Mansión Vladimir (MM B: 96425)

[Matt Blackner]

No...Hayame no estaba pensando con la cabeza fría. Era normal, no podía negárselo. Pero no estaba siendo lógica ni racional. Aunqeu la escena que planteaba era dura...no estaba contemplando todas las partes. Lo entendí. Y a pesar de las palabras de Sagitas, me adelanté a mi madre, acortando la distancia que me separaba de la vampiro, gruñendo.

 

La miré fijamente a los ojos y sonreí de medio lado.

- Me estás amenazando tía? Estás segura? - contesté, en tono neutro. Controlándome, aunque por la expresión, no lo pareciera. - Antes de comenzar, respóndeme: ¿Te has parado a pensar en Akira? En tu hijo? En algo más que no seas tu? - me fijé en su expresión. - Egoista. - afirmé.

 

Era duro...si. Podía matarme? Bueno, podría intentarlo, si es que quería.

- Hablas del niño como si fuera una posesión tuya. No lo es. Es un ser vivo. Te has parado a pensar en su bien? En lo qeu el quiere? Has intentado si quiera verlo, sin pensar que quieres llevartelo porque "es tuyo"? - le pregunté. - - Nunca te has parado a pensar en eso, a que no?

 

La miré de arriba a abajo, antes de alzar ligeramente la cabeza.

- Querías que el niño creciera...aislado? Solo? - le pregunté. - El ministerio se lo habría llevado si lo hubieran encontrado. Fue lo mejor para él, fue por su bien. A no ser, qeu quisieras qeu Akira se convirtiera en una bestia sin contacto con nadie. Por que eso es lo que hubieras obtenido. Un precioso niñito salvaje, incapaz de relacionarse con nadie, ni siquiera con su propia madre. Contigo.

[Sagitas E. Potter Blue]

La rabia me podía en aquel momento y cualquier sentido de supervivencia se había desvanecido entre los hilos de mal genio que salían de mis palabras. Lo malo era que no sólo yo estaba enfadada por su actitud. También Matt gruñía y recordé que era un licántropo a quien el genio le venía de familia.

 

-- ¡Déjala, Matt! Es tan egoísta que sólo piensa en ella, en su sentimiento materno, y no piensa en lo duro que fue para el niño no tener una madre presente porque se fue de batallitas. ¡Y encima nos riñe por cuidarlo, protegerlo y darle amor! ¡Anda y que le chupe el pelo un gusamoco, a ver si así se le van las ideas raras que tiene!

 

Que se hubiera atrevido a amenazar a Ithilion me había sacado de quicio, sobre todo porque desde lo sucedido en aquel "futuro" incierto, me daba miedo qué escuchaba o hacía el niño para evitar llegar a aquel maldito nigromante genocida. Mi hijo no sería así nunca pero tenía que vigilar lo que pasaba a su alrededor y que su tía dijera que iba a actuar con violencia me asustaba, no porque fuera a suceder, ya que yo lo impediría como fuera; porque él lo viera y le marcara de alguna manera hacia ese camino que no estaba dispuesta que él ni conociera.

 

-- Ven, Hayame, ven... Te espero... Te sacaré esas est****as ideas a base de garrotazos, si es lo que pretendes, pero tú y yo, nada de meter en medio a mis hijos. Tú y yo, Haya... Con la varita en la mano... Solucionemos ésto de una vez, hermana.

[Hayame Snape Potter Black]

La bruja de ojos rojos tan solo miraba a su familia esta vez en silencio porque era evidente que no eran capaces de entender nada; no, ni aunque se los repitiera una otra vez, no les daba para entender que el niño estaba en casa con ordenes hacia su servidumbre de cuidarle una temporada y luego, llevarlo con ella, con su madre

Preferían hacerse la novela de héroes sintiendose que habian salvado a su hijo al tomarlo, como si ella hubiera querido dejarlo de principio en lugar de pensar que lo hacia por seguridad del niño pero que ni siquiera se le habia pasado por la cabeza abandonarlo

Vamos, que erala bruja con un millon de pre-planes... tan poco así la conocían?

Pero ya había pasado la temporada de las palabras o el tratar de justificarlos incluso donde no había justificacion ni forma de pararlos; Matt le hablaba acerca de lo que quería el niño cuando el problema era, que como ellos se lo habían llevado a la brava ya le habían metido en su pobre cabecita las cosas segun su manera en lugar de lo que su madre deseaba para él y lo que como madre, sabía lo que era lo mejor para el que había sido su heredero

No sabia si culpar directamente a su ex-novia de ello... o a su propia hermana, con la que sentía más la traicion

Matt y Xell eran sus sobrinos y ellos solo se pareaban de un lado porque, asi como su hijo ahora, era lo unico que sabian y lo que ya les habian metido en la cabeza. Pobrecillos

Esta vez no respondió de inmediato

Había dado un movimiento rapido a modo de latigazo en dirección de su hermana, enviándole una lengua de fuego no anaranjada o rojiza sino completamente negra, no para rostizarla ni por pienso sino para calentarla lo suficiente para hacerla retroceder de momento

Si tenia que secuestrar a su propio hijo, lo iba a hacer

[Sagitas E. Potter Blue]

Por supuesto que estaba rabiosa. Enfadadísima porque aquella hermana no se merecía todas las atenciones que nos habíamos tomado el tiempo en tener con ella y ahora nos reclamaba sin dar su brazo a torcer. Lo malo es que yo era igual a ella, cuando explotaba, no había marcha atrás hasta que alguna de las dos muriera o compartiéramos un helado de vainilla para hacer las paces. Pero, tal como iban las cosas, iba a ser lo primero.

 

Sentí el calor aún antes de que mi muñeca reaccionara y me protegiera con un Obsistens que pensé casi sin darme cuenta. Observé como aquel lenguetazo oscuro intentaba atravesar el murito de protección lumínica de un tono violáceo que me rodeó para evitar que me alcanzara. Parpadeé un par de veces antes de entender bien lo que había sucedido. Mi instinto de supervivencia me había servido para protegerme aún antes de darme cuenta que Hayame, mi hermana querida, con la que había tenido tantas aventuras, diversiones y emociones, me había atacado.

 

Lancé un respingo tardío cuando entendí que sí, que ella me había atacado en serio.

 

-- ¡Túuuu! -- grité, señalándola con el dedo.-- ¡Túuuuuu! ¿Te atreves a atacarme, a mí, después de todo lo que he hecho por ti? ¡Maldita seas, Hayame! ¡¡Maldita seas!! -- Y le lancé una Maldición para que hiciera el ridícul0 en su próximo intento de atacarme.

 

 

 

 

 

Obsistens: Invocación. No Verbal. Crea un cerco de materia luminosa, cuyo color varía en función del mago, indestructible e inmune a la magia. Protege al invocador de cualquier tipo de hechizo o ataque durante una acción. Si repele el ataque de una criatura de este modo la absorbe, provocando que desaparezca sin dejar rastro. Dos veces por duelo.

Maldición: El siguiente hechizo/invocación del objetivo será mal pronunciado y derivará en una versión ridícula del original, sin ningún efecto real sobre nadie (Efecto. No Verbal)

[Xell Vladimir Potter Black]

No me gustaba nada el dulce tono de la tía Hayame porque no coincidía con la ironía que mostraba en sus palabras. Sentí un escalofrío al verla tan calmada, en teoría. Se notaba una furia de fondo que daba miedo. Cuando acusó a la tía Sagitas de decirles esas palabras, temblé de nuevo.

 

- ¿Le dijiste eso, tía Sagitas, que ya no podía a tener a su hijo? - La tía enseñó los dientes y levanté las dos manos para interponerlas, de forma figurada, entre ellas dos. - Ay, tía Haya ,espera, seguro que hubo algún... error...

 

¿Cómo hubiera reaccionado yo si me hubieran dicho eso, dándome largas para hacer los cambios en el Ministerio?

 

- Estoy segura que podéis arreglarlo por las buenas, tías, hiendo al Ministerio a rellenar los formularios.

 

Pero no pude poner paz. La tía Sagitas no es buena para disimular; se exaltó y empezó con recriminaciones. La tía Hayame contestó igual, el primo Matt apoyaba a su madre y yo... Ahora ya no sabía a quien apoyar. Prefería interponerme como arma de paz para que no se mataran, como parecía que iba a ser finalmente.

 

Me hubiera reído con el enfado de la Tía Sagitas, sólo a ella se le ocurría decir que le chupara el pelo un gusamoco. No lo hice, no parecía que nadie entendiera que me reía por miedo a ambas. Sentí la magia actual de ambos lados, primero por la tía Haya y, casi al instante, por la tía Sagitas.

 

Me levanté y extendí los brazos, uno en dirección de una y el otro, en la dirección de la otra.

 

- ¿Queréis parar? Vais a haceros daño. O peor, nos vais a hacer daños a nosotros. ¡Por favor! Vamos a hablarlo y a rellenar papeles para que la tía Hayame sea su madre oficialmente y legalmente y todos los "mentes" que se os ocurra. ¡Pero guardar de una vez las varitas!

[Hayame Snape Potter Black]

La furia y la rabia le podían más por lo que no se amilanó al ver las defensas que aplicaba su hermana y la forma en que su siguiente hechizo en lugar de mostrar uno de sus encantamientos favoritos (el arrojar una ardilla rabiosa con la ropa de la que tenia delante) terminaba con el peluche de una cayéndole en la cabeza a Sagitas

El peluche... DE UNA ARDILLA!!

Si hubiera tenido más tiempo, al menos habría transformado ese peliche afelpado y tierno en algo gris y mas bien digno de un circo de los horrores, pero esa maldición de su hermana le había botado todas las intenciones de hacerla terminar mordida; como se atrevía a meterse con su bicho favorito?

Si no fuera porque no quería meterse en más lios empezando a usar magia sin varita.....

Sus ojos destellaron y dió un giro rápido para lograr esquivar a Xell, puesto que a ella no quería herirla. Dentro de todas las voces, al menos ella estaba dispuesta a devolverle a su bebé, por lo que debía de dirigir su rabia y poderes a su hermana, la traidora. Si... a ella, a la que le había arrancado el corazon, si es que tenia uno

El suello estalló en piezas (o eso esperaba) debajo de los pies de Sagitas

-ESPERO QUE TE GUSTE EL SÓTANO OTRA VEZ!

[Ashley Peverell]

En verdad que las cosas en la mansión Vladimir estaban muy agresivas o eso sentía la Peverell que después de haber llegado viendo que su hermana estaba hecha una furia, había estado siguiendo a todo el mundo por detrás hasta decidir que lo mejor para ella y su salud era el quedarse detrás de uno de los muros sino es que detrás de una cortina, solamente viendo como las mujeres se peleaban a gritos y tonterías por un niño que dudaba que a esas alturas siquiera se acordara de quién era su verdadera madre pero no era nada que no se arreglara con las pociones de la pelirroja o al menos, esa era su creencia.

Y se sentía mal por su hermana mayor porque aunque estaba loca y era algo psicópata, Ashley sabía que su hermana amaba muchísimo a sus hijos así que no solamente el perderlo sino que la estuvieran acusando de abandonarlo así sin mas y a expensas de lo que el Ministerio fuera a hacer con el niño si descubrían que estaba solito con el elfo, la hubiese puesto en ese estado de agresividad que solo iba subiendo de nivel.

Quería intervenir pero no quería que en verdad todo terminara en una campaña de muertos y heridos así que finalmente, se le ocurrió que podía ser lo más rápido y prudente y corrió hasta donde estaba Xell.

-Dijiste que se podían hacer los papeles en el ministerio para ya entregarle a su hijo ¿puedes hacer eso en verdad?

Le preguntó rápido y de forma apremiante, mirando a Xell a los ojos con una gran seriedad que era muy sorprendente para una niña de tanta luz como lo era Ashley

[Xell Vladimir Potter Black]

En el Desván de la Mansión:

 

Aquella casa estaba llena de polvo y hoy era un buen día para hacer limpieza general. La mansión estaba abandonada desde meses y la elfina Taga limpiaba sólo mi habitación y el comedor. El resto se había ido cerrando a medida que no se usaban. Pero yo hoy decidí aprovechar aquella quietud y asear la casa. Muebles tapados con telas blancas, desinfectante, pintura.. La casa iba a queda muy linda para Halloween.

 

No fue tarea fácil para mí sola, aunque Taga me ayudó a subir objetos obsoletos al desván, donde acumulábamos mucha historia de la mansión desde mucho antes que yo naciera. Acabé tan agotada que casi no me quedaban fuerzas para bajar de aquel altillo, así que me senté sobre una caja mientras la elfina iba poniendo todo en cajas y en los rincones, ordenados de alguna manera que yo no entendí.

 

- Esta caja es de su tía Hayame, llena de pociones antiguas. ¿Sabe que ella fue la anterior dueña de la mansión?

 

Asentí pero ella no me me hacía caso y seguía poniendo pilas de cajas en un equilibro precario.

 

- Esta de aquí contiene el maletín de su tía Sagitas. No se puede abrir porque está lleno de burbujas extrañas con historias terribles. Está totalmente prohibido abrirlo. ¿Ve la señal de prohibido?

 

Me puse a reír, sólo Sagitas pondría un circulito rojo tachado con un "No abrir".

 

- ¡Oh! Estas son las dagas prohibidas de su prima Perenela. Creo que ella no sabe que su madre las escondió aquí para que no las encontrara. Están malditas y su prima se convertía en un ente muy poderoso. ¿Ya sabe que su prima Perenela es un demonio?

 

-Sí, Taga, lo sé. - Me levanté a verlas. Había oído hablar de los puñales que ella usaba en el Circo. ¿Serían éstos? - ¿Por qué están malditos?

 

Levanté la caja y Taga chilló del susto.

 

- ¡Su tía lo prohibió!

 

- Pero ella no está aquí. - Tiraba de la caja porque Taga es muy fuerte y la sujetaba con las dos manos. - Yo soy la matriarca, no la tía Sagitas. Déjame verlas.

 

Tiré con fuerza, mucha fuerza, tanta que se la arranqué de las manos y retrocedí del impulso. Caí contra la pila de cajas, que no resistieron mi empuje. Todas cayeron al suelo, tirando el contenido por los aires. Las dagas de Perenela también escaparon de su estuche y volaron como impelidas con fuerza propia.

 

Taga gritó y yo sentí que una me rozaba. Intenté salir de todo aquello que me había caído encima, mil porquerías que guardábamos allá dentro. Por mí, las tirábamos todas. Tosí, había tragado polvo, suciedad y a saber lo que contenían todos aquellos frascos resecos y antiguos de la tía Hayame.

 

- ¡Elfina! Ayúdame a levantarme.

 

Mi voz sonó algo diferente y, de golpe, ya no sentí ganas de estar allá arriba. Miré la mano y sonreí. Me chupé un poco de sangre que salía de mi muñeca y sonreí.

 

- Tiene un gusto... agradable. Elfina, necesito un baño, cambiarme de ropa y...

 

Miré a los lados y noté que todo estaba algo gris, diferente. Taga me miraba con miedo en los ojos.

 

- ¿Qué sucede? - mi voz era inquieta, ¿Qué le pasaba? Seguramente el polvo.

 

- Usted... Usted... Parece su prima Perenela.

 

Fruncí el ceño y me puse a reír.

 

- Soy Perenela, ¿qué tonterías dices? ¿Y dónde está mi marido? ¿Y mi hijo? ¡Una ducha, rápido, con agua caliente. Voy a escribir a Sean para que venga, a saber dónde estará ahora con el niño. Espero que no tarde, tengo ganas de estar con él.

 

Todo aquello que me había caído encima había provocado un cambio en mí y ya no era rubita, ni tenía formas planas. Ahora era una voluptuosa mujer de pelo oscuro (?) y pensamientos más dudosos que los que tendría la Xell que había sido antes.

 

 

 

OFF : nuevo rol para revivir la mansión.

Editado 29 de Octubre del 2019 por Xell Vladimir Potter Black

[Sean -Ojo Loco- Linmer]

Me recoste a un columna que sostenia y fungia de base de la escalera de la Mansion. Bajo esta SJ le cai detras a un conejo que ya no sabia donde meterse. Al parecer lo de enfocarse en un objetivo dando lo mejor de si habia sido una cualidad que habia heredado de mi. Si porque generalmente despues del desafio, una vez que tenia el conejito pues se aburria de el y lo dejaba ir. No es que yo fuera totalmente asi pero lo que si era bien cierto es que para tenerme al lado habia que ser creativo para no caer en la rutina....y mantener siempre en alto el nivel de adrenalina...tanto en la intimidad como fuera de esta. Si, tenia un sistema de vida bien loco y trepidante....supongo que por eso el maestro Tekito to habia insistido en la meditacion.

 

Sonrei al ver que SJ atrapaba al conejito y cuando fui a cargarlo un avioncito de papel choco con mi sien. Lo tome en mis manos y aunque me costo un pooc entender la letra del mensaje, supuse que Perenela me habia escrito de forma apurada, de ahi tal vez la caligrafia poco ortodoxa..pero si....en algunos trazos basicos aun de ella....Lo que si era claro es que pedia que fuera a la Mansion Vladimir...ni idea para que...pero como hacia tiempo no la veia mejor no demorar. Sin mas deje a SJ despues de un beso amoroso con la elfina y tome rumbo a la Mansion.

 

Lo primero era no ser formal...asi que en vez de la puerta esta vez.....y con cuidado penetre por una de las ventanas y camuflandome magicamente comence a avanzar de forma silenciosa. La queria sorprender con un detalle....aunque no se...a veces ell tenia la forma de saber cuando andaba cerca...supuestamente por mi olor a manzanas verdes. Lo bueno es que no tuve que buscar mucho...asi vi la espectacular silueta de mi futura esposa y deslizandome rapidamente llegue a sus espaldas...y mientras tapaba suavemente sus ojos....con la otra mano me dedique a abrazarla...mientras rozaba con mis labios su cuello para subier hasta su oido...

 

-No sabes como te he extrañado amor- susurre.

 

@@Xell Vladimir Potter Black

[Xell Vladimir Potter Black]

Me gustaba acariciar mi cabellera oscura, después de un baño rápido que me dejó como nueva. Mi mirada en el espejo no reflejaba sorpresa, por lo contrario, pensaba que estaba muy sexy con aquella combinación que había encontrado en aquel armario. Terminé de peinarme y dejé aquel cepillo, con algún resto de mi cabello enredado en sus cerdas, encima del tocador.

 

No me dio tiempo de moverme cuanto una mano me rozó la espalda, cuando unos labios besaron mi cuello... El murmullo de una voz me estremeció y arqueé un poco la espalda, de forma que mi cuerpo se acoplara al de mi pareja.

 

- ¡Sean! - mi voz sonó melosa, soltando un leve suspirito de placer al sentirlo a él tan cerca. - Hueles muy excitante.

 

Dudé en darme la vuelta pero me gustaba así, sentirlo sin verle, sólo sintiendo su cuerpo, su mano, su aliento...

 

- Yo también te extrañé, Amor. ¿Por qué no estabas en casa? ¿Y el niño? ¿Le has cuidado bien? La tía Sagitas te matará si le sucede algo.

 

¿Tía...?

 

Tuve un leve lapsus en el que fruncí el ceño como si... si algo... algo no fuera... Sonreí, olvidando todo aquello y centrándome en lo que verdaderamente valía la pena.

 

- Cielo... - Me giré hacia él rodeándole con los brazos por su cabeza, para notar la suavidad de su cabello. - Si el niño duerme... nosotros podemos NO dormir...¿Te gusta esta ropa que llevo puesta?

 

Si casi no llevaba nada puesto.