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Mansión "Ojo Loco" Potter Blue (MM B: 78439)


Sagitas E. Potter Blue
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En el Sótano con Kiwi

 

 

Alessandra estaba hecha un lio, tantas emociones había hecho que le diera una crisis, estaba con las manos en su cabeza tratando de pensar pero Asami le impedía hacerlo, emitía tanta irá interna que sin darse cuenta las lágrimas se habían desbordado de sus ojos, no la sintió hasta que la humedad de sus ojos mojaron sus manos.

 

La vos de Kiwi la hizo sobresaltar, había creído que la criatura se había marchado cuándo se lo pidió, no quería que la viera así y se lo dijera a su madre.

 

-Claro no pasa nada- le dijo.

 

Hasta que Kiwi no le dijo de los gritos Alessandra no se había dado cuenta, se limpió los ojos con la manga de su blusa y le sonrió a la elfina.

 

-Kiwi, no le digas a mi madre que me viste asi si?- le sonrió.

 

Suspiro.

 

Se puso de pié y se acercó al baúl al que abrió con su varita con un simple "Alohomora", un olor a cerrado hizo que Alessandra arrugara la nariz con disgusto. Una caja negra con unas iniciales en dorado llamó su atención, supuso que ahí su madre habría guardado los recuerdos de su padre.

 

-Kiwi mi madre te ha hablado de esto?- le preguntó al ver que la caja tenía un cerrojo.

 

 

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Y ahora era cuando uno envidiaba el tener los tapones de los oidos de SJ, porque a pesar de esperada la reaccion de Sagitas, no se podia negar que ella siempre podia superarse a si misma. Aun asi, ya que de pasao la molestaba mas, no le tome en cuenta el comentario, sino que espere a ver que decia Perenela. Cuando la demonio tomo la palabra y dejo en claro los puntos pues solo me quedo sonreir.

 

Claro, Sagitas no se contentaria con eso....sino que ya se proponia el retarme a duelo....algo que sin duda seria fatal...no tenia uno desde tiempo inmemoriales y en mi exilio voluntario con el maestro Tekitoto pues poca magia habia utilizado. Asi pues me dirigi hacia Perenela para responderle.

 

-No lo hago por compromiso....y aunque SJ me necesita tampoco es por eso...se que hay muchas cosas de mi que causan estas reacciones- señale a Sagitas que balbuceaba con hipo- pero prefiero solucionarlas o al menos vivirlas juntos....asi que si.....me gusta la idea de ser viejitos, arrugados y sordos...pero juntos.

 

Y ahora me gire a Sagitas

 

-Entiendo tu desconfianza....yo ahora mismo no soy muy seguro en cuanto a mis impulsos....solo pido que me des la oportunidad de arreglarlo todo-sonrei- tal vez y descubra que no soy mal partiudo despues de todo.

 

 

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La reacción de mi madre....en realidad no esperaba menos de Sagitas. Bastantes problemas había dado ( y aun daba, aunqeu el embarazo las había suavizado bastante a las dos, y de hecho, ahora parecían llevarse mejor) con Helike y conmigo...después de todo lo sucedido entre mi hermana y Sean, no podría haber esperado otra cosa.

 

Quien me sorprendió, para bien, fue Perenela. Tras afirmar que si quería casarse con Sean, le propuso algo distinto, y era....esperar. Seguir juntos si, pero sin tener que pasar por el matrimonio. Sonreí de medio lado, aquella era una buena respuesta.

- No voy a amenazaros. A ninguno de los dos. Solo espero que solucionéis vuestros problemas cuando surjan, porque si a alguno se le vuelve a ocurrir iré a buscaros

 

Demonios, quien me oyera hablar...

 

Fenrir gruñó, y dejó la ventana para acercarse a Sagitas. Con el hocico, tocó su mano. Algo había inquietado al lobo, y parecía que compartía ese sentimiento con mi madre. Carraspeé, poniéndome de pie y dejando el asiento a mi hermana.

- Creo que tenéis que poneros de acuerdo, y por experiencia, no es bueno qeu terceras personas estén delante. - ofrecí el brazo a mi madre - Salgamos a los jardines

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Apreté con fuerza las manos en aquel abrazo particular mío, dejando marcadas las uñas en los antebrazos. Sean me pedía una oportunidad para hacer feliz a mi hija. Enarqué la ceja y esperé en silencio por si tenía algo más que añadir. Después, sólo gruñí.

 

-- ¿No eres mal partido? Eso depende, no me importa el dinero, puedo mantener a mis hijos y nietos y pegados como tú sin darme cuenta apenas. Pero quiero algo más para Perenela, quiero amor sincero, apoyo, colaboración, admiración, pasión, deseo, mimos... Que sea la mujer más importante del mundo para ti y que mueras por ella si fuera preciso. Eso es lo que espero de ti. Bueno, y tal vez que obedezcas a tu Suegra como si hablara un Dios Vivo.

 

Sonreí un poco para que todos pensaran que era broma pero... ¿lo era realmente? A veces, me parecía que me estaba convirtiendo en una imagen de aquel Padrino que exigía fidelidad absoluta a sus trapicheos aunque... ¿Acaso Sean no sería bueno para ciertas materias que yo solita no podría hacer? Pero claro, siempre que respetara que era yo la que mandaba, le podría dar cierta libertad de acción y... ¿Pero en qué estaba pensando? Era Sean. Un caso perdido.

 

-- Espera... ¿Qué...?

 

Matt acababa de hablarme de salir a los jardines y me ofreció su brazo con el que, prácticamente, me obligaba a salir de allá y dejarlos a solas.

 

-- ¿Cómo que salir...? ¿Por qué...? No quiero perder ni una sola oportunidad de meterme con este señorcito. ¿Pero tú le has oído? ¡Se quiere casar!

 

Aunque en algo tenía razón. Había que salir a los jardines y comprobar el motivo por el que Ithilion seguía despierto. Aunque no pensaba dejar la puerta cerrada, quería escuchar qué sucedía en aquella sala de la Chimenea.

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Mi madre y Sean estaban discutiendo al mismo tiempo, estaba absolutamente alagada por la propuesta de Sean, estaba enternecida por la protección que mi madre me estaba dando y su apoyo, pero entre tantos me estaban abrumando. Mi madre seguía sin ver a Sean como un pretendiente adecuado y yo concordaba con Sean e irónicamente concordaba también con mi madre.

 

Para mi mas que tuviera dinero y posición, lo mas importante era como me tratara que me diera mi lugar y que velaran por mi hijo, que quisieran a mi hija, que amaran a mi familia tanto como yo lo hacia y que me demostraran que iban a estar allí para mi. Sean era leal, me amaba, tenia nexos que beneficiarían de un modo u otro a mi familia y aunque mi madre no quisiera admitirlo ella le tenia aprecio.

 

Agradecí cuando Matt se llevó a mi madre de la sala de la chimenea, y me quedé a solas con Sean de nuevo, le sonreí profundamente y me quedé allí de pie mirándolo:

 

-Yo acepto con una sola condición... que sea mi madre que oficie nuestra unión... ¿te parece?

Siempre seré tu hija... Reiven Grindewald te quiero // NiqQIUZ.gif

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Respigué al sentir las palabras de mi hija. No pude evitarlo, apreté el puño con fuerza porque mi hija me estaba pidiendo demasiado. ¿Pero qué se había creído? ¿Qué encima que no creía en ese hombre como marido para ella y me iba a obligar a tenerlo a la vista, me podía obligar a oficiar esa ceremonia? ¿Pero... ? ¿Es qué se había vuelto loca? ¿Es qué tendría que tragarme todo mi orgullo y ceder? ¿Se daba cuenta que me estaba pidiendo..., me estaba exigiendo que dejara de lado mi forma de ser, tan protectora, para que ella fuera feliz?

 

La rabia me pudo. ¡Malditas reacciones que tenía tan bruscas! Me di media vuelta y levanté el dedo, amenazándola con fiereza, dispuesta a decirle que...

 

¿Qué...? ¿Quién lloraba...? ¿Ithilion...?

 

Se me sobrecogió el corazón y me giré con mucha rapidez en busca de mi niño, pensando verlo caído, herido, llorando y llamando a mami. No fue así. Estaba allá, junto a Xell, contemplándome pero más con cara de asustados (con el chillido que había pegado antes creo que era una reacción normal). Me desconcerté momentáneamente hasta que lo volví a sentir. Unos lloros de niño pequeño que venían del jardín, más allá de donde estaban ellos, mucho más allá. Más por el... el altar de Reiven.

 

Me quedé inmóvil y esperando algo, noséqué... Hasta que me di cuenta que seguía señalando a Perenela con el dedo índice. Me volví lentamente hacia ella, de nuevo.

 

-- Bueno... -- Había perdido fuelle y sentía frío helado en la espalda. -- Seré tu Sacerdotisa particular. Pero pondré una jaula en la sala por si hay que encerrarlo para que no escape.

 

Mi última frase fue muy baja, como si hubiera perdido fuelle. ¿Quién demonios lloraba? ¿Y por qué parecía sentirlo yo sola?

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Para mi sorpresa, pese al genio que se mandaba Sagitas, sus hijos siempre sabian como contenerla y Matt pues me tiro un cable(ayuda) y le ofrecio el brazo para llevarsela. Asi quedabamos Perenela y yo para limar las asperezas para algo que podria ser el evento del año...aunque claro....viendo como habia sido la boda de Helike...al menos yo no esperaba menos....que un asalto...de bailarinas exoticas tratando de raptarme para quedarse con mi persona y turnearse por dia...lo que podria coincidir con un ataque de ex-maridos furiosos...que ya que les arruine su casamiento...intentarian arruinarme el mio....pero yo con mi carisma habitual me elevaria sobre el tumulto...y.....-hagamos el amor y no la guerra...- diria y en ese instante...se esparciria la verdad de estas palabras y al mirarse las bailarinas exoticas y los ex-maridos furiosos...se verian como medias mitades....y ahi...pues seria una boda multiple....y el universo estaria en equilibrio...si eso sonaba a un buen plan...Claro las siguientes palabras...de Perenela me sacaron de mi ensoñacion.

 

-Tu madre???..en serio tu crees que acepte???- dije mientras trataba de visualizar a Sagitas en mi boda ideal...no....no me daba...- este....por mi no hay problemas...si tu sabes que la estima y el cariño entre nosotros es mutuo...de seguro que nos pone en una jaula para que no venga alguna arpia engañosa a robarme de ti.

Editado por Sean di Spinneto IV

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Uff, ahora que la zapatilla conejo estaba convertido en conejo, le entró un hambre increible, la verdad es que hacía tiempo que no comía, pero ahora que estaba tras las piernas de esa señora para protegerse del niño de manos sucias que quería cogerlo... no sabía hacia donde ir para escapar y a la vez poder comer...

 

Aunque el niño estaba distraido... Otra señora, cree el conejo que la que mas me cuida a veces, acababa de gritar y eso alertó a todos a mirar para ella, era la ocasión de Flamingo Flamengo a escapar... pero hacia dónde...

 

Y lo oyó. Un llanto.

 

Pero no era el niño. De dónde salia?

 

Miró a todos lados, y agudizó las orejas largas hacia donde creía que podía venir ese lloriqueo...

 

Y entonces lo vio!

 

Con un rayo de luz (no sé que hora era jaja) magico que iluminaba una planta que parecía apetitosa. ¿Y lloraba? ¡LLoraba! Pero tenía una pinta deliciosa, carnosa y a la vez ligera, con un color que se le hacia la boca agua solo de verla... Si, esa planta era nueva... O al menos no la habia visto antes, Ni oído, claro.

 

Esta era su esperada comida que hacía tiempo merecía...

 

Dio dos pasitos saltando con su traserito hacia la planta, levantó la cabeza y movio la naricilla intentando captar si aroma embriagador... Si, si duda era la mejor comida que habia encontrado en ese jardín... Sin menospreciar esas zanahorias que no sabia de qué jardín las comia... Eso es otra historia...

 

La verdad es que habia que ir con tiento y saborear el momento de conquista de esa planta llorica.

 

"¡Seguro que si me la como dejará de llorar!"

 

El conejo pensaba cosas muy raras, pero tenían sentido, si se la come, no hay planta y no hay lloriqueos...

 

Dio mas saltitos despacio hacia la planta, con la cabeza hacia delante y la nariz moviendose rapidanmente de la emoción...

 

"¡Vaya cena la de hoy! Me voya poner las botas"

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El sentir aquellos lloros me estaban poniendo muy nerviosa, más aún que la conversación que mantenía con mi hija y su "talvezposiblenomelocreo" marido. ¿Qué significan? ¿Por qué sentía llorar a un niño y por qué me entraban escalofríos? Apreté más fuerte mis manos en los hombros y temblé un poco. Ithilion me miraba con ojos de gatito sorprendido comiéndose un pescado. Xell estaba a su lado.

 

-- ¿Qué hace este niño aquí? Ya hace horas que debiera estar durmiendo. -- Mi protesta fue grave. Y si no estuviera asustada, acompañada de un chillido. El niño, aún así, se encogió un poco y me obedeció.

 

-- El conejito se escapó y me levanté a buscarle.

 

Enarqué la ceja ante la excusa de mi hijito. Estaba aprendiendo demasiado de los adultos. Pero era cierto, Flamingo correteaba hacia los jardines. Le contemplé un instante. No me importaba lo que hiciera la mascota de mi amiga Tamarindo. Ella siempre trotaba por los jardines, dejando cacotas entre las hojas, comiéndose todas las plantitas y rebrotes que encontraba a su paso. Era tan glotón como su ama.

 

-- Me es igual que se escapara, Ithilion. Tú debe estar en l...

 

Abrí los ojos, asustadísima ahora. Los lloros se hacían más fuertes y asustados. Eso me contagiaba. Dejé de mirar al niño y miré de donde venía. De los jardines, del laberinto, del altar de Reiven, de...

 

-- ¡Dioses, no! -- grité. Di media vuelta y corrí, como nunca, persiguiendo al conejo. -- ¡Flamingo, no te lo comas, no, por favoooor! ¡¡Flamingo!!

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Alguien llamaba por el coejo, pero no hizo mucho caso... la verdad es que esa planta estaba llorando tanto que cada vez tenía mas ganas de comersela para que se callase. Y seguro que siendo tan traviesa... era una planta deliciosa, porque erra unica. El conejo estaba feliz de haberse dado cuenta de que al fin podia comerse algo que iba a ser unico y genial... y podría presumir delante de otros animales de la casa que él había conseguido comerse esa planta, que parecía, por donde estaba plantada, algo importante

 

pero eso no me importaba al conejo-zapatilla. El estaba acostumbrado a comerse, aun no sabe en que jardín o huerto, las cosas bien cuidadas por los dueños de las casas o mansiones...

 

Así que dando tumbos pequeñitos, porque se estaba regodeando de ver aquella planta para comersela, se iba acercando cada vez más a ella y relamiendose los bigotes y moviendo muy rapido la naricita. Iba a ser suya... El unico animalito que se atrevería a comersela!

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