Hotel Transylvania (MM B: 109297)

[Jeremy Triviani]

El hotel no le llamaba la atención en lo más mínimo para el vampiro, el llamado de su hermano, le ardió en la marca de su brazo. Esa picazón tan característica que retumbaba en toda su piel haciendo que la adrenalina empezara a pasear por su sistema nervioso. No tardó en ponerse la túnica negra con capucha y la máscara de hierro plateado, que ocultarían su identidad.

 

Dos baldes de nauseabundo excremento de Aethonan colgaban con un palo de por medio, sobre sus hombros. Siempre cuidando que los brazos junto con la varita en uno de ellos, le quedaran libre por las dudas. El lugar no le parecía gran cosa. Desde su lugar podían ver huéspedes divirtiéndose en las piscinas. Ahora tendrán un recuerdo más para sus álbumes.

 

-Listo, hermano -Respondió Jeremy, asintiendo con la cabeza.

 

La sonrisa que se extendió por su rostro no se notó con la máscara puesta, solo los ojos azules mostraron el brillo de la diversión que sentía. Después de todo, esperaba que eso quitará un poco del aburrimiento que llevaba en el día.

[Matthew Black Triviani]

Triviani ignoro por completo a todo lo que pudiera estar moviéndose en el camino al hotel, miró a su acompañante y se dividieron al entrar a la recepción. Solamente dio una vista panorámica, rápida a toda la sala, enseguida tomó uno de los baldes y comenzó a rociar toda la pintura de color verde fosforescente en los cuadros que adornaban las paredes, los marcos parecían estar hechos de oro o un material similar, los personajes vivientes gritaban y ponían caras de horror por la broma pesada, estaba seguro que no era de su agrado y a los dueños de esa asienda tampoco les caería en gracia.

Giró su cabeza lánguidamente y vio a su hermano cargando con dos tachos de excremento de Aethonan, el olor era nauseabundo, una sonrisa maliciosa se figuró bajo la máscara del gitano mientras este la esparcía por los sofás de madera, con lindos cojines que pronto quedarían arruinados. Me gusta tu creatividad, Gosth. Bromeó, tras el acontecimiento de la Riddle.

Bombarda musito y latigueo su varita.

¡PUM! El candelabro de araña que colgaba, explotó haciendo que se redujera a pequeños trozos de cristal. Al menos, algo tenía que hacer explotar... Sabes, no puedo portarme bien demasiado tiempo. Encogió sus hombros.

[Jeremy Triviani]

Caminando hasta la recepción del hotel, llego el momento que los dos mortífagos con sus máscaras y baldes, tomaron caminos apenas separados. Jeremy dejo el palo donde colgaban los dos baldes de caca en el suelo, antes de tomar uno de ellos y empezar a arruinar la detallada, antigua y hermosa recepción de huéspedes. Mancho con caca cada sillón de madera que encontró, riéndose en voz alta.

 

Por el rabillo del ojo podía ver la pintura verdes fluorescente de Matthew arruinando los cuadros antiguos que quien sabe cuánto tiempo llevaban adornando aquellas paredes. La verdad era que la remodelación que estaban llevando a cabo era mucho más divertida que la que poseían. Los cambios en los colores más los olores, dejaban a cualquier espectador presente con una impresión difícil de borrar.

 

-Gracias, “Buddy”. Nací con este talento -Musito el Askar viendo como explotaba el candelabro que iluminaba el lugar - ¡Morphos!

 

El escritorio de entrada se convirtió en un simio musculoso con grandes dientes afilados, la orden que le dio el vampiro fue muy simple. “Rompe todo lo que encuentres en tu camino y mata a todas las personas que no sean mortífagas”. Mientras el animal corría atacando y rompiendo todo a su paso, el Base aprovecho para agarrar su último balde de excremento y rociar las paredes con ella.

 

-Nos tendrán que pagar por esta remodelación -Advirtió tratando de no salpicarse con la porquería.

[Matthew Black Triviani]

Se había encargado de descargar y marcar territorio con pintura, en cada una de las esquinas del lugar. Habia reido e intercambiado un par de miradas cómplices con su hermano, bajo la máscara, aunque sus expresiones no pudieran ser vistas estaba seguro de cómo se sentía, el frenesí y la diversión de hacer lo que les plazca sin temor a nada.

Buddy... Buddy... Buddy... se detuvo un momento a pensar. ¡UN FANTASMA! Gritó y poso sus manos sobre la máscara. ACA TAAAAA Soltó entre risas, burlándose. Yo solo deseo cenar... ¿Pagarnos?, si nunca sabrán quienes fueron... O SI. Mejor, robemos el dinero de la caja registradora. Añadió y dio un salto de emoción, con dirección al mostrador, subió por encima dejando sus pies colgando y revisando con ambas manos por el otro lado, intentando buscar algo que tenga dineros.

Intento fallido por la búsqueda de Galeones, o objetos que pudiera guardar en su bóveda, tomó nuevamente uno de los baldes, que parecía estar lleno, pero no, lo ladeo, y miro en su interior, había gastado todo en las pinturas, su obsesión por los gritos fue tanto que olvido regarlo por los escritorios. Miro su interior y ladeo un poco el bote. Ya nada queda... UuuUuUu Se puso a cantar. Si, el siempre cantaba en situaciones como esa, le gustaba sembrar pánico pero a la vez pasar por loco. Mentira, realmente estaba enfermo, su cabeza a veces no funcionaba bien. (??)

¡HEY! vamos a casa, nuestra pequeña debe estar esperándonos con la cena... Ya me ruge. Desenfundo su varita y la movió haciendo señas al Mortífago.

Camino hasta la salida, con dirección hacia el bosque... Era hora de marcharse, sabía que su hermano estaría bien, pero aun asi espero hasta que el tambien saliera para poder desaparecer en una bruma negra que se escabulle por el sin fin de árboles resecos que tenia el bosque

 

#Jerethew♥

[Jeremy Triviani]

La expresión que notaba en los ojos de su hermano, era suficiente para que el vampiro se riera como loco. ¿Que tenían los Triviani en el ADN que la locura los hacía reír, cantar y hacer perversidades? La maldad que portaban desde el nacimiento era muy notoria. No había nada que los hiciera disfrutar más de su mutua compañía que no fuera la destrucción y el caos.

 

Mientras Matt intentaba robar las ganancias del hotelucho, el rubio apuntó a los pesados cortinajes que cubrían las ventanas.

 

-Pues solo sabrán que los Mortifagos vinieron a darle un plus a este decadente lugar, con eso hasta puede que lleguen a tener más ventas. ¡Incendio! -Exclamó viendo como el fuego salía por la varita para trepar por el género de tela.

 

El olor intenso de la caca, la sangre y el humo ahora mismo, ya empezaban a provocarle arcadas. Matthew por su parte ya estaba saliendo de allí. Los gritos del gorila se escuchaban por todos lados junto al ruido que hacia al romper las cosas a su paso y el grito de terror de las personas inocentes que estaban en ese momento presente.

 

-Vamos sí, me encanta el puchero que hace nuestra niña -Comento el Askar, mientras salía detrás de su hermano del Hotel. Solo se detuvo en la entrada unos segundos para apuntar al cielo - ¡Morsmordre!

 

La Marca Tenebrosa brillo con fuerza en el cielo, sobre el Hotel Transilvania. Su verde resplandor embellecía todo la ciudad. Mientras ambos mortífagos desaparecían con rumbo a su casa, para cenar, después del trabajo concluido.

 

#Jerethew♥

[Annick McKinnon]

Otto Babbling y Debbie Higgs

Empleados

 

Una fuerte explosión hizo vibrar las ventanas de la recepción del hotel. Las lámparas de araña oscilaron peligrosamente y uno de los cuadros colgados a la pared, cayó al suelo.

 

―¡Pero qué demonios…! –el gerente se apresuró a levantar la pieza de arte que había caído. En ella se apreciaba a una mujer cuyo peinado se había estropeado un poco debido a la caída. La dama, cuya vestimenta indicaba que había sido retratada durante la Edad Media, lucía un poco atribulada mientras intentaba recuperar el aspecto elegante que la caracterizaba.

 

―¡Ay, nos atacan! ¡Nos atacan! –gritó Debbie Higgs, la camarera, mientras corría a ocultarse detrás del mueble de la recepción. Llevaba las manos sobre la cabeza como si intentara cubrirse de algo; y en el camino tiró el plumero con el que solía sacudir el polvo de los cuadros.

 

―¿Qué? ¿Qué? –Otto también corrió tras ella por si las dudas y se cubrió la cabeza con ambas manos–. ¿Cómo que nos atacan?

 

―¡Sí, sí! ¡Eso seguro fue un dragón quemando todo el castillo! –exclamó Debbie al punto de la histeria–. ¡Ay, por Merlín, vamos a morir quemados!

 

Babbling la miró con extrañeza, y después de unos segundos comprendió que en realidad la camarera no tenía ni idea de lo que estaba ocurriendo y simplemente se estaba dejando llevar por el pánico.

 

―¿Cómo que un dragón? Seguro ha sido sólo una explosión provocada por Uric.

 

El gerente no sonaba muy convencido, pero aun así se reincorporó y se encaminó hacia la entrada del castillo, de donde había procedido el sonido parecido a una explosión. En realidad sentía menos valor de lo que demostraba; pero en ausencia de Annick y Elizabeth, él era el responsable de mantener el hotel en orden y funcionando con normalidad.

 

―¡Pero qué…! –Otto contempló con ojos desorbitados el origen de todo el alboroto: parte del puente que conducía a la entrada, estaba destruido, y en medio de la polvareda pudo distinguir la figura del guardia, quien sostenía la varita en alto y tosía sin cesar–. ¡Waldo! ¿Qué hiciste?

 

[Mica Gryffindor]

La figura encapuchada de la rubia recorrió el camino que llevaba a la entrada de aquel hotel. Sabía que en ese territorio podría haber tanto muggles como magos, así que prefería utilizar sus pies antes que la magia para desplazarse. La discreción era un talento que le había costado adquirir, pero había tenido que forjarlo durante los últimos años. Si bien no utilizaría magia, llevaba la varita aferrada en su mano izquierda, por si surgía algún inconveniente. Era de madrugada y el sol apenas empezaba a despuntar.

Conocía a la propietaria de ese pintoresco lugar, sin embargo, no había mantenido trato cercano con ella. Recientemente había sabido de forma sorpresiva el hecho de que el marido de aquella mujer había fallecido y aún no lograba comprenderlo. Si bien el vínculo con Elvis Gryffindor había sido distante y, por lo general, bastante frío, sentía una profunda admiración por el Auror y bastante pesar por el daño que había generado a su familia.

Daño… había tal vez mucho más daño del que ellos imaginaban, y ya no podía vivir con ese cargo de conciencia. Necesitaba revelar esa verdad antes de que fuera demasiado tarde, una verdad que llevaba oculta ya más de 17 años…

Fue así como, tras registrarse en el hotel, se dispuso a escribir. La prolija caligrafía de la rubia atravesó el papel dejando atrás un par de líneas, las suficientes como para convocar a quienes deseaba. Las cartas irían dirigidas a tres brujas, las tres muy importantes en la familia y cercanas a Mica: Arabella, Sophia y Annick. Sabía que en ese momento las tres se encontraban en la mansión Gryffindor y necesitaba acudir a ellas. No podía revelar su secreto directamente a la persona que había sido su víctima… no, no podría.

Cuando la nota estuvo lista, repasó las palabras una y otra vez, quería transmitir urgencia, pero no espantarlas.

“Hola. Sé que no esperan mis palabras, y mucho menos mi pedido, pero necesito que se reúnan conmigo cuanto antes. Me hospedo en el Hotel Transilvania, las esperaré cuanto sea necesario, pero les suplico que vengan.

Que Mica no sepa que me contacté con ustedes, no está lista para saber lo que tengo para contarles.

Saludos, Agatha.”

Una vez enviado el mensaje, pudo recostarse a intentar descansar, mientras su mente iba de aquellas mujeres a la joven de la que no tenía noticias. Estaba preocupada, necesitaba ayuda. “¿Dónde estarás?” murmuró entre lágrimas mientras se arremolinaba en el lecho una y otra vez. Era tiempo de enfrentar sus actos.

[Arabella Gryffindor]

Miré el pergamino que tenia en mis manos, todavía no podía sacudirme el asombro que me había causado el recibir aquella de nota de Agatha, la doble en dos la guarde en el bolsillo de mi capa y avance hacia la entrada. En aquel hotel podíamos encontrar tanto muggles como mágicos, al llegar a a recepción, pedí que le avisaran a la rubia que me encontraba allí y que la esperaría en los jardines del lugar, que colindaba con un hermoso bosquecillo.

 

Una vez el recepcionista me indico que le avisarían de inmediato, le agradecí y camine hacia una de las mesas que se encontraban dispersas por el jardín, tome siento y deje caer la capucha de mi capa. Me acomode el cabello detrás de la oreja y bufé, todavía no conseguía cambiar el color de blanco de mi cabello, ni tampoco el de mis ojos. Cada vez que me miraba al espejo unos fríos ojos grises me devolvían la mirada, y no lograba hallarme en ellos, sabia que era un pensamiento muy superficial y hasta narcisista, pero extrañaba verme como era antes.

 

Volví a sacar el mensaje de Agatha, al parecer había mas gente citada a aquella reunión, ¿Quiénes serian? y lo mas importante ¿Por que yo estaba involucrada?. Mi relación con ella, nunca había sido fluida o amistosa, pero en el ultimo tiempo antes de que desapareciera era agradable, un poco tirante pero agradable, había llegado a comprender que si bien Agatha era egoísta y egocéntrica, en el fondo no era mala persona. La ultima frase de la escueta misiva era lo que no terminaba de agradarme, ¿Por que mi prima no tenia que saber que me reuniría con ella? ¿Acaso algo había pasado durante en tiempo en que la rubia había usurpado el cuerpo de mi prima? Eran demasiados los interrogantes que encerraba aquel papelito que tena entre mis manos.

 

- Vamos Agatha- dije entre dientes - aparece y terminemos esto de una vez- agregué.

Editado 18 de Marzo del 2021 por Arabella Gryffindor

[Annick McKinnon]

Hacía tiempo que la pelirroja no visitaba su propio negocio. Durante su ausencia sólo había mantenido correspondencia con el gerente del hotel, y sabía que era momento de retomar la rutina a pesar de la tristeza que llevaría a cuestas.

 

Aunque era muy temprano, no le sorprendió ver a Otto en la recepción. El gerente era el empleado más responsable y también era el más prudente de todos; por eso, aunque la llegada de Annick había sido inesperada, controló su tendencia a informar con detalle la situación del hotel; e incluso tuvo mucho tacto al darle el pésame a la pelirroja por la muerte de su esposo.

 

―Busco a una huésped, Otto ―comentó la ojiverde luego de agradecerle de manera simple sus palabras de aliento―. Su nombre es Agatha.

 

―Oh, qué coincidencia… ―expresó el mago tocándose la barbilla―. Hace un momento alguien más preguntó por ella. Está en la zona cercana al bosque. Es una mujer de cabello blanco. Y Debbie fue a buscar a la señorita Agatha para avisarle que la esperan.

 

―Gracias, Otto. Entonces si alguien más pregunta por Agatha, indícale que estaremos en los jardines que colindan con el bosque.

 

Annick se encaminó hacia la zona señalada mientras pensaba en que Arabella era quien encajaba perfecto con la descripción que le había dado el gerente; por eso intuyó que su prima Sophia también había recibido aquella nota. Mientras avanzaba, la pelirroja sacó el trozo de papel y lo releyó. Seguía sorprendida por haber recibido aquel mensaje, puesto que pocas veces había cruzado palabra con Agatha; eso sin contar que sentía cierto recelo debido a lo que Elvis le había dicho sobre ella. No obstante, la curiosidad había vencido y la había guiado hasta su propio negocio.

 

Aunque la carta no transmitía información importante, Annick agradeció que Mica no se había quedado en la mansión Gryffindor, pues eso le ahorró la desazón de tener que ocultarle aquel encuentro tal como la nota indicaba... Levantó la mirada y confirmó sus sospechas cuando a la distancia logró distinguir a Arabella.

 

―Ara, me sorprende y al mismo tiempo me alegra verte aquí ―comentó mientras se acercaba hacia la bruja―. Deduzco que recibimos la misma nota de parte de Agatha. ¿Tienes alguna idea de para qué nos citó?

Editado 20 de Marzo del 2021 por Annick McKinnon

[Sophie Elizabeth Granger]

Tras recibir la nota de Agatha se alegro de poder tener un pretexto para salir, las cosas estaban muy pesadas y tristes en la Mansión Gryffindor y necesitaba distraerse un poco. Aun no le había dicho a la familia sobre su mudanza a Estados Unidos aunque ya casi todo estaba en su nueva casa en aquel país. Le pidió a Polo que estuviese al pendiente de cualquier cosa y salió hacia los jardines para desaparecer hacía el negoció de su prima donde se verían con la bruja a la que consideraba su prima también aunque al final no lo era directamente.

 

En realidad se sentía identificada con ella porque en algún momento su situación había sido parecida a la propia. Ahora ya tenia su propio cuerpo cosa que no pasaba con ella y Zahil pero tampoco estaba interesada en que pasara, asi estaba muy bien. Finalmente, llego al hotel y se acerco a la recepción, donde un mago parecía ser el encargado del lugar y seguro sabia donde estaba Agatha y las demás

 

- En los jardines, ya la están esperando - contesto de manera amable indicándole donde era. No tuvo que caminar demasiado, sus otras primas ya estaban ahi con la bruja que las había llamado. Las saludo a todas con una inclinación leve de cabeza y se sentó en la única silla desocupada

 

- perdonen la tardanza, pero ya estoy aquí, a que se debe tan agradable reunión - dijo mientras le hacia señas a un mesero para que le trajese una taza de café.

Editado 22 de Marzo del 2021 por Sophia Elvira Mackenzie