Hotel Transylvania (MM B: 109297)

[Elizabeth Tonks]

Elizabeth Tonks.

 

¿Goob había cedido la habitación? Elizabeth creyó escuchar mal, tocándose discretamente los oídos con los dedos. Miró a Annick, y por su expresión y comentario supo que su amiga había escuchado exactamente lo mismo y que no era producto de su imaginación.

 

-La verdad es que no... No tengo idea de qué podría guardar en el armario. Lo que sí recuerdo, es que el armario de esa habitación en particular tenía unas escaleras que descendían sabrá Goob a dónde, porque nunca pude escabullirme y comprobarlo; ni aun cuando compramos ese lugar.- La miró con preocupación, pues gracias a su comentario empezaba a pensar que se trataba de algún artilugio peligroso.

 

El muggle empezaba a moverse en la cama como un niño pequeño que está próximo despertarse después de largas horas de sueño, por lo que la Tonks apuró la situación.

 

-Averigüemos después de qué va esto...- Sugirió, haciendo un movimiento de varita para bloquear el armario. A no ser que alguien dispusiera de una varita para hacer un "alohomora", aquellas puertecillas no podrían ser abiertas. Salieron deprisa de la habitación y Annick cerró la puerta detrás de ellas.

 

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Gunther.

 

Después de haber cerrado el café donde trabajó por años, el rubio squib se refugiaba a menudo en los diferentes locales del Callejón. Aquella noche se encontraba en el Hotel tras recibir la invitación de Elizabeth, su antigua jefa, para que los acompañara en la fiesta que preparaban.

 

Iba vestido con pantalones color caqui y camisa de manga corta a juego con un chaleco. En el bolsillo portaba unos lentes que le ofrecerían la imagen de "Clark Kent", el famoso personaje entre los muggles, en caso de que aquella fuera una fiesta de disfraces, en caso contrario, pasaría desapercibido. Elizabeth no había sido específica en su nota.

 

Llevaba rato esperando en el vestíbulo a que apareciera Otto, el encargado. Pasados unos minutos y ante la ausencia de éste, Gunther tomó las riendas del Hotel, pues conocía el manejo gracias a que por temporadas trabajaba allí como mozo, haciéndole el trabajo más fácil a los magos cuando tenían que atender a los muggles que les visitaban, pues él al ser squib, no corría el riesgo de equivocarse y realizar magia frente a ellos.

 

-Estoy seguro de que debe andar por aquí...- Dijo al caballero que entró poco después y preguntó por Annick. @@Salazar Darcy iba lleno de polvo y con la barba un poco larga, por lo que Gunther apuró en darle la mejor habitación que encontró en el registro, pues seguro querría ponerse presentable para encontrarse con la bruja.

 

-¿Así que claustrofóbico, eh?- Comentó, tendiéndole un juego de llaves. Pero la respuesta no llegó a escucharla, pues Gunther se escabulló hacia el salón al ver que Otto se le acercaba con el ceño fruncido y a punto de soltar improperios por estar ocupando su lugar en la recepción.

 

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El fraile Gordo.

 

El fraile había perdido de vista a Alberta por unos segundos que ésta había aprovechado para deshacerse de él, pues no dejaba de comentar lo sucedido momentos antes con Goob. Estaba ya listo para la fiesta y no deseaba llegar solo al salón, donde seguramente ya se encontraban algunos invitados.

 

-¡Alberta!- Iba gritando, evitando las miradas de los diversos huéspedes del Hotel.

 

Había llegado ya al vestíbulo, donde atravesó sin querer a una bruja que había pasado corriendo. Aunque en realidad, no sabía quién había atravesado a quién.

 

-Mis disculpas. Bienvenida @. Tu madre se encuentra aquí, por supuesto. Acabo de verla hace unos minutos allí arriba en compañía de Elizabeth, arreglando asuntos del Hotel.. ya sabes.- Dijo a la joven, señalándole hacia el otro lado del vestíbulo, donde Otto tomaba ya posesión de la recepción y atendía a un caballero recién llegado. -Él es Otto, te dirá dónde puedes esperarla. Es un poco gruñón, pero no muerde.- Finalizó, haciéndole un intento de caricia en la cabeza que terminó por helar el cerebro de la bruja. El fraile se despidió con un ademán y retomó su búsqueda.

 

-¡Alberta!-

[Luna Gryffindor Delacour]

Cuando el fantasma me atravesó se me helaron todos los cabellos de mi cabeza, parpadee sintiendo como si un chorro de agua helada me traspasara los cabellos, suspire caminando hacia donde dijo que podìa esperarla, adoraba a los fantasmas pero aquello era inaudito por demàs, ¿un poco gruñón? ¿que clase de raro personal había ahí? ¿por qué mi mamà tenia ese extraño lugar? me hacia acordar a los lugares en donde me hospedaba cuando no tenia hogar, ni familia en casa aquellos feos años en los cuales me pasaba de hoteles a hoteles y de lugar en lugar, suspire sonriendole feliz, porque al menos en esos momentos iba a ver a mi mamà, claro cuando la encontarà por supuesto.

 

- oh muchas gracias buen hombre, por cierto que irè a por Otto asì me dice donde esta mi mamà, que llevo prisa por encontrarla, es que debo de contarle algo y pues no la encontraba por ningún lado, hasta ahora que al fin la localice, rastrear su aroma no fue difícil, lo difícil fue encontrarla, no te preocupes yo también soy un poco gruñona si no como muy bien o me levantan por las mañanas, asì que estoy acostumbrada - Le comente caminando hacia el otro lado del vestíbulo, esperando que atendiera al joven, para asì ya atenderme a mi -

 

Suspire sintiéndome del todo cansada y asombrada ¿fantasmas? ¿Era enserio? no era quien para juzgar a mi mamà pero estaba segura que nunca se me ocurrirían los fantasmas, aunque el lugar los hiciera parecer idóneos y parecían amigables, no quise admitirle que me daban màs intriga que otra cosa, ¿como habían llegado allí? me jure preguntárselo a penas la viera, tenia la forma de ser gruñón, quizás sea que solía saber como eran las personas antes de verlas, pero Otto, el fantasma, tenia hasta el porte de ser gruñón ¿era eso posible? por lo pronto esperaba encontrar a mi mamà de un momento a otro, porque tantas fantasmas ya me estaba dando hambre de alces, lo cual no era del todo idóneo para ese lugar en especifico.

[Junnyco Wright]

http://i.imgur.com/aYTv1JH.png

El ambiente de esa mañana era frío, los escasos y débiles rayos del sol traspasaban con dificultad los frondosos árboles, estos no eran suficientes para brindarle calor a JunnyCo, la joven bruja se encontraba en el límite del bosque, frotaba con fuerza la palma de sus manos para generar calor, a la vez que se envolvía en su capa de viaje intentando soportar el helado ambiente, mientras observaba con atención los terrenos del hotel Transylvania, en busca de algún movimiento que delatara la actividad de la zona.

- Me congelo - Susurro para si, dio un gran suspiro, el vapor tibio se escapo entre sus labios. Podía haber realizado algún hechizo para preservar el calor, pero no quería llamar la atención, estaban en un sector donde los muggle tenían libre acceso, además estaba en un misión de la orden, debía evitar levantar alguna sospecha sobre su persona.

El gran castillo de piedra parecía deshabitado, lo cual era extraño, tenía la fama de ser uno de los hoteles más concurridos de la zona, con múltiples actividades para realizar durante el día y noche, ya sea par magos o o magos, pero sus ventanas estaban oscuras, por horas y horas ninguna se ilumino, nisiquiera la famosa actividad fantasmal que había escuchado la joven parecía ocurrir. Pero no era solo eso lo que la incomodaba, se sentía el aire espeso, pesado, podía sentir como si un campo extraño rodeara el área.

Bel la contacto hace unos días atrás, ella podía llegar en cualquier momento con el resto de los miembros de su grupo que se encargaría de esa misión, donde supuestamente habían divisado un grupo de gorros rojos en aquel hotel, pero no estaba seguro si ellos eran los que causaban esa sensación rara en el ambiente.

Finalmente bostezo y unas lagrimas de pereza se asomaron por sus ojos, los cuales limpio con sus nudillos, mientras seguía esperando que alguien llegara, ya que no podía entrar sola en el castillo.

[Kutsy Stroud Lenteric]

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Me encontraba, como ya era costumbre, mirando el firmamento desde lo alto de la copa de un árbol. La razón no tenía lógica alguna, sin embargo la única respuesta viable que algunos aceptarían era que resultaba demasiado extraña, hasta para mis congéneres que tenían magia lo cual realmente ya es demasiado decir pero a últimas fechas había optado por ser yo… esa mujer misteriosamente infantil, pensé justo en el instante que una ráfaga de viento me despeino –creo que podría pasar por un espectro –me conteste dejando que mi largo cabello se meciera con libertad.

 

Bel, me había contactado semanas atrás para comentarme sobre una misión de vigilancia para la Orden a la cual me sume tras escuchar las palabras de mi madrina. Miré la luna por última vez y de a poco me baje del árbol, hojas y ramas se adhirieron a la chaqueta color negro que portaba, finalmente cuando toque tierra comencé a correr en dirección al hotel Transilvania, ahí se encontraban aquellas criaturas que solo delataban la presencia de alguna anomalía.

 

Amaba la libertad que me otorgaba correr, decisión que tomara sabiendo que no estaba tan lejos de mi destino así que tras unos minutos ya estaba frente al imponente edificio. Me detuve, cerré los parpados e inspiré con calma todo los aromas de mi alrededor, mis labios se torcieron en una sonrisa, insolente diría Dunkel: señorita su sonrisa ha cambiado, mas en esa ocasión la evocación de ese gesto era la presencia de Junny. Una de las pocas brujas con las que me sentía bien y en calma.

 

Nuevamente di rienda suelta a mis botas, dando pasos sigilosos me acerque hasta donde ella se encontraba –¡bu! –Exclamé intentando no reír mas me fue completamente imposible, quizá ella me miraría molesta, me recriminaría mi absurda broma por lo que acoté –no se duerma –dedicándole una palmada en el hombro –parece ser que seremos nosotras las primeras en dar un vistazo a lo que hay ahí adentro –miré a mi compañera y extendí mi brazo derecho en dirección a la verja que no se hallaba muy lejos de las dos.

 

–Creo que no hemos tenido tiempo de conversar entre nosotras ¿cierto? –Le cuestionaba conforme las criaturas nos anunciaban la pronta llegada del amanecer en unas horas más, por los sonidos que producían y acompañaban nuestro andar mientras atravesábamos la verja –hace bastante tiempo que no converso con alguien que tendrá que disculparme si soy demasiado parlanchina –le decía en el instante que la entrada se presentaba frente a nosotras –bien veamos qué hay del otro lado… –esas fueron mis últimas palabras. Todo se desdibujó y la realidad se transfiguro drásticamente.

 

@JunnyCo

[Rory Despard]

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No podía mentirme a mí misma, la misión me atraía por tratarse de criaturas y porque trataría con muggles. Lamentablemente, la parte mala era tener que salir fuera del país, pero sentía que valía la pena a cambio de darle solución a ese misterio que luego podría traer demasiados inconvenientes.

 

El traslador, tal como Darian hubiera anunciado, estaba en perfectas condiciones y no tardó en llevarnos hasta las inmediaciones de los terrenos correspondientes al Hotel Transylvania. El cielo se encontraba ya casi a oscuras, y el viento frío arreciaba en las mejillas. Me así del brazo de Patri y con una señal hacia Darian comenzamos a caminar hacia la verja por donde se ingresaba a aquel lugar.

 

Fue entonces que la primera señal de que las cosas no marchaban bien en aquel lugar se hicieron evidentes. Las luces del castillo permanecían apagadas, excepto por la débil luz (¿quizá el de un lamparín o una vela?) en el extremo izquierdo del castillo, tan débil que hasta me cuestionaba si no sería solo un efecto óptico.

 

- Un hospedaje y sin embargo no parece tener un solo hospedado ¿curioso no? Junny y Kutsy iban a inscribirse como viajeras de paso y pedirían una habitación. Quizá sea de ellas la única luz que alcanzo a distinguir desde aquí, en esa ventana.

 

Cuando, tras diez minutos de camino alcanzamos la recepción, esta se encontraba tan abandonada que incluso las telarañas habían ido ganando terreno en los resquicios del mostrador. Todas mis alarmas saltaron en ese momento.

 

Fue entonces que un golpe seco se dejó oír desde el vestíbulo contiguo. Conteniendo la respiración, solté el brazo de Patri y sacando la varita murmuré Lumos, de modo que la luz pudiera alumbrar aquel espacio en penumbras.

 

- ¿Quién anda ahí? - el tono de voz sonó calmado pero firme.

 

@@Patri Gryffindor L @@Darian Mcnair

[Patri Gryffindor L]

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El traslador era seguro, o eso pensó cuando consiguieron aparecerse en las inmediciaciones de aquel hotel. Suspiró con alivio aunque el bello de sus brazos seguía erizado, no sabía si por el uso del anterior artefacto o por la apariencia del extraño negocio.

 

- No me extraña que haya pocos hospedados. El nombre ya supone un espanto y qué decir del hotel... - hizo una mueca de disgusto -...Si me dijeran que el mismo Drácula se hospeda en él, me lo creería. - Contestó a su compañera que se había agarrado a su brazo lo que le daba confianza y ánimos para seguir. Realmente estaba asustada por lo que el tacto de su amiga la reconfortaba.

 

Llegaron a la recepción. Darian se había mantenido en silencio, lo que era extraño; pero suponía que debía estar sumido en sus pensamientos así que no le dio mucha importancia. Lo que sí le sorprendio fue lo desolado que estaba todo - y ese olor... - pensó. Le recordaba a algo.

 

Un ruido le hizo saltar asustada y separarse de su compañera que ya estaba preparada con su varita en la mano. El hechizo lumos iluminó la estancia y los ojos de la castaña se abrieron de par en par al descubrir a una especie de mujer devorando - ¿un cadáver? - porque eso parecía.

 

- Cuidado Bel. Creo que se trata de una arpía. - Susurró a la Evans McGonagall sin querer llamar la atención de la criatura que seguía entretenida con el cuerpo. Sin embargo, debía de estar en sobre alerta porque al decir aquello dejó lo que estaba haciendo y bruscamente se avalanzó sobre ellos.

 

@ @@Darian Mcnair @ @@Kutsy Stroud Lenteric

[Lestat Rambaldi]

Ya no sabia que podria pasarle, en cada viaje conseguia una nueva aventura, sus cabellos rebolotearon ensima de quella escoba, su nimbus 3000 era aquella nueva adquisicion, volar era divertido, pero hacerlo de aquella manera era un poco aparador, sentia que ya la noche comenzaba a traer aquel frio que calaba hasta sus huesos, necesitaba un lugar diferente para buscar descanzo.

 

miró hcia abajo, ahí estaba el callejón, seguramente alguno de sus compañeros de bando adinistrabaun hotel o una pension para pasar la noche.

 

Aterrizó en el segundo despues ,acomodó su capa de viaje y con su varita oculta sobre su mano iro´a un lado para saber si alguien lo perseguia, como la calle estaba tranquila solo miró el cartel de enfrente, si aquel era uno de esos hoteles, o por lo menos era el local que decía en su libreta de notas donde anotaba cada uno de los locales del manifiesto del fénix.

 

sin esperar otro segundo, caminó hacia la entrada, ya en la recepción miró alrededor¿que aventura conseguiría en aquel lugar?, no sabia a ciencia cierta quien o quienes estarían pero lo que si estaba seguro era que estaría en aquel lugar para buscar diversión.

 

—¿buenas, alguien en casa?...—

[Annick McKinnon]

Otto Babbling (en la recepción con Gunther, Salazar y Lestat).

 

La camarera se encontraba aseando la recepción cuando una voz varonil la sobresaltó. Dejó a un lado el plumero, que en realidad era el camuflaje que usaba para ocultar su varita, y sujetó con firmeza la escoba intentando aparentar que limpiaba al estilo muggle, pues ignoraba que el recién llegado (@@Salazar Darcy) era mago. Por fortuna Gunter tomó las riendas de la situación y se encargó de atender al castaño. Justo estaba entregando las llaves de la habitación cuando Otto, el gerente, llegó.

 

―Ese Goob cara dura, no tiene sentido común, si tan sólo… –murmuraba con indignación, pero al percatarse de que había un nuevo cliente se enderezó y actúo con orgullo–. Ya me hago cargo, Gunther –expresó con frialdad disfrazada de formalidad, pues era receloso con su puesto de trabajo. Continuó avanzando hacia la recepción hasta quedar detrás del mostrador justo frente a Salazar–. Bienvenido, joven. Otto Babbling a su servicio –revisó rápidamente las anotaciones de Gunther–. Veo que le han asignado la habitación 17. Es una de nuestras mejores habitaciones. Cuenta con un amplio ventanal en dirección al lago y además tiene un gran baño con tina incluida. Ojalá disfrute su estadía, ¿señoooor…?

 

Alargó la última sílaba en espera de que el castaño indicara su nombre y apellido. Al escuchar la respuesta algo le pareció familiar, pero no supo a ciencia cierta de qué se trataba. Mientras terminaba de rellenar el formulario, un nuevo cliente apareció (Lestat). Con pesar tuvo que aceptar que Gunther podía ser de ayuda. Garabateó una última palabra y le entregó a Salazar un mapa del hotel y sus alrededores, junto con una guía con las actividades que podían realizarse. En esa hoja, además, se encontraba una nota que sólo podía ser leída por los magos, en la cual se solicitaba no emplear magia frente a los huéspedes muggles.

 

―En unos minutos comenzará nuestra tradicional fiesta de disfraces –aquello era una exageración por parte de Otto, pues era la primera vez que tal fiesta se realizaría desde que Elizabeth y Annick habían adquirido el hotel–, por supuesto todos los huéspedes están cordialmente invitados. No se preocupe si no tiene disfraz, podemos conseguir uno si lo solicita o puede ir vestido como lo desee –antes de terminar releyó una pequeña nota de Gunter donde señalaba que Salazar buscaba a la pelirroja–. Las dueñas del hotel seguro ya están en el jardín supervisando todo. Ahí encontrará a quien busca.

 

 

 

Annick

 

Elizabeth se había encargado de bloquear el armario que tan celosamente protegía Goob. Para ambas fenixianas seguiría siendo un misterio lo que aquel armario contenía, pues no tenían tiempo de husmear debido a que el muggle pronto despertaría. Ambas salieron de la habitación y se encaminaron a lo largo del pasillo.

 

―Supongo que debemos supervisar lo de la fiesta –dijo la ojiverde observando el reloj de pulsera que había comenzado a usar luego de que su hijo naciera–. He de confesar que me preocupa el encuentro entre magos, fantasmas y muggles. ¿Crees que fue buena idea organizar una reunión así? –lanzó una mirada de preocupación a Tonks–. Eso me recuerda… ¿usarás disfraz?

 

La pelirroja avanzó a lado de su amiga sin saber que en ese momento su hermano se encontraba en el castillo. Hasta hacía unos meses había dedicado gran parte de su tiempo y ahorros en busca de Salazar y sus hermanas Poulain, pero sus infructuosos esfuerzos la habían orillado a hacerse a la idea de que quizá no volvería a verlos, un pesar que hasta el momento no había compartido con nadie, ni siquiera con su esposo.

[Elizabeth Tonks]

Elizabeth Tonks.

 

 

-¿Disfraz? Eh....- Hasta aquellos momentos la bruja aún no terminaba de decidirse cuál usar. No era de aquellas brujas con gran imaginación para camuflarse, y ello se notaba en que aún no había logrado desarrollar la metamorfomagia que caracterizaba a los Tonks. Hasta entonces no era una situación que le importara o incomodara, pero con el pasar del tiempo las cosas habían cambiado demasiado y por fin empezaba a preocuparse por ello. Tal vez simplemente no había heredado el don.

 

-He pensado en disfrazarme de alguien histórico, tal vez Merlín, Dumbledore o "El que no debe ser nombrado". O quizás algo muggle y aburrido, como un pirata o súper héroe espacial. ¿Tú de qué te disfrazarás?- Esperaba que su amiga le diera ideas, pues dada la hora no le quedaba mucho tiempo para decidirse.

 

Bajaron lentamente las escaleras, cruzándose por el camino con el fraile Gordo que continuaba gritando por los pasillos en busca de Alberta. Elizabeth tropezó, logrando equilibrarse apoyándose en la espalda de Annick.

 

-¡Goob! ¡Ya verás cuando te atrape! Pedazo de.....- Detuvo su parloteo, pues el fantasma que le había hecho tropezar levantando una piedra en el camino había desaparecido tan rápidamente como aparecido. -No sé qué haremos con él.- Dijo a Annick.

 

-Ey, ahora que lo recuerdo, ¿sabes si Otto terminó de enviar las invitaciones? Pareciera que llevamos un año en la organización de esta fiesta! xD -

 

 

@@Annick McKinnon

[Annick McKinnon]

―¿Disfrazarte de “El que no debe ser nombrado”? –repitió Annick frunciendo el ceño y mirando de reojo a su amiga para intentar descubrir si lo decía en serio. Mientras hablaban continuaron avanzando hacia el lugar donde se realizaría la fiesta–. En ese caso mejor soltamos una acromántula y obtendremos el mismo resultado: todos huirá despavoridos; pero al menos con la acromántula tendremos la esperanza de que algún día regresen… supongo –agregó en tono inseguro.

 

La ojiverde estuvo a punto de perder el equilibrio cuando Elizabeth se apoyó en ella luego de tropezar. Por fortuna logró asirse del pasamanos. Tuvo la duda de si Goob realmente había hecho una maldad o si su amiga sólo había fingido para poder empujarla. Sabía que la castaña era capaz de eso y más; xD por eso decidió no darle importancia.

 

―Pienso que la barba plateada se te vería mucho mejor –dijo en alusión a un posible disfraz de Dumbledore, y rió al imaginar a la castaña con bigote y lentes de media luna, sólo que de menor estatura que el famoso mago. (?)

 

»La verdad es que tampoco sé cómo disfrazarme; pero debemos pensar rápido, de lo contrario Uric se ofrecerá a ayudarnos y terminaremos con una medusa en la cabeza, o ve tú a saber con qué otra extravagancia –intentó no pensar en las ridículas imágenes que cruzaron su mente–. La semana pasada me persiguió durante toda la tarde preguntando cómo nos disfrazaríamos y aportando sus “originales” ideas.

 

Uric, el Rarito, era otro de los fantasmas que habitaba el castillo. Era el fantasma de un excéntrico mago de la Edad Media, cuyo mayor mérito había sido lograr convencer a todos de su locura gracias a la medusa que se ponía en la cabeza firmemente convencido de que se trataba de un sombrero encantado.

 

―Sí, Otto envió todas las invitaciones la semana pasada –suspiró–.Tienes razón, parece que esto está tomándonos años y los invitados ya están a punto de llegar –la voz de Annick delataba cierta desesperación–. Tal vez sólo debería envolverme en trozos de tela blanca para parecer una momia –agregó con resignación.

 

La pelirroja continuó forzando su cerebro en busca de una idea para que ambas se disfrazaran, pero se olvidó de ello momentáneamente luego de llegar al jardín donde se llevaría a cabo la recepción. Primero se quedó boquiabierta, luego poco a poco sus labios formaron una sonrisa. El jardín y la escalinata que conducía al salón lucían espectaculares: una parvada de murciélagos se había instalado en los árboles más cercanos; decenas de calabazas con diferentes rostros flotaban fantasmagóricamente esparciendo una luz tenue (ya luego tendrían que ver cómo explicarlo a los huéspedes muggles); y parte del jardín lucía como un siniestro cementerio abandonado.

 

 

@@Elizabeth Tonks