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๑۩♚۩๑ Mansión Black Lestrange ๑۩♚۩๑ (MM B: 78195)


Mia.
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Esperaba por Aarón pero este no llegaba y Jessie comenzaba a impacientarse. Solía tener mucha paciencia pero andar con vestido blanco no era lo suyo.

 

Suspiró e intento relajarse pero no había nada que la tranquilizara; si tan solo su medio hermano apareciera o Aries... Pero tal parecía que los hombres de su familia desaparecían cuando más se los necesitaba.

 

Al final tal vez le dijera a Bipa que la acompañara o transformaría a Estrella en un hombre... Que debería hacer...

 

Unos golpes en su puerta para después escuchar cómo está se abría llamaron su atención, provocando que se pusiera de pie de un salto con la varita en ristre.

 

-¡Oh Mi... madre!- sonrió caminando a su encuentro con graciosas -León... Un placer, espero sepas cuidar a mi madre

 

Un brillo malicioso apareció en sus grises ojos al observar al hombre de quién hablaba Mía, sonrió con malicia y luego extendió su mano en dirección del hombre tras guardar su varita entre los pliegues de su vestido.

 

@@Mia Black Lestrange @León Crowley @

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No le gustaban las bodas, lograban llenar su cabeza de malos recuerdos del pasado. Aquel patán que la había ilusionado a diestra y siniestra con un futuro juntos, por más que lo intentaba, no lograba superar aquel episodio desastroso de su vida. Pero esta vez, se trataba de su hermana Jessie y era una persona muy importante para ella. Al menos le alegraba y sabía que la persona con la que contraría matrimonio era alguien de fiar y al menos tenía la certeza de que no la lastimaría o si no, ya se encargaría de ver la forma de que eso no sucediera.

 

Se vió por tercera vez en el espejo, el trabajo que había hecho con su imagen no estaba mal al menos sabía que si su hermana la veía la aprobaría con lo que llevaba puesto. Suspiró mientras tomaba el bolso plateado de fiesta que hacía contraste con su vestido largo azul rey. Sin hacer nadamás, se diriió hacia la puerta para ir a reunirse con su madre y su hermana que seguramente estaría nerviosa por lo que venía.

 

Caminó tranquilamente hacia los jardines, le había tocado ver al llegar a la mansión cómo levantaban un vestidor especial para su querida hermana, todo estaba listo y esperaba que las cosas marcharan a la perfección. Con su mano derecha deslizó la entrada del vestidor, para su sorpresa, su madre ya se encontraba ahí, se veía hermosa con ese vestido verde. A su lado, se encontraba un mago al que no lograba reconocer del todo. Al darse cuenta los demás de su presencia les regaló una pequeña reverencia.

 

Buenas noches, madre... hermana — Dejó escapar con un tono de voz ligero, esperando que el resto no notara su incomodidad y sentimentalismo que le provocaban ese tipo de eventos. Esperó un poco a que el hielo se rompiera entre los presentes.

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Se había quedado embelesado en los ojos negros de Kaori, tenía la necesidad de abrazarla y girar mientras ambos se miraban con una amplia sonrisa, no hizo ninguna de las actividades que tenía en mente por que se le hacían un cliché de esas que salían en los finales de películas románticas y él no era nada de eso, no se catalogaba como una persona romántica, es más, él se consideraba un joven intrépido, tan intrépido que era capaz de ir a hablar con Dennis y pedir que los casará en ese momento, pero no lo hizo ya que las palabras de la Delacour le había dejado estupefacto.


Tenía en las manos el reloj que minutos antes le había entregado la mujer de cabello negro, pero el mensaje con el que lo había recibido lo había dejado sin palabras, porque no iba a negar que jamás había pensado en tener hijos, ni con ella, ni con su antigua pareja, pero era obvio que estando casados en algún momento iban a procrear, sólo que hablar de eso a su edad le resultaba extraño.


Gracias por el regalo mi amor.


Se acercó a ella y le pego un beso dulce, tierno y largo. Mientras la besaba recordó que debía regresar a la boda para entregar a Jessie así que después de un par de besos con Kaori se le quedó mirando con un poco de vergüenza.


Amor, debemos regresar a la boda, seguro nos van a estar buscando y debo entregar a la novia. —su voz sonaba un poco quejica.


No tenía muchas ganas de alejarse de su ahora prometida y futura esposa, pero estaba un sesenta por ciento seguro que la boda no había dado inicio por su ausencia. Pero antes de ir en dirección a la mansión Black Lestrange, posó una rodilla en el suelo, buscó entre sus ropas la cajita con el anillo y la tomó de las manos. Con una gran alegría que se podía expresar hasta con la forma en cómo la miraba le coloco el anillo en el dedo anular.


Ahora sí, es momento de ir con los novios, ahora que estamos comprometidos, no quiero que seas viuda antes de tiempo, por lo que es mejor regresar a la Mansión.

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La Black Lestrange estaba recostada en su cama, disfrutando de una copa de bourbon, evitando prestar atención a todo el ajetreo que se estaba desatando dentro de su hogar. Hacia demasiado tiempo que no se sentía tan cómoda dentro de la mansión, que le brindo un sitio donde poder disfrutar de la compañía de su familia adoptiva, aunque sin duda alguna los consideraba sanguíneos. Mia se había transformado en algo más que una hermana para Juv y viceversa, agradecía el nexo que se había forjado entre ambas mortifagas.


—Terminemos con esto—terciando una lóbrega sonrisa en sus labios se desperezaba un poco. Debía alistarse para la boda de Jessie & Otto, aunque no le extrañaría en lo más mínimo que Haise se presentará en el lugar y soltará una bomba, justo antes del “si, acepto”. No era partidaria de echar por la borda esa clase de celebraciones, pero tampoco las aplaudía hasta que le dolieran las manos. Era cuestión de enfoques, ella estaba a nada de tramitar su divorcio y quedar libre de esa atadura, que le unía a un ser que posiblemente, ya había pasado a mejor vida. Si estaba muerto o no, poco le importaba a la Nigromante .


—Ama su atuendo está listo—Navian apareció dentro de la alcoba de la rubia—El joven Aryma, espera afuera a que lo reciba—agregó colocando la capa de viaje de la Vidente sobre su cama, acompañada por un hermoso vestido negro. Sus enormes ojos detallaban con atención las facciones de su ama, le gustaba la forma en que se guardaba para ella cada uno de los pensamientos que buscaban escapar de su cabeza.


—Dile que pase, espero que Haise, no le acompañé—poniendo los ojos en blanco, chasqueó la lengua, cambiando su atuendo por un elegante vestido negro, destacando en este el escote que daba una presencia inigualable a sus senos. Admirando su pierna torneada que sobresalía por la abertura, que tenía a la altura del muslo, le fascinaba que la sociedad pudiera apreciar la sensual anatomía que poseía la vampiro. Era como tentar a las masas con algo que jamás probarían, pero la sola idea de imaginarlos deseándolo, le encendía como lo hace un fósforo sobre la madera empapada por algún liquido flamable como el keroseno.


—Simplemente exquisita, ¿No lo crees Haise?—inquirió dejandole un beso en la mejilla. Sabía el disgusto que causaba en Malfoy las muestras de cariño o mimos innecesarios, pero Aryma, jamás terminaría de erradicar esas malas mañas que tenía tan arraigadas en su persona—Lo siento, no deseo desatar los celos de tu acompañante dentro de está celebración—afirmaba sintiendo la mirada gélida de Juv sobre su gallardo rostro. Haise estaba perdido en sus pensamientos, intentando no salir disparado por la puerta y cometer alguna locura que acabará en un abrir y cerrar de ojos con la boda.


—Malfoy, basta ya—reprendía con severidad al castaño—Va a casarse quieras o no, tu no eres para ella y ella, no es para ti—soltaba con malicia—Tu estás con Vianna, céntrate en ella y deja el pasado donde está. Tus aventuras de casanova, ya no tendrán cabida dentro de mis dominios, Haise. Comprometete de una buena vez, olvida tu vida de excesos y sienta cabeza. No hablo de casarte, pero si de tomarte las cosas, en serio y dejar de portarte como un crío malcriado—acomodando su dorada cabellera sobre su hombro izquierdo cubría de esa forma la marca de Caín que tenía en el cuello.


—Entendido, Black Lestrange—respondió lacónicamente esbozando una sonrisa ácida en sus labios—Más que exquisita, Aryma está despampanante...—le lanzaba ese halago, esperando no terminar con la cara rota. Siempre le gustaba enviarle puntas como esa, provocando que la sangre de la rubia bajará su temperatura abajo de los 0°. Conocía demasiado bien a la mujer que le salvo la vida infinidad de veces, nada en ella, le extrañaba y menos verla ataviada con un atuendo tan elegante y sensual.


—Muy graciosos ustedes dos, vayan a ver si todo está listo. No deseo hacer acto de presencia, si aún no están presentes los invitados y mucho menos, si no ha llegado mi acompañante—asintió recordando la invitación que le hizo llegar a Allen con varios días de anticipación. Era mejor para la salud del Delacour, no dejarla plantada o sin duda alguna, si que le haría pasar un muy mal rato. Estaba lista para disfrutar de enlace matrimonial de la Black Lestrange y el Black, no le quedaba la menor duda de que serian inmensamente felices. Saliendo de su habitación recorrió el pasillo que le conducía hacia las escaleras, esperaría un poco antes de reunirse con los invitados y sus familiares, no estaba demás hacer esperar un poco al Delacour.


@Allen

Cuando eres tan grandiosa como yo, es difícil ser humilde

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Básicamente ya eres la mitad de una maldición

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Estacioné la moto en las afueras de la Mansión, como para no llamar demasiado la atención con el ruido del motor. La desmonté, estirando un poco las piernas luego del viaje y me sacudí la tierra acumulada del piloto que traía puesto. No había dado ni tres pasos que di cuenta de haberme olvidado completamente de quitarme el casquillo que llevaba en la cabeza. Parecía más un gorro de jockey que un casco, pero era mucho más elegante que cualquier otra cosa que vendieran en el mundo muggle.

 

Al quitarme aquello de la cabeza, mis cabellos finos y azabaches se desplegaron relucientes hasta la altura de mis hombros.

 

Dejé el casco atado a uno de los caños de la moto y pegué la vuelta nuevamente para adentrarme en los jardines de la mansión Black Lestrange. Era una casona bastante alejada del resto de los castillos. Los álamos que la rodeaban la hacían ver más esbelta que otras mansiones, al contrario de los pinos que eran árboles mucho más regordetes y chatos.

 

Aún quedaban en el suelo bastantes hojas del otoño que chirriaban por debajo de mis botas al caminar.

 

Llegué a la puerta y golpeé tres veces. Nunca sabía qué hacer durante la espera, generalmente dirigía la mirada hacia el suelo o me miraba las uñas contemplando lo mal pintadas que las llevaba.

 

Al abrirse el enorme portón, miré por encima de mis anteojos negros al elfo que me recibía.

 

- Buenas noches, vengo a ver a Jocker.

 

(...): ¿De parte de quién?

 

- Soy Goshi Black, una vieja amiga. - Me quité los lentes y los guardé en un bolsillo.- Si duda en bajar dígale que le traje un vino para compartir durante la ceremonia.

 

Sonreí de lado.

 

La criatura me dejó pasar al atrio. Allí sí tenía algo conque entretenerme. En la pared más cercana el enorme árbol familiar de los Black Lestrange. Familia legendaria, como los Black y los Malfoy, con años y años de historia y participación en cientos de batallas e hitos del mundo mágico. Al tope del árbol, el nombre de Jocker se alzaba como gran líder de la manada.

 

Esa noche se casaba Otto con una Black Lestrange y se notaba en el barullo que llegaba de lejos los ánimos de preparación para la ceremonia. Entre familias podríamos decir que éramos algo así como primos, pero cada familia, tanto la Black como la Lestrange, era celosa de su propia historia y esos comentarios no se hacían nunca en voz alta. Mientras se conservara la pureza de la sangre, estaba todo más que permitido.

Editado por GoshI

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Dennis Delacour

Jefa de Oficina del Saw

 

No podía evitar sonreír al ver la interacción un tanto divertida que sucedía entre su madre y su tía Lisa pero no dijo nada al respecto como para no atizar más el fuego de la hoguera y darle pie a su tía que siguiera bromeandole a la Delacour porque si se molestaba un poco por eso ella no iba a quedar en medio de todo, entonces mientras las brujas conversaban se dedico a observar el lugar desde su ubicación.

 

Pudo notar que la cantidad de invitados había ido en aumento considerablemente desde que había llegado con la directora de departamento, pero por el momento aún no veía aparecer a los novios y por lo que podía imaginar ya estaban sobre el tiempo según lo que decía la invitación. No podía evitar pensar en tan solo una persona al observar ese maravilloso paisaje que se levantaba frente a sus ojos, le hubiese encantado estar compartiendo esa vista en su compañía pero lamentablemente las cosas no se habían dado en esa ocasión.

 

El resto de su familia quienes también habían sido invitados a la ceremonia aún no se hacían presentes lo que le hacía preguntarse si iban a asistir a fin de cuentas. De lejos le pareció ver algunas caras conocidas pero cada uno de los asistentes parecían estar ensimismados en sus conversaciones. Por ahora seguiría a la espera de que diera inicio la ceremonia para posteriormente certificar la legalidad de dicha unión para la oficina del Saw.

 

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El bullicio de la gente, el alboroto y la actividad de la metrópoli eran nulos en este parte de la ciudad. El tiempo que se había demorado para llegar a este sector de Ottery había sido mas de lo habitual ya que se había quedado dormido en el bus, y ahora se hallaba a unos quince minutos de su destino. Las calles eran albinas por la nieve, los altos robles que la seguían de lado estaban esqueléticos y muertos, las cenizas se desmoronaban de la boca del castaño al ritmo de sus largos pasos, su cara era iluminada por la chispa que salía de ese rollito de papel. El humo del cigarrillo se mezclaba con el vapor de agua frío que salía de su boca y juntos se condensaban en el aire creando este pequeño fantasma que rodeaban su existencia gracias a la ausencia del viento. Llegó a la verja negra de la mansión Black Lestrange vistiendo un esmoquin negro de doble botonadura con solapas en pico, una camisa blanca cuyo cuello estaba desabotonado; sin corbata, y unos pantalones y zapatos del mismo color que el saco. Exhaló el ultimo respiro del papelillo que moría en sus dedos, infló sus pulmones sacando pecho y se dirigió a la puerta principal de la casona con paso firme y seguro.



El paisaje de la mansión era alucinante, un óleo hecho por el mismísimo Camille Pisarro, no solo por la arquitectura del lugar sino por su esencia, era siniestra y cautivadora a la vez. El bosque que la rodeaba se notaba que estaba llena de sorpresas o de misterios. Llegó a la puerta principal junto con otros invitados los cuales estaban entrando después de anunciarse con un elfo. -¿Y qué? ¿No va a entrar con los demás?- le refunfuñó pensando que era parte del grupo que acababa de entrar. -Por supuesto- le respondió el ojos café entrando con autoridad al lugar. Su postura era perfecta, sus pasos eran suaves y lentos, sabía como comportarse en este tipo de eventos. Examinó a los otros invitados para ver si reconocía a alguien pero al poco tiempo se dio cuenta de que todos eran desconocidos y en cambio decidió examinar el lugar.



Observó la delicadeza y el detalle del árbol genealógico hecho a mano, estampado en la muralla, un documento de gran valor y un grabado de orgullo familiar que mostraba el linaje y la jerarquía de esta familia. Paseó por la sala hasta llegar a la cocina en donde trabajaban los elfos los cuales preparaban insaciablemente todo para que la boda fuera perfecto. Le estaba echando un vistazo al pastel de los novios cuando uno de los elfos amenazó con sacarlo a patadas. Revisando de lado a lado se dio cuenta que los presentes estaban distraídos por el preámbulo de la ceremonia que dentro de poco comenzaría y aprovechó, sin que nadie se diese cuenta para subir las escaleras de madera que conducían a la segunda planta.



Era un mago bastante curioso y al quedar fascinado con lo que había visto hasta ahora, quería descubrir y entretenerse un poco mas. Sin darse cuenta había entrado en un gran biblioteca llena de libros, pergaminos, plumas, mesas y mucho mas. Fue en este momento en el que se acordó que debía avisar de su llegada a Juv o mas bien, ahora debía buscarla, después de todo ella fue la que lo invitó. También tenía que esperar a su hermana Alessandra quién la había comentado que iba a venir un poco mas tarde que él. -¿Debería ir al jardín?- se cuestionó saliendo del cuarto.





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Kaori.

No pudo evitar notar que el regalo que la pelinegra le entregó dejo a Aries un poco pensativo y es que al verlo desde el punto de vista de él eran muy jóvenes para tener familia, luego tendrían que hablar de ese tema y por cómo había reaccionado ante la idea de tener hijos, se atrevía a jurar que pensaban igual. Quizá luego de un par de años de casados se podría plantear tener hijos, pero por el momento prefería disfrutar de la vida en pareja o al menos esa era lo que pensaba Kaori.

Sonrió feliz cuando Aries le agradeció el regalo con beso tan tierno y dulce como la miel, ella sin dudar le correspondió y como siempre que sus labios se juntaban todo lo demás dejaba de importar, para la joven el mundo dejaba de girar y tan solo quería prolongar el instante en el que además de sus labios, sus almas se juntaban formando una sola.

Muy a su pesar se separaron luego de bastante rato en el que el beso que la joven pareja se esta dando iba subiendo de nivel y es que por un momento los dos habían olvidado por completo que estaban en una boda y que era precisamente el Black Lestrange quien debía llevar al altar a la novia. Motivo por el cual Kaori aparto la idea de raptarlo esa noche y tenerlo solo para ella.

—Lo se mi vida… —su voz también sonó quejica — créeme que si no tuvieras que entregar a la novia no te dejaría ir — entre palabra y palabra la pelinegra le daba besitos a Aries, hasta que él muy a su pesar se apartó de ella

Sonrió y su mirada adquirió cierto brillo al ver como él posaba una rodilla en el suelo y sacaba una cajita en cuyo interior estaba la que ahora era su sortija. Estiró la mano para que el pusiera colocar el anillo en su dedo y así sellar el compromiso entre ambos. En el rostro del mago y la bruja se podía notar lo felices y enamorados que estaban.

—No… claro que no quiero ser viuda… —le dio un beso en la mejilla y le acomodó el traje para que volviera a estar perfecto —Ve a la mansión cariño, yo te espero en el lugar de la ceremonia, creo que ya escuche algunas voces — dijo la bruja.

No estaban muy lejos de donde se llevaría a cabo la ceremonia y había escuchado varias voces ya en el lugar, quizá se encontraba con alguien conocido, quizá algunos Delacour ya estaban ahí pues sabía que Mei y Dennis tenían que asistir por temas de trabajo y si ya habían llegado se podría unir a ellas y si no era el caso ya encontraría algo que hacer hasta que su prometido regresara con ella.

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No, los certificados siempre deben entregarse días después de la boda, es cuestión de validar todo con firma y sello, dejando una que otra copia en los archiveros del departamento ―le respondió rápidamente antes de que aquella mujer llegara.

 

Se giró al escuchar el saludo que Lisa le ofrecía, e incluso tuvo el atrevimiento de hacer una reverencia en frente de ella, a lo cual no pasó desapercibido para varios de los invitados, quienes notablemente se sorprendieron ante el movimiento que hacía Weasley, algo poco habitual. Mei puso los ojos en blanco, sabía que aquello le molestaba de sobremanera teniendo en cuenta que ni por asomo aceptaba el “título” que tanto ella como Luca querían otorgarle por estar casada con éste último.

 

Andas muy graciosa hoy, Weasley, ―le dijo, negando con la cabeza― mira el atrevimiento de la señora reina de Rumania. Peor aún, vienes y finges ser guardaespaldas cuando bien tienes que ir tú con vigilancia a todas partes, ¿dónde rayos dejaste al pobre de Dimitri? Será mejor que le envíe un mensaje…

 

Rápidamente sacó su varita, y sonriendo de lado, hizo una pequeña floritura en el aire para enviar una bola de luz sin forma –patronus que tomaría forma de jobberknoll frente a Dimitri- de forma muy disimulada y sin que nadie más fuera capaz de verlas debido al anillo salvaguarda contra miradas indiscretas. Sonrió maliciosamente, esta vez sin disimulo alguno antes de hacer que otra bola de luz saliera de su varita en busca de Luca. Sabía que alguno de ellos iría en busca de Lisa, pues, conociéndola, seguro a alguno se le había escapado mientras la vigilaban o protegían.

 

Deja de jugar a los guardaespaldas como en la película muggle, que bien puedo defenderme sola ―agregó, soltando un pequeño suspiro―. Lo siento, Den, ¿tienes alguna otra pregunta antes de empezar? Aunque algo me dice que esto tomará tiempo.

 

Esta vez se centró en los invitados, buscando con la mirada a quien debería de tratarse del novio, pero no veía a nadie que estuviera recibiendo constantes saludos o fuera el centro de atención, lo cual la experiencia le decía que probablemente aquello tardaría en dar comienzo.

 

 

 

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@@Mei Black Delacour @@Dennis Delacour

 

Lisa

 

Mis ojos verdes se iluminaron con esa malicia juguetona - No ando graciosa, soy graciosa – Seguí su accionar meticulosamente, pero no me dio tiempo a detener su proceder. El – Ni se te ocurra hacer..... - Quedo congelado en mis labios. Aquella maldita fémina de bello rostro y grandes ideales era una mala pécora cuando se lo proponía – Dimití sabe que estay aquí – No era mentira del todo. El Belikov tenia información de mi paradero, pero él creía que Matt y Tyler halan venido conmigo – Ademas, bonita, Luca esta de acurdo conmigo en que hoy quien mas peligro corre aquí eres tu y lo sabes – Punto y partido, pensé al ver como el rostro de Mei se desencajaba al ver que tenia razón en mi argumento acerca de su marido.

 

Continué con mi alegato al ver como ni la novia ni el novio hacían acto de presencia en el lugar – Ademas, jugar a los guarda espaldas es divertido, puedo ver tu.... – Me contuve de no terminar la frase, la castaña me habría arreado un golpe directo a mi mentón o peor aun, habría invocado a su dragón como solía hacer na los entrenamientos – Me comportare, al menos por un rato, lo no me puedes pedir es que no me preocupe – La abrace, obligandola a bajar las defensas – Te he echado de menos cari – Mi relación con la argentina era extraña de sobremanera - ¿Todo bien? - Le susurre luego de regalarle una ligera caricia en el hombro – Puedo ver que te rodeas de gente buena – Dennis era una de las pocas en las que confiaba ciegamente para ayudar a la paladín.

 

-Tal vez y los protagonistas de tan bella historia de amor han cambiado de opinión – Sonreí a mi sobrina. Mi ironía natural y mi parte oscura no podían dejar de salir a relucir cuando notaba esa carga de energía en el ambiente – Mira rubia así no tendrás que amargarte rellenando tantos papeles y podrás ocuparte de otros menesteres mas.... digamoslo así... interesantes – Yo misma había trabajado en la oficina del ministro hacia tiempo y cuando tocaba algún compromiso o boda toda la oficina se volvía un caos durante, por lo menos, una semana. Que si trasladadores, que si seguridad, que si faltaba una dama de honor, que si el cura venia de nueva guinea y necesitaba pasaporte – Dale, que os echo na mano, ¿que os falta?

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