Jump to content

• Moody • (MM B: 109061)


Ellie Moody
 Compartir

Publicaciones recomendadas

Le saltaba la venita de la sien mientras trataba de contener las ganas de seguir hablando fuerte por sobre las palabras de Richard. Al final decide hacerle caso... a medias.

 

-Claro, como digas. -Tal vez no la alcanzó a apreciar pero le dedicó la sonrisa más cínica y falsa de la vida se dio media vuelta figiendo que se marchaba. Había apenas dado unos dos pasos; sabía que él estaría reacomodándose para seguir durmiendo. Fue entonces que sacó a Niké de la manga de su capa y mencionó con completa solemnidad. -¡Aguamenti!

 

El chorro de agua fría no tardó en salir en contra de Moody para dejarlo completamente empapado. No pudo resistir más su risa de triunfo.

 

-¡Jaaaa! Para que aprendas a no mandarme a donde se te pegue la gana. Ni tampoco a andarme mandando florecitas por quien sabe qué motivos.

 

Sentía que con eso ya se había desquitado bastante. Aún estaba molesta, pero el agua había aminorado la sensación de desquite que la carcomía desde que descubrió que él era el remitente del arreglo floral.

 

Ahora, era mejor retirarse de allí porque seguro se vendría la contra del orgullo, y era evidente que Richard apenas se estaba dando cuenta de lo que sucedía.

 

-Bueno, ahora con tu permiso. Que tengas un lindo día, casi tan bonito como tu despertar. -Mencionó en tono burlón.

 

Era imprescindible larganse de allí cuanto antes, porque ya veía venir un grito de furia. Y además porque las ganas de reirse abiertamente y en serio la estaban matando. Verlo desorientado era más gracioso que cualquier otra cosa.

http://i.imgur.com/IfqD21o.gifhttp://i.imgur.com/PkAsq8i.gifhttp://i.imgur.com/qVzS2LZ.gifnJHjjJQ.gif


tNdJEiz.jpg


WhHfWcz.gif 2QBiHc2.gif


Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

―¡Ya te dije que mi nombre es Madeleine! ―repone, comenzando a perder la paciencia.

 

Sin embargo, no le da mucha importancia a la aparente pérdida de memoria a corto plazo de Melrose, ni tampoco a la extrañísima declaración de que nunca antes había olido café. Bueno, ya te acostumbrarás, le dice, mientras mastica su emparedado. El desayuno pesado y el café fuerte son el mejor remedio para sus resacas... y, quizás por primera vez, se avergüenza de admitirlo. Esos días, ha estado planteándose seriamente, bueno, toda su vida, incluyendo la Orden del Fénix. Quiere ser Madeleine, pero no sabe quién es Madeleine sin el alcohol, el bando y su madre (ya sea Pandora, ya sea Cath). Por eso, decidió unirse al Departamento de Misterios, aún sin saber completamente a qué se dedican los inefables (aunque, poco a poco, lo aprende); ya que los mortífagos están desaparecidos, podría dedicar su tiempo no sólo a ganarse la vida con algo más tranquilo que el trabajo de Auror, sino en algo más... educativo. Además, ha decidido que dejará de beber tanto, a partir de ese mismo día.

 

Y encontrará un hobby. Y como no tiene amigos, pues Cath no está, Richard parece tener a una f***** en su habitación y Jank debe odiarla, pasará sus ratos libres con Melrose. Sí, eso es.

 

―¿Qué tal eres fabricando cosas? ―suelta repentinamente. Melrose, al no conocerla, no puede saber lo impropio que es esa forma de actuar en Madeleine― Hace un tiempo me compré una navaja mágica multiusos, o algo así, y estaba pensando en ver qué puedo construir... el que me la vendió dijo que puede fabricar cualquier cosa. Vamos, no hay que ser un ingeniero.

Editado por Madeleine.

NHCeJlw.png
iB5wHYG.gif
T7t3MEE.png
sins don't end with tears, you have to carry the pain forever

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

No se había referido a eso. Muchas personas preferían ser llamadas "señorita" o por su apellido o quizá incluso por algún apodo. No es así como funciona allí al parecer y Mel guarda silencio, sintiéndose más cohibida todavía, entendiendo que ha conseguido exasperarla. No había sido su intención pero conoce bien el rechazo (pues así cree entender su reacción). Sólo asiente, cuando le dice de que ya va a acostumbrarse.

 

De pronto, se instala un silencio incómodo. Mel intenta hacer caso omiso de él pero su mente empieza a divagar sobre perspectivas negativas. Le ha gustado la casa y Madeleine parece una persona agradable a pesar de todo. Así que sólo replica.

 

—Bien, lo tendré en cuenta, Madeleine.

 

No dice nada más y de hecho, lo ha soltado en voz tan baja que teme que no le haya escuchado pero la situación parece mejorar a pesar de todo porque la pregunta que le hace es favorecedora: puede responderla.

 

—Claro, también tengo una —revuelve en sus bolsillos un poco, antes de sacarla—. No es que haya creado grandes cosas con ella pero me hice una vez un buscador de medias y un detector de escarbatos...

 

Se queda pensando un rato. Siente que ha hecho más cosas con ella pero no las recuerda del todo. Es entonces cuando suceden dos cosas a la vez: primero, se escucha un estruendo tremendo en el piso de arriba y segundo, una elfina entra en la estancia, para entregar un panfleto. Es una de las elfinas más tristes que le haya tocado ver a Melrose pero parece animarse un poco al entrar, pues sus ojos apagados se encienden unos instantes por la curiosidad.

 

—Trajeron un aviso, señorita Madeleine —informa la elfina luego de hacer una reverencia hacia ambas— y creo... creo que es importante que tenga usted en cuenta que el viejo amo arriba anda armando un alboroto tremendo.

 

Aparta la vista como si le avergonzara mencionarlo delante de ella, cosa rara, porque era la primera vez en mucho tiempo que alguien tiene con Mel esa clase de deferencia. Eso, dice mucho del hogar a donde acababa de llegar. También estan los elfos que tienen las narices más altas y un ego y un sentido del prestigio equiparable o incluso más riguroso que el de sus propios amos.

 

Richard Moody

 

—¡Maldita sea!

 

Más que un grito, lo que suelta es un sonido de odio. Es una vieja costumbre, algo que no puede quitarse sin importar cuantos años transcurran, el descanso a su cerebro, cargado de recuerdos que sus capacidades humanas no son capaces de contener ¡Siglos! Así que su ira cruza la estancia y las cosas empiezan a estallar a su alrededor. La araña del techo, el vaso de agua de la mesa de noche, las ventanas. Las cortinas se rasgan y el dosel cae en tiras al suelo. La manta también está mojada, al igual que él mismo, que sólo mira el reguero que ha corrido y la forma opacada del agua que lo ha mojado a él y a su cubrecama. Su copia de Moste Potente Potions que se encuentra sobre la repisa empieza a arder y luego, la repisa misma empieza a temblar y astillarse como si hubiera un temblor de poderosa magnitud.

 

Antes de que sea realmente consciente de las cosas, la habitación es un desastre. Sus ojos, enrojecidos, parpadean un par de veces antes de caer en cuenta de que puede secarse. Sus manos, aún algo temblorosas, se mueven con precaución a su alrededor, formando una complicada espiral. La mancha de agua en el cubrecama y en sus pijamas empieza a evaporarse y una sensación extraña empieza a bajar por su espina dorsal. Algo ha hecho mal, lo entiende. Algo allí esta fuera de lugar.

 

Entonces alza la vista y ve cuál es el error. No es la primera vez que algo como eso sucede. Catherine jamás habría hecho algo así, lo conoce demasiado bien, porque había aprendido mediante el ensayo y el error. Madeleine tampoco tiene la confianza para hacerlo, es demasiado arisca para tomarse esas confianzas con él ¿Bel Evans McGonagall? Ni hablar. Fuera de esas personas, no conoce a nadie más que pueda acceder libremente al castillo, excepto una: la que se encuentra en su habitación en esos momentos y acaba de ver su acceso de rabia.

 

La ira. Su ira. Es la primera vez que Athena la ha visto. Quizá lo entienda y se burle de él, llamándolo berrinche. Desea que sea así, casi está dispuesto a reírse junto con ella si suelta la carcajada pero no está seguro. De pronto, todas sus perspectivas parecen caerse por los suelos ¿será que ha conseguido arruinarlo? Recuerda entonces a los gemelos y su primera mascota. Un conejo; él sabía que debía haberles comprado dos, pues siempre estaban disputándose las cosas si no podían compartirlas, desde que los observara por primera vez. Nunca se había hecho cargo de ellos pero sí les había dado ese regalo. Ellos habían disputado por el conejo al igual que hacían con cualquier cosa que no tuvieran por partida doble y así, habían terminado partiéndolo por la mitad: como con las camisetas, juguetes y armas que no podían compartir. Sin embargo, eso no había sido un objeto y los gemelos no habían conseguido distinguirlo. Lo habían partido por la mitad y luego habían dicho, con la misma expresión de siempre, que ya que estaba muerto, al menos podrían compartir el guiso. Richard, pese a todo lo que había hecho a lo largo de su larga vida, jamás había conseguido ese perfeccionado (innato, quizá) grado de frialdad.

 

La pregunta que se planteó Richard entonces, con algo similar a la preocupación, descubriendo de pronto que quizá si le importaba Athena como individuo, que quizá sí que sentía algo por ella así fuera en lo más mínimo era ¿habría distinguido su magia lo vivo de lo inerte? ¿sí o no? No ve manchas de sangre pero tampoco su rostro.

 

>>Por favor...<< es todo lo que es capaz de pensar.

NHCeJlw.png

Demisit lacrimas dulcique adfatus amore est 

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Ya está de espaldas a Richard, dispuesta a salir por la puerta, y también del hogar de los Moody; esa no es su casa por muy a menudo que la ha estado visitando. Ninguna de sus pertenencias están allí, y tampoco ha hecho los trámites para que la otra persona presente en la habitación figure como su padre. Siente que aún no tiene un apego. Es mejor así, le da tiempo para decidir qué tanto acercarse... ¿Necesita de verdad más tiempo para aceptar la realidad?

 

Solo ha dado unos pasos cuando el caos se desata tras de sí, el ruido es increíble y fuerte y obliga a Rouvás a voltearse para ver que a roto el hombre en su violento despertar. No le importa su enojo, y definitvamente no tiene miedo si es que debe encararlo por lo que acaba de hacer. Solo que, se encuentra con una realidad nueva.

 

Sus ojos aún tienen un matiz rojo, su respiración está agitada y tiene múltiples temblores, y las cosas más cercanas se están arruinando como presa de una onda expansiva invisible e imperceptible por ella. Se toma unos instantes para reaccionar, mismos en que Moody va recobrando la "compostura". Al final nota su mirada expectante, ¿está esperando que ella tenga la palabras? ¿Qué rayos se dice en una situación así?

 

-Cre---creí que eras un squib... Alguna vez alguien lo mencionó, independiente de... lo que tu haces...-Sin duda era una información equivocada la que le dieron. En su voz no hay un ápice de temor, más si de sorpresa. - ¿Qué demonios hiciste?

 

O quiźas la pregunta debería ser cómo.

 

Todo el tema inicial pasaba a un segundo plano al descubrir esta nueva cara de magia desconocida para ella.

 

¿Se frenó al verla o se controló solo? Si Athena se decepcionó en algún momento fue en la reunión pasada cuando él huyó luego de dejarse interrogar por bastante tiempo para después solo tenerle un pregunta, a su juicio, muy poco relevante, dando la sensación de que no estaba interesado en conocerla realmente. Aunque esa vez comprendió que ella no había sido la única con ese tipo de historia de la mano de Richard.

 

Si hay algo raro allí, lo ha pasado por alto pues su concentración es una sola.

 

-¿Y bien? -Cuestiona impaciente.

http://i.imgur.com/IfqD21o.gifhttp://i.imgur.com/PkAsq8i.gifhttp://i.imgur.com/qVzS2LZ.gifnJHjjJQ.gif


tNdJEiz.jpg


WhHfWcz.gif 2QBiHc2.gif


Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

  • 2 semanas más tarde...

Richard Stark

 

—No

 

Es una negación rotunda. Odia el término squib con el que fuera tratado en su niñez a pesar de que lo prefiere por encima de otros estigmas con los que ha tenido que cargar: fenómeno, bestia, asesino. Bueno, no es como si tuviese las manos limpias pero al menos, es muy distinto a lo que la mayoría podría imaginarse de un brujo, como él. Después de todo, la gente honesta jamás alcanza a vivir quinientos años o más. Eso sólo es para aquellos que pueden dejar de lado su moralidad de ser necesario, aunque se arrepientan al momento siguiente.

 

Ella no está asustada. La información entra lentamente a su cerebro, tranquilizándolo, dejando que nuevas ideas penetren en él, ideas distintas al pánico creciente que hasta hacía unos segundos lo había paralizado y lo había convertido de pronto en la criatura autómata en que suele convertirse al sentirse atacado.

 

Más importante aún: había sentido algo debido a su presencia. Le importa lo que habría podido pasarle. Son pensamientos que necesita analizar a solas, en tranquilidad. Sólo que ahora no la tiene, así que deja caer los pies hacia un lado de la cama y se pone de codos sobre sus piernas, sujetándose la cabeza como si le doliese, percibiendo los rizos deslizarse entre las separaciones de sus dedos.

 

—Es magia —dice y nota que a pesar de todo, su voz se oye con claridad—. Magia pero que no puede ser canalizada por varitas o bastones —de pronto, se sentó erguido de nuevo y adelantó la palma de su diestra, haciendo una floritura y extendiéndola, para luego volver a contraerla hacia él. Enseguida, una columna de humo blanco se formó en el aire, como una bailarina con vestidos de volantes que volvió a desvanecerse rápidamente en el aire—. Por eso me llaman "el brujo" —cae en cuenta entonces que ese último pedazo de información, su sobrenombre, es algo que no ha compartido con nadie más— y por eso como regalo de despedida, Pandora encargó para mí un maestro en Uagadou. Desde entonces, controlo algo de mi magia, sólo utilizando mi cuerpo.

 

Dejó caer los brazos a los lados con cansancio. Todo aquel que lo conoce, sabe que odia explayarse pero siente igual que ha dicho demasiado, como siempre que conversa con Athena. Quiere tomar un vaso de agua y seguir durmiendo, hasta que recuerda que fue justamente el agua desperdiciada lo que causó todo ese desbarajuste en primer lugar. Quizá pueda tomar la habitación de huéspedes o algo así: su magia no es buena para reparar cosas, es mucho más sencillo romperlas.

 

—Deberíamos llamar a la elfina —agrega, encogiéndose de hombros.

Editado por Melrose

NHCeJlw.png

Demisit lacrimas dulcique adfatus amore est 

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

  • 2 semanas más tarde...

—No creo que sea necesario, puedo hacerme cargo.

 

Ha aprendido a hacerse un poco cargo de los desastres después de tanto tiempo sufriéndolos en el Castillo de los Stark. Ya no puede recordar la cantidad de veces que tuvo que reparar habitaciones antes de que volviesen a ser un desorden sin punto de inicio. De modo que, busca la varita que guarda entre sus ropas y comienza a dirigir algunas de las cosas hasta su sitio correcto, a apilar las que parecen que no tienen remedio, y a separar lo que está mojado y deberá ser secado. Quizás eso si se le pueda encomendar a los Elfos del lugar, a Dysis no pues la ha dejado en la Madriguera.

 

Inconscientemente se ha ido acercando hasta la cama nuevamente aunque aún conserva un par de metros de distancia entre Richard y ella. Mientras lo hace va sumida en sus pensamientos, decidiendo que definitivamente no siente miedo de que él explote nuevamente, pero también trae nuevas preguntas y eso le hace recordar que la última vez huyó apenas pudo. De esa charla agradecía la bella fotografía de Helena que ahora conservaba como el más preciado tesoro junto a una rosa ya marchita hace tiempo obsequiada por un amigo.

 

—Bueno, creo que de todos modos tendrás que salir, esto demorará en secarse. —Al final retoma la palabra, luego de un no incómodo silencio para ella. —Lamento de verdad el desastre, pero creo que te lo merecías un poco. —Al final sale una media sonrisa pues recuerda que cuando se enteró del parentesco entre ambos gustosa le habría tirado un malefio encima. —En todo caso, no te viene mal un baño para despertar y salir un rato, como que ya es un poco tarde para que estés holgazaneando. Creo que abajo está Madeleine con una invitada.

 

Alza los hombros restando importancia.

 

Ya ha medio olvidado el asunto inicial por el cual venía, y si lo logra recordar, es muy probable que no le pida explicaciones al respecto. Solo debe asegurarse de reconocer la letra de Richard por sobre la de otras personas.

 

—Al final tienes más secretos de los que imaginé, tal vez no me alcance la vida para conocerlos todos. —Ella por su parte, ni siquiera ha intentado comprobar o averiguar si cuenta con algún poder similar en sí heredado de él. No le interesa realmente, tampoco el tener grandes poderes, en ese sentido es conformista, en otros no. —Tendré que ocultar bien los míos para ir a la par, aunque en realidad no tenga demasiados.

 

Porque seguro que Moody se aseguró de averiguar cosas de ella, de los años en que estuvo ausente; sino fuese por lo hermético de sus abuelos ahora sería un libro abierto. Los asuntos de la familia Rouvás, y de las familias cercanas son bastantes y desconocidos incluso para otros magos y brujas Griegos, hasta podría decirse que son un cúmulo de personas aisladas en sus problemas y situaciones, los mismos que Athena intentó que no la siguiesen hasta Ottery st. Catchpole. Un intento en parte fallido, en parte exitoso. Al menos ninguno de los otros había aparecido para hacerle daño o a los suyos, ni tampoco vinieron por la varita que Artemisa dejó sin destino al morir.

http://i.imgur.com/IfqD21o.gifhttp://i.imgur.com/PkAsq8i.gifhttp://i.imgur.com/qVzS2LZ.gifnJHjjJQ.gif


tNdJEiz.jpg


WhHfWcz.gif 2QBiHc2.gif


Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Richard Moody

 

 

El ver a Athena componiendo las cosas le recuerda lo distintos que son. Le recuerda también a su hermana, cómo había conseguido aislarse de la corrosión de su propia inmortalidad con una pureza similar. Desea sentir algo al respecto, volver a tener un arrebato o miedo, o pena pero tales evocaciones no lo conmueven ni provocan absolutamente nada. Todo lo que puede percibir en su interior es el vacío de siempre, la falta de emoción que devino de más de quinientos años caminando por el mundo. Él no es un vampiro, recuerda. Él no puede echarse a dormir en la tierra para que al despertar todo le parezca renovado de nuevo, para que vuelva a percibir la frescura de las cosas que antaño conoció. Para que sus ojos se adapten a colores nuevos y brillantes. Él vaga eternamente viendo el tiempo evolucionar sin siquiera notarlo. Siempre repitiéndose, siempre cayendo.

 

Se da cuenta entonces que se ha quedado en silencio demasiado tiempo; como una estatua, donde hasta una mosca podría habérsele posado en un ojo y no habría habido mayores cambios. Es un fenómeno que no consigue explicar pero que le ha pasado de vez en cuando en los últimos cincuenta años, al igual que había visto alguna vez suceder en Pandora. Athena ha estado arreglando las cosas y no lo ha notado, lo que es mejor. Su jolgorio y burla habituales (y superficiales) regresan y se incorpora con fingida resignación.

 

--No pienso salir hoy, ayer tuve una larga "jornada" ¿sabes? Esto de ser conciliador es extenuante.

 

Lo más probable es que Athena caiga en cuenta enseguida de que no pueden haber sido sólo sus labores en el Mall las que lo retuvieran, al menos las "oficiales" pero no le importa

 

--¿Y quién es esta visitante de cualquier forma? Y uno creyendo que porque estamos en Escocia la gente dejaría de entrometerse en lo que no le importa...

 

Por supuesto, asume enseguida que se trata del ministerio ¿quién más si no?

 

--No los entiendo --aclara tomando un pañuelo blanco y cubriéndose la mitad inferior de la cara con poco convincente pesar y claro dramatismo-- si yo soy un libro abierto que nada tiene que ocultar... --se retiró el pañuelo unos centímetros estratégicamente para añadir con los ojos entrecerrados-- Rouvás, esa familia sí que era justo lo contrario, tan sospechosa... no es extraño que se llevaran mal con un ciudadano de bien como yo.

 

Volvió a ocultar el rostro tras el pañuelo y salió de la habitación, con claras ganas de seguir molestando a su hija a la par que precedía la marcha hacia la cocina.

Editado por Melrose

NHCeJlw.png

Demisit lacrimas dulcique adfatus amore est 

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

—¿Qué quieres decir con eso? Nosotros no escondemos secretos.

 

Frunce el ceño evidentemente, y arruga la nariz ante su comentario. Es muy probable que Richard sepa algunas cosas de su familia; en épocas más amigables y bonitas para Helena, ella estuvo perdidamente enamorada de ese hombre, de modo que le debe haber soltado un par de cosas. Y algún interés o conocimiento debía tener el sujeto en ellos o no se habría involucrado con la hija del matrimonio, al punto de llegar a tener un bebé de por medio, porque estaba clara que de parte de Moody no se le aceleraba el corazón cuando hablaba de su madre.

 

No le perdió ni la vista ni el paso. Pasaron por varios lugares de la casa hasta terminar en la cocina, ¿qué más podía hacer luego de despertarse? Aunque por un segundo creyó que iría con Madeleine y su invitada solo para evadirla una vez más.

 

—Richard... —Lo llamó por el pasillo que conducía a la condenada cocina, sin embargo él no se detuvo. —Oh, vamos. No puedes solo soltar así las cosas y luego no responderme nada, ¿o es que acaso sabes cosas que yo no? —Era una pregunta muy retórica porque tampoco estaba en posición de entender si él conocía cosas que ella ignorada. Su abuelo era bastante cerrado en ese sentido, aunque siempre había dicho que Athena llegaría a la verdad cuando él estuviera por irse, algo que aún no sucedía pues Hyperion gozaba de buena salud en algún estado de USA. —Se supone que ya no ibas a ocultarme cosas, que me ibas a dejar conocerte. Ya sé bastante de tí. —Insistió, más pareciendo una niña pequeña en busca de respuesta que otra cosa.

 

Bueno, Moody nunca había prometido tal cosa, ni tampoco se la dio nunca a entender. Era parte del juego de palabras a ver si lo convencía, solo que él parecía disfrutar más el verla sufrir por cómo conseguirla. Al final suspiró, se dio medio vuelta y fingió una especie de dramática partida hacia otro lugar. No sin antes soltar una frase más con bastante sutileza.

 

—Esta bien, ya que disfrutas de quedarte en silencio, averiguaré por mi parte. Así como hice con los gemelos, porque sí, algo logré averiguar de ellos. —No eran cosas amigables, debía reconocerlo. Tampoco incluía su actual dirección, eso lo estaba dejando para más adelante. —Le pediré a Thomas que me ayude, de seguro mi nov... ¡mi amigo! —Se apresuró a corregir. — pueda ayudarme, o alguno de los que quedan en el Cuartel de Aurores, o que se yo... —Se aclaró la garganta luego de terminar de hablar como metralleta.

 

Casi se había ido de bocota. Suerte que estaba de espaldas porque respiraba agitada luego de la velocidad y tenía las mejillas un poquito encendidas por el pequeño lapsus.

 

Iba a añadir un "nos vemos" ¿por qué demonios no salía corriendo hacia la entrada y se perdía de vista? No, se quedó allí medio esperando, medio en ascuas. Al final dio unos pasos pequeños para comenzar la huida.

http://i.imgur.com/IfqD21o.gifhttp://i.imgur.com/PkAsq8i.gifhttp://i.imgur.com/qVzS2LZ.gifnJHjjJQ.gif


tNdJEiz.jpg


WhHfWcz.gif 2QBiHc2.gif


Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Alza una ceja sin volver la cabeza ante el comentario de Athena. No cree ni por un momento que no esté enterada de los secretismos que existen en su familia, aunque se queda pensando en cuánto sabrá de ellos. El viejo siempre había sido un tacaño a la hora de revelarlos y lo poco que Richard había logrado sonsacarles había sido con mucho trabajo de por medio. Simplemente agotador.

 

—¿A qué te refieres con "cosas que tu no"? —preguntó con ironía, pillándola en el descuido— ¿No decías hace un momento que tu familia no tiene secretos? —soltó de repente la carcajada— Oh, es simplemente increíble ¿y qué más sabes de mí? Si yo te lo he contado todo —mintió de forma flagrante volviendo a ocultar medio rostro tras el pañuelo y volviéndose otra vez, siguiendo por el pasillo sin detenerse, camino a la cocina, luego de bajar las escaleras.

 

Quiere divertirse un rato más todavía a sus expensas. Sin embargo cuando escucha hablar de los gemelos su rostro se ensombrece y agradece que haya tenido media cara oculta tras el pañuelo para fingir dramatismo, pues de esa manera no le cuesta disimular su aprensión cuando no la mira ¿qué demonios puede haber averiguado Athena de los gemelos? ¿sabe siquiera el lío en que podría meterlos a todos? El sólo hecho de que alguien esté averiguando sobre ellos podría llamar su atención enseguida. No son precisamente conocidos en el medio pero sus contactos son siempre impensables e inesperados y sus ojos y oídos parecen llegar a lugares inimaginables. Ni siquiera es porque las personas noten que son manipuladas o los conozcan realmente. Son el tipo de dupla que sería capaz de sonsacar la contraseña bancaria de un transeúnte sin que éste sospechase en ningún momento de que están robándole.

 

Acaba de alcanzar el umbral de la entrada a la cocina cuando escucha la última parte. Y no, Athena no se ha detenido lo suficientemente rápido como para que Richard no note el giro de sus palabras. Novio. Había estado a punto de decir novio. Vuelve hacia ella su rostro con expresión incrédula, sin saber que decir ¿novios e información sobre los gemelos?

 

Bueno, ya es la segunda vez en el día que consigue hacerle sentir algo. Furia e incredulidad. Athena dos, Richard cero. Hurra por su hija. Aunque quizá sería más adecuado decir Athena dos, Madeleine uno, Richard cero, pues cuando echa un vistazo al interior encuentra a la matriarca conversando con una completa desconocida allí mismo.

 

—¿Desde cuando recibimos empleados ministeriales en la cocina? —dijo simplemente con voz neutra para no delatar que lo decía por el hecho de que estaba aún en pijamas.

 

Había algo más urgente qué hacer. Agitó la mano y un lazo invisible, similar a un torrente de agua envuelto por una capa de aire rodeó el cuello de Athena y quedó sujeto de la mano de Richard, como si se tratase de una correa. Lo había hecho para que no huyera, pues sabía lo que sucedería a continuación.

 

—Y ni creas que me olvido de ti —añadió y el brillo de sus ojos de pronto era peligroso y hambriento—. Oh, un novio, cómo es que no me lo has presentado hasta ahora... vaya crueldad ¿cuáles son sus apellidos? No importa, puedo averiguarlo si resulta que tiene un número de serie —añadió dándole a entender que esperaba que tuviese prontuariado— ¿hace cuánto que han estado saliendo? ¿estás acaso embarazada?

 

Ya podría borrar la memoria de la desconocida después u obligarla a tomar algo de poción de olvido.

NHCeJlw.png

Demisit lacrimas dulcique adfatus amore est 

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Cof, tosió.

 

Lo que sea que la agarró del cuello no la estaba asfixiando, pero la tos y un quejido no se hizo esperar al tener que detener su media carrera de huida de golpe. Al principio pensó que era una cuerda o similar, pero después (cuando ya se quedó quieta) se dio cuenta que era más frío de lo habitual, e incluso algo volátil. Tal vez por estar constituida de aire. Estaba escuchando a Richard hablar, pero a la vez tenía las manos sujetando esa extraña cuerda mientras la inspeccionaba, o mejor dicho buscaba el modo de safarse de ella. Su padre no era tan salvaje como para ahorcarla ¿o sí?

 

Dejó un espacio de tiempo antes de dignarse a dar la vuelta para enfrentar el resultado de sus palabra. Podía notar que él estaba ansioso por una respuesta, o por varias de ellas. La verdad era que su error fue involuntario pero sabía que tarde o temprano Richard iba a enterarse de que estaba saliendo con alguien; aunque aún no eran "novios oficiales", pero habían escalado bastante en la relación que tenían.

 

—Tal vez porque le arrojas cuerdas al cuello a la gente cuando esta quiere marcharse, no sé es una idea. —Rodó los ojos, ¿no era obvio? Bueno, quizás para él no, pero Moody no era alguien común a quien puedes presentar como si nada. —¿Por qué? ¿Acaso quieres ser abuelo? No creo que seas del tipo que anda con sus nietecitos a caballo en su espalda... Aunque si realmente quieres saberlo... Sí, tengo un par de semanas. —Mintió, de manera bastante convincente. Como no la conoce de pequeña de seguro no sabrá los gestos que hace para descubrir que sus palabras no son ciertas. —Y no creo que te incumba cuento tiempo llevamos saliendo, pero es bastante.

 

Se detuvo, quería disfrutar del efecto de sus palabras. Mantuvo la mirada fija en los ojos de su padre tal cual si estuviesen haciendo un concurso de quemaditas, solo que ambos con el rostro cargado de seriedad.

 

Al final suelta una especie de carcajada mientras echa el rostro un poco hacia atrás, su disfrute es auténtico por haberlo engañado, aunque no resiste más el llevar cosas que no son ciertas, una parte de ellas al menos. Con Gryffindor son amigos hace bastantes años, ya no recuerda en qué momento las cosas cambiaron entre ambos, solo que en algún instante las cosas se encendieron y no fue necesario decirlo en palabras solo en acciones. Pero aún están en una etapa de conocerse un poco más, y de solo asumir los cambios de ya no mirarse con los ojos de amistad.

 

—Si me creíste creo que podría trabajar como actriz muggle. —Ya lo miraba de nuevo y con el rostro risueño. —No, no estoy esperando ningún bebé, no soy tan tonta como para caer en eso cuando apenas estamos comenzando a medio salir... —Desvió un poco la mirada porque se sonrojó al mencionar el tema. Era la primera vez que lo decía en voz alta, ni siquiera se lo habían comentado a sus cercanos o conocidos, pese a que varios lo intuían. —Y creo que lo conoces, una vez fue conmigo al Moon River y tu estabas allí con Catherine, Madeleine y otras personas. —Lo más probable es que no lo recordara.

 

Con todo el ajetreo no se había dado cuenta que la puerta de cocina estaba abierta, ni tampoco se percató de las voces de la propia Madeleine ni de su invitada que provenían desde allí.

 

—Oye, ¿podrías quitarme esto? —Señaló la cuerda. —Es molesta. —Arrugó la nariz y el entrecejo.

http://i.imgur.com/IfqD21o.gifhttp://i.imgur.com/PkAsq8i.gifhttp://i.imgur.com/qVzS2LZ.gifnJHjjJQ.gif


tNdJEiz.jpg


WhHfWcz.gif 2QBiHc2.gif


Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Unirse a la conversación

Puedes publicar ahora y registrarte más tarde. Si tienes una cuenta, conecta ahora para publicar con tu cuenta.

Guest
Responder a esta discusión...

×   Pegar como texto enriquecido.   Pegar como texto sin formato

  Sólo se permiten 75 emoji.

×   Tu enlace se ha incrustado automáticamente..   Mostrar como un enlace en su lugar

×   Se ha restaurado el contenido anterior.   Limpiar editor

×   No se pueden pegar imágenes directamente. Carga o inserta imágenes desde la URL.

Cargando...
 Compartir

Sobre nosotros:

Harrylatino.org es una comunidad de fans del mundo mágico creado por JK Rowling, amantes de la fantasía y del rol. Nuestros inicios se remontan al año 2001 y nuestros más de 40.000 usuarios pertenecen a todos los países de habla hispana.

Nos gustan los mundos de fantasía y somos apasionados del rol, por lo que, si alguna vez quisiste vivir y sentirte como un mago, éste es tu lugar.

¡Vive la Magia!

×
×
  • Crear nuevo...

Información importante

We have placed cookies on your device to help make this website better. You can adjust your cookie settings, otherwise we'll assume you're okay to continue. Al continuar navegando aceptas nuestros Términos de uso, Normas y Política de privacidad.