Bratvá (MM B: 109195)

[Valky]

Valkyria Karkarov.

—Fue un humano…—dijo luego de un largo y algo incomodo silencio.

Era claro que luego de haber atravesado el velo, algo en ellos no era igual, estaba segura de que a él también lo estaba afectando, la diferencia era que ella era peligrosa y sentía pavor de pensar que pudiera hacerle daño en alguno de los arrebatos que le daban, cuando la sed atacaba y no podía contenerse.

—Estabas dormido y tu aroma, tu presencia me estaba volviendo loca—se acercó un par de pasos sin atreverse a tocarlo a pesar de que deseaba que la abrazara, pero se sentía sucia y no solo por la sangre que llevaba encima, sino por el peso de tener la muerte de aquel hombre en su conciencia. —Salí a alimentarme de un animal como todos estos días y entonces... —se le quebró la voz—Esta muerto... —las lagrimas caían por sus mejillas, deseaba retroceder el tiempo.

No se sentía ella misma o al menos no la persona que fue hasta que decidió atravesar el velo para estar junto a su amado. Se secó las lágrimas y empezó a quitarse la ropa con algo de torpeza, no deseaba que el peliblanco la siguiera viendo en ese estado. Asustada, frágil. Escuchó la sugerencia de William y si, sería una solución temporal, pero sería involucrarlo y arruinar la tranquila y segura vida que estaba teniendo lejos de ellos.

—No, no quiero darle esta carga—dijo finalmente. Su relación con los gemelos era un poco complicada y ahora que se había enterado que Ben tenía una relación con Hobb y además con Connor, era aun más delicada. —Deseo algo más permanente. ¿Recuerdas la leyenda de la sangre de kelpie perlado que estuvimos investigando? Hay que averiguar si es verdad… no quiero volver a ser un monstruo... no quiero—justó así es como se sentía en ese momento.

[justo]

Pues resulta que yo estaba tranquilo un dia en mi casa y mi madre me llamo:

- ¡DRACO! ¿Puedes bajar un momento?

Con un poco de intriga baje las escaleras y, al pie de ellas, muy sonriente estaba un viejo amigo Adrian Pucey.

- ¡Adrian, que sorpresa!

- Hola Draco, encantado de verte.

- Ya creia que me habias dejado de lado como tantos otros...

- ¡Anda ya, no seas melodramatico! Aun somos amigos.

- ¿Y que te trae por aqui?

- Pues mira que he venido a verte para hacerte una propuesta.

- ¿Que cosa?

- ¿Te gustaria asistir a una fiesta?

- ¡Que tu me propongas eso....!

- No me refiero a una fiesta comun ---añadio suavemente--- es el cumpleaños de una compañera nuestra.

- ¿No sera Pansy? ---inquiri con alarma--- no podria verla.

- ¿Pansy...? ¿Estas de broma? No. Es Daphne Greengrass.

- ¡Daphne! ¿Esa chica rubia tan seria?

- Si, esa ¿aceptas?

- ¿Quien es Daphne, querido?

- Una compañera de Casa, mama. Una chica encantadora, a ti te gustaria.

- ¿Como nuera?

- Si, si no fuera por tener dos defectos. Que solo piensa en la sanacion y que no tiene mas ojos que hacia Theo.

- ¿Y Theo le corresponde?

- Cualquiera sabe lo que piensa Theo, mama. Pero eso es lo que hay.

- Bueno ¿Que,? ¿Aceptas o no?

- Si Adrian, acepto.

- Vale, pues vendre a por ti sobre las 7 ¡y hazle un regalo!

Cuando Adrian se marcho me quede pensando, ¡una fiesta! seguro que me aburria con los muermos de mis compañeros. Lo dicho antes, como profeta soy de pena.

 

 

 

-

[Juliens]

-Bastian Karkarov

 

Recuerda, como algo lejano, cuando en el pasado era posible bromear sobre ese tipo de cosas. Pero ahora no es prudente, lo sabe. Bastian siente como se le reduce el corazón, él sufre cuando sus seres queridos sufren. Es algo que no puede controlar, es algo que siempre le pasa. Pero nota que últimamente, cuando siente dolor, es mucho más fuerte.

 

—Yo se lo que es ser un monstruo. He matado a muchas personas que eran mis amigos. Nunca dudé en hacerlo. Yo soy un monstruo. Tú no. Tú simplemente olvidaste algunas cosas. Olvidaste como controlarte. Así como yo olvidé muchas cosas. Vamos a solucionarlo.

 

Es en ese momento en que Harimau interrumpe la charla con un fuerte rugido, justo luego de que Valkyria hablara de la sangre del kelpie perlado. Y aunque las palabras retumban en su cabeza, de manera clara, no logra entender todas esas palabras. El tigre vuelve a rugir como si hablara más lento, con más paciencia. La criatura se da cuenta de como la conexión se va debilitando, como en algún momento van a dejar de estar unidos.

 

—Harimau dice que hay alguien a quien conocemos que tiene un Kelpie Perlado. Entiendo que tú lo conociste antes de que te me unieras al otro lado del velo. Hobbamock Graves tiene un kelpie perlado. Aunque podría ser un problema convencerle que nos deje lastimarlo, no permite que se le haga daño a ninguna de sus criaturas.

[justo]

Adrian fue puntual. Salimos juntos de casa y nos desaparecimos convenientemente hasta alcanzar nuestro objetivo. La casa de los Greengrass era una elegante mansion de estilo victoriano situado en Londres. Alli vivian todo el año. Mas tarde supe que tambien tenian un Chateau en Provenza para pasar los veranos.

Cuando llegamos ya habia gente que nos miraban con curiosidad. Algunos me conocian del colegio, note ciertas caras de hostilidad pero la mayor parte iban a lo suyo.

- ¡Draco, Adrian! Encantada de volver a veros.

- ¡Feliz cumpleaños preciosa! Toma, mi regalo.

- ¡Gracias Adrian! a ver, huy ---puso cara de sorpresa--- ¡un reloj digital! ¿como sabias que queria uno?

- Mis fuentes eran muy precisas ---dijo Adrian con regocijo--- como puedes ver.

- Me parece que ya se a que "rubia" fuente te refieres ---dijo Daphne a carcajadas--- ¡menudo cuentista estas hecho!

- ¡Felicidades Dap!

- ¡Dap! No me llamabas asi desde sexto.

- Me acorde de que te gustaba y espero que esto ---saque un paquetito--- te guste tambien.

- ¡Una gargantilla de rubies y zafiros! ¡Que bien! Haran juego con mis brazaletes ---dijo mientras me mostraba unos brazaletes de platino y diamantes en sus brazos--- regalos de Theo.

Pasamos al salon y vimos que el baile estaba en todo su apogeo. Habia una serie de parejas muy animadas, una me llamo la atencion, Blaise Zabini y Pansy.

- ¿No lo sabias...? ---inquirio incredula, Dap--- ahora son pareja.

- ¿De veras...?

- Si, pero antes esa loca intento seducir a Theo.

- ¿Y...?

- Pues que Theo la mando a la porra.

- Jajaja, este Theo....ahora me siento mejor. Esta fiesta esta muy animada, de verdad que estoy muy a gusto y....---no pude concluir la frase.

[Valky]

Valkyria Karkarov.

¿Qué no era un monstruo? Acaso su esposo había olvidado las cosas que había hecho, probablemente sí, de lo contrarió no le diría eso. Por un momento el rostro de la madre de la castaña y de su hermana aparecieron en su mente recordándole lo peor que había hecho. Dio un largo suspiró apartando ese pensamiento de su cabeza. Para ese entonces ya se había cambiado de ropa.

—Creo que los dos no somos unos ángeles…—dijo evitando recordarle todas las atrocidades que poco a poco estaba recordando haber hecho. —Prométeme que vamos a solucionarlo… tengo tanto miedo hacerte daño—le confesó acercándose a él por primera vez desde que había llegado.

Estaba a punto de abrazarlo para buscar consuelo en sus brazos cuando el rugido de Harimau le recordó que aun estaba con ellos en la habitación. Antes de atravesar el velo Bastian podía entenderlo sin problemas, pero desde que habían regresado algo no andaba bien con ellos, al parecer esa conexión que tenían se vio afectada, ¿cómo lo sabía?, era sencillo darse cuenta cuando los rugidos del tigre parecían más pausados.

—Si que lo conozco, lo tuve atado justo en esa silla. —Apuntó hacia la silla que estaba en un rincón — Un mal entendido, espero no me guarde rencor por eso —añadió —Es el líder de la Orden…podríamos hablar con él, intentar explicarle lo que sucede y esperar a que no se niegue a ayudarnos —su voz no sonaba tan animada.

Cada mago o bruja a la que le habían pedido la preciada sangre les había pedido algo a cambio ¿Y si ahora pasaba lo mismo? ¿Y si les pedía que volvieran a prestar sus servicios en la Orden? Ella ya no estaba muy segura de volver a las batallas. Apartó esos pensamientos, tenían que intentarlo y si no funcionaba o les pedía algo imposible, siempre podían decir que no y buscar a alguien más que tuviera un ejemplar.

—Seguro nos pedirá algo a cambio…— empezó a decir justo en el momento en que recordó que técnicamente eran los suegros del líder de la Orden, lo que no sabía era si su esposo tenía conocimiento de la extraña relación que tenía con Ben y Connor. —Podríamos pedirle que venga mañana en la mañana…—eran cerca de las tres de la madrugada y seguramente estaba durmiendo. No, la verdad era que tenía miedo a que se negara a ayudarles.

[justo]

Por la escalera superior bajaba una de las mas seductoras mujeres que he conocido en mi vida. Una esplendida rubia de ojos azulisimos con un talle envidiable y un vestido dorado tan ceñido que no daba lugar a la imaginacion.

- Pareces embobado Draco--- añadio Dap entre risas--- ¿que te ocurre?

- ¿Quien es...?

- ¡Draco! Te presento a Astoria, mi hermana.

- Pe-pero, ¿como es posible? ¿como es que nunca te vi en Hogwarts?

Dap se habia marchado con una mirada divertida y les habia dejado solos.

- Pareces asombrado Draco, ¿no me digas que no me recuerdas?

- Pu-pues no.

- ¡Pues vaya despiste, majo! Yo estaba dos cursos detras de ti.

- Es que no consigo situar tu cara.

- Eso es porque estabas muy ocupado con mortifagos, Voldemort, Harry y demas tontadas.

- ¿Has dicho Voldemort?

- Pues si, yo era del pequeño grupo que no le temia, un dia voy a contarte algunas cosas...

- Esto.....¿Bailas?

- Creia que no ibas a pedirmelo, venga vamos a poner loca de celos a Pansy.

- Solo por eso bailaria contigo.

- ¿Solo por eso...?

- Y porque no pienso dejarte ¡vamos a bailar!

[Hessenordwood Crouch]

Definitivamente, bajo cualquier circunstancia, Hessenordwood está convencido de que un bar Ruso (o tan solo de temática rusa) no es para nada el escenario ideal para una reunión que podría considerarse, por decirlo así, clandestina. Pero al menos el lugar es lo bastante híbrido entre comensales frecuentemente normales y lo suficientemente discreto y cómodo como para cuando se quiere encontrar una plática para solo dos, es idóneo quizá para un primer encuentro con alguien con quien pronosticas (de mala gana) que pasarás las tardes (o noches) las próximas semanas. Y no necesariamente para pasarlo bien.

No es tampoco una sesión clandestina, quizá llamarlo clandestino es demasiado dramático, sin embargo, Hess ha tenido el cuidado necesario para no llamar la preocupación de nadie a su alrededor y en cambio ha manejado todo esto como "un detalle importante, para una persona especial". Como si fuera él un enamorado al que su familia considera imprudente que lo vean por las calles tratando de impresionar, de ganarse el corazón de una campesina nomaj. El carisma suavemente despistado del joven licenciado puede ayudarlo a que eso funcione.

Está ocupando una mesa en la ahora solitaria terraza del Bratvá, no es cosa de magia desde luego que nadie más que él esté en la planta más alta del local disfrutando del exquisito menú de licores mientras espera compañía debidamente programada, posiblemente se debe a que es aún demasiado temprano para que cualquier inglés (decente) se pase por un trago, aunque claro, ahora también sabe, de la gran variedad de comida que pueden servir. De igual manera las seis de la mañana no podría considerarse una hora prudente para hacer nada completamente dispuesto, así que Hessenorwood ha tenido que convencer (sobornar) de algún modo para que lo dejen entrar al Bratvá, a él y a su primera cita del día, tan temprano.

Es la hora en la mañana favorita del Crouch, por diferentes razones; te queda todo el día por delante luego de ocuparte temprano, la calma es extraordinaria, otra cosa maravillosa que tienen las madrugadas, no encuentras un silencio tan cálido cómo este a ninguna otra hora del día. Lo pone de un humor agradable para comenzar a conocer a alguien a quien ni siquiera su nombre sabe de su propia boca aún. Malamente ha aceptado dejar que la ex esposa de su cliente estrella se hiciera cargo de contactar a la otra mitad del negocio.

Lo que sea que salga de todo esto, Hess espera que sea tan espléndido como el día que se pinta a las afueras del Bratvá, con el cielo particularmente despejado, con la primera luz del día colándose por cada espacio que la cubierta cristalina le permite, pero la nubes de tormenta cerniéndose misteriosamente en el horizonte. Finalmente, si habrá lluvias o no para esta tarde podría ser solo por decisión caprichosa del mal tiempo.

La página del libro que parece demasiado pequeña entre sus grandes manos hace un crujido extraño en sus oídos, como el lamento de un viejo hombre achacoso, el exceso de luz en la habitación hace que su vista habitualmente monocromática empeore, pero bajo la magia con la que se ha grabado y pactado aquellos textos funcionan diferente para sus pálidos ojos azules, algunas veces grises.

Entonces, en un parpadeo cansado parece volver su atención a la terraza del Brátvá. Ha estado ahí por al menos media hora antes, le ha dado tiempo de escoger cómodamente un lugar agradable en la terraza, también suficiente de eso para, con demasiado encanto, solicitar a algún empleado, además de una exquisita bebida para él y su compañía, que de usar elfos domésticos por favor, por favor por favor, una persona sea siempre quien los atienda. No comprende aún la mala costumbre de la comunidad mágica para dejar que esas extrañas criaturas toqueteen todos los alimentos y bebidas de los demás.

Así que asiente de (tal vez fingida) buena gana a la persona que le sirve el segundo vaso de algún licor ruso que es un preparado de vodka y algo más, quizá por mero fastidio de los empleados que ha tenido que molestar tan temprano por la mañana han dejado que un elfo doméstico haya preparado la bebida aun cuando tal vez ni siquiera acostumbran a emplearlos en el local. Cómo sea prefiere no saberlo tampoco y se limita a felicitarles por su buen servicio.

—Disculpa-, llama al personal antes de que lo abandone nuevamente en aquel lugar. —No debería tardar más en llegar, espero-, cree que la persona que lo atiende le sonríe a cambio por educación, pero algo le dice que también es un gesto de pena por el hombre plantado. —¿Puedes ir trayendo algo para mi amigo?-, masculló Hess dejando finalmente el libro de lado. — Algo agradable para él y un café para mí, por favor-, de un solo sorbo bebió la mitad del contenido en su vaso.

@@Rory Despard

[Rory Despard]

Se persignó antes de entrar, más por pura costumbre, que por un temor mayor. Era cierto que un bar no era el lugar más adecuado para una reunión de trabajo, pero lo había animado que los propietarios fueran gente de confianza, gente buena. Al menos Eileen lo era. Y de cualquier modo, también la hora era otro excelente aliciente. Toda clase de reunión a plena luz del día y a horas tan temprabasm estaba, en concepción del predicador, libre de pecado y propensa a contar con la bendición de Dios.

 

Las calles apenas tenían a unas cuantas personas deambulando por ellas. Un puñado gente fiestera, balancéandose de un lado a otro o dormida en el borde de las aceras, unos cuantos más trabajadores de madrugada que estaban recien volviendo a sus casas, y otras más que empezando el día, en trabajos de jornadas fuertes, pero que a Rory le parecían los más provechosos. Él mismo no ha perdido, a pesar de la ciudad y sus malas costumbres, el hábito de despertar a las 4:30 am en punto, para tras las oraciones de inicio de día, empezar con sus obras.

 

Ahora que la orden del fénix le demandaba más tiempo, era la única forma de cumplir con todas sus obligaciones, aun si terminaba exhausto al final del día.

 

Rory apresuró el paso al comprobar que ya llevaba cinco minutos de atraso, entre haberse quedado absorto contemplando la fachada, y conversado más de lo debido con el fantasma que lo ha conducido hasta la tercera planta. En su pueblo, los fantasmas siempre eran portadores de malos augurios y provocaban al menos una docena de infartos cada año. Pero en Londres mágico resultaba tan sencillo cruzárselos y hasta hacerlos trabajadores de un negocio...

 

Todavía nervioso, se aflojó un poco el nudo de la corbata, demasiado incómodo con esa formalidad del traje que P-ko, por encargo de Bel Evans, le había traído el día anterior "porque el joven Hessen se fija en esa clase de cosas". No es temor exactamente lo que le despierta aquel encuentro, pero tampoco está todavía convencido del éxito de la empresa en que su benefactora se ha involucrado ahora. La larga charla que ambos han sostenido una semana atrás, no ha despejado la duda principal que a él le ronda en torno a ella (¿cómo se las arreglaba para ir por la vida saltando de un lío a otro?), como tampoco ayuda a tener buenos pronósticos del asunto, los pocos comentarios nada alentadores que tiene del joven Crouch.

 

No, él no es un hombre de chismes, pero por alguna razón, siempre que está en recepción del Pink Palace, se topa con señoritas y jóvenes preguntando por el hombre, dejando multitud de cartas y todo tipo de invitaciones. Y no es que él leyera la correspondencia, pero algunos podían ser tan efusivos y proclamar prácticamente el contenido que bueno...no podía hacer oídos sordos. Sabe entonces que por lo menos Hessenordwood Crouch es un hombre ocupado, y eso explica que tuvieran aquella cita a tan tempranas horas.

 

La terraza, amplia y espaciosa, y su vista maravillosa de la ciudad, lo dejaron sin aliento y por un momento olvidó a qué había venido. La alta cúpula de la Iglesia Nuestra Señora de la Asunción y San Gregorio se mostraba imponente a la distancia, y el cielo límpido tan poco usual en Londres podía verse a través de los cristales que protegían la estancia de la lluvia.

 

¿Cómo un sitio tan bello podía convertirse en antro para actos impuros al anochecer? No puede seguir con la reflexión interna, porque unas voces lo traen a la tierra de vuelta, y al dirigir la vista hacia allí, descubrió a Crouch, cómodamente sentado sobre un sillón, solicitando a un empleado alguna bebida. Consciente nuevamente de su tardanza, el joven sujetó con más fuerza su maletín y se adentró para alcanzar la mesa que el hombre había reservado para los dos.

 

— Té y soletas para mí, por favor— se apresuró a decir, antes que el mozo se fuera, y sentándose frente a Hessenordwood, tendió la mano hacia él— mucho gusto señor Crouch, perdone mi tardanza, soy Rory Despard, a su servicio.

 

Al estrechar su mano, le impresionó comprobar que a pesar de la robustez de su cuerpo, que le daba un cierto aire áspero, la piel de Hessen era suave, y sus manos, mucho más grandes, poseían dedos largos y fríos al tacto. Las de él por contraste eran las típicas manos de un campesino, con callosidades e irregularidades, pero no queriendo dar más lugar a esos pensamientos alentadores de tentaciones, Rory se apresuró a soltar el agarre y tratar de ir lo más pronto posible al asunto que los tenía congregados allí.

 

— La señora Evans me platicó muy someramente del asunto, pero me dijo que usted me daría todos los detalles. Así que soy todo oídos.

 

@@Hessenordwood Crouch

[Hessenordwood Crouch]

Té y soletas para mí.

Las primeras impresiones son importantes, no importa de donde seas o con quien estés, la primera impresión es importante. Una muy buena primera impresión te puede ayudar a terminar por gobernar todo un país, o a no terminar como ofrenda para algún Dios indígena en alguna tribu poco civilizada. Por supuesto que la idea que se tiene de una persona puede cambiar conforme se conoce más o mejor, pero la primera impresión es un buen inicio para todo.

Té y soletas para mí-, pide el pequeño (para él) hombre y la mirada pálida de Hessen olvidó el horizonte cómo un rayo para fijarse en la figura que se cuela entre el pedido del Crouch y el camarero y parece congelar la mente del demonio por un segundo demasiado eterno, que casi hace que se olvide por si mismo de preocuparse por la primera impresión que tiene que dar de su parte. De lo único que parece estar seguro ahora es que jamás hubiera pedido té y soletas para una primera cita con nadie.

Lo que sus ojos cristalinos contemplan con casi demasiada impresión no son para nada lo que había esperado recibir esta mañana. Bel Evans no le ha dado más información de la persona más que su nombre, y aunque la información que encontró de él luego de una búsqueda demasiado superficial (demasiado ocupado para encargarse de eso por cuenta propia) lo cierto era que nada incluía una imagen o lo necesario para hacerse de una imagen mental propia del hombre Despard.

Y las veces que lo recordaba nunca lo encontró merodeando su piso en el coincidido Palacio Rosa. Tan cerca y tan lejos. Hessen suponía entonces que Rory Despard era una persona ocupada.

Y ahora frente a él hay una persona tendiéndole la mano con ¿nerviosismo? Vistiendo un traje que para nada parece ir con él, a pesar de que tampoco se ve mal con eso puesto. ¿Ha vestido así para esta reunión?

Hess sabe que debe de una buena vez cerrar la boca que ha mantenido entre abierta desde que lo vio hasta ahora que lo tiene sentado frente a él. Así que cuando se da cuenta de su falta de consideración le dedica finalmente una sonrisa suave y gentil, casi divertida, aunque no lo suficiente cómo parecer que se burla, no quiere alentar (aún) los nervios del muchacho.

Hessen en cambio desborda mucho más sosiego luego de recobrarse de esa primera impresión (la cual aún no ha terminado de definir, pero que se acerca vertiginosamente al término: torpe) y a pesar del contraste en tamaños, con suavidad estrecha la mano del hombre.

—Lo mismo digo-, la media sonrisa de Hess parecía querer provocar algo más. —Soy todo suyo, Señor Despard.

Y finalmente lo sintió.

El ardor le quemó al tacto, recorrió rápidamente su mano, entre sus dedos y se deslizó por el dorso hasta su muñeca y el antebrazo. Lo quemaba. No era suficientemente doloroso como para perder la compostura, pero podría haber jurado que al separar sus manos él habría dejado alguna marca en su blanca piel.

Agradeció que Despard apartara la mano rápidamente. ¡Por Satán! ¿Qué había sido eso? Hess se preguntó si el hombrecillo también lo había sentido, tenía qué o ¿por qué lo ha soltado tan de pronto si no? pero si lo hizo, Rory parecía no querer mencionarlo ahora.

Su sonrisa vaciló un instante y finalmente lo dejó para conversar más tarde, tal vez, cuando los términos de su unión fueran pactados en acuerdos más profesionales.

—Bueno, es difícil comenzar a explicarle algo que es, por naturaleza, inexplicable, ¿no es verdad?-, respondió algo distraídamente retirando su brazo que aún seguía extendido por sobre la mesa a pesar del ardor que lo abandonaba lentamente. —Lo que nos tiene reunidos a usted y a mí hoy no es nada más ni nada menos que la razón humana, o la falta de ella-, Hessen se movió apenas para desplazar sobre la superficie de la mesa el libro que había estado leyendo anteriormente. —No lo abra aún-, indicó mientras tomaba del vaso de licor. —Antes que nada quisiera saber una cosa; ¿ha tenido alguna experiencia con horrocruxes?-, cuestionó sin perder la calma en ningún momento y con la pálida mirada fija en cada expresión corporal que delatara lo mejor o lo peor de este hombre.

@@Rory Despard

[Rory Despard]

Rory quiere pensar menos en aquello de que el joven Crouch pueda sea "todo suyo" y más en la explicación que empieza a darle, pero el problema que arrastra desde la primera vez que estuvo en una reunión con personas de familias adineradas de Ottery vuelve a hacerse presente. La gente guapa lo aturde. Sus sonrisas, sus facciones simétricas y agradables como para perder fácilmente la calma en ellas, sus voces entonadas y con un acento distinto (por completo diferente al suyo que todavía evidencia la marca de su irlandés natal), él ha ido aprendiendo que todo eso mismo constituye un capital importante en las formas como toda esa gente se relaciona, pero que lo sepa no lo hace menos problemático. Y Hessenordwood Crouch era condenadamente guapo.

 

Por eso es que necesita enfocarse, y no encuentra mejor manera de hacerlo, que cerrando los dedos en un puño en torno al crucifijo que trae en el pecho. Apartado por un instante del escrutinio de esos ojos azules tan claros, siente como las palabras de Jesús lo arropan y lo dotan de la calma suficiente para escuchar lo que el mago ha empezado a decir.

 

Había reparado en el libro, antes que él lo mencionara, porque sentía una debilidad particular por los ejemplares desvencijados, especialmente los elaborados a mano en el medioevo. La advertencia del mago de no tocarlo llegó a tiempo, dejando su mano a medio camino , y un tanto avergonzado, la retiró. Hess hablaba con soltura, y él no quería parecer un sujeto tímido (aunque lo fuera) pero no pudo evitar que sus ojos se abrieran enormemente ante la consulta sobre los horrocruxes.

 

— No es tanto la razón humana, como la soberbia que despierta en algunos la búsqueda del conocimiento, en su búsqueda de dilucidar los planes inefables del señor, lo que termina echándolos a perder— Rory se consideraba un hombre de fe "moderno" en el sentido de creer en las posibilidades de la razón si esta era dirigida por un corazón humilde y consciente del lugar que se ocupaba en la tierra— los horrocruxes son prueba de ello, aunque lamento informarle que nunca traté personalmente con ellos, aunque si presencié la destrucción de uno, a manos de un cura de Dublin— su cuerpo se estremeció al recordar a la infeliz criatura que había sido objeto de tal magia corrupta— ¿estamos entonces ante un suceso similar? Bel Evans me había dicho que se trataba más bien de un asunto de purificación, antes que uno vinculado a exorcismo.

 

@@Hessenordwood Crouch

Editado 1 de Febrero del 2021 por Rory Despard