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∞ La Mazmorra ∞ (MM B: 99618)


Mentita
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No quiero sonar mal educada, pero ¿te parece que mi mamá es de las que se preocuparía porque yo tomo cosas extrañas? —comentó y preguntó mientras tomaba asiento frente a la bruja— ¿Sigues sin saber de ella?

 

Hacía mucho tiempo que nadie sabía nada de Luisitha, y aunque ya eran como dos o tres semanas, comenzaba a preocuparse. Es decir, eran normales las ausencias en su familia, pero con esa Black en particular había que tener cierto resquemor. Maida ya había visto a su madre envuelta en muertes extrañas y secuestros de menores de edad. Chasqueó la lengua antes de beber otro sorbo, y miró por encima del hombro a @@Ashura Lestrange, ¿estaría por ahí para disipar un poco el pensamiento o por motivos más personales?

 

Alzó la mano en señal de saludo.

 

— Me gustaría pensar en un Ottery feliz y dulce donde las familias se ven, al menos los domingos por las tardes —susurró casi burlándose—, pero no, creo que eso no sucederá nunca, ni en la Manor, ni en el castillo. ¿Sabes algo de Aaron? Ese es otro que comienza a preocuparme.

 

Sabía, por fin, que Mahia era la madre biológica de su primo favorito. Aunque se hubiera demorado en averiguarlo gracias a la reticencia del mismo tipo en no decirle nada. Tenían una relación extraña, casi de hermanos, en la que se respetaban, y guardaban distancias, pero finalmente, compartían un mismo destino. Ya se habían acostumbrado el uno al otro, sobretodo en el último tramo de vida en la Manor Yaxley.

 

— Solo espero que su elfo doméstico nos tenga al tanto de todo.

 

@@Mahia Black

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― Imposible no reconocerme. ―se sentó sin quitarle los ojos de encima― Tengo un rostro común, creo.

 

No pudo decir más nada, parecía que Maida quería vengarse por la infinidad de interrupciones que había hecho ella en su contra. Puso los ojos en blanco mientras dejaba que intercambiaran palabras, todo para pensar en la manera adecuada de pedirle a la Black lo que le tenía que pedir. Esperaba que la rubia no se negara, después de todo, era el único contacto que tenía en ese momento. Lo veía como una oportunidad, por supuesto, así que tendría que aprovecharla.

 

― Deberías convivir más con muggles, Maida, les encantaría tenerte como una más. ―no sonó despectiva, mas bien indiferente.

 

Aunque claro, lo más probable era que la tomasen como tal. Candela era la típica bruja malhablada, malhumorada y huraña. Así que todo lo proveniente de ella sería tomado en malos términos.

 

― Mahia. ―vaciló― ¿Puedo llamarte así? Genial. ―se respondió a sí misma en su falso intento por ser considerada.― Verás, hace más de un año que regresé a Londres y, cuando llegué, me encontré con un lío en el Ministerio. Funcionarios revelados como miembros de la Orden, algunos como Mortífagos. ―hizo un gesto displicente con la última palabra.― Y, aunque intenté averiguar por boca de otros, nadie me ha dicho realmente qué fue lo que pasó.

 

Se detuvo. Observó a su alrededor, sólo por si las dudas, y continuó.

 

― Necesito cierta información. Algo que me sirva para seguir investigando, ya sabes, Semper Fidelis y esas cosas. ―aunque lo dijo como de pasada, intentó sonar solemne.― Y, ya que estás aquí, pensé que podrías ayudarme con eso. Trabajas en El Profeta, ¿o no? Tengo entendido que hicieron un artículo al respecto.

 

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~ Mosquito ~          Ianello 

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Nah Aaron es como yo. Va y viene. ¿De dónde lo habrá aprendido? … Digo, no estuve para enseñárselo. - Se irguió mientras respondía. Levantó los hombros y una de sus manos, con la palma hacia arriba, para expresar su desconocimiento. - De cualquier manera, el que no tengamos un espacio o tiempo familiar es algo de todos. Si gustas podrías organizar una juntada, con gusto te secundo.

 

Terminó el café y, con la varita, movió la taza hacia la barra. Volvió su atención a Louise y se sonrió ante el pequeño monólogo. ¿Cómo que si podía llamarla Mahia? Así era su nombre. ¿De qué otra forma podía decirle? ¿Juana Lopez? Revoleó un poco los ojos y sopesó el resto de la información.

 

Recordaba el artículo del cual hablaba. Había generado mucha controversia. Nombres, direcciones, hipótesis sobre asociaciones clandestinas... todo había salido allí. Obviamente al ser un periódico en el que la mayoría de los empleados eran del mismo bando, toda la información de la nota se refería a los supuestos miembros de la Orden del Fenix a excepción de dos ex mortífagos que seguramente no le caían bien a Ishaya.

 

Puedo ayudarte. Pero no va a ser gratis. - Esperó unos segundos, miró a Maida y supuso que podía hablar frente a ella. Luego, continuó. - Quiero saber el por qué necesitas esa información, y qué vas a hacer con ella. Además, sería bueno que me anunciaras si hay alguna "actividad" …

 

Hizo hincapié en aquella palabra y trató de hacer un poco más seria su expresión para que Louise entendiera de qué estaba hablando.

 

Cualquiera que no se haya anunciado en general y tenga que ver con esto... la quiero como exclusiva. Si te parece bien, me decís entonces qué información necesitas y yo veo que nadie se entere de esta jugarreta. ¿Qué decís? -

 

Le guiño un ojo y se recostó sobre el respaldar de la silla, colocando ambas manos detrás de su nuca.

 

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Después de haber revisado un poco el piso donde se encontraba, dió un pequeño suspiro en señal de aburrimiento, todo era completamente normal, sabía que tenía que cumplir con sus obligaciones de ese día, pero algo le estaba impidiento lograrlas. Sintió sobre su espalda una mirada curiosa y sin más girí para darle la vista a Maida que respondió nerviosamente mientras la saludaba con la mano. La Lestrange le respondió con una ligera reverencia para no iportunar a los presentes. Se estiró un poco sin llegar al punto de molestar a los demás. Se sentó en una de las mesas, sacó un pedazo de pergamino y comenzó a garabatear un poco cada uno de los artículos y objetos que se encontraban en el local, incluso a los presentes, a veces ese era un buen ejercicio sobre el lienzo que uno podía aprovechar si se tenían las intenciones necesarias. De reojo observó a Candela y regresó al papel. Dentro de él ya había garabateado las dos figuras de aquellas brujas que le parecían poco familiares, pero sabía que tal vez tarde o temprano tendría que cruzar palabra con alguna de ellas.

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― Puedo ayudarte. Pero no va a ser gratis. ―Ya sabía ella que no podía ser gratis. Nada lo era. Pero dejó que esa declaración alterase su semblante.

 

Candela se jactaba de ser una experta negociante. De hecho, lo comprobó cuando estuvo realizando la prueba de la habilidad de Nigromancia. Si había logrado sortearse a los muertos, creía que la Black era pan comido.

 

― O... ―empezó, con si fuese a entonar una canción― Podría, simplemente, buscar otro reportero. ―apoyó los codos sobre la mesa y el rostro sobre sus manos juntas, en V.― Quizás el director que, casualmente es hermano mío. Ishaya, ¿lo ubicas? ―y después de mucho tiempo, se complació de tenerlo como tal. Aunque lo negara, claro.

 

La gitana hizo una seña hacia la barra e, inmediatamente, apareció el elfo con una botella de ginebra. Ella también podía jugar a ese juego, los de ese tipo se le daban bien. Hizo aparecer una copa y se sirvió, le ofreció a Mahia, pero como había estado tomando leche, probablemente no le sentara bien.

 

― Hicieron un llamado en el Caldero. No te vi por ahí, por cierto. Y es por eso que estoy aquí, solicitando tu solidaridad. ―sonrió, fingiendo inocencia― Pero vale, supongo que nos sirve a ambas. Mas primero, necesito lo mío. ―un sorbo a su copa― Necesito la lista completa de los revelados, claro. ―no aclaró de qué bando, pues podría resultar sospechoso que pida los de un bando y no del otro.

 

@@Mahia Black

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~ Mosquito ~          Ianello 

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Podía haber sentido que el ataque hacia ella ya era personal, pero en los abruptos encuentros que parecían tener ambas brujas, Maida había notado algo: la Triviani era así de "atolondrada" con todos. De todas maneras, esta vez si que le dio gracia que quisiera callarla cuando, en lugar de estar negociando una respuesta por parte de Mahia, ella podía ofrecerse a darle la información. Después de todo, la revelación de la Orden del Fénix fue un hecho que rondó los días en los que llegó a Londres, y lo recordaba a la perfección, por las razones equivocadas.

 

Luego de aquello, la Orden del Fénix quedó como un mito urbano que pronto Maida ignoró.

 

Lo lamento, iré a verificar lo del elfo que te decía, tía Mahía —se despidió, no sin antes materializar una copia del Profeta al día sigiente de la revelación en el Atrio, a lo mejor, no iba a yudar a Candela, pero si a su tía a ganar la negociación—, te escribo pronto. No te olvides que la matriarca Triviani antes de serlo, era una Black —le susurró con una sonrisa.

 

@ @@Mahia Black

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- Podría, simplemente, buscar otro reportero... -

Ocultó su sonrisa. ¿Cuál era el problema con que buscara otro reportero? Tampoco era que la Black había ido hasta allí a buscar ese trabajo; simplemente había aparecido ante sus narices y ella había procurado sacar su ganancia, imponiendo condiciones para aceptarlo o declinarlo. Además sabía que Ishaya se encontraba desbordado de trabajo, por lo que las amenazas carecían de sentido. Y así se lo manifestó a Candela: si quería contratar a alguien más, era libre de hacerlo. No le preocupaba. Pero aceptaba gustosamente el trago que ponía frente a ella.

La Triviani pareció entender el mensaje y le dio sus requerimientos. No obstante, Mahia no iba a dar el brazo a torcer. Agarró el papel que Maida materializó frente a ella y la saludó con un par de palmadas en el costado cuando su sobrina le susurró sus advertencias. Le agradeció y la dejó ir. No era una mujer acostumbrada a perder, y no comenzaría con ese mal vicio en ese momento.

 

- Entiendo lo que me pedís, pero no sos familia, ni amiga. Apenas una conocida de antaño, y no me beneficiaría en nada darte la información así de buenas a primeras. Todavía no he aprobado el curso de caridad, lo siento - Dio un sorbo del trago, no sin antes comprobar que no tuviese nada extraño, y se paró para acercarse a Candela.

Desenrolló la copia de El Profeta y la escudriño un momento, bajandola luego, fuera del alcance de la otra mujer.

- No solo te daré nombres, también puedo darte el momento exacto en el que se revelaron las personas que fueron expuestas por nosotras. Todas y cada una de las confesiones... - Rodeó la silla de la Mortífaga, pasando la mano izquierda sobre el respaldar mientras se acercaba al otro lado. - En el profeta tenemos un gran pensadero, donde podemos ver las entrevistas que se hicieron, las fuentes de donde sacamos las noticias en el momento que se dieron. Y puedo mostrarte eso. Quedaría entre nosotras dos... -

Detuvo su marcha y volvió a enrollar el recorte, suspirando.

- Pero para eso primero vas a decirme por qué querés esto, y qué es lo que tienen planeado... Quiero una exclusiva. En caso contrario... Buena suerte. - Comenzó a caminar hacia la salida, no teniendo idea si Candela iba a detenerla. Estaba apostando fuerte... Y eso podía salir bien, o mal.

Editado por Mahia Black

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  • 1 mes más tarde...

Se lo pensó durante mucho, MUCHO, tiempo. Tenía que barajar las opciones con las que contaba; si bien era cierto que podría ir en busca de Ishaya para que le diese toda esa información, tampoco contaba con todo el tiempo del mundo como para hacerse de rogar. Exhaló bruscamente, pensando en lo bien que le vendría encerrar a la Black en la mazmorra Triviani y dejarla allí, privada de todo lo exterior.

 

― Está bien. ―estiró la mano rápidamente y le arrebató el pergamino a Mahia.― Tendrás una exclusiva. Aunque no sé, realmente, de qué tanto te sirva. ¿Qué es lo que quieres saber?

 

Candela puso los ojos en blanco al escuchar los términos y condiciones. Y, aunque llamó mucho su atención lo del pensadero, creyó que no era necesario demostrar tanta emoción. Le indicó a la chica que se sentara, no iba a ir a ningún lado, al menos no ese día.

 

― La verdad, te confesaré, soy una ignorante en este caso. Cuando volví a Londres me llegó el rumor de los revelados y tuve la impresión de haberme perdido de muchas cosas. Pues, resulta que estaba trabajando en una oficina en el Ministerio con una de las que se proclamó miembro de Orden.

 

Se encogió de hombros, no le molestaba tanto como creía, tener que decir que vivía en la completa ignorancia.

 

― La información no me afectó en lo más mínimo, en aquel tiempo estaba encerrada en mi propio mundo y me importa muy poco la vida y los amores de Londres. Bueno, tampoco es que me interese mucho ahora. Pero sí me afecta un poco, porque tengo una misión por parte de... ―bajó la voz y la miró con ansiedad― ya sabes qué. Pero antes, necesito saber quiénes eran.

 

@@Mahia Black

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Eso había sido fácil. Dos pasos y ya Candela estaba rendida a sus exigencias. Quizá debía empezar a aplicar esa técnica más seguido. Se sentó frente a ella nuevamente y relajó un brazo sobre el respaldar de la silla, esperando que continuase su relato.

 

– Y ahora estás, de seguro, queriéndote dar de palmadas en la frente por no haberle prestado atención –

Se sonrío y asintió con la cabeza, agachándose para estar lo más cerca posible del rostro de la Triviani; prácticamente rozaba su nariz. Se detuvo antes de empezar a hablar y se alejó un poco nuevamente, levantando la varita para crear un escudo de insonorización a su alrededor. No confiaba en las paredes de ningún lugar, ni siquiera en su propio castillo.

 

– Lo voy a decir una vez y espero que lo memorices. –

Si bien la edición había sido impresa y podía facilitarle una a su compañera, corrían el riesgo de que si la agarraban por algún motivo, alguien pudiese descubrir de qué estaba hablando. Sería raro portar una noticia tan vieja y de tan alto contenido.

 

– La lista de nombres fenixianos es la siguiente: Mei Black Delacour. Creo que de esa ya todos sabemos. – Prosiguió. – Lisa Weasley Delacour: jefa del gabinete de seguridad.

Le sabía amargo el apellido de su novia en esas personas, puesto que la única Delacour para Mahia siempre sería Gabrielle.

 

– Alezandra Eiran, auror. Thomas E. Gryffindor, empleado del Departamento de Misterios. Darian Mcnair, Departamento de Transportes y Deportes Mgicos. Bel Evans McGonagall, directora ministerial, en este caso del Departamento de Regulación y Control de Criaturas Mágicas.

 

Pidió otro trago mientras terminaba con los nombres ante la atenta mirada de Candela. Levantó la copa y le indicó que esta la pagaría la casa. No era por tacaña, de cualquier manera luego dejaría el pago, pero quería verle la cara.

 

– Los demás son más de lo mismo, hay algunos que realmente no eran fenixianos, Como Ishaya M Tonks, que bien vos sabes de donde viene, o Arya T. Macnair… Aunque nunca confié mucho en esa mujer. Por último, Nathan A Weasley… a ese no lo conozco, no trabaja en el ministerio o alguna agrupación de Ottery, pero es fenixiano neto. ¿algo más? –

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Se alejó instintivamente de su cercanía y frunció el ceño, dibujando una fina línea en su frente. Se relajó un poco más cuando la vio separarse y volver a su lugar. Eso de los espacios exageradamente estrechos que acostumbraban a ponerse entre sí, en Londres, le hacía preguntarse por la manía que tenían todos de andar pegados. Le había tocado verlo en su clase de Aritmancia, cuando reemplazó a Mery y tuvo por alumnos a Beltis y Pik. Claro, entonces, no tenía ni idea de quiénes eran.

 

Bueno, seguía sin tenerla, pero tampoco andaría por ahí admitiendo esos detalles. Candela tenía claro que su posición dentro del bando era meramente por conveniencia, no habría nada que le hiciese aferrarse a ellos cuando tomase la decisión de irse.

 

Escuchó entonces, con suma atención, los nombres que iba recitando. Reconocía todos y cada uno de ellos. Había trabajado para Mei y Lisa, cuando apenas iba reintegrándose en Londres y había optado por hacerse de un empleo. Thomas... Tragó saliva y ni se dio por aludida cuando Mahia pidió un trago gratis.

 

― Arya. ¿Arya? ―se había detenido en ese nombre y se mordió el labio inferior.― No la conozco, pero creo haberla visto en algún lado. De todos modos, supongo que basta con fijarse en el árbol familiar de alguna familia de... Esas. ―la última palabra la dijo con un deje de asco.

 

No se imaginaba a una Macnair envuelta en un lío de fenixianos. Quizás era todo una artimaña para pasar desapercibida.

 

― De casualidad, ¿tienes la fecha de cuando todo esto pasó? Una fecha aproximada ayudaría también, para ubicarme un poco sobre qué tipo de relaciones debería averiguar primero. ―mientras hablaba, pensaba en las mil y una posibilidades. Orión la había enviado a la familia Gryffindor. Algo más tenía que sacar de allí.

 

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