~Mansión de la Familia Gryffindor~ (MM: B 104490)

[Mael Blackfyre]

Inspiré aire una vez más. Aquella soledad no era más que mi culpa. A pesar de todos los cambios dentro de la familia Gryffindor. A pesar de que alguna manera casi todos entraban y salían. Volvían y se iban, siempre la actividad de la mansión principalmente se había estado conectado con los Patriarcas. Pero al haberme ido la última vez, había sido motivo definitivo para aquella ¿herida? que había sufrido la familia.

 

Me giré sobre mis talones y no pude evitar alarmarme. Aquellas presencias dentro de la casa en cualquier otro momento habría sido motivo de una batalla. En mi cabeza estaba la intención de hacer volar por los aires a los visitantes luego de abrir las puertas de un empujón, pero la presencia de una joven bruja me hizo detener. Y por suerte.

 

— Lunita. Oh, si.

 

Y la magia de los Gryffindor se cumplía una vez más. Cada familia era un mundo pero siempre en la Mansión Gryffindor, con sus integrantes, sucedía lo mismo: cuando aparecía un Gryffindor siempre iban atrayendo a otros. No hacía más de 15 minutos que estaba allí y aparecía mi hija. No era mera coincidencia.

 

Me acerqué a la bruja y apoyé una mano en su hombro, mientras ésta se encargaba corroborar si había alguien dentro. Asentí a su acción y las palabras de Luna respondían a la voz de una bruja.

 

— Sofia, prima…

 

Di algunas zancadas sin evitar una sonrisa y la rodee con mis brazos. La gente fuera de mi circulo interior jamás me vería asi de afectivo. Sus ojos me dijeron todo lo que tenía que saber. Jamás iba a poder devolverle aquel gran favor.

 

— En el momento no me di cuenta del error que estaba comentiendo. Lamento confirmarles que la Gryffindor ha sufrido nuevamente una herida, aunque no haya sido provocada por fuerzas oscuras —mi hija estaba por detrás y había sido quien preguntaba nuevamente por ésa soledad que había sentido. Y que claramente Sofia y Valeskya también. Las miré a ambas: —Gracias. De verdad. No creo que jamás hayan podido hacer lo que te preocupaba, pero les debo un enorme favor. Vamos a tener que reiniciar todo nuevamente.

 

Les comenté. Parecía un labor pesado pero no era la primera vez que la Gryffindor realizaba aquello.

 

— ¿Vamos por alguna bebida? Asi nos ponemos al dia.

 

 

@@Valeskya Granger @ @

[Sophie Elizabeth Granger]

Aquella voz, que no paraba mas que para respirar le era muy familiar, miro a su prima y le hizo una seña para que supiera que no era un enemigo el que esta afuera, por lo contrario, era uno de los Gryffindor, pero no fue eso lo que hizo que abriera la puerta en su totalidad si no el nombre que entre todo lo que dijo Luna salio a relucir. Se quedo como congelada en el marco de la puerta aun sin creer que frente a sus ojos estaban dos Gryffindor, pero sobre todo que estaba el ahi mirándola, hasta que escucho su otro nombre saliendo de sus labios.

 

 

- Elvis...

 

Sintió como su primo la rodeaba con sus brazos en un cariñoso abrazo, en otra situación y con otra persona simplemente hubiese permanecido inmóvil sin corresponder pero la Granger solo mostraba su poca humanidad con su familia mas cercana, así que ella también lo abrazo disfrutando del calor humano de alguien tan querido

 

- dios no sabes cuanto te extrañe - dijo antes de soltarlo - claro, vamos a donde quieran, los invitariamos a la Granger pero...sera mejor que primero platiquemos en otro lado

 

Si la Gryffindor habia sufrido una herida, la Granger estaba moribunda, pero eso no era cosa para platicarla en el patio delantero de una mansion

[Helen Evans]

"Hilary" Era la primera palabra que venía a mi mente al estar en la entrada de aquella gran mansión. Otro lema, otro nombre también venían a mis recuerdos sin poder evitarlo. Sacudí la cabeza. Definitivamente eso no me ayudaría, ni ayudaría a mi alicaido estado de ánimo.

 

Pensé que el estar en aquella mansión me alegraría, pero una vez que traspasé las puertas ya no estaba muy segura. Recordaba los tiempos con mi madre y las tazas de chocolate con mi abuela, batallas al lado del abuelo. Basta. Tenía que dejar de pensar en los tiempos pasados si quería quedarme en Londres. No había reflexionado demasiado bien la idea de volver, pero últimamente no podía evitar sentir que no pertenecía a ningún lado, así que la única razón que me trajo de vuelta era mi familia.

 

Suspiré profundamente, aún dudando de si había hecho lo correcto o si tendría alguna respuesta me animé a decir:

 

- ¿Hola?

[Mael Blackfyre]

Ver tanto a Zahil como a Valeskya me había llenado de júbilo. Me había sentido mal un tiempo y todos aquellos meses estando lejos de la familia me había hecho darme cuenta que los necesitaba más que nunca. Luego del abrazo con mi prima, empezamos a adentrarnos en la mansión. Ambas (junto a Luna) aceptaron meternos en la sala para ponernos un poco al dia. Por un segundo, creía que sus palabras habrían contado otra cosa, pero desde mi llegada que habían sido puras pálidas.

 

Guerra entre países, un ministerio caído por un dragón, desapariciones, clases renovados, nuevo Ministro y la nueva mala noticia: el estatuto cancelado.

 

— Claro que si. Pasemos a la sala, allí estaremos más cómodos. Ya mismo comento a los elfos que nos traigan algo rico —comenté, señalando a través del vestíbulo para que todos pasemos a las sala. Aunque no era necesario que les dijera como llegar, todos sabían como hacerlo—. ¡Tanis! ¡Rhaenya! —los dos elfos hicieron su aparición, uno entre una voluta de humo rojiza y el otro de un color violáceo—. ¿Pueden acomodar un poco la sala y traernos algo?

 

Los elfos asintieron con un chasquido de sus dedos empezaron a hacer todo: desaparecieron rumbo a la cocina, mientras que el polvo se levantaba de algunos sillones, se acomodaban algunas tazas y libros dispersos y se encendía la chimenea. Las luces de aquella habitación se fueron prendiendo y estaba seguro que poco a poco, la mansión Gryffindor, recuperaría su calidez. Les indiqué que podían sentarse o acomodarse donde quisieran.

 

— ¿A qué te refieres con la Granger? He sabido de algunos malos sucesos que ocurrieron en la comunidad. Fue una suerte que casi nada de eso afectara la mansión.

 

Pero ante unos segundos, una voz resonó en el vestíbulo y al mirar hacia allí, pude reconocer a mi nieta-

 

— ¡Helen! Ven, niña. Estábamos por tomar algo. ¿Ven? Donde aparece un Gryffindor, aparecen varios más —le comenté, luego de hacerle unas señas a Helen para que se pudiera acercar y hablándoles a las chicas que me estaban acompañando.

 

@ @@Helen Evans @@Valeskya Granger @

[Sophie Elizabeth Granger]

De otro mago le habría sorprendido pero sabia que a veces Elvis captaba los pensamientos de los demás. Y ella había pensado en su derrumbada casa con bastante intensidad cuando este había hablado de la herida de la Gryffindor. Sus palidos ojos se posaron en los de su primo sin decir palabra antes de decidirse a hablar.

 

- Han pasado demasiadas cosas desde que se fueron, Elvis, la Granger es solo un montón de ruinas sostenidas por alguna magia oscura que ni yo se descifrar, solo algunas partes pueden ser usadas pero el resto simplemente esta caído sobre si mismo - comenzó diciendo. Uno de los elfos le acerco un brebaje que la vampira identifico como café y le dio un sorbo antes de continuar - la misma magia que la sostiene impide reparaciones, ya lo intentamos de todas maneras posibles, así que estamos buscando una nueva locación para iniciar desde cero, igual que ustedes.

 

 

Dejo la taza vacía sobre la mesita de centro y se acomodo un poco mas cómoda sobre el sofá y empezó a enredar un mechón de cabello entre sus pálidos dedos. Antes de que pudiese continuar, alguien mas llego, que la casa no protestara le daba la información de que era otro Gryffindor. Ella siempre había creído que aquella familia tenia un hechizo, pues donde aparecía un Gryffindor aparecían uno y otro y otro mas.

 

- con la caida del estatuto, esto se pondrá peor para nosotros, la mitad de los Granger somos vampiros, con los muggles poniendo atención a sus semejantes pronto se darán cuenta que no lucimos "normales", tenemos que retirarnos hacia lugares apartados o seremos blanco fácil para las turbas

[Mael Blackfyre]

Tenía que admitir una cosa: era cierto que se sentía un aire incómodo. Y no era necesariamente por mi regreso, ya había ocurrido otras veces y no era gran cosa ponerse al día. El problema estaba radicalmente en la Caída del Estatuto. Era algo que incomodaba a todos los magos y brujas y al parecer daba un aspecto de inseguridad. Y no era aquello solo, sino que algunas personas se habían aprovechado de eso. ¿Quién se había atrevido a hacerle eso en la Granger? ¿Qué había ocurrido para que se convirtieran en ruinas imposibles de reparar?

 

— Es difícil lo que me estas contando, prima —la taza de café estaba deliciosa. Y pude darme cuenta que a la vampira también le había tocado eso mismo. Negué un poco con la cabeza—. Debes quedarte tranquila. El Estatuto lo que nos permitía era a separarnos de los muggles. Y aunque ahora hay ciertos lugares que no nos dan esa protección, nosotros mantenemos nuestra magia. ¿O me vas a decir que no puedes defenderte de ellos?

 

Le comenté a la bruja. No la estaba incitando a que hiciera nada malo, pero sabiendo las características y habilidades que poseía, un par de muggles no serían ningún problema. Y mucho menos para un vampiro. Le dirigí una sonrisa intentándola calmarla, ya que todo era en defensa propia. Aunque no me alejé del tema, porque lo primero que necesitaba Zahil era un lugar seguro donde permanecer. Hasta que decidiera que hacer.

 

— ¿Y acaso crees que dejaré a mis primas vagar por ahí? Claro que no, ¡Por Merlín, Zahil! La mansión Gryffindor es suya, ya lo saben. Pueden quedarse temporalmente o definitivamente. Es decisión de ustedes. No se acercará ni un muggle, y aunque lo hagan, no creo que logren ni siquiera pasar la verja —¿Qué le había pasado al Elvis que todos conocían? Estaba tan claro como el agua que la familia estaba primero, y ante cualquier amenaza iba a encargarme yo mismo de quitarla de en medio.

 

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[Helen Evans]

Sonreí ante la invitación de mi abuelo y me adentré en la sala justo a tiempo para ver como los algunos muebles quedaban limpios tras una gran nube de polvo, yo era consciente que me había ido hace mucho, pero... ¿Qué había pasado en aquel lugar? Solamente entonces, fui consciente que parecía que la mansión no había estado en su mejor época, lucía... casi abandonada. Pero las siguientes palabras fueron las que me sacaron de mi ensimismamiento.

 

Me acerqué aún sin dar crédito a lo que decía la bruja que estaba en la sala con mi abuelo, antes de decir nada, abracé a este fuertemente, necesitaba aquello. Necesitaba sentir que no estaba sola en medio de un mar de desconocidos.

 

- Es bueno verte abuelo, es realmente bueno encontrarte aquí

 

Luego giré hacía la bruja y me presenté:

 

- Creo que no nos conocemos, al menos no formalmente - agregué, ya que recordaba haberla visto en la Orden... en la real - soy Helen Evans, nieta de Elvis.

 

Tomé una taza de café para reconfortarme y traté de ordenar mis ideas, desde que había regresado había encontrado cierto clima de incertidumbre en Londres que no era fácil explicar, sentía que muchas personas me escudriñaban mientras pasaba entre ellas, y dado que nunca fui muy popular supuse que era por la fea cicatriz de mi rostro o porque estaba paranóica. Pero al parecer habían más explicaciones que esas.

 

- Me explicarian... ¿Qué es lo que dijeron del estatuto?

 

No podía creer que a alguien se le había ocurrido aquella tontería de sacarlo, ¿O era todo algún gran malentendido?

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[Mael Blackfyre]

Aquel abrazo de Helen fue realmente reconfortante. Siempre consideraba que la familia era lo que cada uno tenía que tomar como pilar en su vida, porque era lo que te ayudaba a mantenerte dentro de cada situación. Luego dejé que terminara su bebida mientras se presentaba ante Zahil. Le comenté que era nuestra prima, parte de la Granger. Y que posiblemente se quedaría allí con nosotros un tiempo. O como mínimo a tomar aquellas bebidas y pasar la tarde juntos. La joven bruja pregunto sobre la situación actual de la comunidad.

 

— Créeme que esas cosas son ciertas, Helen. El nuevo primer Ministro ha quitado el estatuto del secreto. Y está juntando adeptos para mantener éste nuevo orden como nuevo régimen. Para liberar a los magos y brujas ante los muggles. Claramente ya sabemos que son otras las intenciones. Pero ante la guerra contra Bulgaria y algunos hechos más, todo es un caos —le expliqué a la bruja. Pero necesitaba ser esa figura de protección y de patriarca que todos necesitábamos—. Pero los Gryffindor pertenecemos unidos. Tenemos que estarlo. Junto a quien quiera sumarse, ¿No? Así podemos contra esto

 

Les comenté con una sonrisa y luego mirando a mi prima. Juntos. Ambos estábamos heridos por así decirlo y lo único que teníamos era estar juntos. Habíamos pasado miles de cosas y lo que menos necesitábamos era separarnos. Los Granger y los Gryffindor, sea donde sea, tenían que estar juntos. Y más en momentos como aquellos. Tomé algunos sorbos más de mi café mientras escuchaba a los elfos que estaban trabajando un poco más. Aunque había solo el 10% de elfos que solían vivir antes en la mansión.

 

@@Helen Evans @

[Helen Evans]

- Me encantaría que se quedaran - me apresuré en añadir, apenas Elvis me comentó sobre la situación de la Granger - De esa forma seríamos más en la mansión y podríamos devolverle al menos algo de la antigua gloria.

 

Tomé el resto de café mientras escuchaba incrédula la historia que me contaba el abuelo ¿Cómo se les había ocurrido romper el estatuto secreto? Obviamente había una intención oscura detrás de todo aquello, sería una cacería de brujas como las que estudiaba en mi época de Hogwarts y el miedo de los muggles solamente aumentaría su terror hacia nosotros, y por lo tanto, serían cada vez más crueles lo cual provocaría el odio de los magos. Sería un ciclo sin fin, un ciclo de odio sin beneficio para nadie.

 

- Quiero ayudar en medio del caos - dije firmemente - Sabes que sí - luego, aún con más seguridad añadí - Claro que permaneceremos juntos. ¿Hay alguien más en la mansión?

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Editado 15 de Abril del 2020 por Helen Evans

[Mael Blackfyre]

— Por ahora somos nosotros cuatro. Pero creo que ni bien sepan que estamos aquí, irán viniendo, si. Ya verán —les comenté con una sonrisa. En aquel momento me levanté del sillon y fui directamente a mirar por una de las ventanas. El día estaba tranquilo, demasiado tranquilo. Estaba seguro que aquello iba a durar algun tiempo asi, pero era tiempo que podíamos aprovechar en acomodar un poco todo. Me volví hacia Zahil y Helen y les comenté lo que se me estaba ocurriendo en aquel momento—. Las cosas siempre pasan por algo, ¿No? Tal vez necesitábamos a la Gryffindor para recibir a los magos y brujas que estén en problemas por éste Estatuto, ¿No creen? Es un sitio protegido y podremos protegerlos.

 

Avancé unos pasos más, ésta vez hacia las cocinas.

 

— ¿Tanis? ¿Rhaenya? —en ése momento, dos volutas diferentes de niebla, se materializaron enfrente de mi y de ambas, surgieron dos criatiras con orejas puntiagudas, al igual que sus narices. Ojos grandes. Y los dedos de sus manos y pies eran largos. Les dirigí una reverencia—. Que agradable es verlos aquí —ambos tambien me dirigían gestos de bienvenida—. Me gustaria si pueden darme una mano con ésto. Necesito que revisen todas las habitaciones y las reacomoden, si es posible. Y acondicionen la de Helen, Lunática, Zahil y Valeskya, si éstas últimas dos quieren quedarse. Gracias.

 

Les agradecí a ambos elfos cuando desaparecieron. Sabía que en pocos minutos terminarían con sus tareas, porque así eran mis elfos domésticos. El exterior de la mansión podía esperar. Lo importante era devolver aquel ambiente cálido dentro de la mansión. Me encaminé hacia la chimenea y con un movimiento de la varita, encendí la chimenea, aunque no hacía frío necesariamente. Pero seria solo por unos momentos. Luego volví a agitar mi arma y aparecieron algunas tazas más con ciertas bebidas que podían tomar.

 

@@Helen Evans @