Castillo Karlštejn (MM: 108937)

[Darian Mcnair]

Me encontraba caminando por las escaleras caracol que llevaban hacia mi cuarto en lo mas alto de la torre sur del castillo karlstejn. Podía simplemente aparecerme en ella, pero que sentido tendría tener tu propio hogar si no luego no sabias donde se encontraba cada cosa, así que a veces recorría los largos pasillos y/o escaleras que llevaban a diferentes puertas o destinos dentro del castillo. En la república Checa aun el invierno pegaba fuerte y gracias a la labor de los elfos todo el lugar estaba bastante cálido, las sin fin de chimeneas estaban todas prendidas con un fuego que alimentaba la calidez de cada rincón.

 

Una vez que entre en mi habitación me frene en seco al descubrir que no era el único ocupante de ella, mi lobo también se encontraba allí, Stiglitz sabia que podía entrar y salir del castillo cuando quisiera, pero era raro encontrarlo en mi cuarto en especifico. El gran lobo me miro desde su lugar en la chimenea y me hizo una seña que se entendió como "ah.. llegaste" y siguió durmiendo al calor del fuego. Me dirigí a mi escritorio donde tenia algunos pergaminos tirados y desde hace tiempo tenia que ordenar, así que empece la tarea de organizar mi escritorio. Ya casi no quedaba nada cuando me di cuenta que los pergaminos que estaba ordenando eran de la clase de Runas Antiguas que había tomado hacia un tiempo, pero lo que me llamaba la atención era que parecía que faltaban pergaminos, era raro, siempre guardaba los apuntes en orden. Busque por todos lados pero no hubo manera de encontrarlos por ningún lado, así que me senté en la silla y me puse a hacer memoria sobre donde podían estar... "Tal vez los tenga la señorita Gryffindor" esa idea me hizo recordar que se los había prestado a ella antes del examen final y que posiblemente haya olvidado pedírselos luego de dicho examen. No perdía nada con preguntarle, así que tome un pergamino nuevo y le escribí una pequeña carta:

 

 

Estimada srta. Gryffindor:

 

Como se encuentra tanto tiempo? espero que bien, envió esta carta para consultarle si usted aun tiene en su poder los apuntes sobre la clase de Runas Antiguas que cursamos juntos. Si es así me gustaría combinar para poder recuperarlos y así por fin poder archivarlos en mi biblioteca. Si asi lo desea puedo enviar a mi elfo a recogerlo, ir en persona o bien visitarme usted en el castillo... espero su respuesta.

 

 

Saluda, Atte.

Darian Mcnair

 

 

 

Una vez terminada la sencilla carta, solo quedaba ir caminando hasta la lechuzeria y enviarla a donde se encontraba la destinataria.

 

 

@@Mica Gryffindor

[Mica Gryffindor]

Acababa de llegar a casa. Era ese sagrado momento en que los zapatos quedaban a medio camino entre la entrada y mi habitación. Había sido un largo día y no podía evitar que mi mente me condujera de inmediato hacia un descanso. Una vez allí, me disponía a buscar ropa más cómoda cuando sentí el golpeteo proveniente de mi ventana. "¿Lechuzas?" pensé, pues no sabía de qué podría tratarse, ya que no era común recibir comunicados por ese medio.

 

Me aproximé a la ventana para dejar entrar al pajarraco. Tomé la nota y, con mucha curiosidad, la abrí. Al principio no comprendía bien a qué se referían aquellas palabras, teniendo que releerla un par de veces para recordar. Cuando pude terminar la lectura, me centré en la firma al pie del pergamino, de inmediato me trajo un rostro a la mente pero no muchos recuerdos asociados a él. Sabía que era un compañero de bando y podía recordar la clase a la que se refería, una que prefería no tener demasiado presente pues había descubierto mi escasa habilidad para las Runas.

Entonces mi mente empezó poco a poco a recorrer la secuencia. Claro, por la dificultad que la materia me significaba había requerido los apuntes de alguien más y aquel caballero parecía haber resultado el más ordenado en el tema. Pero ¿dónde los había dejado tras tanto tiempo? Recorrí con la mirada toda la habitación y me dirigí hacia la zona en que guardaba mis papeles y libros referentes a la Academia y la Universidad. Revisé, primero por encima y luego con más profundidad, cada espacio sin éxito... los apuntes no estaban.

 

¿Qué hacer? Podía fingir que la nota nunca había existido... ¡Sí! A fin de cuentas en el tiempo que llevaba en el bando eran pocas las oportunidades en que me había cruzado a aquel sujeto. O podía acudir y explicar la situación. Terminé escogiendo esta segunda chace, puesto que huir de los problemas no era lo mío. Así que tomé valor y regresé sobre mis pasos hacia la entrada, volviendo a calzar mis pies y preparándome para una nueva salida.

Pronto, me encontré de pie fuera de aquel castillo cuyo nombre no lograba pronunciar correctamente. Estaba segura de que en la antigüedad alguien se había confundido al querer escribirlo y así había quedado. Sacudí la cabeza levemente para dejar de pensar en eso, no era el momento, y llamé a la puerta. Esperaba ser recibida pronto para dejar atrás el inconveniente cuanto antes.

@@Darian Mcnair

[Darian Mcnair]

Las horas pasaban y una vez que termine de ordenar mi escritorio me acerque a acariciar al gran lobo que estaba cerca de la chimenea, pero me recosté a su lado apoyándome en el y de a poco con el calor de su pelaje y el cálido fuego de la chimenea me fui entregando poco a poco en un relajante sueño. Desde hace años que no dormía junto a Stiglitz, en el pasado dormíamos así ya que los fuertes fríos del bosque azotaban sin piedad y había que sobrevivir como fuera...

 

 

No se cuanto tiempo estuve dormido, pero me daba la sensación que fueron apenas unos minutos, porque cuando abrí los ojos tenia a Krauser parado al lado mio informándome que había una joven en la puerta esperando, le pregunte porque no le había abierto la puerta, con un cierto grado de molestia en mis palabras, no era educado dejar a la gente esperando tanto en los umbrales de los hogares. El elfo me sonrió con picardia y desapareció, luego iba arreglar cuentas con el... Me limpie algo apurado la cara con un poco de agua en el baño y luego de sacarme con una toalla gire sobre mi mismo y aparecí cerca de la puerta de entrada, creo que no le di tiempo a la toalla de caer al suelo que ya estaba en la puerta, me parecía raro que alguien venga hasta aquí, si era la persona que yo creía me sorprendería mucho su tiempo de respuesta, así que para sacarme de la duda apoye mis manos en los pomos de la puerta y haciéndolos girar abrí de par en par las enormes puertas del castillo...

 

 

Mis sospechas eran correctas, del otro lado de la puerta estaba ni mas ni menos que la señorita Mica Gryffindor, quede un poco sorprendido, pero al instante me compuse y saludándola la invite a pasar..

 

 

- Oh! vaya sorpresa, bienvenida señorita Gryffindor, veo que recibió mi carta, no era necesario venir en persona.. pero ya que esta aquí, no pasemos frió y si así lo gusta pase y podemos ir a la sala de estar donde hace mas calor -

 

 

 

Me moví a un lado para darle paso y con una mano levantada la invitaba a pasar...

 

 

 

@@Mica Gryffindor

[Mica Gryffindor]

Permanecí de pie frente a la puerta lo que me pareció una eternidad. Mientras esperaba recorrí con la mirada la majestuosa residencia, sintiéndome pequeña e insignificante. Mordí mi labio inferior algo ansiosa. No conocía lo suficiente a mi anfitrión y temía que mi torpeza fuese a exasperarlo. Estaba más que arrepentida de no haber cuidado sus preciadas notas como éstas lo requerían pero ¿lo entendería su dueño? Ciertamente no lo sabía.

De pronto la puerta se apartó, descubriendo justamente a quien estaba visitando. Me sonrojé, abochornada, y solo asentí ante sus palabras. Di unos pasos hacia el interior de la propiedad cuando él me invitó a pasar, postergando el momento de abordar el tema que me tenía allí. ¿Acaso si lograba comenzar con un par de tragos el ambiente se pondría lo suficientemente ameno como para que lo que venía a decir pasase desapercibido? Tal vez fuese esa la mejor manera...

-Emmm sí, claro, gracias...- murmuré adentrándome y adivinando el camino hacia la sala- Bonito lugar, gracias por la invitación- agregué intentando que mi mente hallase pronto un tema de conversación -Tiempo sin saber de ti... aunque, a decir verdad, no se nada de ti.- lo miré fijo, sincera. Aquello era cierto, no habíamos nunca tenido una conversación más allá de aquella clase, no sabía más que su nombre y su bando...

 

Volví a morder mi labio con ansiedad, era un tic incontenible por momentos. Una de mis manos se dirigió hacia mi castaño cabello, empezando a jugar con la curva de mis rulos. Preferí guardar silencio, dejando que el caballero se encargara de encaminar la conversación y suplicando en silencio que no fuese "al grano".

Editado 8 de Septiembre del 2017 por Mica Gryffindor

[Malum Luxure]

Caminaba por las calles cuando ante mi se alzo un castillo que no había notado antes, supuse que ninguno de mis compañeros había pasado ya por ahí, así que dirigí mis elegantes pasos y me dispuse a dejar el volante con su respectiva nota escrita a mano.

 

buen dia:

De mi mayor consideración adjunto aquí el pergamino de la campaña de criaturas a fin de informar sobre el pedido de regularización o registro de elfos, mascotas, fantasmas o raza...así instar a los reincidentes a permanecer del lado legal de la cuidadania.

En caso de tener alguna duda puede dirigirse a nuestras oficinas o a la ventanilla una de tramites ministeriales o enviar una lechuza a alguno de los representantes quienes contestaran a ala mayor brevedad posible.

desde ya sepa disculpar las molestias.

Atte Lady Dark Luxure

Jefa de oficina del departamento de control y regulación de criaturas mágicas.

http://i.imgur.com/XUfzJG0.jpg

Sin mas retome mi camino hacia los negocios que me habían tocado ya que esta casa solo había sido una yapa de pura casualidad...con una sonrisa me aleje de la puerta finalmente para ir tranquila de una vez...un poco tarde pero no importsaba la puesta se veia bien mientras mis pasos me llevaban

 

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Editado 22 de Septiembre del 2017 por lady dark riddle lestrange

[Kutsy Stroud Lenteric]

Recordaba con total nitidez la primera vez que camine por ese sendero que resultaba irreal que nuevamente me encontrara parada frente a esa imponente edificación, por supuesto la situación había sido tan distinta a la actual, sin embargo, los cambios habían sido más que bienvenidos por mí. Tras una larga ausencia volver a mi hogar me traía sentimientos de nostalgia principalmente pero por sobre todo de alegría y paz.

 

Cerré los parpados por unos segundos, sonreí e inspiré la fragancia de los alrededores mientras abrazaba contra mi pecho el cuerpo dormido de Emma, mi hija, para la cual viajar de forma muggle había resultado una aventura abrumadora y maravillosa. Sabía que muy probablemente el castillo estaría solo, sin embargo eso no me detendría, –no esta vez –, pensé andando hasta la escalinata.

 

La anciana que me recibiera aquella primera ocasión nuevamente estaba ahí y con su mirada lo dijo todo, le devolví una brillante sonrisa y agregué en su idioma un gracias, el cual no estoy tan segura que escuchó ya que desapareció entre los intrincados pasadizos de la morada, demasiado aprisa. Continué mi marcha hasta donde se encontraría la habitación de la pequeña. Había pedido a Dunkel que prepara todo para nuestro arribo que no fue casualidad encontrar que justo al lado del dormitorio de Emma, estuviera el mío.

 

Recosté a mi hija sobre mi cama y suspiré al mirar su angelical rostro, sin voltear sabía que Dunkel estaba ahí –finalmente en casa mi querido amigo –le dije en el instante que me giré para dedicarle una sonrisa –te importaría llevar esto –saqué de la bolsa trasera de mi pantalón una nota que iba dirigida a Alexander, en la cual le pedía verle. El elfo desapareció y yo me acerqué a la ventana para mirar lo que era mi hogar.

 

@@Alexander Fox

[Alexander Fox]

-Joven Alexander lo buscan - escuchó por parte de uno de los cuidadores de la casa cuando se encontraba bajando las escaleras después de haberse refrescado, aquello le pareció bastante extraño, usualmente nadie le buscaba a esa hora, al menos que fuera por algún problema y comenzar con uno tan temprano le desagradaba, pero cuando se encontró con otro Elfo quedó sorprendido y más cuando con un saludo, le entregaba una nota.

 

-¿mmm...? - estaba dudoso, algo serio, pero cuando leyó de quien pertenecía esa nota suavizó su rostro y sus orbes dorados brillaron de curiosidad, se trataba de su madre biológica Kutsy, resultaba extraño leerle, había pasado ya bastante tiempo de que no se habían visto, y como siempre el pensar en ella le daba cierto nervios, no sabía a qué se debía... Ella resultaba una dulce y cariñosa persona, pero nunca pensó en tener una madre de verdad, siempre se imaginó que viviría con una familia adoptiva, así que encontrar a su madre y padre le hacía sentir tímido. Tocó el collar que había descubierto era perteneciente de sus padres y sonrió - Muchas gracias, joven, iré apenas termine de acomodarme - habló al mensajero para despedirse de él.

 

Tomó una chaqueta gris oscura, que tenía una pequeña caja que había guardado para ese momento de reunión y con un pequeño suspiro desapareció, estaba agradecido de haber pasado su examen y no tener que depender de nadie para aparecer, así que, en cuestión de segundos ya se encontraba frente de la puerta principal.

 

-Vamos... tranquilo - le resultaba tonto, pero tenía emoción de ver a su madre, aunque él mismo resultaba un mal hijo por no haber escrito antes, pero... no sabía cómo actuar frente a ellos, debía terminar de acostumbrarse, ellos eran su familia también. Tocó la puerta esperando ser atendido rápidamente, se preguntaba si estaba bien el pasar sin ser anunciado, pero por educación decidió esperar, aunque en el fondo deseaba pasar de inmediato.

 

-Buenos días, Busco... a mi madre Kutsy - habló casi automático cuando la puerta se abrió, mordiéndose la lengua por no saludar como debía.

 

@@Kutsy Stroud Lenteric

[Kutsy Stroud Lenteric]

Las tormentas parecen eternas en el instante más álgido, sin embargo, en algún momento esta ha de ceder y eso había ocurrido. Ciertamente había huido ante la necesidad de volver a centrar mis ideas y de tener un espacio para vivir, aceptar y finalmente dejar ir todas las situaciones que habían detenido mis pasos en Londres. Llevándome a los confines de mi propio autoconocimiento.

 

Sonreí al ver los terrenos de aquel castillo en el que, en tiempos de antaño, me sentí ajena y por demás desorientada, no obstante tras deslizar los dedos sobre uno de los muros, un suspiro escapo de mis labios, comprendí que no importaba aquella enorme edificación si no nuestra perspectiva. Me sentía bienvenida. Quizá debido a que toda duda había desaparecido o sencillamente veía mí entorno a través de una nueva mirada.

 

Sabía que no tenía mucho tiempo antes de que Alexander, mi hijo, arribara así que me di una ducha rápida, me arreglé y bajé a la cocina a preparar algún pequeño aperitivo para ambos. Le había pedido a Dunkel que permaneciera junto a Emma mientras está dormía y a la misma anciana que me abriera le solicite que en cuanto llegará mi visita la hiciera pasar a la sala de los antepasados.

 

En la sala Alexander encontraría una acogedora chimenea, sobre la cual existen diferentes portarretratos, desde plateados, dorados y color ónix. En los que podría apreciar a más de uno de los familiares y amigos de la familia, –su familia –, estaban los mellizos, por supuesto Darian, Andrómeda y su prometido, Junny, Bel, Reviguille, Emilia, hasta encontraría una de Kaiser, un mago al que había adoptado siendo sólo un pequeño niño. La foto de sus abuelos no faltaría y menos la de Emma, su padre y yo en la boda. Entre otras más.

 

Pero lo que quizá le llamaría más la atención sería las innumerables inscripciones que observaría sobre el muro de su derecha. Había tantos siglos de historia en los grabados que me emocionaba pensar que finalmente él dejaría su marca, su insignia para la posteridad. No podía dejar de sonreír y los sirvientes a mi alrededor contagiados por mi buen ánimo comenzaron a cantar un viejo cantico de amor mientras continuaba cortando la masa en forma de corazones, estrellas y pequeños ositos.

 

Recibiendo a Alexander

La mujer que cuidaba no sólo del castillo, sino de la familia misma, no se movió de la entrada. Sabía lo importante que era la visita para la esposa del heredero Lenteric por lo que en cuanto escuchó los arrítmicos toquitos sobre la madera abrió la puerta y con su característico mirar adusto hizo una reverencia al mago y extendiendo su mano derecha le pidió le siguiera, sin cruzar palabra con éste.

 

Claro que sabía quién era él, la calidez y compasión de su madre se veía reflejado en sus pupilas color dorado. No cabía duda de que era un digno vástago Lenteric. La mujer no dijo palabra alguna mientras recorrieron el corto pasillo hasta la sala donde tendría que esperar por su madre. Una bruja que parecía nuevamente llena de vida y lo denotaba su candorosa sonrisa.

 

–La señora ha pedido que le esperé aquí, un momento –fue todo lo que dijo; tras una reverencia, dejo al joven frente a las imponentes puertas de roble y hierro. Las cuales estaban abiertas de par en par.

 

@@Alexander Fox

[Alexander Fox]

Observó a la mujer que abrió esa puerta al detalle, se mantuvo sereno y se permitió pasar solo dando una reverencia con su cabeza, debía admitir que aquella dama le daba curiosidad, preguntándose quien era realmente, pero decidido a no preguntar para no causar molestaría solo siguió el recorrido cuando la puerta fue cerrada, intentaba acomodarse un poco el cabello y la ropa a cada paso que daba, no se sentía tranquilo, a pesar que aquella realmente era la casa de su familia.

 

-Muchas gracias joven dama – respondió en modo de despedida, su expresión estaba tranquila, relajada aunque en su mente habían muchas dudas, pero decidió sencillamente mirar en frente de aquella hermoso Hall en la cual le habían permitido quedarse a esperar, pero tragó sutilmente saliva para comenzar hacer su típico recorrido curioso, no era algo que pudiera evitar le nacía investigar un poco el lugar donde se encontraba.

 

Cada detalle estructural, de diseño estaba impecable, no era detallista usualmente, pero debía admitir que disfrutaba del ambiente que daba el hogar, e intentó curiosear los objetos, pero su atención fue dedicada a una chimenea de la habitación, las fotos, que se imaginaba de cada integrante de la familia, se sorprendía que ya los conocía a caso todos, por diversos casos… Pensar que había encontrado a familiares de sangre por la calle sin saberlo.

 

No lo pensó, fue por inercia que tomó una foto donde estaban sus padres, se veían felices, ¿realmente no estarían molesto porque el entrara a formar parte de ellos? Para Alexander resultaba un extraño allí, ellos eran perfectos como estaban o eso parecía, pero entonces recordar esos pequeños momentos que había vivido con su madre Kutsy y debía admitirlo le entraba realmente un sentimiento feliz, ella es su mamá, lo hacía feliz aunque lo admitía era extraño pensar en otra persona como tal cuando había sido adoptado.

 

-Alexander Lenteric – se llamó así mismo, resultaba raro, acostumbrado a usar su apellido de adopción o sencillamente “Fox” el apodo usado por muchos años, suspiró pesadamente dejando nuevamente la foto donde la había tomado, y de la nada se fijó en algunos adornos, hasta que presencio unas inscripciones ¿a que se debía todo eso?

 

-Mmm… -hizo un sonido, para dar dos pasos y alejarse, no quería dañar nada, no fuera que a romper algo, y casi como si su pensamiento deseara volverse real tuvo que tomar una decoración casi en el aire por a haberla tropezado – Uff… por favor, no te caigas, no quiero ningún regaño tan rápido –pidió con una sonrisa para volverlo a colocar en su sitio y eso lo dejó pensando ¿cómo hubiera sido vivir con sus padres desde pequeño?

 

-Seguramente hubiera sido una locura – sonrió divertido, sabía que su carácter de pequeño no había sido el mejor, nuevamente se fijó en la foto de sus padres y sonrió encantado, aunque preguntándose donde estaría su madre.

 

@@Kutsy Stroud Lenteric

[Kutsy Stroud Lenteric]

Estaba tan entretenida adornando las galletas que sin esperarlo un poco de betún morado se adhirió a mi cabello, lo que provocó que riera ante la mirada atónita de algunos de los elfos que me acompañaban. Quizá para ellos era inusual que me encontrará en la cocina, siendo que poco había visitado ese sitio durante mis primeros meses de casada, sin embargo en la caballa que me regalará el padre de mis hijos casi siempre estaba en la cocina preparando cualquier chocheria.

 

Asentí al pequeño mensajero cuando me anunció que Alexander había llegado, me quité con rapidez el delantal y por más que insistí me dejaran llevar la bandeja de plata, donde las diferentes galletas descansaban tuve que aceptar eso no sería posible. Por lo que sencillamente dirigí mis pasos hacía ese lugar en las que en varias ocasiones me soñé, tras mi inesperada partida.

 

Llegué justo en el instante en que mi hijo intentaba que uno de los adornos no terminara hecho añicos, negué con suavidad su último comentario y me acerqué con sigilo a su lado –espero no haberte hecho esperar demasiado –dije mirando en la dirección que él lo hacía, suspiré y sonreí –fue un día maravilloso, pero nada comparable con el día en el que naciste –acoté justo cuando nos traían el té y las galletas.

 

Me pregunté por un segundo si él quisiera hablar con respecto a esos pedazos de su pasado que igual no recordaba –antes de que tomemos asiento quisiera que me digieras ¿qué opinas sobre las inscripciones?

 

@@Alexander Fox