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~Mansión de la Familia Gryffindor~ (MM: B 104490)


Mael Blackfyre
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Considerando como poder poner ventaja en lo que le quedaba por hacer, esbozó una media sonrisa y comenzó con su camino para dirigirse hasta el interior de la mansión, puesto que ya había visto como todos sus compañeros traspasaban la verja con un león en su decoración. Mirando los jardines, decidió que no deseaba quedarse allí, por lo que ingresó hasta el interior de la casona, pasando por el vestíbulo para dirigirse hasta el salón en el que descansaba la chimenea.

 

—Falta un poco de calor. —sentenció para sí misma, mirando como estaba el lugar completamente oscuro y sin algo de vida.

 

Era momento de poner en marcha parte de su plan como buena samaritana, pensando en que a la familia le encantaría tener un poco de calor en ese frío invierno, esbozó una media sonrisa e invocó su varita mágica, la cual no dudo ni un segundo en comenzar a usar, pensando en qué sería lo más prudente para darle un poco de temperatura al sitio, se le ocurrió la mejor idea.

 

Flechas de fuego —pensó apuntando a los sillones que allí se encontraron, los cuales de inmediato resultaron ser quemados, en cuanto doce flechas comenzaron a volar al rededor de ellos, generando más calor del que se podría imaginar y todo gracias a las ventajas de tener todo seco.

 

Pensando en que más podía hacer, levantó su varita mágica y siseó un —Morphos— logrando de ese modo que una de las sillas, que aún no comenzaba su combustión se convirtiera en un puma de tamaño mediano que salió corriendo hasta el jardín, para comenzar a causar uno que otro destrozo.

 

al ver que su trabajo estaba hecho en ese sitio, salió del castillo y se quedó nuevamente en el jardín, viendo como algunos mortífagos comenzaban con su propia diversión.

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Siguió corriendo por las escaleras hasta que llegaron a la parte de las habitaciones. Sonrió debajo de la máscara y soltó un poco el brazo de su compañero.

 

- Bueno esté o no me gustaría dejar este poster aquí.- dijo mientras sacaba de su capa un pergamino.

 

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Tomó de nuevo el brazo de su compañero y de nuevo su mente se fijó el objetivo: Mica. Entre tantos cuarto sería demasiado difícil de encontrar, aunque el objetivo de la Delacour era el solo ir destruyendo cosas, lo demás no importaba. Se detuvo en seco, había sido demasiado apresurado tomar al que sería su futuro cuñado al Malfoy pero sabía que ya no había lugar para arrepentimientos.

 

- Morphos.- apuntó hacia un sillón y de inmediato un gran rinoceronte ocupó su lugar, en cualquier situación les defendería poniendo su cuerpo entre los mortífagos y el ataque.- Ya sabes que hacer Mave

 

- ¿A que cuarto desea entrar?.- dijo con fingida galantería dirigiendo sus palabras a Nathaniel.- Y solo busco diversión que quede claro.

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Las palabras del Ángel Caído le habían entrado por un oído y salido por otro, con respecto a la persona que buscaban, estaba segura que la ex mortifago no aparecería como ninguno de los que los habían traicionado. Al fin al cabo eran unos miedosos que habían dejado aquel bando por que “sus ideales habían cambiado” aunque ella estaba segura y apostaría una te** y la mitad de la otra si lo que en verdad pasaba era que temían ser descubiertos como espía.

Nymeria camino entre sus compañeros y cuando estuvo cerca de Mahia Black, a quien no reconocía le dio un azote con la mano en el trasero. Tenia buena pompa, no lo podía negar, solo esperaba que en algún momento de la vida ella también lo tuviera. Y así como lo había hecho con ella lo hizo con cada uno de los presentes, solo se había saltado a tres personas, la primera era su madre adoptiva, la segunda Orión Black y la tercer persona la matriarca de la Black Lestrange.

Después de evitar aquellas personas, con quien más se había tardado de dejar de toquetear su trasero era con Nathaniel Malfoy, en definitiva, Nymeria se encontraba en la difícil edad de la punzada así que después de querer quemar todo el lugar, tocar traseros iba a ser su nuevo hobbie. Su varita se materializo en su mano izquierda y enseguida realizo una floritura tras sisear.

Flechas de fuego.

Varios filamentos de fuego salieron de su varita en dirección de varios muebles, los cuales se prendieron en fuego al momento en que los filamentos les tocaron.

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Entraron por una ventana de la planta baja como si fuesen un equipo de especialización militar especializada, sí, así re derundante y tonto. Porque todo lo que ocurría en ese lugar era tonto. Los cristales quedaron regados por el suelo del salón. Sonrió debajo de la máscara, tras darse cuenta que gracias a magia gitana, ninguno de los múltiples objetos punzantes se había insertado en su cuasi desnudo cuerpo.

Se acercó a Nathaniel con sigilo. Llevaba el pantalón todavía. Ésta iba a ser su venganza por haber vuelto al pueblo y ni siquiera haber tenido la decencia de invitarlo a por unas frescas. Ya saben el dicho, el último propone. Lo peor, era que por más borracho que estaba, se acordaba de que Gatiux y él habían aparecido en Hemu y por más diversión que hubieran tenido esa noche, se las tenía que pagar.

Como si se hubiese lanzado un celerus, tomó los pantalones junto con los boxers y se los bajó hasta el suelo. Tal cual lo haría un joven universitario en una novatada. Lo aprisionó con su izquierda, tomando por completo su cuello lo suficiente como para dejarlo inmóvil unos segundos., presionando ciertas partes y se acercó al oído con recelo.

- Igual me seguís debiendo unas frescas. ¿Tenés frío papurri? El buen amigo azote te va a ayudar.

Con la derecha tomó lo que tenía que tomar y empezó a descargar toda la cerveza que había consumido durante del día por las posaderas del Malfoy. Todo su posterior, desde su lumbar, hasta sus pantorrillas. Finalmente lo soltó.

- Ponete las pilas. Voy a terminar lo mío en una de las esquinas por allá.

 

 

 

 

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¡PUM! La ventana mas cercana a la entrada en la mansión Gryffindor fue despedazada en un segundo por Orión, dejando el camino libre para que Mahia ingresara al interior del lugar. Antes de que pudiera realizar cualquier otra acción la rubia musitó un sonoro Avis, apuntando con la varita hacia arriba, para poder generar doce pajaritos de tamaño considerable que la protegieran de cualquier fenixiano que osara aparecer.

 

Una vez segura, se limitó a destrozar cada uno de los muebles que podía alcanzar con su varita, rompiendo, quemando y transformando cualquier objeto no viviente que se le cruzara en el camino. Dejó algunos intactos para poderlos usar luego como objetivo de algún hechizo que se le ocurriera, y se dedicó a correr como loca por el lugar, soltando carcajadas sonoras e insultando como si estuviese en el patio de su casa.

 

Mientras daba vueltas y saltaba se despojó totalmente de la poca ropa que le quedaba y, mientras tanto, sin previo aviso, sintió una mano golpeando su trasero y se giró rápidamente para ver quién era. Una mujer enmascarada había aprovechado el momento para manosearla, aunque la Black no se había hecho ningún problema. Le guiñó un ojo, le tiró un besito, y la vio partir hacia otro rumbo.

 

- Morphos – Dijo luego, apuntando a una de las pocas estanterías que quedaban en pie. Esta tenía el tamaño de una moto de las grandes en largo y un metro de alto aproximadamente. Poco a poco vio cómo se iba transformando en un lobo con feroces dientes y afiladas garras. - Esto se va a descontrolaaaaaaaar

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*je t'aime


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Le habían orinado. Sí, en efecto. Sin duda alguna. Aquello no podía ser producto de una gastroenteritis, ni de un problema renal que hacía que sus líquidos internos se derramasen por cualquier lado. Él, por el momento, contenía bien sus problemas de orina y no tenía que usar compresas ni ningún tipo de invención muggle que le salvase de sus pérdidas de orina.

 

Olió, sin querer, aquel orín. Lanzó una mirada al autor, Orión Black, que se quejaba aparentemente de no haber sido invitado a tomar algo -- y seguramente de haber desconfiado de aquella reunión de Gatiux y Nath -- y por ello había marcado territorio. Si es que así se le podía llamar a una fechoría de tal calibre.

 

Sin embargo, no estaba enfadado. Orión era familia, de esa que uno escoge. Familia porque era amigo y había demostrado estar ahí cuando más se le necesitaba, aunque en esos momentos estuviese con su ex, de la que no guardaba sentimiento alguno más allá de la amistad. Perdió el contacto con Gabrielle, que le había acompañado. Y notó cómo le toqueteaban el trasero ya orinado una mano y una silueta la cual identificó como a Nymeria.

 

- ¿Pero qué es esto, las rebajas del Corte Inglés? ¡Llévense un 2x1: orinen al pelinaranja y toquetéenlo hasta saciarse! - gritó. Sin duda alguna no era algo que le estuviese molestando, era día de fiesta, de invasión, de compañerismo.

 

De perversión.

 

Secó su integridad con un movimiento de varita, y retomó los calzoncillos para quedarse vestido con ellos únicamente y la máscara que le cubría la cara con eficiencia. Avanzó por la estancia y habitaciones, destrozando cuadros, paredes, apagando velas y rompiendo cristales de ventanas contiguas. Cuando hubo terminado su labor por los pasillos volvió al hall para pegar, cerca del poster anterior, otra imagen más que salientable.

 

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- La verdad es que me entró hambre con tanta imagen y con tanta mujer semidesnuda... - musitó. Ni rastro de los aurores, que debían de estar agazapados cual conejo en una esquina de otra mansión de Ottery. Los destrozos llevados a cabo por los del bastión tenebroso ascendían a cantidades increíblemente altas de galeones. Al menos, ya que no se llevaban vidas por delante, rompían las bóvedas fenixianas a golpe de asalto/destroce.

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http://i.imgur.com/BBktfMm.gif guess I'm a sucker for you


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No falta agregar que como para variar, se había aventurado sola a las habitaciones de la familia Gryffindor. Total y elnleligro que corria era prácticamente nulo teniendo en cuenta que los pollos seguían en aquella pantomima que calificaban como huelga. No sabía si ellos se habían enterado, pero para las revoluciones y Las subversiones el único descanso era la guerra ganada.

 

-Avis- proclamó desprendiendo 12 aves que le seguían el paso esperando alguna orden suya mientas cómo era de costumbre empapeló todo en su recorrido con una bandera

 

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-Avis- pronunció de nuevo al tiempo que otra bandada de 12 se sumaba a la anterior

 

No se esperaba para nada encontrarse a su hermano practicar extraños rituales con alguien más...

 

-Ughhh pero que asquerosos sois- agradecía que la máscara ocultara su cara de desagrado al tiempo que se escapaba a gran velocidad de la atrocidad de familiares que poseía y continuaba buscando el cuarto de mica

 

Bingo

 

-¡LO HE ENCONTRADO DE NUEVO!- grito la black satisfecha consigo misma, desordenado el cuarto inmediatamente al entrar, explotando los closets y razgando el colchón de su cama.

 

De nuevo marco la pared con un enorme mensaje rojo con la sigla "traidora" de mismo modo que la vez anterior, su impecable caligrafía denotaba su esfuerzo para sabotear a todo aquel que osara darle la espalda a los ideales de su bando.

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- ¡Oh que pues!

 

Gabrielle se encontraba afuera de los territorios de la familia Gryffindor, extrañamente le había sacado de la mansión y tenía que volver a recorrer todo ese camino. No importaba traía zapato bajo y su capa le cubría del frío. Corrió hasta llegar de nuevo a la puerta principal y brincó al entrar a la mansión.

 

La adenalina la tenía al cien y se dispuso a buscar a alguna de sus hermanas, estaba segura de que les encontraría ahí. Buscó entre los presentes alguna máscara conocida, para Gabrielle sus hermanos eran reconocibles, incluso debajo de la máscara. De inmediato divisó a Mahia quien se despojaba de sus ropas y sonrió.

 

- Hermosa como siempre.- dijo al acercarse a su hermana mientras posaba sus manos en su cintura

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¿Por dónde comenzar? Alyssa seguía de pie en el vestíbulo mientras que sus compañeros se dividían en pequeños grupos y se esparcían por la mansión, dejando una estela de caos y destrozos a su paso mientras que cumplían con la misión principal: encontrar a Mica Gryffindor. No pudo evitar esbozar una escueta sonrisa. Siempre que acudía a este tipo de salidas se encontraba demasiado tensa y alerta, pues sabía que sus compañeros dependían de ella y debía protegerlos a como dé lugar, pero la triste verdad es que su antítesis hace tiempo que no respondía a las provocaciones. Las probabilidades de que la Orden del Fénix se manifestara eran escasas, por no decir nulas, pero aun así la Black jamás se permitía bajar la guardia.

 

- Celerus Expectro Protego – sentenció la Triviani.

 

De la punta de su varita comenzó a emerger una densa niebla, arremolinándose ante ella hasta adquirir la silueta de un majestuoso fénix; poco a poco fue adquiriendo consistencia hasta que finalmente la criatura extendió sus alas lanzando un graznido triunfal. Con sus plumas negras y los ojos de un blanco perlado, en apariencia eran pocas las similitudes que guardaba con el ave que suponía ser, pero aun así guardaba las mismas propiedades.

 

- Encuéntrala – le ordenó al espectro, con lo que el animal batió sus pesadas alas y se elevó sobrevolando el lugar. – Piertotum Locomotor – formuló esta vez luego de salir de la mansión para apuntar con su varita a las estatuas de la entrada. El lobo y el león cobraron vida y siguieron a la mortífaga de regreso al interior de la mansión. – Búsquenla, y destruyan todo a su paso – les ordenó a estas dos, que acompañados por el rugido y el aullido se abrieron paso por el edificio a base de garras y filosos dientes.

 

Por su parte la italiana comenzó su ascenso por las escaleras, dudaba que su víctima se encontrara en aquel lugar pero entonces se aseguraría de dejarle un mensaje en sus aposentos. Mientras que avanzaba su voz bramó nuevamente para convocar un Fuego Maldito, haciendo emerger de su varita tres llamaradas en forma de tigres, las cuales se abalanzaron en distintas direcciones prendiendo fuego todo lo que se encontraba a su paso.

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Mirando como todos se encargaban de destrozar algunas partes de la mansión y algunos otros se entretenían dándose el placer de acariciar el trasero de Nathaniel, mientras que otros lo orinaban para marcarlo cual vil propiedad. Sin lugar a dudas, eso estaba contribuyendo a su diversión, y dando un espectáculo para los que como ella, habían preferido quedarse al margen, todo por cuidar su buena imagen como santa que no era.

 

Tras disfrutar un poco de lo que ocurría a su alrededor, se alejó de sus compañeros y comprendió que era el momento adecuado para marcharse, por lo que con un movimiento de su varita mágica, volvió a colocar sobre su cuerpo una sencilla túnica negra y unas sandalias del mismo color, mientras se aseguraba que la máscara aún cubriera su identidad, tras comprobarlo, salió del lugar por la verja con el león con algunas decoraciones, no sin antes fijar su vista en las estatuas en forma de león que habían sido utilizadas por su madre para conjugar un par de hechizos bastante interesantes.

 

—Hasta pronto. —fue lo único que dijo, porque en esos momentos había atravesado la verja y se encontraba fuera de los terrenos de la familia Gryffindor, por lo que pudo dar un medio giro y desaparecer envuelta en una fina capa de humo negro, que en cuanto se disipo, no dejo ningún rastro de la matriarca Black Lestrange.

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