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Prueba de Metamorfomagia #5


Amara Majlis
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La Arcana Amara Majlis había pasado toda la noche en el lugar de encuentro. Tal vez debiera haber descansado en vez de permanecer en vela, preparando el escenario adecuado para las diferentes trabas que debería atravesar antes de llegar al portal. Allá, en el centro del Ateneo, al pie del gran lago que rodeaba la isla, la mujer berebere alzó su mano derecha, observando el anillo mágico que enmarcaba su dedo índice. Lo contempló, curiosa y entristecida. Tenía un deber con él, con la Habilidad que representaba y con la comunidad mágica mundial; debía ser rigurosa y precisa en la elección de los obstáculos a superar por la aspirante a Metamorfomaga, la señorita Lyra Katara Selwyn.

No se lo pondría fácil; nadie la acusaría de ser demasiado benevolente. Ello hacía que sufriera por adelantado por todo lo que iba a suceder durante las siguientes horas. Estaría a su lado, lógicamente sin intervenir en la acción que ella debía hacer puesto que el voto de Arcana hacia el mismo Portal le impedía interrumpir la prueba. Lo único que podía hacerla interrumpir la prueba sería una posibilidad inequívoca de lesión grave con consecuencia mortal; era el único caso en que los Arcanos podrían entrar en medio del ejercicio preparatorio antes de llegar al Portal.

- Pero hoy no hará falta - musitó la Arcana, peinando con los dedos aquella melena ondulado de tonos cobrizos. Amanecía, así que avanzó unos pasos hacia el agua y rozó con su pie desnudo la misma. - Estoy segura. Ella lo conseguirá.

No reaccionó cuando la mujer apareció a su lado. Era algo que tenía claro, la predisposición de Lyra Katara para pasar la prueba, sin dejarse intimidar por sus peros del día anterior. Seguía mirando más allá del lago, allá donde la vegetación rodeante envolvía el más peligroso de los laberintos. Y, más lejos aún, estaría su meta, la pirámide que custodiaba en su interior los Siete Portales de Habilidades.

- Bienvenida, querida. Me alegra verte en un día tan radiante. Es extraño en Londres, ¿no crees? Supongo que el Ateneo goza de un clima especial, al igual que su ubicación.

No añadió nada más; su presencia era más que suficiente. Señaló con la mano derecha, la que portaba su Anillo, el otro lado de la orilla.

- Normalmente, espero a mis alumnos en el interior de la pirámide. Sin embargo, he decidido que te acompañaré en el camino. ¿Ves esta bolsa de cuero que llevo al cuello? Contiene una muestra de caramelos de los que ayer te di; como te dije, me los hacen especialmente a mí, no se comercializan. Un buen alumno, consiguió vincularse tras varios intentos y perder un miembro... Es su manera de agradecerme que le salvara la vida. Ahora es un gran pastelero de renombre internacional y siempre se acuerda de mandarme un gran surtido para el aniversario de su vinculación al Anillo.

La arcana acarició suavemente el aro de su Habilidad, perdida momentáneamente en aquellos recuerdos. Guardó un momento de silencio puesto que sabía que aquella información no haría decrecer su deseo de conseguir la habilidad de la Metamorfomagia. Pero debía ser consciente de los peligros que corría si persistía en ella.

- Será tu recompensa cuando cruces todos los peligros que te esperan antes de subir la escalinata de la pirámide. Allá te la daré. Ahora, de momento, tendrás que pasar el lago. Yo te espero en la otra orilla.

La transformación de la Arcana fue tan rápida que desapareció de la vista de la muchacha y, al instante, se la veía allá a lo lejos, como un punto en la distancia donde acababa el agua, visible sólo por su larga túnica de seda de color turquesa. Sin embargo, su voz aún seguía al lado de la mujer cuando soltó el primer acertijo que le haría superar la primera prueba.

 

"De la tierra voy al cielo

y del cielo he de volver;

soy el alma de los campos

que los hace florecer.

¿Quién será la que pasa

entre mis ojos,

si no soy más que un puente

y no la cojo?

Cuando le ponen más nudos

más rápido se traslada,

y si no tiene ninguno...

no se mueve para nada.

Escoge lo que ser, Lyra Katara"

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La prueba por fin había comenzado, cosa que me alegraba y aterraba al mismo tiempo, pero confiaba en que me iria bien. Me alegraba por el hecho de estar cerca de mis metas y me aterraba por el hecho de llegar a tener una equivocación que me impidiera finalizarla. La muerte no me preocupaba tanto como me dolería mi orgullo si llegaba a fallar, me había pasado en una ocasión, pero no me ocurriría en esta.

 

Sabia que la preocupación estaba de más Conocía perfectamente mi capacidad para enfrentar ese tipo de pruebas y estaba preparada para pasar la misma con éxito.Además el día era brillante, empezaba a preguntarme si debi haber dejado la chamarra en casa, si bien era delgada. Decidi tomar ese cambio de clima como buen presagio, además que obtenerla en estaas fechas sería un lindo regalo de Navidad.

 

-Si, es extraño, aunque mejor para mi. El calor me ayudo a sentirme mejor después de la noche que pase.- Comenté, sabiendo que la arcana me entendería.

 

Todavía me dolian un poco mis huesos de la mano, pero no me impedía agarrar con fuerzas mi varita, mientras el monedero de piel de moke descaansaba en el bolsillo izquierdo de la chamarra. Estaba vestida apropiadamente para el inicio de la prueba, nadie sabia que pasaría una vez que pasara el portal. Escuche la historia del pastelero con atención, mientras miraba la bolsita de cuero y asenti.

 

-Me ganaré los dulces, puede estar segura de eso. Seria interesante conocer a su alumno, tiene una historia fascinante, pero imagino que todas sus transformaciones son incompletas, ¿no? Por el miembro que le falta.- Pregunté con curiosidad.

 

¿Qué miembro sería ese? Imaginaba que de todas formas podía hacerse pasar por personas que no fueran conocidas y no importaba que se viera que faltaba ese miiembro, pero imitar a alguien en especifico, no resultaría.

 

-De acuerdo, arcana. La vere ahi.- Contesté.

 

Antes de que pudiera decir algo más, la arcana ya se encontraba del otro lado del lago, tan conocido para mi. Su voz me decia un acertijo, por lo que movi negativamente la cabeza, nunca había sido buena con ellos.

 

-Veamos, son en realidad tres acertijos . La primera parte sino me equivoco es la lluvia. La segunda parte de la adivinanza es el agua y la última el barco. Lo único que no entiendo bien es lo de escoge lo que ser.- Suspiré.-La lluvia solo ocasionará que pesque un resfriado, si elijo el agua tendría que nadar y es algo que no quiero hacer ahora, asi que la respuesta obvia es que para cruzar el lago tengo que usar una de las barcas.

 

Me dirigi a una de las barcas del puerto, subiendo a ella con cuidado. Una vez que estuve segura, desamarre la cuerda y tome un par de remos que estaban en ella. Recordaba que en alguna de las pruebas los había utilizado y dudaba que se hubieran modernizado las barcas para ese entonces.

 

Empecé a remar tranquilamente esperando que saliera alguna sorpresa del lago, alguna vez había estado lleno de serpientes, pero no paso nada. El viaje estuvo tranquilo y pude llegar a la orilla, descansando mis brazos. Era una lástima no conocer ningún hechizo paraa que se movieran los remos solos.

 

-Listo, arcana Majlis. Estoy prepara para la siguiente, aunque debo admitir que había olvidado que en las pruebas también se requiere tener una buena condificón física.- Comenté una vez que me acerque a la arcana.

 

Me gustaba que me estuviera acompañando, hacia más fácil todo. Contemple el lago que había dejado atras una vez más, en lo que me indicaba cual sería el siguiente reto.

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  • 2 semanas más tarde...

Tal vez otro Arcano se hubiera sentido indignado por la forma en que la señorita Selwyn había pasado la primera prueba. Pero Amara Majlis, tras el desconcierto inicial al ver que usaba la fuerza bruta, se puso a reír. Su espíritu jovial floreció al notar que Lyra, tras haber dejado la barca, se personaba ante ella con un simple "Listo".

 

- Increíble, querida. Me había preocupado por nada. Has estado... sorprendente. He de decirte, sin embargo, que no te has ganado ningún caramelo esta vez.

 

La Arcana le dio un ligero golpecito en la espalda con una de sus manos, mientras se giraba para enseñarle el espacio que le esperaba en este momento.

 

- Tendremos que dejar los dulces para cuando hagas uso de tu Habilidad en juego.

 

No quería sonar dura, algo que no podría ser mientras la sonrisa siguiera reflejada en su cara. Pero quería que tomara consciencia de que, sin lugar a dudas, estaba en juego la posibilidad de vincularse o no con el Anillo de Metamorfomagia.

 

- Has de pensar, querida Lyra, que el Portal sólo se abrirá ante ti si ve que tu determinación es pura y que estás preparada. Ello significa que superar las pruebas con la fuerza de tus músculos es una pérdida de oportunidad de probar tu valía. Y yo sé que tú vales mucho más que el saber remar sobre aguas tranquilas. Tenías mil oportunidades para transformarte en un fuerte marinero de barco pirata o en un dulce conductor veneciado de góndolas. Podrías haber demostrado que eras capaz de soportar cualquier dolor y cruzar el lago.

 

Volvió a sonreír, muy divertida por la sencillez con la que había superado el primer obstáculo.

 

- A mí me sirve. Siempre he pensado que la forma más simple de solucionar un problema es el más adecuado. Pero debo advertirte que, tal vez, al Portal no le parezca suficiente, así que te insto a pensar en cómo superar las pruebas mediante la Habilidad que persigues.

 

No quería que sonara a amenaza pero tenía que inculcarle la seriedad de la prueba.

 

- En este tramo deberás enfrentarte a una acumulación de árboles y vegetación enrevesada que sólo podrás cruzar si te transformas. Ningún humano puede atravesar esta muralla de matojos, hiedra, árboles secos, lianas, flora que es imposible atravesar si no es como un animal concreto. Deberás cruzar entre ellos al menos usando cuatro animales diferentes, o partes de ellos. Tú decides. Yo te espero a la entrada del laberinto, si superas esta prueba.

 

Su voz sonó ya lejana, perdiéndose en el aire mientras ella desaparecía:

 

- Allá resolveré si te has merecido un caramelito.

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Entendía el porque de la decisión de la arcana de no darme ningún caramelo. ¿Un caramelo? ¡Ya me habría reprobado por no haber entendido el acertijo, esa última parte de escoge lo que ser, dejando ver además mi falta de imaginación en ese momento.

 

-Ya decía yo que no era tan fácil.- Pensé.

 

No le dije nada a la arcana, solamente me prometi hacerlo mejor esta vez y hacer un mayor y mejor uso de la metamorfomagia si no quería que me negara el acceso al portal, ese era mi mayor temor, no poder enfrentar la prueba y realizar todo el proceso nuevamente, aunque por otro lado, no debería reprocharme si eso pasaba, para no conocer nada de la habilidad había avanzado bastante.

 

Le agradecía a la arcana que me hubiera explicado que es lo que esperaba para no volver a cometer ese error. ¡Hubiera podido convertirme en una linda sirena y pasar el lago de esa forma! La cola hubiera sido difícil, pero no imposible de manejar. Me concentré en las palabras de la arcana.

 

-Me esforzaré esta vez, arcana Majlis. - Contesté, antes de que se fuera.

 

Empecé a atravesar el bosque, todavía no me hacia a la idea de convertirme en un animal y sabia que usar mi animagia no le gustaría a la arcana. ¿Pero podía usarse la metamorfomagia para eso? Recordaba a cierta persona que convertía su nariz en diferentes formas, una de ellas de cerdo para divertir en las reuniones familiares, así que podría hacerlo.

 

El primer obstáculo fue un grupo de matorrales que apareció delante de mi, impdiendome el paso. Quizás con unos hechizos hubieran bastado, pero no era lo solicitado.

 

¿Qué animal podría ser? En ese momento me decidí, era momento de probar algo diferente y podía ser divertido, aunque la transformación seria muy dolorosa. Guarde mi varita en el bolsillo izquierdo de la chamarra, no sin antes hacer un par de hechizos a toda mi ropa para que se ajustara al nuevo tamaño que tenía. Guarde mis tennis en el monedero de piel de moke que estaba en mi chamarra y una vez hecho esto, empecé a atransformarme, esperando que la elección de los animales fuera la correcta.

 

Mi piel adquirió un lindo color café, me puse en cuatro patas y vi como mi cuerpo empezaba a transformarse, primero los pies, piernas, manos y brazos. Mi cuerpo y mi cara también fueron cambiando, causando gran dolor, pero logrando convertirme totalmente en una cierva. Mi ropa gracias al hechizo había adaptado la forma del mismo.

 

Me abri paso entre los matorrales, no necesitaba una cornamenta, si bien hubera sido útil para mover algunas ramas que estorbaban más. Era una extraña sensación esa de ser otro animal que no fuera la de un gato persa blanco. En realidad resultaba curioso ver una cierva vestida, pero había querido demostrar que podia adaptaar mi ropa a cualquier forma. Lo único que no había pensado era en el hecho de haberle hecho un hechizo para protegerla de los rasguños hechos por los matojos. Afortunadamente la piel del mismo era bastante resistente y asi no se me verían los arañazos.

 

-Esta prueba será muy dolorosa.- Pensé.

 

Iba distraida contemplando el paisaje y vigilando que no se saliera nada del bolsillo derecho de mi chamarra mientras estaba convertida en venado, sintiendo el roce de las ramas y hojas en la piel, asi como alguno que otro bicho extraño que había en ellas. En alguna ocasión note que me caian encima un par de arañas, por lo que me levante sobre mis patas traseras para que resbalaran y cayeran.

 

Afortunadamente iba en esa forma, ya que como humana no hubiera podido pasar, no con tanto bicho. Además, aunque amaba la jardinería y me gustaba trabajar con la tierra, siempre lo hacia protegida con guantes para que no rozaran mi piel, anteojos protectores para la cara y otras cosas por el estilo. De repente, senti que alguien me vigilaba. O algo. Entonces lo descubri, escondido entre los matorrales encontre un gato montés, que parecía querer comerme.

 

No era un gato de gran tamaño, pero si traería alguna dificultad a la prueba. Imaginaba que tenía que defenderme en esa forma. El anillo detector de enemigos me aviso del peligro- ya que los seguia llevando en el cuello - y refunfuñe, como si no me hubiera dado cuenta del mismo.

 

Corri con algo duro, haciendo que me doliera la cabeza.Vi un grupo de árboles llenos de lianas, no había forma de seguir ese camino como venado y encima tenía que deshacerme de mi enemigo pronto. No lo dude y regrese a mi forma original, convirtiendo mis manos, brazos, pies y piernas en los de un mono de pelo negro. Todavía tenía los tennis guardados en el monedero de piel de moke, que seguia en el bolsillo derecho de la chamarra.

 

No tenía necesidad de transformarme en un mono por completo, por lo que empecé a usar manos y pies para trepar el árbol con las lianas que tenía más cerca, librandome por poco del gato montés, que me imito.

 

-Demonios, maldito gato.- Murmuré.

 

Estando en la parte superior del árbol, agarre una de las lianas que tenía más cerca y me balancee hasta el árbol más cercano, repitiendo la misma acción varias veces hasta quedar a salvo. Me quede quieta en una de las ramas, pensando que algo falta. Saque mi varita e hice un pequeño orificio en la parte trasera del pantalón, para que pudiera salir mi cola de mono, haciendo más graciosa la vista. Menos mal que nadie me veria asi.

 

Guarde mi varita de nuevo en el bolsillo derecho de la chamarra, el cual cerre con cierre y segui mi camino, usando las lianas para pasar ese obstáculo. No podía decir que el paisaje era hermoso, estab atodo tan lleno de plantas que no permitía ver nada mas. Cuando llegue al último árbol con una liana, vi mi siguiente reto.

 

Me encontré con un bloque esta vez formado de hiedra y árboles secos. No tenía tiempo para descansar, no todavía, por lo que me decidi por otro animal, bajando primero del árbol y alejándome un poco del mismo. Esta vez no me convertiría en humana por commpleto primero, sino que haría la transformación asi como estaba. Mi ropa seguia protegida por el hechizo para hacer que cambiara y adaptara a mi nueva forma.

 

Comencé con mi piel, empezó a transformarse en un color gris claro, cambiando su textura también. Mi cuerpo había cambiado de tamaño ensachandose y haciendose un poco más alto, pero me tuve que poner en cuclillas. Pronto mis manos y piernas se convirtieron en las patas de un elefante, siguiendo con la cola, cara y oreja, en realidad todo mi cuerpo. Además Tenía una gran trompa, misma que al principio me costaba manipular, pero después fue más fácil moverla. Era bastante raro tneer colmillos

 

-Que raro es esto.- Pensé, mientras notaba que tenía un par de lindos colmillos.-Veamos, pasemos esta parte..

 

No pude evitar emitir el ruido de un elefante antes de seguir, si, eso me salia bien también. Tuve que animarme a moverme, no podía descansar y esperar que se me pasara el dolor ocaisonado por la transformación. Tomé uno de los árboles con mi nariz y lo arranque aventándolo lejos, afortunadamente no eran más que árboles secos por lo que no me dio remordimiento de conciencia.

 

Probe otro método de todas formas, haciéndolos a un lado con mi enorme cuerpo y mi trompa, ayudada por las patas. Era mejor asi. Se doblaban un poco solamente, pero regresaban a la pocision original. Ser elefante era lindo y sin duda me agradaba. Movia mi cola cuando recorde que eso solo lo hacian los gatos y otros animales, pero los elefantes no movían la cola al estar contentos, ¿o si?

 

 

Eso de estar transformando los huesos en diferentes tamaños a cada instante eran en verdad doloroso, solo pensaba que cuando terminara la prueba solo llegaría a casa a intentar descansar, hasta que se pasara el dolor de los mismos. Era como haber tomado una poción crece-huesos.

 

Antes de seguir, revise mi pantalón. El resto de mi ropa había quedado bien, peor el pantalón estaba más roto por el movimieno de las dos colas que había tenido, la del mono y la del elefante, mismo que le causaron más daño. Hice un hechizo y logré que ese agujero se cerrara. Di un paso más y me encontré con algo completamente inesperado. La flora de un pantano. No era un gran pantano, más bien pequeño pero suficiente para bloquearme el paso.

 

Parecía ser un pantano con arcilla, mostrando varios tipos de plantas, como juncos y lirios amarillos además de otras plantas acuáticas las cuales podían estar entrelazadas con hojas flotantes. Había algunas conocidas como la lenteja de agua y el mordisco de rana que flotaban libremente y cubrían casi todo el pantano.

 

Me quede petrificada por un segundo, aún en mi forma de elefante. No había árboles cerca o rocas que me ayudaran a pasar por el pantano y no debía hacerlo como humana. Solamente se me ocurrió un animal, pero nunca me había convertido en algo tan pequeño.

 

-Siempre hay una primera vez.- Pensé.

 

No hacia falta volver a hacer el hechizo en mi ropa y mi varita estaba guardada en el bolsillo de la chamarra, igual que el monedero de piel de moke. Aunque en ese caso, decidi guardar los anillos en el monedero también, asi que me quite todas las cadenas y las guarde en el monedero de piel de moke. Cerre bien el cierre de la chamarra y me concentré.

 

No tarde en convertirme en una diminuta rana color verde oscuro y ojos cafés,el mismo de siempre. El tatuaje del gato persa que tenía en el antebrazo izquierdo había desaparecido, aunque en las demás transformaciones se había mantenido, adaptandose al tamaño de la pierna delantera.Pero al ser una rana no había mucho espacio y decidi que era mejor que el tatuaje no desapareciera.

 

Fui brincando entre las diferentes hojas flotantes que había en el pantano, sin durar mucho en ellas porque aunque no era asi, sentia que podía unirme y por lo mismo no podía contemplar mucho el paisaje. Por fin logré llegar a la orilla del pantano, ¿cuántas plantas diferentes había visto? Esperaba que la arcana no lo preguntara, eran demasiadas. Me alegre de llegar a la orilla y me olvide de transformarme en humana.

 

No había mucha distancia entre la orilla del pequeño pantano - que para una rana parecía enorme- y la entrada del laberinto, cuando me acerque frente a la arcana.

 

 

-Croack- Fue lo que dije y me di cuenta de mi error.

 

Me transforme en humana avergonzada y saque de nuevo mis anillos del monedero de piel de mole y mi varita de la chamarra., guardando el monedero de nuevo en ese bolsillo. La ropa se había ajustado astante bien aun siendo demasiado pequeña. Tenía un pooc de frío y fue cuando note que todavía tenía un pequeño agujero en el pantalón creado por las colas. Tras un par de reparos lo pude solucionar.

 

-Espero haberlo hecho bien esta vez, arcana. No se que me paso antes.- Comenté.- Ver que los metamorfomagos nos podemos convertir hasta en animales, hizo que me preguntara algunas cuestiones por las que siempre nos hemos regido los animagos. ¿De que sirve que haya una norma para los animagos de que no pueden haber dos personas que se conviertan en el mismo animal, si como metamorfomagos cualquiera podría convertirse en gato, por ejemplo? Supongo que esa norma no se aplica a los metamorfomagos, ¿verdad?

 

Movi la cabeza negativamente. Hasta ese momento pensaba que solo podía convertirse uno en otra persona, no en otro animal y me había abierto un mundo de posibilidades, a menos que hubiera algún tipo de limitación.

 

-Fue un experimento fascinante, pero demasiado doloroso. Me sirvió para experimentar, a veces desee ser otro tipo de animal, pero después de esto, definitivamente me gusta más ser gato.- Sonrei.

 

Espere la decisión de la arcana, ¿podría continuar? Lo que más deseaba en ese momento era sentarme en el suelo, pero no quería que la arcana tomara como una debilidad no poder soporrtar el dolor, por lo que segui de pie. Note que algo me faltaba y saque mis tennis del monedero de piel de moke y me los puse, no sin antes limpiar mis pies.

 

-Fue lo único que no pude hechizar para que se adaptara a cualquier tipo y tamaño de pata.- Señale.-¿Tendrá usted un tip para poder hacer eso? ¿O no queda más que tener varios tipos de zapatos para animales? No me cuesta trabajo convertirlos en otros tipos de zapato, pero si que sean para animalitos.

 

Sonrei. Ya estaba más cómoda con los zapatos de nuevo en mis pies, mientras seguia revisando que no me hubiera faltado o sobrado algo. Todo parecia estar bien.

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  • 2 semanas más tarde...

—Tu valía es asombrosa, joven Katara.

 

La arcano frotó sus manos con una dichosa sonrisa que llevaba ocultando desde los inicios de la clase considerando que en días posteriores había sido demasiado indulgente con sus alumnos y sintió un peso fluir cuesta abajo desde sus hombros, después de todos era la más piadosa de todos los de su estirpe. Tomó un caramelo y se lo tendió a la agotada bruja pues no deseaba tampoco que su cuerpo se viese falto de azúcar allí, justo a medio camino, tomando ella uno también simplemente para saborear la victoria de una "casi" prueba concluida. Podía ver ya al parpadear, el brillo del anillo en los delicados dedos de Lyra.

 

—Espero no te acostumbres demasiado al frío tacto de la simple sortija que llevas en tu mano, con orgullo estoy convencida de que pronto portarás aquella que te vincule eternamente con tu habilidad.

 

Por un instante ignoró las preguntas que su alumna le lanzó casi sin aliento para prestar atención a la entrada del laberinto que se alzaba delante de ellas, curiosamente sus paredes ésta vez eran de concreto como si intentasen cambiar al igual que todo en la vida de Amara y no de madreselva. Su vestido turquesa resaltaba entre tanto gris, allí la vida parecía acabar pero si uno alzaba lo suficientemente la vista lograba ver la punta dorada —a lo lejos— de lo que sería el objetivo de Katara, la pirámide donde atravesaría el portal y llevaría a cabo la prueba decisiva.

 

—Quizás recuerdes nuestra primera conversación, el día en que nos conocimos, cuando te encontré aguardando en mi puerta. Ese día estoy segura de haberte hablado acerca de la fuente de toda magia, algo único que todos llevamos dentro y que algunos complementan con lo que, particularmente llamo yo, un don.

 

La animagia no es un don, ésta se domina con el tiempo, práctica y conocimiento, es algo que se adquiere y por tanto el tan famoso Ministerio de Magia requiere llevar un control de cada animago; es necesario que exista un único animal puesto que no todos somos iguales y es nuestro distintivo, sería caótico que un animago se hiciese pasar por otro y le causase problemas.

 

Sin embargo, la metamorfomagia es algo que se hereda, Lyra — Majlis respiró profundo y suavizó el semblante dejando atrás la sonrisa para denotar compasión en sus ojos claro— Quizás más tarde puedas investigar el árbol genealógico de tu familia y saber desde qué rama se te ha regalado éste hermoso don. Si dudas de él pues nunca se presentó por completo es porque debe crecer y madurar como un niño o como la fruta más dulce del jardín, como éste caramelo.

 

Hizo alusión mostrando una segunda golosina pero no la sacó del pequeño bolsito que colgaba de su hombro sino que simplemente lo utilizó de ejemplo. —Y con respecto a tus tennis, puedes focalizar la habilidad y transmitirla, todo está en tu mente, debes sentir la magia fluir desde el centro hasta la punta de tus dedos— expresó colocando la palma de sus manos sobre su pecho y deslizando ambas hacia abajo, acariciando su vestido que rápidamente se fue transformando en un enterizo color azul oscuro, más sobrio y menos chillón, acorde a la edad.

 

Había allí presente un nuevo reto, un último reto y ya no deseaba demorar más a la joven bruja que seguramente anhelaba finalizar con éxitos aquella jornada. Se hizo a un lado permitiendo que ésta viese el camino sinuoso en el interior del laberinto, tanto que se volvía ligeramente oscuro, dentro efectivamente había enredaderas pero éstas se encontraban en la parte superior e impedían que los brillantes rayos de sol le guiaran hasta el final del recorrido, debería valerse por lo que sabía o creía saber, por sus instintos primitivos y dormidos.

 

—Admito que hemos errado en algo aquí y es mi culpa— De la tierra, ante sus pies descalzos, una caja surgió, pequeña pero al abrirse lo suficientemente profunda como para guardar un paraguas de punta.

 

—Debo pedirte que deposites aquí todos tus elementos mágicos, hasta el último de ellos. Estarán protegidos aquí y podrás hacerte con ellos al final de la prueba una vez que regreses de la pirámide, pero mientras tanto quiero que domines la metamorfomagia sin pequeños empujones ni ventajas.

 

Amara aguardó pacientemente a que Lyra le hiciera el favor y una vez guardados todos los objetos la caja volvió a desaparecer bajo tierra, aunque aquello no era más que una mera ilusión y ésta se encontraría en el escritorio dentro de la oficina de la arcano. Y por fin suspirando sintió que la dejaba ir, —Dentro del laberinto deberás enfrentarte a la última prueba antes del verdadero reto. Allí la oscuridad se apoderará de tu sentidos y no me refiero a maldad sino a la ausencia de luz literal, si agudizas los sentidos podrás oír específicos sonidos de animales que tratarán de guiarte pero para que ellos lo hagan tú debes responder al llamado, debes convencerlos de que eres parte de su especie.

 

Entrelazó los dedos tras su espalda y recta aguardó preguntas o sin más que se perdiera en el interior del sitio, ella por otro lado la esperaría al final del laberinto con la esperanza en los ojos y el último cuestionante en la punta de la lengua, ¿Estaba realmente lista para la prueba final?, eso estaba por verse.

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Las palabras y el sentir el anillo del aspirante en mi mano derecha, además del sabroso caramelo, me habían dado fuerzas para continuar con la prueba. La explicación de la arcana sobre la diferencia entre la animagia y la metamorfomagia me quedaba bastante clara.

 

Sin embargo, la parte en que debíamos usar la energía y que todo estaba en nuestra mente, al principio me confundió, ya que ella horas antes me había dicho que neceistaba ayuda de la varita para transformar la ropa , ya que no formaba parte del cuerpo. ¿Acaso pensaba la arcana que ya podía manejar esa magia tan especial, sin ayuda de la varita? Esperaba que si.

 

Además de todos esos pensamientos, no podía evitar seguir pensando en las palabras de la arcana, sobre que la metamorfomagia se heredaba por lo que me recomendaba investigar de que rama podría haber recibido ese hermoso don. No era necesario, sabía bien que lo había recibido de mi padre Lucifer, conocido en este mundo a veces como Anton, usaba tantos alias pero ese era con el que lo conocía. Mi madre me había heredado el don de la videncia, mientras que mi padre me había dado el don de la metamorfomagia, hasta ahora dormido.

 

¿Cuántas veces no lo había visto transformarse en un segundo en una anciana encorvada o en un apuesto joven? Aunque mi prefereida era cuando se transformaba en una pequeña niña de unos diez años, toda andrajosa.Sentía la magia fluir en mi, más en ese momento.

 

-Gracias por la explicación, arcana. Ya sé de quien lo herede.- Comenté, sin dar más eplicación, ese noera el momento.

 

Ya habría oportunidad de contarselo con más detalle a la arcana si le interesaban, era mejor no distraerla.La petición de la arcana de depositar mis objetos mágicos en una caja no me extrañaba. En otras pruebas me lo habían pedido también, por lo que deposite sin dudar mi varita, mi monedero de piel de moke con todos los objetos que guardaba, la varita, los amuletos y anillos que en ee momento usaba como dijes para que fuera más fácil cargarlo.

 

Me enegaba a entregar los anillos de las hablidades ganadas, pero lo hice, dejando en mi mano derecha únicamente el anillo de aspirante de la metamorfomagia.

 

-¿Los anillos de las habiidades también?- Pregunté, aunque sabia la respuesta. Escuché las indicaciones y asentí.- La veré pronto.

 

Me adentré en el labertinto, aun con la chamarra puesta quedandome pronto en la oscuridad. No me daba tanto miedo, en otras pruebas había hecho algún ejercicio similar y lograba hacerlo sin problemas, pero obviamente era ayudada por mi varita, anillos y amuletos. Suspire, sin dar un paso más.

 

Escuché el canto de un canario timbrado español. No era experta en aves, pero en Chrookshanks había varios de ese tipo. Imagine que no bastaría solo con imitar su voz, sería demasiado fácil, por lo que me concentré y deje fluior la magia, empezando desde la cabeza, sintiendo como bajaba y recorría cada parte de mi cuerpo.

 

Segui concentrada, sintiendo el dolor de los huesos al cambiar de tamaño, al cmabiar de forma cuando me convertí en esa pequeña ave. La ropa y los zapatos desaparecíeron de mi cuerpo. En realidad todavía los tenía conmigo pero se habían camuflajeado con la nueva forma, por lo que ya no los veia, ni los sentia, tal como me pasaba con la animagia.

No podía darme el lujo de esta vez aparecer convertida en un animal con ropa, debido a que tenía que parecerme mucho a ellos. El primer canto que emiti, o mejor dicho, sonido, fue estridente, pero finalmente logre emitir una bonita melodía que llamo la atención de otros pájaros.

 

-No podemos verte, pero si oirte.- Dijo o más bien canto uno de ellos.

 

-Sube a las ramas, estarás más segura.- Dijo otra. -No eres de nosotros, ¿verdad?

 

¿Volar? ¿Cómo haría eso? Extendi mis alas y no pude evitar sentir dolor en ellas, al no estar acostumbrada al movimienot, pero no dije nada. O cante, mas bien. Logré subirme a una rama, tuve que buscarla tocando lo que estuviera en la oscuridad con las alas.

 

-Soy una de ustedes. No de su bandada, me perdí y necesito atravesar esto para lograr volver a casa.- Menti.

 

-¡Mientes!- Grito un tercer pájaro, todo cantado.

 

-No creo que mienta.- Contesto otro.-Hace poco en las afueras de la oscuridad, al inicio del laberinto escuche a varios pájaros diciendo que una de ellos había desaparecido y que la esperarían al otro, pero ellos rodearían la oscuridad. No se animaron a entrar.

 

Sontei mentalmente, ignoraba si podia un pájaro hacerlo con ese pico, pero agradecí la feliz coincidencia. No tan feliz para el pájaro perdido, pero si para mi. Me prometi que si la encontraba la ayudaría a salir.

 

-¿Me creen ahora? Necesito salir y volver con mi grupo, por favor.- Pedí.

 

Todo este tiempo evite mover mis alas, tomando valor para hacerlo. No podía ir volando de rama en rama que no veia, los demás sospecharían.

 

-Esta bien, sigue derecho, aunque cuidado, la oscuridad puede desorientar. Cada tres metros encontrarás alguien que te ayude, hasta que se termine nuestro límite.- Comentó.

 

-¿Su limite?- Pregunté.

 

-Si, casi llegando al final del laberinto, hay una zona que es solamente de tarantulas. Tienen telarañas por todos los árboles y aunque intentes volar muy alto, no podrás escapar de ellas. Nosotros por eso nunca vamos ahi- Respondió el ave.

 

-Comprendo, entonces empezaré mi camino.- Conteste, agitando las alas.

 

Los pájaros comenzaron a cantar. Me quede preocupada por el ave que estaba perdida, ¿habría logrado esquivar las telarañas? Tenía que concentrarme en el canato de los plumiferos, evitando chocar con los arbustos que formaban el camino del laberinto, estaban demasiado duros, eran plantas además espinozas que lastimaban el cuerpo de un pájaro y en una ocasión, me pareció sentir que de uno salia una planta con la intención de atraparme.

 

¿Sería una planta carnivora? ¿O solo alguna flor voladora? ¿O un lazo del diablo? No tarde en encontrarme con un pájaro o a veces estaban en grupo, cantaban para guiarme y les contestaba con mi canto agradecida. Estaba terriblemente perdida en la oscuridad y no lo hubiera logrado con su ayuda. De por si, cruzar un laberinto era difícil. Me detuve en una rama cercana para descansar.

 

-No lo hagas.- Cantaron unos tres pájaros que estaban cercas.-Para nosotros no hay problema, sabemos cuando algo se acerca, pero tu no. Aqui tienes que estar en movimiento siempre.

 

-Gracias por el aviso.- Conteste.-¿Cómo pueden vivir aquí, siempre en la oscuridad?

 

No hubo respuesta a esa pregunta. Estaba cansada de batir mis alas para poder salir de ahi. Continue otro tamo y me guiaron otros pájaros hasta el limite de su territorio. Seguia sin poder ver y sin comprender mucho porque los pájaros le temían a las tarántulas, cuando recorde una en particular, la conocida como tarántula pajarera, uno de los mayores arácnidos.

 

Ni siquiera me converti en humana esta vez, con solo desearlo me converti en una araña, con ocho patas y sus ojos Me acorde de mi hermana Tauro, si alguna vez conseguia su animagia o si tenía la habilidad de metamorfomagia, las dos podrías convertirnos en algún tipo de araña, si bien no me gustaban estos animales.

 

Empecé a caminar por el lugar, cuidándome de no caer en ninguna madriguera. El sitio era húmedo y tibio , como les gusta vivir.. Además el sitio estaba silencioso, ya que a diferencia de los pájaros, las tarántulas no hacian ruido alguno, pero sabia que un animago podía comunicarse con otros animales o metamorfomagos convertidos en uno, al menos eso suponía.

 

-¿Cómo lograste pasar el nido de pájaros? Son muchos como para que podamos cazarlos aún en sus nidos.- Preguntó una de ellas, aunque fue una pláticam mental.

 

-Vengo de paso, necesito llegar al final del laberinto, no puedo sin su ayuda. - Les pedi.

 

-Haz una telaraña.- Pidió una.-Si la haces, demostrarás que eres una de nosotros. Hay algo raro en ti.

 

¿Cómo diantres iba a hacer una telaraña? Esperaba que el hilo y la habilidad para tejerlas viniera dentro de la metamorfomagia o me convertiría en su cena.

 

-¿Cómo podrán ver si hice la telaraña en esta oscuridad?- Pregunté.

 

Con ellas, toda la conversación era mental, el silencio me estaba matando, por no decir mi cuerpo. No aguantaba el tener ocho extremidades en vez de cuatro y además, mis ojos. Eran demasiados.y ni servían en ese momento, la prueba.

 

-Nosotros sabemos. Pero tu ni pareciste notar nuestra presencia, a pesar de que para contrarrestar ya de por si nuestra mala visión, tenemos pelos sensoriales con los que detectan vibraciones en el suelo y estos avisan de otros seres aproximándose. Tu no nos nosaste, ¿le paso algo a tu sistema de alarma?- Preguntó el arácnido.

 

-No me pasa nada. Solo intentaba acostumbrarme a este nuevo terreno, después de que unos pájaros me persiguieron. Apenas pude llegar a este terreno.- Mentí.

 

-Haz la telaraña.- Ordeno quien había hablado antes.

Empezaba a sentir las vibraciones en el suelo, ahora si e iba sintiendo como otros arácnidos se acercaban. Empecé a hacer la telaraña, aunque era difícil encontrar donde hacerla, aunque encontré un tronco caído y la hice entre sus ramas. Sentí como se acercaban algunas al termina.

 

-Parece casi perfecta.- La había tocado una de ellas con su pata.-Puedes pasar. Sabrás que vas en la dirección correcta al sentir las vibraciones de que hay algo cerca, gracias a los sensores de tu cabello.

 

- Lo haré, gracias.- Contesté.

 

Me hice la promesa de no volver a matar ninguna araña, ya que ellas sin saberlo me ayudaron. Deseaba que aquella parte tan difícil de la prueba terminara y casi lo lograba, guiada por esas extrañas sensaciones ¡y sin necesidad del anillo detector de enemigos! Claro estaba que en una situación de peligro real, no podía convertirme enun arácnido para detectarlos.

 

Detecte una sensación extraña, no era emitida por una araña, sino por alguien más. Me acerque y vi que era un pequño pájaro perdido, del que habian platicado.

 

-¡No me comas!- Cantó

 

-No hagas ruido, tranqilo. Si no me atacas te ayudaré.- Contesté, mentalmente.

 

-Por favor, esta parece una telaraña abandonada, me rompi un ala y tuve que caminar y me enrede.- Explicó.

 

-Tienes que esforzarte, puedo ayudarte a safarte, pero tendrás que usar las patas para poder salir.- Dije.

 

-Te sigo, se que falta poco..- Contestó esta vez mentalmente el pájaro.

 

Fui cortando la telaraña con mis colmillos, dudaba que una araña normal pudiera hacerlo, pero no podía irme sin esa pequeña ave. Cuando la solte, me aseguré que me siguiera y casi al final, a unos tres pasos de llegar a la salida del laberinto, aparecieron por atras unas arañas furiosas por quitarle a su presa, por haberlas traicionado. Estaban a una distancia considerable, pero aún asi debíamos darnos prisa.

 

Tuve que caminar al ritmo del ave lastimada para guiar a mi vez a la pequeña y salimos del laberinto. Al estar fuera me converti en humana, con mi ropa intacta y me quite un par de tarántulas que me habían caído en la espalda. No las mate, pero tome a la pequeña ave en mis manos y sali corriendo al encuentro de la arcana.

 

-Arcana, llegue, adolorida pero aqui estoy. Me encontré esta pequeña ave y la ayude a salir también, pero esta lastimada. No fui yo, ella puede decirselo. ¿Podríamos curarla, por favor? Tiene que llegar con su familia, bueno, los suyos.- Le pregunté.

 

Espere la respuesta de la arcana. No podía ayudar a la pequeña ave sin ninguno de mis objetos mágicos. Suspire, deseando haberme ganado otro dulce y continuar con la prueba. Mire el anillo de aspirante a l ahabilidad, seguia en mi dedo.

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Desde que su alumna se vio sumergida entre la oscuridad no perdió contacto siquiera una vez, sintió en cada músculo de su cuerpo el dolor que Lyra experimentaba cada vez que mutaba su anatomía y jadeaba ligeramente cuando se cansaba, la supo como ave y como araña pero no necesitó en ningún momento meterse en su cabeza para ayudarle a resolver la encrucijada, una vez más o había logrado poniendo empeño en la habilidad que deseaba adquirir. Aun así había un pequeño detalle que tratar pero aguardaría a que ésta se presentase a los pies de la pirámide donde la verdadera prueba final se llevaría a cabo.

 

—Tranquila Katara— Habló con parsimonia al verle llegar, —Podremos curarla si así lo deseas y no necesitas de todas aquellas herramientas mágicas para hacerlo, ¿sabías eso acaso?.

 

Amara se acercó tan solo dos pasos para acariciar la pequeña cabeza del ave con la yema de su dedo índice y rápidamente el brazo que correspondía al ala rota de la criatura se tornó morado e hinchado, —Puedes mutar no solo tu cuerpo, sino todo aquello que seas capaz de dominar. Su dolor ahora es mío, así como tu dolor al realizar la metamorfomagia e implanta en mi cuerpo, debes abrazar tu don Lyra, solo así dejará de doler y será capaz de todo...

 

Posando ligeramente su mano en el ala herida consiguió que los pequeños huesos se restauraran a medida que los suyos propios lo hacían, imaginando la conexión mágica entre la criatura y su propio don, por algo sus años y experiencia la habían llevado hasta donde estaba y confiaba que en un futuro su alumna transitara un sendero similar al suyo. El gran momento se acercaba y como símbolo de cuasi triunfo el avecilla batió sus alas en agradecimiento y piando se marchó por sobre el laberinto para ya no corres ningún riesgo. Para la arcano era difícil hablar, una vez que sus alumnos cruzaban el portal ya no podía ayudarlos, tan solo ver lo que sucedía en la prueba que sus propias mentes creaban para ellos, a veces resultaba desesperante.

 

—Se que haz esperado mucho por ésto así que no habrá rodeos, ¿Consideras estar preparada para la prueba final, Lyra Katara Ivashkov?, si tu respuesta es certera no debes hacer más que ingresar por ésta puerta. Dentro la oscuridad es más acogedora que de costumbre y podrás apreciar como una puerta gira a tu alrededor suspendida por la nada misma, de entre ella la luz te guiará hacia destino. Lo que allí dentro suceda queda bajo tus dominios y los de tu mente.

 

Esperaba con ansias que la respuesta fuese positiva, caso contrario su prueba sería considerada fallida y deberían ambas abandonar la pirámide. Amara disfrutaba pararse junto al altar que se encontraba en medio del enorme sitio para contemplar las siete puertas, todas las habilidades que dominaba, era grato y nostálgico además de que el silencio allí dentro resultaba melodioso después de una ardua jornada educacional, consideraba sus años algo pesado para ejercer docencia pero no se daría por vencida, su misión al convertirse en arcano era el mostrar al mundo la belleza de su habilidad.

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Movi la cabeza negativamente cuando me pregunto la arcana si sabia que podía curar al ave sin varita, ni nada de eso. Claro que no lo sabía y me senti apenada por eso, estaba demasiado acostumbrada a mi varita, amuletos y anillos que a veces olvidaba que existían otras formas de canalizar la magia.

 

Observe en silencio y vi con sorpresa como el dolor se pasaba del ave a la arcana, la cual quedo curada de inmediato y se marcho no sin antes batir sus alas agradecida. Senti una gran sastifacción al sentir que había hecho algo por aquella ave. ¿Se podría transformar el dolor de uno y pasarselo por ejemplo, a una piedra? No me gustaría pasar mi dolor a alguien más, sea una persona o animal.

 

Esperaba que la próxima transformación logrará hacerla sin dolor, porque eso querría decir que estaba abrazando mi don, como había dicho la arcana.Pronto dominaría la metamorfomagia por completo, al menos eso esperaba. Lo único malo es que no me había regesado ninguno de mis objetos mágicos, ni siquiera mi varita pero sabia que lo que tenía que demostrar era que podía dominar la hablidad sin hacer uso de ellos.

 

Iba a hacer un puchero cuando vi que no me daba la arcana el dulce prometido, aquel que me ayudaría con el dolor de los huesos quue sentía en cada transformación, al menos al principio, pero me alegro saber que haría la prueba. Al menos me acompañaría el anilo de aspirante en la misma.

 

-Estoy preparada, arcana. Gracias por la oportunidad.- Contesté.

 

Ingrese por la puerta y efectivamente estaba todo oscuro, pero no era una oscuridad que diera miedo como la del laberinto, daba tranquilidad. Vi otra puerta más que giraba a mi alrededor, invitándome a pasar por ella, lo cual hice.

 

Todo dio vueltas, como si estuviera en una especie de remolino que me llevabara al mundo de oz, o a veces como si simplemente cayera como si hubiera seguido a un conejo blanco por un tronco.

 

Abri los ojos asustada, como si despertará de un sueño. Tenía razones para estarlo puesto que estaba convertida en una delgada niña de once años, de piel blanca, sin tatuajes en ese momento y un largo cabello castaño claro, mirando a su padre. En la mano llevaba un anillo, pero aunque no recordaba de que era, sabia que no me lo debía quitar.

 

-¡Deja ya de transformarte en gato, Katara! Fue mala idea aceptar mandarte a Hogwarts, con eso se ve que eres una verdadera bruja como tu madre.- Se escuchó un grito.

 

Me regaño mi padre. Su voz estaba llena de desilusión, me había quitado mi varita y si no me equivocaba, estabámos en vacaciones, ¿era Navidad? ¿Semana Santa? No lo sabia.

 

Era mi primer año en Hogwarts. Mi padre, que era el rey de los demonios no estuvo feliz cuando supo que tenía la oportunidad de ser una bruja, además de ser demonio.Mi madre y sus hermanas habían intentado destruirnos al saber que eramos demonios y el ver a usar magia con varita, no le gustaba.

 

-Pero papá, eso no lo aprendí en Hogwarts, lo aprendí solita viendo a mis gatos.- Protesté, intentando quitarle mi varita.

 

-Estas actuando más como bruja que como demonio. Eso no es conveniente para el infierno. Te conviertes en gato ¡y ni siquiera una sola vez has conseguido cambiar el color de tus ojos! Deberías aprender cosas importantes como la metamorfomagia, ¿que utilidad puede tener ser un gato en una misión?- Siguió protestando mi padre, si bien en ese entonces no sabia a que misiones se refería ni que tenían que ver conmigo.-¡¡No puede ser que mi hija no haya heredado mi habilidad más importante!

 

El regaño continuo hasta el momento del castigo.

 

-¡Si no logró ver un cambio en ti al finalizar la semana, le diré a tus tios, los Selwyn que no irás a Hogwarts nunca más y que no te dejen tener un gato más! ¡Que regalen los que tienes!- Grto, desapareciendo en llamas.

 

Ahi estaba, llorando desesperadamente, sin comprender porque la metamorfomagia era tan importante para mi padre. Se había llevado mi varita, mis tios me quitaron a mis gatos por peticion de mi padre, llevándolos a un sitio que desconocia. Sabia que la metamorfomagia era importante para el, asi como la videncia para mi madre. Y también sabía que el quería que heredara algún poder, alguna habilidad que pudiera ser demoniaca y no solo los poderes que tenía mi madre.

 

Había perdido la cuenta de cuantas veces los vi a el y a otros demonios transformarse en otra persona.sin ningún esfuerzu, que decidí intentarlo. Al sentir que unos cambios dolían, deje de hacerlo, pero pensé en mis mascotas. Una voz que parecía venir del anillo que tenía en la mano, me decia "insiste, no decaigas" y segui su consejo.

 

Cuando llego el momento decisivo, en que mi padre decidiría si me enviaría a Hogwarts nuevamente o continuaría solo con educación demoniaca, lo mire con miedo. Mi varita estaba en sus manos.

 

-¿Y bien? ¿Tienes algo para mostrarme?- Preguntó.

 

-Si, padre.- Contesté.

 

Llevaba una falda larga azul marino, una playera de mangas cortas color beige, aunque eso no importaba. Me concentre y logré que mi cabello quedará transformado en un cabello de tamaño mediano, hasta los hombros, rubio. Mis ojos en vez del color café eran azules, mi piel blanca se transformo en morena clara, mi altura llego a la de él para convertirme en una mujer delgada de unos veinticinco años, aguantando el dolor de los huesos. Espere su veredicto.

 

-¡Muy bien! ¿Ves que puedes hacerlo? Solo tienes la habilidad dormida, eso me basta. Espero que la sigas desarrollando.- Comentó mi padre.

 

Me entrego mi varita, mis tíos a mis gatos y cuando se fue, volvi a mi aspecto de siempre olvándome de la metamorfomagia.Mi padre en realidad no había tenido que ser tan brusco conmigo oara que me diera cuenta de que tenía el don, ni porque menospreciar mis demás dones.Por eso al llegar con la arcana no recordaba que alguna vez había logrado un cambio total en mi.

 

De nuevo, esa sensación de vertigo me envolvió y comprendi que me llevaba el portal a un nuevo lugar y hora diferentes, para probar aún más mi habilidad. No era tiempo de regresar a la pirámide todavía.

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En ésta ocasión el portal le mostraba a la arcano un poco del pasado, no sería la primera vez que sus ojos claros hurgaban en los recuerdos de sus alumnos aunque trataba de voltear la mayor parte del tiempo, normalmente eran asuntos sin resolver, memorias hirientes o momentos que desearían nunca haber vivido; cuando una persona conoce en demasía el dolor ajeno se nota en el brillo de sus ojos al mirar, nunca volvía a ser el mismo puesto que el velo de parcialidad tras el que se escondía caía. En el caso de Lyra, le sorprendió saber quién era su tan afamado padre y el ahínco con el que éste le imponía a una pequeña niña bajo amenazas el adoptar un don de familia, cuando las cosas no se hacen por propia voluntad nunca salen bien, eso era sabido.


Más esa pequeña e inocente bruja que buscaba recuperar a sus amigos peludos logró hacerle cambiar de parecer, tras las duras palabras de un hombre serio fue capaz de modificar por completo su estructura física soportando más dolor del que un niño normal sería capaz de soportar para complacerlo.


—La valentía es su don natural— pensó Amara sonriendo con dulzura, no todos los que acudían a ella podían despertar esa clase de ternura, Katara era un ser especial y se notaba a leguas.


Todo se tornó negro nuevamente como un vórtice vertiginoso, Majlis sabía que el porta no estaba satisfecho con aquel recuerdo sino que deseaba más, tenía sed. Su mente conectada a las circunstancias vívidas de Ivashkov la colocarían en un nuevo escenario del que solamente ella era dueña, compositora y testigo. La arcano no podría ayudar en absolutamente nada aunque quisiera pues violaría una regla muy importante en cuanto a su posición así que esperaba que no le sucediera nada grave, cualquier herida dentro del portal sería acarreada hacia el exterior una vez finalizada la prueba, es decir que si por azares del destino Lyra moría, jamás saldría del portal y dejaría de existir para todos los que la conocían.


Pero Amara confiaba ciegamente en ella.
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El mundo había dejado de girar, lo que indicaba que había llegado a mi nuevo destino en la prueba, olvidando obviamente que estaba en una. No tenía mi varita todavía, solo llevaba en la mano derecha el anillo del aspirante de metamorfomagia, sin saber que lo era. Estaba claramente en un mundo paralelo, pero lo ignoraba.

 

En ese momento, si bien mis llantos cesaron un poco al escuchar la voz de mi compañera de cuarto, en aquella cabaña. ¿Cabaña? Eso me descontrolo, si bien era dentro de lo rústico elegante, tenía todo hasta una pequeña cocina.

 

Recordé. Estaba en un campamento de verano muggle, organizado por los padres que había conocido en esa vida, ya que mi padre insistía en que me debía adaptar también a ellos, eran importante para los demonios. Tenía unos quince años y odiaba ese campamento, sin mmi varita, aguantando a los niños que se burlaban y los eventos.

 

Ese día habían decidido hacer una fiesta alrededor de una fogata, con temática de los años cincuenta. La música de rock se dejaba escuchar y yo seguia llorando por esa ropa que me había mandado la demonio que eligió mi padre para hacer ese viaje, de un interminable mes. Dos largas colas de caballo recogían mi cabello, una falda larga que me llegaba a los tobillos, calcetas, una playera de mangas cortas lisa, color azul claro, que combinaba con mi falda de un gris oscuro y un perrito simpático bordado al frente.

 

Unas zapatilas grises, del mismo color de la falda daban el toque final a ese conjunto. La voz de quien parecía ser mi única amiga, sono de nuevo. Celeste era la típica niña rica, tenía quince años pero ella si se esforzaba para participar en las actividades del campamento, mientras que yo las evitaba.

 

-¡Katara! Deja de llorar. Faltan dos semanas para que salgamos de este infierno.- Comentó.- Mis padres me libraron de la fiesta, mandarán a un chofer a m para llevarme a cenar con ellos, la próxima semana empieza la prueba de modelaje y sabes que me inscribi, espero regresar mañana. ¿No quieres venir?

 

-Me encantaría, Celeste, pero mi padre me prohibio salir del campamento. Me quedaré aqui, pero espero que te vaya bien.Saludáme a tus pdres.- Le pedí.

 

En veranos anteriores habia conocido a sus padres, en especial a su madre. La noche paso con tranquilidad, al estar sola en esa cabaña, quitándome la ropa de la fiesta y poniéndome la que daban en el mismo. Shorts verde oscuro, una playera de mangas cortas claras y unas pantuflas con forma de tennis. A media noche, escuche que tocaban la puerta.

 

-Lamento despertarte a esta hora, Katara.- Informo la directora del campamento.-Pero Celeste esta muy grave en el hospital, nos informaron por teléfono.

 

-Pero no puede ser, señorita, ¿que paso?- Protesté.

 

-Su chófer se estrello contra un árbol al intentar esquivar a un niño que iba detrás de una pelota. El pequeño sobrevivió gracias a ese movimiento del conductor, pero tu amiga esta en coma.- Comentó.-Es una lástima, le gustaban los concursos de belleza.

 

Celeste odiaria perdersélo, eso era claro. No iba a permitir que mi amiga no ganara el premio, por lo que el día siguiente, que era un domingo, me concentré lo más que pude, sintiendo la energía sabiendo que alguna vez habia usado la metamorfomagia. Me transforme en su madre , una guapa señora también de cabello rubio, pero corto y uns lindos ojos verdes. Piel blanca y una piel casi perfecta, de no ser por ese lunar que tenía en la palma de la mano, justo en el centro. Celeste me había hablado de eso y aparte estaba la foto que tenía en el tocador.

 

Llevaba de vestir un pantalón informal negro, una playera de mangas largas beige y una chamarra del mismo color que el pantalón. Aguna vez había visto esa ropa en una foto. Antes de ir a la dirección, practique su voz hasta que logre igualarla. Me acerque a la cabaña que era de la directora y toque.

 

-¡Señora! Lamentamos mucho lo que le paso a Celeste. ¿Puedo ayudarle en algo?- Preguntó la directora, imaginando que iría por sus cosas.

 

-¿Ayudarme? Claro que si. Me gustaría saber porque creyeron en una llamada anónima avisando sobre el estado de mi hija, a quien acabo de dejar en su cabaña, revisando la ropa para el concurso de esta semana.- Protesté.-¿Es que buscaban cualquier pretexto para descalificarla?

 

-No, claro que no señora. Nos gusta ser justos, perdone la confusión.- Empezó a decir la directora.

 

Ese fastidioso diálogo duro media hora, por lo que una vez que transformada en la mamá de mi amiga, fui a la cabaña sin dejar que la directora me acompañara, fingiendo querer despedirme de mi hija, después de un día lleno de sustos. La directora comprendió eso y no insistió más.

 

Una vez en la cabaña, volvi a tomar mi apariencia, turnandome entre la mia y la de mi amiga por si alguien se asomaba. ¿Porqué era tan importante el hecho de que nadie supiera que no estaba en el campamento? El concurso tenía varias reglas: no dejar el campamento durante la semana anterior al concurso, por eso mi amiga y sus padres tuvieron esa pequeña reunión el día anterior.

 

Tenía que haber participado en la primera prueba del concurso, de lo contrario estaría descalificada y para la condición de mi amiga, a lo mejor no llegaba ese día. Simplemente con estar hospitalizada ya estaba descalificada y no era justo.

 

La ventaja era que con el susto recibido, la madre de mi amiga o mejor dicho, yo transformada, les había pedido que nos dieran ese día sin actividades ni comida ni con los demás. La directora accedió, no teniendo visitas hasta la hora en que nos mandaron la comida.

 

Me transformé en mi amiga, siendo agradable ver que ya no senía dolor al cambiar la estructura. Celeste era más alta, un poco más delgada que yo, solo nos parecíamos en el color de piel. Tenía puesto el uniforme de ese día, mismo que se ajusto a mi nuevo cuerpo con solo desearlo, sintiendo como la magia recorria mi cuerpo, no solamente el torrente sanguíneo. Si lograba imitar la voz de mi amiga, podría seguir imitándola hasta el día de la prueba.

 

-Gracias por la comida, señorita Stone. Katara esta dormida, fue muy duro para ella creer lo de mi accidente, pobrecita.- Contesté, mientras tomaba las bandejas una por una y las ponía en la mesa que teníamos en la cabaña.

 

Suspiré llena de alivio una vez que cerre la puerta y volvi a mi apariencia. La señorita no había notado ningún cambio de voz con la de mi amiga, sobre todo porque ella era más sociable que yo y a veces tenía que que responder con un:

 

-Lo siento. El susto del accidente ha hecho que olvidará algunas cosas. Sé que me lo contaste, pero no recuerdo, ¿me lo puedes repetir?- Decia.

 

Afortunadamente en el campamento las noticias volaban y lo del accidente de Celeste era una de ellas, por lo que no les extrañaba ese pretexto, ni me hacian contar lo sucedido a cada rato. Tampoco les extrañaba que Katara no estuviera tanto esos días con el resto del grupo.

 

Por fin lllego el día en que comenzaba la famosa prueba de modelaje, la cual consistía en tres partes: una con vestido de fiesta, en la que se daría la entrevista con el clásico discurso de como salvaría el mundo. La segunda prueba, modelar ropa deportiva y la tercera - y la única que me gustaba - ropa para dormir.

 

Me la pasaba viendo el vestido de fiesta, era celeste, como su nombre. El escote era V asimétrico, según lo llamaban los modistas, por la parte de adelante llegaba a las rodillas y una que otra lentejuela. Mi ropa se transformo en ese vestido, si bien estaba agotada po el esfuerzo. No lo había querido usar para no maltratarlo, mejor copiarlo. En mi amiga se veia perfecto, por lo que más animada aunque insegura con los tacones, sali por la pasaela.

 

Celeste recibió muchos aplausos mientras daba el discurso, o mejor dicho lo daba imitando bien su voz, nadie notaba ningún cambio o sospecha porque yo no estuviera, porque la fin y al cabo, no solía asistir a esos eventos. Esa ocasión sin embargo, pude sentir porque esos concursos eran importantes para ella.

 

Tome las fotos que me dieron de ese día y las puse en el tocador, no sabia como explicarle a mi amiga lo sucedido, pensando que me las tendría que llevar. Recupere mi forma normal, mientras que con unas almohadas simulaba que mi amiga dormía. Afortunadamente, surgió algo bueno al día siguiente, porque mi amiga y su madre entraban a la dirección, saliendo con cara de desconcierto.

 

En ese momento decidí esconderme y salir por la ventana, cuando escuché que ellas entraban, hablaban en voz baja.

 

-Mamá, se que tu no veniste el domingo, estuviste conmigo todo este tiempo en el hospital.- Protestó mi amiga.

 

-Lo sé. Y sé bien que tu no pudiste haber estado ayer con lo que hubieras perdido la prueba, pero mira las fotos, ¡eres tú!- Exclamó la madre.

 

-¿Cómo explicamos que no era yo? ¿No es trampa saber que alguien se hizo pasar por mi para que no me descalificaran?- Preguntó inquieta.

 

-No busques explicación a esto, Celeste. Mejor agradece que alguien se hizo pasar por ti un día y te ayudo a seguir con el concurso. - Le pidió la madre.-Tienes un ángel, mejor piensa eso. O a lo mejor tu padre no quiso que entristecieras y por eso contrato a ese actor infantil sin decirnos nada.

 

-Un actor, sigue siendo trampa, ¿no? Pero esta bien. - Contestó Celeste.-Es raro que Katara no venga a recibirnos, mamá. Sus cosas no están.

 

No podía presentarme de nuevo delante de mi amiga y su madre o tendría que dar alguna expliación sobre la impostora, por lo que había sacado mis cosas. A mi padre no le gustaría que dejara el campamento, pero al menos le alegraría saber que había logrado usar la metamorfomagia para ayudar a alguien, por más tonto que pudiera parecer un concurso de belleza. Sin embargo, hacerme pasar por alguien durante una semana, eso si tenía bastante mérito.

 

Pensaba en transformarme en una ardilla, así podría alejarme sin que nadie sospechara de mi en esa forma, pero antes de hacerlo, senti de nuevo como un remolino me sacaba de ahi y finalmente, estaba de regreso a la gran pirámide, con la gran sastifacción de haber ayudado a que mi amiga no perdiera ese concurso, por culpa de un mal conductor. Los muggles siempre buscaban explicaciones lógicas para todo.

 

-¿Arcana Majlis? Digame por favor que si es usted y que no me mando el portal a otro lugar.- Le pedi, intranquila

 

Todavía llevaba el anillo de aspirante a la habilidad, el cual siempre me lograba tranquilizar con solamente verlo. Espere la respuesta de la arcana o del portal, por si era necesario hacer algo más o si con eso terminaba todo.

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