Jump to content

.:: Castillo Black ::. (MM B: 97834)


Matthew Black Triviani
 Compartir

Publicaciones recomendadas

Tauro sentía que no podía soportar la mirada penetrante de Martin, sin embargo no podía dejar de mirarlo. Había algo que los conectada intensamente, más allá de lo que pudieran sentir en esos momentos uno por el otro, más allá del evidente deseo que emanaba de sus cuerpos, el universo mismo estaba esperando por ese momento. Asintió, dándole a entender que podía llevarla a donde quisiera en esos momentos, ella simplemente lo seguiría sin hacer preguntas. Sintió el jalón y en el momento apretó con fuerza su mano, mientras desaparecían de la taberna hacia la Mansión Black.

Para ella había sido una sorpresa que el mago la llevara a su hogar, de todos los lugares jamás imaginó que estaría allí. Miró con atención cada cosa por donde pasaban y tuvo la sensación de que el castillo estaba vacío, hasta podía escuchar sus propias pisadas y el latido de su corazón lo cual la delataba, por eso agradeció en silencio cuando Martin volvió a hablar.

Se vio por primera vez atrapada en sus brazos, de esa manera tan autoritaria que ni siquiera pidió permiso para besarla. Y es que no lo necesitaba. Si labios se adaptaron pronto a su ritmo, ella también lo deseaba. Presionó con sus dedos la nuca del peli-negro, pegándose lo más que pudo a su cuerpo mientras poco a poco sentía como se le estaba acabando el aire, pero no quería que se detuviera. Él se apartó, pero apenas lo suficiente para que ella recuperara el aliento, ya que esta vez fue su lengua la intrusa, la que terminó por arrancarle más que un suspiro e hizo que sus piernas flaquearan.

— Martin... —dijo en un jadeo. Había perdido la fuerza de voluntad si es que la había tenido, la forma en como sus manos acariciaban su figura hablaban de lo bien que conocía el cuerpo de una mujer o quizás es porque por años había imaginado cómo se sentiría. Esta vez le costó muchísimo más concentrarse en escucharlo, cuando su mente se había quedado en el beso, en su lengua, en sus manos.

 

— Está bien —dijo de forma automática —Pero espero que tengas algo claro, seré muy dura contigo cuando juzgue tus pociones —. Sí, si pensaba en eso seguramente volvería a mantener una conversación normal. Pero los planes del Mago eran otros. Más caricias vinieron y no solo de parte de él, ya que ella quería grabarse su olor, su sabor incluso. Mordió sus labios con algo de fuerza cuando el intentó separarse para decirle algo más.

 

—Es la primera vez, pero algo me dice que no será la última —contempló su torso desnudo y volvió a buscar su lengua con desesperación, no quería que se detuviera —Si me vuelves a dejar de besar, te juro que te abofeteo —bromeó, aunque por dentro iba en serio. Sus manos fueron hasta su pantalón, donde desabrocharon un botón antes de que ella misma empezara a subirse la blusa para quedar luego en sostén. Volvió a pegarse a su cuerpo, esta vez el roce era más evidente y ya estaba empezando a notarse físicamente.

@@Martin N Roses

UASDi2b.gif
HakOva6.png
XzWZp5H.gif

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

  • 2 semanas más tarde...

El entorno se le antojaba perfecto. A esas alturas, Black no tenía ni la más pálida idea de si fuera del castillo estaba lloviendo o caían rayos por una intensa tormenta. Tampoco sabía si más allá de las paredes del vestíbulo, la presencia de miembros de su familia los podría sorprender, o si estaban todos descansando. No lo sabía y poco le importaba.

Cuando escuchó la amenaza de Tauro, sólo fue capaz de emitir una media sonrisa, mientras su mirada perla contemplaba con detenimiento la piel desnuda que acababa de ser revelada. La blusa de la bruja se hizo a un lado, así como la camisa del mago. Entonces, las manos de él pudieron sentir, de forma directa, la suavidad de aquel cuerpo que tanto le había gustado desde toda su vida, sólo que en aquel momento, era la primera vez que podía sentirlo en un nivel único.

La escasa iluminación que los rodeaba hacía que el tatuaje en la espalda de Black, con forma de una rosa, se tornara de variados colores con leves movimientos. En su interior, la temperatura comenzaba a crecer poco a poco y estaba seguro que si pudiera exteriorizarla, la rosa de su espalda comenzaría a arder en cuestión de segundos. Fue entonces cuando los dedos del mago alcanzaron en la espalda de Tauro algo que no era piel, y pudieron desabrocharlo.

Los besos invasivos se enardecieron y la respiración del hombre de cabellos negros comenzó a hacerse más audible. Sus labios, al compás de sus manos en la espalda, empezaron a trazar un camino desde los propios de la bruja hasta su cuello, para recorrerlo con lentitud y marcado deseo. La combinación de suavidad de la piel de Tauro y el aroma intrínseco que poseía, mantuvo los labios del pelinegro como si se trataran de imanes con aquel cuerpo. Pero el camino de su cuello llegó a su fin, y como en muchas otras historias, los finales son precedidos de nuevos principios, y aquel principio era aún más tentador.

En ese instante, Black hizo una leve pausa, elevando su mirada gris hacia la azulada de la bruja. ¿Era como si pidiera permiso o tan sólo lo hizo para tentarla más? Lo único que supo fue que al bajar sus ojos y concentrarse en aquel par de tentaciones, se encontraba completamente perdido y a su merced. Y entonces… sus labios volvieron a apegarse a la piel suave de Tauro y la recorrieron de un lado a otro, dejando participar en aquel momento a su lengua, que ya se estaba sintiendo desplazada.

Cuando Black regresó a los labios de Tauro, sabía a la perfección que lo que vendría a continuación iba a ser único e irrepetible. Su pantalón se encontraba desabrochado y en cualquier momento desaparecería, así como también las últimas prendas de la bruja. Y sin embargo, observarla así, sentirla así, besándola mientras apegaba su humanidad con la de ella, sintiendo aquel fuego interno por el deseo de hacerle sentir placeres inconmensurables, lo hacían darse cuenta de lo mucho que la había querido y lo mucho que la quería. ¿Cómo había sido capaz de estar tanto tiempo lejos de ella?

gfPUyue.gif
3wxY6Tq.pngo9Wa2uN.gifyfKAz8a.png

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Un suave ''click'' le indicó que el broche su sostén había sido soltado, ahora las tiras de este se deslizaban por los hombros de la mujer, hasta que debido a los movimientos por parte de ella y del mago el sostén terminó en el suelo. Sentía que mientras él recorría con sus labios toda su piel no podía sino aguantar la respiración, no tenía las fuerzas en esos momentos para reaccionar, no podía pensar ni mucho menos concentrarse en otra cosa que no fuera en las sensaciones que él le estaba produciendo con su boca, con sus dedos, que no hacía falta abrir los ojos para recrear en su mente la expresión de él, que tenía completo acceso a la suya.


Cuando los besos se trasladaron al cuello, Tauro se mordió los labios, pero este gesto no fue suficiente para evitar que el jadeo se escapara de ellos ni dejara de escucharse. Cuando sentía que no podía evitar dejar salir el segundo, él se detuvo. La bruja abrió los ojos de golpe en señal de protesta. Con su mirada le reclamada el que se hubiese detenido, pero después entendió lo que este le estaba pidiendo. Ella asintió, con una sonrisa traviesa en los labios y lo animó a que continuara. Ahora los besos de Martin invadían el nacimiento de sus pechos y pronto se colocaron en medio de ellos. Los dedos de la bruja se enredaron en los cabellos negros de él, jalándolos cuando su lengua empezó a hacer maravillas de un lado a otro.


Volver a besar los labios del Black le devolvió parte del control que había perdido, porque lo besó apasionada, llena de deseo y se encargó de demostrárselo porque no sabía cuánto tiempo tardaría antes de volver a tener su boca tan cerca. La poca ropa que tenían desapareció y ahora simplemente eran ellos dos, piel con piel, latido con latido. Nunca antes lo había sentido tan cerca, ni tan dentro suyo, esa sería la primera vez. Las caricias se intensificaron, ya no habían palabras sino acciones que intentaban compensar todos esos años de no haberse demostrado tanto afecto.


--Martin --pronunció su nombre en un grito ahogado. Ahora que lo tenía tan cerca, tan dentro suyo, se aferraba más a él con todas sus fuerzas y sus uñas que arañaban su espalda eran un claro ejemplo de ello. En un breve momento que se separaron la bruja giró entre su brazos quedando ahora de espaldas y así de nuevo buscó sus labios para seguirlo besando, cuidando en todo momento de estar bien pegada a él. Volvió a girarse para quedar de frente y ahora fue ella quién empezó a besarlo por su pecho descubierto, bajando en línea recta, siempre mirándolo, notando como su respiración se volvía más agitada. Quería hacerlo perder el control, tanto como él lo estaba haciendo con ella, así que siguió bajando y no se detuvo hasta dar con su humanidad.

UASDi2b.gif
HakOva6.png
XzWZp5H.gif

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Las prendas habían quedado en el olvido, perdidas por la habitación, y los cuerpos de ambos se apegaron de una forma peligrosa, sintiéndose mutuamente cada centímetro de piel. Los jadeos que escaparon de la boca de la bruja no hicieron más que aumentar el fuego que rodeaba y llenaba su ser, y Black empezó a contagiarla desde su boca con apasionados besos hasta aquel punto en donde sus cuerpos se fundían y el roce los invadía de un placer sin fin.

 

—Tauro —respondió entonces a su nombre, al mismo tiempo que los movimientos se hacían más armónicos e intensos.

 

Black podía sentir aquellas uñas en su espalda, y lo que le transmitían no era otra cosa que más deseo de poseerla por completo. Sus brazos la rodeaban, como no queriendo dejarla escapar y de repente, vio cómo giraba, dándole la espalda. Fue entonces cuando enterró su rostro en aquellos cabellos celestes, para sentir su aroma y perderse una vez más en el placer producido por la interacción de aquella desnudez, y volvieron a besarse.

 

Adicto a aquellos labios, adicto a aquella lengua, debió contenerse cuando la bruja empezó a descender besando su pecho y sin perder el contacto visual que tanto significado tenía para él. No era una expresión de sorpresa, ¿o tal vez sí? Black se encontraba un tanto sorprendido, pero cuando Tauro llegó a aquel sitio, no pudo más que cerrar levemente sus ojos grises y dejarse llevar. Los besos, los movimientos de su lengua y demás artilugios que empezó a realizar, tensionaron al mago al punto tal de querer murmurarle muchas cosas. Pero no quería que se detuviera, no ahora.

 

Las manos blanquecinas de Black se encontraban enredadas en aquellos cabellos turquesas de la bruja mientras continuaba en su zona baja.

 

—Tauro —repitió, y tomó con ambas manos a la bruja, haciéndola reincorporarse. Junto a ella, se aproximó a uno de los sofás de la habitación, y la hizo inclinarse. Fue deslizando la yema de sus dedos entre los muslos de la bruja, acercándose peligrosamente al sitio que minutos antes había explorado de forma íntima con una parte de su cuerpo. Hizo a un lado sus manos y de forma peligrosa aproximó su rostro donde acababa de realizar sus caricias. Su respiración fue entrecortándose en el mismo instante en que su boca empezó a transitar un sendero desconocido que le supo a paraíso.

gfPUyue.gif
3wxY6Tq.pngo9Wa2uN.gifyfKAz8a.png

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

La peli-azul se puso creativa mientras estuvo allí abajo y pudo notar que el mago lo estaba disfrutando, no solo por la expresión de su rostro, sino por los mismos movimientos de sus dedos enredándose en el cabello de la bruja, que la incitaban a seguir. Escuchó de nuevo su nombre, pero su boca estaba demasiado ocupada como para responderle, de todos modos no hubo necesidad, porque con un rápido movimiento la alzó hasta volver a quedar a la altura de su rostro. Relamió sus labios y con los dedos se limpió las comisuras de estos.

— ¿Me llamabas? —. Pese a que no hubo respuesta, al menos no en palabras, podía sentir que tanto Martin como ella estaban compenetrados a un nivel superior. Lo que más le gustaba de todo aquello es que ambos procuraban hacerle sentir al otro de cierta manera, querían ser equitativos entre ellos, no eran nada egoístas ni siquiera en la cantidad de besos, ni en las caricias, tampoco en las miradas. Dejó que la inclinara y ella fue la que se tensó al sentir la yema de sus dedos tan cerca de sus muslos, explorando. Un suspiro escapó de sus labios, uno que se transformó en un jadeo cuando sus dedos fueron reemplazados por su rostro.

— Martin —le gustaba pronunciar su nombre, sobre todo cómo sonaba en aquellas circunstancias, separó de manera instintiva sus piernas, respondiendo a sus caricias y su espalda se arqueó todo lo que pudo cuando la distancia se acortó tanto que era como si sus labios la estuvieran besando, pero allí abajo. Otro jadeo, no, más bien un gemido, seguido de otros más inundaron pronto la habitación, no pasó mucho para que las caderas de Tauro empezaran a moverse también adelante y hacia atrás, siguiendo el ritmo marcado por el peli-negro. Esta vez fueron sus dedos los que se enredaron en su cabello y con cada oleada, con cada descarga eléctrica lo jalaba. Sin darse cuenta elevó sus caderas despegándolas del mueble, con los codos apoyados en este para darle más equilibrio.

La humedad fue gradual, porque dentro de todo luchaba para no rendirse tan fácil, si algo disfrutaba hacer era extender el momento lo más que pudiera para más disfrute. Poco a poco la prueba de lo bien que la estaba pasando se hizo más evidente y el primero en notarlo fue Martin, sobre todo en sus labios, en su boca, pero sobre todo en su lengua, que era la culpable de lo que le estaba pasando, apretó incluso las piernas, atrapando su rostro aun resistiéndose a algo que se moría de ganas por experimentar. Intentó pararlo en un intento que terminó siendo muy pobre, pero es que su cuerpo y su mente lo deseaban. Lo único seguro es que después de eso, no se iba a detener.

UASDi2b.gif
HakOva6.png
XzWZp5H.gif

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

  • 1 mes más tarde...

Los labios de Black habían quedado deseando más de la bruja, pero pudo controlarlos y se reincorporó a medias. Ubicado encima de ella, podía notar de forma evidente cómo el contacto de ambos cuerpos, de sus pieles desnudas, se había transformado en algo más que fuego. Y necesitaba más, deseaba más. No necesitó explicárselo a ella.

La mirada grisácea en ese instante había adquirido un grado de intensidad que sólo podía explicarse por las sensaciones que invadían su cuerpo internamente, observando aquellos ojos azules; fue entonces cuando el contacto entre ambos alcanzó un nivel superior, fundiéndose en un solo ser. Una sensación de encontrarse en otro mundo llenó por completo al mago de cabellos negros, quien ya no veía nada ni creía que existiera algo más allá de Tauro y lo que estaba provocando. El sofá pareció quejarse un momento, y luego más, y más, pero a ninguno de los dos le importó.

—Tauro… —susurró Black y se contuvo de decir lo siguiente, que básicamente era «he esperado casi una década para esto». Pero no era necesario, creía. Sus labios volvieron a atrapar los de la bruja y si antes habían saboreado el placer, ahora se empapaban de él. Su lengua rozaba y acariciaba la de ella, al mismo tiempo que aquellas partes no perdían el tiempo y los derretían, descontrolando y desatando a más la lujuria que los invadía.

Se detuvo un instante, sólo uno, casi ínfimo. Sus manos, que hasta entonces lo habían sostenido encima de ella y actuaban como soportes, empezaron a acariciar la desnudez completa de la oji-azul.

—La magia puede resumirse en esto —continuó, mientras sus latidos parecían querer salir de su pecho.

Para ese entonces, Black se encontraba sentado en el sofá y tomando a Tauro de ambas manos, invitándola a que ahora fuera ella quien estuviera encima de él. Le sonrío mientras aguardaba y un nuevo beso fue buscado, ansiado y deseado, como el primero, y sabiendo que no sería el último.

Mientras los minutos transcurrían, mientras aquella noche recorría su trayecto, en lo más profundo de su ser, Black sabía que las marcas de aquella noche no iban a borrarse jamás. Eran marcas que superaban lo visual, que se hallaban en su interior, como si fuesen marcadas con fuego pero de forma mágica. Todo ello mientras sus sombras se agitaban sin parar, llenando aquella habitación de un placer que iba hacia el infinito y un amor contenido durante mucho tiempo.

gfPUyue.gif
3wxY6Tq.pngo9Wa2uN.gifyfKAz8a.png

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

  • 2 semanas más tarde...

Cada vez que lo escuchaba decir su nombre era sublime, a Tauro le gustaba el sonido que hacía cuando su nombre salía de los labios del pelinegro, sobre todo en esa situación. Y sí, estaba de acuerdo que aquello era magia y el motivo se debía a ellos dos, a que por fin habían hecho caso al universo quizás y que estaban dejando que los designios de su corazón que había guardado esos sentimientos por tanto tiempo por fin tomaran la rienda de sus vidas. En nada de lo que hacía había un ápice de duda o arrepentimiento y cuanto más lo pensaba, más lo deseaba.

— Hoy me siento más fuerte que nunca —le respondió. Aquella unión la hacía sentir invencible y ese acto tan íntimo de volverse uno solo lejos de robarle la energía la duplicaba. Podía estar reviviendo la situación todo el día, todos los días, para toda la vida. ¿Se sentiría igual? Rápidamente se olvidó de dar una respuesta, porque en ese momento la peli-azul se situó sobre el Black. Tomó su rostro entre sus manos para besarlo y mientras lo hacía su cuerpo saltaba sobre él, con movimientos lentos al principio y luego un poco más rápido, acelerando nuevamente sus latidos, su respiración.

— Ma-martin —pronunció su nombre con dificultad, ahora sosteniéndose de sus hombros sin detenerse, cada vez los gemidos eran más fuertes, más desesperados y ya no quería seguir aguantando sino que quería entregarse por completo a él y que él supiera lo que la estaba haciendo sentir. Pronunció su nombre una vez más pero esta vez alargándolo junto con el gemido, mientras el cuerpo se estremecía y sentía que temblaba sobre él. Pero no se detuvo, no hasta estar segura de que él también estaba experimentando lo mismo que ella. Buscó su mirada y sosteniéndola dejó que viera cómo lucía el placer y la satisfacción en su rostro.

 

Dejó caer todo el peso de su cuerpo desnudo en el del Black, sintiendo que cada parte de su cuerpo seguía sensible ya que al mínimo roce la hacía saltar. Le dirigió una sonrisa traviesa, complacida por lo que acaba de pasar, pero no abandonó su posición sino que siguió besando su cuello hasta dar nuevamente con sus labios. Estando así se sentía como una pieza de rompecabezas que acaba de encajar.

 

— ¿Crees que hayamos hecho demasiado ruido? —bromeó.

UASDi2b.gif
HakOva6.png
XzWZp5H.gif

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

  • 3 semanas más tarde...

Los cuerpos de ambos se agitaban como los árboles tras la presencia de un huracán, con la salvedad de que los primeros lo hacían de forma armoniosa, al compás de un placer maravilloso que todo lo invadía. La humedad en su piel le hizo saber al mago lo agitados que se encontraban, y lo cerca que estaban de alcanzar el punto álgido de aquella interacción íntima. Los gemidos de Tauro, la expresión de su rostro, sus propios jadeos, los latidos de su corazón… Su cuerpo no pudo soportar aquel estado de placer, enviando señales a cada centímetro de su ser.

 

Un minuto más tarde, con la presunta calma que los rodeaba, Black contempló a la bruja. Sentía su peso, sentía el contacto de los labios en su cuello, luego en su propia boca… No quería que aquello terminase nunca. Esa era la realidad.

 

Las palabras que acababa de decir Tauro hicieron que Black sonriese largamente, como hacía tiempo no lo hacía.

 

—Mentiría si dijera que no hemos hecho ruido. Es más… —observó de forma distraída el sofá— creo que él se quejó bastante. —Volvió a levantar su mirada perla para contemplar aquel rostro que rozaba la perfección y lo acarició con una de sus manos—. De todos modos… no hemos alertado a nadie, al menos, no por el momento. —Fingió alarmarse pero nadie vino, ni siquiera los elfos domésticos del castillo. O dormían o se hacían los distraídos.

 

Si dijera que fue una noche más, mentiría. ¿Cuántas veces había recorrido el castillo completamente desnudo? Nunca. Así fue como se desplazaron juntos hasta su dormitorio, trasladando sus esparcidas prendas mediante magia, además de servir, de igual forma, dos vasos a rebosar de bebida… para no deshidratarse. En el camino, Black no había podido dejar de contemplarla y detenerse con sus ojos grises en la humanidad de la oji-azul. Al cerrar detrás de sí la puerta, una sonrisa volvió a vislumbrarse en el pálido rostro.

 

—Ahora ya no importa el ruido. —Se aproximó a Tauro y la tomó por la cintura, y un segundo más tarde, volvió a besarla con ansias, reuniendo su cuerpo con el de ella, transmitiéndole todo el cariño y la pasión que desataba en él.

 

A través de la ventana pudo ver brevemente que la luna era apenas una medialuna, pero poco le importaba, ¿qué más daba aquello? ¿Qué más daba lo que ocurriera afuera de aquellas cuatro paredes?

 

Black volvió a besarla.

gfPUyue.gif
3wxY6Tq.pngo9Wa2uN.gifyfKAz8a.png

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

  • 4 semanas más tarde...

Rió mirando hacia el sofá, que estaba segura no se había quejado para nada sino que más bien estaba complacido de que le hubiesen dado un buen uso. La risa cesó cuando la oji-azul vio en su rostro un gesto de alarma y creyó que vendría alguien, pero estaba más que claro que los únicos allí eran ellos dos y era lo único que importaba. Se volvió a relajar en sus brazos, cayendo en cuenta de lo cómoda que se sentía estando allí, sintiendo su pecho subir y bajar junto con su aliento cálido que le acariciaba las mejillas. Cerró los ojos porque quería estar segura de haber grabado a la perfección ese momento y le complació aun más que al abrirlos él siguiera allí.

— ¿Podemos no salir nunca de aquí? —. Como respuesta a su pregunta él volvió a besarla, solo eso bastó para que la pasión volviera a apoderarse de Tauro, quién respondió cada uno de sus besos con urgencia, con deseo. No le costó nada sentarse sobre él mientras lo besaba y sus caderas se movían de adelante hacia atrás, buscando despertar en él algo más. Le gustaba sentir que sus manos la tomaban con fuerza, cada caricia y cosa que le hacía despertaban ese lado salvaje suyo.

— Martin... —dijo su nombre que se perdió en un gemido y estando allí arriba comenzó a cabalgarlo, mientras que sus delicadas manos recorrían su propio cuerpo de manera insinuante, provocando. El índice de su mano derecha fue a dar a sus labios, que lo succionaron hasta humedecerlo y así mismo volvió a apoyarse en las caderas del Black. Le gustaba estar así, siendo una sola con él, sintiéndolo en lo más profundo de su ser donde todo lo demás se reducía a nada. Después de lo ocurrido Tauro no lo iba a dejar ir, no se sentiría capaz de no volver a verlo por quién sabe cuanto tiempo y el solo pensamiento hizo que sus movimientos se volvieran cada vez más salvajes mientras se humedecía más y más.

Le gustaba estar en esa posición de poder, sintiendo que tener el control, pero más disfrutaba cuando los papeles se invertían y era él el encargado de darle placer, sabía que eso pronto vendría, pero de momento quería complacerlo, quería que él fuera testigo de cómo la ponía y qué más evidencia que su propio cuerpo. Sus siguientes movimientos de caderas fueron más lentos, pero con fuerza, tratando de prolongar el momento en el que volviera a caer rendida sobre su ser.



@@Martin N Roses Editado por Tauro M.

UASDi2b.gif
HakOva6.png
XzWZp5H.gif

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Unirse a la conversación

Puedes publicar ahora y registrarte más tarde. Si tienes una cuenta, conecta ahora para publicar con tu cuenta.

Guest
Responder a esta discusión...

×   Pegar como texto enriquecido.   Pegar como texto sin formato

  Sólo se permiten 75 emoji.

×   Tu enlace se ha incrustado automáticamente..   Mostrar como un enlace en su lugar

×   Se ha restaurado el contenido anterior.   Limpiar editor

×   No se pueden pegar imágenes directamente. Carga o inserta imágenes desde la URL.

Cargando...
 Compartir

Sobre nosotros:

Harrylatino.org es una comunidad de fans del mundo mágico creado por JK Rowling, amantes de la fantasía y del rol. Nuestros inicios se remontan al año 2001 y nuestros más de 40.000 usuarios pertenecen a todos los países de habla hispana.

Nos gustan los mundos de fantasía y somos apasionados del rol, por lo que, si alguna vez quisiste vivir y sentirte como un mago, éste es tu lugar.

¡Vive la Magia!

×
×
  • Crear nuevo...

Información importante

We have placed cookies on your device to help make this website better. You can adjust your cookie settings, otherwise we'll assume you're okay to continue. Al continuar navegando aceptas nuestros Términos de uso, Normas y Política de privacidad.