Jump to content

Prueba Libro de los Ancestros #3


Khufu
 Compartir

Publicaciones recomendadas

Al reunir a todos su estudiantes aflora una grata sensación de tranquilidad, expectante por los resultados de la cantidad de tiempo invertida en ellos y los frutos del trabajo que cada uno había puesto. Por más que sus cansados músculos le pidan a gritos descansar sobre la sombre de un árbol, se quedará a observarlos mientras se desenvuelven en una batalla.

 

A nueva cuenta abre un portal con la intención de irse a un lugar completamente diferente. Ahora, están en una especie de bóveda. Era una habitación circular, con techo alto y tenue iluminación proveniente de velas flotantes. Se encuentran rodeados por objetos mágicos de todos los tamaños y formas. Entre estos objetos, escondido, se encuentra el amuleto anti robo.

 

Khufu levanta con sumo cuidado su varita mágica, como si ésta pesara más de lo normal y fuera tan frágil como el mismo cristal. Apunta a cada uno de sus alumnos como si fuera atacarlos en algún momento. En realidad, la magia se había proyectado en un lugar muy diferente y distante, enlazando sus nombres..

 

― Intenten concentrarse, vincularse con su anillo de presencia. ― dice, mirando principalmente a Sagitas, Mei y Bastian, pues Ishaya ya tenía experiencia en eso ― En la universidad, conocerán a sus contrincantes.

 

Allí, dibujadas en el aire con un color rojo intenso, estaban las parejas para el duelo final.

 

@ vs @@Mei Black Delacour

@ vs @

 

***

  • El duelo se regirá por las reglas de duelos 1vs1
  • Empezarán el duelo con ceguera provocada por la arena de la clase, por lo que durante el primer turno no podrán realizar rayos ni invocaciones que requieran puntería.
  • Al estar en un lugar protegido por el Amuleto Anti-robo no podrán robarle la varita al rival.
  • Los hechizos a utilizar son los de neutrales graduados y libros hasta ancestros.
  • Pasadas 48 hrs sin respuesta en el duelo, se considerará abandono, salvo notificación previa.
  • La prueba durará aproximadamente semana a partir de la apertura del topic.

 

 

YuPaxIy.png
Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Había regresado de golpe hasta donde se encontraba Khufu justo cuando una tormenta de arena comenzó a soltarse por todos los terrenos de la universidad y sus palabras llegaban hasta todos los magos de la clase (incluyendo a mi hermana, Sagitas) por lo que entendí lo que estaba sucediendo. La prueba estaba comenzando y tendríamos que encontrar el nombre de la persona con la que nos enfrentaríamos.

Atravesamos un portal todos juntos hasta una extraña habitación llega de objetos, sin duda con la oportunidad de utilizarlos en nuestros enfrentamientos, para mi molestia tenía arena en los ojos y debía de limitarme en mis primeros movimientos pero eso no me impedía lanzar a uno de los señores del caos. Para mi fortuna, Peeves apareció para que Bastián no invocara a ningún otro Señor del Caos... Tenía que verle el lado positivo.

Activé el anillo de presencia para encontrarme con la sorpresa de tener al Warlock como mi contrincante... una situación que me resultaba un tanto familiar.

 

- Vara de cristal desmaius.

 

Mi varita se convirtió de inmediato en un hermoso bastón delgado, fino y cristalino con un destello blanquecino al transformarla en la vara de cristal para que ciertos conjuros pudieran actuar de mejor forma en aquel enfrentamiento y, como era de esperarse, lo mejor era 'noquear' a mi contrincante para limitarlo en su respuesta, sobre todo porque apenas íbamos comenzando y necesitaba afinar la estrategia en su contra.

 

Estaba a uno siete metros de distancia de su posición cuando cayó al suelo sin remedio, teniendo cerca de mi un par e sillas y un extraño busto de algún dios griego, todo a una distancia aproximada de dos metros.

SfuMfvY.gif7h7ZSBT.gif80NOUjM.gif


p7PNraO.png


kbJcSlc.gifGyhyROf.gifxdFxo1G.gif


Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

La prueba había comenzado. Había sido una experiencia un tanto caótica el aprender a dominar el poder del libro de hechizos. De una forma, un tango bizarra (en el anglosajón sentido de la palabra), Khufu los había obligado a aprender. Probó la lealtad y valía de los tres que había estado en aquella cueva. Pero también les mostró un método distinto de pelea. Era magia si, pero una magia que no necesitaba ser canalizada a través de una varita mágica.

 

Atravesaron un Portal.

 

La primera sorpresa fue el encontrase ciego. Se trataba de arena mágica, por lo que usar magia para apartar los efectos era en realidad una pérdida de tiempo. Los efectos desaparecerían en poco tiempo, tiempo que debía ser utilizado de mejor manera. Materializó en su mano el anillo de la presencia. Lo tanteó, le impregnó con parte de su propia magia; con su energía natural. Accedió a su poder, vio su nombre flotando junto al de su rival: Ishaya.

 

Sintió la perturbación en la energía que los rodeaba. El caos se hizo presente en la forma de Pevees. Escuchó las palabras de su rival y supo que se encontraba en problemas. Perdió el conocimiento en cuanto el rayo embebido de poder lo golpeo. Pasaron unos segundos de letargo, abrió los ojos estando en el suelo. Se puso de pie, sin embargo perdió tiempo que habría sido muy valioso. Tiempo en el que probablemente habría podía atacar con un hechizo.

 

Movió la varita mágica para realizar lo que, en una situación normal, hubiese sido su segundo ataque. Con aquella persona su moral quedaba un poco de lado. Aún se encontraba en una lucha interna en la que intentaba controlar sus más bajos instintos. Pero solo por ese día se permitió dejarlos libres. Pensó en el hechizo del libro del Equilibrio, las flechas de fuego. Los filamentos de fuego aparecieron en el campo de batalla.

 

Mientras todo eso sucedía, Pevees hizo que Ishaya dijera palabras que buscaban ser graciosas. Cosas incoherentes sobre el tamaño de sus orejas. Bastian, por su puesto, no entendió a que se referían. Desagradables eran los efectos secundarios de aquel señor del caos.

NHCeJlw.png

T7Qipl9.gif
O1KlJf5.png
f5DcgjA.gifXuR0HEb.gifGPQsszk.gif

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

- Cinaede.

 

Era obvio que aprovecharía el que estuviera desmayado el Warlock para lanzarle algún conjuro que lo pusiera en más aprietos, en esta ocasión había elegido el gas venenoso que se impregnaría en su cuerpo para que tuviera dificultades con su respiración y demás efectos extraños en su organismo, claro que tenía oportunidad de que se recuperara peor no se lo dejaría tan fácil; ahora que él regresaba de su pequeño sueño, me concentré para poder invocar la rueda del tiempo y que pudiera hacer algún efecto positivo a mi favor logrando que, en esta ocasión, pudiera anularse por completo el conjuro que me quería lanzar.

 

 

- Vara de cristal sectusempra...

 

Debía de aprovechar toda oportunidad que se me presentara en esos momentos para poder lanzarle nuevamente un conjuro que lo pusiera en apuros, o al menos limitarlo en su desempeño dentro del duelo, fue por ello que de nueva cuenta utilicé el poder de aquel hermoso bastón de cristal para que el sectusempra surtiera efecto de inmediato en el cuerpo de Bastian y que de su cuerpo aparecieran varias heridas para desangrarlo.

 

Por otro lado Peeves mantenía haciendo bromas acerca de mi como el color de mi cabello como si fuese de anciano, mi cara de algún animal o mi voz que sonaba más chillante que el chiflido de un fuego pirotécnico cuando estallaba en el aire, nada que realmente me molestara, al final de cuentas me estaba ayudando a que ningún Señor del Caos pudiera ser invocado para ayudar a mi adversario.

 

No sabía si algo sucedía con mi hermana, no había prestado atención en otra cosa que no fuera mi propia batalla pero confiaba en sus habilidades como bruja para que ganara su encuentro y aprobara la prueba sin mayores contratiempos.

SfuMfvY.gif7h7ZSBT.gif80NOUjM.gif


p7PNraO.png


kbJcSlc.gifGyhyROf.gifxdFxo1G.gif


Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

-- Espera, espera... ¿A utilizar el qué...?

 

Mi pregunta iba dirigida al Uzza. Acababa de decir que teníamos que usar un anillo y... ¡estaba harta de los anillos! ¿A qué anillo se refería esta vez?

 

-- Espera, espera... -- repetí, aunque esta vez no era con la misma pregunta. -- ¿A dónde vamos? Aún no recuperé mi...

 

No hizo falta que dijera nada más pues vi, a través del portal, la imagen estimada de mi hermano Ishaya y porque, sin entender bien cómo, sentí el peso de la daga en uno de mis bolsillos. Metí la mano, disimuladamente, con la esperanza de que también estuviera la criatura. Era muy hermosa y atrevida; me gustaría tenerla como mascota. Pero no, no estaba... Torcí la cara y me la cubrí con la mano. Se había levantado una tormenta y la arena era muy molesta en los ojos. Sentí que el Guerrero nos decía que dejáramos una nota en algo... Intenté pensar pero la arena se estaba haciendo implacable así que sólo toqué el anillo y sentí como se iba generando algo así como una esencia mágica. Recordé que, por pura casualidad, ya había hecho servir el Anillo de Presencia con aquel animalito ladronzuelo. ¿Dónde estaría?

 

Pero no tuve tiempo de más puesto que ya había abierto otro portal. Sonreí al Uzza y me adentré en lo desconocido; me gustaba eso de tener sorpresas. Aunque aquella me decepcionó un poco, no porque estuviera mal sino porque me imaginaba un espacio natural y aquello era una habitación. Circular, con techo alto e iluminada con velas que no podían disimular la oscuridad de aquella bóveda. Además, una serie de objetos que pululaban alrededor de las iluminarias. Me animé a dejar la gota sobre una de ellas, haciéndola volar hacia la base de una de las velas. La experiencia que había tenido con el escarbato me había gustado pero me había enseñado que era mejor ver en otra perspectiva que no fuera el suelo. Ahora probaría las alturas.

 

Y menos mal que lo hice, puesto que, de repente, me atormentó de nuevo aquel picor y aquella cegara que ya había probado antes.

 

-- ¡Maledetto! -- exclamé. -- ¿Es que no tienes con quien meterte que siempre me tomas a mí como conejillo de Indias? -- Estaba furiosa, no pude evitarlo. Es que es un mal trago pasar dos veces por la misma situación. Menos mal que duraba poco, entre cinco o seis segundos, no creo que mucho más; además, gracias a una visión que primero me mareó un poco y después reconocí como la gota del Anillo de Presencia, vi que mis compañeros estaban taan cegatones como yo. -- Bueno, te perdono porque se lo has hecho a todos.

 

¿En serio? ¿Pretendía que me matara el Uzza Khufu? Aún estaba malita, no se puede pegar a quien está enfermito... Si veía todo rojo a través de los párpados cerrados... Ah, no... En la visión del Anillo de presencia noté que había unas letras rojizas, no es que mi mente divagara.

 

-- Sagitas... contra... Mei... ¿Estás loco? -- sí, creo que soy imprudente pero había surgido mi nombre unido al de la líder. Ahora sí que me moría; o el Uzza o Mei me iban a hacer trizas. O peor: como Lisa se enterara que había levantado la varita contra la líder de la Orden del Fénix, me iba a hacer picadillo. Y no sé a quien temía más de los tres...

 

Aún me duraba los efectos de la arena en los ojos así que sabía que no iba a poder hacer gran cosa. Pero puse una sonrisa al acordarme de la Daga. Era un buen momento para usarla como defensa, en cuanto me atacara la líder, claro... Así que me preparé como pude, varita en una mano y frotadura con la otra en los ojos para agilizar (si es que se podía) el vislumbrar de nuevo lo que sucedía a mi alrededor. ¡Maldita arena...!

 

Pensé en un Obsistens como defensa de lo-que-fuera-a-lanzarme Mei. Con su poder, seguro que me trituraba sin darme cuenta. Esperaba que, al menos, aquel haz de luz alilada que me envolvería, me protegería de cualquier ataque, al menos hasta que recuperara la vista y pudiera pensar con más claridad.

kNTUx8c.gifsf6Sw.gifHdDMuO2.pngXXBPo79.gifKRLtVZp.gif

D69M3Vr.jpg

  tOWLU4S.gif  KhGckEc.gif.6e9b2b71e2797bafac6806b66df1d1b0.gif     Icr0JPz.gif

0jsC0dL.pngWliKSjc.pngckkcxVm.png

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Parpadeó varias veces luego de cruzar, por segunda vez (¿realmente era la segunda vez? Ya había perdido la cuenta de tantas veces que los guerreros lo usaban en sus clases) el portal que los llevó a un lugar muy parecido a lo que había sido aquella mina abandonada, aunque un poco más iluminada.

 

Caminó un poco, observando todo de un lado al otro, ¿no estaban invadiendo propiedad privada? Porque allí habían varios objetos que parecían de valor. Estanterías llenas de copas, joyas con tonalidades doradas y plata, extravagantes esculturas que parecían hechas de oro puro o algo parecido. Bastantes cosas, muy interesantes y que parecían pertenecer a alguien muy adinerado, pero antes de que pudiese interesarte demasiado en a quién le pertenecía todo eso, notó la presencia de Sagitas y Bastian cerca de ella, como así también de Khufu, e incluso de alguien más a quien no había prestado atención anteriormente.

 

Supongo que esto significa que… ¡ah! — exclamó al sentir que algo daba directamente en sus ojos y la cegaban de forma instantánea.

 

Por un momento pensó en la posibilidad de que se tratara del impacto de un strellatus, pero luego recordó la demostración que el guerrero Uzza les había hecho con Sagitas como objeto de experimento. Supuso que de un momento a otro la ceguera se iría, por lo que se centró en oír a Khufu para activar el anillo de presencia.

 

Aspiró profundo, cerrando los ojos y centrándose en la forma del anillo que llevaba puesto. Lo tocó y rodeó, notando que había una cavidad que sin querer tocó y notó que había algo allí dentro, algo un poco líquido. Apartó el dedo y dejó que una pequeña gota cayera delante de ella. Fue instantáneo, sus ojos aún seguían cegados, pero de un momento a otro podía ver todo lo que la rodeaba, el espacio nuevamente.

 

Se giró, viendo que por detrás de ella se encontraban tres más y, por encima de su cabeza, unas letras en color rojo que colocaban dos nombres enfrentados. “Sagitas E. Potter Blue vs Mei Black Delacour”. Oyó la voz de la pelivioleta por delante de ella, por lo que se centró en la mujer, notando que estaba a unos cinco o tal vez cuatro metros de diferencia entre ellas, aunque no supo bien cuánto, aunque tampoco era como si fuese algo realmente relevante.

 

Se sobresaltó al ver que ella se movió de primera, por lo que en un gesto totalmente instintivo alzó su brazo y la apuntó con la varita. Pero lo que Sagitas había invocado en realidad se trataba de un cerco luminoso que identificó inmediatamente. Dudó por un momento, ¿qué tan conveniente era silenciarla?

 

Morphos — dijo, cambiando de dirección su varita.

 

A pesar de que su visión era nula –aunque poco a poco iba recuperándose-, con el anillo de presencia pudo ver que un poco más allá, a su derecha, se encontraba un busto de granito que medía aproximadamente un metro cincuenta de alto y de aspecto bastante pesado, el cual inmediatamente comenzó a mutar y a bajar de tamaño a medida que poco a poco tomaba la forma de un lobo adulto. El animal, hermoso pero igualmente peligroso, se acercó hasta donde se hallaba Mei, colocándose por delante a forma defensiva, a fin de cuentas eso haría por el momento.

 

Mucha suerte, Sagitas — le dijo, inclinándose levemente a forma de saludo y, acto seguido, volví a apuntarla con la varita, esta vez directamente a ella —. Cinaede.

 

Un gas invisible rodearía a Sagitas rápidamente, haciendo que lo aspirara y el veneno ingresara a su organismo, causando cortes en sus vías respiratorias y poder pasar a la sangre directamente. El veneno tan particular que debería de curar cuanto antes para evitar salir malherida de aquello.

7ND4oqh.gif ~ c3cuSMA.gif


4uqeTef.png


sEAaDO5.gif


Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Lo primero que observó cuando su vista volvió a la normalidad fue que el hechizo invocado, las flechas de fuego, habían funcionado de forma extraña. El fuego ardía con mucha más fuerza y se extendió el Ishaya mucho más rápido. Intentó hacer algo, pero no pudo. Él mismo sintió los efectos de los ataques enviados por su contrincante. Observó caer al director de El Profeta.

 

Lo primero que hizo fue curar sus propias heridas, era en ese momento lo más sensato. Despejó sus vías respiratorias y posteriormente curó las heridas sangrantes. Eliminó de su cuerpo lo que quedaba del veneno e hizo algo que pensó que jamás él llegaría a hacer.

 

Su idea era, pese a que su subconsciente se negaba a hacerlo, curar las heridas de Ishaya y traerlo nuevamente a la vida. Ridículo, totalmente, teniendo en cuanto que probablemente el guerrero Uzza querría que la batalla continuara. Sin embargo, observó que las heridas de su rival se curaban solas. Pasaron unos segundos más, el lugar era quien estaba trayendo a Ishaya de nuevo a la vida.

 

—¿Continuamos? Vara de Cristal...

 

Aquel era el hechizo que más le interesaba. Y es que la vara de cristal no únicamente servía para darle más poder a un hechizo, sino que de alguna forma mostraba parte del alma de quien la invocaba. La varita comenzó a vibrar. Creció entre sus dedos tomando un color entre blanco y amarillo conservando una leve transparencia. La pluma de fénix, el núcleo de su varita, se podía ver en la parte superior de a vara.

 

—...Sectusempra

 

La pluma de fénix comenzó a brillas al igual que toda la vara. Los efectos del sectusempra aparecieron directamente sobre el cuerpo de Ishaya. Las heridas sobre su pecho comenzaron a sangrar abundantemente.

NHCeJlw.png

T7Qipl9.gif
O1KlJf5.png
f5DcgjA.gifXuR0HEb.gifGPQsszk.gif

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Guest
Esta discusión está cerrada a nuevas respuestas.
 Compartir

×
×
  • Crear nuevo...

Información importante

We have placed cookies on your device to help make this website better. You can adjust your cookie settings, otherwise we'll assume you're okay to continue. Al continuar navegando aceptas nuestros Términos de uso, Normas y Política de privacidad.