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La Tierra de los Faraones (MM B: 113249)


Mia Zoeh
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--Kira con Amon Ra--

 

Al ver como el espíritu había comenzado a caminar Kira le siguió sin dudarlo mientras en sus manos seguía sosteniendo aquel libro que parecía que se había encariñado con el demonio. Era curioso, pero agradable, le recordaba a un cuervo que tuvo. Seguramente volvería a ver a esa ave. Pero por el momento sus pies tan solo seguían al espíritu.

 

Luego de que pronunciara aquella palabra clave, lo siguió por aquel oscuro lugar sin pestañear, estando sereno como siempre y sin alterarse. Parecía que se adentrase a las entrañas de una catatumba y que algunos esqueletos cobrarían vida en un momento a otro. No negaba que eso sería algo que quisiera ver.

 

Sentía la oscuridad que emanaba aquel lugar y todas las almas que en el sitio habitaban. Cuando vio el altar del dios de la muerte inclió levemente la cabeza cerrando momentaneamente sus ojos en señal de respeto. El respeto a los muertos era una de las pocas cosas que su país natal tenía de bueno, por ello no rechazaba aquel culto de honrar a aquellos que la muerte les había bendecido.

 

Abrió sus ojos grises sin vida lentamente para luego mirar en la dirección de donde salía aquella tenebrosa voz. Darius le había dicho que Amon Ra era como el espíritu rey de todos del que nadie se debía burlar, pero por lo que la voz decía parecía que el espíritu realmente estaba al servicio de alguien. ¿Sabía Darius de esto?

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Amon Ra

Antiguo líder de los demenciales, el más temido de todos

Con @Kira~

Si tienes miedo a la oscuridad,

no ingreses a ver la profundidad

de lo que hace en la verdad,

más tendría que vivir en la falsedad.”

Darius

 

Ta antigua eran las catatumbas que los fantasma guardaban secretos, que se ocultaban para la mete del Director de la Biblioteca, en total habían siete lugares que mago nómada desconocía, uno de eso era ese, aquel donde solo los demenciales habitaban, el lugar donde la magia tenebrosa reinaba, ni los grandes magos oscuros y brujas demenciales, sabían del lugar, dado que era algo que se tenía oculto dentro los pasillos, no todos conocía y no todos sabían cómo salir, era fácil entrar y difícil de salir. Pero eso era algo que solo sabia a plenitud cada líder fantasmal.

 

-Ten cuidado…

 

Menciono en burla Amon Ra, ya que este lugar era parecido al mismo infierno, objetos tenebroso, libros prohibidos, no por algo Darius se jartaba en afirmar que la biblioteca tenía una vasta colección de libros para todos los gustos, donde todos se sentiría en su hogar, al parecer el joven amante de la muerte había conseguido uno de los siete pasajes que solo conocía los fantasma, los otros eran a cada grupo, inclusive Sia poseía uno. Pero ese sí, era conocido por Darius. En poco tiempo el piso comienza a crear varias murallas de esqueleto, al parecer el lugar se comenzaba a convertir un laberinto e la muerte. La sangre pronto comenzó aparecer en todo el suelo maldito.

 

-¿Dónde se habrá ido?

 

Indago el vil fantasma, mientras que comenzaba a recorrer el entorno, allí noto como libros tenebrosos comienza a despertar, uno al abrir sus páginas, dejo salir una tormenta y al cerrarlo, había creado grandes caos en todo su entorno, la escalera por donde había llegado Kira poco a poco se desvanecía y la puerta, que dejaba entrar un haz de luz se va, al parecer alguien había morado por un pasillo y que provoco que la misma se fuera. En plena oscuridad se encontraba el joven estudiante ¿que le pasasria si...? Alli la voz anterior se volvio a escuchar, pero esta vez pronuncia su nombre, una y otra vez.

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Había terminado de pedir mi bebida y sacado mi libro tratando de olvidar al fantasma maleducado que ya me había cruzado, aunque la manera que la había tratado Isis era memorable, todavía pensaba en el libro recomendado, pero no traía suficientes Galeon para darse semejante gusto.

 

- BMW 800 GS negra y amarilla, motor de alta cilindrada, alanza casi los 200 km/h, potentes bestias para ser manejada por una hermosa chica – la voz de un hombre me llego casi desde lejos a pesar de que estaba sentado muy cerca. Lo observe de arriba abajo, jeans, chaqueta y camisa blanca, sus lentes ocultaban sus ojos, pero su voz denotaba firmeza y un dejo de diversión. ¿de dónde había sacado el color de mi moto?

 

Lo mire levantado una ceja, y corriéndome el maldito mechón de cabello que no quería obedecer de mi rostro, le sonreí de lado

 

- Algunas bestias deben ser domesticadas, y no alcanza 200, le toque el motor llega a 220 – le dije divertida, por el rabillo del ojo vi dos fantasmas junto a un muchacho de aspecto raro, uno colocó la cascara de un plátano en el camino del joven con el que estaba hablando.

 

El muchacho resbalo con el sabotaje a su conversación

 

- Se lo tiene merecido, mira que pensar que una chica no puede manejar cualquier cosa, seguro piensa que las mujeres son todas delicadas y no pueden hacer lo mismo que los hombres – siento que dicen, con rapidez me levanto de mi asiento para ayudar al chico

 

- Porque no se van a molestar al inframundo, ya te tuve que aguantar a ti en la biblioteca – les dije con un destello maligno en mis ojos -¿estas bien? – le pregunto al muchacho – veo que sabes de bestias, ¿Cuál tienes tu?, ah por cierto mi nombre es Alegna – le tendí la mano para ayudarlo a ponerse de pie, pensando invitarlo a tomar asiento conmigo, así tal vez se olvide del papelón.

 

El elfo ya habia traido mi bebida

 

@@Albus Severus Black

Editado por Alegna Black

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Isis

La líder de los fantasmas intelectuales

con @@Alegna Black y @@Albus Severus Black

 

“El saber no debe tener límites,

no tiene barreras, no tiene ideales.”

Darius

 

-¡Que curioso!- Menciona la líder de los intelectuales, en eso ve a algunos fantasma. –Ya es hora de regresar a la biblioteca chiquilines, es mejor dejar a la dama con fiel caballero.- En ello clava la mirada a los fantasmas traviesos. –Por mí, por ti.- Abre su abanico, y lanza una leve brisa, allí se crea un leve portal, el cual se lleva a los fantasmas, menos a ella. Pero el mismo no afectaba a los vivos. ­–Este lugar al parecer no desea a los de mi clase.- Mira al elfo domestico.

 

-Pero descuide, las puertas de la biblioteca siempre estará abierta, todo libro a su disposición.- En eso se comienza acercar al joven, aquel que se había caído y le había expresado algo indecoroso a la joven. –Jovencito, más prudencia y educación.- La fantasma se abanica con su abanico. –Recuerde que es una dama a la que se encuentra saludando, así no la va…- Su rostro se coloca rojo como el tomate. –Digo, que no es digno de un caballero.-

 

En eso se comienza alejar. –Me despido de vosotros, si quieren llegar al mundo del saber, no olviden visitar a la esfinge, allí sus puertas siempre se encuentran abiertas, hay de mí que se me hace tarde.-

 

En eso traspasa el portal que había creado y se va en el mismo, dado que así llegaría más rápido a su morada, dado que no le gustaba estar mucho en la pirámide, ese lugar no trataban muy bien a los fantasma, incluso algunos no desean la compañía de los mismos, ella siempre se preguntaba el motivo, pero nunca lograba conseguir la respuesta. Al llegar a la biblioteca nota, que algo extraño se encontraba sucediendo, eso no podía seguir así.

 

-A ver mis queridos intelectuales…- Comienza a verse rodeada de varios fantasma, incluso algunos le hace reverencia. –Al parecer hay eventos extraordinarios en la pirámide, por lo que será mejor que llamen a todos los líderes, es urgente que nos reunamos. Algo como eso no puede pasar, es necesario que se cierren las puertas. -En eso llega Seth, con cara de pocos amigos, al cual no le agradaba la idea. –Querido, debemos hablar urgentemente con el Director de la Biblioteca.

 

En eso aparece Sia, la cual simplemente les pide a los fantasmas reunirse en el despacho del director, dado que las paredes tenían oídos. Por lo que pronto, cada uno de los fantasmas, menos Amon Ra, se encontraba reunido en el despacho del director, en particular en su zona privada, por lo que incluso Cronos, se encontraba en esa extraordinaria reunión.

Editado por Darius

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Mía Zoeh Targaryen

Dueña del local

Con @Darius

 

El mago regordete me dirigió una mirada algo extrañada por detrás de los cristales de sus gafas. Se disculpó con el chico con el que estaba hablando y, tras dedicarle unas últimas palabras, pasó a mi lado y me pidió que lo siguiera. Tenía aires de superioridad, y yo sentía mi sangre comenzar a hervir. ¿A qué temperatura llegaba a ebullición la sangre? Pues no me faltaba demasiado para eso. Suspiré, aflojando los puños que había apretado no recordaba cuándo, y lo seguí hacia donde fuera a llevarme. Esperaba que no fuese su oficina; me negaba a entrar allí de nuevo.

 

Me acomodé el cabello, aún retirando trozos de pastel de mi cabello. Menos mal que me tocaba cambiarme de ropa y arreglarme para la fiesta; no pensaba presentarme así. Iba manchando el piso de la biblioteca con los trozos de pastel y de crema que me quitaba del pelo y me sacudía de los dedos, pero problema suyo: le tocaría limpiar después. Y poco tenía que hacer.

 

Estaba furiosa, pero intentando calmarme mientras seguía caminando hacia donde había visto desaparecer al mago.. Al doblar a la derecha en una de las estanterías, lo vi entrando a algún sitio que acababa de abrir, suponía, con alguna clave. Parecía estar esperando por mí, así que apuré el paso. Sin embargo, cuando estaba por llegar, uno de los fantasmas que me había atacado antes me cortó el paso. Era el fantasma de un fraile, con un hábito negro y que parecía muy divertido respecto a mi apariencia.

 

-¿Qué quiere?- pregunté, sintiendo que comenzaba a echar humo. Encima eso; tenía que volver a toparme con el fantasma aquél. -¿Quiere que le cuente un chiste? Creo que tengo el chiste perfecto para usted...- le comenté, cambiando súbitamente mi tono de voz del de alguien enfadado al de una dulce y tierna joven. Le sonreí, intentando que se viese natural, y el fraile comenzó a reír.

 

-No. Lo que quiero es ver algo de tu magia.- me dijo, y sentí que se me había salido el alma del cuerpo.

 

-No tengo mi varita conmigo.- le dije. Era la verdad; había salido tan rápido de mi oficina que no la había tomado de la almohadilla donde solía apoyarla cuando estaba trabajando, para tenerla a mano pero no en el bolsillo de los jeans.

 

-Entonces no pasarás.- replicó el fantasma, cruzándose de brazos y aún impidiéndome pasar. Suspiré, aunque en realidad lo que quería era gritar con todas mis fuerzas por la frustración que venía acumulando desde que había salido de la comodidad de mi oficina. Cerré los ojos un momento, pero el fantasma no iba a rendirse. -Aunque... ¿No es ésta tu varita?- me dijo, y abrí los ojos de golpe, sólo para ver mi varita de madera de fresno flotando delante de mis ojos.

 

Abrí mis orbes azules y estiré mi brazo en un intento por agarrarla. Creí que me iba a hacer la famosa broma muggle de alejarla de mi alcance cuando estuviese por tomarla, pero no. Por el contrario, sentí el agarre de mis dedos alrededor del mango de madera y pude pasar mi pulgar por las marcas del tallado del mismo.

 

Suspiré. Iba a hacer aquello sólo para dejar contento al fantasma y que me dejase pasar. Ya no quería perder más tiempo. -Lumos- conjuré, y una luz blanca y brillante emergió repentinamente de la punta de mi arma. Me dirigí hacia la estantería que tenía a mi izquierda y apunté a uno de los libros. Gracias a la luz, pude leer el título en el lomo. Era un Tratado sobre Magia Egipcia del siglo ¿XIX? ¿Qué clase de literatura había allí?

 

-Wingardium Leviosa- el libro comenzó a flotar entre el fantasma y yo, y el fraile aplaudió, emocionado. Hice levitar el libro un poco alrededor, controlándolo a voluntad, y lo devolví a su sitio. Una vez en su posición anterior, conjuré un Finite y el libro dejó de levitar, reubicándose entre los otros dos Tratados que lo flanqueaban.

 

-¿Feliz, señor?- le pregunté, frustrada, y guardándome la varita en el bolsillo trasero del vaquero, avancé hacia la pequeña habitación donde Darius me estaba esperando.

 

-Lo siento, señor, uno de los fantasmas me entretuvo allí afuera.- le comenté mientras esperaba sus indicaciones para sentarme. Intenté calmarme, aunque lo que más quería hacer era estrangularlo con todas mis fuerzas... Y de verdad tenía mucho de eso.

 

¿Todo bien? me preguntó el hombre cuando llegué a su lado. ¿Todo bien? ¡¿TODO BIEN?! Casi había muerto a manos de sus fantasmas, se habían reído de mí y había perdido más de una hora intentando luchar por mi vida. Y ahora él, con su superioridad y sus aires de grandeza me preguntaba si estaba "todo bien".

 

Noté que estaba apretando los dientes y mi mandíbula comenzaba a doler, así que intenté calmarme. Ese tipo estaba crispando mis nervios. Si algo tenía por seguro, era que íbamos a permanecer él en su biblioteca y yo en mi restaurante. No quería tener ningún contacto cara a cara con aquél demente una vez que acabara aquella tarde.

 

-Si dejamos de lado que casi muero a manos de sus fantasmas que me consideran una "sangre sucia" y que se morían de ganas por arrancarme la cabeza del cuello y colgarla como trofeo de guerra... Pues sí, está todo bien. Está todo magníficamente.- le dije con los dientes aún apretados, dejando salir toda la rabia que había estado acumulado. Me senté frente al hombre regordete y de gafas que tenía enfrente y suspiré. Iba a quedarme hasta tarde bebiendo en el restaurante para olvidar todo aquello, eso era seguro.

-¿Qué hay de usted, señor? ¿Está todo en orden?- le pregunté en cuanto logré controlar mi mal humor. Quería dejar de lado las formalidades y saltarle a la yugular, pero por la buena imagen del restaurante y la mía propia, me controlé para no hacerlo.

Editado por Mia Zoeh

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En sala de lectura “Anubis”

Con @@Mia Zoeh

-Interesante…- Menciono respecto a su lectura, dado que la conversa que la mujer le decía no le parecía muy interesante. –Muy curioso no, seguro que pasará.- Allí, clavo la mirada en la mujer y quito sus gafas. –Sigo pensando que es mejor que se siente y tome algo de tomar, seguro que eso le ayudara a calmarse, hay que llevar la vida con risa y tranquilidad.- Hizo pausa y le acerco una bebida, allí insistió que sentará. –Al parecer, ha tenido un día difícil, es extraño porque normalmente no sucede nada extra ordinario en la biblioteca, supongo…- Le mira su cabellera. –Que viene de un cumple años ¿Acaso cumplió años alguien?- En eso hace llamar a uno de sus fantasma. –Por favor traigan una carta de felicitaciones.- La fantasma que allí se encontraba le pregunta. -¿Qué modelo?- En eso el mago le interroga. -¿Qué edad tiene el cumpleañero? Lo digo por el pastel. Supongo, que ahora se come así, pero bueno, no soy quien para juzgar.

 

La fantasma esperaba respuesta alguna, para buscar así el modelo, mientras tanto nombraba diferentes periodos artísticos, de comiquitas, de novelas y todo lo que se le pudiera imaginar a las personas. En eso el líder de los bromistas se acerca, entre risas se va a la reunión a la reunión que tenía todo el fantasma. Por eso la fantasma que se le encontraba acompañando hace una reverencia y le guiña el ojo al mago.

 

-Disculpe, señor…- Dice y ve a la bruja. –Al parecer tenemos una reunión.- Al escuchar eso ya se iba a disculpar con la bruja y la había iba hacer venir mañana, igual no había prisa para poder charlar, pero algo en su cara le decía, que era mejor que la reunión comenzara mejor sin él. –Pídele a todos disculpas, que cuando pueda iré.- La fantasma se despide y queda la biblioteca en pleno silencio, todos los fantasma se encontraba reunidos en el despacho del director. Aunque, no todos, dado que Amon Ra, se encontraba en otra parte.

 

-Supongo, que vine a verme por la carta.- Allí se levanta y deja su libro en la mesa. –Soy Darius.- Le extiende la mano, guarda sus gafas. –Si me disculpa.- Allí salió un momento, dado que tanta calma le preocupaba, los fantasma no se encontraban morando por los pasillos y eso era extraño, seguro eran ellos lo que habían convocado la reunión. –Espero que no haya sido mucho tiempo la espera.- le comunica, allí deseaba estar un poco más en secreto.

 

-Horus Anubis. - Prohibiendo el acceso al lugar donde se encontraban, incluso la atmosfera cambio un poco, ahora solo se encontraban un escritorio y dos sillas, una frente a la otra, separada por el escritorio, en la silla principal se sentó el mago. –Le pido que si no es mucha molestia tome asiento.- Le sugirió. -¿Qué día es hoy?- Indaga un poco, mientras que sacaba un papiro. –Ah cierto, cierto…- Comienza a escribir la fecha, inclusive en el escritorio se ve una figura de un lobo jugando en el escritorio, corriendo de un lugar a otro. -¿Entonces usted es la Sra. Zoeh?- Indago. –El motivo de mi solicitud es para acordar los convenios del antiguo director de la biblioteca. Dado que me enterado que los elfos domésticos siempre molestan a los fantasmas y esa es una actitud que no puedo tolerar y no permitiré. Por tal motivo, se ha hecho una comisión por fantasma y cada uno ha redactado unas reglas, las cual espero que se cumpla, sin importar quienes sean.

 

Puedo comprender que compartamos una ubicación en los terrenos, pero que eso no sea un lugar que nos distancie, la biblioteca no desea tener nuevamente conflictos con las actividades que realiza la pirámide, dado que es inaceptable que por tercero me haya enterado del acto de inauguración ¿acaso la biblioteca no figura en el acto? En verdad es algo que no se puede decir, que de un buen pie a una relación laboral, dado ¿Dónde está la confianza? ¿Dónde queda el decoro de trabajar bajo un ambiente pacífico? Pero no es mi intención crear dificultad y barrera, por lo que para dicho evento pienso cerrar la biblioteca, es necesario para que no haya distracción, me imagino que traerán elfos domésticos, los cuales sentirán curiosidad entrar, por lo mismo debe quedar imposibilitado la entrada a los elfos domésticos.

 

Coloca sus lentes en el escritorio y lobo va a buscarlo, al estar cercano a los mismos se guarda en un estuche. Lentamente comienza a pensar un poco y cierra los parpados. En ello frente a la bruja y detrás del mismo se comienza a redactar un estatuto nuevo, algo diferente, algo peculiar. Algo que sin duda alguna limitaría el acceso de la misma. Por al menos el tiempo que dure el evento de la “Pirámide de Cristal”

 

COMUNICADO DE CARÁCTER DE URGENCIA Y CUMPLIMIENTO

LA NORMA DE LA PROHIBICIÓN DE LOS ELFOS DOMESTICOS

BAJO EL ESTATUTO: 2129830 Y REGISTRADO: 19871A-2

Sirva la presente en comunicar que por medio de este, se encuentra cerrada la biblioteca ubicada en la esfinge hasta nuevo aviso, por motivos extraordinarios y protección de la misma, se les pide a todos los fantasma que residen, que cuiden y velen por el bienestar de la seguridad de la biblioteca, bajo la misma se deja, como encargado provisional a Cronos, elfo domésticos. Dado que el tendrá el deber, y la obligación de velar no solo del cuidado del lugar, teniendo el permiso de activar la máxima seguridad de la biblioteca, la cual permite liberar a las almas más peligrosas de las catatumbas, inclusive aquellos seres que son más antiguos que los mismos fantasma. Aquellos que violen el perímetro, deben abstenerse a lo que sucederá. Donde las maldiciones y bendiciones, encontraran activas, para su máxima protección. Por ello, es que sin duda alguna, queda prohibido la salida de los fantasmas de la biblioteca, bajo ningún concepto se le permitirá que salgan del espacio temporal.

 

Bajo esta orden, todo miembro que se encuentre vivo y decida quedarse, deberá asumir lo que pudiera acontecedera, para el encantamiento “Khonsou” se le permitirá salir a los vivos salir de la biblioteca, sin importar donde se encuentre, dado que el mismo ira a permear todos los flancos hasta lograr expulsar todo ser viviente, que no sea Cronos.-

 

Sin más nada que decir,

Se despide de sus personas

 

Darius

Director de la Biblioteca

Socio de La Tierra de los Faraones

 

De espada volteada, comienza un ritual tan antiguo como el lugar que se encontraba, por lo que pronto el techo de la biblioteca comenzó a verse del cielo nocturno, inclusive aquellas zonas más desconocidas. Por lo que el comunicado se comenzó a verse en todos los pasillos, salas y cámaras secretas. Allí el mago pronuncio el encantamiento expulsor.

 

­-Dios de la luna, a ti os llamo y danos tu bendición.- Hizo pausa. –Khonsou.- A su alrededor y rodeando todos los flancos de la bruja que le acompañaba aparecieron centenares de portales brillante como la luna. –Le agradezco cruzarlo.- Un vórtice de cada uno de ellos comenzó a jalar a los magos y brujas presente en la biblioteca. En ello se incluía a @ Kira~ sin importar donde se encontraba. –Khonsou.- Repetía una y otra vez, haciendo salir a los mismos por diferentes portales que lo llevarían a la Pirámide de Cristal. –Khnosou.- Término de pronunciar. Y todos los magos y brujas que no fuera el director de la biblioteca se se encontraban fuera del lugar. Allí solo se encontraba el Director de la Biblioteca, solo y camino por los pasillos, con cara de pocos amigos.

 

-Sia y Cronos.- El fantasma y su elfo aparecieron. –No deseo que ningún fantasma salga y mucho menos deseo que nadie entre, desde ahora se encuentra cerrada la biblioteca, hasta nuevo aviso.- En eso llega a su oficina, después de una larga caminata –Queridos amigos, el deber llama, pero estoy de acuerdo con lo que se ha planificado, tienen mi total apoyo…- Allí un portal, se crea a petición de los fantasma y comenzaba aparecer el mago cercano a la pirámide de Cristal, vestido para el evento.

 

Por otro lado se aparecía en la entrada de la biblioteca un claro letrero, escrito en diferentes idiomas, pero con una señal de advertencia.

 

LA ESFINGE SE ENCUENTRA CERRADA EN SU TOTALIDAD

SE PROHIBE SU ENTRADA

 

Off

 

Desde este momento comienza el evento de inauguración. Por lo que se prohíbe el uso de los fantasmas a cualquier persona, que desee usarlo, después del evento o en el mismo se le comunicará si estos aparecerán. Por lo que el sindicato de fantasma se encuentra reunido y no desea ser molestado,

 

Sin más nada que decir, que comienzo la fiesta y las sorpresas.@Kira~

Editado por Darius

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El elfo se marchaba con pasos cansados.. Dejándome ver completamente a la extraña pero hermosa chica de la motocicleta. Casi enseguida que le hable ella me respondió muy picara y agradablemente - Algunas bestias deben ser domesticadas, y no alcanza 200, le toque el motor llega a 220 – mientras levantaba una ceja y se corría un mechón de su angelical rostro. Me sonrió de lado y pensé que era la invitación a preguntar si me podía cambiar mesa.

 

Me levante para dirigirme a su lugar y preguntarle si podía cambiarme y de la nada apareció una cascara de plátano en mi camino, cosa que me hizo caer de espalda. La vergüenza que sentí inundo mi cara la que se sonrojo de inmediato. en el piso, De pronto oí decir - Se lo tiene merecido, mira que pensar que una chica no puede manejar cualquier cosa, seguro piensa que las mujeres son todas delicadas y no pueden hacer lo mismo que los hombres – palabras que venían chico de aspecto muy extraño junto con dos fantasmas. Lo vi por encima de mis lentes y empuñe mi varita con bastante determinación a la reacción violenta típica de Albus Black; no es que sea un busca pleitos pero tampoco un tonto que se quedarían así las cosas. Mientras pensaba en qué tipo de hechizo le lanzaba o que silla estaba más cerca para arrojársela, una mano extendida hizo que toda mi furia momentánea se olvidara. Era la mano de la chica extraña.. - Porque no se van a molestar al inframundo, ya te tuve que aguantar a ti en la biblioteca – les dijo con un destello maligno en sus ojos -¿estás bien? – me pregunto. – veo que sabes de bestias, ¿Cuál tienes tu?, ah por cierto mi nombre es Alegna – . Le cogí la mano y me levante. Su mano era muy suave..

 

Alegna.. Hermoso nombre para una hermosa mujer- fue lo primero me vino decirle ya que jamás pensé que me ayudara a levantar y mucho menos que me hablara. Apena y un tanto nervioso le dije - Mi nombre es Albus.. Albus Black, pero todos me dicen Al. Soy el dueño de la moto azul que se ve desde aquí cerca del caldero- dije mientras señalaba la dirección donde estaba aparcado el vehículo. Puedo sentarme? Ya las cervezas están aquí- fue lo que agregue mientras tomaba la que me tocaba.

 

 

@@Alegna Black @Kira~

Editado por Albus Severus Black

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Mía Zoeh Targaryen

Dueña del local

Con @Darius

 

Estaba comenzando a hartarme de aquél tipo. Lo único que quería era huir de aquel sitio, prohibirle a mis elfos domésticos entrar siquiera a la esfinge y desentenderme de lo que ocurriese allí dentro. Cuando me ofreció un trago, lo tomé sin dudarlo. Era lo que necesitaba, aunque con sólo uno no iba a solucionar nada. El fuerte sabor del alcohol me quemaba la garganta, pero no me importaba. Comencé a jugar con el borde del vaso de vidrio mientras escuchaba todo el blablabla que salía de su boca. Porque sus fantasmas, y mis elfos... ¿y mis elfos qué? Sentí el impulso de golpear la mesa y asegurarle a los gritos que no debía haber en el mundo mágico elfos mejor educados que los míos, pero me contuve. Luego se lo explicaría con los modales que correspondían.

 

-Sí, vine a verlo por la carta...- comencé a decir, pero uno de los fantasmas nos interrumpió. Le dijo algo de una reunión, y él pareció querer levantarse e irse a ella, dejándome a mí ahí luego. Ah, bien. Si eso era todo lo que le importaba la sociedad de ambos, pues a mí me importaba menos.

 

Me recliné en el asiento y me crucé de brazos, asintiendo con la cabeza dándole a entender que no me ocurría nada de nada y me quedé esperando a que terminara de charlar con su est****o fantasma. Era todo una locura, y yo había terminado metida en el medio sin siquiera quererlo o esperarlo.

 

Comenzó a hablar para sí mismo luego de disculparse al regresar. Suspiré. -Señorita...- le respondí, frunciendo el ceño un poco. Detestaba ser llamada Señora; ¿acaso me veía como alguien más de treinta? ¿Acaso nadie notaba que no había anillo de matrimonio en mi anular? Suspiré y me froté los ojos. No podría soportar aquello mucho más tiempo.

 

-Señor, quiero que quede en claro que mis elfos están perfectamente educados por mí misma en persona, y ellos saben que su sitio es el restaurante dentro de la pirámide y el oasis. Saben que no pueden estar fuera de esos lugares y que venir a la biblioteca sólo les causará problemas. No se ofenda, señor, pero ya que estamos, preferiría mantener a los fantasmas lejos de mí, de mis elfos y de la clientela que nada tenga que ver con la biblioteca.- expresé de golpe antes de que pudiese seguir hablando. Sentía que iba a explotar si no lo decía pronto.

 

-El restaurante será mi territorio, y la biblioteca el suyo. Eso incluye elfos y fantasmas del lado que corresponda a cada quien.- continué. Cuando sacó el tema de la fiesta no pude evitar cerrar los puños. Ya estaba, lo iba a decir todo. No creía igual que fuese a molestarle; con esos aires de superioridad suyos, era muy probable que ignorara todas mis palabras. -Mire, señor, yo no sabía de su existencia hasta que recibí su carta hace un rato. Yo compré este predio en una subasta, a sabiendas de que la biblioteca estaba abandonada. El rematador no me dio más detalles que los que le estoy dando a usted en este momento, y el evento de inauguración llevo planeándolo desde antes de que usted apareciera en mi futuro o en el de mi restaurante. No tengo ningún inconveniente en que compartamos sociedad mientras sea algo beneficioso para ambos, pero quiero que sepa que no quiero comenzar esta sociedad siendo acusada de no haberle comentado algo a alguien a quien no conocía.- le espeté, sintiendo mis nudillos blancos por estar apretando los puños con firmeza. El vaso acababa de rebalsar; iba a salir de allí y no volvería a ver a aquél tipo nunca más a menos que fuese estrictamente necesario.

 

-La biblioteca, señor, entró dentro de los planes del festejo en el momento en que supe que había alguien utilizándola. Pero, ¿de verdad quiere a un montón de personas ebrias manchando sus libros de alcohol y vaya Merlín a saber qué más? ¿De verdad quiere parejitas escondidas entre las estanterías, sin respeto a nada de lo que hay aquí, simplemente por un rato juntos a solas?- le pregunté, evaluando todas las posibilidades que podían ocurrir en una fiesta, y que conocía de primera mano de las fiestas a las que había asistido en mi vida.

 

-Si no es así, le recomiendo que cierre la biblioteca en lo que dura el evento para evitarse todas esas cosas que tanto usted como yo sabemos que pueden y van a ocurrir si la deja al libre ingreso de cualquiera que asista al evento. Además, señor, le advierto que no quiero reportes de problemas debido a sus fantasmas, así que si no se van a comportar como espíritus civilizados, será mejor que se queden aquí. Mis elfos estarán dentro de la pirámide de cristal, atendiendo a quienes asistan a la fiesta; sirviendo los tragos y eso. De verdad, mis elfos no se meterán con sus fantasmas, así que espero que sus fantasmas acaten la misma orden.- espeté de golpe. Ya me había sacado de mis casillas; ya no me interesaba en qué tono estuviese hablándole. Iba a poner los puntos sobre las íes y me iba a marchar en ese mismo momento.

 

Me levanté, mirándolo redactar alguna est****a carta o ley o vaya Merlín a saber qué en un pergamino y extendí el brazo, tomando mi vaso y bebiendo lo que quedaba de su contenido de un solo trago largo. Bajé el vaso y le extendí la mano para estrechársela. -Ha sido un placer, señor. Y espero verlo en la fiesta de inauguración con sus mejores galas.- estreché su regordeta mano y me di media vuelta para marcharme.

 

-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-

 

Mía Zoeh Targaryen

En su oficina.

 

Luego de aquella fatídica tarde, ya casi no quedaba tiempo hasta la noche para organizar todo. Por suerte, con un movimiento de varita había podido acomodar todo para recibir a quienes serían nuestros invitados aquella noche. Las mesas se habían transformado en mesas altas con sólo dos sillas, y se encontraban por el perímetro de la pirámide. El resto era todo pista de baila. La música simplemente parecía brotar de las paredes, y podía ser cambiada con el simple movimiento de la varita. Los elfos estaban ataviados con pequeños trajes negros y pantalones de vestir. En sus cuellos había pajaritas negras a juego. Se veían muy elegantes, y hasta estaba orgullosa de tenerlos. Las dos elfinas que formaban el plantel, por su lado, iban con vestidos de gasa negra. También se veían genial.

 

La luz natural había cesado, y por el contrario, luces de colores amenizaban el ambiente, dándole un toque más alegre y fiestero. No eran demasiado fuertes pero tampoco eran tenues. Estaban perfectamente reguladas. Aquella noche no serviríamos comida, si no todo el alcohol que pudiese beber la gente.

 

Yo me encontraba en mi oficina, terminando de vestirme para la ocasión. Había optado por un vestido asimétrico de color morado, ceñido a la cintura. El escote de corazón favorecía mucho mi figura ya de por sí muy estilizada, y el largo de la falda, desigual de un lado que del otro, era igualmente cómodo para poder andar y bailar libremente. Detrás, la falda llegaba hasta la parte posterior de mis rodillas, mientras que la parte de adelante de la misma quedaba unos tres o cuatro dedos por encima de la rodilla. Para calzado, había optado por unos tacones altos en plateado, sin punta. La plataforma en la parte delantera los volvía muy cómodos y fáciles de llevar, y el color de los mismos combinaba con la pedrería bordada en el corsé de mi vestido.

 

Mi cabello rubio, una vez lo había lavado bien, lo había recogido en un rodete elegante en la parte superior de mi cabeza, dejando algunos mechones por fuera, los cuales había rizado hasta dejarlos casi como un resorte rubio. Llevaba un maquillaje de noche que destacaba el azul zafiro de mis ojos, que aquella noche parecían brillar de emoción. Le lancé una última mirada a mi reflejo en el espejo de la oficina antes de salir de ella, no sin antes terminar el trago de coñac que me había servido mientras me preparaba.

 

Me paré en medio de la sala para ir dando la bienvenida a quienes fuesen llegando. Incluso estaba dispuesta a soportar a Darius a mi lado si era estrictamente necesario. Eso sí; no iba a hacerme responsable de lo que ocurriese en la madrugada luego de unas cuantas copas.

 

OFF:

 

Como bien dijo Darius, queda iniciada la fiesta de inauguración del negocio. ¡A bailar y beber hasta no poder más! :rolleyes:

Editado por Mia Zoeh

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Caminaba por las calles del Callejon Diagon buscando un local que se inauguraba y realizaban una fiesta en su inauguración pero iba porque sabía que uno de los dueños del local era mi compañera de generación Mia Zoeh.


Sabía que el local estaba inspirado en Egipto, bueno su nombre la decía la tierra de los faraones y claro iba vestida para la ocasión, ya que iba vestida con vestido largo blanco con unos detalles en color verde pero al verlo parecía que fuera un vestido que se usara en el antiguo Egipto.


Al llegar al local sí que me quede maravillada con el lugar , si que se habían esmerado en hacerlo ver como si estuviera en la propia tierra , amaba Egipto por eso estaba segura que lo visitaría muy seguido.


Al parece aun no había llegado gente y espera ver que tal era el servicio en el lugar ya que sabía que había aprobado registro de elfos para este local y recientemente de fantasmas.


Me acerco a uno de los elfos y le pregunto – se encuentra la dueña del local Mia Zoeh


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Mía Zoeh Targaryen

Dueña del local

Recibiendo invitados.

 

Me había dirigido hacia la barra un minuto ya que uno de los elfos me había llamado. Eric y Eleonor estaban discutiendo por una marca específica de champán y me habían llamado para intervenir y tomar una decisión. Era algo difícil, la verdad, ya que ambos de los que me enseñaban me gustaban. Pero al final me decanté por uno, que me parecía el más adecuado para la inauguración.

 

-El rosa burbujeante será el mejor para esta noche.- respondí, sonriendo a Eleonor, y pude ver cómo le echaba la lengua a su hermano. Eric me miró, y yo me reí. Me agaché, apoyando una rodilla en el piso y le coloqué una mano en el hombro. Me acerqué a él para que la elfina no pudiese oírnos. -Te prometo, que en la próxima fiesta serviremos el espumante.- le susurré al oído y sus ojos parecieron brillar de emoción.

 

En el segundo en que me incorporé, sentí un tironeo en la falda del vestido. Me volteé, mirando hacia abajo, y vi a Bonnie, que era la encargada de la recepción, con los ojos llenos de emoción. Me indicó que la siguiese, y en su emoción no pude entender más nada de lo que decía. Las palabras salían atropelladamente de su pequeña boca, y no pude reprimir la carcajada que me produjo el ver esa emoción en ella.

 

Al llegar a la puerta pude ver por qué estaba así de feliz: Mary Croft Atkins, mi compañera de generación y amiga estaba parada en la entrada, esperando por ¿mí? Me acerqué a ella casi corriendo sobre aquellos tacones de aguja. Llegué a ella y la abracé con cuidado de no arruinar su vestido largo. Se veía preciosa. Ahora era yo la que estaba emocionada y no podía casi hablar.

 

Me aparté de ella levemente para observarla. -¡Mary! ¡Estás preciosa! ¡Gracias por venir!- agradecí y volví a abrazarla antes de invitarla a pasar. -Acaba de comenzar, pero pasa y sírvete lo que quieras.- le indiqué, señalándole la barra, desde donde los dos elfos la saludaron amablemente. Se veían preciosos en sus trajes de gala.

 

Bonnie regresó a nuestro lado y me volteé para mirarla. -¿Le busco una mesa a la señorita Croft, ama Zoeh?- me preguntó y yo sonreí.

 

-Sí, Bonnie, por favor. Ubica a la señorita Croft en alguna mesa y llama a Arian, Vic o Bennett para que le alcancen lo que quiera para tomar, por favor.- le indiqué a la elfina y regresé la vista a mi compañera. Era grandiosa verla allí.

 

-Mary, Bonnie te llevará a tu lugar, y alguno de los meseros vendrá a tomar tu pedido para lo que quieras beber. Ahora volveré contigo a conversar un rato. Espero que te diviertas.- le sonreí, y observé cómo la pequeña elfina la acompañaba rápido hacia una mesa del perímetro de la pirámide.

 

Había una noche hermosa afuera, y podía verse perfectamente a través del cristal de la pirámide. Estaba muy emocionada por la fiesta; no podía esperar a ver quién más llegaría.

 

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