Jump to content

Prueba de Videncia #4


Sajag
 Compartir

Publicaciones recomendadas

El Arcano de Videncia estaba pensativo, a la orilla del lago, esperando a su pupila. Era la primera vez que esperaba en esta zona del agua y no dentro de la pirámide pero se había visto allá con ella y sabía que era el mejor lugar para darle las primeras instrucciones de su prueba.

 

Estaba tranquilo. El hindú pocas veces elevaba la voz y, además, no solía hablar mucho, sobre todo en los últimos años de soledad que había vivido como Arcano. Sin embargo, desde que se había comprometido a ser un miembro docente del Ateneo, había tenía que hablar más de lo acostumbrado. Pero había sido necesario. En su tierra natal se hacían más explícitos los deseos con los movimientos del cuerpo, el andar sinuoso de los pies y las singulares señales no verbales que constituían la más rica conversación con alguien. Aquí, sin embargo, la sociedad londinense se consideraba más refinada y no entendían los convencionalismos de los signos. Todo tenía que ser explicado, algo que le causaba cansancio al pobre arcano, más acostumbrado a la meditación y al mutismo.

 

El agua parecía un espejo, acompañando su quietud y su mirada al infinito. La mente de Sajag estaba lejos, en algún punto lejano de su memoria. Sólo cuando sintió los pasos de la muchacha dejó de aventurarse en el pasado para volver a gozar de la presencia de aquella gran Vidente en proceso de superación. Le sonrió de forma afable mientras le saludaba con las manos juntas e inclinando la cabeza hacia ella.

 

- Namasté, señorita Crouchs. Sí, sabía que vendría - contestó el Arcano ante su pregunta, - como sabía que necesitaba esa noche de descanso para que su decisión fuera correcta. Ayer quería venir por impulso; hoy viene porque ha vivido la paz de sentirse segura de sí misma. Hoy... Hoy, usted es capaz de atravesar cualquier peligro por mantenerse así para siempre. Hoy, hoy será capaz de superar lo que sea.

 

El Arcano sabía que las decisiones han de ser tomadas después de reflexionar sobre ellas y, aunque sabía que el resultado hubiera sido el mismo si le hubiera dejado hablar ayer, cuando se lo impidió, hoy ella llegaría a su destino.

 

Todo ello lo dijo con su postura, no con palabras, sin mirarle a los ojos. Veía algo a lo lejos, la punta de la pirámide que guardaba el Portal de los Anillos de Conocimientos.

 

- Señorita Crouch, le ruego tome esta vela.

 

Sin esperárselo, la mujer se encontró con una vela entre las manos que había aparecido así, de repente. Era de color rosado, con flores rosáceas en su base que creían a lo largo de su contorno.

 

- Debe llegar a la pirámide con ella encendida. No se preocupe, ni el agua ni el aire la apagarán, está protegida. Pero debe evitar que otros... seres... lo consigan. Lo intentarán, se lo aseguro, intentarán buscar sus flaquezas y acabar con la vela. No lo permita. Dentro... Cuando la parafina arda por completo... Encontrará su anillo provisional de Videncia. Su misión es fácil, llegar ante el Portal con él. Sin embargo...

 

Sajag contempló el agua de nuevo, en la que empezaban a surgir burbujas pequeñas, como si algo se moviera por debajo.

 

- No llegue sin la vela, ni con la vela apagada, ni llegue antes de que se consuma la mecha, ni llegue después de que la vela haya desaparecido. Ha de llegar puntual, cuando la cera desaparezca y el anillo surja justo delante del Portal. Es la única manera que tiene para que se abra. Si no es así, tendrá que dar media vuelta, aunque haya superado los tres obstácul0s que le esperan.

 

Guardó un momento de silencio para que Taurogirl visualizara todo lo que debía conseguir para tener derecho a cruzar el Portal de la Videncia.

 

- Es fácil llegar pero no es fácil cumplir los requisitos que he mencionado. Su primer obstácul0 es cómo cruzar el Lago; algo se lo impedirá o intentará hacerlo, al menos. Si lo consigue, encontrará un Bosque laberíntico protegido por una baraja no tan permisiva como la mía que le dejé para practicar. Tendrá que interpretar una tirada que le indicará el camino correcto para llegar sin peligros, cualquier otro camino que tome estará lleno de criaturas que no obedecerán su mandato aunque... Aunque sé que tendría poder para hacerlo en otras circunstancias. Aquí, los animales son sacados de pesadillas y no obedecen a nadie que no sepa bordearlos. Ningún anillo o amuleto de sus libros queridos le ayudarían con ellos y su muerte sería atroz. Creo que ni el mismo Arcano de Nigromancia se atrevería a sacarle del Limbo donde quedaría enterrada. Así que decida bien el camino correcto. Sólo tendrá una oportunidad.

 

¿Por qué temía si había visto el resultado? Tal vez porque el futuro no está del todo escrito y siempre hay algo de Incerteza con la que contar para cambiarlo. Siempre adivinaba lo que iba a suceder; por eso era el Arcano de la Videncia, pero siempre temía equivocarse en su Visión.

 

- La tercera parte es la más difícil de todas. La vela prenderá un mar de sensaciones que le llevarán al pasado. Los fantasmas del Pasado intentarán apagarla con su frialdad de muerto y tendrá que superarlo sin ayuda. Pero...

 

El Arcano era justo. Sabía que no podía ayudar a sus pupilos y que debería superar todo aquello sola, sin ayuda de nadie. Así que bajó la voz y la convirtió en un murmullo.

 

- Recuerde a la Loca. Ella está en su pasado y le indicará el lugar correcto por donde ascender la escalinata sin que se convierta continuamente en un Glisseo perenne que le impida llegar al Portal.

 

Sajag abrió las manos y dejó, por fin, la vela suelta dentro de las manos de Tauro.

 

- Señorita Crouch, le espero allá en el Portal. Recuerde, no llegue antes ni después. Llegue en el momento justo o su sacrificio de nada servirá.

 

Tras las palabras susurradas, el Arcano desapareció. Para quien no lo hubiera visto allá, podría haber pensado que era una ilusión, una imagen soñada.

m1Q3ONE.png
Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

— Como siempre usted tuvo razón, tanto mi cuerpo como mi mente necesitaban un descanso después de lo ocurrido y aunque hubiese podido continuar, no imagino como habría terminado al final del día.

 

Acto seguido el Arcano le hizo entrega de una vela cuya llama no se apagaría ni con el viento ni con agua, pero aun así sí que se consumiría como una vela normal y su trabajo, hasta el momento sencillo, consistía en llevarla hasta la pirámide. Pero claro, no podía ser así de fácil, debía haber algún tipo de dificultad en medio de todo, una que de nuevo la pusiera a prueba y le ayudara a convencer al Sajag de que de verdad estaba lista para convertirse en una gran vidente, aunque claro, eso él ya lo debía saber, por lo que más bien su tarea consistía en convencerse a sí misma.

 

— Entonces simplemente debo llegar con la vela —. Pero por supuesto estaba muy equivocada y al escuchar la explicación del hombre supo que no sería un juego de niños. La dificultad no sólo estaba en los obstáculos que encontraría en el camino, cuyo fin no era más que el impedirle llegar a su destino, sino que debía llegar a tiempo de forma muy literal, como nunca antes. Lo repasó de nuevo mentalmente y además le pidió una explicación extra al Arcano, quién con gusto accedió a hacerlo, solo para confirmar lo que ya especulaba. Para cuando Tauro hubiese llegado a la pirámide la vela debía apagarse en el momento justo, no había espacio para milésimas de segundos y para eso debía poner en práctica todo lo aprendido.

 

Las instrucciones eran muchas y confusas, pero cuando las separaba y miraba por separado el panorama se aclaraba. Tauro miró a Sajag fijamente, directamente a los ojos hasta que hubo repasado cada una de sus palabras, procurando no haberse olvidado de nada. Sabía que sería difícil recordarlo tal cual si se encontraba frente al peligro, pero ella tenía la extrañaba habilidad de actuar correctamente en momentos así y de recordar cosas que normalmente olvidaría. Sí, era una mujer rara.

 

— Supongo que nos veremos allá —dijo —Y probablemente ya lo sepa, pero al final de esto una nueva etapa comienza para mí —. Sonrió. Ya era momento de dejar muchas cosas del pasado que no eran más que una carga y entre esas estaba el apellido que llevaba y por el cual no dejaban de llamarla. Ser una ''Crouchs'' no era una mala experiencia, pero seguirlo siendo sí que lo sería y para avanzar también necesitaba dejar eso atrás —Lo veo en unos minutos —susurró antes de verlo desaparecer.

 

«Bueno, cruzar el lago. ¿Qué tan peligroso puede ser? Ya lo he hecho muchas veces, y esta vez no será la...»

 

Sus pensamientos fueron cortados por algo que no había visto antes. Lo que tenía frente a sus ojos seguía siendo un lago, el mismo que recordaba, sólo que este era infinito. Tuvo que cerrar y abrir los ojos más de dos veces para asegurarse de lo que veía, preguntándose si era real o una simple ilusión. Avanzó con cautela hasta agacharse en la orilla, donde sumergió la mano e incluso salpicó su rostro para darse cuenta de que sí era agua, pero entonces, ¿por qué no lograba ver lo que había al otro lado? ¿Por qué sólo seguía viendo más y más agua? Se giró para buscar alguna respuesta en Sajag, pero claro, él ya se había marchado.

 

Podía construir una balsa y remar y remar, lo cual no tenía ningún punto si jamás iba a encontrar un final. También podía congelar el lago y deslizarse por él, pero la situación seguiría siendo la misma. Al final optó por lanzar algunas semillas de hielo que de inmediato congelaron el agua convirtiéndola en una superficie sólida y firme, lo suficiente para soportar el peso de alguien como ella. Hizo el primer intento de caminar y estuvo casi segura de que transcurrieron alrededor de quince minutos, miró hacia atrás y era como si apenas hubiera dado un paso.

 

«No entiendo qué sucede»

 

Pronto sería presa de la frustración y de la desesperación, y no quería llegar a ese punto. Inspiró hondo cerrando los ojos e hizo la única cosa que se le ocurrió: recurrir a su ojo interior.

 

Confiar en su ojo interior significaba que de verdad creía en el, era caminar a ciegas pero viendo al mismo tiempo, era dar un paso en falso que también era seguro. Se trataba de un asunto de fe. Dejó que su mente viajara hacia la residencia del Arcano, donde la agradable melodía que antes había interpretado no dejaba de sonar y eso la tranquilizó. Estaba viendo, pero con los ojos cerrados. De inmediato trajo esa melodía al lugar donde ahora se encontraba y pudo visualizar el lago de antes, sin infinitos ni imposibles y tal como antes caminó, caminó creyendo que cada paso que daba era el correcto y así lo siguió haciendo hasta llegar a la orilla y sólo en ese momento abrió los ojos. Lo había logrado.

 

— ¡SÍ! —exclamó bien alto, total que no había nadie ahí que pudiera escucharla. Aquel primer obstáculo había puesto a prueba la confianza de ella en su ojo interior y al creer en el estaba aceptando su existencia sin ninguna pena.

UASDi2b.gif
HakOva6.png
XzWZp5H.gif

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

El Arcano iba a dirigirse directamente al interior de la Pirámide cuando vio lo que sucedía. Se paró delante de la orilla opuesta del lago, que él había cruzado sin ningún tropiezo, y observó lo que acontecía al otro lado con sus propios ojos. Era curioso puesto que siempre lo había visto a distancia, con la bola o con la mente, pero ésta era la primera vez que el hindú observaba la reacción de su aprendiz nobel ante el primero de sus obstácul0s.

 

- Inténtalo - susurró. Se suponía que no debía ayudar a nadie que se presentara ante el Portal pero el Arcano era un hombre pacífico y sensato; sabía que aquellas dificultades estaban pensadas para persuadir a los aspirantes para abandonar y volver por donde había venido. No podía ayudarles, era cierto; pero nada estaba escrito sobre animar para infundir calor. Se frotó su propio anillo y el que se escondía en la vela brillo levemente de color rosado. Tal vez la muchacha no se diera cuenta; o tal vez sí, pero eso le infundiría calor y confianza.

 

Cerró los ojos con ella, para ver lo que ella veía y lo que ella sentía. Sonrió al ver como su "Ojo interior" se despertaba y crecía. Ya lo había predecido, no era nada nuevo para él. Cuando sintió el grito de alegría se sobresaltó. No debía encontrarle allá.

 

Desapareció de su vista para esperarla al final del segundo obstácul0.

m1Q3ONE.png
Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Con la primera prueba superada Tauro recuperó la confianza en sí misma y el lago volvió a ser el mismo cuando el efecto de las semillas desapareció, se sentía un poco más cerca de su destino, pero antes debía enfrentar lo que sea que le estuviera esperando dentro del laberinto. Allí podría encontrarse con cualquier cosa, el laberinto era muy cambiante, impredecible y peligroso, la cantidad de criaturas que se podían encontrar no las había visto nunca en otro lado, al menos no reunidas en un mismo sitio. Quién quiera que haya sido creador de ese lugar debía ser muy poderoso.

Valor no le faltaba, a pesar de los peligros que pudiera encontrarse aquello no la haría retroceder, de hecho podía decirse que sus miedos nada tenían que ver con lo visible ni con poner en riesgo su vida, sus mayores retos estaban representados por ella misma y por sus propios tormentos, los seres que ella más temía no se encontraban allí, pero venían del mismo lugar que ella. Los demonios eran seres igual de asombrosos como temibles y despiadados, y los peores nunca salían a la superficie, tanto que habían otros que se encargaban de evitarlo.

«Es tiempo»

Convencida de que estaría preparada para cualquier cosa que surgiera, Taurogirl empuñó su varita hasta que la madera quedara tatuada en la palma de su mano. Una vez dentro del laberinto no encontró nada extraordinario, nada que le dijera que un basilisco estaba a punto de atacarla o que una acromántula quisiera comérsela. Quizás había exagerado todo, pero cuando se hubo adentrado por completo descubrió una fascinante criatura que la esperaba detrás de una mesa con un mantel blanco. La Mortífaga aminoró el paso, mientras se acercaba, observando cómo la Esfinge movía la cola en señal de advertencia. Lo que le parecía fascinante de aquella criatura, además de su cuerpo de león y cabeza de mujer, era lo letales que podían llegar a ser si no estaban de buen humor.

— Un humano.

No había sido una pregunta, era más bien una afirmación aberrante que le advertía que su presencia no era grata para ella.

— Una esfinge.

En su caso la frase si salió más a modo de sorpresa.

— Acércate, humana.

Tauro hizo lo que le pidió, sin embargo, no se acercó del todo, sino que se mantuvo unos cinco pasos alejada de la mesa en caso de que tuviera que defenderse o correr. Estuvo a punto de preguntar lo obvio, pero al ver a la esfinge a los ojos supo que no había manera de que la dejara pasar así nada más. Esperó un largo rato hasta que la criatura volvió a hablar.

— Elije tres cartas, cada una representa los caminos que se encuentran detrás de mí, sólo uno es el correcto. En caso de que te equivoques te comeré y no hay forma de que puedas evitarlo.

Tauro asintió, sabía que hablaba muy en serio y dudaba de que pudiera salir viva de aquella situación, o por lo menos no entera, de todos modos debía hacer su mejor esfuerzo si lo que quería era llegar hasta la pirámide. Avanzó solo un paso más y estiró la mano para partir la baraja a la mitad, luego volver a juntarla y una vez más partirla antes de elegir sus tres cartas. En su otra mano la vela seguía intacta, tal como le había dicho el Arcano.

— El Loco, La Fuerza y La Estrella —en ese orden sacó las tres cartas, cada una le diría cosas totalmente distintas o similares y dependía de ella identificar cual era el camino que debía seguir. Empezó con la primera.

El Loco indica que se avecinaba un tiempo falto de disciplina y sentido común, lleno de desorden por propia voluntad. También es probable que últimamente sus relaciones estuvieran tomando un rumbo inusual, o que su vida tuviera cierto nivel de desorganización que la dejaran sin saber qué hacer, pero de igual modo le aconsejaba que a veces era sano lanzarse al vacío y arriesgarse. La Fuerza representa su fortaleza interior, la cual estaría a prueba en los próximos días y por muy difíciles que fueran las circunstancias que tuviera que enfrentar, no debía bajar la guardia; era prácticamente seguro lograr lo que deseaba, siempre y cuando fuera constante. Esta carta es la del valor, la acción, lo vital y la gentileza. Por último, La Estrella le decía que actuara de manera natural y con delicadeza para permitir que las cosas lleguen por sí solas. El éxito estaba cerca. Era momento de conquistar el corazón de las personas a su alrededor y conseguir los objetivos. Esta carta es la de la esperanza y el influjo astral, por lo que sí se sentía perdida, debía pedirle al Universo que la dejara ver la estrella que le sirviría de guía.

 

Tras haber analizado de nuevo el significado de las cartas, dejó a un lado la primera, actualmente no se encontraba en esa situación ni tampoco quería estarlo y de elegir ese camino probablemente entorpecería todo el avance conseguido hasta ahora. Las que más dudas le daban eran las dos últimas, ambas eran buenas, pero la última tenía una peculiaridad que tenía más que ver con la videncia vinculada al Universo y por muy sorprendente que pareciera, era lo más la que convencía. La estrella de la que hablaba debía ser su ojo interior y éste le dictaba que el camino que debía seguir era el tercero.

 

— Elijo la estrella.

 

La Esfinge hizo un gesto de molestia, porque seguro ya contaba conque la oji-azul tomara una mala decisión y sin oponer resistencia se hizo a un lado para dejar que pasara.

 

— ¡La próxima no tendrás tanta suerte! —le gritó al final cuando ya se alejaba. La vela ya se había consumido más de la mitad y quedaba poco para que se apagara. Al final del laberinto pudo ver la pirámide, lo único que debía hacer era caminar un par de metros más y estaría allí en la pirámide en el momento exacto en que la vela se extinguiría, pero al ver el estado en el que se encontraba decidió ir más despacio, aunque no mucho, era muy difícil calcular el tiempo exacto para que ambas cosas ocurrieran al mismo tiempo.

UASDi2b.gif
HakOva6.png
XzWZp5H.gif

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Era valiente, eso lo sabía desde que entró en su habitación-biblioteca-clase. Pero el Valor no era suficiente para superar las pruebas que el Portal le plantaría para que fallara. Ella era valiente, se ha de serlo para enfrentarse a una Esfinge y no dudar. Él había visto que superaría su prueba y elegiría la Estrella. Con ello volaría.

 

Cambiaría...

 

¿Sabría la mujer que esa sencilla elección había provocado un cambio en sí misma, en su forma de ver las cosas? Ahora todo era distinto y la Señorita C... Taurogirl... se encontraría con la última gran prueba que le había impuesto. Además, estaría presionada por la vela consumida. ¿Le parecería que faltaba mucho? ¿Pensaría que tenía que darse prisa?

 

El arcano se sentó en el suelo, sobre una pequeña alfombra india en posición de loto. Cerró los ojos y contempló el avance de la muchacha.

 

- Ahora es otra, no lleva el mismo apellido.

 

¿Cómo podía saber eso? La capacidad de Adivinación del Arcano era mundialmente conocida. Ya no le podría llamar señorita Crouchs. Había cambiado mucho desde que se había presentado en la clase. Ahora era... Diferente.

 

Y muy capaz de llegar hasta la Pirámide.

 

¿Por qué se tardaba tanto? Sajag intentó meditar de nuevo pero su mente la buscaba para comprobar su progreso. El Portal vibró y una débil luz empezó a asomarse por los bordes al empezar a abrirse. El Arcano abrió los ojos y contempló, sin verlo, como iba, milímetro a milímetro abriendo el paso a la Gran Prueba.

 

- Date prisa, muchacha, o todos tus esfuerzos habrán sido en balde.

 

Pero él había visto que llegaba y que le contestaba que sí a la pregunta, así que, cuando sintió pasos, sólo añadió:

 

- Sé que dirás que sí a mi pregunta, así que si estás segura de que quieres hacer la prueba, ponte el anillo de tu vela y cruza el Umbral. Que la Suerte te acompañe y regreses sana y salva.

m1Q3ONE.png
Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Tras cruzar el laberinto y tener la pirámide a tan solo pocos pasos de donde se encontraba, Taurogirl empezó a sentirse extraña. Por instinto fue revisando con la palma de su mano libre las partes de su cuerpo, sólo para estar segura de si en el camino alguna rama o planta mal ubicada la había rozado o herido, lo que explicaría mucho lo que en esos momentos estaba sintiendo. ¿Sería veneno? Entonces recordó aquellos extraños pétalos a los que estuvo expuesta en la clase del Uzza del Libro de los Ancestros y que la habían hecho ver otras cosas.

— Estás imaginando cosas —habló para sí misma antes de sacudir la cabeza y decidir seguir adelante. A la vela ya le quedaba un cuarto para extinguirse, pero dada la distancia que tenía de la pirámide (unos cuantos pasos nada más), corría el riesgo de llegar muy temprano, fue entonces cuando escuchó una voz familiar, una que deseó no volver a escuchar.

— ¿Ya me olvidaste, cierto? —el sonido era inconfundible, sólo una persona podía hablar con esa superioridad que lo caracterizaba, como si el resto del mundo tuviera que rendirse a sus pies, sobre todo ella — Realmente no pensé que lo conseguirías, aunque la verdad siento que no lo has hecho, que no me has superado del todo —la carcajada de burla proveniente de aquel hombre hizo que Tauro empuñara su mano con enfado y que la sangre se le subiera a la cabeza.

— Cállate —respondió tajante.

— Incluso te has cambiado el apellido —continuó diciendo, como si ésta nunca lo hubiese interrumpido —. ¿A quién quieres engañar? Me necesitas, siempre lo has hecho. Yo te creé, yo te hice la persona que eres hoy, me perteneces —. De nuevo aquellas palabras que la mantuvieron subyugada por muchos años hacían eco en su cabeza. Alguna vez las había creído y se había sentido sin identidad, como si de verdad no fuese nadie sin él, pero aunque le tomó tiempo comprendió que todo este tiempo había estado equivocada y que lo que el mago le decía no eran más que mentiras para ocultar que ella siempre había sido mejor que él. Un pensamiento fugaz de Sajag le vino a la cabeza: «Recuerda a la loca», le decía.

La carta, que la había perseguido desde el inicio, hablaba de las propias barreras que se había impuesto y que no le permitían avanzar ni superar situaciones o personas que la incomodaban, pero que no se atrevía a confrontar por miedo a lo que vendría después. De ella dependía esa decisión de saltar las barreras, de arriesgarse y adentrarse a lo desconocido por muy incierto que fuera, tan sólo debía creer en que todo mejoraría. Las excusas ya se le habían acabado, ahora solo quedaba una verdad destapada que le mostraba las cosas como realmente eran y que su dependencia era culpa suya.

— Te equivocas —la esperma de la vela quemó su mano, pero su dolor no fue más que una advertencia de que debía apresurarse — Soy libre de ti, ya no haces parte de mi vida y no te necesito. ¿Sabes qué es lo mejor? Que se siente muy bien —el hombre ni siquiera le refutó aquello, las palabras de la peli-azul no podían ser más ciertas y él lo sabía, porque si algo le enseñó fue a ser determinada — Te debo mucho, sí, pero desde hace tiempo yo me hice mi propio camino —. No sabía si todo aquello era producto de una visión o si de verdad estaba allí, pero cuando la esperma la volvió a quemar no había ya rastro de ese hombre.

Taurogirl ahora era una persona fuerte, decidida y fortalecida, no había nada que se interpusiera en su camino hacia la felicidad y eso todo gracias a Sajag.

Cuando se dio cuenta de que la vela estaba a punto de apagarse totalmente corrió hacia el interior de la pirámide, deteniéndose frente al portal justo cuando la llama se extinguía, todo ocurriendo en el momento justo y sin ningún tipo de retraso. Para su sorpresa, algo metálico había quedado en su mano, algo con forma de un anillo.

— Lamento... —estuvo a punto de disculparse por haber tardado, pero la verdad es que no venía al caso, había llegado a tiempo — Sí, estoy segura de que quiero tomar la prueba y cruzar el umbral —dijo colocándose el anillo en el anular — Y esta vez prometo no tardar mucho —bromeó, al tiempo que ingresaba por la puerta y se perdía dentro de esas dimensiones desconocidas.

*****************



Era una casa normal, con un jardín muy bonito y animales domésticos que se paseaban libremente cerca del lago. Adentro parecían vivir 3 personas, dos adultos y un niño para ser más específicos, se podían escuchar las voces provenientes de la sala donde al parecer compartían el desayuno o el almuerzo, era muy difícil decirlo y más cuando sentía que tenía los ojos cerrados. Los abrió. Todo lo que supuso antes era porque así el ojo interior se lo había mostrado, pero ahora que veía con sus verdaderos ojos se podía dar cuenta de que el jardín era mucho mejor y que no debían ser más de las 12 del medio día.

— Hola amiguito —dijo cuando un Thestral muy parecido al suyo se le acercó en busca de una caricia en el hocico — Tengo uno muy parecido a ti, demasiado, es como si fueran el mis... —negó con la cabeza, sólo existía uno como Tenebrus y lo reconocería entre miles de Thestrals, sin embargo, la desconcertaba un poco esa sensación de estar frente a un amigo íntimo —¿Sabes quiénes viven allí? —por algún motivo desconocido le causaba curiosidad, algo en su interior le decía que no era una intrusa, como si fuese bienvenida en aquel lugar, pero ella no recordaba haber estado allí alguna vez, al menos no de manera muy clara y precisa.

 

Decidida a saber quiénes habitaban allí, Tauro prefirió esperar a que alguno saliera y mientras lo hacían dio una breve caminata que la llevó hacia la parte trasera de la casa donde se encontraba el lago. Allí encontró a dos pumas, también muy parecidos a los suyos con algunas crías a su alrededor. «Qué extraño.» Los felinos también se le hicieron familiares y sólo por probar se dispuso a llamarlos por el nombre que tenían los suyos, pero cuando quiso hacerlo escuchó pasos, por lo que rápidamente se escondió detrás de un árbol lo bastante grande como para taparla.

 

Mientras estuvo escondida activó el anillo de escucha, de esta forma podía al menos escuchar sus voces, fue así como supo que se trataba de la mujer y que el niño en realidad era un bebé. De nuevo esa extraña sensación de que ya los conocía. La mujer cargaba al bebé mientras lo arrullaba para que se durmiera, no tardó mucho en aparecer el esposo, quién sonaba preocupado.

 

— Tauro, ¿y si nunca encontramos una forma de cambiar? —Tan sólo escuchar ese nombre supo con toda seguridad que se trataba de ella misma, pero ¿cómo podría ser eso cierto? ¿Acaso estaba viendo el futuro y Leah y ella habían terminado? ¿Por qué estaba con aquel hombre? Sintió como algo por dentro se rompió y conteniendo las ganas de llorar asomó su cabeza para ver mejor la escena.

 

—Ya encontraremos el modo, Leah, mientras tanto duerme a Sebastian y no te preocupes, que si te quedas así de todos modos te amaré —añadió dándole un beso en los labios.

 

Tauro estaba como Tauro y el hombre era Leah... ¡Tenía que estar volviéndose loca! Pero todo a su alrededor, todo era demasiado real y familiar como para tratarse de un espejismo y su ojo interior le decía que eso que estaba viendo era el futuro, uno con más preguntas que respuestas. Volvió a esconderse, esta vez alejándose de aquel escenario luego de haber comprobado que sí se trataba de su esposa, pero dentro del cuerpo de un hombre. En esos momentos no podía darle explicación a algo que todavía no había ocurrido, pero lo que más le había gustado era el bebé. Instintivamente se tocó el vientre sin darse cuenta y sonrió.

 

— Sajag, estoy lista para regresar —dijo convencida tocándose el anillo. Si el Arcano y el mismo portal creían que ya con eso había sido suficiente la dejarían volver y si no, allí se quedaría por otro rato más.

UASDi2b.gif
HakOva6.png
XzWZp5H.gif

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Como ya sabía, Sajag oyó llegar a la muchacha y el Portal se abrió en todo su esplendor. La muchacha, como ya había previsto, entró a tiempo, en el justo, tal como había vaticinado. También dijo que sí y pasó al interior, sin más.

 

El Arcano contempló como desaparecía la figura femenina y oyó su último comentario.

 

- No, Taurogirl... Tarda todo lo que sea necesario pero vuelve... Vuelve...

 

Allá esperó pensando que tarde o temprano, el Portal se abriría, pero aún no. Estaba allá, esperando la señal, la sensación que había acabado, que había superado la prueba, pero sólo veía una cuna y un bebé. ¿Qué sucedía? ¿Por qué no era capaz de ver más allá? Le estaba afectando todo demasiado. Sería mejor que se relajara.

 

Tomó el instrumento de cuerda con el que solía calmar su ánimo y arrancó notas lúgubres del sitar, sentado en un banquete casi a ras de suelo, lo justo para sujetarlo entre sus piernas. Estuvo así mucho tiempo cuando su anillo brilló. Sintió la voz de la muchacha en su cabeza y perdió brevemente el hilo de su música. Pero siguió tocando, tocando. Tocando...

 

- Regresa pues, bella Tauro. Intenta no perder el camino de regreso. El Portal se abrirá en cuanto estés frente a él. Sólo tienes que seguir el camino de la música y lo encontrarás.

 

Volvió a concentrarse en la música para ayudar a su pupila a alcanzar el camino de regreso. Cada vez era más potente su conexión, lo que significaba que lo había conseguido. ¿Se abriría el Portal para poder vincular su anillo de aprendiz con el suyo de Arcano?

m1Q3ONE.png
Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

La melodía llegó somo una sonido celestial hasta donde Tauro se encontraba, si lograba salir de allí le preguntaría al Arcano quién lo había enseñado a tocar así y si podría enseñarle, pero mientras tanto solo quería disfrutarla más de cerca y para eso tenía que regresar con él. Echó un último vistazo a la escena familiar, sonriendo y sintiendo una enorme alegría por saber que algún día podría formar una familia, se sentía lista para eso. No sabía cómo la Taurogirl y la Leah de ese tiempo resolverían ese pequeño problema, pero conociéndolas sabía que juntas encontrarían alguna solución.

 

Cerró los ojos entregándose a la música y así caminó a tientas entre ese espacio que volvía a ser más blanco que la luz, estiró su mano y sintió la superficie de una puerta que enseguida se abrió permitiéndole paso a la nueva Vidente. Escuchó el sonido de algo que se cerraba y fue ahí cuando abrió los ojos, descubriendo a la única persona que esperaba ver y que le devolvía una calurosa sonrisa.

 

— ¡Arcano Sajag! ¿Lo ha visto? ¿Ha visto eso? —ella se refería a su visión y la expresión de emoción en su rostro aun no se le borraba.
— Esta experiencia ha sido de lo más gratificante que he tenido en años. Lo pienso y me da risa ver cómo era cuando llegué a su puerta por primera vez, la Tauro de ese día jamás habría imaginado que esto pasaría, ni mucho menos lo hubiera creído si usted se lo hubiera dicho —sonrió — La Videncia es algo hermoso —lo último que quedaba por hacer es que su anillo se convirtiera en un auténtico anillo de vidente, para que de este modo pudiera quedar vinculada de por vida al Arcano.

UASDi2b.gif
HakOva6.png
XzWZp5H.gif

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

¡Menos mal que todo había salido bien! El Arcano dejó de tocar en cuanto la alegría inundó aquel lado de la Pirámide. Taurogirl acababa de cruzar el Portal y era la primera vez que un pupilo lo hacía con tanta energía positiva. Dejó a un lado su instrumento musical y se levantó. Apenas sintió rigidez en sus miembros después de tantas horas tocando en esa postura. Parecían haber sido minutos pero la muchacha había pasado mucho tiempo allá dentro. Se acercó a ella y le agarró de las manos, apretándolas con fuerza.

 

- Querida muchacha... He visto lo mismo que tú y me alegra muchísimo saber que el Amor perdurará eternamente. Eres una mujer con muchísima suerte.

 

De las cuatro manos surgió un brillo rosado que las rodeó como si fuera una nube de azúcar. Creció y creció hasta que explotó en millones de puntitos del mismo color que cayó, como polvo brillante, sobre la mano de la muchacha y se mezcló con el anillo de su Habilidad recién adquirida, reconociéndola como una nueva Vidente.

 

- Estoy muy satisfecho del gran logro que has conseguido, compañera Vidente. Pero no te creas que nuestra habilidad es todo rosa. A veces odiarás este momento por no poder cambiar lo que ves. Espero que ese día recuerdes que tú has sido feliz y que la Videncia te puede ayudar en todo lo que precise. Te mostrará la verdad, será tu amiga más fiel. Sólo la interpretación será lo que varíe. Practica cada día y llegarás a ser todo un personaje en este nuestro mundo de la Videncia.

 

No era necesario añadir nada más. El Portal le había dejado salir y vincularse al anillo. Así que... ¿qué más podía decir que desearle un buen aprendizaje a la nueva Vidente?

 

- Prométeme que me visitarás, algún día...

 

Sabía que eso era más que improblable. Sus pupilos solían olvidarse de él en cuanto cruzaban los límites del Ateneo.

 

- ¡Namasté, muchacha! Que tus Dioses te sean propicios.

m1Q3ONE.png
Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Guest
Esta discusión está cerrada a nuevas respuestas.
 Compartir

Sobre nosotros:

Harrylatino.org es una comunidad de fans del mundo mágico creado por JK Rowling, amantes de la fantasía y del rol. Nuestros inicios se remontan al año 2001 y nuestros más de 40.000 usuarios pertenecen a todos los países de habla hispana.

Nos gustan los mundos de fantasía y somos apasionados del rol, por lo que, si alguna vez quisiste vivir y sentirte como un mago, éste es tu lugar.

¡Vive la Magia!

×
×
  • Crear nuevo...

Información importante

We have placed cookies on your device to help make this website better. You can adjust your cookie settings, otherwise we'll assume you're okay to continue. Al continuar navegando aceptas nuestros Términos de uso, Normas y Política de privacidad.