Mansión "Ojo Loco" Potter Blue (MM B: 78439)

[Matt Blackner]

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[Jack Blackner. Maridito Fantasma de Sagitas]

 

Alcé las cejas y me mordí el labio, aguantándome la risa al ver el apuro qeu pasaba Sagitas por preguntarme si quería ir a dormir....un fantasma no duerme, no lo necesita, pero aun asi, asentí a su propuesta de acompañarla y echarme a su lado.

 

- Claro, tu estufa fantasmal está disponible para darte todo el calorcito posible. - le dije.

 

NO era tan extraño que pasara la noche a su lado, observando como dormía. Levitaba, quedando "tumbado" sobre la cama, a su lado, y con la cercanía, acababa siendo parcialmente corpóreo, lo suficiente como para disfrutar de un cierto contacto. Asi qeu nunca me negaba a pasar un rato asi.

 

Se quedó dormida mientras gruñía algo a Harpo acerca de qeu la avisaran cuando llegara una joven a la mansión. Pero yo tenía otros planes.

 

Esperé hasta que amaneció para dejar la cama. Lo bueno de ser un fantasma es que ella no iba a notar el cambio de presión sobre el colchón cuando me levantase, y no tenía la necesidad de abrir puertas...podía descender en linea recta hasta dar con el gruñón elfo qeu comandaba la Ojo Loco.

- Harpo, tu y yo no nos llevamos demasiado bien, pero esta mañana vas a ayudarme. - le dije.

 

Tras un par de protestas conseguí que escuchara mi petición. Y asi, poco tiempo después, Harpo y yo nos encontrábamos en la habitación, frente a la cama de Sagitas, observándola hecha un lío entre las sábanas. Sonreí como un bobo, sin hacer caso a los ojos en blanco del elfo, que sostenía una gran bandeja de desayuno.

- Niña. - llamé. - Despierta

[Sagitas E. Potter Blue]

No quería despertarme, algo me decía que en cuanto abriera los ojos tendría que ocuparme de mil cosas como matriarca y no, aún quería descansar un poco más. Así que refunfuñé y escondí la cara bajo las sábanas.

 

-- ¡Nooooo! Déjame un poquito más...

 

Pero hay que reconocer que la voz de mi marido era atractiva. Hacía tiempo que no la sentía tan... ¿bobalicona? Abrí un poquito, sólo un poquito, uno de los ojos y le vi, allá, levitando. Una escena muy normal en la casa. Gemí.

 

-- ¡Huuum...! Si aún tiene que ser de noche... Un par de horas más.

 

Me tapé pero ahora empezaba a espabilarme, no sé porqué el tono de voz de Jack era tan insinuante. Bajé un poco la sábana y asomé la nariz.

 

-- ¿Una horita al menos?

 

Pero no me hice caso y me levanté, sin importarme que estuviera desnuda en la cama. No sentía frío. Estiré los brazos hacia él.

 

-- ¿Unos minutitos más en la cama, al menos?

 

Entonces sentí un ruido de cristales que chocaban entre sí, muy leve. Giré la cabeza hacia allá y vi a Harpo, todo rojo y con los mofletes colorados. Grité y me tapé con las sábanas arrugadas.

 

-- ¡Harpoooo! ¿Qué haces aquí con...? ¿Una bandeja de desayuno?

 

Abrí los ojos, comprendiendo. Jack le debía haber pedido que me hiciera un desayuno nutritivo. Me puse a reír.

[Matt Blackner]

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Demonios, me daba pena despertarla. Estaba dormida, tan mona, enredada entre las sábanas donde debería haber estado yo (si fuera corpóreo). Pero tenía que despertarse, o aquello no iba a tener su gracia.

 

Asi qeu seguí llamándola, a pesar de sus protestas, entretenido por ver como iba protestando pero al mismo tiempo, se espabilaba cada vez más.

 

Hasta que se levantó, sin importarle estar desnuda, provocando en mi una tremenda sonrisa bobalicona, y el sonrojo de Harpo, qeu desvió la mirada con el ceño fruncido y un ligero tintineo de cristal. Al final, acabé echandome a reir, en una tremenda carcajada.

- Bien Harpo gracias, pero creo que a partir de ahora nos apañamos solos.

 

El elfo dejó la bandeja sobre la cama y desapareció de alli. Desvié la mirada de nuevo hacia Sagitas, dejando de reir, levitando a través de la cama para aproximarme a mi mujer, envuelta en las sábanas.

- Solo quería darte una sorpresa. - le dije. - Feliz aniversario

[Bodrik]

¡Navidad ¡

 

La familia Lockhart tenía un proyecto de navidad. Para las fiestas Navideñas visitarían los castillos y mansiones de sus amigos y vecinos para entregarles algunos pequeños obsequios con motivos de las celebraciones Navideñas, debido a esto muy anticipadamente Cye, la dulce matriarca de la familia Lockhart ayudada por Heyda la elfina que siempre ha sido su nana, prepararon y cocieron los atuendos navideños de todos sus Familiares para que pudieran lucir unos elegantes vestidos de duendes y renos a gusto de cada cual, uno de ellos llevarían costales de socolas con el contenidos de los regalos especiales destinados para las visitas navideñas .

 

Igualmente, tenían preparado un Trineo arrastrado con magia especial para que pudieran realizar un gran viaje, sobre todo s menores con Ezra y Eirian que aún estaba en los brazos de Cye, además, algunos de ellos irían montados en patines especialmente hechizados que permitían tomar gran velocidad para que no llegaran tan cansados a sus visitas navideñas . Estaban también unidos a dos de sus visitas que decidieron acompañarles en su travesía navideña.

 

Después de visitar el castillo Myrddin y el Castillo de Bel, la familia Triaviani y Ragnaventus le tocaría el turno a la familia “Ojoloco” Potter Blue que Bodrik había visitado realmente poco a pesar de pertenecer a la familia de su tía Sagitas , a decir verdad, no conocía a muchos miembro de la familia aunque a los que había tratado con anterioridad le agradaban y los consideraba su familia también , últimamente trataba mucho con su primo Matt y por eso decidió llevarle un regalo especial, al igual que a su tita sagitas.

 

Una vez en la verja y después de recobrar el alieno pues Bodrik era una de las que iba patinando; decidieron cantar algunas tonadas navideñas para ambientar la cuestión llevando algunos de los regalos que tenían preparados, sobre todo chocolate y galletas, y postres, Cajas de Bombones de chocolate pues a todos les encanta esto. Además, les llevaron un regalito de Duendecillos que Mikaela y Ezra había hecho especialmente para regalar, además de los acostumbrados renos rellenos de chocolate .

 

Como Siempre Bodrik estaba muy unida a Ezequiel, mientras que Noah y Rachel compartían a Ezra de la mano pues el pequeño estaba verdaderamente apegado a la Delacour desde el curso 5 del colegio Hogwarts. Alexander sostenía a Mika quien había decidido ir a caballito y Cye mantenía en brazos a Erian a la espera de noticas de los miembros de la familia, otro que estaba a las carreras era Callum, pero ahora estaba acompañado de cerca por Ezequiel y Bodrik.

 

Estaba muy emocionada por la gran cantidad de visitas que estaba presupuestadas, pero sabía que andar en patines iba a ser una tarea bastante ardua, sin embargo, lo intentaría. Feliz navidad – Dijeron todos a la vez – Jo Jo Jo- gritaron todos desde la verja de entrada pues gracias a los servios ministeriales en muchas mansiones no podían aparecerse.

 

[Sagitas E. Potter Blue]

Completamente roja. No sé que magia tan profunda y poderosa es el Amor que conseguía hacer que me ruborizara aún ante los obsequios de mi amante marido el fantasma. Sonreí y amagué una mirada pícara mientras el rubor crecía en mis mejillas, mirando de reojo hacia Harpo, para ver si él se había dado cuenta de aquel efecto que producía en mí que mi querido JAck hubiera recordado la fecha tan importante que era, el aniversario (casi) de nuestra boda.

 

-- ¡Oh, Jack! ¡Qué galante eres! Te has acordado...

 

Y tenía razón en estar agradecida. Con lo para siempre que es la eternidad y él recordaba los detalles de nuestro casamiento. Del segundo casamiento. Volví a ruborizarme y observé que Harpo se iba y cerraba la puerta. Golpeé un par de veces el colchón y llamé a Jack.

 

-- Anda, ven, túmbate conmigo. Las sábanas aún están calentitas.

 

El Amor es un arma muy peligrosa. Cuando estás enamorado, lo imposible se vuelve lógico y es dentro de esa lógica inexplicable que Jack entró en la cama y las sábanas se amoldaron a un cuerpo físico, vivo, un ente con presencia sólida. Le sonreí y acaricié el pelo rojizo de mi marido.

 

-- Cinco años ya, señor Blackner.

 

Le besé, por supuesto. ¿Quién se resiste al encanto de su marido? Y hubiera seguido haciendo más cosas si no fuera porque unos cánticos que parecían llegar de debajo de la ventana inundó la habitación.

 

-- ¡Demonios! -- grité, algo sorprendida.

 

Un enorme grito de "¡¡Feliz Navidad!! se extendió como si hubieran aplicado un Sonorus a las voces. Salté de la cama y salí a mirar. Allá estaba Bodrik y un amplio elenco de los Lockhart y me puse a reír. Les aplaudí desde la ventana, sin recordar que estaba en camisón y a saber lo que pensarían de mí.

 

-- ¡¡Gracias, gracias, familia!! ¡¡Feliz Navidad!! ¡¡Felices Fiestas!!

[Matt Blackner]

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Sonreí de forma pícara, observando como ella se sonrojaba y yo me volvía poco a poco turbio, una reacción similar a la que ella estaba teniendo, solo qeu en equivalente fantasma. Me gustaba tener aquellos pequeños detalles, a pesar de tener que recurrir siempre a ayudas externas, ya que la eternidad es demasiado larga como para encima, andar olvidando detalles que pueden hacértela mucho más llevadera.

 

No me lo pensé, y en cuanto me invitó a su cama me deslicé entre las sábanas, creándose aquella maravillosa magia que provocó que las sábanas se rellenasen, dejándome sentir el calor que aun conservaban.

 

Sonreí, sujetándola por la cintura.

- Y por muchos más que nos quedan.

 

Aunque no pasó nada más, ya que unas voces inundaron la habitación, ampliadas mágicamente para cantar villancicos. Aquello me hizo reir, porque Sagitas abandonó la cama para asomarse a la ventana y felicitar a los visitantes.

 

Pasaron las horas, y al final terminamos haciendo vida con el resto de la mansión, los elfos e Ithilion. Pero hubo otro qeu se acordó de qeu día era, y Matt tuvo la gran idea de buscar a su pequeño hermano para llevárselo y dejarnos algo de tiempo a solas. Cuando lo trajera de vuelta, seguramente, estaría tan cansado que iría directo a la cama.

 

- Matt no tiene buena cara últimamente. Parece cansado - comenté cuando se marcharon. - Sabes que tiene un pensadero?

[Sagitas E. Potter Blue]

Me tomaba un té en aquel momento. No sé bien en los derroteros en los que giraba mi cabeza cuando la voz de Jack me despertó de mi ensueño. Mentira... Sabía perfectamente en lo que pensaba, en la mañana con Jack en la cama, sintiendo su cuerpo corpóreo, algo que me estaba vedado muchas veces, demasiado, en mi vida de casada. Es por eso que hoy habíamos disfrutado por completo de nuestra relación con aquella magia que nos había permitido estar juntos. Nunca olvidaría aquella noche en la que concebimos a nuestro hijo Ithilion, gracias a la magia indebida. Me sonrojé y acabé de tomarme el líquido, sólo para calmar mis calores que me habían subido de repente, al recordar lo sucedido por la mañana.

 

-- ¿Un qué...? ¿Quién?

 

Sí, estaba despistada, muy cansada y deseando volver a estar en brazos de mi fantasmito preferido.

 

-- ¿Matt? ¿Un pensadero? Naaa, no puede ser. Tenemos uno en la "Ojo Loco" que es de la familia. ¿Para qué querría él tener uno para su uso privado?

 

Pero a medida que pronunciaba la frase arrugaba la frente. ¿Es que Matt estaba usando uno por algún motivo? ¿Qué es lo que escondía? O peor... ¿Qué es lo que me escondía?

 

-- ¿Parece cansado? No me he fijado. Yo... -- Sí, lo sé... Debería dejar de pensar tanto en mi marido y fijarme un poco más en la familia. Pero demonios... Era nuestro aniversario de boda, por una vez al año que era un poco egoísta... Me tumbé en la cama, boca arriba, viendo levitar a Jack. Pero ahora no pensaba en él sino en Matt.

 

Sí, le había notado algo ojeroso pero... ¿Para qué demonios querría él un pensadero?

[Hayame Snape Potter Black]

La jóven pelirroja dió un sonoro bostezo conforme se acercaba a aquella mansión llevando unas pocas maletas flotando por detrás suyo

Esperaba que su amada habitación y laboratorio estuviesen aún como lo hubiese dejado. Una extraña sonrisa apareció en sus labios al recordar a aquel chico... cómo se llamaba? Ah si! Tony Stark que alguna vez hubiese intentado correrla de su propia habitación para meter sus armaduras, exigiéndole servicio a su elfina que como buena criatura mágina no obedeció sino que le gruñó y defendió el cuarto ferozmente; ella misma había querido morder al crío para enseñarle una lección pero al final tan solo había acudido diplomáticamente con su hermana que se encargó de todo

Y conservó su habitación, hermosa y en el sótano con su laboratorio de pociones

Continuó su camino con aquellas maletas resonando con su movimiento hasta que finalmente pudo llegar a la puerta del lugar y levantó una mano para dar unos golpecitos en la puerta y se quedó ahí, de pie, aguardando

Claro que podía entrar si lo deseaba o incluso, solo aparecerse en su habitación

Pero quería darle la oportunidad a su hermana de gritarle, de correrla o de incluso hechizarla por la sorpresa al regresar de su viaje; obvio le traía un millón de recuerdos y muchos más a su querido sobrino...

Qué tan grande se habría puesto ya?

[Sagitas E. Potter Blue]

Las ojeras de Matt me daban mala espina. Mi hijo tenía algo, estaba segura. Aquellas manchas de los ojos crecían cada vez que le miraba. Así que le acaricié el pelo y le di un beso en la frente.

 

-- ¿Sabes lo que voy a hacer? Voy a buscar una poción vigorizante potente, ya verás como mejoras. Sé que tenemos por alguna parte. Tú descansa aquí, pon los pies encima del sofá para estar más cómodo, hijo.

 

Salí de la habitación y caminé hacia el hall. Sabía perfectamente dónde encontrar aquella pócima: en el sótano, junto a los potingues de mi desaparecida hermana Hayame. Así que bajé hacia allá y tuve que luchar contra una serie de cortinas de telarañas que se habían extendido por todas partes, aprovechando que su dueña no estaba en el lugar.

 

-- ¡Demonios, estos elfos...! Mira que tenerle miedo a la habitación de Hayame... Ni que estuviera viva y fuera a venir a matarles por toquetear sus cosas...

 

Se había creado una leyenda en la mansión de que quien tocara alguna de sus pociones, se las vería con su fantasma y nadie quería bajar a limpiar. Si hasta Babila no entraba por respeto a los malos espíritus que le habían dicho que había en el lugar... Sentí sus pasos por encima de mí. Era imposible no sentirle cuando caminaba. Se dirigía hacia la puerta, por la dirección en la que se alejaban. Yo seguí allá, remeneando entre las pociones en busca de alguna que le fuera bien a mi hijo, cuando sentí su voz de semi-gigante hablando conmigo, desde lo alto de la escalera.

 

-- ¡Señá Sagitaaaaa! Ai una mujé en la puerta que se paíce a la seorita ayame, la kestava en ló asidentoso ase uno años. ¿La dejó pasá? Paíce que tié ambruna, está mú delgá, meno en la barriga de delante. Tá preñá, seguro. ¿Ke pase o se queda en la puerta?

 

Levanté la vista hacia el techo y palidecí. ¿Qué decía ese insensato? Por si acaso, corrí escaleras arriba y casi tropiezo con él, que tapaba toda la puerta de salida del sótano. Me puse de puntillas para ver por encima de su hombro pero es imposible; es demasiado alto. Así que miré por un lateral y vi la figura de mi hermana. Enarqué una ceja.

 

-- ¡Demonios! Pillada con las manos en la masa -- exclamé.

 

Sí, soy original dando la bienvenida.

[Hayame Snape Potter Black]

Hayame se había asomado por un lado y un tic se perfilaba por encima de una de sus cejas al percibir como estaba parado el enorme hombre en dónde se suponía que iniciaban las escaleras que descendían hacia su amada habitación y por ende, a su laboratorio de pociones...

Y una Sagitas pálida y asustada se asomaba por un lado, casi con expresión de quien está a punto de ser encerrado en la cárcel

O asesinado, ya bien puestos.

No recordaba en qué momento había abierto la puerta pero seguía observando a la distancia a la mujer de cabello colorido y al enorme hombre que recordaba de su anterior trabajo y ahora caminaba hacia ellos con soltura pero de forma lenta, con una mano en la cadera sin ver como sus maletas solas flotaban hasta acomodarse a un lado del camino que tomaba.

Casi parecía el preámbulo de una batalla sin igual, legendaria, que solo dos brujas de su calibre y renombre podían llevar a cabo...

La vampiro dejó salir el aire con fuerza a través de la nariz y terminó de cruzarse de brazos como si fuese una madre a punto de castigar a un par de pequeños traviesos, haciendo sonar la punta de su bota en el brillante suelo y frunciendo el ceño severamente, ignorando al hombre ya que su gesto no era para con él (y vamos, que no quería espantarlo más)

-Sagitas...

Saludó la vampiro con un tono cantarin pero que reflejaba paciencia de quien va a castigar

-No has metido a nadie más en mis habitaciones, o sí?