldiciones. Aunque estaban bien ligadas, tendría que ser creativa.

 

Me dispuse a redactar tres memos totalmente similares en los cuales les decía a los alumnos -tres magos bien calificados, entre los que se encontraba mi nieta-, que debían encontrarme en el aula 217 el día lunes por la mañana para poder dar comienzo a la clase. Claro que no les había dicho que eran dos clases juntas, porque quizás eso no sólo los marearía, sino que creerían que tendrían que dar ambas asignaturas para poder aprobar y eso no era cierto.

 

Mi pluma rasgó el papel y la tinta se extendió.

 

 

<<Estimados:

Les comunico que la clase del corriente mes se impartirá en el segundo piso de la Universidad, más específicamente en el aula número 217. Encontrarán mi nombre en la puerta para que no se pierdan.

Con mis más sinceros deseos.

Atte. Prof. Macnair>>

Doblé los tres trozos de pergamino sobre el escritorio y con un movimiento de Shember los hice desaparecer, haciendo que chispas rojas bailaran sobre la madera pulida y barnizada. Me puse en pie, pensando que aunque faltaba un día para el comienzo de la clase podría ir a preparar el aula cuanto antes y ya dejar todo asentado, sin correr prisas antes de que los chicos llegasen. Tomé los libros que había escogido para dar la clase y me encaminé el aula asignada, totalmente sumida en mis pensamientos y en el programa que había preparado.

 

No me di cuenta que ya había llegado sino hasta que puse una mano en el picaporte. Miré la puerta, donde había hecho poner mi nombre: "Cissy Macnair, profesora titular de Leyes Mágicas y suplente de Conocimiento de Maldiciones". El cartel indicaba, claramente, que iba a impartir aquellas dos asignaturas por aquella única vez, al menos hasta que los directores me dijeran que el titular no podía hacerse cargo de su asignatura. Así, sin más, entré y me encontré con un aula totalmente normal: pupitres que miraban hacia el frente y una pizarra negra junto al escritorio del profesor.

 

-Bueno, veamos...- musité, mientras me acercaba a la mesa para dejar los libros.

 

De improviso, una de las ventanas del aula se abrió de par en par, con un fuerte golpe, ocasionando que el vidrio de una de ellas se hiciera añicos al chocar contra la piedra de la pared y solté un grito por el susto. Los libros se desparramaron por el suelo al soltarlos y empuñé mi varita con firmeza, esperando que algo entrara por la ventana. Pero no fue así. El viento soplo con fuerza, arremolinando mi cabello negro. Aflojé los hombros y me dirigí hacia la ventana con intención de reparar el vidrio y cerrarla, pero al llegar hasta allí descubrí que había un trozo de pergamino clavado en un trozo de cristal.

 

-¿Qué...?- musité, tomándolo entre mis dedos.

 

La caligrafía era algo torcida y el papel estaba manchado con gotas de tinta. Lo que decía dentro de me dejó sin aliento y me hizo retroceder mirando alrededor. Empuñé a Shember con mayor firmeza.

 

-¿Creíste que estarías a salvo?- dijo una trémula voz a mis espaldas.

 

Me giré con rapidez y, en el portal del aula había cuatro hombres parados. Ninguno de ellos llevaba varita pero yo sabía que eran magos... o algo similar.

 

-¿Cómo me encontraron?- pregunté, aunque la pregunta era algo tonta. No importaba cómo lo habían hecho, porque ahora no tenía forma de escapar.

 

El que había hablado primero torció el gesto en una socarrona sonrisa.

 

-Castalia, linda, no te insultes a tí misma. Ya sabes cómo...- el hombre sonrió ampliamente y, entonces, me di cuenta de que no iba a salir de allí a menos que fuera muerta o inconsciente.

 

-¡Reducto!- grité, apuntando al escritorio que estaba más cercano a los hombres, el cual estalló en pedazos. Tuve que pensar de inmediato, porque no tenía mucho tiempo.

 

Mientras estaban distraídos por la explosión, corrí hasta uno de los libros caídos y con un movimiento de la varita tracé un dibujo a fuego sobre la tapa. El emblema de los Macnair brilló por un momento y luego se apagó, no quedando señal de él.

 

Vi al "líder" de los hombres avanzar, buscándome y lancé un "Incendio" a otro de los escritorios, pero no tenía escapatoria, lo sabía. Otro escritorio estalló, volaron trozos de madera y piedra por el aire; uno de ellos me golpeó en la cabeza, haciendo que cayera aturdida al suelo. Fue suficiente y uno de los hombres me desarmó, sujetándome con fuerza y levantándome como una bolsa de papas. En mi último esfuerzo, moví una de mis manos apuntando al Libro que había marcado y el mismo volvió a brillar, esta vez con una luz azulada. Si alguien lo tocaba, llegaría hasta mí. No era un traslador, era una especie de vínculo, como una brújula. Y, esperaba que alguien diera con él.

 

 

*****

Desperté en una celda cavada en la mismísima piedra de alguna montaña. La leve luz que había allí se filtraba por una abertura a unos cincuenta o sesenta metros de mi posición y el frío helado me calaba los huesos. No tenía puesto más que lo que había llevado a la Universidad: un pantalón negro de gabardina, botas altas, una chaqueta también de gabardina y la capa con la que solía salir casi siempre hacia la universidad. Todo el abrigo lo había dejado en mi despacho, pensando que regresaría allí antes de irme hacia la mansión.

 

Busqué con desesperación en mis bolsillos, pero Shember no estaba en ellos. La vi, apenas en la penumbra, a unos cinco metros, sobre lo que aparentaba ser una improvisada mesa hecha con cajones de plástico. También había otras cosas allí: mi menedero de piel de moke y algunas cosas que solía llevar en él, como mi capa camaleón, mis anteojos alfa y las pociones. Alguien se había encargado de desarmarme.

 

Miré los barrotes que me rodeaban, evidenciando que estaban construídos de forma precaria. Me costaba adivinar dónde estaba. Ni siquiera el clima ayudaba, porque hacía tanto frío como en cualquier parte del norte del continente en aquella época del año.

 

-¿Confundida?- dijo la misma voz masculina de mi oficina-. Estamos en donde todo comenzó, Castalia: el Himalaya. ¿Recuerdas? La expedición... Shambala... La Piedra Chintamani...- se dio cuenta de que yo me había quedado muda, totalmente asustada-. Oh, sí... Sabía que ibas a recordarlo, porque sino, ¿cómo nos ayudarías a entrar?

 

En la penumbra no podía verle el rostro, pero sabía que disfrutaba con aquello.

 

-No vas a salirte con la tuya. Los guardianes de la piedra nos matarán a todos antes de que podamos atravesar las puertas de la ciudad- le dije, notando que la voz me temblaba.

 

El hombre soltó una carcajada.

 

-A nosotros no, querida, a tí. Vas a abrirnos las puertas y nosotros nos haremos con la piedra.

 

-¿Eres idi.ota? La piedra ya no existe, la destruí...- pero sonaba poco convincente.

 

El hombre sonrió de nuevo. Él ya sabía que era una mentira.

Editado por Cissy Macnair

https://i.imgur.com/g1G6WRb.gifhttps://i.imgur.com/kYY7Ngy.gif
vjewzeJ.jpg
NiqQIUZ.gifGxQq8SZ.gifiAGBpD8.gif
nqOolSA.gif

 

 

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Cerca del mediodía del domingo a finales del mes de Enero, uno de los elfos de su casa llegó con una correspondencia hasta su habitación en el tercer piso de la mansión de sus padres; pergamino que indicaba que debía presentarse el lunes por la mañana en las frías inmediaciones de la Universidad Mágica con motivo de dar inicio a su clase avanzada de postgrado sobre Conocimiento de Maldiciones. -Hasta que llegó el bendito día de tomar una vez más los libros de magia… Por favor Tanis, empaca mis cosas en el baúl más fácil de transportar y que sea el más compacto. Ten en cuenta que no me agrada lidiar con todo el peso que comúnmente ando trayendo a cuestas cuando voy de compras a Magic Mall o al Callejón Diagón; así que espero que no se te ocurra poner un Galés Verde también- solicitó el pelirrojo con simpatía hacia el pequeño elfo, para luego encaminarse hasta el comedor de la morada con motivo de almorzar todos juntos en familia. -Mañana temprano parto con mi lección. Espero no haber perdido la constancia de estudiar- comentó a sus padres y seres queridos que estaban reunidos allí, recibiendo uno que otro comentario de los comensales.

 

El día avanzó rápidamente, y la noche se hizo presente en un abrir y cerrar de ojos. Elros durmió plácidamente y a la mañana siguiente se levantó cerca de las 6 A.M. para tomar una ducha y alistarse tranquilamente durante al menos una hora. Vestido con pantalón de jeans claro medio desgastado, una camisa bruna (de mangas cortas) y bien apegada a su musculoso torso, zapatillas blancas deportivas y un cinturón de cuero negro; se dispuso a bajar las escaleras hasta el vestíbulo, no sin antes cepillar sus dientes y tratar de peinar algo sus revueltos cabellos rojizos heredados de su amada madre. Tras llegar a dicha antesala y observar que su maleta ya estaba puesta cercana a la puerta del recibidor, dirigió sus pasos hasta la cocina para tomar desayuno. Un café con leche y tostadas con miel de palma fue el bocadillo mañanero del mago británico, y justo cuando quería servirse otra taza de aquel líquido caliente, su padre Elvis le instó a apurarse para acudir juntos a la Universidad (lugar en donde se desempeñaba actualmente como Director junto con Hogwarts).

 

Tomando una manzana verde con su zurda, avanzó rápidamente hasta la fachada del hogar de los fenixianos; área en donde le esperaban sus padres. Tras recibir el beso en la frente por parte de Annick, tomó el maletín con la diestra y se llevó la fruta a la boca para darle un mordisco antes de que Elvis le tomase sorpresivamente del hombro e hicieran aparición conjunta en los alrededores de la institución universitaria de renombre. -¡Papá! No vuelvas a hacer eso mientras tenga comida en la boca- comentó un mareado ojiverde, acudiendo detrás un árbol cercano para vomitar lo que el estómago le había devuelto producto de la desagradable sensación de aparecer sin previo aviso de quien lo hacía contigo. Fue así que, luego de abrazar a su padre, Elros se dirigió hasta el segundo nivel de aquella colosal y majestuosa infraestructura; no tardando demasiado en llegar hasta la puerta del aula 217.

 

Una vez corroborado el nombre de la profesora en el cartel, se aventuró en poner su mano sobre el picaporte y abrir la puerta muy despacio para no importunar si sus compañeros o la mismísima señorita Macnair ya habían arribado. -Buenos dí…- fue lo que alcanzó a decir, cuando aquel saludo se transformó en una horrible sensación de asombro. <<¿Pero qué diablos pasó aquí?>> se preguntaba una y otra vez mientras avanzaba por la sala, sin soltar de su diestra a “Lion” (su varita de pirul) por si llegase a tener que ocuparla. Astillas de madera, trozos de piedra, señales de haber acaecido un incendio y vidrio por todas partes, eran parte de la desastrosa ornamentación de la estancia de aprendizaje. -¿Qué rayos habrá pasado? ¿Tendré que avisarle a mi padre?- musitó muy bajo el Gryffindor, cuestionándose si debía dar aviso o constancia sobre lo que estaba observando allí; al mismo tiempo que se agachaba para apilar algunos libros que estaban derrumbados por toda la sala de estudios.

Editado por Enrick W. Ryddleturn
Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

- El gran día ha llegado - El Dumbledore llevaba mucho tiempo esperando una carta con respecto al inicio de su clase de Leyes Mágicas. Era un tema que le gustaba bastante y sabía que le encantaría el estudio de dicho tema. Tendría que acudir al aula 217 de la Universidad, aquella sería su primera vez en dicho edificio y estaba muy emocionado.

 

- Creo que no he tenido tiempo suficiente para sacar todas mis cosas de las maletas, así que solo llevaré un par de pociones y unos objetos. Puede que los necesite para algo - El Knight tomó rápidamente algunas de sus cosas para ponerlas dentro de una maleta que estaba encantada. No obstante, sabía que no tendría que usarlas dado que su clase era de Leyes, no de duelos o cualquier otro tipo de cosas.

 

- Hora de dormir, mañana será un gran día y debo dormir lo suficiente si no quiero perderme en la mitad de la clase - El joven mago era muy despistado y si no dormía bien, sabía que tendría muchos problemas. Además, era muy disperso y perdía la concentración muy rápida. Esperaba que su profesora fuera dinámica y no muy aburrida.

 

*****

El día había empezado bastante bien, el Dumbledore se encontraba muy motivado con respecto al inicio de las clases. Se había levantado muy temprano para poder tomar un baño y cambiarse de ropa sin mucha prisa, quería estar vestido adecuadamente para la ocasión, claro unos pantalones negros, una camisa blanca ajustada y unos zapatos negros. Además de ser una buena oportunidad para utilizar su Capa "Camaleón", la había comprado en el Magic Mall pero no la había usado aún.

 

- Estoy listo - Dijo antes de desaparecer para materializarse nuevamente en los terrenos de la Universidad. Era su primera vez en lugar, razón por la cual había decidido llegar un poco antes para dar un paseo por todos los lugares y luego buscar el aula de su clase.

 

Todo en la Universidad era perfecto, sin duda Niko comenzaría a pasar mucho más tiempo en el lugar y no le disgustaba ni un poco. Con todos los conocimientos que tenía pendientes de cursar, estaría unos 3 o 4 meses seguidos en el lugar. Su paseo había sido muy bueno pero había llegado la hora de ir a su salón de clases en busca de su profesora.

 

- Esto es bien extraño, ¿la profesora Macnair va a dar dos clases? - Fue lo primero que pensó al ver lo que decía en la puerta del aula de la clase. La puerta se encontraba abierta, así que no tuvo que empujarla ni un poco. El joven entró rápidamente pero quedó paralizado al ver el estado en el que se encontraba el lugar.

 

- Pero qué diablos ha ocurrido? La profesora debe ser bien desordenada - El Dumbledore era un fanático del orden y al ver tantas cosas en el piso, pensó que todo era culpa de la profesora - Aunque esto está bien raro, debió suceder algo en este lugar - Pensó.

 

En el lugar se encontraba otro alumno recogiendo algunos de los libros que se encontraban en el piso. Niko no lo conocía pero decidió acercarse a ayudarlo un poco, antes agitó su varita para hacer que todos los vidrios volvieran a su lugar.

 

- Creo que se ve mejor el aula sin vidrios rotos - Murmuró, aunque lo había dicho un poco más duro de lo planeado. Esperaba que el otro alumno no lo hubiese escuchado.

 

- Buenos días, mi nombre es Niko. ¿Te puedo ayudar con los libros? - El Knight había tomado algunos libros del piso para poderlos poner en el mismo sitio que los otros. No obstante, al tomar uno de los libros brilló, pero no entendí la razón.

 

- Mira, este libro está bien raro. ¿Crees que será útil? Todo esto me parece muy extraño, parece que hubo una batalla. Aunque yo pensaba que a la profesora le gustaba el desorden - Confesó, ya estaba un poco preoupado por la situación.

 

w3PBwnw.png


Zn4buB8.gif


Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Estaba justamente terminando de apilar unos cuantos libros que estaban derrumbados en el piso del aula; cuando fue interrumpido por la presencia de un mago que se adentró en dicha estancia con personalidad y, en un abrir y cerrar de ojos, alzó su varita para restaurar todos los ventanales que estaban hechos trizas por algún motivo que él mismo desconocía. -Buen día, Niko. Soy Elr… ehh Thomas… Thomas Gryffindor. ¡Un gusto en conocerte!- saludó muy cortésmente, al mismo tiempo que recobraba su altura desde el suelo para dejar todos esos tomos sobre uno de los pupitres y así tener una mano libre con tal de estrechársela al joven recién arribado a la sala de clases. -Claro que se ve mucho más ordenada cuando todo está como debiese estar, pero en este caso… me gustaría analizar algo- añadió con intriga, una vez que ya había asentido a que el chico le prestara ayuda con los demás libros.

 

-También pienso que este libro tiene algo fuera de lo común…pero ¿Qué será? No es muy típico que éstos brillen por sí solos o al tacto; como lo es en el caso de una poción- expresó el británico, acercándose hasta Niko para curiosear bien aquel fulgor azulado que despedía el conglomerado de hojas con tapa que estaba en las manos de su compañero. -Por favor, te voy a pedir que lo dejes en el suelo… donde estaba- solicitó convencido; y posteriormente apuntó con firmeza su varita hacia el objeto. -Specialis Revelio- masculló en voz baja, no provocando ningún efecto. -No está maldito…- agregó, desechando aquella primera opción que se había cruzado fugazmente por su mente. -Expecto Patronum- volvió a murmurar en el área; convocando una serie de hilos plateados que se materializaron en un mono araña de luz singular, el cual al acercarse hasta el libro tomó coloración azul, igual al brillo que éste despedía al contacto con la palpación del mago. - ¡Mira mi patronus! ¿Te parece raro?- dijo el pelirrojo con curiosidad, tratando de analizar el por qué su pequeño primate ahora era de tono zafiro intenso y estaba más inquieto de lo normal.

 

Mientras meditaba sobre el asunto, se acercó dubitativo hasta los recientemente reparados ventanales y notó que algo no andaba bien tras pisar un trozo de pergamino que tenía las letras muy borrosas e irreconocibles. -Tal vez esto tenga algo que ver con el desastre que pasó aquí. Pero no logro identificar letra alguna- comentó a Niko, al mismo tiempo que le tendía dicho papel que tenía signos de haber estado incrustado en alguna parte. -Yo pienso que la profesora Macnair ha tenido algún problema… ¿Crees que puedas identificar lo que dice en ese pergamino?- preguntó, mientras se dirigía hasta donde aún permanecía fiel su patronus azulado; quizá esperando alguna indicación suya. Pensaba y pensaba, pero en el instante en que solamente unos escasos centímetros lo separaban de la invocación mágica, sintió un tenue susurro que era muy entendible al oído perspicaz del ojiverde… “Ayuda”.

Editado por Enrick W. Ryddleturn
Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

La joven despertó y permaneció inmóvil, negándose a abrir los ojos. Era uno de esos días en los que parecía que, con solo echar un vistazo alrededor, dañaría el pacífico momento; esos en los que, sin importar cuán descansado pueda llegar uno a sentirse, salir de la cama era todo un sacrificio; abandonar esa cálida protección brindada por las sábanas sabiendo lo frío que era el invierno fuera de éstas.

 

Podría quedarse así, a fin de cuentas, debía aprovechar sus últimos días antes de recordar cómo era la vida de un estudiante…

 

Se levantó sobresaltada solo de pensarlo. ¿Cuándo se había quedado dormida? Recordaba haber ido a descansar después del almuerzo… y luego nada. De hecho, ni siquiera estaba usando ropa adecuada para dormir, era extraño pensar que considerase haber despertado envuelta en la máxima comodidad, o que éstas no incomodasen al pasar de las… ¿horas? Aunque, a juzgar por los quejidos de su estómago, bien pudieron haber pasado días. Sin embargo, luego de algunos minutos, habiendo superado el aturdimiento y asegurado la fecha en la que se encontraba, notó el pergamino, perfectamente doblado, en su mesita de noche.

 

—¿Macnair? —Repitió en voz alta la pelinegra al terminar de leer el contenido de la nota, medio sorprendida, dudosa y esperanzada.

 

Se había tomado el tiempo de investigar un poco sobre las clases en el nuevo instituto educativo, lo suficiente para saber que el profesor del curso que deseaba tomar, Conocimiento de Maldiciones, no era un Macnair; no es que la idea de tener a uno como tutor le desagradase. En realidad, dudó en tomar Leyes Mágicas solo para tener la oportunidad de aprender de su abuela, pero, siendo sincera consigo misma, y dicho de una forma suave, las leyes no eran una prioridad en su vida. De cualquier manera, ya había tenido clases con un familiar en la antigua Academia, Isaac, así que al final había decidido probar suerte en otras áreas; debía agradecer a Merlín si de verdad terminaba aprendiendo de manos de la matriarca.

 

Así, guiándose por la luz natural que entraba por la ventana, demasiado tenue para siquiera pensar que el sol se decidiría a terminar de salir pronto, tomó su tiempo en prepararse antes de partir. Se sentía calmada, a diferencia de los comienzos de clases en ocasiones anteriores, aun cuando era la primera vez que cursase algún conocimiento en la Universidad y siguiese sin tener muy claro lo que necesitaba.

 

Terminó pidiendo a Yö que preparara una pequeña mochila, solo con las cosas que considerase necesarias, pociones más que nada. A fin de cuentas, era una clase que involucraba maldiciones, nunca se sabía qué esperar, era mejor contar con un mínimo de preparación, y, por supuesto, un buen desayuno. De nada servirían tantas precauciones si terminaba desmayándose a mitad de la clase.

 

Bajó a la cocina, el sonido del tacón de sus botas contra el suelo resonando en los desolados pasillos de la mansión Macnair tan temprano en la mañana. Ary debía seguir descansando, y en realidad, agradecía no tener que encontrarse con su nuevo hermano, por lo que comió sola, mientras que decidía por cuál medio dirigirse a la Universidad. Después del desayuno, no era agradable la idea de aparecerse y el clima era demasiado frío para volar hasta el lugar, así que simplemente utilizó la red flú.

 

Al llegar, se apresuró al aula donde, se suponía, se impartiría la clase, la 217, leyendo el nombre de su abuela en la puerta de ésta. Animada por ello, sin darle importancia a las dos clases que señalaba la placa, entró, esperando, también, que el ambiente en el salón le librara del incesante frío que insistía en colarse a través de la tela negra de su pantalón y las tres capas de ropa que abrigaban su parte superior, igualmente, tan oscuras que resaltaban la palidez de su piel y el vívido verde de sus ojos.

 

Por un breve instante consideró el haber llegado más temprano, no era una oportunidad para relajarse sino para esforzarse aún más. Sin embargo, en el aula solo se encontraban un par de chicos.

 

—Buenos días, caballeros —saludó con cierta duda—. ¿Dónde está… Cissy? —Se corrigió antes de decir “mi abuela”, tan extrañada de no verla ya en el lugar que las presentaciones perdían importancia. Sabía cuán responsable era la matriarca Macnair, ¿por qué no estaba allí?

zHxDKbam.png


http://i.imgur.com/t082r.gifhttp://i.imgur.com/nFjvrpD.gifhttp://i.imgur.com/dbkSg7c.gif

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

El hombre alto y fornido que me había capturado, al que sólo conocía por el nombre de "Blink" (quizás una especie de seudónimo que utilizaban para no decir sus verdaderos nombres), me apuntó con su varita al rostro instándome a que retrocediera y me alejara hacia la fría piedra a mis espaldas antes de lanzarme una sucia cobija y un plato que tenía un poco de pollo y verduras. Al menos la comida no sería mala.

 

-Come, Macnair, más tarde tendremos un peligroso camino por delante y no quiero que te desmayes antes de que lleguemos a las puertas de Shambala- dijo el hombre, dándome luego la espalda para marcharse por la abertura de la cueva-. Te hará bien- agregó, mientras se alejaba.

 

Habían colocado dos lámparas para iluminar la pobre estancia a medida que había pasado el día. Si bien en Londres eran, aproximadamente, las nueve de la mañana, en Nepal estábamos llegando a las seis de la tarde y ya el sol escaseaba, aún en las montañas. Sentía un agudo zumbido en los oídos, además, que me indicaba que estaba a mayor altura de la que normalmente estaba acostumbrada, lo que haría que me dieran migrañas si no lograba solventar el problema con rapidez. Las alturas extremas, como en las zonas del Himalaya, llegaban hasta los 4900 metros y el drástico cambio entre el nivel del mar de Londres y las montañas podrían haberme matado, lo que me daba a entender que mis captores habían tenido ciertas precauciones. De todos modos, no estábamos aún muy arriba de la montaña, sino, más bien, en la base.

 

Parpadee varias veces, buscando con la vista mis cosas desparramadas en la mesita improvisada. Recordaba haber llevado más cosas conmigo, porque siempre lo hacía, pero no veía más que las pociones, la capa y los anteojos. ¿Se habrían llevado mis espejos comunicadores? Eso no ayudaría, porque no tenía forma de comunicarme con nadie. Suspiré y miré mi comida. Era cierto, sería mejor comer. Seguramente había estado insconsciente por más de doce horas porque mi estómago rugía y, a pesar de no confiar en ellos, no podía morir de hambre si quería salir viva de aquella travesía. Fue cuando le di vuelta a un rábano que mi collar para avisar peligro empezó a brillar con una tonalidad azulada. Solté el tenedor y me lo quedé mirando. Normalmente brillaba rojo cuando había peligro cerca, nunca lo había visto hacer aquello, a menos que...

 

-El hechizo de vinculación- musité, mirando alrededor para comprobar que no había nadie cerca.

 

Era mi oportunidad. Tomé el medallón entre mis manos y lo acerqué a mi boca hasta que el frío metal tocó mis labios. No sabía si mis captores no se habían dado cuenta de ello o simplemente habían creído que era un objeto sin nada especial, pero en mi fuero interno estaba agradecida de que aún estuviera conmigo.

 

-Ayuda- susurré, aunque intentando que mis palabras fueran claras.

 

No sabía si alguien iba a oírme, siquiera si aquello podría funcionar como una vía de comunicación auditiva, pero no por ello iba a dejar de intentarlo.

 

-Ayuda- repetí-. Mis coordenadas son... - busqué a tientas alrededor, porque en realidad no tenía ni idea de dónde estaba. Había estado desmayada todo el tiempo que me habían transportado-. Nepal. Himalaya- dije-. Ayuda. Nepal. Himalaya- volví a repetir.

 

El hechizo sobre el libro había sido una buena idea, aunque era totalmente inesperado que funcionara así. Quizás, sólo quizás, tendría alguna esperanza de escapar.

https://i.imgur.com/g1G6WRb.gifhttps://i.imgur.com/kYY7Ngy.gif
vjewzeJ.jpg
NiqQIUZ.gifGxQq8SZ.gifiAGBpD8.gif
nqOolSA.gif

 

 

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

-Buenas tardes… diría yo, señorita- expresó el Gryffindor, al mismo tiempo que levantaba la mirada desde su posición (ahora en cuclillas) en el suelo del aula; tratando de esclarecer la tenue voz que emergía desde su patronus. -Y creo que la pregunta sobre dónde está Cissy Macnair… puede resolverse en parte con todo este desastre que está a su alrededor; el cual pareciera que usted no ha visto del todo, pues debiese ser lo primero que le tendría que dar un sobresalto de impresión tras cruzar el umbral de aquella puerta… ¿No lo cree?- agregó, tratando de no ser tan irónico ni “malas pulgas” con su compañera; pero a Elros le producía cierto rechazo la gente impertinente que, inclusive, no se presentaban como debían al estar por primera vez frente a personas que no conocía. -Elr… Thomas Gryffindor. Estoy aquí para cursar Maldiciones, pero creo que terminaré por graduarme de detective privado si lo que está ocurriendo aquí no se logra solucionar a tiempo- prosiguió el pelirrojo, volviendo a ponerse de pie para estrecharle la mano a la muchacha recién llegada; mientras tanto el mono araña azulado revoloteaba inquieto por todos lados, tal vez queriendo decirles algo.

 

-Niko… ¿Has podido descifrar lo que dice el pergamino?- preguntó, al mismo tiempo que dirigía sus pasos hasta el sitio en donde estaba el libro misterioso. -Señorita… ¿Conoce algo acerca de objetos que brillan por sí solos y que no sean pociones mágicas?- cuestionó, esta vez hacia la bruja, quien comenzaba a tomarle el peso a la situación. -Hay veces en que las cosas… como este tipo de objetos, guardan o atesoran ciertos sentimientos o vivencias de los magos o brujas a quienes pertenecen. Algo muy similar a un “horrocrux”, pero de magia más blanca y menos peculiar. Si ambos se fijan bien… cuando nuestro tacto hace contacto con el libro; además de emitir esta luz, se logra percibir un símbolo o emblema muy curioso que yo no conozco. ¿Alguno lo ha visto antes?- volvió a dialogar, esperando que alguno de sus compañeros de clase supiera algo más allá sobre ese distintivo extraño.

 

Mientras recorría lentamente la estancia de estudios esperando respuestas, trataba de pensar en algo que pudiese hacerlo recordar algún episodio similar que hubiese escuchado cuando era uno de los empleados del Departamento de Misterios por allá cercano al año 2034, pero nada lograba aflorar en su intrépida mente. Fue en ese instante en que su patronus se acercó hasta él nuevamente, y con un gesto amable le indicó que se aproximase a tal distancia de estar casi pegados; entonces volvió a oír la voz de aquella mujer que pedía “Ayuda” "Nepal. Himalaya", y sin pensarlo dos veces alzó la voz a sus compañeros. -Chicos, aquí hay algo que no concuerda con un simple acontecimiento. Presiento algo muy raro… y mi patronus algo quiere decir o comunicar- expresó impaciente el ojiverde, esperando que los allí presentes le dijeran algo.

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

—Usted mismo lo ha dicho, caballero, viene a cursar Maldiciones, al igual que yo, un par de pupitres rotos es lo mínimo que podría esperar de esta clase. En cambio, la ausencia de la profesora me parece mucho más alarmante —respondió mostrándose arrogante ante las palabras del pelirrojo, Thomas, según se presentaba estrechando su mano—. Joana Macnair —concedió, dirigiendo su mirada a ambos hombres, sin mencionar su relación con la desaparecida—. Sé de primera mano que Cissy no deja tiradas sus responsabilidades sin más, comprenderá ahora por qué me parece más preocupante su falta que un montón de madera astillada.

 

Se mantenía junto a la puerta, erguida, indiferente al resto del discurso dado por el Gryffindor. Como era habitual en ella su rostro se dejaba ver imperturbable, mas, sus pensamientos se veían envueltos en infinidad de preguntas. ¿Debía avisarle a Pik y a su madre? ¿Acaso había ocurrido algo en la mansión? Pero, de ser así, los elfos hubiesen dicho algo en el desayuno, ¿no? Entonces, ¿De qué iba todo aquello?

 

—Sí, he visto algunos antes —salió de su propia tormenta de preguntas para responder a la de su compañero—. Personalmente, creo que mientras más fuerte sea un hechizo, más fuerte es la conexión; por su parte, el brillo me parece una clase de “extra”, de acuerdo al hechizo, para indicar cuándo está activo —a pesar de sí misma, la curiosidad le llevó a acercarse a la posición del mago y observar el mencionado libro, sobre el cual, brillaba en tenue luz azulada, una de las primeras cosas que recordaba desde siempre —. Es el emblema de la familia —susurró tomando el libro, ignorando todas las precauciones enseñadas por Isaac sobre objetos malditos, aquel dibujo aseguraba que era la propia Cissy quien lo había dejado—. ¿De qué pergamino hablan?

 

Eso, junto con la suave voz de su abuela, casi demasiado baja para poder escucharla, llevó al límite su aparente tranquilidad.

 

—¿Cree que ocurre algo extraño? Tenemos un libro hechizado y Cissy desaparecida, no se me pudo haber ocurrido —explotó ante la falta de actividad. Aquel par de magos estaban ahí para una clase a la que la profesora no había llegado, nada más, no podía esperar la ayuda de unos completos desconocidos, debía considerar la idea de hacerse cargo de la situación ella sola, pero primero debía averiguar cómo hacerlo—. Deberían informar a los directores, quizás aún puedan encontrar otro suplente y ser capaces de tomar los cursos correspondientes —expresó con más calma, a modo de despedida, mientras se dirigía a la puerta, pensando cómo llegar hasta el Himalaya tan rápido como fuese posible.

Editado por Joa Macnair Crowley

zHxDKbam.png


http://i.imgur.com/t082r.gifhttp://i.imgur.com/nFjvrpD.gifhttp://i.imgur.com/dbkSg7c.gif

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

- ¿Thomas? ¿Eres nuevo en Londres? - Niko no lo conocía y era bastante raro dado que ya era un mago graduado o no estaría en la clase. Aunque no era el momento más apropiado para indagar ese tipo de cosas, pero no pudo evitar preguntarle. El mago se levantó y comenzó a hablar mientras Niko lo observaba fijamente sin perder de vista el libro que brillaba en sus manos.

 

- Claro que no es normal. Eso ya lo sabía - Niko pensó, aunque no había venido a tomar una clase de Maldiciones ni hechizos y no entendía cómo esto podría estar relacionado con Leyes Mágicas. Y ahora uno de sus compañeros le indicaba que algo no era normal, aunque era bastante evidente. No obstante, era demasiado cortés y amigable como para decirle algo.

 

Niko siguió las indicaciones de su compañero y colocó el libro nuevamente en el suelo, luego observó atentamente cada uno de sus movimientos de varita y su patronus. Nunca antes había visto un patronus en forma de mono araña, era una forma bastante curiosa. Y mucho menos un patronus cuya luz fuera azul y no blanca.

 

- Claro que no es normal, seguro es un efecto provocado por el libro. Estoy seguro de que algo no muy bueno ha ocurrido con nuestra profesora y la única forma de llegar a ella es a través de dicho libro. Ahora tenemos que descubrir cómo - No era una tarea fácil, excepto si el libro les daba muchas más pistas para poder hacer algo.

 

El Dumbledore se quedó pensando sin moverse, pero el Gryffindor al parecer no podía quedarse en un solo sitio y encontró un papel que le entregó al Knight para que pudiera leerlo. El Knight lo tomó y comenzó a agitar su varita para ver si lograba recuperar algo del contenido del pergamino, pero no parecía tener mucho éxito.

 

Nuevamente el Gryffindor comenzó a caminar mientras Niko pensaba en una forma de encontrar a la bruja o de descifrar el texto. En momentos como ese sería muy útil tener un Mapa del Merodeador versión todo el planeta, encontrar personas sería mucho más sencillo. No obstante, era un imposible que existiera uno, o quizás sí pero en un lugar muy secreto.

 

- Buenas tardes - Escuchó a lo lejos, al parecer se había concentrado tanto que no había notado la llegada de una nueva bruja, pero al Gryffindor no le había gustado mucho su forma de llegar. Y definitivamente no le había gustado, pero el Tonks no quería tener problemas con nadie.

 

- Pero qué amable ha resultado ser - El Knight pensó eso mientras escuchaba atentamente todo lo que le decía a la chica cuyo nombre no conocía. Ahora la chica era quién hablaba y no se escucha muy contenta por la respuesta que le habían dado.

 

- Y mejor dejamos de discutir por cosas sin sentido. Mucho gusto señorita Joana, yo soy Niko - El joven ya estaba cansado de verlos pelear por cosas que no eran importantes en el momento, solo había una cosa importante: Encontrar a la profesora de la clase y con un poco de suerte aprender un poco de Leyes Mágicas y no de cómo evitar que dos personas discutan.

 

- Definitivamente creo que no es posible de leer, el daño generado por el fuego y las otras cosas ha sido muy grande - Respondió ante la pregunta del Gryffindor. Las noticias no eran muy buenas, no sabían en dónde se encontraba la profesora pero tampoco sabían cómo ubicarla. Aunque una cosa sí era segura: le había pasado algo malo - Un pergamino que encontró Thomas pero parece que está un poco dañado, ¿quieres verlo? - Agregó mientras estiraba su mano para que la bruja pudiese tomar el pergamino.

 

- Al menos alguien piensa como yo, por supuesto que ocurre algo extraño y nada de lo que ocurre es normal - Pensó, no le gustaba meterse en problemas y esta no era la excepción. El patronus nuevamente habló pero esta vez Niko estaba mucho más pendiente, al menos tenía una pista muy buena.

 

- Amm, creo que tomando esa actitud no vamos a lograr nada. Si quieres encontrar a Cissy, creo que debemos trabajar juntos y no discutir tanto - Niko tendría que conciliar bastante para lograr un poco de cooperación entre sus compañeros. - Además, si te quieres ir sola creo que deberías llevar el libro, pero vamos, yo te acompaño que ya tengo el libro conmigo - El Knight no permitiría que se fuera sola, esa no era una opción o tendría que irse sin el libro.

 

- Al menos ya tenemos una ubicación, creo que lo mejor será aparecer en la base de alguna de las montañas que conforma el Himalaya. ¿Qué te parece el Everest? - Niko no conocía mucho sobre dicha zona, pero sabía que era la montaña más alta del planeta, así que podría ser un buen punto de inicio.

 

- ¿Vienes con nosotros? - Preguntó mientras miraba a Thomas, aunque sabía que su respuesta sería afirmativa. Solo esperaba que dejaran de discutir y cooperar un poco, la tarea que tenían no era fácil y tendrían que esforzarse mucho en equipo.

w3PBwnw.png


Zn4buB8.gif


Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

-Es una lástima que no podamos sacar nada en limpio del pergamino. Estoy seguro que éste debe haber sido muy importante… es una especie de presentimiento, quizá infundado... no lo sé, pero tenía la esperanza que pudiese rescatarse algo que nos diera una pista- comentó Elros (ahora Thomas) ante las explicaciones de Niko, notando que éste se lo tendía gentil y amablemente a la joven Macnair. -De todas maneras, concuerdo contigo Joana. El nexo o la conexión que tienen algunos hechizos es muy fuerte… y me parece curioso, para no decir “extraordinario”, que sea el emblema de vuestra familia aquél que brilla en la tapa del libro que tanto merodeo nos ha traído al verlo brillar- agregó, dándole mayor énfasis al lazo que supuestamente tenía la alumna con la profesora. -¿Quién es Cissy? ¿Es tu madre? ¿Tu tía? ¿Prima o hermana?- volvió a alzar la voz dirigiéndose a la chica, esta vez con tono irónico ante la manera precipitada que ésta estaba teniendo al tomar la decisión de marcharse y hacer todo el trabajo duro por sí sola sin la ayuda de nadie.

 

-Los directores no creo que nos puedan ayudar de mucho… Tienen sus actividades propias durante la mañana, y obviamente están llenos de trabajo. La desaparición de un maestro solamente va a provocar en ellos un dejo de irresponsabilidad del docente mismo y no de preocupación ante una eventual tragedia- expresó luego de oír las palabras sabias de Niko, tratando de calmar las aguas para armonizar la situación entre todos. - ¿El Everest? Vaya que arriesgado eh. Me gusta la adrenalina, pero no sé si estaría dispuesto a arriesgar mi vida por alguien a quien no conozco. Ir allá es casi una misión suicida cuando no se tiene noción de alpinismo ni de deporte de alta montaña- dijo el ojiverde sin hacerse mayor problema, ya que era cierto, podía marcharse a casa y hablar con su padre para comunicarle la falta de la profesora al no estar dentro del aula, y tal vez tomar su doctrina el mes que seguía; Marzo.

 

Estaba en eso, at portas de marcharse a casa, cuando su patronus de manera precipitada se lanzó hasta su pecho, y luego de oír la voz de aquella mujer pidiendo auxilio nuevamente; su cuerpo de sumergió en aquella sensación de vacío que le hizo desmaterializarse frente a sus compañeros y reaparecer en medio de la nieve. <<¿Dónde estoy?>> se preguntó tras recuperar en parte la conciencia luego del fugaz viaje que le dejó bocabajo en aquella zona blanca y gélida.

 

El aire era frío y seco, se lograba percibir una presión extraña y fuera de lo comúnmente habituado en el nivel del mar, claramente se había transportado solo al monte Everest localizado en el Himalaya entre Nepal y China. -Niko… Joana- susurró, al mismo tiempo que desviaba su vista en todas direcciones, encontrando solamente nieve y… ¿su patronus una vez más? Parado frente a su mirada expectante, se mantenía firme aquel mono araña azulado (producto de haber hecho contacto con el libro), esperando que lo siguiera en cuanto éste despertase. -¿Qué voy a hacer ahora? ¿Y los chicos? ¿Podrán llegar hasta acá y encontrarnos? Maldita sea la hora en que tomé esta clase- se cuestionó dubitativo, mientras sus brazos se cruzaban en su dorso por la sensación térmica que congelaría indiscutiblemente hasta a un fénix.

Editado por Enrick W. Ryddleturn
Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Guest
Esta discusión está cerrada a nuevas respuestas.
 Compartir

Sobre nosotros:

Harrylatino.org es una comunidad de fans del mundo mágico creado por JK Rowling, amantes de la fantasía y del rol. Nuestros inicios se remontan al año 2001 y nuestros más de 40.000 usuarios pertenecen a todos los países de habla hispana.

Nos gustan los mundos de fantasía y somos apasionados del rol, por lo que, si alguna vez quisiste vivir y sentirte como un mago, éste es tu lugar.

¡Vive la Magia!

×
×
  • Crear nuevo...

Información importante

We have placed cookies on your device to help make this website better. You can adjust your cookie settings, otherwise we'll assume you're okay to continue. Al continuar navegando aceptas nuestros Términos de uso, Normas y Política de privacidad.