Primeros Auxilios y Pociones

[That is not my name]

Primeros Auxilios y Pociones

Enero 2017 - Liberación de Orleans, Francia.

 

 

 

 

- Fulgura nox...

 

Lentamente comenzó a salir un brillo púrpura desde la punta de mis dos dedos cuando los movía en el aire para crear un rectángulo lo más grande posible, lentamente la combinación del haz de la noche con mis conocimientos en historia de la magia me permitieron dibujar un portal por el cual podríamos viajar hasta el año de 1429 en la antigua ciudad de Orleans, en Francia, donde el ejército británico sitio la ciudad durante unos cuantos años.

 

El pergamino se había enviado a mi alumno de pociones, @@Syrius McGonagall, con las instrucciones de llegar hasta las mazmorras de la universidad con todos los elementos necesarios para cursar la materia ya que, como era de esperarse, necesitaba que llegara con algo más que actitud para aprender el conocimiento: investigación previa de lo que quería aprender.

 

Cuando casi estaba terminando el portal, escuché como la puerta de aquella habitación se cerró con cuidado y pude ver de reojo a mi compañera Jessie Black Lestrange, la profesora de Primeros Auxilios con la que compartiría el curso en ese mes. Ambos guardamos silencio hasta que terminé de realizar el conjuro a la perfección dando dos pasos hacia atrás para ver el resultado final, una puerta de un violeta brillante en el aire de unos dos metros de altura por uno setenta de ancho, aproximadamente.

 

- Creo que es el tamaño perfecto, - comenté con una sonrisa mientras ponía mis manos sobre mi cadera - espero que ninguno de los dos estudiantes se muestre reacio a viajar hasta ese sitio ayudando a Juana de Arco a curar a las tropas francesas en la liberación de Orleans.

 

Tal vez no era tan buena idea llevar a magos británicos a ese capítulo de su historia, pero para mi, un simple francés, me llenaba de orgullo la manera en que se contaba esa parte de la historia desde los magos y brujas que lo vivieron de cerca.

 

- Yo solo tengo uno, ¿y tú?

 

Esperé la respuesta de la profesora así como la llegada de los alumnos mientras acomodaba mi túnica gris claro, de cuerpo completo y con una capa de un par de tonos más oscuros, con mangas largas y un cuello bastante amplio; había elegido justamente ese atuendo porque era el apropiado apara todos los "médicos" de la época, gente mágica que se hacía pasar por sanadores (siendo medimagos) para ayudar a los suyos a librarse de la muerte con más de una pócima especial o ciertos conjuros que debían de librar. Sí, un trabajo conjunto entre pociones y primeros auxilios.

Editado 3 de Enero del 2017 por Ishaya

[Jessie Black Lestrange]

No era la primera vez que a Jessie le tocaba compartír la asignatura con su colega de pociones. Lo único diferente esta vez era el profesor que la impartía.

 

Aún recordaba a quien fuera su instructor en pociones y como este, tiempo después fuera su colega en una asignación.

 

La vez anterior no había tenido mucho que hacer ya que su alumna jamás apareció y aunque a ella de todas maneras le pagaban sus honorarios siempre había amado la docencia.

 

Esta vez tenía un poco de recelo ya que su alumna era una de las líderes de la marca tenebrosa. Al menos no son las dos pensó Jessie mientras ingresaba en el aula donde había quedado de verse con Ishaya.

 

Sonrió al reconocerlo. Muchos recuerdos de su pasado volvían a ella de golpe solo al verlo: batallas juntos, peleando de un lado completamente distinto al que estaban ahora.

 

Escuchaba sus palabras sin entender del todo a que se refería. Juana de Arco y la liberación de tropas francesas... Ella había vivido la guerra desde otro punto de vista. Solo un poco más al sur.

 

--Solo tengo un alumno... Alumna mejor dicho, @@Beltis y la verdad estoy un poco nerviosa si tengo que admitirlo

 

Soltó un ligero suspiro mientras dejaba un montón de pergaminos con notas sobre el escritorio y un kit para su alumna que necesitaría en aquella empresa.

 

--¿Aun debo llamarte tío?

 

Sonrió divertida esperando el arribo de los chicos a aquella clase.

[Beltis]

A veces se odiaba a sí misma, durante unos segundos, mientras se daba cuenta que no había suficientes horas para hacer todo lo que tenía que hacer. El día aclaraba en el horizonte, más allá de la línea de árboles, más allá de la espesa niebla que se colaba entre el jardín gris de la mansión, como un fantasma aferrándose a las últimas gotas de la noche. Podía haber disfrutado en calma de las llamas que crepitaban en la chimenea, tomarse el té tranquilamente leyendo el periódico mientras el día discurría sin quehaceres. Podría haberse levantado más tarde y haberse enrollado más tiempo en el calor de las mantas hasta que los calambres la obligaran a ponerse en pie. ¿Podría? No estaba segura, pero a veces le gustaba pensar en aquella otra vida que podría haber tenido. Aunque fuera una ilusión, un engaño. Sabía que era imposible, ¿sería ella si estuviera quieta, en el mismo sitio, como una estatua, como un adorno?

 

Apuró el té y cerró el periódico para dejarlo sobre la mesa. En la portada la marca tenebrosa resplandecía sobre una mansión, al lado de la taza de porcelana manchada de té. Miró las hojas en el fondo de reojo y se levantó, desapareciendo en medio del ajetreo de elfos.

 

La notificación de la clase había sido clara, por lo que no tardó en llegar hasta el aula donde se impartirían conjuntamente la asignatura de Historia de la Magia y Primeros Auxilios. Sostuvo la mano en alto sobre el picaporte, pero aguardó unos segundos. ¿Primeros auxilios? ¿Se había vuelto loca? Estaba más acostumbrada a mandar a matar magos que a revivirlos, ¡y para eso había más personas con ese conocimiento! o con mejores habilidades para cuidar enfermos o moribundos. En cambio ella, ella jamás había cuidado de alguien más allá de sí misma y a la vista estaba que tampoco era una experta en esa materia. Apretó los labios y giró el picaporte. Todo era por el conocimiento, por saber más. Matar a veces era muy fácil, la vida era algo tan delicado que parecía esfumarse con el más mínimo soplo de viento. En cambio, tener mayor conocimiento sobre la vida la haría una mejor bruja, más adecuada y mejor preparada para comprender incluso la muerte.

 

Entró decidida, con la cabeza en alto y una larga trenza de pelo blanco cayendo sobre un hombro, envuelta en una capa de lana de viaje que le llegaba hasta los tobillos, enfundados en unas botas de cuero atadas hasta las pantorrillas. En la capa llevaba más de alguna poción de su colección, y algunos anillos y amuletos que había logrado dominar con los libros. No sabía a qué se iba a enfrentar, pero por las clases anteriores, era mejor estar preparada para cualquier cosa.

 

- Buenos días -se detuvo al ver el portal. Algo dentro de sí se encendió como una ola de alegría que supo disimular-. Jessie, Ishaya ¿qué tal? Los veo ocupados abriendo portales. Me imagino que no tendremos una clase tranquila y no tendré que anotar nada.

 

Esperaba que valiera la pena. Aunque si era otra clase con criaturas del inframundo tratando de comerse vivos a los alumnos, se iba a enfurecer como nunca antes. Parecía que todos los profesores querían ver cómo la despedazaban los lobos y los leones, mientras ellos daban palmadas de alegría.

 

- Ishaya, ¿no? Creo que no nos han presentado, Beltis Malfoy.

 

Una oportunidad de oro para conocer algo más del nuevo recluta, o para que él la conociera un poco más. Después de inspeccionar a Ishaya se giró hacia Jessie.

 

- ¿Esperamos a alguien más?

 

 

[That is not my name]

Beltis, me sonaba ese nombre, mientras intentaba recordar de dónde lo había escuchado proseguí con nuestra breve charla antes de que los alumnos se presentaran un tanto alegre y tranquilo de que fuese una clase particular para ambos casos, de esa forma esta´riamos mejor preparados para cualquier evento inesperado.

 

- Bueno, para mi siempre serás mi sobrina aunque los registros del Ministerio estén diferentes.

 

Dejé escapar una simple risa de ente mis labios poco antes de que se abriera de nuevo la puerta del aula para dejar ver a la alumna de primeros auxilios quien iba llegando.

 

- Ishaya Tonks Triviani, efectivamente, - dije al momento que estiraba mi mano para saludarla ya que jamás permitiría que se me viera como un mago mal educado - y no, no hemos tenido la fortuna de ser introducidos en anteriores ocasiones, será una excelente forma de hacerlo por medio de esta clase aunque no trabajemos directamente.

 

No quería adelantarme a nada en esos momentos, debía de mantener un límite entre ambas asignaturas porque se debía ese respeto tanto para Jessie como para mi a pesar de que obviamente nos apoyaríamos con todo lo que surgiera en ese curso conjunto.

 

Beltis Malfoy,, ahora conocía su nombre, reconociendo su apellido de inmediato y como lo haría cualquier ciudadano del país al tener a un Ministro y Vice Ministra con el mismo, así como varios ex miembros del Wizengamot y altos mandatarios que provenían de dicho linaje; sin embargo eso no era lo que me llamaba más la atención, recordaba que en el callejón Knockturn habían mencionado como rumor ese nombre como líder de la Marca Tenebrosa, grupo de los mortífagos.

 

- Esperamos solo al joven Syrius McGonagall y atravesaremos el portal directo a Orleans, Francia, específicamente al año de 1429 para que se atiendan a los heridos de su parte con nuestro apoyo, preparando las pociones que requieran.

[Jessie Black Lestrange]

¿Tu sobrina favorita?

 

Una sonrisa traviesa se adueñó de sus labios color carmín.

 

No tuvieron tiempo de seguir platicando, Beltis había arribado a la clase y ella debía de comenzar con la introducción a su materia.

 

Rio divertida al ver el intercambio de palabras entre la líder de la marca tenebrosa y el profesor de pociones. Sus grises ojos brillaron de emoción al escuchar la explicación de Ishaya y confiaba en que todo saliera tal como estaba planeado.

 

Me alegra verle... Señora Malfoy

 

Volteo en dirección de la puerta, esperando porque el joven aprendíz de pociones apareciera para poder dar comienzo a esa interesante aventura. Tenía muchas cosas en mente y no quería que todo terminará en un gran chasco.

 

Esperemos el pronto arribo del señor Mcgonagall, mientras tanto, si no les molesta, me gustaría ir dando una breve introducción a mi materia

 

Tomando el kit de materiales se acercó a Beltis para entregárselo. Dentro llevaba un par de vendas bañadas en escencia de murtlap. Un par de frascos de dictamos, frascos para muestras, cataplasmas para heridas menores y quemaduras y un kit completo de preparación de pociones que esperaba no necesitará porque el joven Syrius debería prepararlas.

 

Los primeros auxilios son los cuidados inmediatos que le otorgará a un herido. Más que la cura a sus malestares es una solución rápida y momentánea al problema que se presente

 

La mayoría de las personas creía que con cursar primeros auxilios ya estaban capacitados para salvar la vida de un mago o bruja y aunque era verdad que estos ayudaban a mantener al mismo con vida; era necesario más preparación para llevar a cabo una curación exitosa de un gran problema.

 

Se tiene que tener cuidado al momento de realizar las acciones primarias, ya que un error en estas, por mínimo que sea, equivaldría a un muerte lenta y dolorosa de la persona a la que queramos ayudar

 

Observó a Beltis con cuidado: revisando las facciones de la bruja para cerciorarse de que había entendido lo que Jessie había explicado. Ahora que la clase se llevaría en un campo de guerra debería tener especial cuidado al momento de tratar a las víctimas.

 

Si tiene alguna duda este sería un buen momento para exponerlas y tratar de darles la mejor solución posible, en lo que esperamos a nuestro otro compañero

 

Volteo a ver a Ishaya y luego a Beltis, esperando que alguno de los dos tomara la palabra.

[Syrius McGonagall]

Nunca antes había estado en las mazmorras de la Universidad, para ser sinceros conocía pocos lugares de la institución, pero el pergamino que releyó hasta el cansancio sobre su clase le daba claras indicaciones de cómo llegar al aula.

 

Doblando una esquina el pelinegro llegó frente a un umbral de piedra grises que precedía a una larga escalera que descendía hacia una profunda oscuridad. Para iluminar el descenso habían antorchas en las paredes cada ciertos intervalos regulares, pero ni el fuego de las mismas era suficiente para luchar contra el aire frio que ascendía desde las profundidades y llegaba hasta Edward.

 

El ojiazul se subió un poco más el cuello de la campera que llevaba y dando un largo suspiró se mentalizó para el frío que aquella brisa le prometía para cuando llegar al final de la escalera. Y no estaba equivocado, mientras más descendía la temperatura parecía hacer lo mismo. El fuego de las antorchas que se agitaba al pasar cerca, no ayudaba en nada parecía que con el pasar de los siglos había perdido el calor y solo se limitaba a emitir luz.

 

No es que no hubiera vivido temperaturas aún más bajas, se había criado en Minnesota donde no era raro bajar a los -20° en invierno, el problema era que no esperaba aquel frío en la universidad. La campera que llevaba no parecía ser suficientemente abrigada.

 

Unos minutos después y Edward pasó por el último escalón de roca resquebrajado de la interminable escalera para desembocar en el amplio pasillo de las mazmorras. El aspecto era exactamente igual, largas paredes, techos y suelos de piedra que se curvaban en varias direcciones y se perdían de vistas en sórdidas y gélidas oscuridades.

 

Las antorchas nuevamente iluminaban el camino mientras el mago observaba las grandes puertas de hierro numeradas buscando la suya. La encontró unos metros por delante y abriendo con cuidado la misma se encontró con que tres personas ya lo estaban esperando.

 

Un hombre y dos mujeres, sabía que el mago sería su profesor de Pociones y las brujas deberían ser sus compañeras de Primeros Auxilios, la materia con la que compartirían la clase. – Disculpen – dijo educadamente –Edward Smith, un gusto – se presentó caminando hacia el grupo.

 

Era imposible no notar la gran puerta color violenta brillaba que levitaba a unos centímetros del suelo, ¿un portal acaso?

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Le guiñe´un ojo a Jessie y di paso a que pudiera comenzar con su explicación retirándome al fondo de la habitación donde observaba la manera tan fluida con que explicaba la materia, la misma que alguna vez yo tomé como curso especial en circunstancias un tanto más complejas, por lo que sentía un poco de envidia hacia Beltis al tener una explicación más amplia del conocimiento, una envidia de la buena.

 

Mientras estaban en lo suyo, el joven Smith apareció en la entrada y saludó justo en el momento en el que pedía a la Malfoy sus dudas antes de proseguir, de esa forma podría concentrarme en mi alumno para ponerlo al corriente de la clase y prepararnos para nuestro viaje y la clase práctica ya que pensaba que era la mejor forma de aprender.

 

- Ishaya Tonks Triviani, un gusto Edward Smith, - lo saludé con una sonrisa mientras caminábamos alrededor de la habitación sin molestar a las dos brujas que nos acompañaban - vamos a atravesar ese portal que tenemos enfrente para poder ayudar a las señoritas de primeros auxilios a preparar las pociones que necesitan para ayudar a los heridos de la batalla de liberación de Orleans, un pasaje interesante en la historia de Inglaterra y Francia.

 

<<Como sabes nuestra materia está siempre relacionada con muchas otras especializaciones en el mundo mágico, por ello es que es tan importante, en este caso en específico debemos de conocer y saber manejar el antídoto para venenos comunes, crece-huesos, curadora de furúnculos, poción calmante, poción desinfladora, esencia de díctamo, esencia de murtlap, herbovitalizante, poción para heridas, zumo de mandrágora, poción de ojos abiertos, filtro de la paz, poción pimentónica, la reabastecedora de sangre, ungüentos anestésicos, la vigorizante... claro que muchas de ellas tienen un proceso largo de preparación y las traigo conmigo, ¿puedes identificar cuáles son?>>

 

Era demasaido información, por supuesto, pero necesitábamos conocer todo ello antes de partir y saber desde que punto podría iniciar la enseñanza con el joven mago así que esperé su respuesta con tranquilidad antes de proseguir.

 

- Al momento de cruzar el portal nos encontraremos en una carpa especial para atender a los heridos de guerra, - dije con un tono tranquilo - ahí encontraremos los utensilios e ingredientes necesarios para preparar las pociones más comunes para las heridas de los soldados y ellas atenderán únicamente a los magos que participaron en dicha batalla porque, bueno, en esos tiempos la línea divisora estaba muy difuminada. Supongo que también identificas cuáles son las que tendremos que estar preparando, ¿correcto?

 

Una sonrisa apareció en mi rostro justo cuando llegamos a la entrada del portal, estábamos listos para partir los cuatro presentes en el momento en el que los alumnos pudieran sentirse lo suficientemente seguros de que no correrían ningún riesgo, para eso estábamos nosotros, sus guías en aquella ocasión.

 

- No se preocupen por el viaje, - agregué pertinentemente - simplemente sentirán como si atravesaran una enorme gelatina por un par de segundos. Adelante, seré el primero.

[Syrius McGonagall]

Ishaya su profesor no tardó en acercarse para devolverle el saludo y llevarlo a caminar un poco por la gran mazmorra para explicarle de que iba a ir la siguiente clase. Pasaron por grandes mesadas de mármol ennegrecido por el tiempo, repisas cavadas en la misma pared cargadas de cientos de frascos desconocidos por la gran cantidad de polvo que acumulaba y no dejan leer las etiquetas o ver el interior de los mismos.

 

Pararon a unos centímetros de unos enormes calderos del tamaño suficiente para que Edward cupiera en uno, el pelinegro prestaba atención de todo lo que el mago le estaba informando. Irían a la Batalla de Orleans ayudar a los soldados heridos, eso era algo que no se lo esperaba ni estaba seguro de alguna vez haber escuchado tal nombre, pero la ansiedad por un inminente viaje en el tiempo y la adrenalina de estar en medio de un campo de batalla iba tomando su cuerpo con una renovada energía.

 

-No sé cuánto tiempo estaremos en la Batalla, pero por el tiempo de elaboración de más de un día pienso que tendrá ya listas la poción crece huesos, el zumo de mandrágora, la poción de ojos abiertos, la poción reabastecedora de sangre y la pócima vigorizante – recitó recordando los nombres preguntados, se rascó inconscientemente la cabeza no estaba seguro de haber dado todas las respuestas correctas.

 

Durante su tiempo en Ilvermorny había preparado y estudiado varias de las pociones nombradas por el francés, pero habían sido tantos nombres y tan rápidos que estaba casi seguro que habría pasado por alto alguna.

 

Después de aquel pequeño cuestionario se acercaron nuevamente a sus compañeras de clases y al visible portal violeta. La aventura estaba por comenzar y el ojiazul estaba pronto para aprender, pero antes de avanzar una nueva pregunta debía ser contestada.

 

-Antídoto para venenos, lo curadora de forúnculos, la poción calmante, esencia de díctamo, la esencia de murtlap, la hervobitalizante, poción para heridas, filtro de paz, la pimentónica y los ungüentos – enumero rápidamente ejercitando su memoria – ah y la desinfladora – se apresuró a agregar, casi se olvida de esa.

 

Siendo precedidos por su profesor, Edward se acercó a la puerta agachándose un poco para no golpearse con el dintel de la misma y sintió la sensación de estar caminando atreves de una montaña gigante de gelatina, hasta su visión se sentía rara no entendía todavía muy bien lo que tenía delante, pero mientras más avanzaba las difuminadas figuras comenzaban a tomar forma.

[That is not my name]

Cuando terminamos de cruzar por el portal llegamos hasta una carpa mediana colocada lejos de la batalla que se llevaba a cabo a unos cuantos cientos de metros más allá, justo cuando se estaba ingresando a la ciudad situada de Orleans, Francia, asegurándome que los hechizos de protección funcionaran correctamente ala cercarme al medimago en jefe del lugar con el que me había puesto en contacto anteriormente para llevar a cabo dicho curso.

 

Estando en la entrada de la carpa pude ver a lo lejos la batalla y como traían en camillas a todos los heridos que lograban rescatar del enfrentamiento siendo revisados por una bruja (se notaba por la insignia especial en sus ropas) dirigiendo a los muggles por un lado y a los magos por otro, hacia nuestra dirección; si bien también había sanadores mágicos en las carpas de los no magos, eran los menos, lo primordial era cuidar de nuestra propia gente en los conflictos que no nos competen.

 

Regresé mi atención hacia mi alumno que estaba observando los brebajes que ya estaban siendo preparados en algunos calderos de todos los materiales (peltre, plata, cobre, etc.), detrás de estos se encontraba un enorme boticario repleto de diferentes materiales a utilizar. Del otro lado se encontraban ya las pociones hechas, listas para usar junto con las camillas y demás cosas que necesitarían las brujas de primeros auxilios.

 

- Muy bien, comencemos a preparar un poco del antídoto para venenos, ve por los ingredientes y toma ese libro de ahí para que sigas las instrucciones de preparación. no te preocupes, estaré a tu lado realizando una igual para que nos salga a la perfección.

 

Se tenía que dejar un tiempo para reposar, por ello aprovecharíamos el mismo para realizar otra más y no estar simplemente mirando a los heridos que llegaban a la carpa.

 

- Haremos un poco de filtro de paz, página 87 del mismo libro, y la poción para heridas, página 102.

 

Tres pociones que se realizarían en esa hora, esperaba que con ello no abrumara a mi estudiante pero confiaba en su ánimo de aprender en una situación de presión porque, bueno, sin nuestra ayuda los medimagos no podrían terminar de hacer su trabajo. De eso se trataba todo, de un trabajo conjunto entre magos y brujas.

[Syrius McGonagall]

Los borroso terminó de tomar forma y Edward se encontró en el medio de una carpa repleta de calderos, camillas, mesas para trabajar y un enorme boticario en un rincón. No eran los únicos, un mago de ropajes antiguos y mirada preocupada se encontraba en la entrada de la tienda apenas lanzó una mirada hacia ellos cuando aparecieron, su atención se centraba totalmente en el exterior.

 

-No puedo creer que haya viajado al siglo XV – fue inevitable que aquella expresión escapara de sus labios, pues aún no terminaba de caer que hubiera retrocedido tanto en la historia. Pero no permitiría que aquello entorpeciese su desempeño en la clase, tenía que aprobarla, quería aprobarla.

 

Por lo que mientras Ishaya se encaminó hacia la entrada el ojiazul se dirigió hacia la zona de las pociones. Repasó las pociones que ya estaban terminadas, burbujeantes, pastosas, brillantes, con repelentes olores o de los más agradables aromas. Pero todas perfectamente preparadas.

 

La voz del profesor lo separó de los brebajes para girarse hacia la misma, Ishaya dio las primeras instrucciones, prepararían antídoto para venenos. Siguiendo las indicaciones se agachó detrás de una de las grandes mesas para sacar un viejo volumen de Filtros y Pociones Mágicos y comenzó a pasar rápidamente las amarillentas páginas del libro hasta dar con el capítulo que le interesaba.

 

Preparar pociones era un arte, pero a la vez necesitaban la prolijidad y limpieza de una sala quirúrgica. Por eso después de colocar con cuidado el caldero de peltre sobre la mesa, despejó la misma de cualquier cosa que no fuera lo que necesariamente iría a utilizar.

 

El libro encantado por Edward se mantenía flotando cercano a su rosto para que pudiera seguir al pie de la letra la receta. La primera línea hablaba sobre el bezoar por lo que el pelinegro camino unos pasos hasta el boticario y tras uno segundos de rebuscar encontró aquellas piedras.

 

-Casi no se escucha sonido alguno del exterior – era cierto, desde que llegó lo máximo que había sentido fueron algunas pisadas de pies apresurados - ¿A qué distancia nos encontramos de la batalla, profesor? – le pregunto mientras sacaba un mortero de unas de las repisas inferiores de la meza y comenzaba la trituración de un bezoar.

 

Una vez obtenido el suave polvillo que pedía el procedimiento ayudándose con un pequeño recipiente y una cucharilla tomó cuatro medidas del polvo de bezoar y los llevó al caldero de peltre que lo aguardaba. Una nueva lectura al libro y dos medidas de ingredientes estándares flotaron suavemente del boticario y por orden del mago fueron a parar junto con el polvo de bezoar.

 

Cinco Mississippis contó antes de apagar el fuego a temperatura media sobre el que se calentaba el caldero, para dar después un ligero golpe seco con su varita. Por el momento no debía hacer más, solo dejar descansar la mezcla por cuarenta minutos.

 

Pero no había tiempo que perder, el francés pronto le dio nuevas órdenes al ojiazul. –Entendido – contestó inmediatamente, mientras se encaminó al boticario para conseguir los ingredientes para el Filtro de la Paz una de las dos nuevas pociones que debía preparar.

 

La página del libro había cambiado y ahora le mostraban la receta del filtro. –Deus Maximus ratess – repetía una y otra vez mientras mezclaba con total concentración el polvo de ópalo con las dos gotas de jarabe de eléboro y ya estaba lista. Solo debían esperar unos minutos antes de que pudiera ser utilizable. Con mucho cuidado la embotelló y la dejó junto con las demás pociones listas.

 

Las páginas del manual nuevamente habían cambiado y ahora la receta llevaba como título “Poción para heridas”, Edward estaba muy tranquilo, disfrutaba de poder hacer pociones además se sentía seguro con el profesor a su lado trabajando en lo mismo, desde que empezaron las elaboraciones observaba con mucho cuidado los movimientos del pelinegro y le daba algunas indicaciones y advertencias durante el procedimiento.

 

Vigilaba constantemente el hielo seco que acaba de agregar al agua pura de manantial, se suponía que de un momento a otra comenzaría a emanar humo - ¿Y usted profesor cuando se interesó por las pociones? – mientras esperaban y siempre que estuviera todo bajo control no creía que hubiera problema en intercalar palabras.

 

Apenas el humo comenzó ascender agregó rápidamente las cinco gotas de sangre de dragón que pedía el procedimiento – Tengo una duda, la segunda parte lo de la mezcla de los huesos de sapo, cenizas de druidas y sangre de dragón ¿lo debo hacer en el mismo caldero que el del agua y hielo o en otro aparte y recién cuando la mezcla se vuelva gris juntar ambas partes? – aquella parte no le había quedado claro en las instrucciones.