• Moody • (MM B: 109061)

[Lisa Weasley Delacour]

- Ardius Aqueora - Pronuncie, para cubrir mi cuerpo con una masa de agua, que me daba protección y me aislaba de aquel terreno lleno de enemigos. Era inscribe como sentía el calor del liquido elemento a través de la conexión que tenia con Gea. Me daba libertad de movimientos y veía con total claridad, amen de que mi cuerpo estaba flanqueado por todos y cada uno de los rincones - ¿No os cansáis de hacer esto, matar por el simple hecho de ver sufrir a la gente? Vosotros también tenéis hijos, hermanos y familia ¿que haríais si alguien los matase solo por diversion? No es justo para nadie - Les dije, a todos, a ver si es que así reaccionaban a algo.

 

- Corpus Patronus - Miles de hilos plateados conformaron la forma de un bello e imponente fénix, el cual se hizo corpóreo segundos después. El animal que representaba a mi bando era de color rojo fuego, con afiladas garras y un pico perfecto. Era joven, pero poseía todas las características de su especie. Su canto era mágico y sus lagrimas curativas - Morphos - Un banco cercano a mi posicion muto, transformandose en un diricawl, que nada mas seer consciente de su poder se teletransporto e impacto en un de los fuegos negros creados en el cielo, destruyendo este. Al parecer era el de Leah

[Alyssa Black Triviani]

La habitación en la que se encontraban era antigua, como el castillo mismo, y tan amplia que se podría decir que abarcaba un piso entero. Alyssa se sentía intrigada por las investigaciones que llevaban a cabo allí, aunque sabía que no debía distraerse con esas cosas cuando en realidad se encontraban en una situación de inminente batalla; con el expectro siguiéndole de cerca continuó recorriendo el lugar hasta subir una pequeña escalera de piedra flanqueada por un gran arco. Sin embargo el alboroto que se armó a sus espaldas le forzó a detener su avance, se giró allí mismo para constatar lo que ya sospechaba: habían llegado.

 

- ¡Por fin! – exclamó la Triviani, extasiada, hace semanas que ansiaba una batalla de verdad y no solo meras visitas – Nicromantia Lingua – siseó apuntando a una de las fenexianas (Lisa), justo después de que invocara un Aqueora.

 

- Seneca – siseó la Black apuntando a la misma fenexiana.

 

Con esto la garganta de la bruja se secaría hasta el punto de rozar la deshidratación, apenas si podría pronunciar unas palabras más antes de quedar completamente muda. Y ahora era tiempo de recurrir a la artillería pesada…

 

- Fuego Maldito – siseó esta vez. De su varita surgieron dos leones de fuego que tras un potente rugido se abalanzaron sobre la fenexiana.

[Liam Black]

—Holi bebé —saludó a Nathaly, con una sonrisa—. Espera que remato a esta y te saludo... Bla bla bla, cállate linda. Avada Kedavra —exclamó apuntándole a Lisa. La maldición asesina empezó a recorrer la distancia requerida para llegar hasta el cuerpo de su contrincante y arrebatarle la vida de un santiamén, si es que no se la habían arrebatado antes. Al mismo tiempo las necrohand dejaron de dar vueltas en el eje del Hawthorne y fueron a golpear a Lisa con un par de puñetazos fantasmales.

 

—Fuego Maldito —acabó después, generando una llamarada en forma de león que no tardó en agazaparse contra Lisa. Las quemaduras serían tan graves que necesitaría un episkey urgentemente para no empeorar su estado. Liam seguía creyendo que estaba muerta, pero de igual forma si no lo estaba eso la terminaría dejando lista para la fiesta.

 

—Gracias por mejorar mi capa —respondió a Zack.

[Alegna Black]

Camine los pocos metros que me separaban del torreón, la masacre, digo, la batalla que se dispondría quedaba a mis espaldas, la puerta estaba cerrada, si la explotaba posiblemente dañara lo que podríamos necesitar.

 

-Alohomora- susurre mientras el rayo se disparaba hacia la puerta, el sonido del cerrojo desbloqueándose, entre al laboratorio donde las repisas en las paredes estaban abarrotadas de frascos y utensillos de trabajo, mis protectores quedaron a las afueras del lugar, vigilando y evitando que posibles poshos se interpusieran.

 

Con el oído en las afueras recorrí el laboratorio, cajas de telas, calderos y frascos decoraban el lugar, me aproxime a las cajas donde una vacía llamo mi atención apunte a los frascos y pronuncie

 

-bauleo- apuntando a la caja, donde fueron a parar los frascos en perfecto orden, ahora era tiempo de ver como sacaba todo de allí. Deberían ser dos cajas si no contaba con las balanzas y esas cosas.

 

-mobilius- el rayo choco contras las cajas, que guie hasta la sallida del torreon, donde la “batalla” parecía haberse terminado, mire a mis alrededores, bastante tranquila mi primera salida.

[Ky.]

Nathaly estando cerca del vampiro rubio lo abrazo y le dio un beso en la mejilla, hacía tiempo que no lo veía, se hubiera propasado con el Mago Oscuro, si el Ángel Caído y pareja de su amigo no estuviera tan cerca le hubiera metido mano como en la despedida de soltera de Alyssa.

—Vaya, vaya... así que tu y...

Volteo a ver al mago de cabellera negra y se volvió a dirigir a su amigo. Ya no iba a lanzar mas hechizos después de aquello.

—¿ya se arreglaron? Es muy pronto para preguntar acerca de una boda.

La mago oscuro estaba empezando un negocio de realización de eventos y planear la boda de aquella pareja sería uno de sus mas grandes logros. Una sonrisa apareció en su rostro y después salió de los terrenos de regreso a su aburrida noche.

[Lisa Weasley Delacour]

Mire a los oscuros ojos de la muerte y sonreí con orgullo – Algún día veréis la verdad y os arrepentiréis de tanta masacre - Me habían anulado rápidamente, pues sabían que si me dejaban unos segundos sola seria su mayor calvario. Cerré los ojos cuando sentí como la parca me abría sus huesudos brazos. No era una derrota, mas bien una especie de entrenamiento de la vida. Sabia como jugaba aquellos magos y mi deber era enfrentarlos cuantas veces fuesen necesarias al cabo de mis días

De mi no obtuvieron ni un aullido de terror ni una suplica. No les daría tal regalo. Lealtad y sacrificio, rugió mi esencia dentro de mi. Tenia toda la razón del mundo. Un brillo poderoso, producto del amuleto de uno de los libros de los Uzzas, inundo el recinto de la familia Moody. Me saco de allí, llevándome a un lugar seguro; mi hogar. Parecía que no había ni salido de la cama, pero una vez mas había visto en mis carnes a los herederos de Tom Riddle y estos se habían burlado de la vida.

En cuanto me recuperase, volvería a los campos de batalla y defendería mis ideales con pasión y fuerza. La Orden seguía allí, intacta. La guerra la ganaríamos, vaya que si.

[Leah Snegovik]

El llanto del Fénix, como un llanto lleno de ira, llegó a sus oídos casi al mismo tiempo en que Lisa arribó a la habitación, lanzando el primer ataque hacia ella. Su mente se viró de pronto, como si le hubieran pateado la cabeza hasta hacerla girar sobre su eje, y todo empezó a darle vueltas. Pero más que ver de forma concreta cómo todo giraba, simplemente se transportó a otro lugar y a otro momento, sin ver cómo los ataques empezaban a llover y cómo el ave que había invocado rompía una ventana, adentrándose al lugar para protegerla.

 

Para cuando regresó a la normalidad, Lisa estaba llena de ataques. Aunque no tantos. Alzó la varita, esperando hacer algo en su contra, pero un katanazo le arrebató la vida antes de poder lanzarle una maldición siquiera. Bufó exasperada, algo contrariada por no haber hecho más que lucir su túnica blanca.

 

-Bueno, eso fue rápido, debo admitirlo -rodó los ojos, hasta ver a su sobrino y enfocó mejor al muchacho, esbozando una sonrisa de auténtica felicidad-. ¡Cariño!

 

Fue hasta él, tomando su mano y miró a Zack, negando con la cabeza.

 

-Me lo llevo, tengo ya tiempo que no lo veo porque no lo dejas ni un segundo. A ver si así relaja un poco la retaguardia -soltó una carcajada y realizó el Haz de la Noche, cortando el aire con la varita.

 

Unas cajas flotaban de un lado para otro y ella, algo confundida, tomó una por pura curiosidad y atravesó el portal con Liam, dejando atrás la torre.

[Alyssa Black Triviani]

Apenas si estaba entrando en calor, apenas si estaba crujiendo sus dedos para poder comenzar con aquel baile que tanto le gustaba, y así de pronto vio como el pecho de su oponente se teñía de rojo y caía rendida ante los profundos cortes de una katana… Alyssa se giró indignada, primero hacia Leah quien se encogió de hombros y alzó sus manos en gesto de renuencia, luego volteó hacia Zack quien se delataba a sí mismo con el arma entre las manos.

 

- ¡Era mía! – rugió la Triviani indignada.

 

El Ivashkov se limitó a sonreír con sorna mientras que guardaba la katana en su funda, mientras tanto la mortifaga se cruzó de brazos apretando los dientes para contener así una furia desmedida e infundada. Aquel era uno de esos días en los que odiaba ser mujer, pues por culpa de su anatomía y las malditas hormonas su mundo emocional daba vueltas como un giroscopio; dio una fuerte patada al suelo todavía frustrada por la muerte que le había sido arrebatada. Sus compañeros comenzaron a retirarse del lugar luego de haber hecho todos los desmadres posibles, la Familia Moody por fin había sido propiamente recibida en el vecindario.

 

Seguía enfadada, y sabía que estaba siendo irracional pero al menos en ese día no se atribuiría la culpa de ello, pues de esto sus ovarios eran plenamente responsables. El lugar se fue vaciando hasta que ya solo quedó ella y Jessie, su nieta, quien al parecer se había quedado allí solo para esperarle y así no dejarla sola. Aquella sencilla actitud de compañerismo consiguió hablandar su mal humor, sonrió aunque con desgana y se acercó hasta la mortífaga tomándola por el brazo.

 

- Vamonos a casa ¿te parece? – le comentó a Jessie – Pero hazme un favor, no me llames abuela.

 

Juntas salieron del castillo y atravesaron sus terrenos, sortearon la muralla y cuando al fin se encontraron fuera de los dominios de la Familia Moody la Black dio un medio giro y desapareció del lugar junto con su compañera, Jessie.

 

 

OFF:

 

Bueno, esto es lo que se acordó en las negociaciones:

 

- Lisa me tiene ganas

- Lisa quiere algo con la katana de Leah

- Made se llama Magdalena (?)

 

Okno xDDDDDD! Ya, dejo lista de participantes.

 

Marca Tenebrosa

 

Leah A. Ivashkov

Zack Ivashkov

Alyssa Black Triviani

Shalyit Malfoy Karkarov

Liam Hawthorne

Jessie Stabolito

Alegna Black

 

Ilesos:

 

Todos xD

 

Muertos:

 

Ninguno

 

 

Orden del Fénix

 

Lisa Weasley Delacour

 

Ilesos: -

 

Muertos:

 

Lisa Weasley Delacour

 

 

Observaciones: Negociaciones llevadas a cabo por quien les habla (Nigromante), bajo la supervisación de Leah (AC), y Lisa (DH).

Lisa utiliza el amuleto de resurreción, del cual no podrá volver a hacer uso hasta el 2 de noviembre.

[Melrose Moody]

-Uhm ¿Eso es todo?

 

Observo de cerca el rostro de Tomoe, para asegurarme de que no parece estar haciéndome una broma. Pero sus facciones no desmuestran más que la obligación que tiene para con Richard de decir la verdad cuando es obligado a acatar una orden. Catherine suspira entonces, evaluando los daños, aunque en realidad más allá de la puerta y otros menesteres es todo perfectamente reparable. Eso no es lo que le molesta.

 

"Se enteraron muy rápido"

 

Ninguna, ni Madeleine ni ella habían estado allí. Madeleine, de hecho, había tenido unos inconvenientes de índole tan serio para presentarse que Catherine estaba el doble de preocupada por ella, más que por el mobiliario. Susurró entonces una condonación para Tomoe y Richard le hizo caso a regañadientes. El demonio se relajó entonces y se fue a tomar un descanso. Había sido él el que había vigilado el castillo luego de lo acaecido, lo que significaban veinticinco horas sin dormir.

 

Lo primero que hizo fue reparar el blasón con el cardo que se encontraba encima de la chimenea del salón. Una vez hubo terminado con eso, de alguna forma se sentía más tranquila. Era como si, aparte de aquella simbólica porción, nada pudiese afectarlas o realmente disminuir sus ánimos. Tomó buena parte de la tarde terminar con las reparaciones y sin duda sus pociones habían quedado todas desordenadas y ya acomodaría todas las cajas más adelante. Pero había sido el fuego la principal de sus preocupaciones y a esas alturas y luego de las enseñanzas de Nathan combinadas con la magia de Richard ahora bajo control, todo había resultado en sólo unas cuántas horas de trabajo extra.

 

Finalmente, terminó por sentarse en el salón, algo cansada pero tranquila, mientras el gramófono tocaba Madame Butterfly. De alguna forma, eso le daba un toque exótico a su pequeña reunión alrededor de la mesa de centro, en donde Catherine aguardaba el regreso de Madeleine antes de irse a dormir. Puccini ayudaba al proceso de relajación.

 

-Gracias Freya.

 

La elfina había servido el servicio con té de naranja y panecillos, luego de haber ayudado también en las reparaciones. Se retiró poco después con pasos discretos a la cocina y sólo entonces y luego de activar su amuleto con la salvaguarda contra oídos indiscretos, Catherine se volvió hacia su hermano que aparte de sus pantalones negros y su chaqueta de cuero ribeteada de armiño parecía más adulto que en otras ocasiones. Una mirada excepcionalmente antigua, a diferencia de su habitual imagen de modernidad.

 

-¿Crees que esté bien?

[Ellie Moody]

—Claro que estoy bien, Cath —musita, cuando entra a la cocina. Se quita la roída capa de viaje y, junto a su mochila, la deja sobre el mesón. Allí están Catherine y Richard; ella con aspecto cansado y él luciendo como un adulto de una época anterior. No puede mirar a ninguno de los dos a los ojos, así que deja que su mirada caiga sobre la botella de whisky de fuego que extrae de su bolso. Se sirve un poco para ella en un vaso de madera, y deja la bebida al alcance de ambos, para que tomen un poco si así lo quieren.

 

Luego de quitarse los zapatos que le tiene adoloridos los pies, se sienta sobre el mismo mesón, dándoles la espalda. A esas horas las únicas dos elfinas, Lucy y Freya, deben estar descansando... o, bueno, tratando de arreglar los daños provocados por el ataque.

 

—Yo... yo... —comienza, pero no sabe que decir— De verdad... —suspira, sacudiendo la cabeza— Sé que tuve que haber estado aquí —masculla—. De verdad lo siento. Éste es el castillo de tu familia, y está hecho un desastre —dice, luego de darle un sorbo a su bebida. Le quema la garganta y cae con pesadez en su estómago. ¿Dónde está la satisfacción que el alcohol debería darle? ¿Cuánto tarda en funcionar—. El llamado... bah, es una larga historia. Excusas cobardes —le dice principalmente a Catherine—. Menudo inicio que estamos teniendo, ¿eh? Se suponía que sería diferente. Pero de nuevo, es Winterfall —dice, alzando los brazos—: el patio de juegos de los mortífagos. Maldición, por lo menos no dejaron esos bobos dibujos...

 

Luego de tomarse lo que queda en el vaso, vuelve ligeramente el rostro por encima del hombro.

 

—¿Qué pasó con la Inquisidora que te buscaba? —pregunta— ¿Qué dijo Tomoe?