∞ La Mazmorra ∞ (MM B: 99618)

[Shena Cindy de Ryvak M.]

Esa masa retosaba entre nosotros como un amistoso "cachorrito" yo concentre mi atención en él, pues le contaría a mis "hermanos", seguro que les parecería un buen experimento...

 

La actitud de la masa gaseosa cambio precisamente cuando Antoni y @ intentaban tomar una muestra del gas...fue cuando recordé la "aspiradora modificada magicamente" que Antoni uso en el problema del atrio del MM...así que lo aparecí para utilizarla. Me costo muy poco accionarla y capturar una parte de ese gas que rondaba a nuestro alrededor, nuestro proceder hizo que el gaseoso ente reaccionara en defensa, parecía tener intención de atacarnos, todos los presentes nos percatamos de ello. La aparición de un elfo hizo descubrir que estuvimos frente a hologramas, pero guardo memoria del chico que señalo el elfo como responsable del gas negruzco...ya rebisaría los expedientes para dar con él, una ventaja de que al proyectar el holograma de si mismo, proporcionaba una imagen fiel del original, tomo nota mental de sus particularidades.

 

Descorsentante fue el momento un que una lluvia de polvillo nos cayó encima de forma sorpresiva, dejando de lado el hecho de que mancho mi hermoso vestido, hombros, cabello y mi rostro...era obvio que algo termino instantaneamente con aquel ente. Iba a usar la aspiradora, pero recordé a tiempo tener un poco del gas negruzco en su interior, así que miré a Antoni para ver que determinaba...para ayudarle, tome una muestra del polvillo negro que me preguntaba si era solo carbón mineral pulverizado...(?

[Anthony R. Dracony M.]

Los intentos que realice fueron inútiles para afectar aquella extraña masa gaseosa de color negro. Tampoco pude cerrar el frasco con una porción de aquel gas...bastante complicado era terminar esa tarea. Entonces a Shena Cindy se le ocurrió otra estrategia y convoco una de aquellas llamadas "aspiradoras" claro que ya habíamos modificado aquel aparato que aspiraba cosas a su interior y esta vez le toco esa suerte a una parte de esa masa gaseosa.

 

 

@ y @ también escucharon lo que nos mencionaba el elfo sobre un holograma mágico y mi curiosidad me hizo acercarme a ellos...era en verdad un fenómeno interesante y fue cuando una lluvia de polvillo negruzco cayó sobre todos los presentes, mi cabello se veía curioso con aquel polvo encima. No agrado aquel suceso, pero tal parecía que la magia de aquella masa gaseosa se había desvanecido, por suerte tenía Shena Cindy una porción en la aspiradora que uso para tomar una muestra.

[Mentita]

No entendía nada. ¿Por qué le había seguido la corriente a aquel muchacho y se había escondido? Tampoco era que estuviese escondiendo nada, el bar era... eso, un bar. Y, aunque el nombre era bastante sugestivo, lo único más "peligroso" que podían encontrar allí era la pitón que se exhibía en la vidriera.

 

Al cabo de un rato se había llenado de gente que Candela no conocía, la única que le parecía más o menos familiar era Cye y la pelivioleta, del resto ni el nombre. ¿O sí? Como sea, lo que siguió después de que descubrieran los hologramas fue todavía más lioso. Además, tenía la impresión de que Apolo le hablaba, pero la Triviani le prestaba tanta atención como a un elfo. Nula.

 

― ¿Inspección? ―repitió en un murmullo.

 

Fijó sus ojos grises en el joven iniciador de tal embrollo y, si hubiese podido enviarle un láser a través de ellos, lo habría hecho gustosa.

 

― No, no vamos a esperar nada. ―masculló― Vas a ir allí y explicar qué demonios metiste a mi negocio. No pienso ensuciarme las manos por tu culpa...

 

Entonces decidió salir., arrastrando de un brazo al Granger.

 

Efectivamente habían personas que no conocía, lo que la obligó a adoptar un gesto grave y poco amistoso; suspiró tras las palabras de Cye a su elfo, y éste abrió los ojos grandes como platos al ver aparecer a la Triviani.

 

― ¿Control de Comercio Universal, Cye? ―repitió como autómata la misma pregunta que se había hecho Apolo.― Que raro, es la primera vez que escucho de ello. ¿Oíste, Apolo? ―se dirigió esta vez al joven― Quieren hacer una inspección...

 

Otra mirada asesina.

 

― ¿Tienes una orden, Lockhart? Me gusta que las cosas se hagan en orden y forma. Sin una orden oficial no puedes hacer ningún tipo de inspección...

 

 

______________

 

@@Apolo Granger @ y Cía.

[Apolo Granger]

Contándolo a Candela y a él, Apolo podía asegurar que en el bar habían otras cinco personas. Cada una se había llevado una buena dosis de polvo de carbón, que los había manchado rápidamente por la sorpresa. Por lo que no le agradaba nada la idea de presentarse ante ellos y empezar a dar explicaciones sobre la ilegalidad de todo el asunto. ¿En que problema se había metido? Él solo había ido por un café.

No pudo decir mucho mientras era arrastrado por Candela hacia la zona principal, donde tuvo que suprimir un bufido al ver como había quedado todo. Los presentes se les quedaron mirando, y Apolo retrocedió un paso para quedar protegido por Candela. Y es que la bruja imponía presencia frente a todos los presentes. Aunque su tono de voz podía indicar otra cosa, parecía extremadamente molesta con la situación, aunque no estaba seguro de con quien realmente.

Mientras Candela hablaba, Apolo se escudo un poco detrás de ella fingiendo inocencia. La mirada que le hecho encima lo decía todo, y sacando su varita de su bolsillo trasero comenzó a ejecutar un encantamiento de limpieza para deshacer todo el polvo. Eso era lo primero. Sus proyectores holograficos se encontraban a escasa distancia, cubiertos por el carbón, y apenas los logro encontrar se apresuro a recogerlos fingiendo que pasaba la varita por el suelo.

― Fregotego ― espetó intentando mostrarse calmado, apuntando en todas direcciones.

Ahora inutilizados, guardo los proyectores en su mochila lo mas al fondo que pudo. En lo que Candela solicitaba una orden para hacer todo legal, Apolo vio que aun nadie se dignaba a limpiarse, así que aprovecho de terminar el trabajo y eliminar cualquier residuo. Mientras eliminaba el hollín del pelo y de la ropa del resto, no pudo evitar fijarse en una de las jóvenes, y luego en otra. Cada una había guardado un poco del polvo y lo habían almacenado en una especie de contenedores, aunque eran bastante diferentes cada uno tenia un sello del... ¿¡MINISTERIO DE MAGIA?! Dioses no...

Pese a cualquier intento de limpiar el contenido de los recipientes, los frascos parecían repeler la magia, y no podía intentar quitárselos sin levantar sospechas. Ademas empezaría a llamar la atención de cualquier forma cuando la conversación se centraba en el. Esperaba que algo tan microscópico no dejaran huellas mágicas... ¿o si? Aunque si había quedado algo que probara lo que había estado haciendo, se encontraba en varios, varios problemas.

― Yo... veo que estas ocupada, así que me retirare y pasare... ¿otro día?

No miro a Candela cuando lo dijo, pero estaba seguro de como lo estaban mirando. De hecho, todo el mundo lo estaba mirando. Sujetando su mochila se apresuro a salir sin mirar a nadie, y no se sintió tranquilo hasta que salio al exterior del negocio. Odiaba la idea de dejar a Candela con el problema que el mismo había causado, pero era mucho mejor escapar por ahora y pensar mejor una solución. O tener mas cuidado la próxima vez. Girando sobre si mismo y dejar de mirar la puerta de entrada desapareció.

[Saori Rambaldi Ragnarok]

La tarde pasaba algo lento para saori sus deberes la tenía un poco cansada hasta el punto de que su cuerpo caía en una suave desesperación acompañada de un cómodo dolor , en cada movimiento en falso que daba por cada instante que sus ojos abrían. Era hora de que se tomara un dulce descanso amaba el café y los postres de chocolate su mente se fija en la mazmorra ya hace un buen que no iba a ese lugar era hora de volver y ser la que era antes.

 

Abrió la puerta de aquel establecimiento caminaba con un pequeño movimiento de cintura con sus auriculares y teléfono en mano escuchando música observo el lugar un poco vio que no había cambiado casi en nada, sus tacones sonaban en el piso un poco recogió un poco su cabello y acomodo su bolso.

 

En el camino para encontrar una mesa vio a una mujer adelante de ella no se fijo muy bien pues su celular la tenia como zoombie, no levanta su mirada y sin darse cuenta tropieza con aquella mujer casi haciéndola caer pero en vez de eso su celular callo al piso y sostuvo a la mujer para que no se cayera y cruzo mirada un poco asustada y apenada por ese bochornoso escenario, la mira con sus ojos azules algo brillantes con voz preocupada y sosteniéndola por un instante - Dis.. di.. - pasa saliva- discúlpame no fue mi intención iba distraía. concluyo.

 

@@Mery Gaunt Karkarov

[Mery Gaunt Karkarov]

¿Qué hacía allí? Mery tenía en su propiedad dos hermosos negocios donde pasar el rato, donde comer pasteles, beber, fumar, emborracharse hasta caer redonda al suelo. ¿Qué hacía en un locas llamado La Mazmorra? Si, sabía que su cabeza iba y venía a veces y le hacían hacer cosas que nunca entendía demasiado bien.

 

Encendió un cigarrillo mientras miraba en que lugar sentarse y rogar una buena copa de vodka, del buen vodka, ese que quemaba la traquea en su recorrido y hacía que el estómago rugiera pidiendo más. Alzó su vista, allí, en la esquina, escondida de las vistas curiosas, era perfecto, mejor que cualquier otro sitio, no quería que la gente la mirara raro, ni la señalaran, menos aún dijeran algo de ella.

 

Un escalofrío recorrió su espalda y, ¡PUM!

 

¿Qué demonios había pasado? Justo en ese mismo instante, cuando había dado un paso para dirigirse hacía la mesa, alguien había chocado con ella y la estaba sujetando para no caer de bruces al suelo. Abrió sus ojos y se incorporó rápidamente, asustada, alarmada, enfadada. Sobre todo éso último, el humor de la Gaunt no era demasiado bueno.

 

- ¿Qué haga qué? -preguntó casi en un alarido, desagradable, borde, distante-. ¿Sabes lo importante que es mi vida?, ¿qué hubiera pasado si me hubiera roto un hueso? -dijo poniendo una mano en su pecho-. No solo tendría que haber ido a San Mungo, sino que mi trabajo en el Miniterio, mi departamento, mis empleados... Pobre gente, ¿qué harían si su directora? -estaba indignada, si, sobre todo eso-. ¿Y para qué tienes los ojos en la cara?, que yo sepa el Señor Tene... Dios sabe quien, los puso para que miráramos por donde vamos pero, o claro... -dijo mirando el aparato en el suelo-. Ese cacharro muggle es mucho más importante que la vida de los demás habitantes de Londres -hizo un aspaviento con las manos y suspiró con fuerza-. Más te vale tener más cuidado la próxima vez, jovencita -entrecerró los ojos y la miró de cerca-. Tu no eres británica, ¿a qué no? -dijo como si hubiese descubierto el mundo-. Ven ven, vamos a tomarnos algo juntas -dijo ya interesada por saber la procedencia de la despistada chica y saber si era una inmigrante legar o no-. Pero invitas tu -dijo en voz alta mientras caminaba hacia la mesa que anteriormente se había fijado.

 

@

[Saori Rambaldi Ragnarok]

la demonio se puso algo roja pues aquella dama se puso enojada por chocar de esa manera se veía en su cara había mucho enojo, tal vez estaba interrumpiendo algo importante para aquella dama pero ella que iba saber solo quería tomar un pequeño descanso de aquellas cosas muggle y mágicas que la mantenían ocupadas.

 

Saori re plica a la dama de nuevo y con una cara algo triste -Lo siento mucho enserio... esto debí ser en cansancio, enserio no era mi intención causar esta torpeza - dijo a dama- si lose pero es con lo que trabajo en barias cosas y no me fije perdón - saori miro a la dama y pareció que exageraba un poquito - si, señora lose calma perdón jeje rió un poco pero por decencia sostuvo su risa un poco mas.

 

después un cambio en aquella dama dio a entender a saori que su humor había cambiado, al parecer ala dama le parecía raro ver a una persona con esos rasgos asiáticos en londres no era muy común saori la soltó dejándola de nuevo en pie, lo joven le dice que la invite algo era lo mínimo ya que saori casi la hace caer. La mira y dice a la dama -esto.. claro jeje- haciendo que se acomodaran en una de las mesas donde se dirigía la dama.

 

Llama al elfo - Disculpa pequeño sera que podrías traer un café con una torta de chocolate - miro a la dama y le dijo - que pedirás tu con confianza - concluyo.

 

 

@@Mery Gaunt Karkarov

[Mentita]

Candela había llegado al local con algo de lodo en sus pies descalzos y las orillas de su vestido. Cuando atravesó el largo pasillo hasta la puerta de entrada del bar, se dio cuenta de que no había limpiado la mugre que dejó atrás cuando llegó, así que regresó sobre sus pasos, maldiciéndose a sí misma por lo bajo y, con su varita, fue limpiando las huellas notorias que había dejado en el camino.

 

De algún libro de magia se debe haber sacado una receta de hechizos de limpieza antiguos, muy efectivos por cierto, pues el "fregotego" se lo dejó a media lengua y empezó a usar otro que vaya uno a saber de dónde y de qué libro había nacido. O quién se lo había inventado.

 

El caso es que, para evitar las tediosas interrogantes de sus elfos, prefirió ir limpiando conforme caminaba, no vaya a ser que los bichejos se alteren -cosa rara que le importara, siendo como era y, además, la dueña-, y no tenía muchos ánimos para soportar la lluvia de quejas que le seguirían a su falta de orden.

 

― ¿Desea algo de tomar?

 

Rod se apareció, de manera silenciosa, a lado de la Triviani. Sus ojos se entornaron al notar el esmero de su ama por borrar la marca de sus pasos hacia el interior del negocio, pero no emitió ni una sola palabra al respecto. Quizás porque respetaba demasiado su propia vida, como para ponerla en peligro por un mero desliz.

 

― Ginebra. ―respondió Candela en seco, sin dedicarle una mirada. No quería que él descubriese que la había agarrado por sorpresa.

 

Luego de eso, se dirigió a la barra, en donde estaría más cómoda para beber todo lo que quisiera.

[Valentina Ricci Yaxley]

La verdad es que Valentina nunca se había parado a observar el local que contrastaba tanto con la tienda Honeydukes, famosa por su gran variedad de golosinas. Tan solo buscaba un lugar donde matar las horas antes de que otro pedido de los grandes llegara al Magic Mall, así que decidió entrar a aquel lugar.

Le llamó la atención que, nada más entrar, se topara con un largo pasillo. Un recibimiento un tanto extraño, sin duda. Anduvo hasta el fondo hasta dar con una segunda puerta que la condujo a otro piso. Para su sorpresa, la puerta se abrió en cuanto la bruja estuvo cerca.

―Gracias ―susurró al pasar―.

Se trataba de un bar bastante bonito. El pasillo y el nombre sugerente le recordaban a El Caldero Envenenado, pero nada tenía que ver con él. En vez de paredes cochambrosas y suelo mugriento había muebles de madera brillante y finos candelabros que iluminaban tenuemente el lugar. Un lugar bastante apetecible como para no haberlo conocido antes.

Anduvo hacia la barra situada al fondo del lugar. No es que estuviera atestado de gente, pero prefería sentarse en la barra. Verse bebiendo acomodada sola en una mesa le hacía verse como una borracha. Tan solo la figura de una mujer de melena castaña se encontraba en uno de los taburetes. Tomó asiento y se dirigió a una elfina que andaba por allí.

―¿Podrías ponerme un ron cola? Con hielo y una rodaja de limón.

[Mentita]

Ya iba por la cuarta copa, ¿o era la octava?, de ginebra y le seguía dando. Candela nunca había probado con embriagarse por completo, siempre resultaba apenas un poco con las mejillas sonrosadas y esa alegría característica de cuando te da el ebrio contento. Lo malo es que no había nadie cerca con quien ponerse charleta y los elfos le tenían más miedo que respeto y preferían alejarse de la bruja.

 

Cuando Miss se acercó a servirle la enésima -o duodécima- copa de alcohol, la Triviani notó que no se encontraba totalmente sola. ¿Cuánto tiempo llevaba allí esa chica? Esperaba que no demasiado, no quería ser una mala anfitriona y quedar como una alcohólica. Ah, no, esperen, siempre podía hacerse pasar por un cliente más. Así que le hizo una seña al otro elfo de "tú a mí no me conoces de nada".

 

― Enseguida se lo traigo. ―respondió Miss al pedido de la joven, presta a atender gustosa a gente nueva.

 

Candela le señaló a su copa vacía al elfo que la servía y éste llenó por vez veinticinco -aunque quizás era sólo la segunda- con el mismo asqueroso -a él le parecía así- alcohol. Y después de dirigirle una mirada de reprobación a su ama, se dedicó a contemplar embelesado a la elfina que iba camino a servirle la bebida a la recién llegada.

 

― Yo te conozco de algo... ―pronunció la Triviani, rascándose la barbilla.

 

Efectivamente, de algún lado la recordaba, pero no sabía bien de dónde. Y el que ya estuviera medio pasada de copas y viese casi triple -bueno no, quizás sólo veía apenas borrosito- no tenía nada que ver, de eso estaba segura. Entrecerró los ojos para ver bien a la pelirroja, pero se arrepintió al instante pues, ¿viste cuando te da eso de no saber si pestañeaste o dormiste una hora? Bueno, así. Pero como Rod seguía en la misma posición, estaba bastante convencida de que sólo fue un pestañeo.

 

 

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