~Mansión de la Familia Gryffindor~ (MM: B 104490)

[Mael Blackfyre]

Creo que aquella época, era una de mis preferidas. No tenía idea si era algo que me ocurría a mi sólo o también al resto de mi familia, pero que se acercaran aquellas fechas importantes, como la Navidad y Fin de Año, me provocaba felicidad y se me erizaba la piel de tan solo pensarlo. Incluso lo extraño y hermoso al mismo tiempo, es que se podía sentir en el aire.

El clima claramente se enfriaba cada vez más, los copos de nieve eran más densos y blancos, por lo que la superficie quedaba totalmente cubierta por ella, incluso por varios metros de más. Los techos, la copa de los árboles, las estatuas, los caminos invisibles, todo era blanco. Había decidido echarle un vistazo a los alrededores, de una manera más manual que con los encantamientos protectores que rodeaban a la mansión Gryffindor.

Aparecí justo delante de la verja. Ésta parecía haber sentido mi presencia, porque automáticamente se abrió de par en par, alejando la nieve que se había acumulado entre los barrotes negros. La G entre ellos, estaba rodeada de hielo. Avancé y dejé atrás que las puertas volvieran a cerrarse. No necesitaba ver el camino para saber por dónde caminar. La mansión se volvía más grande y las estatuas estaban allí, interviniendo entre las puertas de entrada y yo. Estaban en su forma sólida, pero podía sentir como sus ojos me observaban dándome la bienvenida.

— Tanis. Rhaenys.

Nombré a mis dos elfos domésticos que automáticamente aparecieron a mi lado. Tanis parecía tan servicial como Rhaenys asustadiza, jamás se le había ido aquel miedo a la nada. Les dirigí una sonrisa, luego de haber observado que la elfina tenía entre sus dedos un trapo viejo. Y el viejo elfo llevaba unos pergaminos.

— Me gustaría pedirles que ni bien terminen con sus quehaceres, nos pongamos a organizar la casa con los adornos navideños. ¿Si? Faltan unos días pero me gustaría que los pequeños disfruten más de eso. Y no creo que nos haga daño hacerlo.

“De hecho es casi necesario” pensé mientras los elfos desaparecían entre volutas de niebla directamente a cumplir con las órdenes. En un chasquear de dedos, las cajas, las bolas y todo lo referente a ello, aparecería en la sala. De eso no cabía duda. Más que nada era un pretexto para pasar tiempo con la familia. Para ése entonces, ya estaba subiendo las escaleras y llevando mi mano a las puertas de roble. Abri y me metí al vestíbulo, cerrando la puerta.

[Annick McKinnon]

Annick contempló momentáneamente el reflejo en el espejo: sus mejillas y nariz lucían un poco sonrosadas debido al frío, y su piel comenzaba a parecer ligeramente pálida a causa de la falta de sol.

 

―Hace unos momentos Tanis y Rhaenys han comenzado a colocar los adornos navideños –informó Eneas al mismo tiempo que sacudía la mesita de noche.

 

―Quizá necesitarán ayuda. No sé si sólo adornarán la sala o toda la casa –comentó la pelirroja en tono distraído mientras sujetaba su rebelde cabello; luego comenzó a calzarse unas botas altas para protegerse del frío. Acomodó el cuello de tortuga de su blusa gris y puso un poco de bálsamo en sus labios para mantenerlos humectados.

 

Miró a través de la ventana. La nieve había cubierto por completo los arbustos y las copas de los árboles, y los terrenos de la mansión se ocultaban bajo una capa de un impecable color blanco. Elevó la vista, pero era imposible ver a la distancia debido a los remolinos que se formaban con los copos de nieve que caían sin cesar.

 

―Traigo al pequeño, señora –se escuchó una voz chillona. Dido, la elfina doméstica, ingresó a la habitación cargando a Elros con notoria dificultad. El pequeño estaba a punto de cumplir dos años de edad, y su peso era demasiado para la menuda elfina.

 

―Dido, ¿por qué no lo traes en la carriola? Es pesado para ti –explicó Annick mientras tomaba a su hijo en brazos. El pequeño se alegró al ver a su madre y de inmediato comenzó a balbucear como si estuviera platicando con ella–. Dudo que hoy podamos salir de paseo –comentó a los elfos–, por favor, avísenme cuando Tanis y Rhaenys terminen de colocar adornos; así podremos ir a la sala y calentarnos con el fuego de la chimenea.

 

Ambos elfos asintieron, pero sólo Dido desapareció en dirección a la planta baja. Eneas continuó sacudiendo los muebles de la habitación en tanto la fenixiana charlaba y jugueteaba con Elros.

 

[Groter Shulton Granpié]

Groter Shulton Granpié

 

La vida de casado no iba mal, aunque cuidar a los dos niños me dejaba menos tiempo del que me hubiera gustado para hacer cosas con mi amada esposa, por esa razón le había pedido a Kronoterun que cuidara a los niños esta noche, aún estaba nevando mi momento favorito del año, y más si se trataba de un nuevo comienzo, así que había invitado a la Weasley a tener una bonita cena juntos, sin los niños para platicar y pasar un tiempo de calidad como pareja, había comprado algo de comida típica de la temporada, algo de pasta y un poco de pavo, aún quedaban establecimientos que vendían comida navidaña y decidí aprovechar.

 

Estaba frente al espejo mirandome, traía el cabello suelto y peinado, aunque algo revuelto tal como me gustaba, estaba por debajo de los hombros, la barba bien recortada y vestía con una playera de color negro algo ajustada, unos jeans grises y unos tenis negros, mientras miraba el espejo jugaba distraidamente con una liga que tenía en la muñeca derecha esperando que llegara la castaña, abajo estaba todo preparado, en la terraza una mesa para dos con velas encendidas y esperando por nuestra llegada.

 

- Ya todo está listo, que pasen un buen rato. - Escuché la voz de Kronoterun seguida por la puerta, me dirigí a la cama y tomé la caja de chocolates y las flores que le había traido a Kass, no celebrabamos nada en especial, simplemente el hecho de estar juntos y que se me había antojado organizar algo para los dos, debían faltar minutos para que llegara y no sé porque estaba nervioso, como tal vez una primera cita o algo así, no lo sabía pero me alegraba sentir las mariposas en el estómago y todo eso, me hacía sonreir pensar en ella y pensaba en ella casi siempre.

 

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[Helene Eloise Bellerose]

Uno pensaría que las festividades serían fechas que tendrían una carga floja de trabajo, pero en el caso de la castaña ese pensamiento no pudo ser más erróneo. Tanto los negocios como el propio CCU habían dado tanto que hacer, que esos días había llegado tan tarde a casa que además de encontrar a los niños dormidos, había podido compartir poco o nada con su esposo. Groter era tan bueno con ella que Kassandra no podía estar más agradecida y feliz con el compañero de vida que había elegido, además que estaba enamorada de la familia que juntos habían formado.

 

Esa tarde pidió salir una hora antes del trabajo para poder ir a casa ya que Groter le había prometido una cena romántica para ambos, así que con el permiso de Cye, partió de las instalaciones del CCU hacia la mansión Gyffindor, hogar que ahora ambos compartían. Seraphine adoraba los detalles del licántropo, siempre encontraba una forma de sorprenderla, además que siempre estaba pendiente de su bienestar. Apareció en medio de un frío entorno que le hizo estremecer un poco, haciéndole acomodar de mejor manera el abrigo gris que vestía sobre el vestido de lana que llevaba.

 

Acortó las distancias entre la entrada exterior hacia la puerta principal y llegó al hogar con un sentimiento de alegría, primero porque la exquisita decoración de las fiestas todavía estaba colocada y eso le daba calidez al lugar, y también porque finalmente iba a reunirse con el licántropo y ambos podrían compartir un cálido momento a solas, lejos de los niños.

 

Subió las escaleras de dos en dos, imaginándose que si había algún lugar donde encontrar a Groter, ese sería definitivamente su habitación. Le sorprendía que no hubiese más bullicio en casa, a lo mejor el resto de Gryffindors todavía se encontraban ausentes. Apresuró el paso doblando esquinas y pasillos hasta la puerta de su alcoba, abriéndola con delicadeza y asomando la cabeza curiosa para ver si él se encontraba ahí, descubriéndolo sentado en la cama, con gesto pensativo.

 

—¡Llegué! —Anunció la bruja antes de lanzarse sobre él con toda la viada que pudo conseguir. Arrojó por donde pudo el bolso y lo aplastó entre risotadas. Luego le cubrió de besos el rostro y permaneció ahí con una sonrisa boba. Estaba en casa.

 

@@Groter Shulton Granpié Shulton Granpié

[Mael Blackfyre]

— Dido… ¿Dido?

— Oh, señor Elvis. La ama Annick se encuentra arriba en su habitación. Ha enviado a Dido a averiguar sobre los adornos que sus elfos están colocando. Dido tiene que…

— Yo me encargo de avisarle a mi esposa, Dido. Tú encárgate del resto

Le comente, dirigiéndole una sonrisa a modo de agradecimiento y allí mismo, dar una vuelta con mis talones y desaparecer ahí mismo. Cuando abrí los ojos me encontré con el mejor panorama del mundo, aquella vista que deseaba cada vez encontrarme al llegar a casa, cada vez que necesitaba invocar un patronus, me imaginaba y recordaba eso mismo.

— Cariño. Pequeño Elros —los saludé, tanto a Annick como a mi hijo, que al parecer ambos se estaban poniendo un poco al dia. Me acerqué a ellos y le di un beso en la frente a Elros. Su cabello era tan hermoso como el de mi mujer. Y sus ojos igual de profundos. Le apreté una mejilla mientras me estiraba para dedicarle un beso en los labios a ella. La mujer que amaba más que a nadie—. Amor, te he extrañado. No pensaba encontrarte aquí.

Era extraño, que a pesar de ya no poseer mi cargo como director de Hogwarts y la universidad, ya no tuviera tiempo de todas formas. La Orden del Fénix y el Ministerio ocupaban casi todo mis ratos. Me senté a su lado apoyando mi cabeza sobre su hombro, oliendo su perfume, sintiendo como su pelo rojo como el fuego, acariciaba el mío.

— Ya está todo preparado. ¿Quieren ir abajo? —les pregunté, sonriéndole a Elros y estirando mis brazos para ver si lo convencía de que viniera conmigo. Las madres tenían ése poder supremo que efectuaba como un imán con sus hijos.


@@Annick McKinnon

[Annick McKinnon]

Annick estaba jugando con Elros mientras aprovechaba para animarlo a aprender algunas palabras. En ocasiones el pequeño las repetía, provocando la sonrisa de su madre, pero otras veces se entretenía más en jugar y balbucear sonidos sin sentido.

 

―Amor, no te esperaba –comentó la pelirroja feliz de ver a su esposo. Correspondió el beso del castaño con una dulzura que le parecía insuficiente para lograr transmitir cuánto lo amaba–. Yo también te he extrañado. A todos. ¿Has notado que casi nadie viene a casa? Parece que todos están muy ocupados.

 

La pelirroja ladeó la cabeza ligeramente cuando Elvis colocó la suya sobre su hombro. Pudo percibir el perfume del fenixiano. Le agradaba descubrir que aún se le erizaba la piel como cuando ambos habían iniciado su relación.

 

―Hola –dijo Elros sonriendo ante la llegada de su padre. Ésa había sido una de las primeras palabras que había aprendido, y la repetía cada vez que veía a alguien, incluso a sus padres. A veces lograba articularla con claridad, pero en otras ocasiones cambiaba alguno de los sonidos por otro similar–. Hala –volvió a repetir como hacía siempre.

 

El pequeño estiró los brazos luego de que el patriarca Gryffidor hiciera lo mismo, y se acercó a su padre gateando para llegar a sus brazos. Annick sonrió. Eran poco los momentos en que podía estar en compañía de los dos seres que más amaba. Ahora era ella quien posaba su cabeza sobre el hombro de su esposo.

 

―Sí, vamos abajo –respondió la ojiverde aprovechando la cercanía para dar otro beso a su esposo. Había pensado que pasaría todo el día sólo en compañía de Elros, así que la aparición de su esposo mejoró mucho su ánimo–. Me pareció escuchar que alguien había llegado, ¿o me equivoco?.

 

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[Alegna Black]

La bebida no habia dejado inconsiente a la Black sino todo lo contrario le habia despertado el espiritu de aventura e irresponsabilidad que hace mucho dormia en su ser. Asi que alli se encontraba parada al frente de la mansion Gryffindor, la imponente entrada no era nada contra un par de mortifagas llenas de poder y alcohol, antes que nada y agradeciendo un poco su escasa cordura se cubrio el rostro con la mascara, solo dejando sus labios a la intemperie y sus verdes orbes un poco rojos por el frio de la noche.

 

Quien la culparia la bebida de esa noche le habia dado inmunidad al frio de Londres, en su remera ya se podia ver que sus pechos no opinaban lo mismo. La verja era imponente y el leon solo le hizo recordar a la casa de Hogwarts donde los valienteas habitaban, sonrio ante ese hecho mientras murmuraba "si valientes como no". Sonrio a la peliblanca que se encontraba a su lado, mientras que agitando su varita la verja se desprendio de su lugar quedando esparcida en el patio delantero.

 

-No creo que les moleste ya deben de estar acostumbrados- recordo que ya habia pasado algo similiar y ella no habia podido asistir.

 

Camino en tres zancadas y se encontro con la entrada los escalones eran custodiados por un leon que ante la escena de las desconocidas rugio con ferocidad, la Black solo se rio de lado, un gatito maullando no era nada contra ña borrachera que cargaba, el sonido del aullido del lobo de piedra solo le advirtio que habia otra estatua más.

 

-Bombarda- la puerta se resquebrajio en su sitio solo quedando astillas donde antes habia una perfecta puerta de madera, el vestibulo quedo regado de pequeños pedazos de astillas, camino quitando los pedazos mas grandes con el pie, el silencio de la casa delataba su falta de vida - necesita decoracion ¿no crees?

 

-Avis- una pequeña bandada de pajaros aparecieron en el vestibulo dividiendose en grupitos para dejar regalos olorosos en gran parte de la casa, sonrio y se adentro un poco mas sabia que tenian una biblioteca donde obviamente libros de druidas se encontraban y seria un deleite hecharles un vistazo.

 

Antes de seguir desplego un estandarte como si se tratara de un mensaje de bienvebida, quien entrase a la casa lo veria cual felicitacion de cumpleaños

 

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Editado 4 de Enero del 2018 por Alegna Black

[Oriánthi]

Habia tomado la mano de la Black para desaparecer casi al instante del caldero... luego de unos cuantos tragos la euforia de ambas brujas estallaba con ansias de hacer estragos en algún lugar fuera de su territorio. Bah, todo era territorio de quien se animara a quebrantar unas cuantas reglas.

Bajo su capa saco su mascara para cubrir el rostro, poco le importaba ser descubierta por algún auror presente en aquel repugnante lugar. La coloco dejando solo al descubierto sus ojos grises, tapando su pelo con la capucha de su túnica.

Las palabras con firmesa de su compañera en ese momento & su carcajada hizo que sonriera con malicia al levantar la varita, cuando esta hizo explotar la puerta de un agitar Lady se hizo presente mientras astillas de lo que antes era una puerta azotaban.

-Pum Pum- Sonrió dando unos cuantos saltos adentrándose a la propiedad -¡Holaaaa!- Exclamo con ironía al saber que nadie estaba allí.

Su prima comento la falta de decoración rosando su mano en el hombro de la peliblanca -Has lo que desees...- Siseo con un guiño.

Cissy se paro un instante frente a las estatua que intentaba causar temor a las desconocidas en la mansión Gryffindor. Continuo paso al vestíbulo dejando atrás a la inofensiva mascota.

-Incendio- Ráfagas de fuego siendo expulsadas de su varita mientras la vampiro saltaba por la habitación quemando todo a su paso.

-Juguemos en el bosque, mientras el lobo no esta... se acuerdan de ella?- Sonrió cantando la vieja canción de su infancia.

Las pequeña aves que Alegna había conjurado en la habitación paseaban dejando excremento sobre fotos familiares.

[Malum Luxure]

En la mansión Luxure: Estaba aburrida decidí indagar donde se encontraba mi "Peque vamp" entonces mire la hora y reborde que justo en este momento ella y mi prima Alegna estarían en la Gryffindor haciendo algo divertido, había recibido el mensaje fuerte y claro de parte de mi pariente...entonces que mejor que reunirse con ellas y dejar el letargo que llevaba.

Aparecí orgullosa ya que había aprobado mi examen, en el momento de llegar un fuerte estruendo me recibió.

-Fuegos artificiales para recibirme-. Solté una risa escandalosa yendo hacia ellas y saludado con un gesto. Miraba aquella casa y la imaginaba como un horno donde los pollos se cocinaban lento...me dio algo de hambre y Alex respondió con una pequeña patada en mi vientre.

-Mis dulces niñas del mal que tienen en mente?-.Pregunte moviendo los dedos mientras jugaba con mi varita.

Escucho la voz de Cissy cantar una vieja canción infantil modificada a la ocasión lo que resultó muy divertido.

-Prima baila conmigo-.Tome las manos de Alegna y empezamos a girar como si fuéramos niñas pequeñas. Me sentía bien y malvada a la vez a pesar de mi ocho meses me sentía ágil como una pluma.

-Miren esto!-. Busque en mi bolso unas latas de pintura que había guardado previamente. -Les va a gustar-.Con mi varita forme burbujas tomando un poco de pintura y con una elegante agilidad las hice chocar contra las paredes dejando grandes manchas de colores muy chillones.

[Alegna Black]

Las manos de Lady estaban frias a causa del frio y el bulto en su abdomen se notaba mas con el ropaje que vestia, no era de amar a los infantes pero les tenia algo de gusto. Bailo al compas de la cancioncita de Cissy riendo por la ocurrencia de la chica. Nunca ae habia sentido asi de libre, antes tenia que ser tan correcta, tan ejemplo que no sabia de lo que se perdia. Pero ahi estaba ahora, producto de una borrachera, no sabia si caminaba chueco por la bebida o por el mareo de las vueltas que Lady le habia proporcionado. Sonrio al ver lo que las chicas hacian y se dirigio con paso firme a la biblioteca pasando sus manos por el tapiz de las paredes.

 

Su biblioteca no tenia que envidiar a la de su casa y busco con la mirada en los volumenes, encontro lo que queria y de un solo Evanesco los libros de las druidas desaparecieron para siempre de ese lugar, ya tenia la constumbre de llevarse un souvenirs de algun lugar. Salio del resinto para buscar a sus acompañantes.

 

-Morphos - de unas estatuillas energieron dos monos que cobraron vida - demasiado tiempo dormidas porque no juegan un poco en los dormitorios superiores- les dijo con una voz infantil como si repartiera dulces en Halloween y veia como se perdian escaleras arriba y se sentia el ruido de los vidrios romperse y algun golpe sordo de un mueble mas pesado. Bostezo sin tapujos produciendo un sonoro ruido.

 

-CHICAS ENCONTRARON ALGO DIVERTIDO?- grito mientras volvia al vestibulo observando las artes de Lady junto a los incendios de Cissy la porqueria de los pajaros ya se encontraba en lugares inalcanzables para ese momento.

 

Camino hacia el comedor y desplego otra pancarta.

 

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