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Casa de Infusiones "Ill Buon Gusto" (MM B: 108226)


Lucrezia Di Medici
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Las puertas se abrieron bruscamente, de una forma tan inesperada que incluso un adormecido Passepartout dio un respingo súbito. Una ráfaga de fuerte viento silbante se filtró como un huracán apabullante en el interior del lugar, impactando con fuerza contra cada rincón del lugar y generando incluso una casi imperceptible vibración en los recipientes de porcelana almacenados en el lugar. Los sólidos y metálicos paneles de la puerta doble chocaron contra las paredes que los enmarcaban produciendo un estruendo que se replicó con ímpetu. La blanquecina luz solar que en aquel momento cubría el Callejón permitía intuir aquella silueta que le daba la espalda a la gente que allí pasaba, delimitando hacia la mitad la curva de su acampanada falda.

 

La dueña elevó su blanca varita con un movimiento expresamente elegante, un giro sutil de su arma mágica que apuntaba hacia Zoella Triviani. No hizo falta que de entre sus carnosos labios, en aquella ocasión engalanados por un labial carmesí, se escaparan las palabras que anunciaban aquel hechizo. El efecto no fue visible pero si perceptible por quien contara con la suficiente sensibilidad ante la magia oscura: aquella invisible fuerza viajó hasta el cuello de la chica, tomándola de su blanca piel como si de dos garras se tratase. La pericia, alimentada por la furia, con la que la Médici invocó aquel maleficio le sacó lustre a todo su potencial, haciendo que incluso su víctima se elevase en el aire unos escasos centímetros. Fue ante el primer signo de ahogamiento que decidió interrumpir su silencio.

 

- Que sea la última vez que amenazas a alguien cercano a mí, Zoella.- su amenaza, sin embargo, fue emitida con una fría serenidad que contradecía su natural enojo.

 

Instantáneamente relajó la presión que ejercía contra el mango de su varita y el efecto de aquel maleficio se desvaneció, haciendo que los pies de Zoella volviesen a tocar el suelo. Volvió a colocar su brazo izquierdo junto a su cintura y avanzó en el lugar haciendo resonar adrede el golpeteo de sus tacos contra el impoluto suelo de la Casa de Infusiones. La aristócrata acomodó su rubio cabello, apenas desacomodado por el clima exterior, hacia el lado derecho de su rostro y clavó sus azules ojos tanto en Luna como en Luka. El cruce de miradas fue expeditivo y sorprendentemente certero; les indicó con un solo gesto que se apartaran y no la interrumpieran en el cruce de palabras que ya diagramaba paralelamente en su cabeza. Luego volvió a centrar su atención en la conocida Triviani.

 

- Espero que tengas una buena explicación para interrumpir en mi negocio mientras no estoy, amenazar a alguien que desconoces y pretender que no me enterase…

 

Cuando llegó junto a Zoella, que aún se recomponía de la falta de oxígeno, apartó una silla para sentarse a su lado; sabía que la cercanía con alguien a todas vistas imponente era útil para presionar sobre su consciencia. Pese a la actitud altiva e impermeable que demostraba Lucrezia bien sabía que los hechos ocurridos minutos antes marcaban un antes y un después: un miembro de la Marca que adicionalmente pertenecía a una familia con intereses encontrados había descubierto que tenía bajo su tutela dos adolescentes. Era el origen verdadero de los dos Gryffindor la única carta a su favor para mantener aquel hecho bajo un manto de receloso secreto. Nadie dentro del bando podía enterarse que ambos niños eran nada más y nada menos que hijos de un ex miembro de la Orden del Fénix. Su situación dentro de La Marca Tenebrosa pendía ahora de un hilo.

 

- Y bien…

 

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A espaldas de Zoella, la presencia de Lucrezia se hizo presente, aunque supo de su llegada antes de siquiera abrir la puerta. El olor de la bruja se hizo presente mucho más fuerte cuando la puerta se abrió, se disponía a girar hasta que sintió su cuerpo ser elevado mientras algo la ahorcaba. La Medici estaba haciendo empleo de las Artes Oscuras para amenazarla. Una risa brotó de su garganta, sonando como una especie de quejido. Risa provocada por toda la situación, la aristócrata estaba amenazando a su superior, y aquel acto no iba a pasar por alto para la Triviani.

 

Segundos pasaron, segundos donde la Triviani recordó las muchas veces que fue ahorcada en aquel burdel, producto de las perversiones de aquellos que pagaban por su cuerpo. La blonda pronunció aquellas gélidas palabras para dejar caer el cuerpo de la Triviani, soltandola de aquel maleficio que había realizado presa de la furia. Escuchó cada palabra y cada resonar de la mujer en silencio, tosiendo cada tanto mientras se componía de aquello. Una risa brotó nuevamente de su garganta, mientras con ambas manos se impulsaba del suelo para quedar de pie.

 

Observó a la Italiana perfectamente sentada en la mesa donde minutos atrás ella estaba, observó a su alrededor y simplemente se inclinó sobre la mesa, quedando su rostro a escasos centímetros de la bruja - ​¿Cómo osas tú a permitir que unos niños hables libremente del bando? - interrogó Zoella, ignorando totalmente las palabras anteriores de su compañera - Es una gran irresponsabilidad de tu parte permitir aquello, y era una pequeña advertencia para que no volviera a pronunciar tal cosa en voz alta - pronunció, sentándose justo en frente de la bruja.

 

Los engranajes en su cabeza comenzaban a trabajar, la coraza que envolvía a la mujer era inmensa y la Triviani ahora pretendía descubrir todo aquello que la mujer escondía - Venía por un negocio, pero ahora creo que debo de darte una advertencia por lo sucedido, tu amenaza por otra parte la ignoraré. Si encuentro necesario, volveré a amenazar a aquel par, sabes que es delicado soltar con gran libertad aquello que él dijo, suponiendo que yo hubiese sido de a Orden ¿No crees Lucrezia? - espetó, inclinado levemente su cabeza a un lado para lanzarle una dura mirada a la Medici.

 

Tomó mi cuello, sintiendo la piel escocer, aquello le dejaría marca y debería encontrar la forma de explicarle aquello a su novia - Por otra parte, que me ahorcaras me agradó demasiado, pero eso es tema que podemos discutir en otro momento - relamió sus labios, mientras activaba el anillo de Salvaguarda para oídos indiscretos que descansaba en su pulgar.

 

- Vengo a negociar o a más bien quizás sobornarte ahora que se lo de tus tutoreados. Necesito que me ayudes a buscar información dentro del ministerio Italiano. La cosa está en que llevo años investigando un asunto de mi pasado que jamás ha logrado quedar resuelto y Candela no ha querido soltar prenda de la situación. Quiero buscar entre los registros de allá y que mejor que tu, que eres aliada de Piero- soltó sin más. Pasando a quedarse en silencio y dejarle a la Medici tomar la palabra.

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Luna Cristal Gryffindor Dumbledore

 

Me había quedado junto a mi hermano, pegada de su brazo casi enterrando mis uñas en su piel para no permitir que se acercara a esa mujer, el era un joven impulsivo, pero era mi hermano y no quería perderlo.

 

Una mujer rubia entró por la puerta, tenía un porte tan seguro tan distinguido. No podía negar que la sangre de la aristocracia corría por sus venas.

 

Cuando la vi enarbolando la varita y atacando a esa mujer, palideci de miedo, sabía que los mortífagos eran severos.

 

No quería escucharlas, no quería saber que tramaban, pero mi cuerpo no me respondía no podia mover ni un músculo.

 

Cerré mis ojos por un momento y recargue mi frente en la espalda de mi amado hermano, respire profundo y traté de calmarme yo no permitiría que me vieran fuera de control.

 

Me enderece y levante la frente y mire fijo hacia la mesa donde estaban las brujas hablando, mi hermano estaba conmigo y no permitiría que nos sucediera algo malo, no sin pelear primero.

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Ministre de la Magie Français // 🌙 dulce asesina by Mael

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Tanto Ignotus como Harry tenian algo en comun, ambos nacieron en el mismo sitio Godric´s Hollow. La verdad es que es una localidad singular, no se sabe, con seguridad, su nombre real. Se cree que su nombre actual se debe a que fue el lugar natal de Godric Griffindor, pero para los muggles, que no saben lo que hizo Godric, es solo el nombre de un antiguo señor feudal y quizas lo fuese.

 

Pero hay mas nacidos ilustres en este lugar como, por ejemplo, Bowman Wright, creador de la Snitch dorada. Otro vecino de renombre fue Bathilda Bagshot, la mas celebre historiadora magica y tia lejana de otro mago singular, Gellert Grindewald.

 

En este mismo pueblo residio la familia Dumbledore, la madre y los 3 hijos. El padre, Percival, estaba preso en Azkaban despues de atacar a 3 niños muggles que molestaron a su hija Ariadna. Se cree que los Dumbledor provenian de una poblacion llamada Mould-on-the-Wold (Moho en el paramo). Parece ser que era un pequeño pueblo con algunas familias magicas.

 

Los Potter se establecieron alli para protegerse de Voldemort, usaban el encantamiento Fidelius. Se tiene constancia de un tal Abbot relacionado con la esposa de Neville, Hannah. Cerca del pueblo residia Enid Smeek y su familia. Otro mago.

http://i.imgur.com/kNMDvWi.png


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  • 5 semanas más tarde...

Aun tenia el sabor de chocolate en mis labios cuando me detuve ante la imponte fachada del lugar que tenia como encomienda encontrar. Supuestamente, y según mi padre, ahí tendría la ayuda necesaria para continuar bebiendo con normalidad pese al clima de guerra al que mi nacionalidad me exponía. Aun no entendía como mi padre me mandaba a la boca del lobo pero supongo tenia sus motivos. Mire de nuevo el nombre de la hostería y después el pedazo de pergamino y al coincidir ambos solo quedo que me alisara la túnica de fina y cara tela (así eliminaba posibles migajas del pastel) mientras aseguraba mi bufanda al cuello.

 

Ya sin impedimentos me acerque al negocio y simplemente abrí la puerta. Mire a mi alrededor viendo lo fastuoso del escenario de mucha clase que ofrecía el recibidor. No había duda, era espectacular por fuera, pero por dentro lo era aun mas. Típico de nuestras raíces romanas y el amor por las buenas formas de hacer las cosas. No me detuve y mientras seguía absorbiendo cada detalle del lugar llegue a la pequeña y circular barra que daba la recepcion a los recien llegados.

 

-Este, busco Lucrezia di Medici, supongo sigue siendo la dueña del local. -mi voz se abrió paso un tanto baja, aunque no es que fuese secreto mi visita. -Ella se encuentra?

 

La verdad es que tenia dos cartas que entregar, una a Lucrezia y otra a @@Zoella Triviani. Ni idea de como serian y miedo me daban dado las peculiares características de mi padre en cuanto a la selección de amistades. Pero no había de otra, ser el primogénito de esa rama de la familia me hacia merecedor de una estabilidad y protección que mi padre no me podría garantizar desde Milan.

 

@@Lucrezia Di Medici

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Las cuatro localidades con mas familias magicas, y me refiero a las localidades rurales, son la citada Godric´s Hollow, Tinworth, Upper Flagley y Ottery St. Catchpole. Hablemos de Tinworth.

 

Es una localidad costera, da al Mar del Norte, es un lugar algo inhospito, con dunas y playas de gran longitud. Bill y Fleur Weasley tienen alli su residencia en la casa que pertenecio a su tia. La casa tiene un bonito jardin y esta a las afueras de la localidad. Dobby, el elfo domestico, tiene su tumba en las cercanias.

 

No son los unicos habitantes ilustres de la localidad, en el pasado vivio alli Bridget Wenlock (1.202-1.285), una de las mas famosas Aritmanticas de la historia. Fue muy conocida por sus manias paranoicas, intentaba ocultar sus descubrimientos haciendo cosas tan raras como emplear tinta invisible, escribir boca abajo, de atras hacia delante o con una letra horrible. El problema es que no escribia en un cuaderno sino donde podia, en cualquier trozo de pergamino que ademas solia perder y los rastreaba por todo el pueblo haciendo encantamientos reveladores.

 

La historia del descubrimiento del teorema de las propiedades magicas del numero 7 le llego a la hora del desayuno. Fiel a su costumbre lo escribio en el reverso de un sobre con tinta invisible y decidio enviar una carta a su prima con el sobre, como logicamente no encontraba el teorema creyo que lo habia perdido y persiguio a la lechuza que llevaba la carta hasta la casa de su prima para descubrir que lo que tenia el sobre era la receta de un pastel.

 

Y os preguntareis ¿donde narices estaba el teorema? Pues en el paquete de azucar, con su acostumbrado despiste no se percato de donde lo escribia. En Hogwarts, esta pintoresca bruja estuvo en la Casa de Hufflepuff.

http://i.imgur.com/kNMDvWi.png


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El silencio se extendió más de lo esperado, y Zoella levantó una ceja mientras olió un nuevo aroma cruzar por las puertas del local - ¿Entonces Lucrezia? - interrogó mientras los pasos llegaron hasta la barra y un mago empezó a preguntar por Lucrezia. Sonrió a la bruja y levantó la mano, llamando la atención del hombre - Por acá está la mujer que busca - elevó la voz, observando como este giraba para ver a ambas brujas.

 

La Triviani descansó el mentón en su mano y sonrió, queriendo saber que buscaba aquel desconocido que recién llegaba al local - Luego iré a tu mansión, te dejaré pensar en frío - Rascó su calva y guardó su varita, mientras que el mago se acercaba a la mesa donde las mortífagas estaban sentadas. La sed de información de la calva crecía a cada segundo que pasaba, deseando sonsacar a la blonda hasta que soltara sus más grandes y pequeños pecados que ocultaba en su interior.

 

Relamió sus labios e invitó a sentarse al rubio, a quien observó analizando su aspecto e intentando leer su mirada, donde no logró apreciar mayor cosa. Deseaba en aquel momento tener ya posesión de la Legilimancia, habilidad en la cual había pedido inscripción y esperaba su aviso de aceptación.

 

@@Blaise Zabini @@Lucrezia Di Medici

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Ahora hablare de las ultimas dos localidades. Upper Flagley esta en Yorkshire y aunque sabemos que muchas familias magicas se mudaron alli la verdad es que ninguna destaco por nada en especial.

 

No ocurrio lo mismo en la siguiente, Ottery St. Catchpole. Alli viven 4 familias magicas. Los Weasleys, sobradamente conocidos y que no hace falta hablar de ellos. Los Fawcett, solo conocemos a una alumna con ese apellido, Ravenclaw, intento participar en el Torneo de los 3 Magos sin tener la edad reglamentaria, tras saltarse la linea de edad de Dumbledore acabo con una barba blanca aunque de corta duracion.

 

Los Diggory. Estaban los padres de Cedric y el pobre Cedric. Siguieron viviendo alli tras perder a su hijo. Son una familia con un antepasado ilustre, un Ministro de Magia, que no he podido localizar ni su fecha de mandato.

 

Los Lovegood. ¿Que se ha dicho de esta familia que no lo sepamos ya? Lo mejor que se podia decir de Xenophillius y de su revista "El Quisquilloso" es que tenian un poquito de exceso de imaginacion. De acuerdo, es una publicacion para chiflados, pero tiene su publico.

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Al terminar mis palabras espere la respuesta del encargado de la recepcion pero cual no seria mi sorpresa cuando desde una mesa mas alla recibi el llamamiento de una mujer que me alertaba de que la Medici estaba justo ahi. Aun no entendia como me habia oido porque habia hablado bajo, tal vez si fuera vampira y por tanto con sus sentidos mas aguuzados, pero mejor no adelantarme. Me gire y me acerque viendo a las dos bellas damas que ocupaban la mesa. No tenia en claro como empezar pero lo que si sabia era que seria la rubia que no habia hablado. Asi, me detuve a centimetros de la mesa.

 

-Buenas, Blaise Zabini a su disposicion- dije inclinandome en una tenue pero educada reverencia a Lucrezia y a la otra mujer que habia extendido el aviso. -Tengo la encomienda de entragarle una carta.

 

Y sin mas saque de mi bolsillo una carta con el caracteristico lacrado de la familia para extenderselo a la rubia. No estaba al tanto de los enredos de mi padre y el porque de tanto misterio. Supongo que todo se resumia a esa carta y a la otra. Aunque mejor no preocuparme de eso ahora, tal vez con suerte Lucrezia pudiera decirme algo de la otra persona que buscaba. Y aunque yo no supiera aqui esta el contenido de la carta:

 

 

Querida Lucrezia:

 

Se que ha pasado un tiempo desde la ultima vez que te pedi un favor asi que desde ya me disculpo por la molestia. Ante ti tienes a mi primogenito, buen hijo pero temo por el en los tiempos que corren. Me gustaria encargarte con el peso de su educacion, no la tradicional (para eso esta Hogwarts), sino una mas particular. Una que lo ayude a vivir segun el rango que posee. Hasta ahora Blaise a resultado ser un soñador y necesito un politico conmigo, alguien familiarizado con intrigas y que sepa manejarlas. Y no es por inflarte el ego, pero no conoz<co a nadie mejor que tu en eso.En cuanto a los interese mutuos de ambas familias no te preocupes. Una mano lava la otra asi que tienes mi compromiso de mi apoyo irrestricto ante cualquier circusntancias.

 

Saludos "Ludo" Zabini

 

 

Una vez entregada la carta y mientras Lucrezia la examinaba aproveche para buscar mas informacion. -Por cierto señora, no conocera por casualidad a Zoella Triviani, tengo una carta tambien para ella.

 

@@Zoella Triviani@@Lucrezia Di Medici

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No podía negar que entre ella y Zoella existían cosas en común. Más de una. Varias y variadas. Incluso que ambas compartieran raíces como originarias de Italia era un detalle minúsculo en comparación a la curiosa compenetración de sus personalidades que se había manifestado en más de una ocasión. Ambas eran mujeres de familias destacadas que danzaban al son de una oscura melodía; ambas tendientes a desacatar la autoridad e imponer su presencia, por más que una lo hiciese por medio de su alta alcurnia y la otra por su cuestionable estado mental. Las dos mortífagas eran irreverentes y desafiantes una con la otra, como si en su relación subyaciera una competencia implícita que no eran capaces de reconocer a viva voz. La risa de la Triviani como una respuesta mordaz al ahorcamiento resultó algo que cualquiera hubiese esperado de Lucrezia en una situación similar.

 

- Es mi responsabilidad pero no mi culpa, si sabes diferenciar entre ambas. - la blonda italiana decidió redoblar la apuesta y se acercó aún más al rostro de Zoella - El niño me habrá escuchado reflexionar sobre el tema en mi habitación. Sabes que soy reservada con estos temas, lo suficiente para que el Ministerio no rastrease mi relación con Piero.

 

Antes de continuar con aquel intercambio, la joven aristócrata se tomó unos segundos para observar disimuladamente a su interlocutora. Recayó en la tensión manifiesta en sus pómulos, clavó su mirada en la inquietante carencia de expresión en sus ojos grises que amenazaban con poseerte si te sumergías en ellos y descendió hasta su cuello donde sus venas aun palpitaban luego de la momentánea falta de oxígeno. Algo la impulsaba a desprenderse de los guantes que cubrían sus manos y rozar con la yema de sus dedos esa piel tan tersa. Lucrezia no tardó, mientras volvía a cruzarse con inquisitiva mirada, en descubrirse presa de una lujuria que reconocía como nada repentina: la había experimentado desde su primer encuentro y desde ese instante la había enterrado en lo más profundo de su subconsciente. Se abstrajo de aquel pensamiento más para no quedar en evidencia frente a la falta de habla que para escapar de ellos.

 

- Creo que podemos dejar tanto la amenaza como lo ocurrido con mis pupilos en el pasado ¿No? No podía obviar la posibilidad de utilizar los nuevos alcances de mi formación en las artes oscuras y utilizarte como sujeto de prueba. Tómalo como una demostración de mi valía para La Marca. Además, si me permites Zoella…- se acercó unos centímetros más al rostro de la mujer hasta que sus labios quedaron casi a la misma altura y atenuó su tono de voz.- pareció que lo disfrutaste un poco.

 

Una sonrisa de genuina picardía se dibujó en los carnosos labios de la blonda italiana en el momento en que la Triviani se relamió. Siguió el camino que hizo su lengua censurar en la expresión de su rostro el deseo que brotaba desde el centro de su pecho y se extendía por su abdomen. Su piel de erizó súbitamente aunque resultó imperceptible a la vista. El profundo azul de su mirada denotó un fulgor erótico que no buscó ocultar. Al oír con atención su propuesta de negocios, la Médici irguió su espalda y se recostó sobre el cómodo respaldo de la silla, volviendo a guardar cierta distancia con Zoella. No deseaba incomodarla ni asfixiarla. Tomó una suave bocanada de aire y se desprendió de su actitud provocativa, retomando nuevamente sus solemnes formas.

 

- Lo que me pides es simple y sabes que no me dejaré sobornar. Lo único que pediré a cambio es una visita a mi mansión. Piero no se resistirá a darme los documentos del registro italiano si pongo como excusa una investigación de tu familia. Te recuerdo que tienes un trato con él. En cuanto a… - atinó a continuar pero en aquel instante el sonido de la campanilla la interrumpió.

 

Giró su rostro hacia la recepción de la Casa de Infusiones y descubrió allí la presencia de un muchacho cuya identidad desconocía. No ahondó mucho en su aspecto general, ni en su rubia cabellera ni en la notable juventud de la que hacía gala en todo su esplendor. Sin embargo, descartó rápidamente la idea de que fuese un simple cliente al oírlo pronunciar su nombre. El misterioso sujeto la buscaba y el tono con el que la había nombrado denotaba real interés en hallarla, lo cual la tomó irremediablemente por sorpresa. Se vio obligada a agachar ligeramente la cabeza al oír como Zoella delataba su ubicación y le propinó una suave patadita por debajo de la mesa que impactó en el tobillo de la Triviani. Sin duda disfrutaba sobremanera de su compañía. Asintió ante la propuesta de continuar con sus negocios en otra ocasión.

 

El jovencito se acercó rápidamente a la mesa donde las dos mortífagas se sentaban y se presentó como Blaise Zabini. La sola pronunciación de aquel apellido despertó un natural sentido de alerta en Lucrezia al reconocerlo al instante. Los engranajes de su cerebro se aceleraron en respuesta a los recuerdos que comenzaban a aflorar desde lo más recóndito de su memoria ¡Aquella familia! Si bien los lazos continuos entre los Zabini y los Médici habían quedado en el pasado, el centenario trato bajo el que se erguía la relación entre los dos linajes no había sucumbido al cruel paso del tiempo. Ambas familias habían sellado un pacto de fraternidad que se extendía a aspectos comerciales, políticos e incluso conyugales. Recibió con auténtica curiosidad la carta que el chico le entregó y la leyó completa al menos dos veces. El sello y la firma estaban ahí: no era apócrifo. "Ludo" era un Zabini contemporáneo a Lucrezia con quien ésta había establecido cierto contacto. El intento del hombre de no inflar su ego al solicitarle ayuda falló estrepitosamente. Luego de sumergirse en aquellas palabras ignorando todo a su alrededor volvió a elevar la mirada hacia Blaise.

 

- Eres el hijo de Zabini. No solo eso…eres su primogénito. Me ha encomendado tu cuidado y tu formación. - la mortífaga dejó la misiva sobre la mesa y se inclinó hacia el chico sin apartar sus fríos ojos de él - Te mudarás a mi mansión en Ottery St. Catchpole y empezaremos a moldearte como el hombre que debes aspirar a ser: uno importante. Sobre Zoella Triviani, ella puede estar más cerca de lo que piensas. - susurró relajando su actitud, sabiendo que la tenía justo al lado.

Editado por Lucrezia Di Medici
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