Leyes Mágica y Conocimiento de Maldiciones

[Cissy Macnair]

Niko había hecho bien su trabajo y nos habían permitido no sólo entrar a la embajada, sino que la recepcionista se había comido toda la mentira sobre que Thomas era algo así como el enlace del Ministro con la Reina y unas cuantas bobadas más que, de ser descubiertas, nos llevarían por mal camino. Pero dado que de todos modos estábamos perdidos allí, no nos quedaba otra que confiar en que la actuación diplomática de Niko nos sacaría de allí en una pieza. Miré a Thomas cuando me preguntó por lo siguiente, diciendo que él no quería tomarse la poción. Pero yo estaba de acuerdo con Joana, su cabello rojo fuego probablemente nos metería en más problemas si necesitásemos huir y el muchacho no era diestro con la varita.

 

-Buenas tardes, señor. Soy... Vyssedhra Croft- mentí, mezclando mi apellido y el nombre de una persona a la que había conocido años atrás. Además, intenté imitar mi viejo acento irlandés para darle más sentido a lo que decía-. Yo, junto a mi nieta Joana, su novio Thomas y Niko, mi primo, nos hemos visto envuelto en uno de esos casos de robos de turistas. Y Thomas necesita llegar a un evento importante en Inglaterra... con diplomáticos muggles...- dije, intentando parecer compungida.

 

-Oh... si... es una pena. Ya hemos intentado atrapar a esos ladronzuelos varias veces pero me temo que son demasiados- dijo el hombre, mientras se chupaba un dedo lleno de alguna especie de comida que había estado saboreando hasta que lo interrumpimos. Se quitó la servilleta que estaba usando de babero para que no se le manchara la camisa e hizo a un lado el paquete de comida rápida-. Muy bien, señorita... ¿en qué podría ayudar yo a su familia?

 

Le sonreí con el mayor de los encantos y saqué la varita tan rápido que el hombre no pudo reaccionar.

 

-¡Confundus!- musité, apuntándole al rostro.

 

Los ojos del hombre se desenfocaron y yo sabía que eso no le iba a durar mucho, así que tendría que pensar en algo que antes no había pensado. ¿Dónde íbamos a esconder a semejante hombre?

 

-Lo siento señor... Chadud- volví a mover la varita-. ¡Desmaius!- el rayo rojo impactó contra el cuerpo del hombre, que se desplomó inconsciente en la silla-. Bueno... Tenemos que encontrar un baño por aquí para meterlo... o algo así... Y tomar algunos de sus cabellos- miré al resto de los presentes-. Vamos, ayuden... no haré todo el trabajo sola.

[Thomas E. Gryffindor]

<<¿Novio de Joana? Todos están locos… DEMENTES. No sé cuándo tuve la ocurrencia de ingresar a estudiar Maldiciones a la Universidad>> pensó el Gryffindor tras escuchar atento la presentación que su profesora realizaba ante el agente de Cooperación Mágica turca, no gustándole mucho toda la información que ésta le brindaba innecesariamente, sobretodo eso que decía relación a su vínculo afectivo con la Macnair. -Así es señor Chadud. Necesito llegar a tiempo a Inglaterra. Tengo una reunión con la Reina para tratar asuntos privados de seguridad muggle y control de atentados en la comunidad londinense- explicó Thomas con seriedad, luego de dejar que Cissy diera tranquilamente los esclarecimientos del caso. Fue en eso y tras cuestionar en qué nos podría brindar una mano, que su docente desenvainó su varita fugazmente y lo hechizó en milésimas de segundos frente a sus orbes esmeraldas; lo que provocó un desenfoque en la mirada del obeso que cesó con el rayo paralizante que le dejó inmóvil e inconciente en la silla tras su escritorio. -Ehhh… ¿Profesora? ¿Usted quiere y sugiere que yo me transforme en esta… “cosa”? ¡Olvídelo! ¡Jamás! ¡Mírelo por favor! Es un tipo asquerosamente gordo y con manos rechonchas como pezuñas de cerdo- comentó el pelirrojo con fastidio, al mismo tiempo que sellaba la puerta del despacho del diplomático.

 

-Ahí hay un ropero de tres cuerpos… Estoy seguro que este hipopótamo entra- indicó a continuación el mago; observando que Niko sacaba de su maletín una botella con la poción Multijugos que debía beber para salir de ahí con éxito. Fue así que mientras él obtenía un mechón de cabellos lisos negros del islamita, y las chicas quitaban las ropas del agente para que él se las pusiese; el Dumbledore se le acercó con sigilo, abriendo el frasco en donde había un brebaje de consistencia gruesa parecido al barro y que burbujeaba lentamente. -Se supone que debo introducir estos pelos… ¡Puaj!- manifestó, percatándose que la pócima adquiría una tonalidad verde pistacho. -Espérenme aquí… salgo enseguida- agregó una vez que se hubo quitado sus prendas (quedando en ropa interior) e ingresó al mueble con la botella en la mano. Posteriormente, y en cosa de dos minutos, salió del armario el mismo mofletudo que yacía en el piso de la oficina; sonriendo ingenuamente. -Por lo menos no sabía a moco de troll, sino a marrasquino con doble porción de miel. Quizás este hombre debe tener un buen corazón- pronunció mientras se vestía con las túnicas del musulmán (el mismo que ahora derrumbaban sus compañeros en el clóset). -¿Qué hacemos ahora Cissy? Tenemos una hora para que el efecto se acabe- preguntó; esperando la respuesta de la bruja.

[Joa Macnair Crowley]

Si alguien le preguntaba, Niko podía ser un excelente diplomático, también un pésimo mentiroso y los empleados de la embajada eran todos unos ingenuos; eso o todo se debía al Felix Felicis que había tomado el mago con anterioridad. Solo esperaba que, además de suerte, también le brindase un poco de sentido común, pues la Macnair no entendía qué pensaba al hacer a Thomas aún más memorable; sin embargo, no era momento de gritarle que pensase mejor sus mentiras, pues, ingenua o influenciada por los efectos de la poción, la recepcionista les guiaba a la oficina del agente de Cooperación Mágica Internacional.

 

—Ya me dirás qué tan mala compañera es —respondió en voz baja al comentario del pelirrojo antes de interrumpir la marcha de la mujer que les hubo acompañado hasta la puerta—. Disculpe —su voz era dulce y dócil, cualquiera que la conociera sabría que no vendría nada bueno después de eso.

 

—¿Si, señorita? ¿Necesita ayuda con algo más?

 

—Sí, verá… —mientras hablaba se alejaba de la entrada de la oficina, procurando no alertar al agente con lo que estaba a punto de hacer—. Obliviate —su varita apuntó rápidamente a la empleada, el rayo dando en su objetivo sin ninguna resistencia. Borrar su visita era demasiado trabajo para hacerlo tan rápido como necesitaba y las patéticas mentiras de Niko no causarían tanto problema siempre y cuando no los encontraran luego, para eso era necesario eliminar los breves recuerdos que hubiese podido guardar del Gryffindor, no solo por su llamativa cabellera, sino porque vería salir a tres de ellos junto al diplomático, sin ningún pelirrojo a la vista. Se concentró en hacerlo rápido, si bien sin desechar el recuerdo de su visita, distorsionando un poco el aspecto de los tres que no tomarían la poción multijugos.

 

Así, entró al salón apenas para alcanzar escuchar la supuesta relación que tenía con su compañero, casi provocando que dañase la actuación llevaba hasta el momento, sin saber si reír, llorar o comenzar a gritar argumentos del porqué aquello nunca sería posible. Mas, seguramente a causa del shock de escuchar semejante declaración, su rostro se mantuvo inexpresivo hasta que el turco cayó inconsciente a causa del ataque de Cissy.

 

—¿Podríamos reconsiderar esto? Estoy más que dispuesta a tomar la multijugos si no tengo que desnudar a este hombre —planteó, reacia a acercarse demasiado al inmenso cuerpo—. ¿No sirve un accio? Además, nos ahorrará tiempo.

 

A pesar de sus protestas, ella y su abuela no tardaron demasiado en conseguir las prendas que usaría Thomas, tras lo cual la bruja usó nuevamente su varita, pronunciando mobilicorpus mientras apuntaba al gigante desmayado, segura que, ni siquiera los cuatro juntos, serían capaces de moverlo hasta el armario sin magia. Tampoco estaba de humor para intentarlo.

 

—Antes de hacer cualquier cosa, deberíamos borrarle la memoria a él también.

[Niko Uzumaki]

La tarea del Tonks había terminado y estaba tan cansado de decir mentiras que dejaría de hablar, solo seguiría al grupo. Ahora le correspondía a Cissy sacarlos de ese lugar, claro y a sus dos compañeros que habían ido a estudiar Maldiciones, pero Niko había usado más la varita. ¿Será que había tomado dos conocimientos en uno? Era una pena que no le dieran los dos por el precio de uno.

 

Joana había decidido borrar la memoria de la joven recepcionista, le había agradado pero era algo completamente necesario. Niko sonrió al escuchar las palabras de Cissy, seguro Joana y Thomas no estarían muy felices al escuchar que eran pareja, pero al Tonks le había parecido muy gracioso. Evidentemente prefería ser primo de la profesora y no miembro de la pareja.

 

- No haré todo el trabajo sola - Fueron las palabras que quedaron en su mente luego de observar cómo había embrujado al Agente de una forma muy silenciosa, al menos la profesora tenía claro cómo hacer las cosas. Thomas tendría que aprender mucho de ella para que no lo notaran tanto, pero parece que su naturaleza no cambiaría.

 

- Ah no, yo tuve que hacer mucho trabajo solo. Ahora le toca ayudar a Joana y Thomas - Dijo un poco molesto, ya había hecho suficiente. Incluso había hecho cosas en contra de sus principios al decir mentiras, y no estaba dispuesto a realizar más cosas, su trabajo había terminado y solo se limitaría a seguirlos.

 

- Creo que no es si quieres - Niko fulminó a Thomas con su mirada, él había tenido que hacer muchas cosas para poder salir de ese lugar así que el Gryffindor tendría que hacer su parte del trabajo. En ese momento ya tenía la poción en su mano y lista para que el joven la pudiera finalizar, solo faltaba un ingrediente más.

 

- Estoy de acuerdo, debemos borrar su memoria también. Y de paso le deberíamos borrar sus gustos alimenticios - Bromeó el Knight para quitar un poco la tensión de la situación - Supongo que este hombre puede aparecer y desaparecer en cualquier momento, así que deberíamos aprovechar - Niko esperaba que a un miembro de la Embajada no lo fuera a perseguir la guardia mágica turca, aunque Cissy era la que tenía más información.

[Cissy Macnair]

Luego de hechizar al pobre diablo de la embajada, nos pusimos en marcha para conseguir la ropa del individuo y que Thomas se tomase la poción. Me hubiera gustado largarme a carcajadas en aquel momento, pero no era tiempo para sonreír sino para actuar. Joana, por supuesto, lo entendía mejor que nadie y se había encargado de borrarle la memoria a la recepcionista.

 

-Espero que le hayas hecho recordar que debía irse a otra parte de la embajada- comenté a mi nieta, antes de mover el cuerpo mediante magia, con la ayuda de ella, hacia el armario enorme en el que se había metido Thomas momentos antes-. Y sí, tienen razón. Thomas, ¿no querías aprender algo de maldiciones? No es necesariamente una maldición pero podrías intentarlo...

 

Nada más terminar de decirlo se me ocurrió que era una mala idea pedirle eso al pelirrojo, sobre todo porque tendía a hacer tonterías con la magia. Pero si había ido a aprender, eso haría precisamente. Luego de que Thomas le borrara la mente al desmayado, ahora nos quedaba una parte importante de la misión y era salir de allí.

 

-Bien, Jo, tú te encargarás del guardia de la derecha y yo del de la izquierda. Han visto entrar a cuatro y no pueden salir tres, así que tendremos que embrujarlos también- y aunque mi idea era borrarles la memoria, sabía que íbamos a tener que hacer un poco más que eso y esperaba que ella comprendiera mi expresión.

 

Miré a todos para ver si estaban listos y asentí una vez con la cabeza. Esperaba que nuestra treta funcionase.