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Prueba de Videncia #2


Sajag
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Sajag se concentró en el muchacho, ayudándole con su música a pasar la prueba. Eso no le impedía seguir el camino de la mujer, quien había confirmado que quería cruzar el Portal. Se puso el anillo y comió, poco para su gusto. Debería haber tomado algo más de fruta pero era su elección y, además, parecía tener prisa por demostrar su valía.

 

- Que el Portal sepa ver el potencial que llevas dentro - pensó el Arcano, ya que no podía dejar de tocar para indicar el camino correcto al chico. Se sentía satisfecho de ella y sabía que su determinación era fuerte. Tenía toda la confianza en el éxito de la prueba.

 

El muchacho también había llegado y, por fin, pudo dejar de tocar. Ahora que había cumplido su propósito, notaba el cansancio en los brazos, los hombros, las rodillas. Pero no quiso flaquear delante de él, puesto que aún quedaba la parte más importante de todas, el admitir en voz alta delante del Portal el deseo de pasar a través de él para conseguir la Habilidad de la Videncia.

 

- Me siento orgulloso de tus progresos, querido Thomas. Acércate...

 

Se le notaba un cansancio en los ojos. Sagaj acarició brevemente su bansuri y después lo dejó sobre el asiento, con sumo cuidado.

 

- Amo la música, ayuda en la concentración por ello suelo poner pruebas musicales para probar a mis pupilos. Pero come un poco, recupera fuerzas. Te noto cansado. Has de estar al cien por cien para cruzar el Portal. Por cierto...

 

Bansuri se acercó a él y le obsequió con el agua y la fruta. Mantenía la sonrisa en la boca porque quería infundirle paz y confianza.

 

- Joven Gryffindor... Tengo la obligación de preguntarte si realmente quieres hacer la prueba, seguir más allá, ahora que has llegado aquí. No temas negarte, nadie podría culparte por ello. Esta es una decisión que has de tomar sin presiones propias o ajenas. Así que te dejo elegir: ¿quieres continuar la Prueba y cruzar el Portal?

 

Sajag guardó un momento de silencio antes de proseguir.

 

- Si es que sí, sólo has de tomar el anillo que descansa en la mesa, esperando tu decisión. Se unirá a tu dedo y te ayudará a cruzar el Portal y superar la prueba. Si decides que no... Sencillamente te dejaré volver a casa como si el día de hoy no hubiera existido. Dime... ¿Qué vas a hacer, Thomas?

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Christy le pidió a Pearl que barajara las cartas de nuevo, con la pregunta de siempre "¿podría salvar a su hija?" Intentaría otro tipo de lectura, conocida como la "tirada de las tres cartas". En este tipo de tirada se indicaba el problema que afectaba al consultante, el origen de esta y cuales eran los factores que impedían su solución.

 

No le gustaban las tiradas demasiadas que a veces solamente confundian más en vez de ayudar.

 

-Baraja las cartas Pearl, elige tres cartas y ponlas de derecha a izquierda. Le pidió.

 

La tirada era sencilla, no me gustaba complicarme las cosas con lecturas muy difíciles. Empecé a voltear las cartas, afortunadamente ninguna había salido invertido. La tirada podía verse asi:

 

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-Pearl, las cartas han cambiado. A diferencia de las otras veces son favorables.- Exclamé, o mejor dicho exclamó Christy.

 

Noté que el anillo del aspirante de la videncia, el de color rosado brillaba un poco y solo podía notar ese brillo, ¿estaba ayudando en verdad a Pearl para que venciera sus temores y nos salvará la vida?

 

-Esta primera carta, la de la derecha, es la fuerza. En esta tirada nos indica lo que va a suceder. La fuerza simboliza la energía, vitalidad, el valor para enfrentarse a problemas y fuerza de voluntad. ¡Tus problemas y los de tu hija se solucionaran. Tal vez no como deseas,pero pasará.- Exclamé, emocionada.

 

Hice una pausa, viendo la carta que estaba en el centro.

 

-Esta carta, la del centro es la templanza y es bueno que este en esta posición, ya que nos indica los motivos para que ello suceda.- Comenté, tomando aire.-Cuando esta carta aparece, indica que las cosas nos van a ir mejor, van a pasar cosas buenas y los problemas se solucionarán de forma tranquila. Tendrás que tomar decisiones importantes.

 

La miré. Ambas sabíamos sobre sus planes de desaparecer y que su muerte estaba cerca, a manos de sus primas. Christy también tendrían que huir, a veces los que se consideraban buenos también usaban métodos de tortura en los seres queridos de las personas a quien buscaban, con tal de lograr sus objetivos.

 

-Esta última carta nos indica lo que puedes hacer para modificar tu futuro o capear lo que esta por venir. Vas a conseguir muchos logros, una vida productiva y serás feliz. Te va ayudar a conseguir un buen futuro, mientras te esfuerces.- Hice otra pausa.- Pearl, sigue con lo planeado. Tendrás que separte de la niña y tendrás que sacrificar tu relación con tus primas, ellas nunca creerán que cambiaste, que no te dejaste influenciar por Lucifer.

 

-¿Sabes que es lo irónico, Christy? Que ellas son las buenas, las que intentan destruir al mal, y Lucifer que representa al mal o mejor dicho, que es la maldad en persona, les ha perdonado la vida, por mi. Nunca encontrarán a Katara.- Comentó, más motivada la bruja.

 

Estaba emocionada, por fin había comprendido gracias a esa prueba, todo por lo que paso mi madre para protegerme y la ayuda recibida de esa amiga. Me propuse buscarla para agradecerle, pero todavía faltaba. Sin embargo, el brillo que solamente yo podía notar en el anillo del aspirante de la videncia, me decía que iba por buen camino. Tenía que ver que Pearl no quisiera cambiar de idea en último momento o todo estaría acabado, si bien sabia que mi participación en esa extraña vida que me ofrecía el portal era principalmente solo guiar a mi madre, no intervenir.

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-¡Vaya, Lyra! Pues éxito en la tuya también... Nos vemos pronto- contestó Thomas gentilmente a la Selwyn, sonriéndole de medio lado mientras ésta respondía con seguridad que sí deseaba tomar la prueba de Videncia y enfrentar el Portal; palabras que no solamente calaron dentro de la consciencia del adolescente, sino que también le motivaron a no flaquear en el último paso que debía realizar para salir victorioso con la gran adquisición de una nueva y poderosa habilidad mágica. -Me complace con vuestros halagos, maestro. Yo he dado todo lo que de mí ha dependido para salir tranquilo de las cuatro pruebas iniciales. No le mentiré... no fueron para nada fáciles, pero logré perseverar con ayuda de su música. Aquella melodía me calmó en los segundos más trágicos... cuando pensaba que no lo superaría; pero ahí estuvo usted y su serenidad. Muchas gracias, Arcano Sajag- expresó un cansado muchacho, acercándose hasta donde estaba su mentor, quien había dejado de tocar dicha flauta transversal alta originaria de la India con tal de dirigirle unas cuantas y necesarias frases a su aspirante. -Es una manifestación de amor muy interesante, Sajag. Veo que lleva el ritmo en las venas, porque no cualquiera aprende a tocar tan bien el bansuri. Y gracias por aquel punto sobre la concentración... Vaya que colaboró, señor... Vaya- agregó el pelirrojo, al mismo tiempo que le daba orientación a sus pies rumbo a las vasijas con frutas frescas y agua purificada con el propósito de saciar sus instintos más humanos en relación a la sed y el hambre, no cayendo en la gula obviamente. -Sí, maestro. He venido hasta acá con un propósito... con una meta. No soy de esos que se dan por vencido así de fácil. Me gustan los retos personales, las misiones que huelen a "imposible"... porque nada en este mundo tiene fronteras, señor. Antes pensaba que la muerte era lo único que no tenía solución... pero ya ve; hoy en día se conocen secretos profundos acerca de la Nigromancia... por lo tanto, maestro... ¡Todo se puede! Hay que poner de nuestra parte para llegar a lo que tanto ansiamos. No me siento presionado, para nada. No es una obligación, Sajag... Es trazar mi propio destino con las mismas manos que mis padres me dieron- fue la respuesta que entregó el inefable al Arcano, mientras tanto cogía un exquisito racimo de uvas que estaba en la zona más expuesta del recipiente desde donde Katara tomó una pera. -Iré, señor. Confío en mí, y en todo el camino que recorrí con usted. Soy digno de poseer la Clarividencia. Me lo demostraré una, dos, tres y hasta mil veces de ser posible- añadió segundos antes de beber un buen sorbo de agua; para luego dirigir su mirada esmeralda hacia la mesa en donde yacía el anillo de prueba para poder cruzar el portal. Era muy hermoso y rudimentario a la vez; una reliquia exacta a la original que Sajag portaba consigo mismo, pero algo le faltaba. Escaseaba de brillo propio, de aquella energía del Ojo Interior que sí tenía el hindú; pero Elros estaba convencido de que podría revitalizarlo tras salir airoso su última misión. Fue así que, sin dejar espacio para las dudas, Thomas se colocó el anillo rosáceo sobre la reliquia de jade con forma de enredadera que Rosália le había brindado tras obtener la habilidad de Legilimancia; y ya con la llave lista y dispuesta para enfrentar su reto, caminó hasta quedar a escasos centímetros de atravesar el portal. -Nos vemos pronto, maestro Sajag. No lo defraudaré, señor- manifestó sonriendo sutilmente.


Como el caer de un balde de agua fría, fue lo que sintió el Granger luego de aventurarse a pasar la barrera de energía que lo materializó en un terreno desértico que desconoció de inmediato. Pero algo le hacía ver que no corría peligro en aquellas tierras, era como si efectivamente se hallase en casa... su hogar. Ya había caído la noche, no corría viento alguno, y a lo lejos se oía el cantar de una gente extraña alrededor de una enorme pira; bailando felices y tocando diversos instrumentos, mientras tanto otros estaban sentados sobre la arena con platos de greda llenos de comida. -¡Hey! ¡Hobab! ¡Hermano! ¿Qué haces allá solo? ¡Ven a danzar con tu pueblo!- vociferó una mujer desde la fogata; llamándole a mano alzada de manera insistente, tanto así que Thomas no pudo negarse y acudió, a paso ligero, hasta la fuente principal del mensaje. -¡Ven aquí, Hobab! Nuestro padre quiere saber si pronto podremos negociar las telas... Ha estado preguntando toda la noche por ti... ¿Se puede saber dónde te habías metido?- cuestionó la fémina, la cual poseía una belleza incomparable que deslumbró los ojos curiosos del Gryffindor. La chica rara tenía un color negro similar al carbón en sus orbes, tatuajes tribales en su rostro y de henna en sus extremidades (dejando entrever aquel delicado diseño sobre sus manos), sumándole las extravagantes túnicas y adornos de metal labrado que salían desde sus azabaches cabellos cubiertos con un manto de tonalidad crema. <<¿Dónde estoy?>> cavilaba Elros en sus pensamientos, sonriendo externamente ante cada comentario que la mujer efectuaba. -¡Sephora! Veo que has encontrado a tu hermano... ¡Buen trabajo, hija! Ahora... disfruten de los alimentos. Mañana hay que pasear las cabras en el monte... y tú Sephora, deberás ir con tus hermanas menores a sacar agua del pozo que está a las afueras del campamento- decretó aquel hombre al que todos llamaban Jetró; mismo que parecía ser el mandamás allí, y claramente lo era; no tan sólo por su enorme y robusta figura, sino que también por la sabiduría que reflejaban sus ojos azules con cada contacto visual que éste hacía con los ahí presentes en medio del apasionante fuego del oasis.


Todo era verdaderamente confuso... ¿Dónde estaba? ¿Quién era? ¿Qué hacía metido en una especie de fiesta gitana en donde todos celebraban alegremente? Eran interrogantes que el alquimista no podía responder, pero sí deseaba averiguar. A pasos firmes, el chico se encaminó hasta un enorme recipiente de plata que estaba vacío, y luego de asomarse lentamente; logró corroborar una de las hipótesis que se había planteado antes de atreverse a ver su reflejo bajo el sobrevolar elegante de algunas luciérnagas. Ya no era el mismo. En vez de su conocida fisonomía, había un rostro que desconoció tajantemente. Se vislumbraba a sí mismo como un muchacho moreno, de tez oscura y pelo poco fino, rasgos toscos y nariz prominente, con ojos profundos de color ámbar que resplandecieron ante la humedad rebelde de algunas lágrimas de impotencia que afloraron de la nada en él. <<¿Quién soy yo?>> se preguntaba con ambas manos en su cabeza, retrocediendo un par de pasos de aquella vasija hasta colisionar con Sephora una vez más. -Te estaba buscando, hermano. Necesito que leas mis manos... Quiero saber qué me depara el destino, Hobab- manifestó la mujer, al mismo tiempo que le pasó ambas palmas al muchacho de barba apenas contorneada en su cara; quien solamente le sujetó la diestra. La Quiromancia era un arte muy oculto, un don muy escaso que se expresaba en muy pocas personas; pero el chaval sabía muy bien cómo leer e interpretar aquellos mensajes. -Tu línea de la vida está muy bien trazada por aquí... no pasa por sobre el Monte de Venus, lo que demuestra tu vitalidad... es bastante larga- fue lo primero que dijo el mago, observando el nacimiento de dicha línea desde el borde de la palma de la mano, entre el dedo pulgar e índice, con un arco hacia abajo en dirección a la muñeca. -Serás una mujer muy feliz y con bastante armonía... así lo veo en tu línea de la felicidad que es recta y amplia, pero...- fue lo que alcanzó a decir Thomas, ya que una visión borrosa se situó en sus pensamientos. En ella veía a un hombre con vestuario egipcio, luego al mismo tipo cercano a un pozo, y finalmente al mismo sujeto junto a Sephora y dos niños que parecían ser sus hijos. -¿Hobab? ¿Viste algo? ¿Qué te sucede?- preguntaba ansiosa la mujer mientras remecía a su hermano. -Tu línea del corazón, Sephora. Pese a estar bien trazada... lo que revela tu inmensa generosidad en el amor... se cruza con tu línea de la cabeza. Eso es... que tomas decisiones en base a los sentimientos... por sobre la razón; y eso te traerá problemas. Inconvenientes con un sujeto... un egipcio... no, no es egipcio. Es... muy confuso- dijo Elros ante la mirada expectante de la hija consentida del sumo sacerdote del Clan de Madián, quien esperaba que le dijese algo más concreto antes de regresar con su padre.

Editado por Thomas E. Gryffindor
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Las dos amigas se fueron a dormir Al menos eso se habían dicho una a la ora, porque ninguna pudo dormir esa noche. Ambas sabían que el encuentro con las primas de Pearl se acercaba y no podían hacer nada en apariencia.

 

La hija de Pearl seguia con su padre, quien estaba al tanto de esos sucesos, pero no podía intervenir para audar a su mujer. O mejor dicho, exmujer. Ella luchaba por hacerles comprender que ella nunca fue demonio y que su hija podía cambiar. Si Lucifer la protegía nunca le creían.

 

Christy y Pearl estaban tranquilas respecto a la pequeña demonio, Estaría segura y eso era algo que Pearl no podía cambiar, quizás más adelante. En su cuarto, Christy observaba su bola de cristal desde hace horas, cuando las imágenes empezaban a dejarse ver a través de ella. Las primas de su amiga se encontraban ya cerca de la casa.

 

Escuchó que Pearl gritaba, llamándola. No tenía tiempo ni de buscar la maleta con sus cosas que tenía preparada para esa situación.

 

-Chrsty, tienes que irte, ahora.- Gritó Pearl desde las escaleras.

 

-No me iré, Pearl.- Empezó a protestar.

 

-Si te quedas el plan saldrá mal- Contestó Pearl, con calma.

 

-Cuídate, Pearl.- Fue lo último que dijo Christy, viendo como simulaba su amiga bajar las escaleras, ella desaparecio en el acto, afortunadamente siempre llevaba su varita.

 

Gracias a la habilidad de la videncia que tenían ambas y otros conocimientos, entre ellos el de pociones, habían logrado hacer un plan de escape, que simulara solamente su muerte. Lograron esto haciendo una poción modificada que retrasará un poco los efectos del filtro de los muertos, misma que habái tomado en el momento en que Christy se fue, desapareciendo el frasco. Justo a tiempo, sus primas ya estaban esperándola

 

-Maldita traidora, ¿pensabas escapar?- Dijo Phoebe interpretando mal que la bruja estuviera bajando las escaleras.

 

Le mando un par de hechizos, al mismo tiempo que su prima Priscilla ella prefirió atacar primero, reclamar después

 

-No pretendas hacernos pensar que cambiaste. Lucifer te engaño con eso y nunca cambio.- Gruño Priscilla, parecía ser la mayor de las tres.

 

-Lo siento, tienen razón, pero si cambie.- Dijo Pearl, empezando a sentirse mal gracias a la poción.

 

-Si hubieras cambiado nos dejarías matar de la niña, hemos matado pequeños demonios antes- Exclamó Phoebe, volviendo a atacar.

 

Sin embargo, antes de que pudieran mandar más hechizos, Pearl perdió el conocimiento y rodo por las escaleras, soltando su varita. Las primas se acercaron y revisaron el pulso, efectivamente estaba muerta. En su arrogancia, creyeron que algún hechio le había impactado.

 

-Vamos por la demonio.- Sugirió Piscilla.

 

Las dos primas buscaron por la casa pero no había rastros de la pequeña, por lo que desistieron y prefirieron irse, antes que un vecino fuera y diera la alarma. Paso un día, gracias a la magia ni un curioso se había acercado a la casa y no podían ver si algo estaba mal.

 

Christy habia tomado la varita de su amiga y se acerco, vaciando en su boca un poco de poción Wiggenwel preparada por ella. La hizo sentarse cuando despertó y le dio un trago de la poción herbovitalizante. No había sido necesario que Katara llevara el monedero de piel de moke, tenían de todo en esa casa.

 

-¿De verdad quieres esconderte?- Preguntó Christy.-Ahora que te creen muerta e igual tee odian, podrías vivir con Lucifer y tu hija.

 

-Tu viste lo mismo que yo en esa bola de cristal hace tiempo, Christy.- Contestó Pearl.-Estará mejor viviendo con su padre, conmigo tendría que vivir a escondidas y no podría ir a Hogwarts.

 

-¿De verdad crees que Lucifer dejará ir a Katara Hogwarts? ¡Pearl- Respondió Christy, incrédula.

 

-Ella logrará convencerlo.- Afirmo, tomando su varita de manos de su amiga.-¡Vámonos! Pueden volver.

 

Todo estaba bien cuando Christy toma la mano de su amiga. Sabia que en la vida real ella paso por todo sola y ahora Pearl logró superarlo, con su ayuda. Desaparecieron del sitio.

 

En su nuevo hogar, Christy vio de nuevo el resplandor del anillo rosaceo, llamándola, pero faltaba algo más para que pudiera regresar a través del portal.

 

-Otro poco más, querido anillo. Hay algo más que tengo que ver.- Le susurro al anillo del aspirante de la videncia.

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-¿Hermano? ¿Te sucede algo? Por favor, Hobab... Dime algo más... ¿Qué pasará conmigo?- consultaba la chica con bastante hincapié acerca de su posible destino, repitiendo una y otra vez las mismas preguntas ante el Gryffindor que aún no comprendía lo que estaba sucediendo allí. -Sephora... El monte de Marte, bajo el círculo de la elocuencia de Mercurio... Aquí, mira... esta prominencia bajo tu dedo meñique... se ve muy bien abultada, querida. Eso demuestra tu coraje... la valentía con que sueles enfrentar tus problemas; y vaya que has tenido inconvenientes en tu vida, porque el monte del Sol a los pies de tu dedo anular, me deja entrever tu inteligencia y el modo en que planificas tu vida. Eres una mujer increíble... pero un amor muy difícil llegará a tu vida, cariño. Mira... por aquí. Se puede dibujar una estrella, sobretodo cercana a tu pulgar... eso indica cierta falta de estabilidad con tu pareja, pero sin embargo... ese amor dejará una huella imborrable en tu alma y en tu corazón- continuó diciendo el muchacho, el cual recitaba todo lo que leía en la palma derecha de la gitana, aunque sus pensamientos seguían estando en las visiones que brotaron en su consciencia de forma espontánea mientras estaba frente a la fémina. -En la base de tu pulgar, nace la línea de la familia, misma que muestra el apego que tienes con tu gente... tu pueblo, Sephora. Está muy bien definida y tiene una forma similar a una cadena que confluye hacia tu línea de la vida, indicando una serie de cambios que pasarán a lo largo de tu caminar por esta tierra. Tu futuro está sumergido en el gran esmero, la responsabilidad y la pasión con que afrontas tus quehaceres a diario... así lo leo en tu línea del destino, Sephora- concluyó el mago tras visualizar el último trazado que iniciaba encima de la muñeca y se extendía a lo vertical hacia la base del dedo medio. -Hobab... la forma en que me hablas, hermano. No sé cómo interpretarla... Hoy has estado muy extraño. De hecho tu mirada refleja incertidumbre... es como si no me conocieras... Soy yo, Sephora... ¿Estás bien? Realmente no sé qué te sucede, Hobab. Desde que subiste al monte a meditar por la mañana... ya no eres el mismo- manifestó la gitana mientras acariciaba las manos de Elros, entregándole su gratitud a través de aquella muestra de cariño y compañía. -¡Hey! ¡Sephora! ¡Hobab! ¡Hijos míos! Vengan acá... ¡Bailemos todos juntos antes que se acabe el fuego!- exclamó Jetró con una gran sonrisa oculta bajo la acrecentada barba nívea que cubría su rostro; llamando a ambos muchachos para que, nuevamente, se unieran a la celebración del clan. Fue así que el alquimista se puso de pie y, tomado de la mano de su "hermana", llegó hasta la ubicación del macizo patriarca; el mismo que los abrazó en un único apretón entre carcajadas que por poco les quitó el aliento. La noche era hermosa, la luna resplandecía en lo alto del firmamento estrellado mientras todos danzaban en un gran círculo alrededor de la pira; tomados de las manos y moviéndose en una ronda de un lado para el otro. Unos cantaban, otros simplemente reían, y habían algunos que estaban tan desconcentrados que su fisonomía reflejaba cierta incomodidad... como la de Thomas, la cual no pasó desapercibida ante la mirada dubitativa del sumo sacerdote y cabecilla de la comunidad, quien se acercó al mago sin dudar.


-¿Qué es lo que te pasa, hijo mío? ¡Ven! Siéntate junto a tu padre... Hobab, sabes que puedes confiar en mí plenamente... así como yo me encomiendo a ti antes de realizar algún negocio con otros clanes y tribus, sin que el faraón se entere de que existimos en alguna parte de este inmenso desierto. Te conozco desde que tus ojos se abrieron a este mundo... Dime, hijo... ¿Pasa algo?- preguntó el viejo sabio al adolescente. -Sí... hay varias cosas que me incomodan. He tenido una visión mientras platicaba con Sephora. El heredero de Abraham, aquel que fue salvado desde las aguas del Nilo... vendrá hasta acá, Jetró. Vendrá en búsqueda de tu hija... y sembrará en tu pueblo dos semillas que germinarán con el tiempo- predijo el inefable mientras sus orbes ambarinos se tornaron opacos, tan oscuros que la pupila no se lograba diferenciar del resto del globo ocular. -¿De qué hablas Hobab? ¿Quién es ese sujeto? No logro comprenderte... ¿Esto que has visto nos va a traer problemas, hijo?- siguió conversando el mandamás de Madián, el cual sirvió dos tazas de té en un par de recipientes pequeños de marfil; tendiéndole uno al Granger. -Bebe, hijo... Te hará bien- recomendó el hombre mientras sus oídos seguían atentos a los designios del aspirante a vidente. -No sé quién es el tipo que veo en mis visiones... su rostro es muy acogedor. Por sus vestuarios diría que es egipcio, pero su cara entrega tanta paz como determinación. Sus rasgos son similares a los del pueblo hebreo; aquellos que están oprimidos bajo el yugo de Ramsés en Egipto- agregó, volviendo a recobrar la compostura. -Muy bien... entonces habrá que esperar, hijo. Sabes muy bien que tus visiones no siempre trazan el camino de la verdad y que el futuro se construye con acciones en esta tierra... Ahora bien, quiero que leas el fondo de mi taza y me digas cómo me irá mañana con los telares- pronunció Jetró tras eructar disimuladamente, para luego dejar que Thomas analizara sus hojas de té. La Tesomancia servía bastante para predecir eventos próximos a ocurrir en la vida de una persona, y así lo sabía el Gryffindor; por lo que no caviló en demostrar su don clarividente una vez más. -Una bellota, Jetró... Mañana tendrá un golpe de suerte. Su gente ganará mucho con el negocio que efectuará, ¿padre?... Así que vaya tranquilo... los telares serán bien valorados- fue lo que leyó "Hobab", sonriendo al ver la expresión de felicidad que se plasmó en el rey. -Padre... es hora de ir a la cama... es tarde. Mañana debo ir al pozo en búsqueda de agua- susurró Sephora al patriarca; el cual se puso de pie y, tras un aplauso sonoro, captó la atención de todos. -¡Vayan a sus carpas! La celebración ha culminado- vociferó estereofónico el hombre; decreto que Thomas también obedeció, acudiendo a una de las tantas tiendas (acompañado por Sephora) en donde se recostó y entrecerró sus ojos para viajar a la morada onírica de Morfeo... sitio subconsciente en donde Elros viviría otra aventura.

Editado por Thomas E. Gryffindor
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Sentí una especie de mareo, ya conocido por mi por haberlo sentido en otras pruebas. El portal había llevado a Christy a otra época, era el mismo sitio pero diez años después. A pesar de vivir ocultas ambas amigas, no les iba nada mal, gracias a la ayuda de Lucifer.

 

Me había sentido un poco molesta con mi padre en la prueba, ya que el siempre me había ocultado donde sabia mi madre. El siempre me dijo que se había ido y yo no me moleste en preguntar, ¿para que buscar a alguien que te abandono?

 

Ahora comprendí que el hecho que se fuera, no quería decir que no supiera donde estaba y que todo había sido por mi bien, de lo contrario las primas de mi madre, seguirían buscándome para eliminarme, era obvio que su experiencia con niños demonios no fue favorable.

 

Me faltaba algo por ver, algo que estaba en la bola de cristal. Me alegraba ver que Pearl no se había dado cuenta que todo lo que paso antes y lo que estaba a punto de pasar, no era su amiga en realidad la que estaba a su lado, sino su hija. Todo eso era demasiado extraño, a veces empezaba a confundirme y deseaba quedarme ahi como Christy, pero el anillo rosáceo me recordaba siempre quién era y que pronto sería tiempo de regresar.

 

Pearl tocó la puerta de mi cuarto y entró una vez que le di permiso de entrar. Estaba segura que había tenido otra de sus visiones, pero era ella un caso especial. No necesitaba una esfera de cristal, a veces le bastaba tocar algo para que las visiones surgieran.

 

-¿Viste que tenía razón, Christy? Katara va a ser educada más como bruja que como demonio. En estos momentos debe estar tomando el tren a Hogwarts.- Comentó, sentándose en el piso con ella.

 

-Lo acabo de ver, la imagen esta todavía en la esfera de cristal, pero ya lo sabias. Todavía no entiendo como tu hija logró convencer a su padre que la dejará estudiar ahi.- Mencionó Christy.

 

-Ayudaron los tíos de Katara, los Selwyn. Son magos, además de demonios. Lucifer les pdió que cuidaran a nuestra hija, porque a mis primas nunca se les ocurriría buscar a la hija del rey del Infierno en una familia de magos. Sus tíos lo convencieron, diciéndole lo contenta que estuvo cuando recibió su carta y el pudo verlo. No pudo decirle que no.- Mencionó Pearl, orgullosa.

 

En la esfera de cristal se veia en ese momento a Katara, siendo mandada a castigo por un profesor, por haber convertido a un compañero que la molestaba en una rata.El profesor estaba orgulloso, pero no podía mostrar preferencias.

 

-Sera el tormento de los profesores, pero le ira bien. Aunque ese chico Riddle no me acaba de gustar.- Comentó Pearl.

 

-¿Porqué no le adviertes de él? ¿De todas las desiluciones que tendrá?- Preguntó Christy.

 

-Tiene que aprender a superar todas las desiluciones que tenga por si sola, además, a veces son algo bueno. Esa deislución que vimos que tenía en Ottery le hará estudiar, demostrar que puede lograr las cosas sola. Si nunca hubiera pasado, mi hija nunca se esforzaría como hemos visto que hará.- Contestó Pearl, recargándose en la orilla de la cama-- No hay que abusar de nuestras habilidades e intentar cambiar el futuro cuando veamos algo que no nos guste. Hay que aprovechar eso para encontrar formas de enfrentarlo y superarlo, espero que ella entienda eso.

 

-Christy, lo entenderá. Pero si ya paso el peligro, ¿porque no intentas buscarla?- .Preguntó Christy.

 

-¿Porqué me haces preguntas de cosas que hemos hablado Christy?- Pearl la miró curiosa, no estaba molesta, solo intrigada.-Mis primas les dejaron a sus hijos la misión de buscarla y destruirla, pero se llevarán una sorpresa si la enfrentan. Además, ella me buscará.

 

Christy asintió. El anillo del aspirante de la videncia volvió a brillar y volvió a sentir ese extraño mareo o tirón, llevando siempre su varita en la mano.

 

Abrí los ojos y aparecí de nuevo en el salón inicial, siendo otra vez yo misma. Había aprendido tantas cosas en esa prueba, como el hecho de poder salvar un par de vidas gracias habilidades de videncia de Christy y mi madre.

 

Sabia que si se habían podido salvar esas vidas en parte era gracias a la interpretación correcta de todas las visiones de alerta y que mi madre nunca perdió la calma con ellas.Siempre se mantuvo tranquila y yo debería hacer lo mismo. Mi forma de verla cambió con esa experiencia.

 

Busque con la mirada al arcano Sajag, ¿esa experiencia sería suficiente o habría que demostrar algo más? Comprobé que tenía en la mano derecha mi monedero de piel de moke, casi había olvidado que lo tenía conmigo en la prueba, pero me alegraba no haber perdido nada en ella.

 

Suspire mientras esperaba la aprobación del arcano Sajag, sin poder decir nada todavía por todo lo vivido en la misma.

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La Oniromancia, es otra de las facultades que un buen vidente llegaba a desarrollar con el paso del tiempo. Si bien era cierto que Thomas no era adepto al conocimiento que entregaban los sueños y las pesadillas, siempre consideró y tomó en cuenta cada uno de los avisos que se le presentaron a través de aquel don; y esta vez no fue la excepción. Tras un leve episodio de incomodidad en las almohadas de la tienda de Sephora, finalmente logró conciliar el abrazo de Morfeo, dándose por completo a la seguidilla de visiones que fueron aflorando en él como pez que nada contra la corriente. Lo primero que vislumbró el pelirrojo, luego de que su visión se despejase de dicha niebla blanquecina que le impedía contemplar las escenas con claridad, fue a un tipo. Sí, era el mismo hombre con apariencia egipcia que se acercaba hasta un pozo en medio del desierto. Estaba muy maltratado, sediento, sin fuerzas y con ansias de morir. Algo muy extraño le ocurría; era como si el sujeto no tuviera ganas de vivir, como si su actual caminar por este mundo hubiese sido una mentira y que nada de lo vivenciado fuera real. Se sentía decepcionado, solitario y sin un origen concreto de cómo fue que sus ojos se abrieron ante el universo. Luego la escena cambió rápidamente. Elros veía un gran templo egipcio. Adentro de éste, hablaba el faraón junto a sus sacerdotes. Comentaban algo acerca de las diez plagas que el Dios hebreo/israelita había prometido enviarles si él no liberaba a su pueblo. Un enorme mar de sangre, ranas, piojos, moscas, una terrible peste sobre el ganado, úlceras y sarpullido en las personas, granizos, langostas, tiniebla y oscuridad, y muerte. Posteriormente, Thomas observó una nueva imagen; esta vez desde un alto monte, donde el mismo hombre escribía sobre diez tablas de piedra pulida lo que parecían ser leyes o doctrinas que debía seguir la gente... y ahí, junto a él, se hallaba la abnegada Sephora. Pero la mujer no estaba sola, al contrario, se encontraba con muchas personas... un océano de seres humanos que caminaban y continuaban avanzando hacia lo que ellos llamaban: "La Tierra Prometida". Todo era confuso, no había una conexión entre todo lo materializado en su mente, salvo el número diez que se repetía una y otra vez en las representaciones oníricas del fenixiano. Fue en eso que, sin voluntad propia, Elros despertó. Aún era de noche y hacía bastante frío. Sephora dormía tranquilamente a sus pies, mientras que un grupo de muchachas de corta edad se abrazaban entorno a ella para darse calor. <<¿Por qué el número diez? ¿Qué querrá decirme?>> era lo que se preguntaba el Gryffindor, tratando de recordar el verdadero significado de su sueño. En las bases de la Numerología; el número diez es la unión de dos dígitos. Su conjunción hace referencia al cuerpo (uno) más "el todo o la nada" (cero); relacionándose con el poseedor de una gran fuerza, el coraje de un rey, y con la capacidad de visualizar sus objetivos, no existiendo nada en su trayecto que se le interponga. -No es posible... ¿Quién es este hombre que viene para acá? Se aproxima... cada vez está más cerca para cruzar su destino con el de este pueblo... Debo saberlo, por Sephora- se envalentonó el inefable, examinando con sus orbes esmeraldas todos los rincones de la carpa; hasta que pudo hallar lo que buscaba... un mazo de Tarot.


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-Díganme... ¿Qué le depara el futuro a Sephora?- preguntó silenciosamente el muchacho, concentrándose en la carta que su mano derecha cogió; revelándola inmediatamente. Se trataba del As de Copas no invertido. La carta era clara; Sephora daría inicio a un evento emotivo... como el comienzo de una relación, una aventura o el nacimiento de un hijo. Tendría una conexión, espiritual y emocional, muy fuerte. Confiando en lo que dicta su corazón y siguiendo la intuición de sus sentimientos. -Pero... ¿qué pasa con este hombre? ¿Es él quien llegará a formar parte de la vida de Sephora?- consultó a continuación, escogiendo una nueva carta que fue reconocida por éste como el Caballero de Bastos. Por sí sola, aquella jugada representaba a una persona con actitud ganadora, "complejo de héroe y salvador", con deseos de libertad, y carácter impulsivo-apasionado. Pero eso no era lo que preocupó al legionario de la Orden del Fénix, sino que la combinación de ambas cartas le mostraba el triste futuro que le venía a la gitana. Se veía claramente un distanciamiento del hombre al que amaba; separación causada por las convicciones de éste y el compromiso que el tipo tenía con sus ideales marcados desde su nacimiento. Era como si el destino de ambos se hubiese cruzado para dejar semillas sobre la tierra y luego se alejarían para, cada cual, cumplir su misión en esta vida. <<Raro, muy extraño>> cavilaba el alquimista con ambas cartas sobre el piso, tratando de analizarlas más a fondo, pero no contaba con que la mujer se despertaría y le alzaría la voz. -¡Hobab! Hermano... ya es hora. Debes ir al monte a pasear a las ovejas y las cabras. Nuestro padre te regañará si no sales antes del alba. Abrígate bien... aún cae el rocío nocturno- pronunció la hija de Jetró, antes de darse la media vuelta con tal de seguir durmiendo junto a sus hermanas pequeñas. <<Pues... será>> bufó el Granger, al mismo tiempo que tomaba una manta de material muy pesado y se la colocaba sobre sus hombros; saliendo hacia el exterior de la tienda donde los cuerpos celestes aún estaban observando a los mortales desde el espacio. La Astrología era una forma muy complicada de la Videncia en sí, pero Thomas tampoco se quedaba atrás en tratar de interpretarla. Fue por eso que sus ojos se desviaron hacia el cielo estrellado, y tras ver que la luna estaba en su fase de cuarto menguante; supo que aquella época sería ideal para nuevos cambios, modificaciones que influirían en todas las decisiones de las personas que cayeran en su régimen, mismo legado que se combinaba con la entrada del sol en Cáncer. Aquel signo del zodiaco que representa a la "madre", era la señal indudable de que grandes hazañas se vendrían en la vida de quienes se vieran incitados durante dicho período de tiempo. -¿Dónde estarán esos animales?- se preguntó Thomas, tratando de borrar todas aquellas deducciones de su cabeza, con el objetivo de concentrarse en la tarea que se le fue asignada antes de que se asomara el astro rey de la vía láctea por las tierras desérticas del clan de Madián.

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El Tiempo parecía haberse detenido. Sajag no se movía, allá sentado delante del Portal, sintiendo por el víncul0 del anillo de aspirantes como se movían dentro del Portal. Siempre se ponía nervioso, algo que su semblante no reflejaba, pues solía ser una persona pacífica, paciente, en el que confiaban cuando las situaciones se giraban. Pero por dentro sufría por sus dos pupilos, allá perdidos tras el Portal.

 

Sabía que la mujer había hecho un gran descubrimiento personal dentro del Portal. Eso le llenaba de orgullo. En realidad, todo estaba dentro de ella, sólo que debía dejarlo despertar. Y lo había hecho de forma espectacular. Ahora sabía mucho sobre su madre y su padre, datos que siempre había conocido y que sólo tenía que dejarlos fluir. Debía aprender de sus experiencias y tomar sus propias decisiones. Sajag reconocía, sin embargo, que serían las correctas, por mucho que le dolieran.

 

El niño Thomas había entrado en el mismo lugar con la frase de "no le defraudaré". No lo había hecho, a pesar que su experiencia había sido pesada. Sin embargo, el Arcano consideraba que la experiencia de la muchacha había sido más terrible porque no todo el mundo puede enfrentase a su pasado horrible y comprobar lo equivocada que estaba referente a su familia. Por ello, en cuanto la mujer traspasó el Portal, le sonrió para infundirle ánimos.

 

- Señorita Selwin... Me ha demostrado que es usted un personaje excepcional. He de reconocer que me siento orgulloso de haberle iniciado en esta Habiliad.

 

El Arcano se acercó a ella y le tomó las manos. Los dos anillos se rozaron y brillaron brevemente, creando un vínculo entre ellos. Cuando separó las manos, el Anillo de Aspirante había desaparecido para dejar paso al Anillo de Videncia.

 

- Tienes muchas cosas que demostrarte aún - se atrevió a usar el tuteo con ella, ahora que podía tratarla como un igual. - Tienes mucho que aprender, pero yo no puedo enseñarte más. Sólo puedo ofrecerte mi puerta si algún día necesitas consejo. Ahora, lo que necesitas es práctica y experiencia. Tienes lo que hay que tener para ser una Vidente. Te aconsejo que vayas a descansar, puesto que aún tengo que atender la llegada del Sr. Gryfindor. Espero que sea capaz de encontrar la puerta.

 

Era igual que hablara de él y de su prueba puesto que ahora estaban tan vinculados que todo lo que ella viera, él lo vería y casi viceversa. Aún le faltaba algo de práctica para visualizar todo lo que le sucedía al resto que compartían anillo como ella, pero pronto, con práctica y tesón, lo conseguiría.

 

- ¡Qué tenga mucha suerte, espero saber mucho de usted en el futuro!

 

Después volvió a concentrarse para saber si Thomas estaba preparado o no para cruzar el Portal de vuelta.

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<<Nunca pensé que tendría que llevar a las ovejas al monte>> caviló el Gryffindor cuando sus ojos se posaron en, al menos, dos docenas de ovinos rumiantes que estaban encerrados tras un corral de madera; encaminando sus pies hacia dichas instalaciones con tal de soltarlas luego de haber cogido una larga vara y una correa de cuero bruno para poder arrearlas como era debido en aquellos tiempos. Las palabras de Sephora habían sido muy claras; él debía orientarlas a pastar por las desérticas lomas antes que se asomase el alba, o sino Jetró se encargaría de reprenderlo como lo hacía un buen padre con un hijo descarrilado. Pero, para sus adentros, el muchacho seguía pensando en todo lo predicho ante el futuro incierto de la gitana. Eran muchas coincidencias, y si su Ojo Interno estaba en lo cierto; su "hermana" tendría una vida feliz, pero sacrificada al lado del sujeto que no se aburría de aparecer en sus visiones y planteamientos deductivos. Fue así que, sin temor a sus propias conjeturas y juicios valóricos, Elros tomó las riendas de la situación y empezó a ascender por la colina montañosa hasta llegar a un sitio que le llamó bastante la atención. Ahí había una charca de agua algo estancada que conformaba un diminuto lago de apariencia cristalina que cautivó, inmediatamente, a los orbes expresivos del buen adolescente; quien, posterior a corroborar que los mamíferos estuvieran alimentándose en la paz de Merlín sin ningún riesgo evidente por parte de algún depredador, se quedó examinando con intriga la laguna natural que no mostraba indicios de estar contaminada ni sucia; es más, parecía estar purificada. Su reflejo se estampó en las aguas tal como si se estuviese mirando en un espejo, pero no era a Elros a quien veía; sino a Hobab, el cuerpo mortal que estaba conteniendo a su espíritu desde que abrió los ojos a aquella realidad que jamás había vivido ni tampoco recordado en lo más oculto de sus pensamientos. -¿Qué es lo que está sucediendo aquí? ¿Quieren mostrarme algo?- preguntó el Granger con convicción y en voz alta, dejando que la respuesta aflorara de la nada sobre el manto de aquel elemento noble; contestación que se manifestó a través de una serie de imágenes nítidas que se materializaron en el agua tal como si tuviese por delante una Bola de Cristal. El oráculo mágico comenzó enseñándole las mismas representaciones mentales que visionó en los sueños oníricos de la noche anterior en la carpa de Sephora; viendo al sujeto en compañía de cientos de hombres, que parecían ser esclavos por lo andrajoso de sus ropas, caminando por la arena del oasis de Egipto rumbo a las orillas de un enorme mar que los separaba de la libertad. También distinguió la ira del faraón y sus leales súbditos tras la muerte inesperada de sus hijos; cólera que cegó sus ojos y le incentivó a ir en búsqueda del hebreo para hacerle pagar por los crímenes que su Dios cometió. Y finalmente, el estanque le dio a conocer parte del futuro de Sephora; la cual se veía alegre junto a su pueblo y dos niños que parecían ser sus hijos, mismos infantes que se transformarían en su razón de vivir tras la partida del hombre que amaba hacia tierras de sufrimiento gobernadas por Ramsés. <<Es... es algo muy difícil de creer, pero si yo no soy capaz de confiar en mí... ¿Cómo voy a esperar que aquellos que me consultan lo hagan?>> se cuestionó apenas sacó su concentración de encima de dichas aguas, volviendo a atormentarse con todo lo que sabía que pasaría y que no podría detener; ya que podría cambiar de manera drástica la historia que todos conocían.


Una terrible angustia brotó en el corazón del inefable; sentimiento que se intensificó con el cantar de una bandada de aves que sobrevolaron el firmamento que ya lucía majestuoso con los primeros rayos de sol. -Esto, esto que siento es un Augurio... Lo que vi, está a punto de ocurrir. Sephora... Debo ir por ella y contarle todo lo que he presagiado sobre su futuro- meditó con un sobresalto el fenixiano, al mismo tiempo que los músculos de sus piernas se tensionaron con el relámpago de adrenalina que encausó su brújula hacia aquel pozo donde la gitana iría a sacar agua en compañía de sus hermanas pequeñas. Mientras corría, sin importarle el rebaño que había dejado desolado a sus espaldas, un fuerte dolor de cabeza comenzó a punzarle la sien del lado derecho; sensación molesta que se sumó al vibrar de un anillo rosáceo que estaba en uno de sus dedos, en el instante preciso en que su don clarividente se manifestó una vez más. <<M... de monarca, quien dirige un reinado hacia la prosperidad. O... de omega, todo comienzo tiene su final. I... de inteligencia, la esencia del hombre que está dispuesto a enfrentar sus miedos para evolucionar. S... de suerte, la que necesitará para salir vivo ante la petición de su Dios. E... de Edén, el paraiso... la Tierra Prometida. Y S... de sonrisa, cuando todo el tormento haya cesado, vendrá el gozo ante la calma. M-O-I-S-E-S...>> canalizaba el legionario en el interior de su consciencia; hasta que pudo completar aquella palabra que tanto anhelaba, en el segundo más certero de su vida. -¡Moisés!- vociferó desde la altura de una enorme roca cuando su silueta arribó a las proximidades de donde se podía observar el pozo de agua donde estaba Sephora con sus hermanas, el tipo de sus visiones y un grupo reducido de tres desconocidos que se mofaban de las gitanas. Pero cuando sus orbes se fijaron con los de Moisés en un único canal de comunicación, el anillo desparramó una energía colosal que se convirtió en un resplandor dorado que encandiló todos los sentidos del pelirrojo; y una vez más, tras percibir que su alma se desprendía de aquel envoltorio humano prestado, Thomas sintió un congelado balde de agua fría que cayó sobre su cabeza cuando cruzó el Portal de regreso a la mitológica pirámide del Ateneo en donde se hallaba la serpiente.


-"Un vidente tiene un gran poder en sus manos, la creencia de los que le consultan"- recitó el joven con una gratificante sonrisa dibujada en su pálido rostro entumecido, sensación de hielo que se reflejaba en el color morado de sus labios y en el constante temblor de su cuerpo. Molestias de hormigueo y torpeza en cada uno de los movimientos que efectuó el chico hasta llegar a la vasija con frutas, era lo que vería el Arcano en el santiamén que el Gryffindor retornó a la sala circular satisfecho por su logro. -Hermosa kurta para una ocasión tan especial como ésta, maestro Sajag- comentó el alquimista antes de masticar una manzana verde que anteriormente había cogido desde el recipiente del docente. -Fue una experiencia... ¿cómo se lo puedo decir? Ah... sensacional. He aprendido mucho de usted durante toda esta travesía, señor- agradeció con sinceridad el primogénito menor de los leones de Ottery, no sin olvidar acercarse hasta el hindú con tal de tomarle la mano derecha y cobijarla entre las suyas en señal de respeto y cordialidad. Thomas esperaba haber cumplido con las expectativas del amante de la música, y también deseaba que su compañera Lyra ya hubiese tenido el honor de pasar a ser una embajadora reconocida de aquel don que tanto le fascinaba. Por todo eso, el extrovertido estudiante se quedó a la espera de las palabras de Sajag, anhelando que éste le diera la aprobación.

Editado por Thomas E. Gryffindor
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Me sentia mucho más tranquila después de haber escuchado las palabras del arcano Sajag. Sabia que tenía que pensar bien las cosas antes de actuar y no debía dedicarme solamente a buscar a mi madre olvidando todo lo demás. ¡Estaba viva! De alguna forma lo sospechaba pero ahora estaba segura y comprendía que mi padre me había separado de ella por una buena razón Una decisión que los dos tomaron por mi seguridad.

Quizás estaba mal sentirme orgullosa de haber aprobado esa habilidad, pero ¿que importaba? Al menos perdi el miedo inicial de llegar a reprobarla, demostrando que era capaz de lograrlo.

-Gracias a usted, arcano Sajag. Si no me hubiera enseñado nunca podría haber hecho ese descubrimiento.- No me quedaba duda alguna de que el arcano sabia de que hablaba.

Experimente una emoción bastante agradable cuando los anillos se rozaron y brillaron. Una extraña paz y sensación de triunfo se dejaron sentir al estar vinculado mi anillo con el del arcano Sajag.Quizás algún día podría llegar a ver todo lo que pasaba con los demás videntes, como con el arcano,pero parecía que faltaba mucho para eso.

-Efectivamente, necesito descanso. Y comida, ¿puedo coger otra fruta?- Antes de que me respondiera, porque ya había visto que iba a asentir, tome una pera.-No se preocupe por mi compañero, no tardará en llegar.

En ese momento llego mi compañero y sonreí, era mejor dejarlos a solas.

-Gracias por todo nuevamente, arcano Sajag.- No pude evitar darle un abrazo fuerte por lo mucho que me había ayudado, no solo para saber más de mi familia sino en que era capaz de seguir estudiando habilidades sin morir en el intento.-Nos vemos luego, Gryffindor.

Sali de la piramide, con mi fruta en la mano. No tarde en regresar a los límites de la universidad e irme a casa a descansar.

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