Duelo de práctica

[Dovakhin Haughton]

Desde que había regresado de su exilio, Dovakhin no había tenido prácticamente ningún encuentro ya sea social o combativo, a excepción de una o dos charlas para ponerse al día con el mundo mágico. Estaba en un camino bastante extenso en busca de la meta, ese último escalón en su plan, sin embargo era consciente de que necesitaría volver a ser aquél despiadado duelista que fue en sus mejores años, y para ello sólo se podía pelear hasta caer rendido al suelo del agotamiento.

 

Para su práctica diaria, el Haughton decidió llamar a una vieja conocida. Una bruja con la que no había hablado en años, sin embargo no estaba allí por el pasado. Su ferviente deseo de suceder al señor tenebroso era, como al principio, la clara obsesión del mago. Y sabía que la persona con la que se enfrentaría hoy, era buena práctica para su propósito.

 

La lechuza que le envió simplemente decía "Quiero practicar mis habilidades de duelo, si te interesa te estaré esperando en el bosque prohibido. Dovakhin Haughton." No sabía cual sería la reacción o la respuesta de Rachel, sin embargo confió en que aceptaría e iría a enfrentarse con él.

 

Una vez en el bosque, se dirigió al medio del mismo, el epicentro del gran pulmón verde que albergaba a las más temerosas bestias del mundo mágico. Allí encontró un gran lago, rodeado de árboles y bastante oscuridad pues la única luz provenía de la Luna.

 

Esperó en la orilla de pie, mirando su reflejo en el agua aguardando el momento de volver a ver a la mujer y comenzar con el entrenamiento. Tenía muchas cosas en la cabeza y todas desembocaban en lo mismo, volver con todo el poder necesario para infundir miedo y desesperación en todo el mundo. Ésta era una prueba de fuego para ver realmente la oscuridad que había en su corazón.

[Rachel Brice]

No podía recordar cuando había sido la última vez que había tenido noticias de él.

Sin lugar a dudas esa lechuza me había tomado por sorpresa, y hasta por una fracción de segundo, pensé que se trataba de alguna broma de mal gusto, ¿pero cómo confundir la caligrafía? Sin dudas se trataba de Dovakhin, quien por alguna razón quería volver al ruedo con el mundo mágico.

 

Pero aun así no me detuve a pensar mucho en si concurrir o no, si él quería practicar ¿Por qué no? Yo también lo necesitaba, y más ahora que había logrado formar parte nuevamente de las filas mortifagas; hacía mucho tiempo que no tenía un duelo justo ¿Y qué mejor que aquel quien decía ser uno de los mejores en su época? Debía probar si seguía siendo al menos un tercio de lo que solía ser.

 

Como si para la guerra me preparase, solté mi cabello de la colita que lo sostenía en alto y me desaparecí a su encuentro en el bosque prohibido. No sabía muy bien cuanto había cambiado él, pero si se notaba lo diferente que estaba yo; los años no venían solos, y a veces, como en mi caso, el cambio físico o rasgos de madurez no eran lo único que se veían afectados.

 

Preferí aparecer en el límite del bosque y desde allí caminar hasta su encuentro, creía saber dónde se hallaba, al menos en la nota no decía el punto exacto, pero sin dudas debía de ser en sus profundidades, donde la soledad de vida humana era casi nula por los peligros que habitaban entre sus árboles y lagos.

A pesar de la espesura de los árboles al principio del recorrido, no tarde en encontrar un claro, sin duda estaba en el medio de aquel bosque. Un lago descansaba muy tranquilamente a la luz de la luna y ni la suave brisa que soplaba alteró la tranquilidad de las hojas en los árboles que rodeaban el lugar. Y allí e en las lejanías pude ver la figura de aquel tan conocido hombre.

 

-SI que sabes aún sorprender ¿Pero, no estas viejo para estas cosas ya? -me acerque a un radio conveniente, sintiendo la hierba suave en las plantas de mis pies descalzos.- hasta te creí muerto, o al menos algo más mutilado… - Torcí un gesto a una media sonrisa mientras con mi mano derecha empuñaba la varita, lista en caso de recibir un ataque desprevenida.

 

-Pero creo que no me citaste para hablar de tu aspecto o tu nueva vida ¿Verdad? Tal vez, algún día podamos ponernos al tanto en algún bar, mientras tanto... - Levanté mi varita a la altura de mi hombro, y susurré aquella invocación -Avis! - 12 pajaritos salieron volando a toda velocidad en dirección al mago, con el fin de provocar algún daño- Concentrensen en sus ojos.- solté hacia mi invocación, - ya creo que siempre es un gusto verte- Mi tono irónico se apagó y continué con la guardia en alta esperando su contra ataque.

[Dovakhin Haughton]

La bruja llegó en un momento determinado y comenzó a hablar sobre lo que creía que había pasado con él, sin embargo Dovakhin no estaba interesado en lo que ella pensaba, simplemente quería practicar sus habilidades de duelo. —Es imposible mutilarme, no te olvides de quien soy— Contestó cortante mientras observaba el paso del tiempo en quien alguna vez había sido la única razón en su cabeza. Parecía tan lejano aquél tiempo que apenas podía comprender lo que solía representar aquella mujer, y por esa razón sabía que el duelo sería interesante pues no pensaba controlarse.

 

—Quizás, hablar no es lo mío— Comentó. —Sin embargo podríamos tener alguna charla, si te interesa generar algún mal en el mundo mágico, o si quieres destrozar a los desplumados.— Finalizó.

 

Tras ésta breve charla, Rachel intentó atacarlo con un hechizo que hacía bastante no veía, un hechizo que estaba lejos de ser importante, simplemente una molestia. Un avis.

Ni bien la bruja terminó de pronunciar su ataque, el Haughton contraatacó.

 

—Oppugno— Mencionó estirando su varita en dirección de las aves, mientras les ordenaba atacar el rostro de la mujer. Al instante Las aves intentaron picotear sus ojos y demás facciones del rostro.

 

Tras ésto decidió intentar un ataque un poco más agresivo.

 

—Sectusempra— Y de inmediato un rayo salió de la varita de Dovakhin en dirección al pecho de Rachel Brice, su oponente de duelo.