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Prueba de Animagia #9


Suluk Akku
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- Me agrada que busquen peligros - Suluk era mucho menos valiente que Sagitas. Había logrado dominar los instintos de su animal y estaba haciendo todo lo que debía como un cachalote - Eso era justo lo que esperaba de ti - La arcana le había exigido mucho a su aprendiz durante la clase y durante sus obstáculos para llegar hasta la Pirámide y estaba agradecida por haberlo hecho. Se estaba comenzado a ver que había hecho lo correcto con la mujer y que había logrado aprovechar sus capacidades para lograr ser una buena animaga.

 

- Un ataque en grupo - Era algo muy bueno y Sagitas había logrado desarrollar una capacidad muy compleja. La comunicación con otros animales nunca era fácil y menos para un animago pero también había logrado dominar dicha capacidad animal - Esta prueba no va a durar mucho - Suluk sabía que la prueba sería rápida y muy fácil de realizar para ella, dado que había aprendido más que lo suficiente para salir del portal con vida.

 

- Un giro demasiado inesperado - No entendía por qué el portal la hacía regresar a su forma original en dicho momento. Era una decisión muy arriesgada y Sagitas tenía que actuar adecuadamente para no revelar la magia ni su forma animal dado que eso sería caótico para todo el mundo mágico. Suluk tocó su anillo, sabía que tenía que actuar si sentía que estaba en peligro la vida de su aprendiz o la vida del mundo mágico como un todo.

 

- Espero que sepas bien qué hacer - La prueba estaba avanzando muy rápido y sabía que pronto finalizaría. Sagitas solo tendría que tomar las decisiones correctas y seguir su corazón para lograr aprobar su prueba y convertirse en una animaga. Su anillo adoptaría una nueva forma y la anciana estaría encantada de verlo.

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Las olas me mecían pero sentía frío. Era extraño... Una luz artificial me molestaba en los ojos y la cabeza me iba a reventar de un momento a otro. Tenía los ojos entrecerrados sólo porque el abrirlos requería mucho esfuerzo. Sin embargo, mis oídos funcionaban perfectamente y estaban recogiendo información de mi entorno. Las olas mecían el barco, no a mí. Yo estaba sobre una especie de camastro o algo bastante incómodo.

 

Estaba en un barco ballenero. Creo que eso me hizo despertar todos mis instintos. No entendía al Portal. Era la primera vez que me pasaba ésto, y ya había pasado por aquel tipo de pruebas cuatro veces, con ésta. Pero era la primera vez que la prueba se alargaba así. Recordaba que en Nigromancia había pasado por hasta tres etapas diferenciadas, por tres momentos inconexos... ¿Cómo es que ahora seguía en el mismo sitio? ¿Cómo es que...

 

-- ¡Vaya...!

 

Fue como una revelación. Había sufrido una situación vista desde el punto de vista animal. Ahora estaba ante la misma situación pero la debía afrontar como humana. Había acudido a la ayuda de un humano siendo cachalote, arriesgándolo todo por él. Ahora... Ahora estaba en un barco ballenero que iba a cazar a los animales que habían acudido a mi llamada para salvarnos, matándolos a todos, indefensos ante las armas automáticas que llevaban. Ahora debía salvarles a ellos pero siendo yo, desde dentro del barco.

 

Una corriente eléctrica me sacudió por dentro en cuanto me di cuenta que allá iba a haber una matanza. Me levanté con demasiada brusquedad y me sentí mareada. Un dolor punzante en el muslo me hizo sujetarlo mientras cerraba los ojos y apretaba los dientes. ¿Por qué demonios la Arcana no me había dejado traer mi varita? Para un mago, no hay peor experiencia que sufrir dolor cuando con un simple giro de muñeca para efectuar un Episkey, el dolor desaparecía.

 

-- Creo que esta Habilidad acabará conmigo -- dije en voz alta, por el mero deseo de sentir mis propias palabras.

 

Fue relajante saber que seguía viva, gracias a escucharme, como si necesitara eso para volver a ponerme en marcha. Los vendajes del muslo empezaron a teñirse de rojo pero eso, ahora, no me importaba. Iba a intentarlo hasta que todo acabara, para bien o para mal. Si era lo primero, excelente, conseguiría vincularme al Anillo de Animagia. Si era lo segundo, la Arcana tendría que hacer algún chanchullo para disimular mi muerte a los directores del Ateneo.

 

Hice girar el anillo de Aspirante y dudé, por un instante, el pedir ayuda a la Arcana y dejar que me sacara de allá. Por el aumento de sangre de los vendajes, no iba a resistir mucho sin magia. Pero los gritos que salían del exterior del barco, tanto humanos como de mis compañeras los cachalotes, me obligaron a alejar la mano del anillo y abrir la puerta.

 

La cubierta del barco era un caos. Marineros que corrían con cuerdas, otros que movían los arpones automáticos apuntando a los cetáceos, movimiento violento del agua y muchas manchas rosas en ella. Me mordí la lengua de rabia, para superar los pinchazos de mi pierna y los de mi corazón. Dolor físico y psíquico unidos en aquella prueba.

 

-- ¡Jolo con el portal! -- musité.

 

Tenía que parar aquello ¿pero cómo hacerlo siendo una sencilla humana sin magia con la que ampararme? Sentí la llamada furiosa de mis compañeros los animales que peleaban allá fuera y tuve ganas de sumergirme, unirme a ellas para luchar contra el barco. Pero... Ahora estaba aquí y el portal me había convertido en humana. Eso debía significar algo.

 

-- ¡Quietooos! -- grité al múltiple ruido que había en aquella batalla campal. Nadie me hizo caso. Vi a uno de los hombros que movía aquel arpón como si fuera una metralleta de esas muggleosas hacia el grupo de las ballenas que habían acudido a mi llamada. ¡Y ahora iban a morir por mi culpa! -- ¡¡Basta!!

 

No podré usar la magia pero a mala leche no me gana nadie. No entiendo de paratejos mugleosos de los barcos pero cogí uno que pesaba bastante y le arreé un golpe con ella al del arpón. Vale, había detenido un mísero instante la matanza pero tenía que hacer algo más. ¿Pero qué...?

 

Bueno, algo había aprendido siendo profesora de Estudios Muggles, si les quitaban la llave al cochecito, éste no se mueve. Un barco era como un coche pero en grande y sobre el agua marina. Si encontraba la llave... Cojeando, corrí como puede hacia el puente, el lugar donde estaba el capitán. Aquel hombre con una gorra azul debía de ser el capitán. Enarbolé aquel objeto metálico que llevaba en las manos y le pedí que parara todo aquello

 

No iba a ser tan fácil. Así que busqué la llave. No. No entiendo tanto del mundo muggle marino como pensaba, no había llaves. Este tipo de embarcaciones debía de ponerse en marcha de algún otro modo. Todo eran luces y botoncitos. Así que hice lo único que se me ocurrió, empecé a dar golpes contra todos ellos. Alguno sería el que pararía el motor. Intentaron pararme, cierto, pero en aquel momento sólo escuchaba la llamada de auxilio de mis compañeras. Tuve que resistirme para no lanzarme en el agua y unirme a ellas. Juro que mi instinto animal me tiraba hacia el agua pero mi raciocinio me convenció (a duras penas) que sería más útil allá arriba, como humana, más que como cachalote, donde tendríamos las de perder.

 

El barco dio un tirón, como si se le hubiera acabado la propulsión, intentaron pararme y creo que lo consiguieron, pero tarde. Aquella nave se había parado y mis compañeras huían a tanta velocidad que pronto se alejaron, sanas y salvas (o eso detectaba por sus gritos de alivio).

 

Medio sonreí, agotada, cansada y mareada. Lo había conseguido... Había dominado mi deseo de transformarme, evaluado la situación y actuado como era correcto. El corazón había pedido ayuda y el raciocinio había pensado en cómo hacerlo.

 

-- Maldita sea, Arcana, con magia hubiera sido todo más fácil. -- Ciertamente, ahora quedaba lo peor, enfrentarse a aquellos hombrones cabreados por la pérdida de tan valiosa carga.

 

Los vendajes de mi pierna ya eran totalmente rojo y sentí un vahído. En medio del puente había luces danzarinas. En un principio pensé que era un desvanecimiento, tal vez lo fuera, el final de la aventura. Pero algo me insinuó que aquello era el Portal que se abría de nuevo. Sonreí. ¿Qué tenía que perder si eran las lucecitas previas a un desmayo? Al fin y al cabo, entre morirme desangrada en el agua o enfrentarme a la mala leche hombruna..., prefería creer que era el Portal quien me llamaba.

 

-- ¡Malditos bastardos! -- les grité. -- ¡La caza de los cachalotes se prohibió en 1981 y somos especies protegidas!

 

Corrí hacia el interior de aquella luz y me lancé hacia ella como si fuera a tirarme al agua desde un trampolín. Caí sobre una superficie dura y rodé sobre mi misma. Cuando por fin me paré, con los codos apoyados en el suelo, mi anillo brillaba de forma intensa. Era tanta la luz que vi una figura cerca y parpadeé, confundida.

 

-- ¿Arcana? ¿Es usted? ¿Salí del portal o estoy en medio de una pesadilla?

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- Sabía que sería una prueba emocionante y demasiado rápida - La arcana estaba concentrada en admirar las capacidades desarrolladas por Sagitas durante la clase. Le había costado mucho seguir sus instrucciones, pero finalmente había logrado convertirse en toda una animaga. La conexión que tenía con su forma animal era demasiado fuerte y se había desorrallado bastante bien como para hacer una buena prueba y demostrar que era digna de llevar el anillo de una animaga justo como la arcana lo hacía todos los días.

 

- No es fácil de comprender la utilidad de cada una de las formas en momentos de tanta presión - El portal lo había hecho de nuevo. Siempre buscaba la forma de darle lecciones adicionales a los aprendices de la anciana. Es como si quisiera demostrarle a la bruja que debía incluir otro tipo de enseñanzas durante su clase pero ya estaba demasiado vieja como para cambiar sus métodos - Es una lección muy importante - Suluk tenía claro que sus formas eran muy diferentes entre ellas y que funcionaba como un complemento para potenciar las habilidades de la otra y no hacer notar sus debilidades.

 

- Tan fácil que no habría sido emocionante y una tarea digna de una animaga - Las palabras de la arcana se escucharon en la cabeza de Sagitas. Para Suluk ya era una arcana pero todo dependía, una vez más, del portal. Solo dicha puerta tenía la capacidad de dejarla salir para regresar al mundo mágico con una nueva habilidad dentro de su dominio. Una nueva animaga estaba a punto de conectarse con su anillo o eso era lo que quería creer la anciana.

 

- Soy yo, y has logrado regresar - Sagitas regresó de su prueba y su anillo había comenzado a adoptar una nueva forma - Ya deseo conocer los cambios que tendrá tu anillo. Ahora estárás conectada conmigo para toda la vida - Los anillos de la habilidad se encontraban conectados con el de la arcana y gracias a ellos podrían comunicarse con la anciana aunque estuviese al otro lado del mundo realizando una nueva clase con nuevos aprendices.

 

- Ya puedes descansar - La pesadilla de Sagitas había llegado a su fin, aunque Suluk esperaba que hubiese sido una clase interesante y llena de aprendizajes para la mujer. En especial sobre la importancia de entender la conexión con su forma animal.

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