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El Dragón Verde (MM B: 108933)


Helike R V PB
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- No hay nada que agradecer mujer -le dije con una sonrisa.

 

- La verdad me sorprendió bastante ver que alguien lo andase buscando - le dije con cara de circunstancias- mira que no quiero que me lo mates, que lo último que quiero es no tener trabajadores ministeriales.

 

Dije yo ahora, riéndome...

 

Era una broma por supuesto, pero me sorprendió además que no me respondiera lo que era esa chica. La verdad, si tenía que descubrirlo no es que me hiciera gracia.

 

- Me alegra saber que mis cocineros hacen bien su trabajo - le dije a la mujer y bebí otro sorbo de mi bebida. Ahora le pedí al elfo que me dejase la botella...

 

- Entonces, ¿dónde aprendiste eso? - le pregunté con curiosidad, aunque no sabía si realmente me fuera a contestar.

 

- Ya bueno, lo de viajar, seguramente sea en la luna de miel, no por ahora.Tenemos mucho trabajo pendiente en el ministerio - le dije, medio enfurruñada - es lo malo de ser jefa.

 

@@Kira~ Muchas gracias por la ayuda jajaja eso sí, no me cambies de género xDDD tanto yo (usuario) como mi personaje, ambas somos chicas jajajaja. Ya me pasó contigo y bueno espero no volver a equivocarme xDDD al menos éste mes, no tengo la multa por inactividad jajaja. Si eso, me pasaré por ese negocio que me dices, ya hice un par de roles por ahí, pero la verdad, es que me olvidé por completo jajajaja

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Nymphadora

 

Sin duda la chica parecía de confuanza y la veela tenía un mal hábito de simpatizar con alguien y confiar mucho en una persona aunque a penas se conocieran. Pero era pariente de Kira y la iba a ayudar. Era evidente de que tenía que ser buena persona.

 

- ¡No! Claro que no lo voy a matar -se exaltó ante aquello, jamás podría hacer una cosa así de pribar a alguien de la vida por más ruin que fuera. -Él es mi señor... lo acompaño desde hace mucho tiempo. -no estaba del todo segura de que 'señor' fuera la palabra correcta, en ningún idioma realmente estaba muy segura. Él era como un amo... alguien a quien realmente por propia voluntad decidió acompañar y servirle.

 

Se puso colorada entre esa conversación que no sabía explicar y que luego se alegrara de ver que la comida le gustó tanto que casi se come literalmente el plato de cerámica. Nunca había tenido problemas con la comida de otros países, siempre le había gustado experimentar cosas nuevas.

 

Se quedó un poco confundida cuando preguntó donde había aprendido eso, ¿se refería a lo de odalisca? ¿o a lo de sacerdotisa? Aunque para ella no era algo que 'se podía aprender'. Por dentro se puso un poco nerviosa no queriendo quedar mal ni que la mujer se ofendiera asi que rezó con todas sus fuerzas porque estuviera en lo correcto o sino... bueno, en el peor de los casos solo desearía que le tragara la tierra de la vergüenza.

 

- ¿Lo de Odalisca? Fue en Ejipto... -se sonrojó revelando al fin su procedencia. No parecía un lugar que tratara mal a ninguno que viniera de fuera por suerte, había tenido varios problemas en otros lugares por culpa de eso. Pero Kira siempre lo defendía.

 

La miró con curiosidad por lo del tema de viajar, era una pena que el trabajo le agoviara tanto pero sonrió cuando dijo aquello de luna de miel ya que antes de hacerla había la ceremonia para unir a dos parejas eternamente- ¿Te vas a casar? aw, felicidades! -le dijo de verdad alegre por ello ya que eso siempre era una noticia alegre, en estos días nadie se casaba por obligación... alguna excepción si había pero esas solo se daba en el sur del continente.

 

@ o.o te cambié el género? lo siento ni me di cuenta! le dije a algunos Ravenclaw que se pasaran por aquí pero aun nadie tuvo tiempo </3 a ver si viene más gente

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Parecía que la mujer no tenía intención de contarme más... No me extrañaba, lo último que haría yo, sería contarle mi vida a una persona desconocida. Eso era algo lógico.

 

Al final me sorprendió que había aprendido lo que fuese en Egipto...

 

- Vaya, el hogar de los antiguos dioses... Sin duda sí que has tenido buenos tutores - dije con una sonrisa- yo he visitado ese pueblo ya, en varias ocasiones - dije con una sonrisa..

 

- ¿Quieres café, al terminar de comer? - le dije a la bruja. No sabía si tomaba, mucho de nuestros compatriotas tenían la costumbre de tomarse el té después de comer, aunque más bien era el de las cinco de la tarde.

 

- Gracias por las felicitaciones, aunque todavía no es oficial - dije con una sonrisa triste - ni siquiera hemos hecho la pedida de mano, ya sabes - se encogió de hombros - pero tiempo al tiempo.

 

- ¿Tu señor? - se quedó parada ante lo dicho. La verdad es que lo que más próximo conocía eran los elfos con los magos. Esos a los que debía lealtad, costara lo que costara.

 

- Interesante, supongo que te salvo de algo y por eso lo sirves, ¿no? Eso es muy loable por tu parte - le devolví la sonrisa y me serví un poco más de whisky de fuego.

 

@@Kira~ jajaja no te preocupes. Vaya, gracias por hacerme publicidad del negocio jajajaja. Y sí, esperemos que venga más jiji.

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Sonrió abiertamente cuando le dijo que había visitado Egipto y por sus palabras parecía creer en los dioses. Claro estaba que en aquel lugar eran muy detallados con ello porque para todo se rezaba a los dioses que era quienes les daban protección y cuidados. Asintió varias veces ante la propuesta de un café, hacía mucho que no tomaba y aunque el té inglés tenía mucho prestigio primero prefería probar el café. El que era más de tomar té era Kira.

 

- ¿Aun no? -hizo un pequeño puchero cuando le dijo que el chico aun ni le había pedido la mano. No era que viera sumamente importante lo del matrimonio pero cualquier chica soñaba con una boda idílica donde poder mostrar a todo el mundo que has encontrado a la pareja perfecta que te hará feliz por toda la eternidad. - Esperoq ue se atreva pronto! -dio ánimos levantando un puño arriba.

 

La miró algo sorprendida cuando vio que acertaba el por qué decía señor a Kira, ¿tan evidente era? Aunque mejor así, no quería que la gente pensara que la tenía secuestrada ni nada por el estilo, aunque en algunos países aun era normal tener esclavos no era el caso.

 

- ¡Sí! El me salvó de un tipo muy malo que quería hacerme su mujer -prefirió omitir de que forma lo estaba haciendo, ya que no quería poner en tensión el aire- Por ello quise hacerle ver todos los días lo agradecida que estaba por ello y vi también una oportunidad perfecta para ir a explorar el mundo y ayudar a personas que lo necesitasen. -sonrió con orgullo, sin duda no era algo de lo que se arrepentía ni se iba a arrepentir por más cosas que pasasen en el camino.

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  • 1 mes más tarde...

Hace tiempo que no rondaba por esos rumbos, pero no le daba mucha importancia, así que fue a morar y enterarse de cierta bruja, al menos eso pensaba. Ya que dicha bruja le daba curiosidad, la misma podía comprender y conocer que no debelaba, por ello le interesaba y nada más, fue por esa razón que se dirigió a ese sitio. Y allí poso la mirada de la misericordia a ese lugar, contemplando y admirándose por ese rumbo, al ingresar, simplemente en voz seca le dice.

 

-Buenas tardes, o son noches o días.

 

Le menciona a la dueña (@ ), o al menos eso comprendía, dado que no venía desde hace algún tiempo, era extraño en verdad, esperando que así se creara no una amistad, sino una relación de trabajo. Extrañamente, para miembro ministerial, habia optado hacer tratos secretos, para mantener así su negocio lo más activo posible.

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El camino hacia Ottery estaba bastante desierto en aquellos días. Pero a pesar de todo, en el pueblo se notaba la cercanía de las fiestas de Samaín (Halloween) la fiesta celta por excelencia. Con sus adornos habituales, calabazas con sus linternas, disfraces de los niños y caramelos en las puertas, para evitar el "truco o trato".

 

A pesar de que a cuentagotas entraban clientes, sabía que debía darle más publicidad, aunque eso, más adelante. No me había dado cuenta de que había entrado alguien. Estaba en el exterior colocando un par de esqueletos colgados, cuando un aroma a cierto licántropo me hizo fruncir el ceño. Seguí con los adornos y moví la varita para colocar, a cada lado de la entrada un par de calabazas con una vela en su interior.

 

Dentro del negocio también había decoración; murciélagos volando por el techo, calabazas por linternas encima de las mesas, y el aroma a chocolate y a calabaza, impregnaba cada rincón del negocio.

 

Cuando pasé al interior, el elfo estaba limpiando la barra, escuché perfectamente lo que dijo y no pude evitar sonreír. Yo llevaba el típico traje vampiresco que siempre lucía, pero era antiguo, con pantalones y no con faldón. El pelo recojido en una trenza y un pequeño colgante en el cuello. Puse la varita dentro del escote. Iba vestida de rojo y negro, la capa oscura, hacía un leve frufru...

 

- Bienvenido sea @Darius, ¿quiere tomar algo? - Le dije con educación- si lo desea, tenemos productos típicos para las celebraciones que están al caer, ya puede ver la decoración - dije con una sonrisa, al ponerme detrás de la barra- pero si quiere cerveza, también tenemos - asentí y saqué debajo de la barra de madera un cigarrillo que lo encendí con una cerilla. Le di una calada, y lo puse encima del cenicero.

 

- Más bien serían buenas tardes noches, está empezando a anochecer - le indiqué con la cabeza y automáticamente, las velas se encendieron, un poco a lo lejos, se escuchó el crepitar de la chimenea con la leña, ardiéndose.

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  • 4 semanas más tarde...

Volando por los alrededores de Ottery en mi escoba preferida, anillos de saturno, me encontré a la distancia un edifico con tres chimeneas cercado por una verja blanca, obviamente llamándome la atención por encontrarse en las afueras del pueblo mágico, a la dirección opuesta de donde se encontraba mi Hacienda ya que, en sí, también estaba a una distancia similar pero hacia las montañas para tener un espacio suficientemente amplio para mis criaturas.

 

De inmediato aterricé cerca del sitio para verificar que fuese una familia mágica, sin embargo su aspecto pintaba más como un negocio que un hogar, aunque no me dejaría engañar por las apariencias.

 

- ¡Vaya, quién se lo iba a imaginar!

 

Mi expresión fue de asombro al ver el jardín que rodeaba la edificación, mostrándose el sitio como un hotel de paso en el camino aunque el tamaño me sorprendía, no era tan grande lo cual me pareció algo curioso a lo que me invitó a atravesar el camino de piedra hasta la enorme puerta de entrada e ingresar al lugar. cual fue mi enorme y grata sorpresa al ver la decoración de un típico pub inglés, lo que me alegraba demasiado, era un bar de carretera, de los viejos.

 

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Estaba en el despacho viendo los últimos informes contables, y hacía que mascullase maldiciones de cuándo en cuándo. La chimenea del cuarto, estaba encendida y daba una cálida luz al oscuro lugar, a pesar de la ventana. Pero el día no había amanecido claro, sino oscuro y con una inminente nevada que parecía que estaba al caer...

 

Uno de los elfos vino enseguida a indicarme que había nuevos clientes. Parecía un poco temeroso y eso me sorprendió. ¿Sería la Reina de Inglaterra? Pensé en esos instantes con burla...

 

Miré en el armario y éste contenía un espejo que me devolvió el reflejo. Estaba vestida como tantas otras veces, camiseta, cazadora, pantalones tejanos y mis botas preferidas de piel de dragón. Me atusé el pelo y lo coloqué bien. Recogí la varita de encima de la mesa y cerré el armario con un hechizo.

 

Con otro movimiento más de mi varita recogí la mesa, que estaba hecha un desastre, salí de nuevo al negocio y me sorprendió ver un aroma que ya conocía.

 

- ¡Ishaya! - saludé con alegría al ver a mi tío. Este parecía que llevaba su escoba.

 

- Eres la segunda persona que se pasa por aquí - dije con una sonrisa- ¿quieres tomar algo? Vámonos, sentémonos al fondo del local, al lado de la chimenea. Con el tiempo que hace, me extraña que no hayas cogido ya, un resfriado, así al calorcillo podemos contarnos las novedades...

 

Guié a mi tío por un largo pasillo hasta que llegamos a unos sillones cómodos y una chimenea que estaba siempre encendida, le indiqué que se sentara y se pusiera cómodo.

 

- Me extraña que encontraras éste lugar, ¿cómo te has enterado? - le dije con una sonrisa - tendré que hacerle publicidad, sobre todo en el Profeta, no es que me guste mucho... Pero necesito clientela. Además, cómo podrás comprobar, está cerca de Ottery y en teoría los magos deberían de saber que sólo ellos pueden verlo - me encogí de hombroso esperando la contestación del mago.

 

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No podía creer la imagen que veía en frente de mi, era mi sobrina Heliké quien me recibía en esos momentos y creí por un instante que era una cliente más hasta que me comentó su suerte con las visitas en el lugar, además de sus comentarios generales, algo que siempre veía con todos mis compañeros magos y brujas que hacían pocos estudios de mercado para abrir un negocio.

 

- Bueno, creo que nunca me has visitado en la Hacienda Tonks, pero también la tengo a las afueras del pueblo mágico, - le respondía con una sonrisa - así que siempre ando haciendo vueltas en mi escoba por los alrededores simplemente por el gusto de recordar mis viejas épocas de jugador profesional de Quidditch de mi juventud.

 

Me acerqué hasta la chimenea y tomamos asiento mientras me calentaba un poco ya que, como era de esperarse, el cuerpo de la Rambaldi no resentía tanto el clima.

 

- Ya, lo que necesitas es una buena publicidad y no solo en El Profeta, pero con gusto te ayudo si haces una solicitud profesional en El Vociferador, mi negocio especializado en ello, ¿no lo conoces? No te preocupes, después te llevo a dar una vuelta para armar un plan muy al estilo de "El Vuelo del Dragón".

 

Solté una carcajada y le guiñé el ojo, al parecer nos llevaríamos mucho mejor después de que abandonara a los fenixianos.

 

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- ¿La Hacienda Tonks, dices? - pregunté curiosa y negué con la cabeza - la verdad es que, no la he visitado. He ido hasta el Castillo Black, en mis orígenes tengo ancestros de esa familia - me encogí de hombros. Veí gratamente que el mago se sentaba en los mullidos salones... Al otro lado, el sol, poco a poco se iba ocultando lentamente. Las luces del negocio y las pequeñas velas que había en el negocio, se encendieron mágicamente, cómo así, las que estaban colocadas en la forma de telaraña.

 

- ¡Y tanto que la necesito! - farfullé molesta... Definitivamente, el boca a boca, tal y cómo había esperado no había funcionado cómo eran mis intenciones - ¿jugador de quiddicht, dices? Vaya... Eso sí que no lo sabía. Antaño también fui jugadora. Con decirte que casi una vez, en el colegio tuve un percance con un maldito dragón, que no sé quién demonios lo había soltado. Suerte que aterricé en el agua - negué con la cabeza, molesta por ese recuerdo.

 

- Yo también tengo un local para la práctica de quidditch y también duelo, por supuesto - asentí con la cabeza, orgullosa - es raro que el Ministerio me lo autorizara, la verdad... Y más cuando está en Diagón... Ya estuve practicando allá y también por supuesto, puedes pedir climas adversos, eso hace que luego cogas más experiencia, por ejemplo - le dije yo, explicando las características de mi negocio, si quería publicidad y él parecía que me lo estaba ofreciendo tendría que ser explícita.

 

- ¿El Vociferador? Algo me suena - puse una mano en la barbilla, pensativa - creo que pasé por delante de él, pero si te soy sincera, nunca he entrado - no pude evitar mostrar una cara como de disculpa.

 

- Bueno si queremos ir volando hasta allí, tendré que llamar a mi elfina a que me traiga la Nimbus 3000 ¿sabes? Pensé que nunca harían una escoba tan buena como la Saeta de Fuego, pero me equivoqué por completo... y aquí entre nos, también estoy pensando en abrir un local... Uno en que de información de todo tipo, como una especie de revista al estilo El Quisquilloso y también una tienda de modas - asentí con la cabeza- pero claro, necesito aún, además del local, pensar en lo que realmente quiero... Detallar los últimos retoques - dije con una sonrisilla...

 

- Vaya, tanto hablar y no te he ofrecido nada - murmuré cómo disculpa - si quieres, puedes tomar cerveza, es la especialidad de la casa, pero si quieres otro tipo de bebida, también está disponible - asentí con la cabeza, contenta. Al menos ahí estábamos más al resguardo del frío exterior. Mi tío las pasaría mal a la hora de volver a casa, cómo no se apurase con su escoba, o se quedaría congelado.

 

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Editado por Helike Rambaldi Vladimir
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