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~•~ ╬ Honeydukes╬ ~•~ (MM B: 108509)


Keaton Ravenclaw
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Descripción

Situado muy cerca de la entrada del Callejón Diagon, por el Caldero Chorreante, se alza espectacular el recién remodelado negocio. Su entrada es un gran escaparate de vidrio, el cual deja entrever las maravillas que esconde dentro. Al entrar, se pueden observar estanterías pegadas a las paredes con dulces hasta donde alcanza la vista. Está pintado de variados colores: las paredes a la derecha e izquierda, son de color rosa chillón, la pared del fondo es de un verde limón bastante llamativo y el techo de un verde agua muy peculiar. Justo a la entrada se encuentra la estatua de un Cangrejo de Fuego, que según cuenta la leyenda, es la criatura que auxilia a los dulceros.

En el centro del local, se hallan varias mesas ratonas atiborradas de dulces y algunas vitrinas cilíndricas de por lo menos metro ochenta de altura, las cuales tienen repisas giratorias para que los clientes puedan ver mejor las delicias que allí se venden. Al fondo del local, justo al lado de una escalerilla que lleva al sótano, se encuentra la caja registradora y un centro de envolturas, por si alguno e los visitantes desea regalar el producto que compró. Aquí es donde Cirilo y Amelia (dos de los elfos) tienen sus puestos de trabajo.

Detrás de la caja registradora, se halla un puerta de madera sellada con magia, la cual da a la Trastienda, que es donde Keaton se dedica a la manufacturación de nuevos dulces. En este sitio se hallan mesas de trabajo largas (de dos metros de largo por uno de ancho), varios estantes con ingredientes para dulces (chocolate, azúcar, tarros de esencia de varias frutas, entre otras cosas) así como una gran parrilla con varias hornillas donde se encuentran varios calderos de variados tamaños y materiales. Aquí solamente pueden ingresar los dueños, empleados, afiliados y elfos del negocio.

A lado también de la caja registradora, nos topamos con una escalerilla que desciende hacia el sótano. Este lugar es bastante menos alegre que el resto de Honeydukes, pues tiene muy poca luz, las paredes están pintadas en un neutral color gris y los estantes que resguardan los dulces que esperan a ser vendidos, se hallan cerrados por puertas de madera. A este sitio puede acceder en teoría cualquier persona, pues no tiene prácticamente ningún tipo de defensa, sin embargo, pocos saben de su existencia, entrando solo los propietarios, los empleados y los elfos.

Este es Honeydukes, la mejor tienda de dulces todo Inglaterra ¿Qué estás dispuesto a comprar hoy?


Listado de Productos

  • Plumas de Azúcar
  • Ranas de Chocolate
  • Grageas Bertie Boott
  • Meigas Fritas
  • Droobles
  • Pirulíes de Sangre
  • Cucuruchos de Cucarachas
  • Babosas de Gelatina
  • Moscas de Café con Leche
  • Ratones de Azúcar Chillones
  • Calderos de Chocolate
  • Calaveras de Azúcar y Chocolate
  • Seda Dental de Menta
  • Bombones Explosivos
  • Ratones de Helado
  • Diablillos de Pimienta
  • Sapos de Menta
  • Paletas Ácidas
  • Pasteles de Calderos
  • Varitas de Regaliz
  • Píldoras Ácidas
  • Empanadas de Calabaza
  • Tritones de Jengibre
  • Algodón de Azúcar

Servicios Ministeriales

Ninguno, por el momento.


Plantilla Élfica

  • Sánchez
  • López
  • Alegría

Criaturas

Ninguna, por el momento.


Objetos

Ninguno, por el momento.


Empleados

  • Cirilo Clearwater
  • Amelia Tooti
Editado por Keaton Ravenclaw

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Las calles de piedra del Callejón me resultaban familiares, mas aún así las sentía extrañas. Muchos recuerdos inundaban mi mente mientras caminaba a paso lento, pausado, mirando hacia ambos lados de la calle. Había locales que recordaba haber visto y otros que eran evidentemente nuevos. Sin embargo, llegando al Caldero Chorreante, un edificio cuya bienvenida era dada por escaparates llenos de dulces llamó poderosamente mi atención. Sentía que ya había visto ese sitio antes en una de mis incontables visitas al Callejón Diagon, pero por más que me esforzaba no lograba recordarlo tal cual lo estaba viendo en ese momento.

 

Me adentré en el local, cuyas dos paredes laterales de un color rosa chillón servían de fondo para los escaparates de altura considerable donde aún más dulces se exhibían para la elección y el juicio de cada mago o bruja.

 

-¿Hola? - llamé, quizás no lo suficientemente alto ya que no noté movimiento alguno en la tienda.

 

Seguí caminando, adentrándome aún más en la habitación de colores tan alegres. Me sentía atraída a todos esos dulces y esos colores. Había aroma a caramelo emanando de algún sitio por ahí, que imaginé se trataría de la cocina... o como llamaran a ese lugar donde preparan los dulces.

 

-¿Hola? - volví a llamar, elevando un poco más la voz mientras me acercaba a uno de los altos escaparates y comenzaba a analizar las golosinas allí colocadas. ¿Habría alguien en ese momento?

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El Ravenclaw se hallaba en el sótano realizando el inventario general, pues si bien el negocio recién reabría sus puertas, el vampiro quería tener todo bajo control para que no hubiera fallos, aquella vez quería que el negocio perdurase bastante más tiempo abierto, básicamente por el hecho de que le tenía muchísimo aprecio a la dulcería, y más cuando, en aquella ocasión, tenía cono socia a su sobrina.

 

El ojiverde estaba por terminar, cuando alcanzó a escuchar que de la parye de arriba se escuchaba una voz. No pensaba que tuvieran clientes tan pronto, a decir verdad, dudaba siquiera que sin un poco de publicidad el negocio rindiera frutos, sin embargo era bueno saber que al menos el escaparate tenía la suficiente atracción para los transeúntes del Diagon. Dejó los pergaminos quebten8a sujetos con un sujetapapeles en uno de los anaqueles, y subió a la parte principal del local.

 

--Hola, que tal, buenas tardes, ¿en qué le puedo servir? --Dijo el Hawthorne sin percatarse que quien había llegado al local era su hija, y para cuando cayó el cuanta, una sonrisa de oreja a oreja se iluminó en su rostro, aunque rápidamente se desvaneció antes de que la chica se diera cuenta. Keaton no era de los que demostraba sus sentimientos --Vaya vaya, miren lo que ha traído el viento, una hija perdida, ¿cómo te ha ido, Mía? --Saludó y salió de detrás del mostrador.

 

@@Mia Zoeh

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Di un leve bostezo, estaba en cama todavía ya que no quería salir por el frío que estaba haciendo. Sabía que tenía que trabajar, así que di un leve suspiro y me levanté de mi cama que estaba acogedora para pasar todo el día en ella. Me arreglé rápidamente, tenía la impresión que mi tío no tan tío ahora, me iba a regañar si no aparecía en el local. Así que me desaparecí y fui al local recién inaugurado.

 

Cuando llegué al callejón, busqué el lugar, sabía que estaba cerca del Caldero Chorreante, así que fui para allá. Mis intiuciones fueron correctas, recién inaugurado, Honeydukes. Sonreí así que me dirigí para este lugar, que realmente estaba hermoso. Cuando entré me sorprendí de las tantas variedades que había, sabía que era trabajo de Keaton, así que me dirigí a la parte trasera, esperando que no me descubra que llegué tarde.

 

Me dirigí a la caja registradora, vi a Keaton que estaba atendiendo a alguien, no la conocía, así que sin hacer ruido, me coloqué en ese lugar, esperando a ver si venía alguien más para poder atenderlo. Di un leve suspiro, esperé que todo salga bien y que el negocio crezca. Además estaba muy feliz por encontrarme aquí, entre tanto dulce, ya que me encantan. Así que esperé tranquilamente en ese lugar.

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Tan ensimismada en mis pensamientos estaba mientras esperaba respuesta que no oí los pasos detrás de mí, acercándose. Debido a ello, el saludo de una voz muy familiar me hizo sobresaltar. Me giré sobre los talones, de golpe, y lancé una mirada algo asustada a mi ahora nuevo acompañante. Me tardé unos segundos en unir el sonido de la voz con el rostro, pero en cuanto lo hice, no pude evitar sonreír.

 

-Vaya, que ahora soy yo la perdida, ¿no?- expresé con un falso aire de indignación. Sí, yo sabía que había perdido contacto casi por completo con aquél hombre, pero me gustaba bromear con eso cada vez que lo veía. -Hola, papá.- sonreí mientras daba un paso hacia el Ravenclaw.

 

Ya me había acostumbrado a verlo igual de serio en toda ocasión, pero juraría que había divisado una fugaz sonrisa en su rostro antes de que volviese a ponerse serio. Hice un recorrido rápido con la mirada por el local, reviendo todos los detalles que ya había notado al ingresar al local, y me volteé de nuevo hacia Keaton.

 

-Está hermoso este lugar, papá, ¿qué tal va el negocio?-pregunté, en un intento por iniciar la conversación. Hacía mucho no veía a aquél hombre tan importante para mí; no iba a dejar pasar la oportunidad de ponernos al día.

 

@@Keaton Ravenclaw

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  • 3 semanas más tarde...

Caminaba por las calles de Callejon Diagon era un día agradable y la verdad no tenía un rumbo fijo solo daba un paseo cuando me encuentro con un local cerca del Caldero Chorreante y era la tienda de dulces honeydukes.

 

Entro al local ya que era muy por los dulces en especial por los chocolates y bueno que mejor que entrar a mirar y comprar algo para ver que tal.

 

Al entrar al local pude ver que hace poco lo habían inaugurado y se veía algunos de los clientes pero lo que más me llamo la atención fue que entre los clientes se encontraba Mia Zoeh , fue un sorpresa encontrármela hacia tanto tiempo que no veía a mi compañera de generación.

 

- No puedo creer con quien me encuentro aquí , Mía tanto tiempo sí que hacía mucho que sabía nada de ti

@@Mia Zoeh

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La conversación con mi padre fue breve, como solía ser siempre desde que lo conocía, pero no tuve demasiado tiempo para quedarme en silencio ya que una oleada de gente ingresó al recién inaugurado local. Algunos se veían emocionados por la re-apertura de aquella mítica tienda de dulces; otros parecían enloquecidos por meterle azúcar a sus sistemas. Pero había una persona en particular a la que conocía perfectamente y que era imposible no identificar entre la multitud.

 

Se acercó ella a saludarme; era mi compañera de generación Mary Croft, a quién hacía muchísimo tiempo que no veía; no porque no nos llevásemos bien, si no porque yo había estado fuera del país y fuera de la Academia, era rara la vez que coincidíamos en nuestros trabajos; quizás cuando tocaba hacer algún trámite por parte de ella en mi antiguo Departamento, o viceversa.

 

La abracé fuerte; ¡lo que yo quería a esa mujer!... -Vaya sorpresa, Mary. ¿Qué tal has estado?- le pregunté tras separarme de ella y mirarla a los ojos.Estaba muy ansiosa por poder conversar un buen rato con ella y ponernos al día.

 

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  • 3 semanas más tarde...
Había sido una casualidad encontrarme a mi compañera de generación en la tienda de dulces pero hacia tanto que no la veía bueno en realidad hacia mucho que no veía a mis compañeros de generación.


Sabía que había estado mucho ausente pero era bueno volver a encontrarse con ella después de tanto, tenía sus ventajas salir de vez en cuando recorrer el callejón diagon. Quién diría que hoy me encontraría con ella.


- Vaya sorpresa tu que hacía tiempo que no te veía por la comunidad mágica, yo he andado bien trabajando en el mismo lugar desde que salí de la academia y tú que cuenta de tu vida tanto tiempo desaparecida


Hacia tanto que no encontrábamos en ningún lugar que seguro nos podríamos al


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Encontrarme a mi compañera de generación y amiga había sido una más que grata sorpresa. No había esperado verla allí, y había pasado tanto tiempo que íbamos a necesitar muchas horas para ponernos al día. Escuché su comentario de que aún seguía en el mismo trabajo; me parecía increíble que, habiendo entrado juntas, yo ya hubiese cambiado muchas veces de departamento, mientras que ella seguía firmemente en el de Criaturas. Sabía que le encantaban, pero la admiraba por aún seguir por allí.

 

-Pues yo cambié de Departamento muchas veces.- le dije entre risas. -Y ahora, acabo de regresar de un viaje por parte de Europa y Estados Unidos. Fui a visitar a mis padres muggles, no recuerdo si te he hablado de ellos. Y con ellos fui a Grecia, a visitar a la familia que queda allá. Y ya luego me fui yo sola por Alemania, Rusia, Italia, Francia y muchos otros países que me moría de ganas de conocer.- le conté por encima. -Luego visité Estados Unidos. Te asombrarían las comunidades mágicas que hay desperdigadas por el mundo. Son increíbles.- finalicé, y dirigí una nueva mirada al local.

 

-¿Qué hay de ti, además de seguir en el Ministerio?- le pregunté, dirigiéndome hacia una de las vitrinas con dulces. Se me había antojado algo dulce luego de llevar un rato rodeada de ellos.

 

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  • 1 mes más tarde...

Necesitaba algo dulce y a pesar de que había un montón de locales que los ofrecían (como el mío propio Ladurée) quería otra cosa diferente. Cuando salí del castillo Rambaldi, tenía puesto mis botas de piel de dragón, tejanos, camiseta y cazadora de cuero. Dentro de los bolsillos llevaba mi monedero de piel de moke además de la varita...

 

El día parecía que estaba bastante nuboso, algo que no me extrañaba en absoluto tratándose de Londres... Me había aparecido delante de la entrada al callejón del Caldero Chorreante... y caminé unos cuántos pasos hasta que vi un nombre familiar. Pensaba que de las últimas remodelaciones ministeriales, guerras y demás, ese negocio no seguiría abierto... Cuando lo vi, me dio mucha alegría.

 

Entré adentro del negocio y esperaba que el dueño/a del local me atendiese, ya que no tenía ni idea de quién lo llevaría. Pero recordé que, cuando me atendió Keaton me había dicho que era suyo... ¿se encontraría él ahí? Esperaba que sí.

 

Veía un montón de golosinas por doquier y no sabía por dónde empezar. Esperaba que él me recomendara algún dulce... Tendría claro que lo visitaría con bastante frecuencia. Ya en su interior había un par de personas, pero no le presté atención, estaba más absorta en mirar los productos que ofrecía.

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