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Vs Divied E. Potter Black


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Gracias a la visita que le habia hecho dias antes a Oscar, el Macnair habia podido turistear un poco e investigar los lugares de Mexico, asi como habia descubierto la Universidad Nacional de Hechiceria Mexicana, tambien pudo enterrarse de algunas leyendas urbanas, y una de esas leyendas urbanas era la que el Macnair se disponia a investigar.

 

Por lo que le habia dicho su amigo Oscar, para llegar a este lugar, se tenian que usar unas como lanchitas llamadas trajineras en un lugar llamado Xochimilco y que debias de rentar tu trajinera con pesos mexicanos, cosa para lo que el Macnair se habia preparado anticipadamente ya teniendo bastante dinero mexicano en mano y bolsa.

 

Llego al lugar y al pagar se metio en la trajinera que alguien manejaba con un remo, se dirigio a este joven y le dijo que queria bajar en la isla de las muñecas, este chico lo miro con curiosidad, mas solo asintio y no dijo una sola palabra.

 

Unos minutos despues la trajinera paro en la entrada a esta isla y el Macnair bajo con cuidado, iba a llegar al centro de la isla y a lo mejor iba a llevarse una muñeca.

 

El Macnair llevaba shorts azules viejos y unas sandalias pata de gallo, de playera llevaba una camisa blanca, la varita se encontraba en la mano del joven.

 

Llego al centro de la isla e intento sacar una muñeca de un arbol cercano, esta no tenia cabeza, sin embargo al momento oyo que una rama se rompia...

 

Se volteo para checar quien era, mas aun no veia a nadie, tenia la varita puesta en alto y en guardia por si pasaba algo malo, a la izquierda habia un arbol grande que tenia varias muñecas incrustadas en ramas, a la derecha, habia una roca grande con una muñeca sin cabeza acostada ahi, cosa que hizo que el Macnair sufriera un pequeño escalofrio.

 

Volvio a oir que alguien rompia una ramita y pudo ver una sombra, espero a que la sombra se acercara mas y cuando estuvo a 5 metros grito

 

-Tarantallegra- Un rayo de color azul surco el cielo y si daba al contrincante lo haria bailar sin parar cosa que le haria dificil apuntar con Certeza....

 

-¿Quien eres?- pregunto el Macnair...

 

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Aquel extraño viajero tenía muchas cosas por investigar, se encontraba en una de las regiones de Centro América, en México. Llevaba consigo una lista extraña, como si es que estuviera en una cacería de tesoros, sin embargo los tesoros que ahí se describían no eran los típicos como: joyeros, diamantes, pinturas antiguas o algo por el estilo.

 

En esta ocasión se dirigía hacia la isla de las muñecas, esa mal considerada isla, un sitio que en los antiguos tiempos era llamado chinampa, una chinampa donde los lugareños cultivaban sus alimentos y que en la actualidad la mayoría plantan grandes cantidades de flores para poder mantener su economía.

 

El vampiro no quería levantar ninguna sospecha con los residentes del sitio, por lo que su vestimenta era como si fuera un adolescente de las calles de México, no quería ni siquiera parecer extranjero. Sin embargo el calor podría causar algunos estragos, por lo que su ropaje consistía en unas bermudas hasta las rodillas de color café, una camisa negra con un estampado de una calavera en el centro. Así como unos tenis negros a juego con la camisa, la varita estaba oculta entre las bermudas y la camisa, a un costado del joven para poder andar con ella sin causar revuelo.

 

Al llegar al embarcadero de Cuemanco, se subió a uno de esos coloridos barquitos, al parecer llamados trajineras, que estaba adornado con una gran cantidad de flores en sus extremos, inclusive traía un nombre "Maria", un joven cortesmente lo invitaba a darle un recorrido por el Área Ecológica, el Museo del ajolote, el Canal de Apatlaco, la Laguna de Teshuilo y la Isla de la Llorona. Incluyendo la isla de las muñecas, que era su destino.

 

Opto por aceptar el recorrido - Disculpa podríamos ir primero a la isla de las muñecas, los demás sitios después - el joven se extraño, ya que ese era la ultima parada por estar a una hora y media desde el embarcadero, sin embargo no opuso resistencia ya que había prometido una buena suma por llevarlo hasta el lugar, por lo que comenzó con la travesía.

 

Después de una hora y medía de viaje, cruzándonos con otras trajineras, unas llenas de jóvenes que parecían ser estudiantes celebrando, otras llenas de un grupo de personas con niños pequeños, algunas con parejas enamoradas e inclusive unas con comida y con música. Al descender en la isla, no se encontraba ninguna otra trajinera, al parecer esta isla tenía como ciertos horarios y por eso era la ultima en su recorrido.

 

El vampiro se quedo maravillado, como si estuviera en su ambiente natural, el ambiente terrorífico, varios arboles de los cuales colgaban varias muñecas, algunas estacas que poseían solamente cabezas de ellas. Muchas muñecas quemadas, sin ojos, sin alguna extremidad, colgadas, amarradas, pocas con vestimenta, la mayoría estaba desnuda y en muy mal estado.

 

En la misma isla, había un puente que era el que comunicaba a una cabañita, donde en su interior también se ubicaban muñecas, estas atadas a las paredes, incluso desde afuera algunas colgaban del techo, como si vieras la casita de la bruja de hansel y gretel pero en lugar de dulces aquí eran muñecas. En el interior había una muñeca que estaba vestida de novia, esta era la que más le intereso al Potter Black, sin embargo antes de tomarla, vio como otra trajinera llegaba.

 

Un joven que parecía ser turista estaba en la isla, me gustaría darle un gran susto. No quería revelar aun mi identidad de mago, por lo que salí de la cabaña andando lentamente detrás de él, viendo como intentaba tomar una muñeca de un árbol, pise una ramita sin querer por lo que aquel pelinegro se volteo a buscarme, echa a correr para ocultarme de él, sin embargo el me ataco en ese momento.

 

- Protego- Afortunadamente la varita la tenía al alcance, por lo que pude realizar aquel hechizo absorbiendo su Tarantallegra sin que me llegara a afectar, pero esto no iba a quedar de esta manera.

 

Me aleje unos metros, para quedar a unos 8 metros de él. Ubicándonos en el centro de la isla, donde todo nos rodeaba, una gran roca con muñecas en ella, arboles a todos nuestros flancos y la cabaña donde estaba momentos antes detrás de mi, algunas estacas cerca de aquel joven. Pero sin duda un centenar de muñecas mirando el duelo que se desarrollaría, la mayoría de ellas estará fascinada de obtener un sacrificio en este sitio.

 

-Morphos- Apunte directamente a la sandalia pata de gallo del lado derecho, haciendo que esta se transformara en una rana dardo dorada, quedando ubicada en la parte superior de su pie. Esta rana al estar en contacto con su piel, el joven estaría envenenado por lo que tendría que atenderse si no quisiera tener ahí un desenlace demasiado rápido.

 

-Mi nombre es Irrelevante, al menos que quieras saber quien te matara - Se burlo el Potter Black.

 

@@Ernest Macnair Wilfred

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El Macnair miro como su contrincante se habia defendido esplendidamente, sin embargo era algo que no iba a dejar que la ocasion se repitiera asi que cuando miro que el contrincante estaba por lanzar otro hechizo fuerte asi que sin esperar un minuto mas dijo

 

-Silencius- el hechizo del rival se quedo en un Mor..y Ernest sonrio al haber logrado defenderse del hechizo que su rival se disponia a lanzar, los duelos para el Macnair eran mas que un hobbie, median el poder del hechicero y si se acabara el duelo en ese momento, se sabria perfecto quien es el de mas poder....

 

No iba a poner las cosas faciles para el rival en los momentos posteriores, a lo mucho lo dejaria desmayado o moribundo sin embargo primero se divertiria con el joven...

 

Apuntandole con la varita al rival tenia un hechizo en su mente....

 

-BABOSAS- penso y un rayo de color amarillo surcaba el cielo y si impactaba al rival este haria que vomitara babosas y no podria hacer ningun hechizo verbal si no lo curaba rapidamente....

 

-Algo que pienses que sea mas eficiente?- dijo sonriendo con burla...

 

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Al parecer el pelinegro frente a mí, no era un mago novato ya que había logrado evadir con facilidad mi ataque. Sin embargo era una tarea que no me gustaría dejar inconclusa, por lo que sonreí inmediatamente después de que me silenciara el anterior morphos para volver a atacarlo.

 

-Morphos- Volví a pronunciar, esta vez apuntando a su camisa blanca, para transformarlo en una Avispa Marina. La cual se encontraría al contacto de su piel por lo que podría llegar a morir envenenado si es que aquel mago no reaccionaba de manera rápida. Fue en ese preciso momento cuando se escucho que el mago pronunciaba un babosas saliendo despedido contra mi un rayo de tono amarillo.

 

No era de mi total agrado ni me fascinaba tener que vomitar babosas, sin embargo no me molestaría recordar un poco aquella ocasión en la que se realizo mi primer duelo, un duelo que nunca olvidaría. Por lo que decidí recibir aquel impacto sin oponer resistencia alguna. Lo único que me molestaría era no poder mantener callado a aquel mago.

 

<Oh sería magnifico que el se calle > Pensaba en el momento que la primera babosa comenzaba a salir de mi interior, un desagradable sabor permanecía en mi boca, solo logre plasmar una torcida sonrisa en el momento que una babosa se dirigía a las aguas de Xochimilco, al parecer iban a tener unos nuevos habitantes en aquel sitio.

 

<Babosas> Pronunciaba en mi mente, de esta manera podría lanzar el hechizo no verbal contra mi contrincante, por lo que un rayo salio despedido en dirección a aquel joven pelinegro frente a mi, por lo que ahora no era yo el único que portaría con un mutismo efecto de las babosas, si el no lograba evitar mi rayo o defenderse de el, Xochimilco estaría repleto de babosas por un largo tiempo.

 

Nuevas babosas comenzaron a salir de mi interior, sin duda una vez que lograra culminar a aquel chico, tendría que ir a lavarme los dientes por un largo rato, ese sabor de babosas era totalmente desagradable. Sin embargo en mi rostro se dibujaba una gran sonrisa al sentirme satisfecho del ataque realizado a aquel pelinegro. Esperaba que este duelo tuviera algo de emoción pero todo sucedería a su debido tiempo.

 

@@Ernest Macnair Wilfred

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Las cosas se estaban poniendo tensas en la isla, el dia iba a empezar a atraer gente y si los no-maj descubrian la existencia de dos magos peleando entre ellos en la isla con varitas y rayos luminosos tendrian que explicar mucho al ministerio. El Macnair no pudo seguir mas el hilo del pensamiento, puesto que sintio un dolor agudo y pudo ver porque, su camiseta se habia convertido en una avispa marina que le habia inyectado un poderoso veneno.

 

Ernest miro con rabia a Divied, eso no iba a quedarse asi...Sin dejar de mirarlo y apuntarle con la varita solo tenia una palabra en mente

 

-Zancadilla- penso, un lazo magico se ato en los tobillos del rival e hizo que se tropezara haciendo que un rayo de color amarillo saliera unos metros desviado de el Macnair y diera en el tronco de un arbol para desaparecer, el joven tenia dos opciones, una era el crear un bezoar y la otra ganar algo de tiempo sin embargo esto era arriesgado, decidio irse por la segunda opcion....

 

-Me has hartado, me asegurare que nunca olvides este duelo....- dijo apuntandole al cuerpo tendido del rival- Crucio- un rayo rojo salio de la varita de Ernest, que si daba en el blanco le provocaria un dolor intenso que no lo dejaria concentrar en el duelo....Ya el Macnair se sentia debil, sin embargo aun quedaba un poco de vitalidad y ganas de vivir asi que no se dejaria vencer...

 

-Suerte para la proxima, en el proximo turno sera tu despedida...- dijo haciendo una torcida sonrisa...

 

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Al haber caído de bruces en el piso, mi rayo salio en otra dirección impactando en un árbol sin causarle mayor daño. El lazo invisible que mantenía atados mis pies perdía fuerza, pero aún no me podía poner de pie, tal y como me habría gustado.

 

No sabía que hacer en contra de mi contrincante. Lo único que quería, era acabar con él, me tenía harto. Simplemente no podía terminar de creer que un muchacho como él pudiera dar tanta batalla, pero sin duda nunca más tendría que menospreciar a mis contrincantes. Aún no conocía el nombre del pelinegro, pero después de matarlo eso seria lo más irrelevante.

 

Aun permanecía en el piso, cuando un rayo me impacto de lleno en el pecho, causándome un dolor atroz que comenzó a recorrer todo mi cuerpo, no tenía del todo claro que era lo que el mago había usado en mi contra por que me había sumido tanto en mis pensamientos que no había logrado escuchar su hechizo.

 

Pero el no haber logrado escuchado su hechizo no me iba a detener, y más ahora que el dolor provocado por su hechizo (crucio) estaba remitiendo. Una vez que paso el dolor, sin pensarlo apunte al pecho desnudo un <Babosas> logrando que un rayo saliera de mi varita en dirección a él. Este generaría que de su boca comenzara a salir una horda de babosas, impidiéndole pronunciar palabra alguna.

 

Sí, iba a usar el mismo hechizo que antes él había usado en mi contra, y que aún me mantenía en el piso escupiendo algunas cuantas babosas cada cierto tiempo. La venganza por ese atrevimiento del Macnair apenas comenzaba, él aun estaba envenenado y si mi rayo impactaba, no podría articular palabra alguna, todo se arreglaba para estar a mi favor. .

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Las cosas para el Macnair se estaban poniendo tensas y a la vez interesantes, parecia una pelicula de accion en la que el malo iba ganando y al final el bueno era el que daba todo por ganar, solo que esta vez el bueno era el e iba ganando, aun tenia el veneno de la avispa en sangre por lo que no seria buena idea dejarse atacar por alguna cosa que le impidiera hacer algun movimiento...

 

El crucio habia dado en el rivall sin problema y eso hizo que el mago hiciera una debil sonrisa, sin embargo esta duro poco ya que el Rival estaba por lanzar otro hechizo, no iba a dejar que le interrumpieran su momento de curacion...

 

-Imperius- dijo y un calor intenso le surgio en el cuerpo mientras veia como el rayo amarillo que su rival disponia a lanzar impactaba en una rama de arbol que se encontraba atras de el sin ejercer daño alguno sobre el...

 

Esta vez no haria ningun comentario, lo que tenia que hacer lo sabia de memoria, miro una de las muñecas que se encontraba a un lado suyo y pronuncio

 

-Morphos- La muñeca se convirtio en un bezoar, que el Macnair se trago sin problema alguno evitando asi la muerte del veneno de la avispa...

 

-Creo que seria mejor que intentaras con un hechizo mas simple y que pueda darme...- dijo cuando se sintio mejor enarcando una ceja....

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El veneno por el cuerpo de mi rival estaba siendo de gran ventaja, a pesar de que el duelo no parecía pintar nada bien para mí. No me iba a dejar derrotar y menos por un jovencito como el que tenía al frente, o al menos no de una manera rápida.

 

Mi contrincante me subestimo, o al menos a mis fuerzas. Su imperio no había funcionado para nada, ya que su debilidad efecto del veneno de la avispa marina, no me hizo flagelar. Por lo que mi rayo iba directamente hacía su destino, sin duda aquel pelinegro estaba muy confiado ya que se distrajo realizando el morphos que necesitaba mientras el rayo babosas daba en su blanco.

 

-Que decías?? - Me burlaba de él, en el momento que me ponía de pie, el lazo invisible ya no se encontraba por lo que logre reponerme - Oh cierto el pequeñin no puede hablar - En ese momento, note que de mi interior ya no salía babosa alguna. Conservaba uno que otro mal sabor de boca, pero eso se retiraría en el momento que acabar el duelo y llevara una muerte como trofeo.

 

-Avada Kedavra- Apunte al mago directamente a su torso, ya me había cansado de aquel muchacho. Por lo que lance el maleficio asesino, un rayo de tono verde salio de mi varita; si aquel joven no lograba esquivar mi hechizo sería su final. Las chinampas en su debido momento serían muy afortunadas por tener un sacrificio de sangre por lo que no quería que esto fuera a terminar de manera agradable para el Macnair.

 

-Sectusempra - Apunte al joven nuevamente, un rayo de color rojo sangre iba justo en la dirección donde se encontraba el chico. Ahora estaría en peores condiciones, ya que ahora se encontraría desangrando. Grandes cortes en su piel harían que la sangre emanara de su cuerpo, aún si se encontraría sin vida. Si aquel pelinegro se habría salvado del maleficio asesino, tendría que sanarse de inmediato si no de todos modos ahí seria su perdición.

 

Las aguas del canal de Xochimilco recogería su sangre, si antes denominaban que el sitio era un lugar tenebroso. Por haber tenido dos muertes misteriosas en ese mismo sitio. Ahora con una nueva victima, estos sitios se volverían mas concurridos por los muggles.

 

 

@@Ernest Macnair Wilfred

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El hechizo mandado no habia hecho ningun efecto y eso hizo que el babosas pegarada de lleno en el joven Macnair y empezo a vomitar las babosas...

 

Maldita Sea...- penso el Macnair mientras vomitaba una babosa de color verde, miro al rival y para mala suerte oyo lo que el rival decia... la maldicion asesina iba rumbo al Macnair, tenia que actuar rapido para evitarla, sin embargo no se le ocurrio como hasta que en su mente se le prendio el foco....

 

-Zancadilla- penso mientras se apuntaba a los pies haciendo que el mismo cayera de bruces al suelo y que por un pelo de rana calva se librara de la Maldicion Asesina...

 

Sin embargo el hacer esto y gracias al golpe que habia recibido con su propio zancadilla, le costo bastante, pues habia sido una gran distraccion y gracias a esto no se fijo en el siguiente hechizo del rival que impacto de lleno en el joven, ahora el pecho del Macnair estaba sufriendo cortaduras que hacian que saliera la sangre y se mezclara con las babosas...

 

Episkey- penso el muchacho y al instante las cicatrices sanaron, sin embargo bien podrian abrirse nuevamente si no se cuidaba....

 

Aun faltaba para que lo mataran....

 

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El pelinegro había osado lanzarme dos maleficios imperdonables, así que no iba a dejar que muriera fácilmente. Deseaba jugar un poco con él, antes de darle la sangre que las muñecas de la isla pedían.

 

-Oh mira, que lindo te vez... perfecto para ser asesinado -me burle del pelinegro, viendo como esquivaba mi maldición asesina dejándose caer de bruces, sin embargo, eso hizo que mi hechizo siguiente diera directamente en su blanco - Querían sangre chicas - Les decía a las muñecas en el lugar, observando como las que estaban a su alrededor mostraban una sonrisa, no recordaba que al llegar mostraran una gran felicidad como lo hacían ahora que tenían un poco de sangre y aún no recibían un sacrificio, como ellas se lo merecían.

 

- Ya me estas cansando, muere sangre sucia - Tomando mi varita con fuerza apunte al Macnair, pensando en el hechizo que quería lanzar <Seccionatus> Doce medias lunas brillantes aparecieron de inmediato, las cuales se dirigían rápidamente al cuerpo del pelinegro, si él no lograba detenerlas o esquivarlas estas le causarían pequeñas heridas, allí donde se clavaran.

 

Todo me estaba saliendo de maravilla, de todo continuar de esa manera, podría volver a la trajinera para continuar recorriendo los misterios que tenía Xochimilco. No había esperado mucho para lanzar mi siguiente hechizo por lo que volviendo a apuntar al mago lance un siguiente ataque.

 

<Crece-uñas> Un rayo salió de mi varita con dirección al joven pelinegro frente a mí, si este rayo impactaba el joven no podría sostener la varita en un tiempo, además de que al principio tendría fallas en la puntería. - Vaya creo que deberías cortarte las uñas, no creo que a las muñecas les gusten tus uñas largas - Me burlaba del mago, viendo como aquel chico quedaba indefenso ante mis ataques.

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