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Castillo Lockhart (MM B: 78568)


Ela Karoline
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El mago miraba asombrado como las puertas del castillo se habrían hacia el interior dejando ver armoniosamente los acabados en su interior... Nunca había visto tanto lujo nisiquiera en la mansión ridcklaud se tenía ese nivel de calidad de vida, pero fue mayor su sorpresa al ver como una pequeña criatura se encontraba sujetando la puerta lo que hizo que en Dick sus ojos quedarán como platos...

 

--recorcholis... Un ELFO!!!--

 

Dijo con un claro tono de emoción mientras se acercaba a aquella criatura y comenzó a examinarlo desde punta a punta cosa que emociono mucho más al chico que la voz de quién le hablaba, cosa que levantando la mirada por un momento se quedó petrificado...

 

--yo... Eh... Dick... Carta...--

 

Jamás había conocido a una mujer como ella en su vida, reflejaba tanta pasión, tanta fuerza... Cosa que respirando un poco agitado poco a poco comenzó a sudar mientras extendía su mano hacia ella... Ya que ese era el principal diferenciador con su padre... El no sabía que hacer delante de las mujeres...

 

--Yo... Disculpe me presento soy Dick Grayson... Llegó una carta a mi mansión indicando que acudiera a usted... Es que mi padre desapareció y esta familia es su contacto de emergencia...--

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  • 3 semanas más tarde...

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Ela Karoline

El elfo mayordomo de nombre Jops era quien había abierto la puerta dando paso al visitante, aunque no espero captar la atención del mismo, al punto de ser examinado con aquella curiosidad y emoción que reflejaba el rostro de @, quizás la misma que horas antes sintiera la propia Ela Karoline la nueva matriarca Lockhart. Sin duda aquellos primeros meses estaban trayendo muchas sorpresas.

Ela quien se apersonaba al lujoso vestíbulo pudo escuchar y ver al mago, mientras el se centraba en el elfo, ella lo examinaba a el, hasta que este le indico de forma nerviosa el motivo de su visita, hasta para ella, que no tenía experiencia con el género masculino, resultaba evidente que de algún modo lograba perturbarle, y por supuesto, el ego femenino provocó aquella sonrisa de satisfacción

--¿Eres el hijo de Sherlock Holmes?-- pregunto con tono de sorpresa, así que al fin aparecía alguien cercano al recomendado de su prima, era decepcionante no conoce al primero en persona, después de escuchar tanto de el, pero este era su hijo, quizás fuera igual de interesante que el padre, aunque claro, ella como siempre, estaba haciendo castillos en el aire acorde a su vivida imaginación.

--Soy Ela, aunque todos me dicen Karoline-- volvio a comentar sin explicar que ese era su segundo nombre --Mi prima, Cye Lockhart, es quien conoce a tu padre, pero ella no esta- explico mordiendo su labio inferior, acto seguido lo invito a pasar al salón, donde estaba la chimenea usada para la conexión de la red flu y cómodos sofás, entre obras de arte bien dispuestas

--Pasa, sígueme, podremos platicar a gusto en el salón--

Editado por Cye Lockhart
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Dick solo podía asentir con la cabeza... Es como si todas sus neuronas se hubieran desconectados unas de otras desde el momento en que la vió, fue entonces que adentrándose en aquella mansión el mago respiró profundamente para tranquilazarse... Necesitaba recuperar el control, fue entonces que el mago quitándose su sombrero desvió la mirada de aquella chica y se puso sobre una hermosa pintura de una chica con el cabello rubio y acercándose un poco a la pintura el mago la examinó...

 

--Eso una hermosa pintura renacentista... Los acabados parecen ser italianos y por la vejez de los colores diría que es un Boticelli... Sabes mi padre lo conoció una vez es una historia bastante divertida... Resulta que el se encontraba en un bar...--

 

Y ahí se quedó en silencio... A decir verdad todas las historias de su padre comenzaban con un bar o con una mujer de por medio, cosa que suspirando mejor negó con la cabeza y se adentro en el salón con ella...

 

--Este... Señorita Karoline... Seré breve... Mi padre ha desaparecido y según mis investigaciones la señorita Lockhart fue la última persona que la vió con vida... Pero me temo que también perdí su pista... Por desgracia no soy tan buen investigador que mi padre--

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  • 2 semanas más tarde...

Al ver el castillo Lockhart delante de mí sentí que el estómago se giraba en un movimiento continuo ascendente. Supongo que la noticia que mi cuñada se había ido del pueblo me había dejado un vacío en mi interior que no quería reconocer en voz alta. No podía hacer nada al respecto excepto rezar a la Diosa Tierra para que le acompañara y la protegiera. Me hubiera gustado mandarle una nota de apoyo para que supiera que la quería y que la esperaba, si decidía regresar. No utilicé mis poderes de sacerdotisa aunque sabía que si ella pisaba tierra con sus pies desnudos, si tocaba una planta con la punta de sus dedos o si soplaba un Diente de León, sabría que estaba bien. No quería perseguirla; decidí darle su propio espacio.

 

De momento.

 

Pero no podía dejar sola a aquella mujercita pelirroja que ahora ocupaba el castillo. Tan diferente a ella, tan parecida a ella... Así que decidí visitarla y así lo dije en casa, que ese día iría a ver a la nueva propietaria del Castillo Lockhart. En las manos, una caja cerrada que sujetaba con especial cuidado al llamar a la puerta. Podría haber usado la Red Flu y entrar por la chimenea pero no estaba segura de si Karoline había mantenido activa aquella puerta de entrada.

 

Me atendió un elfo y me dijo que pasara. Dudé. Entrar ahora era como reconocer la ausencia de mi cuñada y... Tragué saliva y pasé al interior, aunque me quedé en la puerta, indecisa, sin saber qué hacer.

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Era un nuevo día, con nuevas expectativas, con sus propios afanes y por supuesto, con sus propias recompensas, con ese pensamiento abandonó la cama aquella mañana, la habitación principal había cambiado, no solo no era la misma, sino que cama, mobiliario, ropa y accesorios eran distintos, lo que si se mantenía era el piso y también aquel paso de aire, es decir, el balcón con la grandiosa vista de los alrededores, ahora había una mesita con un par de sillas, algunas plantas y un columpio de dos amplios puestos estilo romántico, en el que Ela se acurrucada a leer.

 

Karoline, disfrutaba el no tener que seguir órdenes, la autonomía que le daba ser la matriarca de los Lockhart, aunque no quitaba el hecho de sentirse presionada ante sus propias expectativas y las que creía tenían los demás sobre ella. Hasta ahora todo había ido bien, sus días transcurrían entre los dos negocios y el castillo, entre adaptarse al clima, los horarios y la forma de vida de los británicos, así como el uso libre y diario de la magia.

 

Ese era otro punto álgido fascinante, la magia, aún tenía ciertos problemas con la varita de doble núcleo, pero en general había mejorado su funcionamiento desde que la pelivioleta se la había reparado, la práctica también la convertía en alguien más diestro aunque tenía mucho que aprender y mejorar.

 

Bajo las escaleras de a saltos a pesar de las zapatillas de taco alto, de la falda amplia por sobre las rodillas que amenazaba con abombada cual hongo ante su agitado paso, pero eso no le generaba preocupación alguna. Los elfos por su parte, estaban contentos de que el castillo no quedará abandonado como otros lugares con esto de la guerra mágica, de servir a una nueva generación de Lockhart, aunque andaban alertas y agachándose o escondiéndose tras algo cada vez que la veían empuñar la varita.

 

Cuando Jops, el viejo elfo mayordomo abrió la puerta y vio a @@Sagitas Potter Blue se alegró y le dio paso al interior, notificándole que era un placer verla y que sería de gran ayuda si lograba hacer que Karoline fuera menos entusiasta con la magia dentro de casa. Podría usted hacerla menos peligrosa ni había terminado la palabra cuando un jarrón voló desde la mesa del vestíbulo y estalló en pedazos casi a los pies de la Potter y del elfo, la criatura miró a la visitante y con la expresión de los ojos casi dijo se fija, si esto me refiero.

 

Karoline por su parte, apareció corriendo con la varita en mano y se detuvo en seco al ver a la mujer, --Upss, eso fue sin culpa-- dijo disculpándose y escondiendo la mano con la varita hacia la espalda como cuando se hace una travesura, a diferencia de Cye, Ela era más joven y quizás menos sensata o tranquila, con menos aplomo, al menos en casa y frente a amigos y familiares.

 

--¡Bienvenida @Sagitas!-- le dijo encantada de tenerla por allá, luego se acercó y le enganchó el brazo para conducirla a alguna parte del castillo que aún no decidía, quizás a los jardines posteriores, quizás a la cocina ya que aunque pasaban de las 9 no había desayunado o quizás solo hasta el salón, lo cierto es que la trataba con una familiaridad que quizás sorprendería a todos, porque ignoraban que la pelirroja había encontrado varios álbumes de fotos y notas insertas dónde Cye le explicaba quiénes eran y lo que significaban para los Lockhart.

 

--¿Ya desayunaste? yo no y aquí cocinan como los dioses, me alegra que vinieras, yo he querido ir a visitar a la familia, porque somos familia no, por Cye sino me adoptas-- agregó encogiéndose de hombros y expresando tanta curiosidad y gusto que hablaba rápido y desplegaba energía cual brisa, bueno más bien como ventarrón. --¿Tienes muchos familiares? ¿hijos tal vez? ¿hermanos? ¿es hermosa tu casa? ¿grande y con plantas raras? -- era pregunta tras pregunta como si no necesitará aire para respirar.

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Era un nuevo día y la misión de Elfito no hacía más que empezar, primero había comenzado con su limpieza habitual, elfito se bañaba, elfito se vestía a su onda, elfito era feliz siendo elfito por lo que colocándose su gorrito rojo comenzó a imitar a sus patrones haciendo poses de galán de telenovela...

 

--Soy Holmes... Elfito Holmes Grayson--

 

Y riendo tímidamente corrio hacia la cocina donde comenzaba con el desayuno, como todos los días elfito comenzaba con una limpieza externa en las estufas, mesas y demás cosas, la señorita Karoline pronto se despertaría, por lo que tenía que preparar el desayuno cuando antes, por lo que sin más se dispuso a preparar un poco de mermelada casera para los bisquets...

 

--Eso una lastima lo que pasó, pero elfito debe de cumplir con la misión del señor Dick y hacerse pasar por un elfo más--

 

Fue entonces que mirando el refrigerador sencillamente saco unas naranjas recolectadas el día anterior y se dispuso a exprimirlas, entonces sacando su librito de recetas de su gorrito se sentó en el piso para ver qué prepararía ese día... Y la respuesta fue una bandeja de fruta, para acompañar los bisquets y el jugo, por lo que escuchando el timbre elfito se asoma hacia el pasillo principal...

 

--Oh oh...--

 

Los ojos de Elfito se abrieron como platos, era la doncella de pelo púrpura!!! Eso se complicaba, a la señorita Karoline al parecer estaba encantada con su presencia por lo que tragando salida elfito preparo su bandeja con platos y cucharas y vasos para dos personas y cargándola por encima de él salió al encuentro de las dos, le rezaba a todo lo que sea que elfito creyera para que no lo delatará, inclusive le hecho alguna que otra mirada de suplica mientras se acomodaba...

 

--Gustan las damas algo de desayunar?--

 

Decía elfito con un claro tono de nerviosismo y cerrando los ojos espero lo mejor

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Habían pasado algunos días desde la visita de quienes buscaban a su prima Cye, obviamente ella ya no estaba y como todo, los días pasaron y las expectativas cambiaron, la vida tomo otro ritmo, distinto, si, pero propio. Ela Karoline por su parte se encontraba cada vez más cómoda en Ottery, aunque todavía no visitaba a nadie y sus relaciones sociales eran casi inexistentes.

Estaba sentada al pie de la escalera, más bien en el último peldaño, veía con el entrecejo fruncido el gigantesco cuadro de marco dorado en el que habitaba el orgulloso Gilderoy Lockhart, quien seguía enfurruñado por el cambio de matriarca y se negaba a entablar platica con nadie a pesar de lo conversador y curioso que era.

En ese momento vio como Jops, el elfo mayordomo iba hacia la puerta principal para abrir a quien llegaba, espero unos segundos mientras escuchaba el saludo cordial de la criatura que invitaba a seguir a alguien, espero tamborileando los dedos de sus manos sobre sus mejillas hasta que la vio, se trataba de la bruja de cabellos violeta, Sagitas se llamaba, y era precisamente la que había tenido la gentileza de reparar su varita.

Entusiasmada por la visita se incorporó alisando la blusa de tela delgada y blanca pero bellamente bordada con diminutas hojas en tonos amarillo y cepia en los bordes del cuello y manga. La sonrisa invadio el rostro de la Larsson y fue al encuentro de la Potter Blue.

--¡Hola Sagitas, bienvenida!-- dijo llegando hasta ella y enganchado el brazo de la visitante para conducirla ya fuera al salón, la terraza o la cocina. --¿Ya desayunaste? ojala digas que no-- hizo un puchero --Yo aún no y aquí preparan unas delicias-- confesó encantada, y muy emocionada por la perspectiva de aquella nueva relación porque al final, de un modo u otro resultaban ser familia.

--Sabes que esta es tu casa, bueno a parte de la tuya que seguro debe ser hermosa--


LOCKHART


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La guerra mágica, la revelación de los mágicos ante los muggles y la infinidad de conflictos de intereses y poder con que tenia que lidiar cada país hacían que la estabilidad de los magos y brujas fuera difícil de sobrellevar, la vida a la que estaban acostumbrados desaparecía a cada minuto que pasaba. Por eso cuando Ela Karoline descendio del Ford águila con mecanismo de invisibilidad activado en los jardines de la Lockhart todo lucia desolado.

El conducir sobre Ottery y ver las mansiones en su mayoría abandonadas le provocaba un nudo en el estomago y un gran sentimiento de culpa en cuanto a la propiedad de la cual era matriarca, apretó la mandíbula al ver los setos más altos y de formas irregulares, nada que ver con la hilera de arbustos perfectos que la había recibido meses atrás, las flores crecían esparcidas sin control ni forma y entre ellas se colaba la maleza, como los indeseables en el gobierno mágico que habían provocado todo aquel desastre.

Miro a su alrededor, no parecía haber nadie a kilómetros de ella ni de la propiedad, por lo que se aventuró a sacar su varita e ir limpiando todo de la hojarazca, mala hierva e invoco a Jops, el elfo mayordomo y jardinero para que se encargará de la vegetación, las flores, la grama y por supuesto los bebederos que disimuladamente estaban dispuestos tanto en el jardín frontal como en el trasero.

Karoline se sentó en los peldaños que conducían a la puerta de entrada al castillo, allí abrazando sus piernas se preguntaba cual seria el destino de la magia y el suyo propio, ¿donde estaría Cye? y ¿donde los demás Lockhart? un largo suspiro escapo de su pecho sin encontrar respuesta al esas interrogantes. Editado por Ela Karoline
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  • 1 año más tarde...

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Nunca nadie habría visto a un elfo más fiel a su dueño que el mismo Harpo. No sólo era el elfo personal de la actual Ministra y el elfo familia de la Potter Black. Era un amigo y un salvador, un confidente, alguien que había sufrido por ella y a quien ella le había hecho libre. Era importante en la vida de todos de la familia y tal vez el único que se atrevía a discutir con ella la toma de decisiones.

Aún así, hoy se sentía que faltaba a sus principio al encaminar sus pasos hacia la mansión Lockhart, en busca de la señorita Cye. Él sabía que si alguien podía ayudarle a hacer entender las consecuencias de sus actos a la Señorita Sagitas era ella. Aunque estaba desaparecida. Esperaba que allá, alguien pudiera ponerle en contacto con la sacerdotisa y él se desplazaría, aunque fuera al mismo infierno, para verla. Pero dudaba mucho que la Amita estuviera allá, siendo un cielo de persona. Harpo se frotó las manos durante todo el trayecto hasta el extremo que, cuando llegó a la puerta de entrada, estaban rojizas y raspadas en algunas zonas. 

El dolor no le importaba, era insuficiente para la traición que iba a cometer hacia su Ama y Amiga y esperaba que mereciera la pena. Tocó la puerta en busca de ayuda, no sin antes mirar por encima de su hombro. Estaba mal lo que hacía y, en el fondo, temía y esperaba que alguien le pillara delatando a su amita.

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La verdad es que el castillo Lockhart parecía abandonado,  como si todos sus miembros hubieran desertado, migrado a salvaguardar sus vidas en otros rumbos, en el mejor de los casos. Los pedrusco que con formaban los muros transmitían soledad, silencio y angustia, quizás la misma que sentía la chica sentada en las escalinatas.

Ela Karoline abrazada a sus propias piernas en un gesto de abandono,  sentía el peso del pasado de la familia y del futuro que podía estar a punto de perderse,  todo por su culpa, no había sabido ser el pilar que se necesitaba. Las lágrimas rodaron libremente por sus mejillas le fallaba al Cye y no podía permitírselo, no podía ser que su abuelo tuviera razón, no,  ella también era una Lockhart, menos sabia y conocida que Cye pero Lockhart al fin y al cabo.

A pesar de estar metida en su congoja escuchó el crujir de la hojarasca con que estaba cubierto el sendero a la entrada principal y gran parte de los jardines, parecían pisadas y su mente se preguntó ¿quién podría ser?  pero más importante aún,  si serian amigos o enemigos, gente de bien o alguno de los saqueadores que en los últimos tiempos visitaban las mansiones abandonadas buscando hacerse con los tesoros existente.

Por instinto salto y se escondió tras uno de los setos altos y desbordados por falta de poda.  Agudizo el oído y parpadeo para aclarar la visión,  era un elfo doméstico,  aunque no como otros que había visto, éste se parecía a los del propio castillo al menos no parecía a punto de morir de hambre. Podría ser peligroso, o quizás no, pero nunca lo sabría si no se hacía notar.

Así que abandonó su escondite y subió las gradas hasta quedar delante de la puerta. --Hola ¿A quién buscas?-- dijo con amabilidad --Soy Ela Lockhart, matriarca de la familia-- espero atenta su reacción.

@Sagitas Potter Blue

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(Harpo, infiel a su dueña, se desata con la Lockhart)

El elfo dudó sobre lo que iba a hacer y pensó que aún tenía tiempo de dar media vuelta. Aquellos jardines necesitaban una mano. Si alguien abría la puerta, aún podía justificar su presencia diciendo que venía a ayudar a cuidar un poco y plantar flores nuevas, recoger la hojarasca o cualquier otra cosa que necesitaba. Se le notaba nervioso; siempre había estaba tan apegada a su ama... A punto de dar la vuelta sobre sus pies regordetes, sintió una voz femenina tras él.

Saltó sobre sus pies y se revolvió, para ver a una hermosa mujer pelirroja de ojos claros. Aunque no era la señorita Cye, se le notaba que era de su familia, por la bondad que destilaba en su figura. Harpo se retorció las manos y sopesó qué decirle. Al final, la verdad era lo mejor, a él se le daba muy mal el mentir.

-- Buenos días, señorita. No me tema, soy Harpo, el elfo personal de la Señorita Potter Blue. Pensé en pasarme por aquí y ayudarle en lo que necesitara. Aunque también quería saber si puedo hablar, de alguna manera con la señorita Cye. Ya sé que está lejos y que tal vez sea difícil acudir a donde se encuentre pero... Es de vital importancia encontrarla. Sólo ella puede ayudar a mi ama Sagitas Potter Blue.

Se mordió los labios y se estiró de las orejas de forma algo dramática. Eso era una traición en toda regla hacia la matriarca de la mansión Potter Black, pero se creía en su deber.

-- Puedo pagarle. -- Se buscó en el bolsillo y sacó varios knuts. -- Por suerte, la Ama aún me paga un sueldo...
Editado por Sagitas Potter Blue

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