Jump to content

.:: Castillo Black ::. (MM B: 97834)


Matthew Black Triviani
 Compartir

Publicaciones recomendadas

Otto sin tiempo que perder se acercaba al hipogrifo cercano-Hola amigo como estas-le dijo amable con una sonrisa de oreja a oreja mientras le acariciaba con una mano, al mago le gustaba mucho este tipo de criaturas de hecho pensaba en comprarse una cuando tuviera la plata.



Por qué si algo era seguro era los caras que eran, aunque bueno podía usar el dinero, de la familia y nadie se enteraría pero eso estaba mal eso no lo correcto. Hasta que escucho algo que lo llamaba un sonido hiso que dejara de pensar y buscara el origen de ese sonido, para ver a saga su elfo , que andaba asustado muy asustado incluso andaba temblando de miedo-Que pasa-comento amable mientras se alejaba de la cerca para ir donde andaba la criatura suyo y de la familia.



En eso este le decía que su amada lo andaba buscando, que lo andaba solicitando lo cual le saco una sonrisa de oreja a oreja. Por qué hacía mucha que no la veía, había pedido una especie de vacaciones, ya que tenía que solucionar algunos asuntos personales, así que sin tiempo que perder seguía al elfo a la entrada donde ahí andaba su mujer en su sexy vestido de color vivió, su cabello recogido a un lado. Y unos juego de tacón de perla el black corre hacia ella para darle un fuerte abrazo dando vueltas en su eje-Amor mío-dijo mientras le daba un dulce y beso tiernos en su labios.

http://i.imgur.com/ZYFIXYU.gifhttp://i40.tinypic.com/2r5qj5t.gifhttp://i.imgur.com/qXM43G2.gif


JbsvzsI.png


http://i.imgur.com/KCHOT.gifhttp://i.imgur.com/OFnOy.gifhttp://i.imgur.com/lHKTz0x.gif


Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Elaena Ivashkov

 

Era un suicido.

 

Elaena lo sabía de sobra y no había que ser muy inteligente para darse cuenta. Sin embargo, estaba harta de estar escondiéndose y había llegado el momento de hacer frente a sus problemas. Uno de ellos tenía nombre y apellido: Emiliano Black. Había conocido a aquel mago cientos de años atrás y cometió el error de convertirlo en vampiro. No sólo eso, también lo traicionó de la peor manera que alguien podría hacerlo. Todos los sentimientos que alguna vez sintió por ella se transformaron en odio y en sed de venganza.

 

Y allí estaba ella, en la entrada del Castillo donde él vivía; en la boca del lobo.

 

Aún no se atrevía a tocar. Estaba admirando el “pintoresco” paisaje a su alrededor. La verdad era que el lugar era bastante siniestro, incluso para una familia que se conocía por ser fiel seguidora de la Marca Tenebrosa. Eso le añadía mayor terror a la situación y a la ironía de que probablemente iba a morir allí. Sinceramente la muerte no era algo que la inquietara, sobre todo cuando contaba con una doppelgänger que la traería a la vida. Ese era el plan. Ante los ojos de Emiliano iba a morir, y por ende, él la dejaría en paz.

 

Incluso se había ataviado perfecta para la ocasión. Usaba un vestido escarlata sin hombros, con las mangas largas y que se enanchaba a la altura de su cintura. Le llegaba hasta las rodillas e iba combinado con unos altos tacones atados con cintas negras. Como siempre tenía el cabello suelto: completamente liso hasta su cadera. Sus labios tenían una capa de labial rojo y sus largas uñas estaban pintadas de negro. También se había puesto su perfume favorito. Una delicia floral con notas cítricas y corazón frutal

 

Finalmente llamó a la puerta.

 

Un minuto después sintió unos pequeños pasos que se acercaban a abrirle. Era un elfo, una criatura que todos usaban en el mundo mágico como sirvientes. Ella los detestaba y prefería a los humanos como servidumbre, aunque contara con un elfo a su merced. Milou había sido un regalo de Caroline y no pudo negarse porque en ese momento lo necesitaba y ahora no podía deshacerse de él. Tenía que admitir que muy, muy en el fondo, le tenía algo de aprecio por lo fiel y preocupado que era.

 

—¿Busca a alguien? —preguntó la criatura, bastante altanera para el gusto de ella.

 

—Eso es obvio. —Elaena frunció el ceño y se cruzó de brazos—. Necesito hablar con Emiliano Black y es importante. Puedes mover tus despreciables píes y decirle que Elaena Ivashkov lo busca.

 

—No tan despreciables como los suyos —respondió el elfo y le cerró la puerta en la cara.

 

—¡Por un demonio!

 

Ese era el motivo por el que no soportaba a esos sirvientes, porque solían comportarse como sus dueños. Esperaba que realmente hiciera lo que le había pedido o tendría que buscar otra manera de traer a Emiliano hasta ahí. De todas formas él la había a matar y armar un alboroto adelantaría el trámite. Pero, ¿así era como lo quería? No, a Elaena le gustaba que las cosas fueran despacio para poder disfrutarlas. Después de todo, habían pasado años desde que no veía a su némesis y no podía negar que lo extrañaba.

Ivashkov
YqkyUSo.png

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Emiliano Black.

 

El francés la había sentido desde que pisó los jardines del castillo Black, la brisa se había encargado en deleitar aquél aroma, peculiar aroma que había guardado en la memoria por cientos de años; embriagador por lo demás, como una droga que volvía para alzar aquella adicción que se reflejó, se materializó en la esmeraldina mirada que se esfumaba en la dilatación negra de sus pupilas. Su respiración se agitó, se aferró a la baranda que crujió hasta quebrar el espacio que cubría sus manos.

 

-Elaena...-finalizó con una torcida sonrisa sombreada a la luz de la luna.

 

****

 

Nius, el elfo que originalmente era de Emiliano había atendido a la puerta, la criatura la reconocería aunque hubieren duplicado su figura a lo largo de los años. Sabía de la historia de Emiliano, eran de esos secretos que se mantenían entre las sombras hasta que le iluminara la luz adecuada y a pesar que actualmente Nius estaba en poder de Aaron, su fidelidad estaba con el vampiro.

 

Luego de cerrarle la puerta chasqueó sus dedos hasta reunirse con el francés.

 

-Lo sé...- contestó al elfo y desapareció como un haz de luz.

 

****

 

-Qué haces aquí...-susurró a su oído entre dientes mientras que con la diestra sostenía su cabello jalando hacia atrás para no ahogarla contra la puerta. ¿Fuerza sobrenatural? por su puesto; ya no era un principiante en todo ésto y disfrutaba el juego-... ¿te atreves a venir hasta mi hogar, Elaena Ivashkov?-la volteó de un golpe luego de nombrarla. Sus manos seguían sujetando firmemente sus muñecas mientras que una de sus piernas encontraba hueco en la entrepierna apresando aún contra la puerta.

 

Perfil con perfil enseñó los colmillos, deseoso de asesinarla en un baño escarlata allí mismo, otra parte seguía preso de su atracción ante la predadora, como si de animales se tratase. La soltó de golpe y sujetó firmemente el mentón de la fémina entre sus dedos.

 

-¡¿Juegas conmigo?!- cuestionó en un susurro lleno de ira- desapareces cientos de años y vuelves aquí, sin poder ... ¡Demonios!- la soltó y pegó un puñete por el costado de su rostro, en el concreto. Estaba abrumado, impotente porque no había sido él quién daba con ella primero. Pegó su frente a la de ella, sumido en no saber si matarla ahora mismo o estar contento de haberla encontrado- man chas te .... mi sangre....mi sangre- siguió entre dientes, en una furia tempestiva y hostil.

 

>>Llegué a ....Olvídalo- se dijo a sí mismo.

ISh3z7l.gif

1yVXGup.png
xV0xd.gifmdbNxIw.gif

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Escuché atentamente las palabras de la Black, sentí que eran sinceras, fue un discurso fenomenal, había que admitirlo. Pensé en cada una de ellas, miré sus ojos para sentir sus deseos hacia mi madre. Era increíble cómo en una pequeña conversación. "Siento tanto amor...siento tanta pasión" pensé remitiendo mis pensamientos a que puntos ya han llegado ellas dos. Sonreí un poco al ver cómo mis pensamientos hacían una mala jugada, mientras veía a mi tía.

 

Suspiré lentamente, sabía que no podía tenerle ningún tipo de rencor, cómo sé mi padre desapareció, sin conocerlo, en muchas ocasiones quisiera conocerlo, sin embargo no sabía ni en donde ubicarlo, además que si le quería preguntar a mi madre, no le haría ningún tipo de gracia, quizás ella ya no le quería ver más y era de respetar su decisión. Pensé en tantas cosas, sobre ellos dos, que llevo a su separación, dándome cuenta que no conocía muy bien esa parte de la historia, aunque no quería llegar a los secretos íntimos de su madre sin que le pudiera afectar...y que eran su pasado...

 

Me senté en uno de los bancos de la cocina, ya que quería verla a todo momento, hasta decirle lo que pensaba en esos momentos, seguía revoloteando todo en mi mente..."atracción" "amor" "incesto"...era mucha información para mi...la miré directamente mientras analizaba cómo iban a salir mis palabras, quería que no sienta ningún tipo de ira de mi parte, porque eso no sentía yo, sentía impotencia a no saber cómo reaccionar, así que me puse fuerte y firme...

 

-Bien...no se realmente como reaccionar, se que no me puedo enojar con mamá o contigo, ya que es algo que pasó...no me pidas que no me enoje, o no me ponga triste...sino que me des tiempo al verlas juntas, solo quiero pedirte que cuides a mi madre...que no le hagas daño, porque si le haces daño...no sé como reaccionaré.- dije un poco amenazante.- Quizás no sea la mejor duelista pero puedo hacer mucho daño...quiero que la hagas feliz...promételo, que la harás la mujer más feliz del planeta...que no sacarás ninguna lágrima de sus ojos, no quiero que el pasado vuelva a ella y hacerla sufrir no se lo merece...mi madre es muy especial para mí, nadie debe hacerla daño y si te escogió a ti, hazla feliz.-

 

Me di cuenta que lo que dije fue lo más relevante es que sea feliz...encogí mis hombros, era normal que una hija deseaba eso para su madre, de pronto se abrió la puerta y vi cómo ella entraba y abrazaba a Mahia. Miré como sus mirabas brillaban, suspiré una vez más, era muy radical todo, un cambio de 360 grados. Me preguntó si mis respuestas estaban claras, sonreí levemente para ver que era lo indicado para contestar "Estaba preparada" pensé para mí. Me levanté de la silla, sin quitar mi mirada hacia las dos chicas.

 

-No se si pude encontrar lo que buscaba, es muy...inesperado todo, pensé que todo iba hacer normal...pero me di cuenta que en esta familia tiene muchas cosas que te sorprende día a día.- dije con una leve sonrisa.- ya "amenace" a tu chica mamá.- me reí bastante, ya que sabía que era mucho más fuerte que yo al menos en ese ámbito.- Y solo puedo desearles que sean felices, y que si te hace llorar me lo digas y yo me haré cargo.- sonrío y me acerco a las dos mujeres para abrazarlas.

 

"Que podía hacer..." pensé mientras las abrazaba, quizás sorprendiéndolas..."Pero...al menos tengo una familia" seguí diciéndome a mi misma...que podía traer más adelante...no lo sabía pero por lo pronto era descubrir como era Mahia y poder quererla como a mamá...

 

@@Gabrielle Delacour@@Mahia Black

http://www.hazelnet.org/icon/animals/bunny.gifhttp://i.imgur.com/Zx34l0c.png


gzWqRHp.jpg


http://i.imgur.com/sf6Sw.gifhttp://i.imgur.com/pYHx6.gifhttp://i.imgur.com/h7zwf.gif


???? ?? ?????ñ??é...?? ?????? ??????? ?? ?????é

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Elaena Ivashkov

 

—Yo… —Elaena apenas podía hablar.

 

Emiliano la tenía sujeta por el pelo y la presionaba contra la puerta. Su inmortal corazón palpitaba con fuerza y su respiración se agitaba con el transcurrir de los segundos. En otra situación, bajo otras circunstancias, aquello se habría visto muy sexy. Pero con la ferocidad que él la mantenía prisionera, se daba cuenta de que no había nada más que odio ahí. Cuando se dirigió hasta el Castillo Black esperaba, muy en el fondo, que él recordara los buenos momentos que habían pasado juntos.

 

Aparentemente no era así.

 

Elaena ni siquiera intentó soltarse. Tenía muchos más años que Emiliano y podía zafarse, pero quería verlo descargara toda su furia y la rabia que ella le había provocado. Después de todo era un sentimiento y a lo largo de su vida había aprendido a disfrutar de ambos: del odio y del amor. Aun así también buscaba invertir esa ira y volverla a su favor. Quería jugar con él como solía hacerlo, porque después de todo eso era lo que estaba haciendo. Su “muerte” sería una de sus tantas tetras.

 

Emiliano la sostuvo por la barbilla y ella suspiró.

 

—Jamás podría jugar contigo —murmuró, aparentemente ofendida—. ¿De verdad fueron tantos años? —preguntó Elaena—. Cuando cumples más de cuatrocientos pierdes la noción del tiempo.

 

Atrapada como estaba se encogió de hombros. Luego, cuando él asestó la pared con un golpe, ella se estremeció. De verdad estaba furioso, pero aun así se dedicó a estudiarlo, a atrapar con sus verdosos ojos cada una de sus facciones. Había olvidado lo mucho que lo deseó y los sentimientos que mantuvo enterrados poco a poco fueron apareciendo. Emiliano pegó su frente a la de Elaena y ella aspiró su aroma. Dios, lo deseaba tanto. Sus labios estaban tan cerca que bastaría un solo movimiento y volvería a probarlos.

 

Mas no sería la que diera el primer paso.

 

—Llegaste a quererme, ¿no? —terminó por él y sonrió—. Yo te di inmortalidad, Emiliano. Te regalé la capacidad de vivir todas las vidas que quisieras y para siempre.

 

De todas las cosas que había dicho en aquel día esa era la única verdad. Al transformarlo buscaba darle poder y también que pudieran estar juntos, pero las cosas no habían salido como ella quería. Acciones de su pasado la obligaron a marcharse y aunque él nunca lo supo, se había prometido a sí misma volver a buscarlo. Obviamente nunca llegó a pensar en todo lo que le sucedió después, ni mucho menos que terminaría años atrapada dentro de un ataúd. Tampoco la parte en la que él tratara de matarla.

 

—¿Qué vas a hacer? —preguntó, decidida a terminar pronto con el juego—. ¿Vas a matarme o vas a besarme? —Bajó la vista hasta los labios de él y luego la alzó—. Ambos sabemos que sólo puedes hacer una cosa.

 

Lo que Emiliano decidiera definitivamente iba a cambiar la vida de ambos.

Ivashkov
YqkyUSo.png

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Emiliano Black

 

¿Quererla? ... 

 

Elaena le observó, estudió al vampiro tanto como él hacía con cada detalle de su rostro, de la piel que había tenido en ferviente contacto y de sus labios recorriendo cada espacio de su cuerpo. Ansiaba su posesión a tal límite de no saber si tomarla como suya en ese mismo instante o realizar un corte limpio en aquél delicado cuello para decapitarle con el dorso de su diestra. Ella sonrió y su comentario afloró nuevamente el odio en el vampiro. 

 

-Me convertiste en un mestizo, destinado al menosprecio de la alcurnia mágica y de mi familia...-susurró respirando en su cuello, como si de un imposible se tratase. 

 

Nunca supo si en verdad la había amado, pero sí había caído ante sus encantos, sus caprichos, tanto como la presa cae en la trampa del predador, de su condición de líder en la cadena alimenticia; los vampiros envolvían con su forma de ser por adjudicarse un puesto en el ciclo de la vida, uno más allá de lo normal; y él, Emiliano Black, había sucumbido ante su ser para luego quebrar la lógica de la existencia y caer en la maldición de la vida eterna. 

 

-Je te tuerai ...-susurró en el lóbulo de su oreja que luego apresó con los dientes, contacto que bastó para aparecerse y desaparecerse en cada rincón sombrío del castillo Black, besando labios deseosos de lujuria paranormal.

 

El francés era un Black y como tal podía moverse con total libertad por el castillo. Habitaciones, mesas, las caballerizas, toda la nebulosa que los formaba se volvía a consumir en un mismo punto de aparición mientras él deslizaba sus manos por los hombros, su cintura y piernas en medio de respiraciones agitadas. Si hubiera sido una banshee quizás sería más fácil desprenderse del deseo, pero los vampiros tenían una magia peculiar con emociones por sobre el límite de lo mundano. 

 

La luna iluminó la espalda desnuda del Black mientras apresaba a la bruja por las manos sobre su cabeza y cuando la tuvo nuevamente en contacto con la esmeraldina mirada, tomó su cabeza con agilidad para quebrar su cuello. Sabría que eso no le mataría, pero el odio del vampiro radicaba más allá de ver la situación en blanco o negro, la mataría, sí, pero no todavía. Elaena tenía una gran ventaja sobre él, una de la que se haría para destrozar su vida tal y como ella había hecho con la de él. 

 

-Je te tuerai...- volvió a susurrar en su idioma natal mientras empujaba el cuerpo de la vampiresa al vacío. 

 

@[member='Caroline Ryddleturn']

ISh3z7l.gif

1yVXGup.png
xV0xd.gifmdbNxIw.gif

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

<< Horas Después>>

La Black después de un rato, Paula se levanto de su cama seco sus ojos se puso sus zapatos y un acto de rabia dejo caer un lampara que se encontraba allí en su habitación en lado derecho de su cama, La Black no mostró importancia alguna así que continuo. Abrió la puerta para ver si los cosas ya se habían calmado entre su mama y su hermana y su tía, pues sentía mucha intriga de saber que había pasado pero tampoco quería ser muy metida en la conversación de su familia pero aun así quería ver.

 

Al salir de su habitación Cerro suavemente la puerta para no hacer mucho ruido, bajo suavemente la escaleras y se dirigió hacia la Cocina y escucho unas voces que venían de allí,Llego hasta la puerta de la cocina y sin hacer mucho ruido miro de re ojo lo que estaban hacinado allí y ya que su oído era agudo le facilito escuchar pero se sintió algo mal.La black sin mas que pensar Golpea suavemente la puerta de la cocina sacando la típica excusas que solo venia por algo de comer.

 

-Perdón por interrumpir pero puedo pasar a comer algo . Con voz baja y algo deprimente la black espero que le abrieran la puerta.

 

 

@@Akiza Ravenclaw H. Revenclaw H.

nEKbykK-Recuperado1.png.d4ebba2cd4c68128eUlO3.gif

 

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Asintió un par de veces con la cabeza mientras escuchaba la respuesta de su sobrina. No le pedía nada descabellado y entendía sus inquietudes, pero tampoco estaba fuera de lo que ella ya haría por naturaleza: cuidar a su mujer, a su familia. Admiraba el amor que Akiza tenía por su madre. Gabrielle le había criado bien. Sonrió con las amenazas, tapando su boca disimuladamente con las dos manos, haciendo el ademán de apoyar el mentón en ellas.

 

- Siempre podemos tener un duelo, pero no va a ser por esa razón. – Dejó al descubierto su sonrisa y miró a la otra Black con cariño. – Te prometo que la voy a hacer feliz, sino yo misma me entrego a vos con las manos atadas y sin varita. ¿Estás más tranquila? –

 

Hizo el ademán de levantarse de su puesto, teniendo la intención de acercarse a la mortífaga tempestad. Si bien aún no tenían la confianza para unirse en un abrazo, un gesto tan poco dado entre los miembros de la marca tenebrosa, e incluso entre familiares, como un leve golpecito en la cabeza con la palma de la mano, haría la diferencia. Sólo la detuvo el movimiento del picaporte y el posterior sonido de la puerta dejando paso a la figura de Gabrielle.

 

Se sonrojó. Y el rubor fue peor el saber que en ese momento no tenía defensas. No tenía donde esconder el rostro. ¿Habría escuchado?

 

La dejó avanzar sin musitar una palabra y rodeó su cintura con un brazo cuando la menor de las dos rodeó su cuello con los de ella. Miró preocupada a su sobrina y sintió el beso en su oreja. Puso todo su esfuerzo en no demostrar lo que en su cuerpo generó ese gesto y dejó que el escalofrío que se apoderó de su espalda pasara mientras apretaba aún más el cuerpo de su novia contra ella.

 

Por suerte su sobrina no mostraba atisbo de desapruebo o incomodidad. Incluso sorprendió a Mahia al mostrar una sonrisa. Respondió la pregunta que Gabrielle había hecho con total naturalidad, e incluso bromeó sobre las amenazas que había proferido hacia la rubia, lo que causó que todo el rubor fuera reemplazado por una profunda risa ahogada por su mano libre.

 

- Tu hija resultó ser bastante intrépida. Hasta cree que puede ganarme en un duelo… por supuesto que nunca la voy a tocar. Nunca… no… antes dejo que me patee el culo, lo prometo – las palabras se atropellaron para salir de sus labios, intentando aclarar el hecho de que nunca le haría daño a la pequeña Black, mientras miraba a su hermana con ojos suplicantes – Yo…

 

Se calló de golpe al ver los ojos divertidos de la Delacour y sintió el abrazo que Akiza le brindó a las dos. Se mordió el labio y también rodeó el cuerpo de su sobrina. Apenas pasando el antebrazo por su espalda. Aquello le resultaba raro. Su cuerpo lo sabía. Era todo demasiado cálido y amoroso. Aunque el momento lo ameritaba, iba todo muy raro y su cabeza empezaba a dar vueltas.

 

- Bueno… creo que esto ha sido demasiado para la tía. Oh chica… los años y la costumbre de vieja quisquillosa pasan factura en estos momentos ¿eh? Jeje – Respiró hondo y se separó lentamente, sin retirar el agarre de la cintura de Gabrielle. – De todas maneras ya vamos a tener más tiempo para confraternizar… si tu mamá lo permite, me gustaría mucho practicar duelos con vos. Ese era el punto fuerte de esta familia, y lo hemos ido perdiendo. ¿Qué te parece? –

 

Desvió su rostro hacia la Delacour como para pedirle permiso pero olvidó esa intención en cuanto la vio. Se moría de ganas por estar nuevamente a solas con su mujer. Era demasiado bella para desperdiciar minutos a su lado. Movió los labios sin emitir sonido, marcando un “te extrañaba” enmudecido. Subió y bajó la mano por su espalda por unos segundos, sin poder retirar sus ojos de ella, mirándola con deseo y amor, hasta recordar que se encontraba con la hija de la mujer que amaba.

 

- Eh.. Bueno… la comida está lista. Aunque no sé si aún querrán comer, ¿o prefieren que nos vayamos cada uno a nuestros aposentos y dejemos que el torrente de ideas de hoy pase? -

iOmdHLF.gifG&M


LvZ26gk.png


*je t'aime


Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

La muchacha estaba un poco cansada de varias cosas, se sentía un poco a la deriva y la nostalgia estaba ganando terrenos amplios en su interior. A pasos agigantados. Si no había sucumbido a las lágrimas como su temperamento lo caracterizaba, era por él. Era evidente que desde la aparición de los Black en su vida, la personalidad de Maida había sabido adaptarse a ciertas cosas que venían incluidas con el corto apellido, incluso la rauda huida a la Manor Yaxley. Sin embargo, el último giro de 180° era obra indiscutible de la aparición de él en su vida. Si iba a desaparecer o no, estaba aún en lo desconocido de la indecisión, pero lo que no se podía poner en duda, era que Nathaniel sería el primero en saberlo.

 

Eso sí, la Yaxley no tenía la valentía de hacerlo frente a frente y escribir la carta en la Manor, suponía justamente eso...que él pudiera descubrirla. Quería ser libre de tomar la decisión por ella misma, pero si se inundaba una vez más de ese infinito mar azul que eran sus ojos, seguramente no podría seguir adelante.

 

Apareció en los terrenos Black, e inmediatamente fue recibida por su elfo doméstico, quien se había tenido que quedar ahí mientras todos huíamos con Orión. Afortunadamente, Mushu, no había perdido el tiempo. Había logrado ubicar una habitación sencilla en el castillo que ella pudiera utilizar sin incomodar a nadie. Mal educada totalmente, se encaminó hacia la recámara sin permitirse saludar a ningún miembro de la familia. Una vez estuvo encerrada, logró respirar con mayor comodidad, mientras el elfo preparaba todo para pasar la noche tranquila ahí.

 

Maida no perdió tiempo. Sacó una pluma y pergamino.

 

"Querido Nathaniel, ...", arrugó el papel. Aquello sonaba distante. Chasqueó la lengua y suspiró. Las últimas dos cartas que le había escrito habían sido secretas. ¿Cómo era que en aquella oportunidad consiguió el valor de redactarlas? ¡Qué difícil tuvo que haber sido para Anne, escribirle a Frederick! Pero había que ser valiente, como Anne que decidió que iba a decir que si aún a pesar de la controversia que eso genararía entre su padre y su hermana.

 

"Nath, desde que te conozco he conocido y he sido parte de un mundo que consideraba completamente esquivo para mi destino. Has sido, sin temor alguno de equivocarme y a pesar del poco tiempo, lo mejor de este mundo lleno de magia y hechizos. Siempre tuve ese miedo de estar a tu lado, desde el primer día que tu pelambrera encendida se cruzó en mi camino. Nunca estar a la altura, nunca llegar a completarte de la manera en que quizá, mereces. Pero día a día me has demostrado que, por extraño que parezca, si lo hago. Me he sentido tantas veces tan lejana a ti, que he creído en sueños, que soy la Luna que se enamora de un Sol que jamás podrá tocar. Si. Lo sé, usualmente no digo estas cosas....aunque las sienta, siempre. Debo ausentarme un tiempo, debo respirar y aprender que eso es lo único que necesito para seguir a tu lado sin ser la piedra que jamás he querido ser. Volveré. De eso, puedes estar más que seguro, no podría respirar sin no tengo mi dosis diaria de tu perfume, y seguramente pronto se evaporará de mis ropas. Tuya siempre, M."

 

Estiró los dedos. Había escrito sin pararse un poco casi por diez minutos. Se sonrojó de sólo pensar lo que estuvo a punto de escribir si no se hubiera detenido. Casi se echó a reír. El elfo, confundido, se acercó y cuando vio lo que había escrito, le sonrió amablemente. Me encargaré de que una lechuza le haga llegar este pergamino al señor Nathaniel, antes que usted se acobarde.

 

Si, una actitud bastante rebelde para un elfo, pero bastante precavida también. Antes de que Maida pudiera reaccionar, el pergamino ya estaría atado a la pata de alguna lechuza del castillo rumbo a dónde quiera que estuviera el Mafoy.

 

@@Nathaniel Malfoy

T7GHFlv.gifUseiaum.gif

c2ixJhD.jpg

oPH1dye.gif- kBtusEd.gif-

 

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Estaba ansiosa y no eraenos, hacía mucho tiempo que no veía a OTto, que no sabía nada de él. Las faltas que cometiera ya habían sido pagadas y ella había seguido siendo fiel al Black porque sabía, que él no había hecho nada malo y aunque hubiera sido lo contrario era la naturaleza de ellos hacer maldades.

 

El maldito elfo se estaba tardando en llevarle el recado al patriarca de aquella mansión. Verla aún le traía recuerdos extraños. De un pasado que poco o nada había durado ahí. Sonrió cuando un hombre de blanco cabello se acercó a dónde ella estaba.

 

Respondió el castillo beso que le diera el Black y después de una rápida revisión al mismo verificando que nada le hubiera pasado lo abrazó por el cuello.

 

-Mataré a tu elfo, me ha hecho esperar demasiado.

 

Volvió a besarlo con ternura para después perderse en la profundidad de los ojos de su amado.

ojrlZad.png


http://i1008.photobucket.com/albums/af203/kath603/hufflepuff.gif http://i.imgur.com/5Sd2r7R.gif http://i45.tinypic.com/wuo67r.jpg


Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Unirse a la conversación

Puedes publicar ahora y registrarte más tarde. Si tienes una cuenta, conecta ahora para publicar con tu cuenta.

Guest
Responder a esta discusión...

×   Pegar como texto enriquecido.   Pegar como texto sin formato

  Sólo se permiten 75 emoji.

×   Tu enlace se ha incrustado automáticamente..   Mostrar como un enlace en su lugar

×   Se ha restaurado el contenido anterior.   Limpiar editor

×   No se pueden pegar imágenes directamente. Carga o inserta imágenes desde la URL.

Cargando...
 Compartir

Sobre nosotros:

Harrylatino.org es una comunidad de fans del mundo mágico creado por JK Rowling, amantes de la fantasía y del rol. Nuestros inicios se remontan al año 2001 y nuestros más de 40.000 usuarios pertenecen a todos los países de habla hispana.

Nos gustan los mundos de fantasía y somos apasionados del rol, por lo que, si alguna vez quisiste vivir y sentirte como un mago, éste es tu lugar.

¡Vive la Magia!

×
×
  • Crear nuevo...

Información importante

We have placed cookies on your device to help make this website better. You can adjust your cookie settings, otherwise we'll assume you're okay to continue. Al continuar navegando aceptas nuestros Términos de uso, Normas y Política de privacidad.