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Prueba de Metamorfomagia #3


Amara Majlis
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El camión recorría un largo camino rural, los hombres charlaban animadamente, comentando las aventuras y desventuras de sus vidas. Un par de ellos hablaban de que los rumores de huelga eran cada vez más grandes, que la explotación que los dueños de la forestal hacían de sus obreros estaba acelerando las cosas. Pedro, o sea Darla, permanecía en silencio, insegura de qué es lo que se esperaba de ella. Podía sentir en el costado de su cadera a Edelweiss lista para actuar en cuanto la necesitara, pero entre muggles ¿y el decreto del secreto de la magia?


--Estás muy callado hoy Pedro --dijo un moreno de grandes brazos y una cicatriz en la mejilla.


--Estoy cansado no dormí bien anoche --dijo articulando una media sonrisa y el hombre se le acercó, sentándose junto a él y preguntando en tono confidencial.


--¿Reunión con los anarquistas o la Rosaura? --Darla sintió que el calor iba a subir a sus mejillas pero controló su expresión y lanzó una carcajada dando un golpe en el brazo del otro.


--Menos pregunta Dios y perdona --río e intentó disimular el que no tenía ni idea de qué contestar.


--¿Tú hablando de Dios? JAJAJAJA de verdad estás raro Pedro --bromeó el tipo y se sentó de nuevo frente a él.


Mientras tanto habían llegado al inicio de un bosque no tan tupido, donde se notaban los rastros de la mano del hombre y la tala, en apariencia, indiscrimada. Avanzaron unos cuantos metros entre charlas y risas, mientras algunos de los hombres comenzaban a acomodar sus cosas. De repente el camión frenó de golpe y todos fueron arrojados contra la parte delantera de la caja.


Una serie de insultos salió de la boca de todos y de fuera se escucharon silbidos y explosiones que pusieron en guardia a la pelirroja convertida aun en Pedro frunció el ceño, esos no eran sonidos netamente muggles. Antes de se hubieran recuperado del todo Darla tenía en su mano a Edelweiss, y nunca más oportuno, la lona de la parte de atrás del camión se abrió de repente y un par de hombres aparecieron. Ante la vista de cualquiera eran dos tipos con palos, ante los ojos de la vampiresa estaba inequívocamente ante magos.


--Avad… --comenzó a decir uno de ellos apuntándole y la vampiresa dio un salto hacia él


--¡¡Silencius!! … ¡¡Expeliarmus!! --gritó mientras se tiraba sobre uno de los hombres y rodaba al piso tras darle un puñetazo en la cara.


Los compañeros de Pedro gritaban desesperados mientras no comprendían qué es lo que estaba pasando. El cuerpo firme que poseía Darla ahora cayó unos metros tras los hombres, uno de ellos desarmado y el otro desmayado del golpe que le había dado.


--Desmaius, incarcerus incarcerus --los hombres habían sido fáciles de vencer, por la sorpresa que les había provocado el encontrarse con un mago en el camión, parecía que ellos no esperaban que nadie con magia estuviera en el lugar.


Los compañeros de Pedro comenzaron a descender y Darla supo que no tenía muchas opciones. Una rápida sucesión de desmaius y obliviates salieron rápidamente de su varita y la ex Directora del DAMyC hizo gala no solo de sus habilidades metamorfomágicas sino también de desmemorización, plantando en los hombres el recuerdo de un tronco caído en el camino que los había detenido e interrumpido. Y no solo eso, sino también el convencimiento de que los muggles lo habían hecho, buscando detener la huelga y atenta contra Pedro, el cual había decidido volver al pueblo para hablar con los del FORA.


¿Y ahora qué demonios? se preguntaba la pelirroja mientras observaba con detenimiento a los dos hombres. Ahora entendía por qué tenían intervención los magos en aquello, bueno, no todos, si sabía el por qué intervenía el servicio secreto, pero aquellos magos. Pensó detenidamente cómo actuar. Tenía pocas opciones, ató al hombre desarmado y lo ocultó entre los árboles, haciéndole imposible salir ni pedir auxilio, mientras cambiaba las apariencias del lugar y utilizaba rechizos repele muggles para evitar que lo encontraran.


Cambió una vez más su rostro y su altura, para parecerse a él, era más bajo que Pedro y que Darla y cambió sus ropas para parecer al hombre, cabellos rubios, peinados a la gomina, camisa blanca, pantalón de vestir claro y unos zapatos que parecían poco indicados para aquel lugar, sus ojos verdes hacían parecer al lampiño hombre una belleza irlandesa, lo que no parecía tan raro considerando que los dueños del lugar eran ingleses.


Se acercó al otro hombre y consideró cómo despertarlo, apenas había alcanzado a escuchar la voz del mago que representaba ahora así que no estaba segura de si hablarle saldría del todo bien. Sopesó las posibilidades y se fingió desmayada aún, el rostro tenía la marca del puñetazo que Pedro le había dado al tipo actual, que según un pasaporte mágico que había encontrado se llamaba, Charles O’Connel


--Enervate --susurró Darla disimulando su varita en la manga del saco y el otro despertó, gruñendo molesto.


La pelirroja le sintió levantarse, insultar, caminar a su alrededor y luego darle un puntapié, a punto estuvo de levantarse y lanzarle un rayo pero solo insultó en inglés.


--¡Charles! Levántate idi***, se han ido, el jefe nos va a matar, vamos, tu varita inútil.


Darla lanzó una serie de insultos y se puso de pie, arrancándole de la mano la varita del tal Charles al otro tipo, su pasaporte decía William Dafoe. Pero la vampiresa no tenía idea de cuál era la relación de los dos hombres, solo le quedaba fingir.


--¿Qué demonios ocurre? ¿El jefe? ¿Qué jefe? --ni que creyera resultaría, pero debía fingir, y no tenía mejor idea de cómo saber por qué y quién quería matar al tal Pedro y cómo resolver la situación.


--¿Te estás haciendo?


--¿De qué hablas? --dijo “Charles” mientras frotaba su rostro amoratado por el supuesto puñetazo que ella misma se había dado como Pedro.


--Juro que no le podemos echar la culpa de tu idiotez al golpe del tipo, nadie nos dijo que era mago pero tú te pasas de vivo. Mister Jofrey no va a estar nada feliz de que no hayamos matado a ese muggle, aunque creo que él no sabía que él era mago.


Que bueno, había resultado, Mister Jofrey, pero ¿quién demonios era Mister Jofrey y cómo haría ahora para encontrarlo, detenerlo o hacer lo que el Servicio Secreto esperaba de ella?


--Tendremos que ir donde él y contarle --espetó distraídamente, imitando lo más posible la voz del hombre que desconocía.


--Claro, y decirle que fracasamos, él está seguro que los Servicios Secretos descubrieron que está extrayendo más que madera y tanino y no necesita que un muggle hiciera una huelga que lo pusiera en la mira de todos, para que encima ahora le digamos que ese muggle era un mago.


--Pues no, pero.


--¿Pero qué? --gruñó el hombre.


--Mister Jofrey querrá saber que tiene un mago espiándolo en su planta, no le hará gracia que sean los magos y no los muggles los que se entrometen en su negocio, debemos advertirle para que haga desaparecer la evidencia.


Dafoe pensó unos segundos y luego dijo maldiciendo.


--Estar conmigo te está volviendo inteligente O’Connel, vamos allá.


--Espera.


--¿Y ahora qué? --gruñó el otro mientras Darla fingía una tos y con un movimiento en su bolsillo maldecía luego de quebrar la varita de O’Connel.


--Está rota, no me puedo aparecer sin ella, solo.


--Maldita sea O’Connel --dijo abalanzándose sobre él y tomándolo de la chaqueta para luego desaparecerse ambos, un Dafoe molesto y una Darla “O’Connel” preocupada por hacia dónde y qué haría luego.


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Se encontraba de pie frente a la puerta de la Metamorfomagia, miró a ambos lados como si necesitara asegurarse de que era la única que seguía de ese lado de la puerta. Tanto como “Hagrid” como la mujer vampiro ya se encontraban realizando aquella parte de la prueba, las manos le sudaban y a pesar de que ya podía usar todos los poderes que había ido adquiriendo al cursar los diferentes libros sólo para su siguiente prueba había tomado su varita.

La puerta se abrió ante ella, así que con pasó firme se adentro a lo que aquella puerta le deparará. Cuando hubo ingresado completamente, un gran campo verde apareció frente a ella, aún llevaba su característico cabello azul, sólo que estaba en el cuerpo de una niña. A lo lejos se podía ver la fachada de una gran mansión, blanca, imponente, no tenía que llamar a la puerta para reconocer que se encontraba en el jardín de su familia, los Malfoy.

Aún no entendía que era lo que ella hacia en aquel lugar, hasta que comenzó a caminar a paso lento, mirando a su alrededor fue que se dio cuenta de cuál era la prueba que la habilidad en Metamorfomagia le había puesto. Shalyit, era de las hijas más pequeñas de la ex-primera dama, por lo que Mistify jamás le había puesto atención, los otros hijos de la Ex-Lider de la Marca tenían carácter, eran líderes en todo lo que se proponían por lo que ella era sólo una más.

Había decidido cambiar físicamente para agradarle a la mujer que se decía su madre, pero en ese momento se preguntaba que hubiera pasado si en lugar de cambiar físicamente, se aceptaba tal y como era. Pero no sólo por Mistify había cambiado, si no también para sentirse más segura, todos sus hermanos eran atractivos, cosa que le hacía sentirse menos. Así que intuyo que ese momento era para aceptarse tal y como era, estaba bien que supiera usar aquella habilidad y adaptar su cuerpo a las circunstancias, pero no podía siempre ser alguien que no era.

Mientras avanzaba por el jardín de la Mansión Malfoy, su cuerpo volvía a tomar el aspecto que había tenido frente al espejo, pero no se aceptaba, jamás lo había hecho y estaba segura que de todas maneras a su madre le daba igual si era o no alguien atractivo, aún cuando lo era jamás tenía tiempo para ella. Así que pensó que quizás la prueba no era que Mistify la aceptará, si no que ella misma se aceptará tal cual era y aquello era la prueba más difícil.

Tomó asiento en el pasto, con la mirada y la mente en otro lado, hasta que una mujer de cabello negro, piel canela y ojos azules salía de la puerta principal con un pequeño niño de ojos grises pero parecido a la demonio. Por lo que se preguntó si su media hermana, era parte de su prueba y entonces se volvió a preguntar qué era lo que la habilidad quería de ella. Mientras se ponía de pie, pudo notar que Elizabeth estaba nerviosa, así que se acercó a ella para preguntarle si necesitaba algo, pero la había tomado de sorpresa que la pelinegra sólo había soltado un grito y al verla se tranquilizó.

¿Y ahora que te pasó? —pregunto Elizabeth al notar la apariencia de la vampiro —¿Haz empezado por aceptarte tal y como eres?

La Karkarov se le quedó mirando, y después de pensarlo asintió. Quizás el hecho de que no decidiera regresar al aspecto de su cabellera azul era un ejemplo de que ella se estaba aceptando tal y como era.

Digamos que he decidido quererme tal y como soy, pero, ¿qué te pasa?, te noto nerviosa, has gritado en cuanto te hablé. —dijo la vampiro y miró al niño que se encontraba comiendo un poco de pan tostado con mermelada. —Pareciera que huyes de alguien, por que no has dejado que Dexter termine de comer.

Shalyit miró la negativa por parte de la mujer de piel canela, pero sabía persuadirla, así que logró que la demonio se abriera ante ella.

Se me ha culpado de la muerte de uno de mis compañeros de trabajo, tengo que irme antes de que vengan por mi. Temó dejar a mi hijo sólo, no hay una persona responsable a cargo de él.
La mujer de piel nivea se quedó mirando a los ojos de su hermana, al tiempo que escuchaba el caminar de varias personas a lo lejos.

No te preocupes, yo te ayudaré, pero no puedes irte, debemos aclarar lo que pasó. —tras aquellas palabras, fue adaptando su cuerpo a la apariencia de alguien del cuartel de Aurores. Su cabellera había pasado del rubio al castaño, ahora el cabello era muy corto y sus facciones finas se habían convertido en toscas, había logrado convertirse completamente en un hombre que sólo había visto un par de veces.

Confía en mi, llama a Chávez y pide que meta a tu hijo a la Mansión, el no debe, ni tiene por qué ver cómo se llevan a su madre. —pudo notar como hasta la voz era muy similar mientras hablaba, pero también pudo sentir la desesperación en la mirada de Elizabeth.

¡Chavez! ¡Chavez! Elfo tonto, ven ahora mismo. Si no apareces voy a dejarte en libertad. —la voz de la morena estaba llena de desesperación, pero cuando se había dedicado a amenazar al elfo fiel de los Malfoy lo había hecho con una crueldad que el elfo había aparecido frente a ella en menos de un segundo.

¿La ama me ha llamado?

Si, lleva a mi hijo adentro y dile a Shalyit que cuide de él. —el elfo hizo una prolongada reverencia y tomó la mano del infante para llevarlo adentro de la Mansión, justo cuando el elfo había entrado a la casa, los aurores llegaban. Pero Shalyit, con la caracterización de alguien del cuerpo de Aurores anunciaba a sus “compañeros” la captura de la Malfoy.

La tengo chicos, ahora podemos llevarla a Azkaban y después someterla a juicio. —sus compañeros se le quedaban mirando, por lo que levantó una ceja de forma inquisitiva y volvió a dirigirse a las personas que tenía frente a él. —No me vengan a decir que pensaban declarar culpable a la hija del Ministro sin un juicio… ¿es que acaso están locos?

Los cuatro chicos que habían ido por Elizabeth se miraban entre ellos, al parecer estaban de acuerdo con el hecho de que no podían declararla culpable sin un juicio y después de aquello se la llevaron a una celda de Azkaban.
Editado por Shalyit Malfoy Karkarov

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El truco había funcionado, ahora estaba como el mago de ojos claros y aspecto lampiño en lo que parecía ser un casco de estancia. Observó a su alrededor, escuchando atenta y absorviendo el aroma del lugar. No parecía haber peligro alrededor de ellos. Dafoe casi lo había soltado con un empujón y ella había lanzado un insulto en perfecto irlandés que había sido ignorado por el hombre que ya caminaba hacia una construcción alejada de la casa principal. De hecho, el lugar en que se habían aparecido estaba lejos de aquella casa.

--Te aseguro O’Connel, no se cómo te contrataron para este trabajo, los jefes en Irlanda deben estar muy mal de gente si tú eres su mejor hombre.

--¿Y qué me dices de ti? --gruñó Darla en la piel de O’Connel --¿tus jefes te eligieron por ser el más listo y simpático?

Dafoe frenó de golpe, molesto obviamente y se giró hacia él con expresión furiosa.

--No soy un simple asesino de mano dura como tú O’Connel, mi especializada está en el contrabando de animales fantásticos y aquí tengo un amplio campo de trabajo, en cambio tú ¿de verdad piensas que el tanino puede convertirse en algo más junto con las tierras mágicas del subsuelo? Lo tuyo va más allá de pociones o encantamientos, tú ya estás jugando a ser un alquimista barato de esos que juegan con los muggles haciéndoles creer que tienen pociones fantásticas.

--No te metas con mi trabajo --dijo la pelirroja en su papel de Charles O’Connel, dándole un golpe en el hombro al cruzar a Dafoe, rumbo a la cabaña que ahora estaba a unos pocos metos de ellos.

Así que de eso venía la cosa, contrabando, obviamente una huelga llamaría la atención, no importaba que fuera muggle o no. A ningún contrabandista le gusta que su operación sea el centro de atención de muggles y magos. Ya bastante malo era de por si que hubiera habido sobre explotación de quebracho para extraer el tanino y la madera para que además estuvieran robando animales autóctonos y lo que fuera que se suponía que estaba investigando O’Connel.

--Le explicarás tú a Mister Jofrey por qué vinimos con las manos vacías --gruñó en su oído casi el otro mago mientras señalaba hacia una figura que acababa de aparecer frente a ellos. ¿Así que ese era el jefe? Genial las cosas iban más rápido de lo que pensaba, demasiado rápido si lo pensaba bien. ¿Hasta dónde debería llegar para que el portal considerase que ella había cumplido correctamente su papel?

--Espero que me traigan buenas noticias, ¿ese inútil de Pedro ya dejó de existir? Necesitamos seguir con la exportación, en Gran Bretaña esperan el próximo cargamento.

--Pues no exactamente Mister Jofrey, Charles le explicará mejor la situación --respondió con un tono malicioso William y Darla supo que de verdad el tipo lo estaba disfrutando, con gusto le clavaría los colmillos a ambos, pero no estaba segura de que eso fuera lo correcto, no había sabido de ningún dueño de La Forestal que hubiera desaparecido ¿o si?

--¿Y bien? --el tono ansioso y molesto en el tal Jofrey era más que notable. Era hora de volver a improvisar.

--Él nos esperaba, quizás alguien le avisó --miró con fingido disimulo al mago que la había acompañado --nos atacó, con su varita, el tal Pedro resultó ser un mago y…

--¡Un mago! ¡Ese inútil parlanchín levanta obreros un mago! ¡Es imposible!

--Pero Mister Jofrey él nos atacó y…

La ira de Jofrey fue en aumento y por lo visto el mago era más poderoso de lo que la Potter Black pensaba, una ráfaga de viento se levantó alrededor de ellos.

--¡Y si fuera así! ¿lo dejaron escapar?!

William pareció caer en la cuenta que él también estaba involucrado y bajo la ira del dueño de la explotación.

--Como dio Charles, nos tomó por sorpresa y fue demasiado rápido, nos esperaba y utilizó la magia contra nosotros antes que pudiéramos hacer nada, yo.

--¡Basta! No quiero más excusas, necesitamos descubrir si Pedro es de los Servicios Secretos Mágicos de este país, ya sospechaba que esto pudiera pasar, era demasiado insistente y engreído para ser muggle. Debemos encontrarlo y…

--¡Patrón! ¡Patrón! Los hombres de Pedro y los comunistas esos, vienen para acá, al grito de huelga.

--¡Maldita sea! ¡Avisa al comandante del escuadrón Mario, ya!

Las cosas parecían irse de control más rápido de lo que esperaba, o quizás se iban encaminando, pensaba Darla, el tal Pedro estaba ya haciendo la huelga ¿pero ahora qué haría ella allí? Pensó que era un buen momento para dejar a aquel par y que los famosos Servicios Secretos que mencionaban se ocuparan de ellos, pero Jofrey se volvió hacia ellos dos.

--Ustedes dos, vengan conmigo, debemos ocultar el cargamento mágico antes que alguien pueda encontrarlo, lo mejor es que ya se lo lleven, la magia lo cubría de los muggles pero si ahora hay involucrados magos ya no está seguro.

Los dos hombres asintieron y siguieron al jefe hacia lo que parecía ser una construcción en ruinas, aquello se complicaba cada vez más. A menos qué ¿decía algo de cómo contactar a los Servicios Secretos cuando lograra poner a salvo a Pedro? Darla se preguntó qué pasaría ahora, ellos debían estar al tanto, si Pedro había logrado unirse a sus hombres para llevar a cabo la huelga. Esperaba encontrar una pronta salida y volver a ser ella, esto de andar en pantalones de hombres ya la estaba cansando, de verdad.

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Amara lo supo en su pecho y sonrió de lado volteando en dirección a la puerta que instantes atrás se había llevado al trío de magos que buscaba hacerse con el don de la metamorfomagia bajo su tutela. Su hogar nuevamente recibía almas deseosas por aprender y conocer por lo que al vislumbrar un brillo particular contó los minutos en su mente, debía hacerse cargo de la persona que regresaba a ella para luego atender al nuevo alumno y a su vez estar al pendiente de los demás, la pirámide, la misma puerta e incluso el poder que dormitaba dentro de ellos aun aguardaba, avisaba que les faltaba trayecto, al menos a dos de ellos. Alisando su vestido dando un paso atrás, todo era tranquilidad allí cuando en la prueba de Darla el caos parecía teñirlo todo.

 

Quizás por el estrés que suponía pasar de un cuerpo a otro sin previo aviso fue que no vio como un haz de luz la absorbía por completo devolviéndola no solo a la zona oscura e interior de la pirámide sino también a su cuerpo de mujer con cabellera pelirroja, la arcano suspiró aliviada, ―No podía esperar menos de ti― expresó con parsimonia extendiendo ambas manos para tomar las de la vampiro, ―Desde un comienzo demostraste no solo ser bondadosa sino racional― agregó, había fuerza en sus palabras, una fuerza que trató de canalizar en un apretón de manos para que fuese más creíble lo que decía. Luego dejó en alto, entrelazando sus dedos, la mano donde Potter Black había colocado el anillo de aprendiz.

 

―Eres capaz de controlar el don sin perderte, la metamorfomagia está en ti y acompaña tu esencia. Si no la usas de forma egoísta jamás te fallará. Felicidades señorita Potter Black, ya puede regresar a casa con bien, ha sido un verdadero placer para mi guiarla.

 

Con un simple movimiento permitió que la puerta hacia el exterior se abriese haciendo énfasis en su breve discurso y trayendo luz a tanta oscuridad para que Darla pudiese marchar y descansar después de la travesía que dicha clase podría haber significado para ella. Una vez a solas se permitió abrir de un solo movimiento, con aquella vara tan cristalina el haz de noche para regresar a su oficina donde se le informaba una bruja le esperaba algo curiosa, Bastian y Shaliyt al parecer aun luchaban contra su prueba final y para el olfato de Amara, tenían un largo trecho antes de salir porque ella siempre esperaba que salieran con vida, dominando o no la habilidad, la muerte de un alumno podría llegar a ser un golpe duro.

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Su altura era la normal, la que le correspondía a su crecimiento y edad. Pero su rostro conservaba aún una apariencia diferente. Era una cara que él no podía reconocer. Si bien la forma del cuerpo se veía como el suyo, él sentía que no era así. Había algo diferente, algo que apenas se podía apreciar, algo en que se uno debía fijarse con detalle para notarlo. El portal estaba tratando de confundirlo. Él no lo sabía, por su puesto, pues en su cabeza no había ningún recuerdo sobre un portal o sobre una prueba.

 

Poner una cara diferente sobre su aparente cuerpo era sin lugar a dudas una forma en que alguien buscaba confundirlo. Era posible manipular la metamorfomagia como él mismo pudo notarlo cuando tocó el inerte cuerpo de Sasha. ¿Acaso alguien lo había manipulado a él? Notó la diferencia en el tamaño de sus manos y sus pies, apenas un centímetro.

 

Mientras caminaba, con la cabeza cubierta con una capucha, intentó modificar su cuerpo nuevamente más no le fue posible. Su ojo derecho comenzó a moverse apenas, pues se encontraba realmente nervioso. Bastian, generalmente, adoptaba apariencias siguiendo un papel específico con la finalidad de no perderse, de recordar absolutamente todo y poder volver a su apariencia real.

 

Para Bastian todo se basaba en los recuerdos, en encontrar una ancla poderosa en lo más profundo de su cerebro. > un chispazo de realidad atravesó sus ojos. Un destello. La anciana figura de Suluk se mostró con su característica voz. Anclarse a su parte humana era igual que anclarse a su figura real. Pensó. > Se tranquilizó entonces. Sus facciones comenzaron a deformarse, en pocos segundos nuevamente recuperó su apariencia normal e incluso pudo regresar el tamaño de sus manos y pies.

 

Fue cuando decidió retirarse la capucha y continuar caminando. Pero si, para ese momento ya no era Bastian quien caminaba por las calles Londinenses. Una persona totalmente diferente era quien lo hacía.

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Concentrada como estaba pensando en cuál sería su siguiente papel, había empezado siendo un muggle, Pedro, que era vigilado y cuidado por los Servicios Secretos Mágicos. Había tenido que salvarle pero no de muggles, como ella había pensado, sino de magos. Había cubierto luego el papel de uno de los magos asesinos, que aparentemente además era un investigador y contrabandista mágico. La pelirroja se preguntaba cuál sería su siguiente papel mientras caminaba, ya que no era consciente de si los que la habían contactado sabían quién era ella en realidad o no. Y si no ¿qué papel debería encarar?

 

Tan ensimismada estaba con la idea que por un momento no notó que su avance ya no era en plena selva hachada, como si se hubiera hecho realidad su deseo, la luz que se había hecho más intensa no era la del sol tras salir de la sombra de los quebrachos sino la del portal mágico en la píramide. Darla se detuvo, de una pieza, al descubrirse a si misma, con las ropas con que había llegado al aula de clases enfrente de Majlis luciendo una vez más su propio aspecto. Sin poder evitarlo dejó que sus mejillas tomaran un color sonrojado, poco habitual en ella mientras sonreía con timidez ante las palabras de la Arcana.

 

--Muchas gracias Madama Amara, por guiarme y por tus palabras --respondió la pelirroja mientras respondía afectuosamente al cálido apretón de manos de la arcana.

 

Su sonrisa se amplió aún más y fue notoria su felicidad mientras mantenía en alto la mano en que el anillo había tomado su forma y color definitivo, señalándola oficialmente como metamorfomaga.

 

--Gracias, mil gracias --repitió aún incrédula y feliz, había sido más sencillo de lo que esperaba y aquello la hacía sentir confiada. Y de verdad deseaba llegar a casa y poder compartir esa alegría con su Seba.

 

--Hasta que nos volvamos a ver --susurró la Potter Black, despidiéndose de Amara Majlis mientras dirigía sus pasos hacia la luz de la entrada de la píramide, era hora de regresar a su hogar y compartir con los suyos sus peripecias para aprobar la habilidad.

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Majlis sintió desazón pero no supo a ciencia cierta el motivo de la misma. Notó el resplandor en la puerta de segundos atrás había permitido la llegada de Darla a quien ya había visto partir con su habilidad adquirida y bien a flor de piel, tan feliz como la sonrisa plasmada en su rostro lo reflejaba, ¿quién sería ésta vez?. Regresó sus pasos a una distancia prudente, parecía flotar entre tanta oscuridad y no fue sorprendida al ver el cuerpo de un desconocido frente a ella, incluso fue capaz de fruncir un poco el ceño pues amén de no ser capaz de manipular la prueba final que la pirámide les imponía a los alumnos hubiera deseado que para Bastian el tecnicismo quedase de lado al igual que para Shalyit; ambos magos estaban demasiado perdidos en ellos mismo lo quisiesen admitir o no, Amara era vieja pero por sobre todas las cosas era sabia, a ella no podían mentirle.

 

―Joven Karkarov.

 

La arcano descruzó sus brazos sin recordar cuándo los hubo cruzado con exactitud, no solía nunca adoptar posiciones negativas y ésta no sería la excepción a sus propias reglas de vida, recibiría al mago con la misma complacencia que recibió a su compañera anterior pues la meta allí era pasar la prueba y regresar ante ella con vida. Con un asentir de cabeza, de medio lado y lento le pidió que se acercase a ella, no le temía a nadie, era un ser poderoso y con ese afán y atrevimiento tomó el rostro de Bastian con ambas manos, lo suyo era maternal y nadie sabría explicar con exactitud lo que se podía transmitir en una caricia semejante. El tacto era cálido e iguales serían sus palabras para con él.

 

>Me llena de dicha que mis alumnos logren dominar el don que se les fue otorgado al nacer pero a su vez entristece un poco mi corazón el no poder ver tu rostro. Por favor, joven Karkarov, ten presente mis palabras al cruzar esa puerta el día de hoy, no te pierdas en ti, el mundo lloraría una gran pérdida.

 

Amara no tenía hijos, sus alumnos lo eran y aquello fue lo que la motivó a depositar un beso en la frente de Bastian o de quien fuese en ese preciso momento, esperaba con parsimonia que realmente su enseñanza llegase profundo en él y le sirviera para el día de mañana, un alma cansada de huir al reflejo por las mañanas se debilitaba y fuera, en aquel enorme mundo cruel era nada más que una presa fácil de cazar. ―Observa tu recompensa, se benevolente y la metamorfomagia nunca te abandonará― expresó serena arrastrando una mano para liberar el rostro del mago y alzar la mano de éste donde portaba el anillo que por fin brillaba victorioso así como descansó un brazo en peso muerto a un lado de sus ancianas caderas.

 

Dándole espacio permitió que su alumno procesara lo que acababa de suceder, en un parpadeo había estado caminando por las solitarias calles Londinenses y un segundo después la puerta de la habilidad que pretendía dominar le devolvía ante la presencia de la arcano con quién estaba a punto de cruzar varias palabras aunque ésta no le dejase hablar sino hasta el final. Amara le permitió explayarse por si así lo quisiera, ella no era sabedora de lo sucedido en la prueba de Bastian y de haberlo sabido habría cerrado la puerta con llave porque ella deseaba que él estuviera en conexión constante con su yo interior, con su verdadero reflejo pero aquella magia escapaba de su control y dominio, debía conformarse con verle a salvo y completo.

 

―Felicidades― Finalizó echando una ojeada a la puerta, la joven de cabellos azules era quien más le preocupaba.

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Sintió en sus ojos un resplandor que lo cegó por unos instantes. Cuando pudo ver nuevamente, se dio cuenta donde se encontraba. Recordó todo. Aquellas visiones eran falsas, por su puesto, el Portal lo había llevado al extremo que él jamás pensó tocar. Su identidad comprometida, toda su vida desmornándose sin que exista una forma adecuada de hacerlo.

 

El asesinato en aquella prueba había sido instintivo, ni siquiera le hizo falta pensarlo, no dudó. Más en su interior se había abierto otra herida que le costaría mucho sanar. Pero su última prueba le habían enseñado algo, por su puesto. En realidad toda la prueba le había enseñado algo. Liberar a la Primera Ministra le indicó que muchas veces actuar sin esperar nada a cambio te podía llevar por el camino correcto, aunque en ese camino hubiera solamente tristeza. Matar a Sasha le enseñó, en cambio, que aunque en su interior estuviera surgiendo la bondad aún le quedaba un largo camino, muchas lecciones por aprender. Su ancla a la realidad fue la ventana más enriquecedora, su familia era su remedio, eran ellos quienes le permitirían seguir adelante en el choque de sus dos ideologías interiores.

 

―Sabe cual es la naturaleza de mi alma, Maestra Amara. Sería un peligro para mi familia que se conociera mi habilidad de cambio. Conozco mi verdadero yo, se que siempre podré encontrarlo si tengo la inspiración necesaria.

 

Mientras Bastian hablaba su rostro comenzó a cambiar a voluntad. Su mirada se tornó azulada y sus facciones tomaron la forma que él sabía que le pertenecía. Estaban los dos solos y no había peligro alguno. Inclusive, con un poco de magia adicional, hizo que el pendiente en su oreja hiciera presencia.

 

―Ante usted, tal cual soy. Utilizo mi apariencia real a diario y me reconforta decir que no necesito utilizar máscaras ni disfraces. He aprendido mucho y espero que la bondad de su corazón se transmita y ayude a borrar mi oscuridad. Se que está presente, pero también se que algún día la venceré.

 

Se despidió de la Arcana con una reverencia. Mientras se alejan, aún siendo solamente ellos dos en aquella sala, volvió a adoptar una apariencia que no le pertenecía. Era necesario, no quedaba otra alternativa.

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Las celdas de Azkaban eran lugares fríos, oscuros y húmedos, había pasado tres noches o quizás más ahí adentro. Su apariencia era la de Elizabeth, su cabello era negro, el color de piel era del color de la canela y sus ojos eran un tono de azul más claro que los de ella. Se podía decir que a pesar tener una apariencia descompuesta por el paso de los días, aún era una mujer muy hermosa. La primera noche no había parado de llorar, gritar y suplicar, alegando inocencia, su segunda noche, después de un día completo de lloriqueos que sólo se presentaban cuando un guardia estaba ahí, se quedo en silencio.

 

Shalyit aun recordaba el intercambio de palabras que había tenido con la demonio, confiaba en las palabras de Elizabeth, estaba segura que ella no había matado a nadie así que sólo esperaba el momento del juicio. Por lo que en lo que recordaba cada palabra que la hija de Crazy y Mistify Malfoy le decía, ideaba algo para probar su inocencia.

 

Tres días antes.

 

Necesito hablar con mi hermana. —pidió de forma exigente la morena a Shalyit, aun con las características de aquel auror de unos 40 años al que estaba interpretando, cuando llegaron al Cuartel de Aurores.

 

 

No puede hacer ese tipo de exigencias, Srita Malfoy. Veré que puedo hacer. —la metamorfomaga salió del cubículo y pidió que la localizaran. Después de aquello, regreso a su forma normal, su cabello era rubio, su cuerpo delgado y su color de tez era blanco. Su rostro lucía demasiado demacrado y más enfermo de lo normal, pero sonreía.

 

Ninguno de los aurores presentes le habían negado el paso hasta donde se encontraba la Malfoy, las miradas de ambas se cruzaron, quizás no se habían dicho nada aun, pero la Karkarov miraba en aquella mirada a alguien inocente, así que camino hasta quedar frente a ella.

 

Cálmate, quede en ayudarte. Cuéntame, ¿qué paso? —la Karkarov tomó la mano de Elizabeth, las palabras de la demonio fueron claras, relato cada suceso de su vida mientras estaban solas. La vampira miraba a su media hermana y sonreía mientras negaba por la situación, en otro momento la hubiera dejado ahí, a su suerte. Esa mañana había elegido ayudarla, por lo que empezó a cambiar de aspecto una vez más antes de ser encerrada en una de las celdas.

 

Ten, tómatelo… —en un frasco que había sacado debajo de su túnica, le paso una poción multijugos con un poco de su cabello, el haberse hecho pasar por aquel auror, le había hecho poder conseguir aquella poción y sus llaves donde estaba encerrada la morena, en escasos 20 minutos, había cambiado de lugar. —Veté a casa, cuida de tu hijo, pasé lo que pasé no hagas nada, si necesitas más cabello o quieres hacerte pasar por alguien más hazlo. Yo espero salir de esto pronto.

 

Ese día Elizabeth había abandonado el cuartel de Aurores y a ella la habían trasladado a Azkaban.

 

-------------------------

 

Su proceso de libertad iba a ser llevado desde Azkaban, para ese momento no estaba tan segura de que aquello en verdad fuera una prueba, para ello todo lo que estaba viviendo era algo muy real. Muy a pesar de tener momentos en los que se mantenía zen, había otros en los que deseaba gritar que ella no era Elizabeth pero había podido controlar sus emociones, por lo que aquellos cambios de color en su cabello que había experimentado al principio de aquella aventura se habían mantenido en el color negro característico de la morena, lo que le hizo darse cuenta que ahora a pesar de sus emociones podía controlar con mayor voluntad su habilidad.

 

Aquel tercer día, un guardia llego hasta ella y la llevo hasta una de las salas de tribunal. Al quedar frente al juez entendió que había llegado el momento de esclarecer la inocencia de su hermana, por lo que espero en silencio que se le permitiera decir algo.

 

Señorita Malfoy, está aquí frente a mí, culpada de haber matado a varios magos, al igual de que la asocian como miembro del grupo denominado “Marca Tenebrosa” ¿Cómo se declara?

 

Aquellas palabras para la Karkarov la habían tomado de sorpresa, en el relato que Elizabeth había compartido con ella nunca le había dicho que también la tachaban de ser un mortifago, así que se quedó en silencio por unos segundos pensando en su respuesta y mirando a los ojos del juez habló de forma clara.

 

Inocente… —dijo con toda la seguridad y el rostro serio.

 

El juicio era largo, al pasar la primera hora, la neófita un poco desesperada puso atención a todas las pruebas que tenían de los asesinatos cometidos por su hermana, más de la mitad eran pruebas armadas para que fuera declarada culpable, cuando llego el momento de ser ella la de explicar lo que había pasado miro al techo y después al juez.

 

Yo no he matado a nadie, ese día llegue a mi trabajo como cualquier otro día, pero para mí desgracia, el cuerpo de mi compañera se encontraba tirado en el suelo con la mirada perdida, como si le hubieran arrancado su alma con la maldición asesina. —el relato de aquel día se fue haciendo largo, pero aun después de días tenía claro cada detalle que Elizabeth le había dado de aquel día. —Salí corriendo aquel día de mi trabajo porque estaba segura que me culparían de la muerte de ella, pero yo no la mate… soy incapaz de matar a alguien.

 

Los minutos de espera para ver que había decidido el juez después de escuchar su historia se hacían cada vez mas largos, no estaba segura en ese momento si el juez la iba a declarar inocente o culpable, solo esperaba que la prueba de la metamorfomagia la sacara de ahí antes de que la enviaran a ser besada por el dementor. Hasta ese momento, había captado que había hecho uso de su habilidad no para beneficio propio, si no para poder salvar a alguien más y acaso no era aquella la enseñanza que la Arcana les había inculcado en cada prueba por la que habían pasado. En esa última prueba, había aprendido a aceptarse tal y como era, había hecho uso de su habilidad para salvar a alguien que no deseaba tener cerca y también a controlar la metamorfomagia y no a dejarse llevar por sus emociones, así que para ese momento solo esperaba a ser regresada a la pirámide y que el anillo de vinculación con aquella habilidad se quedará adherido en su mano.

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¿Se había conformado con las palabras de Bastia?, no.

 

Una luz cegadora iluminó el interior de la pirámide y entonces supo que Shalyit estaba de regreso, por la intensidad del resplandor comprendió que la prueba había sido atravesada con crecer y por ello la recibió con una enorme sonrisa, Amara no guardaba rencores ni enfados con nadie, la bruja de cabellos azules no sería la excepción amén de no haber sido capaz de controlar su altanería para con ella desde un principio. Tras el último parpadeo de la bruja la misma luz que Majlis observó fue la que le devolvió junto a la arcano, estaban solas, no había jueces ni miradas torcidas, ya no era su hermana, ya no era un auror infiltrado, ya no regresaría a Azkaban, volvía a ser ella misma.

 

—Shalyit Karkarov

 

Buscó seriedad en sus palabras puesto que ella lo merecía, había demostrado estar a la altura de las circunstancias desde que puso un pie en México aun y cuando cuestionó cada paso que la arcano les hizo dar y cada curva que debieron tomar. No tenía los brazos cruzados como instantes atrás sino que aguardó a que ésta asimilara el sitio donde se encontraba ahora y que estaba fuera de peligro con completa tranquilidad, quería que viese en su rostro lo satisfecha que estaba pues con malas caras y reproches había adoptado cada una se las enseñanzas que a lo largo de la clase les hubo transmitido y eso generaba satisfacción en cualquier educador.

 

—Debo admitir que estaba algo preocupada pero haz sabido acallar los fantasmas de ésta anciana. Mis ojos no pueden inmiscuirse dentro de la prueba final pero mi corazón créeme que se regodea cuando regresan así como tú lo haz hecho ahora. Cumpliendo una meta. Shalyit, ¿recuerdas lo que te dije al comienzo del día?, la metamorfomagia también es capaz de apoderarse de nuestros sentimientos, pueden mutar quienes somos, otorgarnos una coraza que nos convierta en personas ajenas, en sombras.

 

Nunca está demás regresar a nuestro reflejo por más desagradable que sea, nos recuerda quiénes somos y por qué somos lo que somos. Nos permite hacer cosas por los demás y el sentimiento que produce tal acto es inigualable. Felicidades joven Karkarov.

 

Hasta entonces no le había dedicado tantas palabras a ningún alumno, ni a Cissy por quien guardaba aprecio ni por Bastian que había dejado un hueco en su alma por no haber podido transmitir el mensaje de la habilidad como quería así que definitivamente aquella bruja de cabello llamativo había despertado algo en Amara que no todos lograban, para alguien que no era madre ni tenía familia pero que dedicaba cada uno de sus suspiros al bien mayor y apartado del egoísmo. Cuando la arcano calló la verdadera puerta se abrió y ésta en un descuido tomó la mano de su aprendiz para ponerla en alto y que el último rayo de sol reflejase fulgor en su nueva joya.

 

Había aprobado la habilidad con creces.

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