Prueba del Libro del Equilibrio

[Mael Blackfyre]

Al parecer, el haber convivido tanto tiempo con los Guerreros Uzza, me estaba contagiando su manera de ser. En cuando a la personalidad, no me había afectado en ningún sentido, pero si en la manera de trabajar, de enseñar a los chicos que iban atravesando en la Universidad de a poco. Al principio era mucho más reservado, pero si de algo que había ido modificando, era en las pruebas que los chicos tenían que realizar para poder vincularse con sus libros.

Asi que fue como llegué a la clase del libro del Equilibrio que se estaba impartiendo en ése momento. Los Uzza me habían enseñado que la mejor manera de aprender y de demostrar que uno era indicado para poder conllevar aquellos poderes, era trasladarse a una situación que mereciera la pena, sin previo aviso. Por eso que es sin pensarlo, gracias a un Haz de la Noche, pude interrumpir la clase. Aquel portal mágico, tan negro como la noche, con algunos destellos azulados, apareció entre Alyssa y Beltis, alumnas actuales de ésa clase.

— Chicas. Llego el momento. ¿Están listas? Vamos...

Les indiqué el portal con un gesto de la cabeza, sabiendo que ambas aceptarian aquella propuesta sin problemas. El reto se encontraba en lo desconocido. Aunque leyeran las definiciones en sus libros, aunque apenas le hubieran hablado de ellos, aunque se imaginaran utilizando esos poderes contra sus enemigos, lo que importaba era cómo se desenvolvían. Me tocaba ser el jurado de ése entonces. No estaba Lisa. Ni tampoco los Guerrero Uzza. Seríamos ellas y yo. ¿Que nos encontraríamos? Esperaba que les gustara.

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El portal nos trasladó a otro sitio. Siempre de a una porque no podíamos viajar juntos. Por eso es que lo había cruzado primero para que confiaran en mí, que íbamos a ir realmente hacia su prueba.

 

Lo primero que pudimos observar, es que nos encontrábamos en la Plaza del Árbol de Fuego. Era un área totalmente vacía, con arena caliente debajo de nuestros pies, como tambien el sol que brillaba por encima. Lo que caracterizaba aquel sitio era los obstáculos que nos rodeaba. Algunas piedras que servían como punto de apoyo por su tamaño pequeño, pero otras eran tan grandes que podían ocultar a una persona por completo. A lo lejos, sobre el punto sur, había un enorme árbol , con sus hojas tan rojas como la sangre.

 

— Llegamos. Deberán tener una batalla entre ustedes, jovencitas. Tienen que dar lo mejor de sí mismas. No teman por los errores que puedo ayudarlas, si así lo necesitan —les dije mientras miraba a cada una y luego me alejaba unos pasos. El portal desaparecía, mientras que en su lugar se materializaba una media docena de cajas, comunes, marrones, con un sello de la universidad en el medio.Con apuntarlas con la varita, éstas se abrirían. Les expliqué eso a las chicas—. Dentro contendrá lo que su rival deberá enfrentarse. Mientras llevan el duelo, deberán además obligar al rival a que salte una barrera. A ver como les va. Cuando logren evadirlo o defenderse de los cofres, podrán tener su turno para enviarselo a la otra. ¿De acuerdo?

 

No me gustaba demasiado las reglas en aquellos sitios. Pero sabía que los Uzza les gustaba que los alumnos utilizaran los poderes del libro. No sabía si los cofren contenían algo real. ¿Sería magia? Lo que estaba seguro es que todo dependía de lo que quisieran ellas. Podrían salir objetos, criaturas, cualquier cosa con tal de imponer aquellos obstácul0s a la rival. Asi que esperaba que éstas fueran buenas pero mejor enfrentándolos. Asentí y la prueba daba comienzo.

 

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REGLAS

• El ganar o perder en los duelos, no varía el resultado en la prueba. Se considera la participación, saltar los obstáculos y la actividad en ésta.

• Los hechizos permitidos son los Hechizos Neutrales, Graduados y los Poderes de los Libros Nivel 1, 5, 7 y 10

• Las reglas que se usarán son las mismas que rigen los duelos en general, 1 vs 1.

• Deberán realizar las barreras rolísticas, teniendo la opción de hacerlo en el mismo post del duelo, o aparte.

• Se pide al alumno que cree él mismo la barrera para no limitar a la hora de realizar la prueba. El objetivo es obligar al rival que rolee más que la respuesta al duelo, que le agregue los "ingredientes" rolísticos que obsequian los poderes del Libro. En definitiva, tendrán que estar relacionados con los Poderes.

• La prueba finaliza el dia 7 de Diciembre.

 

@@alyssa Triviani Black @Beltis

[Alyssa Black Triviani]

“Jovencitas”, repitió la Black en su mente tras escuchar las palabras del director. Se sonrió divertida, aquel era un calificativo que no escuchaba desde hace mucho tiempo, al menos no dirigido a sí misma. Los penetrantes zafiros de la Triviani recorrían el lugar con atención, podía sentir una corriente mística en aquella plaza, inmiscuyéndose bajo su piel y hasta los huesos en una eléctrica sensación. La palidez de la arena bajo sus pies, las rocas de diversos tamaños, el majestuoso árbol cuyas hojas simulaban el color del fuego; todo allí imponía una presencia apabullante, su conjunto ofrecía un paisaje como ningún otro.

 

Al desaparecer el portal dejando en su lugar la pila de cofres, la atención de la mortífaga se vio atraída cual imán. Escuchó con atención las palabras del director al tiempo en que esbozaba una pequeña sonrisa, en la diestra se materializó su varita empuñándola con fuerza al tiempo en que cuadraba sus hombros lista para el duelo. A diez metros de distancia se encontraba Beltis, a mitad de camino y hacia un costado estaba la pila de cofres; Alyssa centró su mirada en la Malfoy analizando sus movimientos y midiendo sus posibilidades.

 

- Cinaede – siseó la Black apuntando a su contrincante.

 

Luego de atacar a su compañera, su varita se giró ligeramente encarando ahora a los cofres. Agitándola con rapidez consiguió que uno de ellos se abriera de golpe liberando de su interior una densa niebla oscura, la misma comenzó a esparcirse por el suelo yendo en dirección a la Malfoy, ondulándose y contorsionándose con cada pliegue que encontraba en el camino. Se trataba de un veneno, uno que paralizaría el cuerpo de Beltis en caso de tocarla.

 

@Beltis

[Beltis]

Con el gesto de una mano se retiró el cabello blanco de unos ojos cansados y sagaces que nada tenían que ver con la juventud de antaño. No era una anciana, menos una mujer mayor en ese mundo mágico, pero muchas veces sentía que cada uno de sus años valían por diez. Como en aquel momento, cuando la varita pesaba entre sus dedos y su mente prefería viajar por otros parajes antes que prestar atención a lo que realmente estaba ocurriendo. Sabía lo que venía, no hacía falta ser una experta para reconocer cada gesto y paso, cada siseo y movimiento como si fuera una coreografía que se repetía constantemente hasta el cansancio. Cambiaban las palabras y cambiaban las voces, pero la danza seguía teniendo el mismo fondo y el mismo propósito.

 

Había seguido a Elvis y a Alyssa a través del portal hasta una tierra peculiar, de ardientes arenas. Esa vez para variar, esperó. Bajó la varita unos centímetros y se limitó a enarcar una ceja esperando el primer ataque de la Triviani, el cual llegó deprisa. Beltis se vio rodeada de un gas que de inmediato hizo efecto en sus vías respiratorias. Su garganta se cerró como si una mano de hierro le apretase el cuello impidiéndole casi respirar. Abrió la boca con desesperación tratando de tragar aire pero era imposible. Se llevó la mano libre al pecho y conjuró un Anapneo.

 

Centró la vista en su compañera y lanzó las Arenas del Hechicero hacia ella. La nube de arena la cegaría el tiempo suficiente como para pensar en otra estrategia. De reojo vio como una sombra se aproximaba a ella con gran rapidez desde uno de los cofres, apretó la boca en una sonrisa de suma confianza y giró uno de los anillos que tenía puestos desde la clase, el Anillo Antiveneno. Mientras, de entre la arena apareció una figura encapuchada con un arco de hierro apuntando a Alyssa, y soltó tres Flechas de Fuego en su dirección.

[Alyssa Black Triviani]

La Líder Mortífaga fue rápida librándose del efecto que comprometía sus vías respiratorias, y es que no podía esperar menos de ella. La Black se sonrió con malicia al ver como su compañera exhalaba una gran bocanada de aire tratando de recuperar el aliento, dándole tiempo a la Triviani para atacar una vez más. Alzó su varita en dirección a la Malfoy provocando que de la misma salieran disparados una andanada de ardientes filamentos de fuego que buscarían apresar el cuerpo de la mortífaga, quemando y consumiendo cada centímetro de piel que encontraran a su paso.

 

Apenas segundos después de que los filamentos de fuego salieran disparados hacia su adversaria, Beltis alzó su varita en dirección a la Black contraatacando con uno de los hechizos que habían aprendido no hace mucho durante el transcurso de la clase. Las Arenas del Hechicero le envolvieron atacando sus ojos dejándola completamente ciega, desprovista de uno de sus sentidos más importantes ahora debía apoyarse en sus poderes e intuición para poder salir de allí ilesa. Apretando los labios con gesto adusto, molesta ante tal privación que sufría, alzó su varita una vez más y pensó en el mismo conjuro que su contrincante había utilizado contra ella: Arena de Hechicero. El efecto atacaría la visión de Beltis cegándola del mismo modo que la Black.

 

Justo en ese momento el Anillo Detector de Enemigos que llevaba puesto en su mano izquierda ardió con una intensidad inusitada, la Triviani supo de inmediato que el mismo le estaba advirtiendo acerca de un ataque inminente que se dirigía hacia ella por lo que solo contaba con unos segundos de reacción para poder protegerse. Alyssa aun guardaba en su mente una imagen mental de la posición en la que se encontraba, por lo cual recordaba que a su costado había una enorme roca que podría servirle de resguardo; sin dudarlo se lanzó de lado al suelo ocultándose detrás de aquella piedra para que la misma le ofreciera un escudo. Las flechas de fuego impactaron contra la pétrea superficie de la roca dejando en ella profundos huecos negros a modo de advertencia, apenas un recordatorio de lo que podría haber pasado en caso de dar contra la mortífaga.

 

Otro cofre se abrió entonces, el “click” de su cierre se escuchó como un leve eco en el repentino silencio que se apoderó del lugar. De su interior emanó una sombra densa y oscura, arremolinándose en el exterior hasta adquirir la forma de un lobo, de enormes dimensiones, ojos rojos y colmillos blancos como la nieve. La criatura gruñía por lo bajo rodeando a la Malfoy como cualquier predador que merodea a su presa, hasta que finalmente con un potente salto se abalanzó hacia ella.

 

@Beltis

[Beltis]

Unos destellos rojizos saliendo de la varita de Alyssa borraron la incipiente sonrisa del rostro de Beltis, los restos cristalizados de los huesos de un hechicero no habían actuado lo suficientemente rápido como para evitar el ataque de la Ángel Caído, sin embargo, tenía tiempo para defenderse del ataque. Poco tiempo, casi nada de tiempo. Arrugó la nariz y apretó la mandíbula aprestándose para protegerse de las llameantes invocaciones desvaneciéndose con rapidez gracias a la Salvaguarda Mágica. Alyssa la había puesto en un apuro pero también le estaba dando un respiro inesperado que había sabido aprovechar.

 

Elevó la varita con rapidez mientras perdía la visión por el ataque de la Triviani. Esta vez si sonrió con malicia al comprobar que el ritmo parecía cambiar.

 

- Cinaede.

 

La nube de veneno que antes había probado ahora cerraría las vías respiratorias de su compañera. Ojo por ojo. O más bien, una forma continua de probar los hechizos que estaban aprendiendo. Por eso los repetían hasta el cansancio en una sucesión de anapneos y flechas hasta que alguna cayera rendida de cansancio o aburrimiento. Se volvió, ciega, guiada por el estrepitoso sonido de lo que parecía un animal tomando carrerilla. Sin visión le era imposible realizar una estrategia adecuada, por el sonido podía intentar adivinar con bajas posibilidades de éxito. Tenía una idea, no la mejor, pero debía intentarlo. Elevó la varita en el aire en dirección de los rugidos e invocó el Orbis Bestiarum rogando para sí que la criatura fuese de un nivel bajo como para poder dominarla sin problema.

 

Los gruñidos se detuvieron en seco justo en el momento en que sintió la respiración nauseabunda de animal en su rostro, el cálido aliento a centímetros de su cara. Cerró los ojos en un acto reflejo, aliviada. En seguida mandó al animal a atacar a su compañera.