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Browskov Agency (MM B: 108493)


Zack Ivashkov
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Es una sociedad anónima que trabaja través de un mecanismo de protección de identidad. Zack, haciendo uso de su habilidad de metamorfomago, modificó su apariencia a la de un hombre moreno, fornido y de gran altura, quien procesó todos los documentos legales de manera que pudiera actuar como persona natural dentro de la comunicad mágica londinense, y de esta forma, se le permitiera la apertura de un negocio.
Una vez aprobado el registro, se nombran como encargados a Edmund Browsler y Zack Ivashkov, éste último con su aspecto natural. Ellos se ocupan de la fachada del negocio: prestamos, financiamientos, preparación o asesorías a cualquier mago o bruja del pueblo que requiera la dirección de otra persona para poner sus asuntos en orden. Mientras que Helena, la otra fundadora, hace el trabajo sucio de la mano con Zack y algunos socios que se benefician directamente dependiendo de la actividad.
En el exterior del local se aprecia el logo oficial de la agencia por encima de la entrada principal. Las paredes frontales son de cristal polarizado por lo que desde afuera no puede verse nada hacia el interior. La puerta corrediza, del mismo material se abre una vez los clientes la tocan y les muestra una amplia sala con algunos asientos dispuestos ordenadamente para una espera parcial. En el centro hay una mesa redonda con un llamativo arreglo floral fresco iluminado por una enorme lámpara araña dorada que cuelga del techo.
Al lado derecho de la entrada se encuentran dos oficinas, cada una con el nombre de uno de los encargados. Es en ellas donde se llevaba a cabo la atención al cliente. Generalmente están protegidas por el anillo de salvaguarda contra oídos indiscretos que portan Zack y Edmund, de esa forma aseguran confidencialidad para el momento en que el visitante manifieste su deseo por alguno de los servicios especiales de la organización.
Solo las personas que han sido referidas por amigos cercanos conocen el verdadero funcionamiento de aquellas oficinas. Sin embargo, es tan amplia la variedad de servicios, que ofrecen un catálogo actualizado constantemente de acuerdo a la demanda por temporada. Van desde tráfico de criaturas robadas del Magic Mall hasta encargos de asesinato. Cada acuerdo es sometido a un contrato con diferentes pautas que podrían resultar mortales en caso de incumplimiento por parte del cliente.
El local también cuenta con una sala especial a la que sólo se tiene acceso a través de las oficinas y en la que sólo pueden ingresar los dueños del local. Es ahí donde se hacen las reuniones con los socios y se planean las actividades para asegurar el éxito por encima de todo. Además, hay un enorme sótano, cuya entrada se encuentra en la sala especial, donde se guardan algunos de sus implementos de trabajo, reliquias mágicas importadas de otros países y la mayoría de las criaturas y objetos robados de los almacenes del Magic Mall.
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Encargados
Zack Ivashkov & Edmund Browsler
Socios (Afiliados)
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Se admiten socios especialmente si se tiene alguna habilidad mágica que pueda ser de utilidad para la agencia.
Catálogo.

Asesorías:
  • Cursos de Hogwarts.
  • Especializaciones en Conocimientos Mágicos. (DCAO, Artes Oscuras, Pociones, Leyes Mágicas, Idiomas, etc...)
  • Adiestramientos de Libros de Hechizos.
  • Prácticas de Habilidades Mágicas. (Metamorfomagia, Animagia, Pársel, Nigromancia, etc...)

Financiamiento:

  • Patrocinio a magos y brujas que deseen ampliar sus conocimientos mágicos. La retribución a la agencia será acordada al momento de cerrar el contrato.

Prestamos:

  • Planes para nuevos emprendedores. (Aperturas de negocios)
  • Ajustes al cliente. (Dependiendo de la necesidad del mismo)

Catálogo Especial.

El hombre sin rostro (Metamorfomago):
  • Vacaciones cubiertas: Se adopta la apariencia del cliente para suplirlo en su trabajo del ministerio, negocio, familia, e incluso clases en el ateneo de La Universidad.
  • Doble dirigido: Un agente se hace pasar por cualquier otra persona para el fin estipulado por el cliente.

La persona suplida debe estar lejos del ojo público.

 

Traslado al más allá (Fulgura Nox - Nigromante):

  • Un agente especial abre un portal al mundo de los muertos de manera que el cliente pueda establecer una conexión con sus seres queridos. El tiempo de duración de la experiencia queda a consideración del cliente.

Importes:

  • De criaturas o seres no permitidos por el ministerio o inexistentes en el stock del Magic Mall.
  • De objetos mágicos legendarios o de alta peligrosidad.

Liquidaciones:

  • Agentes especializados en Artes Oscuras se ocupan de aniquilar a magos y brujas de la lista negra.

Editado por Zack Ivashkov

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Había estado vagando por el Callejón Diagón, buscando un lugar donde comprar algún regalo para la boda de mi hermana y mi futura cuñada, cuando me encontré el negocio que Zack tenía con otro socio. Entre en el mismo, vestida como siempre informalmente, tennis, pantalón de mezclilla, una playera de mangas cortas gris claro.

 

Usaba todos los anillos y colgantes que me había ganado con los cursos aprobados, aunque los anillos estaban acomodados como si fueran dijes en los colgantes, demasiado peso para las manos. En la mano derecha llevaba los dos anillos correspondientes a las habilidades que tenía: animagia y pársel. También en esa mano estaba mi varita y mi monedero de piel de moke.

 

También llevaba el collar maldito de ópalo imantado, nunca se sabia cuando se podía necesitar. En cuánto entre, me di cuenta que no había forma de encontrar un regalo ahi para Tauro, a menos que me robara el arreglo floral de la mesa redonda que estaba en el centro.

 

-¿Hay alguien?- Pregunté.

 

Era despistada, no podía evitarlo y no me había dado cuenta si alguien estaba ahi. Recordé que hablaban de financiamientos, quizás podría pedir uno para los estudios correspondientes a los dos últimos libros que quería, pero ¿que habría que dar a cambio?

 

Era mejor que alguien me explicara a detalle que servicios ofrecían.

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La pulcritud del ambiente se podía percibir a través de la vista, era lo primero que se detectaba al momento de ingresar al local. El suelo reluciente como era de esperarse, las paredes con algunos cuadros y decoraciones a tono con la elegante lámpara colgante, y el ramo de flores frescas sobre la mesa perfumando todo a su alrededor. Más atrás se podía ver una curva en los labios del primer encargado en arribar, Zack. Estaba a gusto con su nueva creación, no tenía duda que en cuestión de días superaría sus expectativas referentes a las actividades que ahí podrían realizarse. Estaba ansioso por comenzar.


Para la ocasión había elegido una camisa azul marino que arremangó hasta los codos, de ese color sólo para que contrastara con sus grises orbes destellantes. Un pantalón negro cubría la parte baja de su anatomía mientras que unos zapatos italianos a juego resonaban contra el mármol cada vez que se desplazaba de un lugar a otro, pues a pesar del reducido espacio estuvo chequeando que todo estuviera en orden.


—Al menos el ambiente pinta bien para conocer a mi compañero — Pensó mientras se dirigía a su oficina, la que limitaba con la pared externa del local. Eligió esa por tener una amplia ventana que le permitía visibilidad hacia el resto del callejón. Helena le había indicado que trabajaría junto a otro hombre, uno que desconocía por completo. Su mayor temor era que no se llevaran bien, pues eso afectaría directamente cualquier trabajo que pudieran realizar. Sin embargo, él trataría de mostrarse lo más amigable posible, aunque a veces no fuera suficiente por más que lo intentara.


Justo al instante en que empujó la puerta de su oficina, escuchó una voz proveniente de la entrada principal. Se acercó entusiasmado por dos motivos, primero que le resultaba familiar, y segundo que ya tenía su primer cliente. Sus sospechas fueron confirmadas al ver que se trataba de Lyra, la más reciente integrante de la familia Ivashkov.


—¡Lyra! Qué placer verte — Saludó a la par que sus labios se curvaban formando una sincera sonrisa —¿Qué te trae por aquí? — Cuestionó intrigado. El local acababa de abrir sus puertas, por lo que era imposible que se conocieran los fines ocultos del mismo, la gente no podría saber nada más allá de lo que indicaba el registro, aquellos papeles que manejaba el Ministerio. Aparte, en ninguna parte decía quiénes eran los dueños del negocio, sólo en la pared frente a la entrada se indicaban los encargados y los socios, pero los propietarios se mantenían en secreto.

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Edmund no podía dejar de pensar en Helena desde la última vez que la había visto y muchísimo menos después del encuentro que tuvo con Aldair. ¿Por qué el anciano le había advertido sobre aquella bruja? Él no la consideraba peligrosa, era tan sólo una niña, además, era parte de su familia. Sólo sabía a ciencia cierta que Helena era una vampira también por lo que podría tener cualquier edad. No obstante, su apariencia de niña recién salida de un orfanato hacía imposible que Edmund pensara que se trataba de una posible amenaza.


Los días pasaron y no lograba dar con el paradero de aquella vampira. Sus instintos de caza parecían fallarle, o eso pensaba, lo cierto era que Helena era mejor que él en este sentido y que lo estaba espiando en todo momento. La bruja quedó anonadada al enterarse que Edmund era también un Browsler, hijo de Eddard, por lo que ella sería su tía abuela.


Un día de junio Helena esperó pacientemente en el Callejón Diagon pues sabía que Edmund abriría Terrortours al caer la noche. Había investigado previamente todo sobre él, su trabajo, lugar de residencia, relaciones interpersonales, todo. Tuvo que agradecérselo con galeones al tabernero del Caldero Chorreante, le había salido caro, pero había valido la pena. Edmund apareció al caer la noche frente a su local, vistiendo una túnica de color negro como la noche. El mago apuntó con su varita a la figura encapuchada que se acercaba hasta él. Helena se quitó la capucha y dejó que su rostro lo iluminaran las farolas de luz del callejón.


¿Podemos hablar en lugar privado? —preguntó sin rodeos.


No necesitó decir nada más, Edmund asintió y abrió la puerta del local para dirigirse hacia el piso superior. Una vez allí invitó a la vampira a sentarse y él hizo lo mismo, colocando su sombrero negro sobre el escritorio.


¿Cómo me has encontrado?


No fuiste difícil de encontrar, para ser honesta —respondió, cruzándose de piernas—. Pero no te daré detalles de mis métodos.


Edmund asintió por segunda vez. Él tampoco lo habría hecho.


¿Y se puede saber por qué estás acá? ¿Por qué me has buscado?


Iré al grano. Vine a hablarte sobre negocios.


Edmund puso los ojos en blanco. Helena había omitido empíricamente el lazo familiar que los unía. Había dos opciones, ignoraba aquel hecho -cosa que ponía en duda-, o había obviado aquella conversación a propósito. El mago se sentía incómodo por la presencia de la bruja y ya sabía por qué. Helena resultaba ser un enigma para él.


Te escucho.


Estoy por abrir un negocio en el Callejón Diagon junto a un socio —comenzó a explicarle Helena justo después de aclararse la garganta—. Se trata de asesorías sobre habilidades mágicas, financiamientos y prestaciones. Se te hará fácil, por allí rumorean que dominas la materia. Así que necesito a alguien como tú. —Helena se colocó de pie y caminó por la oficina hasta colocarse detrás de él para masajearle los hombros con sus manos frías—. Fuerte y robusto… Alguien que inspire respeto y temor, alguien en quien yo pueda confiar mis finanzas y que esté dispuesto a custodiarlas cueste lo cueste.


Yo no soy un asesino —aclaró Edmund colocándose de pie y alejándose de ella.


Sé que no. No te estoy pidiendo que mates a nadie. Sólo deberás asegurarte de que mis clientes paguen sus deudas.


Browsler vaciló. Sus ojos azules escudriñaban el rostro inexpresivo de Helena, intentando descifrarlo, sin éxito alguno.


¿Cuánto te pagan en el Ministerio ese? Dime la cifra, estoy dispuesta a pagarte diez veces más —continuó Helena sin dar un paso atrás.


La bruja había dado en el clavo. La bóveda de Edmund se había venido cuesta abajo después de que los mortífagos destruyeran el Castillo Batería Evans. Necesitaba galeones desesperadamente. Edmund asintió por tercera vez y avanzó para estrechar la mano de la bruja. Helena soltó una risotada y negó con la cabeza, alegando que no era así cómo ella cerraba sus tratos. La vampira sacó de su falta de colegiala una daga de plata que Browsler conocía muy bien. Era la daga del sacrificio. Antes de que el cielo se pintara de estrellas, el mago había sido vinculado a un juramento de sangre del cual no podría escapar jamás.




*********************



Al día siguiente Edmund se encontró con Helena en el Caldero Chorreante. Habían unos pocos magos presentes, por lo que pudieron tener privacidad sin necesidad de dirigirse hacia ningún otro lado. Una media hora pasó mientras Helena le explicaba a Edmund los detalles de los negocios que hacían y cómo los hacían. Claro está, sólo le había mencionado el catálogo que se encontraba al público, no los negocios sucios que ella hacía con su socio. Al finalizar aquella reunión, ambos se habían tomado una botella entera de whisky de fuego.


— Entonces nos vemos el lunes en la agencia —finalizó Edmund mientras se colocaba de pie.


— Yo no estaré. Te esperará el otro encargado allí.


— ¿El otro encargado? ¿Por qué no lo habías mencionado antes?


— Lo había olvidado —mintió Helena esbozando una sonrisa de niña buena—. ¿No creías que ibas a realizar todos estos trabajos tú solo o sí?


Edmund soltó un bufido.


— ¿Y bien? ¿De quién se trata?


— No creo que lo conozcas. Se llama Zack Ivashkov —respondió la vampira sin darle importancia.


El rostro de Edmund se crispó en el acto.

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Me sorprendió ver a Zack, justo en el momento en que estaba por irme, pero al ver una cara conocida, era mejor quedarme, a ver si me interesaba algo del negocio. A simple vista, no pude encontrar nada que me diera una idea de lo que ofrecían en el negocio.

 

-También me da gusto verte. Estaba curioseando entre los diferentes negocios algún regalo para mi hermana y mi futura cuñada, pero creo que este no es lugar donde encuentre algo por el estilo.- Comenté.-Asi que, ¿cómo es que solamente eres encargado del lugar? No puedo imaginarte siendo un encargado. No que tenga nada de malo, pero siempre te he visto como alguien que tiene su propio negocio, sin trabajar para nadie más.

 

Si, a veces la curiosidad mataba a la minina, haciendo preguntas tan indiscretas que podían meterla en problemas, de todas formas, no creía que me fuera a decir nada.

 

-¿Qué es lo que la agencia me me podría ofrecer?- Pregunté.

 

Espere la respuesta de Zack, mientras seguia paseando la mirada por todo en lugar, en busca de alguna pista sobre lo que hacian.

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—No, no creo que sea buena idea llevarte el inmobiliario del local — negó con la cabeza mientras recorría con sus orbes la estancia —, además no es como si tengamos mucho — bromeó finalmente señalando el reducido espacio y los pocos objetos del entorno.


Cuando Lyra le mencionó el regalo, recordó que él no había comprado nada para las novias. No era el tipo de persona que supiera exactamente qué regalar a cada quién. Pero sin duda su prima y Tauro apreciarían el gesto con lo que sea que él les diera. Aunque últimamente todos preferían que les llenaran las bóvedas, pues eso los hacía más feliz que ningún otro presente. Sin embargo, él conocía muy bien los gustos de Leah, así que quizás antes de la boda le organizara una orgía con los mejores cuerpos de Ottery.


No, eso sí que estaría mal. Él no sería una mala influencia, mucho menos a pocos días de casarse. Así que mejor seguía pensando en qué comprar. Quizás terminara yendo en busca de algo junto a Lyra. Pero por ahora debía responder a sus preguntas, lucía intrigada.


—Lo sé, luzco como un gran emprendedor — dijo encogiéndose de hombros, con tono soberbio y bromista a la vez —. Pero fue una oferta difícil de rechazar. El pago es bueno por lo poco que hago. Y no me preocupo de tener empleados qué vigilar, solo soy yo y… bueno, al otro no lo conozco — hizo memoria antes de estropearlo todo pronunciando el nombre de Helena. Ella era la otra dueña, quien sería representada por el segundo encargado, alguien a quien Zack todavía no conocía.


—Ven, pasemos a la oficina y te muestro el catálogo — señaló la puerta que ponía su nombre en una placa plateada y la dirigió hasta la nueva habitación, donde podrían hablar con total privacidad. Nadie podría escuchar lo que conversaran ahí dentro puesto que Zack llevaba su anillo protector contra oídos indiscretos. La invitó a tomar asiento frente al escritorio, mientras él bordeaba el mismo y se sentaba sobre su sillón detrás. Abrió una gaveta a su lado izquierdo y sacó un papel con diferentes imágenes en movimiento y bastante contenido escrito.


—Ahí tienes toda la información — señaló colocando el catálogo sencillo frente a ella, ese al que todos tenían acceso —. Claro que si necesitas algo… diferente, quizás pueda ofrecerte otros servicios — finalizó mientras pensaba si mostrarle el catálogo especial o no.

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Tenía razón Zack en lo de no llevarme el mobiliario, pero ¿y venir a arañarlo? Uno de los sillones me había gustado, algo me decía que dejaría mis uñas bastante afiladas, pero no creia que eso les gustara a ambos encargados.

 

Me sorprendi cuando explicó que no conocía al otro encargado, ¿cómo era eso posible? A mi me hubiera gustado saber con quien iba a trabajar, para saber si era compatible con esa persona, pero Zack se veia muy tranquilo, como si no conocer a la otra persona con la que compartía el negocio fuera lo más normal del mundo.

 

-Asi que te dan buena paga con poco trabajo y no tienes que vigilar empleados. ¿No me podrías conseguir un trabajo así?- Bromeé.

 

Era verdad que todo en ese negocio tenía cierto misterio, que a lo mejor no era muy prudente investigar. Me senté en la silla indicada.

 

-¿Dan entonces prácticas de las habilidades mágicas? Me hubiera gustado tener algunas de nigromancia o que alguien me explicará bien de que se tratara, antes de mandar a volar al arcano.- Comenté.

 

El adiestramiento en los libros de hechizos se veia bastante bien, a lo mejor necesitaba un poco de ayuda cuando estudiara el libro del caos.

 

-¿Catálogo especial? Me gustaría saber más del mismo, pero si mientras me pudieras hablar de las asesorías y el finaciamiento, te lo agradecería.- Comenté.

 

La idea del patrocinio me agradaba, cuando mucho podria pagar hasta el libro de los ancestros sin problemas junto con una quinta habilidad, pero si pagaba el libro de las auras ahi si quedaría sin galeones y menos podría comprar el siguiente libro.

 

Era mejor que me explicaran las condiciones antes de alocarme con el patrocinio, además faltaba mucho para poder tener esos libros. Deje que Zack me hablara sobre esos productos, a lo mejor me decidía por alguna asesoria.

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Se inclinó en su asiento colocando los brazos sobre el escritorio, manteniendo la mirada fija en su primera cliente, esperando no intimidarla mientras revisaba el catálogo. Había cosas que podrían no ser tan entendibles, como por ejemplo el tema de las habilidades. Fue bueno que Lyra preguntara al respecto, pues no es como si ellos tuvieran el poder de los arcanos para enseñar habilidades a quienes no nacían con el don para desarrollarlas, sino que solo servían de soporte para conocer más ciertos poderes.


—Aun tendrías que soportar el arcano— recordaba lo molestos que podían ser. Tan soberbios como él mismo, quizás por eso los despreciaba un poco —, aquí no enseñamos la habilidad desde cero. Lo correcto es que luego de obtener la habilidad certificada por uno de esos ancianos conocedores, vengas y entonces aquí te presentemos diferentes escenarios para explorar a fondo la misma. Estoy seguro que son muy pocos los que se toman el atrevimiento de conocer el alcance de estos anillos — miró su propia argolla de oro en el anular de la diestra. Aquella pieza encantadora lo certificaba como metamorfomago.


—El financiamiento consiste en costear todos los gastos académicos de tus nuevos conocimientos. Luego tendrás que estar a nuestra disposición para colaborar en las distintas actividades que se requieran esos conocimientos — explicó con un tono de voz tranquilo. Lo hacía parecer sencillo, como si un día simplemente la llamaran para que sacara algunas plagas de la agencia o algo similar. Pero la realidad era que podría ser contactada para las prácticas más oscuras de nigromancia, o algo similar que pusiera su vida en riesgo. No todo podía ser color de rosas, y ella sabía bien que en los grises orbes del vampiro había algo más.


Había retrasado la información sobre el catálogo especial. Sabía que era una bruja de confianza, por lo tanto no había motivos para dudar. Pero tampoco quería que se viera como si fuera algo que se mostrara a cualquier cliente. Generalmente todos los magos y brujas del pueblo trabajaban en algún departamento del Ministerio, eran pocos los independientes, y eso podría resultar peligroso. Si la oficina del ministro descubría las cosas que ahí se hacían, capaz hasta los enjuiciaban por múltiples delitos.


—Bien Lyra, es este — dijo finalmente luego de un largo suspiro. Entregó el papel a la bruja tras sacarlo de la misma gaveta. El contenido estaba hechizado, por lo que incluso si alguien irrumpía en la oficina en ese preciso momento, el texto se borraría hasta tocar las manos de la persona a quien se le fue entregado inicialmente —Confío en tu capacidad de interpretación. Hay cosas ahí que no se escucharían muy bien siendo explicadas por el encargado de un ente tan serio como este — añadió guiñándole un ojo a la bruja.

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-Entiendo, aunque lo de la nigromancia queda descartado. Creo que no le caí bien al arcano y el a mi, sus explicaciones no me parecían muy coherentes. O a lo mejor era yo la que no entendía bien.- Comenté, encogiéndome de hombros.

 

Tenía razón sobre lo que decía sobre que muy pocas personas se atrevían a conocer el alcance de esos anillos. Miré los que tenía en la mano, uno de ellos de me cerficaba en Animagia, el otro en hablantes de pársel e iba por la tercera habilidad. Tenia suerte, las había logrado hacer en buen tiempo y otros se habían quedado en el camino, sin lograr llegar a la prueba.

 

-Parece sencillo lo del financiamiento, pero no nací ayer.- Sonreí al mismo tiempo que guiñaba el ojo.-Esas condiciones se parecen muy sosprechosamente a los contratos que ha hecho mi padre con algunos muggles e inclusive magos, en los que terminan perdiendo la vida o algo más cuando llega el momento de pagar.

 

Si, yo misma había ayudado a mi padre a hacer algunos de esos contratos, sobre todo cuando estuve viviendo entre los muggles, en una de las zonas más lujosas de Londres. En muchas de esas casas todo era apariencia, los muggles desesperados por no peder la riqueza o el amor deseado, firmaban esos contratos.

 

-No creas que muchos no se dejaran convencer tan fácil como yo. Eres hábil haciendo negocios, Zack y lo sabes, pero yo también he tenido un poco de experiencia en esos tratos.- Mire el catálogo especial.-Supongo que también al adquirir alguno de estos catálogos especiales, hay que quedar a su disposición, ¿verdad? Hasta pagar el favor.

 

Me recargue en el respaldo de la silla, mientras miraba los dos que me habían interesado.

 

-Una lástima, el hombre sin rostro quizas podría haberme sido de utilidad, últimamente me da flojera ir al trabajo.- Comenté.-Tambien el traslado al más alla hubiera sido interesante.

 

En realidad solo por ese traslado lamentaba no haber completado el estudio de la nigromancia, pero al menos podía hacer los viajes al futuro y al pasado, una vez que tuviera el conocimiento que me faltaba para lograrlo.

 

-Los productos son buenos, pero el pago es un poco peligroso.- Moví la cabeza negativamente.

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Claramente Zack no trataba con una tonta, pues lo tonto sería creer que Lyra lo era teniendo en cuenta sus años de experiencia en los negocios del mundo mágico. No le quedó de otra que sonreír ampliamente desviando la mirada unos segundos antes de volver a centrarla en la bruja. Era astuta, y sabía bien que el negocio tenía fines oscuros y bastante peligrosos como para que solo los más osados se atrevieran a firmar un contrato con ellos. Pero de eso se trataba todo, de gente arriesgada. Sin embargo, con los magos oscuros o allegados a ellos, podía ser mucho más suave el pago.


Por ahora no tenía pensado arrebatarle la vida a alguien que no cumpliera con las especificaciones de un contrato cualquiera, eso sería poner las cosas demasiado fáciles para el cliente. Él prefería un poco de tortura estratégica. De cualquier forma, lo ideal era pensar positivo, y confiar en que sólo llegarían personas comprometidas y de palabra.


—No es necesario recibir algo a cambio por mostrar el catálogo, nos basta con el silencio — aseguró confiando en que ella no divulgaría los servicios que ofrecía la organización —. Claro que con los otros planes que ofrecemos, sí es muy necesario acordar los pagos o el tipo de retribución a la agencia, de eso se trata todos los negocios, de recibir algo favorable a cambio — aquello era más que obvio, pero nunca estaba de más aclarar. Escuchó los intereses de la cliente y sonrió, la actividad que mencionaba le correspondía directamente a él por ser el único metamorfomago del local.


—Es interesante que te llame la atención el hombre sin rostro, pues ese pago sí es en galeones, así que no tendrías que preocuparte por cómo te utilizaremos luego — pensó que le vendría bien ponerse a trabajar, y explorar él mismo su propia habilidad gracias al negocio. Tendría que buscar la manera de que Lyra cerrara un contrato a como diera lugar —. Y respecto al traslado al más allá sí somos más flexibles, nunca se sabe qué pueda pasar de aquél lado — agregó con tono misterioso —, es por ello que permitimos que se cancele la actividad una vez esté de vuelta a este mundo — finalizó guiñando un ojo.


Había pasado muy poco tiempo organizando todo respecto a la agencia, y aun así, sabía muy bien quién se encargaría de cada cosa, conocía muy bien a las personas adecuadas para las actividades más peligrosas. De cualquier forma, en poco tiempo tendría más socios para elegir dado que cada día eran más los magos y brujas que adquirían habilidades mágicas.


—Entonces, cuéntame, ¿tomarás alguno de esos dos? — cuestionó señalando el catálogo.

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