Mundus Quidditch (MM B: 108387)

[Edmund Browsler]

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Un pequeño negocio se ve eclipsado a causa de los demás en medio del Callejón Diagon. Fue construido con largos y finos troncos de madera vieja lo que da la sensación de observar a muchas escobas mágicas unas encima de otras. A este local se accede por medio de una puerta metálica un tanto desvencijada que suena estruendosamente al ser empujada. Al entrar se observa una estancia oscura y sucia de la que resalta una saeta de fuego dorada que brilla en el centro. Esta saeta se trata de un traslador que al ser tocado lleva al visitante a Mundus Quidditch.

Mundus Quidditch tiene tres secciones importantes. La primera y principal es un amplio Estadio de Quidditch, uno de los mejores del mundo, construido mediante magia en algún lugar de Inglaterra. La segunda sección se trata de una tienda de Artículos de Calidad de Quidditch y un Hall de la Fama ubicados debajo del palco del público, y la tercera es un salón exclusivo para eventos importantes con las más grandes celebridades del quidditch a nivel mundial. Este salón se encuentra ubicado debajo de la tribuna principal por lo que no cualquiera puede ingresar.

El Estadio de Quidditch está conformado por una estructura metálica de una forma ovalada muy similar a la del Mundial de Quidditch celebrado en 1994, aunque mucho más moderno, tratándose de una edificación erigida una década después. Para ingresar se debe ascender por una escalinata de granito negro y luego dirigirse a la taquilla de atención. El estadio cuenta con más de cien mil butacas para el público sin contar los asientos púrpuras y dorados de la tribuna principal, un par de vestidores para los deportistas y los aros habituales de distintos tamaños ubicados a ambos extremos del campo. Una lona se sostiene mágicamente por encima del campo formando una especie de techo que cubre al estadio casi en su totalidad y esta se mueve dependiendo del clima del día.

Al subir nuevamente unas escaleras se pueden observar dos entradas, una dirige al visitante a la tienda de Artículos de Calidad de Quidditch mientras que la otra lo lleva hasta el Hall de la Fama. La tienda está conformada por una mezzanina de acero cuyas paredes, paneles de vidrios polarizados, le dan un estilo único. Allí están en venta toda clase de artículos que un aficionado compraría: quaffles, bates, bludgers, snitches, escobas, equipo de protección, vestiduras, libros, afiches de equipos famosos, revistas, entre muchas cosas más. El Hall de Fama tiene la misma forma que la tienda sólo que es mucho más elegante que esta última, pudiéndose comparar con una galería de arte, donde se muestran los personajes más afamados e importantes del quidditch.

El Salón de Eventos contra de una estructura de dos pisos repleta de mesas y sillas, dos barras y una gran pista de baile en el centro, el cual está reservado sólo para los miembros de la Asociación Internacional de Quidditch, de la Unión de Quidditch para la Administración y Mejoría de la Liga Británica y sus Esforzados, y del Departamento de Transportes y Deportes Mágicos del Ministerio de Magia, además, para los jugadores de algún equipo perteneciente a la Liga de Quidditch de Gran Bretaña e Irlanda o que haya participado en la Copa de Europa, para los reporteros de El Profeta y para aquellos a quienes sus propietarios les den un acceso especial.

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Editado 18 de Julio del 2016 por Edmund Browsler

[Goderic Slithering]

La pequeña mano de Fabian se entrelazaba con la de su padre. A diferencia de su hermana, Lily, él prefería caminar al lado de su padre y no que lo llevase cargando en sus brazos, situación que agradecía Goderic ya que llevar cargando a dos niños era, sin duda, una tarea agotadora. El mago había notado como la personalidad de ambos se iban desarrollando a una velocidad aplastante, ya podía notar como Lily era más dependiente y caprichosa, mientras que Fabian quería crecer pronto como deseando tener las habilidades para cuidar a su hermana pequeña.

El sol en lo alto del Callejón Diagon no hacía más que agotar más su cuerpo. Lily dormía tranquilamente apoyando su cabeza en su hombro y Fabian caminaba tranquilo a su lado aunque, de vez en cuando, quedaba intrigado por algunos artefactos que se exhibían en las vitrinas de los distintos negocios. Agradecía que Lily se encontrara dormida ya que al ver cualquier objeto brillante, colorido o parecido seguro se volvería frenética y trataría de conseguir a través de llanto y pataletas que se lo comprara.

Se detuvo unos segundos. Sonrió levemente al notar su nivel de despiste y regresó sobre sus pasos. Quedó justo frente a un local el cual su fachada daba la sensación de haber sido construido a base de escobas. Era una sensación agradable aunque sabía que pocos lo disfrutarían. Se acercó lentamente aunque Fabian no estaba muy convencido de entrar. Abrió la puerta metálica para entrar al local pero ésta produjo un ruido tan estruendoso que terminó por despertar a su hija.

—Lo lamento — se disculpó en un susurro esperando que volviera a dormir.

Fabián se resistía a entrar a la estancia ya que era oscura y algo sucia aunque la recien despertada Lily alzaba sus brazos en un intento por alcanzar la lejana saeta de fuego dorada que brillaba en el centro. Apretó levemente la mano de su hijo para que éste lo mirara y con un guiño le dió confianza. Se acercaron a la escoba y antes de tocarlos, les señaló algunas instrucciones a sus hijos ya que era la primera vez que utilizarían un traslador y la sensación seguramente les sería un poco desagradable. Cuando se aseguró que habían comprendido lo que iba a pasar los tres tocaron la saeta de fuego para desaparecer en una mezcla de imágenes difusas.

No sabía si se encontraría con sus compañeros por allí, ni tampoco sabía que lugar era mejor visitar primero sin embargo se decidió por ir al estado de Quidditch. Fabian lucía un poco mareado pero no se quejó aunque no podía caminar con normalidad por lo que lo tomó en brazos. Por su parte, Lily se mantuvo quieta como si aun no comprendiera lo que había pasado pero, a diferencia de lo que creía Goderic, no lloró. Lo cual le sorprendió un poco.

— ¿¡Aló!? ¿Hay alguien? — preguntó al aire sin alzar demasiado la voz.

Editado 12 de Junio del 2016 por Goderic Slithering

[Edmund Browsler]

¿Cuánto tiempo había pasado desde la última vez que había pisado un estadio de quidditch? Poco, lo sabía, pues su retiro no alcanzaba aún el año, pero le parecía que habían pasado siglos desde entonces.

Edmund observó como la lona que se sostenía mágicamente se movía lentamente para formar una especie de techo que cubría casi en su totalidad aquel estadio. Aquel día el clima era inclemente, pero el movimiento de la lona mitigaba un poco la sensación térmica e impedía el paso de los rayos ultravioletas. El mago se limpió la fina capa de sudor que se había formado en su frente y avanzó para dirigirse hacia los vestidores.

Todavía no concebía cómo había logrado erigir aquella magnánima estructura. Claro, sin la ayuda de Goderic y Stephanus habría sido del todo imposible. Se sentía satisfecho todo lo que habían logrado: aquel perfecto estadio de quidditch, la tienda de artículos calidad, el hall de la fama y el salón de eventos. Todo un complejo que se centraba en el más afamado e importante deporte mágico. Pero, ¿volvería a jugar para un equipo de quidditch? ¿O a pertenecer en la comisión de arbitraje? Por ahora se sentía tranquilo en el Departamento de Transportes y Deportes Mágicos.

Browsler había sido el primero en llegar, por lo que había dado el tiempo suficiente para recorrer todas las instalaciones. Aquella había sido la última y esperaba disfrutarla aún más. El mago se cambió su vestimenta y se colocó encima los protectores de quidditch, tomó la Saeta de Fuego, una caja de color gris metálico y su bate de golpeador para salir de nuevo al campo.

Al abrir la caja metálica observó que dentro habían tres pelotas, todas iguales, pues era su kit de golpeador profesional. Edmund vaciló y quitó las cadenas a una bludger. Esta salió volando por los aires y regresó a por él cual bumerán. Una sonrisa se dibujó en su rostro y liberó las otras dos pelotas. Se lo pasaría muy bien aquel día. El mago se montó en la saeta de fuego e inició el raudo vuelo justo antes de una bludger le impactara el cabeza, por suerte esta sólo le había rozado la coronilla de su cabeza. Edmund voló por los aires esquivando y bateando bludgers durante un buen rato, se mantenía en buena condición física, pero sabía que necesitaba practicar o perdería el buen toque.

Edmund observó unas figuras avanzar por el campo de quidditch por lo que frunció el ceño, ¿quiénes serían?

¡PAFF!

Una de las bludgers impactó en su mano izquierda, quebrando la muñeca. El dolor era insoportable por lo que Edmund descendió en picada rápidamente. El llegar al suelo preparó su fornido cuerpo para recibir la colisión de las bludgers, una por una, para encerrarlas y encadenarlas dentro de la caja metálica. Por suerte tenía los protectores de quidditch encima, de lo contrario las heridas hubiesen sido mucho más graves.

— ¿Estás bien? —preguntó Goderic mientras se acercaba hacia él.

— Sí, tranquilo —respondió mientras tocaba con su mano sana la otra muñeca que se encontraba quebrada. Esta sanó al instante gracias al amuleto de curación que le colgaba del cuello. Una vez que se incorporó, Edmund observó que Goderic no estaba sólo—. ¿Fabían? ¿Lily? ¡Qué grandes están! Seguro ya ni se acordarán de mí, eran tan sólo unos bebés. Vengan, vamos adentro, el tío Edmund tiene unas cosas que les gustarán.

@@Goderic Slithering

[pandora dyonel]

hola hay alguien aqui , o sea hellow viven o mueren con esa broma pense que alguien saldria de mal humor y asi fue , demonios eres tu hace meses atras un mago visito la hacienda tonks y dada la casualidad que el era el dueño de la tienda que visitaba hoy , queriendo disimular mi cara de disgusto respire hondo lo mas hondo que pude no puede ser que alguien me ampare , miraba y oia la vos de edmud , lo unico que quiero es peliar con el asi me sera mas facil de ........ hola como estas ed , tanto tiempo sin vernos las caras ah , dime algo que quieras ......... bueno pidelo y lo optendras eso si no digas nada ok , soy de trabajos misteriosos , mmmmmmm que dices quieres mi ayuda si o no , mira no es mucho son los lingotes de oro de los malfoy , aceptalos ya que andas en aprietos , ademas me cobrare vengansa ,

[Edmund Browsler]

@@pandora dyonel

 

— ¡Señor Browsler!

 

— ¡Señor Browsler! Espere...

 

Uno de los empleados de Mundus Quidditch corría por el campo de quidditch en aras de alcanzarlos. El mago tenía una fina cada de sudor en la frente y se movía rápidamente hacia ellos.

 

— Señor Browsler ...—repitió por tercera vezmientras soltaba una bocanada de aire—. Hay... Hay... Hay una chica en el pasillo cera de la tienda... Le dije que no podía entrar.... p-pp...pee-ppero...

 

Edmund levantó la mano derecha y el empleado hizo silencio.

 

— Goderic, ¿por qué no te adelantas con los niños a la tienda de artículos y yo los alcanzo en un momento? Al parecer debo encargarme de un asunto primero...

 

Su compañero asintió y se alejó con los niños.

 

Browsler dirigió la marcha hacia el otro extremo del campo y su empleado iba siguiéndole detrás. Edmund tenía el ceño fruncido y la varita en ristre, aunque no esperaba tener que utilizarla. Aquel imprevisto no le había dado chance de quitarse los protectores de quidditch que tenía encima, ni siquiera de guardar las bludgers en el vestuario.

 

— ¿Cómo ha podido entrar? —preguntó el mago—. ¿Y la seguridad en la taquilla de atención?

 

— N-n-no lo-o sé, señor.

 

Edmund soltó un bufido y se quitó los protectores de quidditch.

 

— Lleva esto a los vestuarios y el bate y las bludgers que dejé en el estadio —ordenó Edmund—. Además, manda a limpiar el estadio... Debe estar impecable cada vez que sea utilizado.

 

El empleado asintió murmurando un "sí, señor" para luego desaparecer de su vista. Al cabo de un rato, Browsler ubicó a la bruja al final de uno de los pasillos.

 

— Buenos días, Pandora —respondió Edmund, reconociendo a la hija de Ishaya—. ¿Lo qué quiera? ¿Y eso a qué se debe? —Browsler no entendía nada de aquello, sobre todo porque aquella bruja lo había tratado pésimo la última vez que él había visitado la hacienda Tonks—. ¿Lingotes de oro? ¿De los Malfoy? —dijo el mago, asqueado, por lo que le devolvió aquello la joven—. No, gracias —¿Ahora hablaba de venganza? ¿A qué se refería?—. ¿Se te ofrece algo, Pandora? Sino, me disculparás, pero estoy un poco ocupado.

[pandora dyonel]

haber edmund ....... perdon por lo que te hice , lo decia rapido , que ni cuenta se dio , y siii acepta los lingotes de oro y no pongas cara , sii lo que quieras ok , de lo demas me encargo yo , edmund di un grito enorme , al ver que regresaba mas furioso , no fui yo fue el señalando a un elfo que pasaba , y de nueva cuenta me disculpe mas pausado , te pido perdon por lo que paso y como tengo cargo de conciencia desde ese dia , me es factible que tomes los lingotes ....... hay tomalos total no diras nada o siii , casi no tardan en saber que soy odf y eso traera muchos problemas en la familia husmenado entre la fijura edmund es .......... me enseñas siiiiiiiiiiiiii por mas que le suplicaba no tenia respuesta , y claro su caracter era de los mas malos tenia que .... en dulsarlo o empalagarlo y bien que dices

[Thoth]

No era muy deportes, pero siempre todo conocimiento le valía la pena, además tenia ánimos de comprar a futuro una escoba, ya que las consideraba cosas del pasado, pero aún así esperaba conseguir algún afiche de su equipo de Egipto, algo de su tierra que se encontrará en esas tierras lejanas. Pero de cierto modo este dudaba que le fuera a conseguir, dado que los británicos tenían malos gusto e incluso para vestir, pero de cualquier forma después de un largo caminar ingresa a la tienda.

 

-No está mal…

 

Menciona y se encontraba observando lo que se encontraba a la venta, notando ciertas imperfecciones en la madera, algo que solo un estudioso en la materia pudiera comprender, quizás no tenia millas volando por su cuenta, pero si pudiera reconocer un producto de calidad, por lo que la voz de cierta bruja le capta la atención ¿será ella la Tonks que me recibió con tantos ánimos? ¿Qué ni tengo la menor idea de su nombre? Eran ideas que le venía a la mente, pero no por ello le preocupaba.

 

-No niego que parece original, pero no puede ser, dado que eso está en Egipto, sería un delito internacional si fuera real.

 

Añadió en referencia a una copa en particular, donde se encontraba incluso su lado la escoba de cada jugador, con su autógrafo y enmarcado todo en un fino marco y un cristal, inclusive la madera poseía algunas inscripciones en jeroglíficos, datando la copa del mundial del siglo XIX o era el XX, no estaba bien seguro por el mal estado de la pieza.

[Edmund Browsler]

— No te preocupes, Pandora (@@pandora dyonel ), te disculpo —respondió el mago con toda la amabilidad que fue capaz de emplear—. Pero ya deja de insistir en lo que respecta a los lingotes de oro, por favor, no lo aceptaré —concluyó, tajante—. Y muchísimo menos si pertenecen a los Malfoy, no tengo nada ue ver con esa familia —«Y mucho menos por su afán por la "sangrepura"» pero no fue capaz de decirlo en voz alta.

 

El mago puso los ojos como platos la escuchar su próximo comentario. Observó varias veces a su alrededor y se cercioró de que no hubiese nadie a su alrededor, pero sólo por ser muy precavido, activo su anillo salvaguarda contra los oídos indiscretos para evitar que alguien más escuchara aquella conversación.

 

— ¿Quién descubrió o sospecha que apoyas a la Orden del Fénix? —cuestionó el mago. Su rostro se había endurecido como una piedra—. Olvídalo, pero no vuelvas a mencionar eso en voz alta... Estamos en peligro, Pandora. Debes cuidarte y ser precavida. ¿Entiendes?

 

Browsler suspiró, pues la bruja había cambiado repentinamente el tema.

 

— ¿A qué te refieres? ¿Al quidditch? —preguntó—. No hay problema, puedo enseñarte. Pero debes ir a la ventanilla de atención, cancelar los aranceles y venir cuando el horario de lo indique. Por ahora las clases de quidditch son los lunes, miércoles y viernes por las tardes. —El mago tragó saliva y continuó—. Bien, hablamos luego, debo regresar pues tengo un par de cosas pendientes.

 

 

El camino de regreso a la Tienta de Artículos de Calidad de Quidditch le pareció relativamente corto. Aún Goderic (@@Goderic Slithering ) y sus niños no había llegado hasta allí. ¿Se habrían perdido o se habían quedado admirando las instalaciones del negocio?

 

No obstante, la tienda no se encontraba sola, los empleados se encontraban detrás del mostrados charlando mientras un mago observaba escobas y una copa de un mundial de quidditch. Browsler escuchó lo que el mago (@ ) decía para sí mismo, por lo que se acercó hasta donde este se encontraba.

 

— Pues déjeme decirle que es totalmente original esa copa —respondió Browsler amablemente con total confianza en sí mismo—. Y no es ningún delito internacional... Todas nuestras objetos extranjeros en venta están avalados por el Departamento de Cooperación Mágica Internacional del Ministerio de Magia

Editado 23 de Julio del 2016 por Edmund Browsler

[Thoth]

Interesante conversación era la que escuchaba, al parecer la joven Tonks tenía cierta relación con la Orden del Fénix, al parecer ese grupo era algo ilegal donde comprendía y ello le causo mucha su interés. Pero no quiso meterse en la conversa con aquel mago, dado que el mismo le pedía prudencia y sigilo. Un tiempo más tarde, este ser involucrado con el grupo delictivo se acerca y le asegura que es original y sobre todo esta todo en regla.

 

-Le debo pedir una disculpa.- Respondió y observo la copa. –En verdad es una reliquia muy apreciada por todos los magos y brujas, supongo que debe ser alguien muy…- Hizo pausa. –Digo.- Dudo un poco. –Influyente, dado que no todos puede decir que tienen esa copa, me alegra poder verla ¿La puedo tocar?

 

Espero respuesta, esperando ser prudente y lo único que se limito fue a limpiar sus lentes, en ello su mente se encontraba fija en la conversa que había escuchado y más sobre el hecho que haría, por ahora solo esperaba indagar un poco más y sobre todo tener una prueba más que un simple testimonio, dado que sería una acusación sin fundamento, por ello resguardo esa carta bajo su manga, para otra oportunidad. Dado que no era el momento, no era la intencionalidad ser enemigo de ese grupo de justicieros alejados de la ley, ya que no sabía que replicas pudiera tener, sin contar que por respeto de la bruja, por ahora callaría.

 

-Darius- Le extiende la mano al mago, así se presentaba. –ese es mi nombre.- Añade esperando recolectar un poco más de información, sobre el mago que allí tenia frente. Lo único que sabía de ese sujeto, era la posibilidad que el mismo perteneciera a la Orden del Fénix. -¿Creo que no escuchado su nombre?

 

@@Edmund Browsler

[Edmund Browsler]

El mago puso los ojos como platos la escuchar su próximo comentario. Observó varias veces a su alrededor y se cercioró de que no hubiese nadie a su alrededor, pero sólo por ser muy precavido, activó su anillo salvaguarda contra los oídos indiscretos para evitar que alguien más escuchara aquella conversación.

 

@Darius

 

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— No tiene de qué disculparse —respondió Browsler atentamente mostrando una amplia sonrisa que invitaba al desconocido a confiar en él. Al escuchar su próximo comentario alzó las cejas una sola vez y luego no mostró ninguna expresión—. Por supuesto...—inquirió en un tono de voz grave pero bajo—... me pertenece a mí.

 

Tal vez aquella no había sido la respuesta que él mago se hubiese esperado, pero era la verdad. La mayoría de los objetos que se encontraban allí eran de su pertenencia. Había vaciado sus bóvedas de Gringotts para poder comprar todo aquello, formar alianzas con personas de negocios como Goderic, Stephanus, Evarela y Helena para iniciar aquellos nuevos proyectos que le generaran mejores ganancias.

 

— Por supuesto, puede tocar todos los objetos de la tienda y utilizar todas las instalaciones de Mundus Quidditch —respondió Edmund afirmativamente—. Trabajamos para la satisfacción del cliente, señor...

 

— Darios, ese es mi nombre...

 

Y poco tiempo después preguntó su interlocutor:

 

— ¿Creo que no escuchado su nombre?

 

— Edmund Browsler —respondió y no dijo nada más—. Me disculpará, señor Darius, debo retirarme. Que tenga un feliz día y disfrute de Mundus Quidditch. Hasta la próxima.

 

El mago robusto giró sobre sí mismo y se encaminó hacia la salida mientras un par de pensamientos pululaban en su cabeza, la mayoría se centraban en aquel mago. ¿Por qué había estado tan interesado en aquella copa en particular? Había algo más... y era algo que no le encajaba del todo. Al parecer ya era momento de poner a trabajar a su compañero de la Agencia Browskov. Él se encargaría de pagar bien por una investigación hacia aquel mago. Sí, eso sería lo que haría.

 

Browsler observó a su alrededor y salió de la tienda, ¿qué se habían hecho Goderic y los niños?