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Transformaciones + Estudios Muggles III


Matt Blackner
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Transformaciones + Estudios Muggles III

¡Nos vamos de rodaje!

Aun refunfuñaba tras la clase de un par de meses atrás, no por el hecho de haberla compartido con mi madre, sino porque había perdido la partida de billar aquel día y me había tocado pagar la apuesta. Todavía oía las risas cada vez qeu ella y Jack se ponían a recordar lo ridícu.lo que estaba con el trajecito de criada mientras limpiaba los establos de la familia, y que al comprobar que volveríamos a compartir clase de estudios muggles y transformaciones había vuelto a su memoria para recordármelo con sorna.

Ya había llegado el mes de noviembre, lo que significaba el último mes de clases en la Academia antes de las vacaciones navideñas. En aquella ocasión volvía a contar con pocos alumnos, una situación similar a la de Sagitas, asi qeu tras hablarlo, nos pusimos de acuerdo para llevar a cabo la actividad en pareja por tercera vez (cuarta, si contábamos con la del mes anterior, en la cual Sagitas había impartido encantamientos)

El ruido del motor se apagó con un suave ronroneo. Planté los dos pies en el suelo para que la moto, una Triumph de color negro, se mantuviera en equilibrio el tiempo suficiente de colocar la pata de cabra que la matendría de pie por si sola.
- Ves? se conducir una moto perfectamente, aunque sea por la carretera! - dije riendo, quitándome el casco, gracias al cual estaba totalmente despeinado. Sagitas estaba sentada en la parte de atrás...como la había convencido de venir juntos en aquel vehículo era todo un misterio.

Nos encontrábamos en Londres, cerca de Picadilli Circus. Era bastante temprano, con el cielo gris dándonos la bienvenida, recordando que ya no estábamos en verano y pronto llegaría la nieve, aun asi, aquel día tenía una temperatura bastante agradable.

Miré alrededor, pero no veía a ninguno de nuestros alumnos.
- En la nota qeu envié a @@Adam Lockhart y @@Alyssa Black Triviani decía este lugar. Tu hiciste lo mismo, no? - pregunté, cruzándome de brazos. En la misma carta mencionaba no solo aquel lugar, sino el hecho de que vistiera con ropa lo más muggle posible, ademas que traer bien oculta la varita.

En mi caso, aquel día me había vestido con un pantalón de color marrón claro y una camisa negra de manga larga, no porque tuviera frío, sino porque podría ocultar la varita bajo la misma, además de unas deportivas de color rojo, bien llamativas.

- Espero qeu no se retrasen demasiado o tendremos que empezar sin ellos. No creo qeu a esos tipos les haga muca gracia esperar por sus técnicos - dije.

Y es que a aquellas horas era extraña tanta tranquilidad en esa parte de la ciudad. La policía muggles había cortado los alrededores de la calle a una hora bien temprana, dejando paso solo a los camiones, camionetas, coches y caravanas con un extraño logotipo del cual, lo más destacado era una cabina de policía de color azul intenso. Todo aquello se había situado en conjunto y de alli comenzaba a verse actividad que se intensificaría en poco tiempo.
- Va a ser muy curioso ver como se las apañan los muggles para rodar una de sus queridas series de televisión. desde luego en este capítulo los efectos especiales van a ser de lo más realistas. - comenté.

Menos mal que cerré la boca, ya que una joven con grandes auriculares con micrófono incorporado y una tablilla se acercaba hasta nosotros.
- El experto en efectos especiales y la encargada de atrezzo y técnicos de grabación? - preguntó, a lo cual respondimos asintiendo. - Estupendo, les estábamos esperando. Aquí están sus guiones, prepárense, en quince minutos comenzamos a rodar. - y dicho esto se alejó de nosotros.

Editado por Matt Blackner

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Esto de enseñar con Matt se estaba volviendo una rutina. Además de trabajar en familia, me permitía unas clases amenas porque siempre nos picábamos para ver quién era el mejor profesor de los dos. Era divertido y hacía que nuestros alumnos disfrutaran en vivo del ambiente desenvuelto de madre e hijo en un mismo espacio.

 

Esta vez no iba a ser en los Billares como la última vez; supongo que Matt lo había pasado mal cuando había ganado la apuesta. Aún me reía cuando le veía caminar por la casa con el disfraz de doncella y las piernas peludas. Había sido muy divertido. Así que para este mes de noviembre, accedí a todo lo que él quiso, sólo para que se le pasara el efecto del ridícul0 que había estado haciendo en estos días.

 

Ahora, sí sé que él conduce la moto de Babila, juro que no me monto y vengo en el Autobús Noctábulo hasta la Universidad. Cuando él paró y conseguí bajarme, aún me temblaban las rodillas y tenía los nudillos blancos de tanto apretarme a tu espalda. Me quité el casco, boqueando, en busca de aire. Le dirigí una mirada de mala baba.

 

-- Nunca más -- le dije, señalándole con el dedo índice (tembloroso) de la mano derecha. Hoy no iba a poder usar la varita para nada. Menos mal que daba Estudios Muggles y no era necesaria.

 

Cuando recuperé el resuello y pude concentrarme, me di cuenta que aquello no era la Universidad sino que estábamos en Londres, en...

 

-- ¿Esto es Picadilly Circus? Pero... ¡Pues claro que no avisé a nadie! Pensé que...

 

¡Demonios! A mis alumnos les había citado en la clase. Así que garabateé como pude (pulso tembloroso, rodillas de gelatina aún, todo por el miedo que había pasado en aquella moto...) un nota a mis alumnos ( @ , @@Ernest Macnair Wilfred ) con la nueva dirección y suspiré. Este hijo mío siempre me daba sorpresas.

 

-- ¡Oh, no! -- murmuré en voz bajita mientras mi hijo se presentaba en un puesto de control y afirmaba que éramos los expertos en efectos especiales y la encargada de atrezzo y técnicos de grabación). Aún no había salido del asombro cuando recogía un guión de miles de páginas y oía la palabra "rodar". Reaccioné lo mejor que pude: -- Nuestros alum... compañeros de grabación están a punto de llegar. ¿Les podría indicar... esto... dónde nos encontramos?

 

Y le dirigí una sonrisa encantadora tipo Merlíniana al hombre de auriculares con micrófono. Después me giré hacia Matt, con tono enfadado. Aunque no hablé hasta que estuvimos lejos del alcance de los oídos de alguien:

 

-- ¿Qué demonios es una Tardis? ¿Este capítulo del Doctor Who...? ¡¡Yo no sé nada de medicina...!! ¿Cómo voy a improvisar un quirófano aquí en medio de la calle?

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Cuando Sagitas cayó en la cuenta de que no estábamos en la academia, sino en pleno Londres muggle, me amenazó con un dedo aun tembloroso justo antes de garabatear una nota dirigida a sus dos alumnos. Los mios, @@Adam Lockhart y @@Alyssa Black Triviani ya deberian saberlo, dado que al ser idea mia los había avisado desde el principio. Distinto era lo que tardasen en llegar.

 

Lo que terminó de rematar la situación fue la cara de asombro de la bruja y ver como salía del paso de la situación, disculpándonos ante el hombre de los a auriculares y el micrófono antes de agarrarme por la camisa y tirar de mi para alejarnos un poco del jaleo antes de comenzar a quejarse.

 

Hice grandes esfuerzos por no estallar en carcajadas e intenté tranquilizarla:

- Vamos, no es el fin del mundo! - dije, restándole importancia a su berrinche - No tendrás que improvisar ningun quirófano. - aseguré.

 

O por lo menos yo esperaba qeu en el guión no dijera nada de eso.

- Recuerdas hace un par de navidades? aquel tipo tan raro que apareció en los terrenos del Bosque Prohibido. Que llevaba un destornillador extraño y se había estrellado en una cabina de policía azul. - esperaba qeu se acordara, porque había sido de lo más raro, hasta para nosotros. - Pues al parecer los muggles han creado una serie de televisión basándose en sus aventuras, y la Tardis es como llaman a la cabina de policía, que al parecer es una máquina del tiempo

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¿En dónde será la clase? Miré con atención el pergamino mientras soltaba un bufido, el estar esperando en la universidad no había resultado tan inteligente como había pensado por lo que ahora debía de apresurarme al sitio de la clase, ¡y ya llevaba mucho retraso! Tomé mis cosas con mi mano izquierda para que, con la derecha, sostuviera con fuerza mi varita y desaparecer de ese sitio.

 

Aparecí cerca del callejón Diagon, por supuesto, para dirigirme al Picadilly Circus o ese sitio, sin saber en específico lo que veríamos en ese sitio y, bueno, tampoco era un experto en la vida de los muggles. Por un lado me gustaba su historia y siempre estaba al tanto de lo que pasaba en su mundo, pero por el otro lado estaba tan arraigado a las viejas costumbres que hasta mis compañeros magos me veían extraño el que siguiera utilizando diferentes túnicas en vez de la ropa "más cómoda" de los muggles.

 

- Bien, creo que es por acá...

 

Por ello había decidido cursar esa materia, porque necesitaba el comprender mejor el mundo contemporáneo de las personas no mágicas para saber por donde debía de moverme de la mejor forma, aunque eso significara el moverme sigilosamente entre ellos por las cosas de las leyes.

 

- ¡Sagitaaaaas!

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El pergamino aun descansaba en sus manos y la expresión contrita parecía poco dispuesta a desvanecerse, llevaba largos minutos observando y releyendo aquel mensaje tratando de encontrar algún aspecto del mismo que le resultara atrayente…, sin éxito. Desde la vestimenta muggle hasta la ubicación elegida para la clase, nada de eso le agradaba; de hecho nada que le llevara a relacionarse con muggles le agradaba. ¿Qué podría ponerse? El armario solo le mostraba sus preciadas túnicas de fina costura, en distintos tonos y materiales, pero poco útiles en estos momentos que necesitaba inmiscuirse con aquella absurda gente sin llamar la atención. Finalmente, tras largo deliberar, optó por unos pantalones negros y camiseta sin mangas del mismo color; por encima se puso una chaqueta de cuero marrón y las botas a juego.

 

Apareció en Picadilly Circus, tal como lo indicaba el mensaje, pero fue una gran sorpresa para la Black encontrar el lugar sin su habitual bullicio de gente. Miró a su alrededor absorbiendo el panorama de las furgonetas, cámaras, pantallas, fotógrafos y otros tantos elementos que contribuían a un panorama que para la Triviani resultaba completamente ajeno. Estaba fuera de su elemento allí y eso le hacía sentirse incomoda, lo único que le tranquilizaba era sentir la presencia de su varita en el bolsillo interno de la chaqueta. Tardó apenas unos segundos en divisar a sus compañeros de jornada, se acercó a ellos luciendo aun aquella misma expresión contrita que mantenía su ceño fruncido y los labios apretados, pero aun así dispuesta a llevar adelante aquella clase.

 

- Buenos días – saludó la Triviani dirigiéndose a su profesor, Matt Blackner, llevándose la sorpresa de encontrarse también con Sagitas e Ishaya. – Alyssa Black, un gusto… Espero no sonar irrespetuosa pero… ¿de qué va todo esto? – comentó la mortífaga realizando un gesto que abarcaba aquel extraño panorama que les rodeaba.

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¿Alyssa Black? Por alguna extraña razón me sonaba el nombre pero no encontraba alguna referencia cercana que me vinculara con ella, por lo que intercambié el saludo de manera respetuosa mientras notaba su sorpresa al estar en aquel lugar, al menos no sería el único que ignoraba lo que sucedía ahí. Justamente había llegado hace un par de momentos, saludando a Matt y a Sagitas que estaban en espera de los alumnos y, al ver a ambos trabajar en conjunto, supuse que habían fusionado dos clases en una misma, por ello la reacción de la señorita Black no me era sorpresiva.

 

- Ishaya Tonks, - me presenté aunque en el fondo de mi cabeza sonaba una pequeña voz <<Mirshka Dupont, debías de decir>> silenciándola continuando la charla - las posibilidades son extensas en este lugar, tenemos todo tipo de lugares cercanos a nuestra posición y, a menos que vengas al otro conocimiento, para estudios muggles suena bastante jugoso.

 

Dicho esto me giré a ver a mi sobrino Matt, la verdad es que ignoraba que clase estuviera dando en el ateneo y, aunque lo hubiera visto varias veces en el claustro, nunca le había prestado una completa atención a las funciones de mis compañeros a menos que me pidieran sustituir una clase. Creo que como compañero de trabajo era de lo peor.

 

- Señorita Black, disculpe la molestia y sé que no es el momento, pero ¿nos conocemos de algún sitio? - Sonreí tranquilamente mientras me apartaba de mi hermana, en verdad me sentía curioso. - Siento que su rostro me es bastante familiar, peor últimamente no confío mucho en mi mente por... situaciones extraordinarias.

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Y alli estaba Sagitas, procesando la información qeu acababa de darle cuando la población de magos aumentó en aquella calle muggle. A lo lejos,el primero en dar muestras de vida fue @ Tonks no era l aprimera vez que coincidíamos, aunque esta vez no iba a ser mi alumno, sino el de mi madre.

 

- Bienvenido tío. - saludé, una vez se acercó a nosotros, tras responder a su llamada con una similar.

 

Alguien más apareció, aunqeu al contrario que el primero, algo apurado por las prisas, parecía muy contrariada de estar rodeada de muggles. Tuve que contener la risa, no era algo educado y además, no todos los magos soportaban igual de bien estar tan rodeados de muggles.

- Bienvenida @@Alyssa Black Triviani, te esperaba. Solo falta tu compañero, @@Adam Lockhart para tener nuestra clase completa.

 

La joven preguntaba por lo que sucedía en el lugar, lo cual no me extrañaba. Los muggles estaban la mar de atareados.

- Como bien dice Ishaya, tiene muchas posibilidades. Estamos en un set de rodaje al aire libre de una serie muggle fantástica, también llamada de ciencia ficción. No se que tendrá pensado mi compañera, pero por mi parte tendremos la oportunidad de poner en práctica hechizos de transformación, dado qeu nos encargaremos de lo que ellos llaman efectos especiales...aunqeu esta vez serán de lo más realistas.

 

Metí la mano derecha en el bolsillo, puesto que en la izquierda sostenía el guión de la serie.

- Aun asi, mientras se une Adam, podemos comenzar con la parte teórica de la clase. - dije. - Sabes algo de las leyes de Gamp, Alyssa? - pregunté a la joven.

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¡Transformaciones, por supuesto! Me sonrojé de inmediato cuando escuché a Matt darle las primeras instrucciones a su alumna sobre su propia clase, a lo que me hice hacia atrás esperando a que mi hermana pudiera darme a mi algunas instrucciones para concentrarme en mis propios estudios. Así mismo me sorprendí al escuchar el otro nombre, Adam, era mi hijo y estaría también en ese momento dentro de la clase... si es que llegaba.

 

Sabía que mi saludo con Alyssa estaba un tanto fuera de lugar, es decir, estábamos ahí para adquirir más conocimientos y no para socializar, que para eso estaban las festividades de temporada, simplemente no podía quedarme con la duda de haber visto el rostro de aquella bruja.

 

- Efectos especiales... claro, suena lógico.

 

No estaba completamente fuera de los términos de los muggles, sobre todo con varias de las expresiones que traían siempre consigo aquellos magos y brujas que habían crecido en ese mundo de los cuales siempre tenía muchos amigos y conocidos cercanos a esta situación en particular.

 

Comencé a analizar mi alrededor, con todos esos anuncios luminosos, tiendas de todo tipo y varias personas yendo de un lado para otro. Era momento de empaparme más de aquel mundo.

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Mientras que la conversación avanzaba la sensación de incomodidad aumentaba, podía verse en su rígida postura corporal o en las nerviosas miradas que lanzaba continuamente a su alrededor; aquel no era su entorno. La presentación de uno de los magos allí presentes le distrajo por un momento, se giró en su dirección asintiendo cordialmente pero su rostro se contorsionó una vez más ante las palabras que le siguieron a su nombre.

 

- ¿Estudios Muggles? – Replicó – No no, estoy aquí por la clase de Transformaciones… Sin duda para ti este escenario resultará mucho más productivo – agregó lanzando una repetida mirada a la horda de muggles que trabajaban como hormigas y sus extrañas maquinas que buscaban simular los efectos de la magia.

 

Tan patéticos”, pensó la Black lanzando un suspiro. Bien sabía ella que en la comunidad mágica había todo tipo de posturas respecto a los muggles, desde aquellos que los consideraban sus iguales hasta otros que solo querían verlos muertos. Alyssa no era ni una ni la otra, ella simplemente los veía como seres inferiores, igual que una criatura o animal, pues al fin y al cabo los magos eran más evolucionados. De todos modos no le gustaba tratar con ellos, al menos no más de lo estrictamente necesario. Como mortífaga llevaba años luchando en encubierto para revocar el estatuto del secreto, por lo que aunque no los odiaba sí podía decir que les resentía en cierto modo por forzarles a vivir en un anonimato sin sentido.

 

- Tal vez del Ministerio – respondió ante la pregunta del Tonks – Aunque no sabría decirle con certeza, tal vez simplemente nos hemos cruzado alguna que otra vez.

 

Se volteó entonces hacia su profesor quien tras darle la bienvenida respondió al interrogante de la Black explicando sobre la escena en que se encontraban, lo cual no ayudó a disipar sus dudas sino por lo contrario a generar más de ellas. Aun así no quiso ahondar más en el tema, estaba claro que de los presentes ella parecía ser la única que no tenía idea de todo aquello, y a la Triviani jamás le gustó estar en desventaja. “Set de rodaje de una serie muggle”. Era bueno saber que tenía tantos años ejercitando su cara de póker, de lo contrario hubiera quedado fácilmente en evidencia.

 

- Lo básico que sabemos todos, supongo… - Sí, al fin algo que sí sabía – Más bien hablamos de las excepciones a la ley de Gamp, donde nos habla sobre cosas que pueden aumentarse, transformarse o moverse con magia, pero nunca aparecer de la nada. Comida, amor, vida, dinero y sabiduría, esas son las cinco excepciones a la Ley de Gamp, cosas que no pueden crearse con magia.

 

El estar tan desubicada respecto al lugar y situación en la cual se encontraban, sentía la necesidad de al menos destacar en sus conocimientos sobre magia. Alyssa era una bruja de pura cepa, criada en el seno de familias mágicas muy elitistas; su educación había sido excelente y muy completa, pero siempre limitada en lo que a la comunidad mágica respectaba.

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Intentaba leer a marchas forzadas el guión del episodio que iban a grabar. Matt intentaba animarme y me dijo que no tendría que improvisar un quirófano. Asentí, de forma ausente mientras me sumergía en la lectura:

 

-- ¡Mejor! No me gusta la sangre.

 

Seguí ojeando papel tras papel mientras escuchaba lo que mi hijo me decía. Levanté la cabeza ante la mención de aquel hombre extraño que vino a vernos en el Bosque. Enarqué una ceja:

 

-- ¿Aquello se llama Tardis, la cabina telefónica? Era más grande por dentro -- sonreí al recordar que me había perdido dentro y que había visto muchas estrellas por el camino. -- Vale, ya entiendo... Hum....

 

Sentí un tremendo grito que hizo levantar la cabeza a más de uno de los figurantes que por allá pululaban.

 

-- ¡Ishaya, Ishayaaaaa! ¡Por aquí! -- le saludé con la mano. Si alguien cree que me hizo amedrantar el que llamáramos la atención es que no me conoce bien.

 

A la vez, una mujer se acercó a nosotros y se presentó como Alyssa Black. Le sonreí, divertida ante su comentario.

 

-- No suenas irrespetuosa, mujer, sólo preguntona. -- Entonces, Ishaya me sorprendió con habilidades cordiales que me sonaron algo raro. Me permití ojearle un poco y... me pregunté qué era lo que había cambiado en su semblante. No estaba segura. Era como siempre y, a la vez, algo era diferente. ¿Estaría malito? Pero no quise interrumpir su galante presentación. Esperaba que no fuera coqueteo o le daría un zape en cuanto la chica se diera la vuelta.

 

Fue cuando me di cuenta de lo que decía Matt e hice un ademán brusco para pedirle que bajara la voz para que no nos oyeran.

 

-- Shssssshhhhhh... La clase práctica de Transformaciones debe de ser supervisada por mí, Matt. No podemos violar el Estatuto del Secreto delante de Muggles. Todos sabéis lo que es, ¿verdad?

 

Por si acaso, había traído pergaminos con la información mínima que debían conocer que repartí a Ishaya y a la muchacha.Eran los que se repartían en el Ministerio de Magia como información imprescindible sobre el mundo muggleoso. Aunque fuera de la clase de mi hijo Matt, si metía la pata lo pagaríamos todos.

 

-- Ver bien todos los apartados. En resumen, se prohíbe todo acto de magia delante de muggles que revele que la magia existe. La pena es muy dura y contempla incluso una estancia larga en Azkaban. Los Guarlos tienen mucho cuidado en aplicar estrictamente la Ley de la Confederación Mágica Internacional.

 

Palmeé un poco, como si estuviera dando prisa a nuestro equipo puesto que aquel muggle de los cascos se acercaba a nosotros.

 

-- Ishaya y yo nos encargaremos de todo el "camuflaje" necesario para que las escenas sean lo más reales posibles aunque... -- Solté una risita nerviosa -- ... todos sabemos que todo esto no existe y las... cabinas no vuelan...

 

Sonreí al hombre quien pareció decidir alejarse de nosotros. No sé si se debía a que había algún otro lugar más interesante o porque alguno de nosotros hubiera hecho un Repellum Muggletum o como se llamara ese hechizo.

 

-- Recordar: la varita no se puede usar para nada. Y si se usa... ¡que no os pillen!

 

Esa advertencia era muy seria y la apoyé señalándoles a los dos con la punta de mi dedo índice de la mano derecha.

 

 

 

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