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Aritmancia & Pociones~ Noviembre 2016


Mery Gaunt Karkarov
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Otro mes más” pensó la pelirrosa mientas lanzaba su cigarro por la ventana de la habitación. Ya debería de estar preparando su clase de Aritmancia junto con Valentina, quien impartiría Pociones, pero Mery no parecía querer levantarse de su cómoda silla.

 

El viento movía su melena y hacía que algunos mechones se colocaran delante de sus ojos y le dificultaran la vista, lo cual no le importaba mucho, el cielo gris no era algo que la chica adorara ver.

 

Se levantó, resignada, y caminó hasta tomar su varita, su capa y su sobre del Ateneo, el cual le indicaba quien o quienes serían sus alumnos, aunque tenía la corazonada de que solamente sería uno, el cual le daría una clase bastante movidita… Se colocó el saco negó encima, tapando su liso vestido negro y blanco de rayas, y desapareció del lugar.

 

El Ateneo no cambiaba demasiado, y mucho menos si se pasaban los días allí, dando clases y paseando para matar el tiempo. La Mago Oscuro había aparecido delante de la clase de pociones, un aula donde no le hacía demasiada ilusión estar. La chapa que había en la puerta indicaba que, exactamente, era el aula de pociones. La Gaunt frunció el ceño, alzó su mano derecha con la varita y, con un leve giro de muñeca, debajo de aquellas letras aparecieron las de Aritmacia con unos números que giraban sobre sí mismos.

 

Con una sonrisa de suficiencia se adentró en la clase.

 

- Por Morgana… -susurró al ver tantos botes, líquidos y estanterías. Mery no era una fanática de las pociones, y eso que tenía bastantes en su habitación. Caminó despacio hasta llegar a un gran escritorio, el del profesor, y dejó encima unos papeles que llevaba junto con su sobre del Ateneo-. Es el momento… -dijo en voz baja, abriendo la carta.

 

Hades Ragnarock” Los ojos de Mery se abrieron de par en par y esbozó una sonrisa demasiado grade para su cara. Aquel era el único nombre que había en el papel y eso significaría que tendría una clase compartida con pociones y de alumno a su hermano.

 

- Bueno, habrá que intentarlo –soltó una carcajada y sacó de su bolsillo una piedra de color escarlata. La apretó en su mano y ésta desapareció. Aquel sería la traslador para su hermano Hades.

 

Con su varita en mano caminó hasta el pizarrón verde y, haciendo una división en éste justo en la mitad, y en una de las partes comenzó a poner una serie de número: 4597 71352 21921964. Se giró y miró hacia la entrada, solo faltaba que llegara su alumno, aunque quizás antes llegaban Valentina y sus alumnos de pociones, no lo tenía muy claro ya que no había hablado con la chica en ningún momento, simplemente acordaron compartir clase.

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Las agujas del reloj acechaban. Faltaba poco para que Valentina tuviera que presentarse en el Ateneo de Conocimientos para impartir su habitual clase. Un par de días antes, una carta de la directora Gaunt había llegado a su taquilla en el Claustro de Profesores, indicándole que debería compartir clase con una muchacha que conocía bastante bien. Ella era Mery, hija de la directora y actualmente profesora de Aritmancia, un conocimiento que controlaba bastante poco. Por suerte, ella tendría que ceñirse únicamente a las enseñanzas dentro de su campo.


Como siempre, iba justa de tiempo, y suponía que su compañera ya estaría rondando por el lugar. Terminó de acicalarse antes de aparecerse en los jardines de la Universidad. Una suave brisa indicaba el cambio de estación, ya próximos al invierno y a las fiestas navideñas. Aquella sería su última clase antes de poder disfrutar de las ansiadas vacaciones, motivo que la hacía ir más motivada que nunca por los pasillos.


La puerta correspondiente al aula de Pociones se encontraba abierta, dejando entrever unos cuantos rayos de luz. Con unos suaves toques sobre la puerta, advirtió de su persencia antes de entrar.


No me ha dado tiempo a decorar todo esto para la ocasión —bromeó—. Bienvenida, querida.


Lo primero que hizo fue dirigirse hacia el escritorio, donde la habitual lista de alumnos, o mejor dicho alumna, se encontraba desde primera hora bien visible. @@Candela Triviani era el único nombre que aparecía escrito.


¿Qué tal todo? Espero no tarde demasiado en llegar. Me gustaría empezar cuanto antes con mis... experimentos.

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Habían pasado ya varios días desde que hubiese enviado su solicitud a la Universidad para recibir uno de los conocimientos que perdió durante su ausencia en Londres. El Ministerio de Magia había sido bastante estricto al respecto y de los cuatro que tenía, no le quedaban más que dos (típica canción infantil); así que a Candela no le quedó otra opción que recuperarlos de manera legal, pues no renunciaría a ellos fácilmente, y la forma no legal no le parecía tan atractiva ya que enfrentaría más males que placeres.

 

La Triviani apareció en los jardines de la Universidad y se dirigió con total parsimonia al Ateneo, en donde seguramente la estarían aguardando. Esa mañana, Chuck le había hecho llegar una lechuza a su habitación. Sí, una lechuza, pues temía demasiado a la bruja como para atreverse a molestarla mientras aún se encontraba en el séptimo sueño. Le habían enviado un mensaje anónimo solicitándole que se presentase a su primera clase de Pociones.

 

Su vestimenta era lo más cómodo a lo que estaba habituada, su familia bien la describía como una salvaje, incluso Chuck había osado llamarla de ese modo. Lo único nuevo para tal ocasión era que había decidido calzarse un par de zapatos a juego con el vestido gris lleno de jirones y retazos que llevaba puesto, lo demás, hasta su cabello era el mismo de siempre: suelto y "al viento".

 

— ¿Llego tarde? Buenas... —fue lo primero que le salió de la boca cuando llegó al aula en donde ya se encontraban dos muchachas.

 

Candela fijó la mirada en una de ellas, y luego en la otra; le gustaba tratar de encontrar parecidos entre la gente y se alegró de no hallar ninguno en ellas; por lo tanto, se adelantó hasta estar frente a frente. Supuso que una de ellas debía ser la docente a cargo de la clase a la que estaba asistiendo.

 

— Soy Candela Triviani, ¿puedo preguntar quién de ustedes imparte Pociones? —así, impaciente como era ella, escupió la pregunta con curiosidad.

 

No le gustaba esperar, eso por descontado, pero durante las últimas semanas había aprendido a armarse de una paciencia que, creyó, había perdido en el último aliento de Byron, su hijo. Su mirada mercurio cambió nuevamente de una a la otra, a la espera de una pronta respuesta.

 

 

 

 

-.-.-

 

Genial *O* @

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~ Mosquito ~          Ianello 

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¿Cómo terminaría aquella clase?, no lo sabía, quizás terminarían matándose, torturándose, sacándose de quicio el uno al otro, o terminarían amándose más de lo que lo hacían. El Ragnarok sabía que eso sería asi, conocía demasiado bien a su hermanita como para no saberlo. Amaba a Mery de eso no había duda, desde que la había “encontrado”, se había encariñado demasiado con la chica, adoraba pellizcarle los cachetes, despeinarla, matarla risa, sacarla de quicio y hacerla rabiar, mas cuando el se reía tras todas las amenazas que ella solía darle o hacerle, las cuales no eran pocas, eran como 100 diarias cada vez que se veían (XD).

 

Era el único que soportaba a la Mery borde, el único que la hacia sonreír o reír, divertirse y sobre todo bajar por unos segundos la guardia, ni sus padres, hermanos y demás familiares o amigos la soportaban o lograban sacar en ella eso que al vampiro solo le tomaba un par de segundos, pero allí estaba el firmando quizás su sentencia, había decidido aprender aritmancia y era ella su hermanita quien daría la clase.

 

-Uy, esto será divertido –dijo el vampiro mientras llegaba a la puerta del aula y preparaba la varita por si las dudas, jamás se sabía cómo podía recibir la chica a su hermano, claro estaba ella debía saber que él estaría allí por lo que, era mejor estar preparado, aunque sus peores palabras eran cuando la tomaba de sorpresa.

 

Toco la puerta 3 veces y espero.

 

Nadie dijo nada por lo que entro al aula, allí habían 2 personas, bufo por lo bajo maldiciendo, pensaba que solo estaría con su hermana menor allí y que ambos se divertirían haciendo de las suyas, principalmente quería ver si Mery era capaz de enseñarle alguna cosa. No dijo nada pero en sus ojos se podía ver la molestia de aquella interrupción, más aun, estaba decidido a solo prestarle atención a la chica. Suspiro y guio sus orbes negros como el abismo hacia la persona que estaba buscando,

 

-Buenas tardes –dijo sin más a aquellas otras 2 figuras

 

Las conocía a ambas, una había sido su compañera prefecta, además de una de las jugadoras de quidditch de la liga que él solía arbitrar, a la otra la había visto anteriormente en otro lugar, sin embargo, toda su atención se dirigió a su pequeña hermana quien estaba más tentadoramente y dulcemente molestable que nunca.

 

-Hola hermanita, que milagro verte por aquí –dijo sonriéndole- supongo que este mes seré tu… -pensó bien las palabras para no decir “esclavo”- alumno, así que supongo que me deberé portar bien y atender a todo lo que me dices –dijo en tono dramático mientras negaba con la cabeza.

 

Había comenzado el juego…

 

@@Mery Gaunt Karkarov

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Ya había llegado Valentina con sus bromas habituales, pero Mery se quedó en un silencio absoluto esperando así a que Hades llegara. Y no fue el caso, antes entró Candela. Aquella chica le sonaba de algo, pero no recordaba de que, así que simplemente la miró fijamente cuando se presentó y lanzó su primera pregunta.

 

- Las pociones y yo no somos muy amigas -dijo Mery encogiéndose de hombros y dejando claro que ella no iba a ser la profesora de Pociones.

 

Seguidamente llegó Hades, su hermano del alma y, casi sin poder decir ella nada, el ya comenzó a soltar dulces sarcasmos que sacaban de quicio a la pelirrosa. "Inspira... Inspira..." En la mente de Mery aquella palabra se repetía y rebotaba como su fuera la única que conocía. Sonrió en su dirección y, sin poder evitarlo, se lanzó hacía él para darle un fuerte abrazo.

 

- Hermanito... -besó las mejillas del vampiro y después le sacó la lengua-. Voy a ser seria y dura contigo -dijo ya, tomando la postura de profesora responsable que era-. así que más te vale comportarte y no buscarme las cosquillas -sonrió de oreja a oreja y se alejó de él unos pasos.

 

Casi como en su clase anterior, comenzó a repasar los conceptos básicos de la Aritmancia, lo que debía de aprender Hades y cómo debía de ponerlo en práctica. Cerró sus ojos para respirar profundamente y después se cruzó de brazos mirando directamente al mortífago.

 

- Bien, señor Ragnarok... Empezaremos con algo sencillo -le guiñó un ojo-. Quizás tener a mano pluma y papel te sea útil -se encogió de hombros y se relamió sus labios, dispuesta a lanzar las primeras preguntas-. ¿Sabrías decirme que es la Aritmancia y para que podemos usarla? -ella suponía que había leído y buscado información para asistir a su clase, así que no iba a tolerar que se despistara ni que hiciera de las suyas-. No quiero cara de Póker, que conste -sentenció.

 

@@Hades Ragnarok

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Estuvo a punto de ponerse en guardia cuando Mery salió corriendo para abrazarlo y darle unos besos. Era tal la costumbre de que era él quien hacia aquellas coas y no su hermanita que ella lo había tomado con la guardia baja, quizás se estaba aprovechando de que por una vez él cainita tendría que obedecerla por unos segundos, ya que, de otra forma aquello seria una discusión interminable y él o ella terminarían haciendo lo que les viniera en gana.

 

Escucho las palabras de la pelirrosa y puso los ojos en blanco. ¿Así que aquel seria el juego? El Ragnarok no hizo más que dibujar una mueca divertida ante aquellas palabras de la chica, ella debía comportarse como una profesora seria, pero él jamás había dicho que se comportaría “bien” o que jugaría limpio. Más aun, cuando escucho aquello de que más le valía comportarse y no buscarle las cosquillas a Mery. Suspiro, como si aquello fuera posible. Asintió dando a entender que “intentaría” comportarse, pero quien sabía cuánto duraría aquello ya que la pequeña hermana del cainita era tierna, dulce y terriblemente y definitivamente moelstable, además de comible, mimable, besable, apapachable, cosquilleable y aquello era demasiada tentación para él. Además había un pequeño detalle, él era el único que podría hacerle todas aquellas cosas a la Gaunt Karkarov y salir vivo del intento.

 

-¿Señor Ragnarok? -le pregunto entrecerrando los ojos- ¿desde cuándo nos llevamos así de feo? –Pregunto en tono serio- como dirían por allí, vas a ver a la salida –susurro sabiendo que la chica podría escucharlo perfectamente.

 

El Ragnarok sin pensarlo 2 veces movió la varita y con un hechizo convocador trajo hacia si pergamino y pluma para anotar todo lo que fuera necesario, claro estaban, nada garantizaba que una vez que saliera de allí quemaría aquel pergamino, pero al menos iba a darle gusto a la chica. Suspiro resignado y siguió prestando atención a lo que Mery le estaba diciendo. Pensó un poco en aquella pregunta y la respuesta que debía darle a su hermana. Lo peor es que seguro aquello había sido apropósito ya que Mery sabía perfectamente que la mala memoria del vampiro era siempre más evidente.

 

-La aritmancia es el arte de poder predecir el futuro por medio de números –dijo el Ragnarok- sin embargo, tiendo a confundirme con la Aritmomancia que es un tipo de adivinación que se hacía a través de los números y de dos maneras distintas. La primera, usada por los griegos, consistía en considerar el número y el valor de las letras en los nombres, por ejemplo, de dos combatientes. Y al que tenía el nombre de más letras y de mayor valor le auguraban la victoria. Por esto decían los griegos que Héctor seria vencido por Aquiles. La otra especie era conocida entre los caldeos, quienes dividían su alfabeto en tres décadas repitiendo algunas letras. Cambiaban en letras numerales las de los nombres de aquellos que les consultaban y referían cada nombre a algún planeta, de lo cual sacaban sus presagios –la miro a los ojos- aunque supongo que son lo mismo o muy parecidas o no es ni lo uno, ni lo otro, sino todo lo contrario –dijo el Ragnarok observando a su hermanita.

 

@@Mery Gaunt Karkarov

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Una bruja de piel incluso más blanca que la suya se presentó en el aula. Era Candela, y lo primero que hizo fue preguntar por la profesora que se le había asignado. Valentina la miró de arriba a abajo mientras la muchacha tomaba asiento.


Tu profesora soy yo, Candela. Encantada, mi nombre es Valentina Ricci— contestó en un tono de lo más amable.


Pero no fue la única en poner los pies en el aula, y es que poco después llegó Hades, un hombre con el que se había cruzado en más de una ocasión, pero que llegaba para introducirse en el arte de la Aritmancia.


Un gusto tenerte por aquí a ti también, Hades. Me siento mucho más segura contigo cuando no hay escobas de por medio —bromeó.


Y, volviendo al tema... —giró su rostro hacia encontrarse con el de su alumna— ¿Qué tal se te dan las pociones? Espero que bien. He estado pensando en qué aspectos interesantes podríamos tratar en la clase de hoy, y se me ha ocurrido una idea interesante. Justo hace unos días, los muggles celebraron una fiesta llamada Halloween, no se si habrás oído hablar de ella. Básicamente, se disfrazan de criaturas terroríficas, ¡incluso de brujas! —rió al imaginarse los ridículos atuendos que utilizaban para parecerse a una de ellas—. Esto me recordó a la poción multijugos, que nos permite adoptar completamente el físico de otra persona gracias a sus propiedades transmutadoras. Si no recuerdo mal, en Hogwarts nunca se enseña esta poción, a no ser que la hayan querido introducir en la última reforma educativa.


Hizo una pausa para beber un poco de zumo de calabaza de una taza sobre el escritorio. Mientras, volvía a preguntarse si aquel experimento sería correcto éticamente hablando, ya que en numerosas escuelas mágicas nunca se introducía ese tipo de temario. Pero a fin de cuentas, estaban en la universidad y era asunto de ella, ya respondería ante sus directores en el caso de que ocurriera algo grave, tal vez con San Mungo de por medio.


Bueno, bueno... pues la multijugos es una poción muy peligrosa, ya que al jugar con la anatomía humana, nos puede traer malas pasadas. Además, el hecho de que tarde un mes en completarse nos limita un poco. Pero he pensado que podríamos elaborar algo similar, aquí y ahora, ¿qué te parece? Podríamos diseñar algún prototipo de poción que nos ayudara a convertir alguna parte de nuestro cuerpo en una parte animal. Oh, suena algo arriesgado, pero reconozco que siempre quise tener alas, por ejemplo, y salir volando sin ayuda de mi Nimbus.


Se acercó a la mesa de trabajo con un pergamino en la mano donde se podían leer las siguientes palabras:


  • Crisopo
  • Antinomio crudo
  • Sanguijuela
  • Escrúpulos de Descurainia Sophia
  • Dracmas de Sal Amoniac
  • Centunaida
  • Cuerno pulverizado de Bicornio
  • Escofinas de Salitre, Mercurio y Marte
  • Piel seca de una Serpiente arbórea africana
  • Gusarajo

He aquí los ingredientes de la tradicional poción multijugos. Me gustaría que me dijeras con cuáles te quedarías y por qué. Además, puedes añadir más si quieres. Tienes un libro con miles de ingredientes y sus descripciones justo allí— señaló a una pequeña estantería cerca del escritorio del profesor—. Cuando termines, te daré mi valoración —terminó sonriendo.



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Y cuando creía que la educación de Ottery no podía estar peor, Candela se enfocó en la bruja que se hacía llamar Valentina; se trataba de una muchacha que le recordaba a su madre, aunque sólo fuese por el cabello, pues por lo que respectaba a lo demás, no se parecían en nada. La muchacha hasta parecía ser agradable, un rasgo del que carecía Aland Black.

 

La Triviani observaba y escuchaba atentamente a la introducción que estaba recibiendo de Pociones por parte de su profesora asignada y, aunque no le había quedado en claro a qué se refería o qué esperaba que la ojigris hiciera con los ingredientes, les dedicó una mueca concentrada y enarcó una ceja al reconocer algunos de ellos. De hecho los reconocía a todos, pero no se trataban de los indicados para la poción multijugos; lo que le llevó a pensar que había algún tipo de truco. Siempre hay un truco, ¿no?

 

— Admito que soy más práctica, —empezó diciendo la Triviani mientras se encaminaba hacia la estantería que Valentina le había señalado.— se me da mejor la ejecución de hechizos que las pociones en sí, a pesar de que, de algún modo, la elaboración también entra en la parte práctica... soy complicada.

 

Los dedos de la bruja iban pasando página tras página hasta que se detuvo en la hoja que necesitaba, volvió, libro en mano, hasta donde le habían puesto los ingredientes y empezó a seleccionarlos. ¿Para qué necesitaba el gusarajo? Le parecía asqueroso, así que lo descartó; lo mismo hizo con el antinomio crudo, que le sonaba de algún lado mas no de la poción a la que se estaban refiriendo. Así también, las escofinas le resultaron de lo más fuera de lugar. Todas tachadas con una pluma que había encontrado detrás de su oreja.

 

— Creo que son éstas, ¿o no? —dijo señalando el pergamino. Esperó el veredicto de la señorita Ricci, pero antes de que ésta pudiese emitir sonido, Candela se lo retiró para revisarlo.— Claro que, si necesitara, por ejemplo, adquirir el aspecto físico de otro u otra...—tomó nuevamente la pluma y escribió sobre el pergamino "Necesitamos algo de aquel, un pelo serviría, en quien nos queremos convertir. Preferiblemente humano."

 

Ligeramente satisfecha, se lo mostró.

 

Igual, no me quedó claro si querías los ingredientes de la poción multijugos o de la poción que te da alas, u otra caracterísca animal. Existe una bebida energizante que, dicen, te da alas, pero no recuerdo el nombre.

 

 

 

*****

 

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Sabía de sobra que Hades estaba en una lucha interna por no comenzar a fastidiar a Mery, y eso la divertía demasiado puesto que sabía las cosas que podía decir o hacer para molestarlo un poco más, al fin y al cabo el Ragnarok debía de respetarla si no quería reprobar la asignatura.

 

Soltó una risotada ante las maldades que pasaban por su cabeza pero el susurro de Hades hizo que Mery enarcara una ceja y lo mirara fijamente.

 

- Con que voy a ver la salida... -dio un paso hacía el-. Puedo ver que no será así -se encogió de hombros y volvió a dar un paso, esta vez hacia atrás-. aunque quizás señor Ragnarok no quede muy bien... A lo mejor prefieres... -puso su mano en la barbilla e hizo gesto pensativo-. Señor Apolo -soltó una carcajada en cuanto soltó aquel nombre.

 

Escuchó atentamente la explicación de Hades, la cual sorprendió a la pelirrosa. Era la primera persona que había conseguido sorprender a Mery en el ámbito de la Aritmancia, y eso ya comenzaba a darle puntos, además de hacer que la dificultad de la clase subiera, sin duda alguna iba a ser, cuanto menos, interesante la clase.

 

- Bien, me gusta -dijo la chica en cuanto terminó de explicar Hades su pregunta-. Pero, te voy a dar el significado más corto y correcto -sonrió de lado y cruzó sus brazos tras la espalda-. La Aritmancia, simplemente, es el estudio las propiedades mágicas de los números, incluyendo también la predicción del futuro con números y numerología -se acercó hasta la pizarra y borró todo lo que había escrito anteriormente-. Sabiendo ésto, podemos asignar a cada letra un número simple -colocó en la pizarra los números del 1 al 9-. Para formar la tabla de valores entre letras y números, simplemente hay que colocar las letras en grupos de tres en tres en orden alfabético, y asignarle el número, claro -se apartó de la pizarra y volvió hasta donde se encontraba Hades-. Ahora te toca a ti armar esa tabla -golpeó varias veces su espalda.

 

Escuchó como Valentina decía algo de Sanguijuelas, cuernos de bicornio y dios sabe que más. Abrió sus ojos de par en par y soltó una pequeña arcada exagerada.

 

- Valentina, hija mía, como traigas todo eso aquí, conmigo delante, te aseguro que no duraré mucho en pie -y dicho aquello, esperó a que Hades hiciera lo que le había mandado.

 

 

 

@@Hades Ragnarok

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El cainita podía ver en los ojos que Mery, su hermanita pequeña estaba aprovechando aquella situación y el colmo era que s estaba divirtiendo de lo lindo, ambos sabían como provocarse mutuamente, de haber estados solos en aquella aula ya la hubiera atrapado y la hubiera matado de risa o simplemente habría hecho rabiar a la chica como solía hacer, sin embargo, la suerte estaba en su contra ya que tenían que compartir aquella aula con valentina y la otra chica que estaba viendo pociones. Dibujo una mueca al escuchar y ver la tarea que Valentina le había puesto a candela…

 

“Cosas de niños” –pensó el vampiro ya que él era Sanador de San Mungo y un experto en pociones. Sin embargo, tenía que prestarle atención era a la pelirrosa en vez de a aquel caldero burbujeante que se podía ver allí.

 

Se forzó a mirar los ojos de su hermana mientras esperaba saber si aquello que el había dicho o más bien la respuesta a lo que había preguntado era correcto o no. Sonrió al escuchar que le había atinado a la pregunta por lo que no pudo más que sacarle la lengua a Mery rápidamente para luego seguir atendiendo a la clase. Aunque la Gaunt Karkarov había escuchado lo que el había dicho, aquel reto tan común entre ellos, no le importo, más bien lo había dicho en un tono suficiente como para que la pequeña vampiresa se enterara. Por un segundo se iba a poner en guardia cuando la observo acercarse a él para referirse a aquel comentario, sin embargo, lo sorprendió que la chica diera un paso atrás. Levanto una ceja extrañado, y lo que paso a continuación no se lo espero, aquello lo agarro con la guardia baja, ella lo había llamado Apolo y justamente Mery sabia como odiaba el cainita que ella le dijera así.

 

-Aprovecha todo lo que puedas hermanita –dijo observándola de manera divertida mientras un brillo de intensa maldad y travesuras aparecía en los orbes negros del vampiro dando un paso hacia adelante, como si fuera a tomar posición para atacarla y atraparla.

 

Rio ante el rostro de Mery y suspiro, no, no era el momento aun, ella estaba jugando con fuego y se podría quemar, estaba tentando al vampiro, ella lo sabía perfectamente bien, lo estaba tentando, estaba probando su resistencia.

 

Bufo y se volvió a colocar en una posición normal para luego ver como su hermana se volteaba, aquel era el momento justo para atacarla, claro estaba, si es que aquellas personas no estuvieran allí. Ladeo la cabeza sopesando las oportunidades que tenia, pero lo mejor era aguantar un poco más, claro, esperaba hacerlo. Observo como la chica borraba lo que estaba en la pizarra y comenzaba a escribir aquello que por un momento el aprecio chico al Ragnarok hasta que termino con aquello y le explico lo que ella deseaba, además de darle un concepto mucho más fácil con respecto a lo que era la Aritmancia, así que el nigromante tomo notas y luego de aquello tardo unos segundos en comprender lo que Mery quería. Entrecerró los ojos y se concentro para luego en un pedazo de pergamino hacer lo que ella había mandado.

 

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-espero sea algo como esto, sino tendrás que explicármelo otra vez y tendré que volverlo a hacer –dijo sin más.

 

@@Mery Gaunt Karkarov

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