Castillo Karlštejn (MM: 108937)

[Ethan Lenteric]

Se encontraba concentrado en su agarre, si la demonio no quería dejar a Emilia la obligaría y no se iba a rendir facilmente. Sus ojos delineaban el rostro de Morrigan que aunque resultaba ser el mismo de la pelirroja él sabía perfectamente que no se trataba de ella, su voz era la misma pero no se trataba de ella.

 

Cuando escuchó esa serie de palabras dichas por la demonio sintió como su corazón se detenía, era cierto. Había jurado proteger a Emilia por siempre sin embargo sabía que la había lastimado con decisiones de su vida en la tierra, sabía perfectamente que no le era indiferente y que su "amistad" solo era la punta de un iceberg de sentimientos mutuos.

 

Cuando comenzó a ver los recuerdos de Emilia retuvo el aire en sus pulmones, una mezcla de tristeza y rabia lo recorrió. Podía verla con diferentes hombres, podía escuchar la mente de Emilia cuando se encontraba con ellos repitiéndose hasta el cansancio "piensa en Ethan..."

 

Podía ver las noches de llanto de la pelirroja en donde no hallaba consuelo y podía sentir lo que ella sentía al abrazarlo, un sentimiento puro. Una lágrima rodó por la mejilla del duque todavía sin apartar la vista de la demonio y acto seguido cerró sus ojos un instante.

 

-Es mía... y yo soy suyo. Aunque no la posea carnalmente, ella es mía.-Dijo antes de abrir sus ojos y apretar más el cuello de Morrigan. -Sal de ella, ahora mismo...-

 

@@Emilia Malraux

[Emilia Malraux]

@@Ethan Lenteric

 

 

 

 

Las palabras de Ethan resonaron en su interior, tenía que salvarse no solo por ella si no por él. Jamás le había sido honesta sobre su sentir, pues la felicidad del mago había sido siempre la prioridad de la pelirroja y es que para ella eso significaba amar….

 

Intento con todas sus fuerzas volver en sí, el ardor de las manos de Astharoth en su piel la quemaban pero agradecía que eso debilitara a Morrigan “mi cuerpo no es tu templo” pensó dejándose llevar con todas sus fuerzas obligando a sus ojos volverse zafiro y a su cuerpo obedecerle por una fracción de segundo.

 

No podía perder el tiempo que le había sido concedido ues sabía que si fracasaba jamas volvería a ser ella y preferia morir antes que entregarse a ese demonio lleno de sed de sangre. Lo observo a los ojos, no eran de ese café en el que ella tantas veces se había perdido, ahora eran rojos, pero seguían siendo los suyos.

 

Estiro una mano para tocar su mejilla y justo en el momento que el demonio aflojo su agarre se acercó a él logrando que la lanza la atravesara justo en el corazón, sabía que solo le quedaban unos segundos por lo que sin pensarlo se acercó a la cara del demonio. Iba a morir, podía sentirlo en su cuerpo que empezaba a arder y la sangre a correr desde su pecho - Era l..a únic..a mane..ra, mi..am..or- dijo de manera entrecortada mirándole unos segundos antes de sellar su final con un suave beso en los labios del demonio.

 

Jamás pensó que su vida iba a terminar allí, pero al menos se llevaría el sabor de sus labios como un recuerdo hacia su descanso. A lo lejos empezaba a escuchar de forma distante las gaitas irlandesas marcar una marcha fúnebre, sus ojos seguían cerrados y sus labios unidos a los del demonio cuando todas sus fuerzas fueron despojadas de su cuerpo y su mente viajo entre los dos mundos que alguna vez le habían pertenecido.

 

El viento golpeaba su cara, frio y con ese olor a libertad, fue una diosa temida y amada por su pueblo. Un demonio que saboreo la divinidad hasta que las nuevas creencias destruyeron sus templos y la relegaron a morar solo en el infierno donde lo había perdido todo. El olor a tierra mojada y a sangre inundaba sus poros ella era Morrigan un demonio que aun no podía morir.

 

Aquellos gritos de guerra se fueron confundiendo con la suave melodía de un piano de cola, una joven tocaba con maestría mientras las gotas de lluvia inundaban su ventanal. Era Ella Un demonio reencarnado, una joven a la que toda su vida le fue ocultada su libertad. “idir domhan agus ifreann” al fin entendía esas palabras - Entre la tierra y el infierno- susurró entendiendo cual había sido su lugar desde el inicio de los tiempos.

 

El piano empezó a sonar con una cadencia que le recordaba el latir de su corazón, cada vez era más audible, más cercano. La oscuridad se apodero de ella volviéndola a hacer sentir sus músculos, recuperando poco a poco sus sentidos, su alma poco a poco se hacía una con Morrigan la cual susurro como una despedida - tá muid ag síocháin era una tregua a su larga disputa, ya no sentía dolor, ya no sentía debilidad.

 

- Te dije que no te iba dejar jamás- susurró abrazando a Ethan que yacía sollozando sobre el que debería ser su cadáver.

[Ethan Lenteric]

Su furia era palpable, no cedía en el agarre al cuello de la demonio sin embargo pasó algo que él no esperaba. Emilia volvió tan normal como la recordaba, sus ojos eran los mismos incluso su aroma era el que por siglos él había olido. Era ella.

 

Perplejo la contempló a los ojos con la boca entreabierta, no se había fijado en que su agarre a la lanza había cedido y en ese descuido la perdió. Sintió la lanza atravesarla, como demonio de jerarquía tenía una conexión especial con sus armas y entonces fue que sus ojos volvieron a ser de un café oscuro. El beso dado a sus labios le heló la sangre y tan solo pudo observarla jadeando de desconcierto.

 

-NOOOOO!-Gritó tan fuertemente que el infierno tembló de terror, el duque en ese estado no era señal de buena fortuna. Los condenados se lamentaron aún con más dolor, los fuegos se incrementaron y el suelo se escuchaba tronar con fuerza.

 

Ella yacía en sus brazos, él lloraba repasando todos sus recuerdos uno por uno. Si hubiese sido diferente él la hubiese podido salvar sin embargo ahí estaba ella de nueva cuenta sacrificandose para que él no sufriera. La amaba, no había duda de eso y la había perdido.

 

Su rostro lleno de lágrimas y pena se acercó al de ella, cerró sus ojos quedando a un palmo de su frente la cual besó un par de veces y ahí de rodillas en el suelo penó por su pérdida.

 

De pronto la escuchó, su respiración se detuvo de golpe y abrió los ojos para poder mirarla. Era ella, era Emilia y se encontraba con vida. Tomó su rostro con cuidado y detalló sus facciones parpadeando sin control.

 

-Pero... como?...-Susurró sin saber que decir, hasta hacía pocos segundos atrás la creía muerta.

 

@@Emilia Malraux

[Emilia Malraux]

@@Ethan Lenteric

 

 

Sabía que siempre quedaría en su cuerpo esa marca, esa herida que le había ocasionado la paz que por siglos había buscado. Los ojos del demonio ya no eran rojos, eran de un color café que derretía cada uno de sus poros, toco su cara secando sus lágrimas dedicándole una sonrisa.

 

-Hice lo que ella deseaba, pagar vida por vida- se incorporó quedando sentada a la altura de su rostro - tá muid ag síocháin, fueron sus palabras de despedida antes de fusionarse con mi alma. Vi su vida y sentí su dolor, entendí lo que jamás me relevaron. Supongo estamos en paz- intento no ponerse roja al mirarle a la cara, para acto seguido abrazarle.

 

Ella también pensó que moriría y también había creído perderlo, es por ello que se atrevió a besarlo, pero ahora que estaba allí de alguna manera temía la reacción del Lenteric ante aquel beso que aún seguía ardiendo en sus labios.

 

Observo, como poco a poco sus ropas volvían a ser la misma que tenía durante el paseo por los jardines, busco la mano de Ethan y jugo con sus dedos distraída mientras intentaba ordenar sus pensamientos y sus palabras. Él había conocido el interior de su mente y había visto todo lo que durante tantos años ella había ocultado.

 

- Ahora que sabes la verdad… ahora que sabes todo lo que jamás te dije durante estos años… ¿no cambiaras conmigo verdad? ¿No te alejaras de mí?-

[Ethan Lenteric]

El pacto de sangre que había pedido Morrigan estaba saldado, ahí comprendió que el demonio dentro de Emilia no era como él. Él era Astaroth en persona sin embargo ella no, siempre compartiría cuerpo con esa demonio quien ahora vivía en armonía siendo una con la pelirroja. La abrazó, no podía decir palabra alguna y tan solo cerró sus ojos oliendo su perfume... ese perfume que tanto amaba y que reconocería en cualquier parte.

 

Al sentir que jugaba con sus dedos sonrió y cuando escuchó su pregunta negó repetidas veces. Abrió los ojos y en ese instante se concentró para llevarla de nueva cuenta al mundo humano, aparecieron en los jardines de su morada en donde tomó una gran bocanada de aire fresco y se acomodó sobre la hierba.

 

-No, no me alejaré de ti... Jamás pienses eso.-Dijo tajante observando el rostro de Emilia, su diestra acarició su mejilla y mientras sus ojos detallaban cada uno de sus rasgos sintió el corazón latirle en el cuello.

 

De pronto su mirada se centró en los labios de ella, esos labios tan apetecibles que durante siglos había querido besar y morder. Relamió con la punta de su lengua sus propios labios humedeciendo estos apenas un poco y así se acercó lentamente, sus ojos se volvieron a cerrar al primer contacto de un nuevo beso. Podía sentir su sabor fresco y su aliento cálido inundarlo, sus labios comenzaron a moverse tímidos e inexpertos como si nunca hubiese besado a nadie y pronto la tomó en sus brazos para ya no dejarla ir.

 

-Te amo, Emilia...-Susurró todavía con los ojos cerrados tan solo a unos centímetros de su boca.

 

@@Emilia Malraux

[Emilia Malraux]

@@Ethan Lenteric

 

 

Una grata sensación de alivio recorrió su anatomía al observa y escuchar las palabras de Ethan, podía soportar muchas cosas pero perderlo otra vez y quizás para siempre sería lo más duro que ella pudiera sentir; Pues la distancia y el olvido son peores que una inminente muerte.

 

Otra vez el viento frio rozaba su piel, deseaba poder decir en el futuro que durante ese mágico segundo ella se había perdido en la belleza de los jardines, pero la realidad era otra. Una hermosa mirada café la había atrapado dejándola anonadada, con una sutil sonrisa en sus labios y el carmín adornando sus mejillas.

 

Su corazón latía contra su pecho en una marcha acelerada sintiendo las manos del mago rozar su piel. Esa vez fue ella la que siendo tomada desprevenida, y aun presa de aquellos ojos que podían hacerla perder el hilo de sus pensamientos sintió el suave y anhelado roce de los labios de su amor. Sus ojos se cerraron justo cuando comprendió lo que ocurría, sus labios se entre abrieron correspondiendo a su beso que durante unos segundos fue lento, como si besara por primera vez.

 

Una sonrisa cruzo sus labios en el segundo que las palabras más dulces brotaron de los labios de Lenteric, Jamás guardo en su ser la esperanza de escucharlas y mucho menos de que le pertenecieran, es por ello que su corazón se vio disparado en un latido frenético mientras cerraba sus ojos y rozaba con ternura la nariz del mago con la suya en un gesto de cariño.

 

- Te amo Mi Demonio- dijo embozando una sonrisa para volver a unir sus labios con los suyos en un beso cargado de todo aquello que durante dos siglos había callado.

Editado 13 de Octubre del 2018 por Emilia Malraux

[Ethan Lenteric]

Dos siglos había esperado por ese beso, por esas palabras de Emilia que sentía tan suyas y solo podía sonreír cual niño al saberla suya. Suspiró antes del nuevo beso en donde sus sentimientos se tornaron en una necesidad por plasmarlos ahí mismo, el ritmo era calmado pero sumamente íntimo entre ambos.

 

Sus manos recorrieron la fina cintura de la pelirroja en busca de acercarla más a su cuerpo, un cuerpo que estaba anhelando el demostrarle más allá de los sentimientos los que había callado por tanto tiempo.

 

-Vamos, entremos... siento tu cuerpo temblar y me temo que ya puedes percibir el frío.-Comentó antes de dar un corto beso a esos labios rojos y se puso en pie para ayudarla a levantarse, de inmediato su mano sujetó la de ella entrelazando sus dedos y en un abrir y cerrar de ojos hizo que ambos aparecieran en su habitación que poco a poco iba quedando a oscuras ya que la tarde iba cayendo dejando a la luna en su lugar. Ahí la abrazó a su cuerpo y repasó su figura cubierta por aquel delicado vestido de seda que era lo único que le negaba el acceso a su piel.

 

@@Emilia Malraux

[Emilia Malraux]

@@Ethan Lenteric

 

Sus labios marcaba una danza en los ajenos que le correspondían gustosos, sus manos se había enroscado en el cuello del mago acercándola más a él. En cada nuevo roce de aquellos labios una corriente atravesaba su columna haciéndola desear más; Las manos del Mago se aferraron a su cintura acercándolo a él.

 

Gruño suavemente en manera de reproche cuando sintió su lejanía pero él tenía razón, sus dientes empezaban a castañear poco a poco y cada poro de su piel estaba despierto, Acepto su ayuda volviendo a sentirse libre. Observó como Ethan entrelazaba sus manos y durante un segundo se quedó perdida en aquella imagen perfecta.

 

Basto cerrar sus ojos y volverlos a abrir para sentir como el mago los hacía aparecer de nuevo e sus aposentos, el olor a lavanda impregno sus sentidos y la tenue luz que entraba por su ventana era el fin de una combinación perfecta para ese momento. Sintió su abrazo y las suaves caricias que sus manos daban a su anatomía; otra vez en su cabeza volvió a resonar aquella melodía que hacía tiempo había compuesto.

 

Busco su mirada, la falta de luz no le afectaba podía verle. Se puso de punta de pie y volvió a besar sus labios, esta vez con más pasión; su diestra se afirmó a su hombro mientras la zurda se enredaba en su pelo. Era una imagen perfecta que solo la luna podría contemplar.

[Ethan Lenteric]

La abrazó a su cuerpo durante el beso, ahí juntos en las penumbras y en silencio parecían dos amantes de toda la vida quienes no habían sido separados en siglos. En cierto modo siempre habían estado juntos sin embargo no de la manera en la que ellos querían. Se sentía derretir en sus brazos, sentía que todo estaría bien entre los dos y que pronto se terminaría esa espera por estar juntos. Al separarse del beso la miró, podía ver sus facciones claramente y eso lo hizo sonreír ampliamente ya que siempre había pensado que Emilia era poseedora de una belleza abrumadora.

 

Tomándola de la mano la llevó hasta su lecho, el olor a lavanda impregnaba de manera exquisita el ambiente pero estaba seguro de que su piel era mejor por lo que acercó su nariz a su hombro; cerró sus ojos y aspiró profundamente la fragancia de su piel, recorrió la espalda de la bruja con ambas manos y cuando llegó de nueva cuenta a su cadera decidió despojarla del vestido que portaba dejándolo caer al suelo. Recorrió su rostro con besos cortos y se adueñó de su cuerpo en un abrazo en donde podía sentir su calidez.

 

Sus propias ropas no tardaron en acompañar al vestido de seda que yacía silencioso en el piso de la habitación, así mismo los dos se acompañaron dentro de las sábanas en donde era su amor el único que hablaría esa noche tan importante para ambos.

 

A la mañana siguiente se removió un poco parpadeando lentamente al salir de su sueño, al recobrar la visión de manera nítida la observó entre sus brazos y sonrió sutilmente acariciando su cabello rojizo. Se sentía feliz, un sentimiento de júbilo hacia saltar su corazón y no había manera de evitarlo.

 

@@Emilia Malraux

[Emilia Malraux]

Amarlo era como un carrusel que muchas veces la había hecho caer en el más profundo de los abismos, siempre le había parecido un sueño o algo imposible. Se había resignado a perderle pero en ese momento, justo cuando sus labios se cerraban sobre los de ella para terminar aquel beso y sonreír tan dulcemente; solo cuando su mirada chocó con la suya fue que comprendió que esa vez no era un sueño.

 

Se dejó llevar hasta su lecho, donde un escalofrío recorrió su piel al sentir como la olfateaba y cada uno de sus poros se despertó al sentir el roce de sus dedos en su piel, que poco a poco había despojado de su prenda. Cada uno de sus besos era seguido por el deseo creciente de pertenecerle, sus cuerpos se llamaban, juntos se contaban aquellas historias y secretos que durante tanto tiempo habían silenciado.

 

Sus labios buscaron los del Lenteric para fundirse junto a él en aquel hermoso lecho y así después de tantos siglos ser realmente suya.

 

 

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Aun se debatía entre la consciencia y la inconsciencia, pequeñas imágenes de la noche se colaban en su sueño trayendo a ella el aroma y la paz que solo con Ethan podía encontrar. Aquellas palabras mencionadas por Astharoth en el infiero ahora eran reales: Era suya.

 

Todavía podía sentir las caricias del mago en su piel y el sabor de sus labios sobre los suyos, Durante muchas lunas había mendigado amor y consuelo para el vacío que sentía en su alma y creyó haberlo llenado, pero ahora estaba segura que no era así, pues su alma siempre le había pertenecido al Mago. Los primeros rayos de sol empezaron a iluminar la alcoba haciéndola salir poco a poco de su trance.

 

La mitad de su cuerpo yacía cubierta por aquella fina sabana de color madreperla, no sentía frió pues los brazos de Ethan la aferraban contra sí. Los dedos del mago jugaban suavemente con su pelo que caía suelto y desordenado sobre la almohada; se removió con cuidado abriendo lentamente los ojos solo para encontrarse reflejada en aquella preciosa mirada café.

 

- Buenos Días Cielo- susurró aun con la voz suave de quien acaba de despertar, llevo su diestra a la mejilla del Mago para acto seguido dejar un corto pero dulce beso sobre sus labios - ¿Dormiste bien?- murmuró aun presa de su mirada.

 

 

 

 

 

 

@@Ethan Lenteric

Editado 16 de Octubre del 2018 por Emilia Malraux