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Libro de la Sangre XI


Hades Ragnarok
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El vampiro había pasado aquella primera prueba sin inmutarse, sabía perfectamente lo que debía hacer, sin embargo, se detuvo solo una fracción de segundo para ver lo que hacían aquellos aprendices. Ladeo la cabeza y dibujo una mueca para luego encogerse de hombros, aquello había sido demasiado fácil, pero por experiencia propia conocía perfectamente lo que significaba aquello, mientras más se adentraban en aquel inferno las cosas se pondrían cada vez más difíciles.

 

Mientras observaba lo que tenía en frente aquella vegetación por la cual debían pasar para seguir hacia la verdadera prueba se quedo estudiando todas las posibilidades y cada centímetro de lo que le rodeaba, de repente un terremoto y un sonido extraño sorprendió al mago Oscuro. Segundos después había tronado por lo que sospechaba que habría lluvia, quizás un monzón, aunque estaban muy adelantados. Iban a llegar a las cabañas abandonadas.

 

-Lo mejor será seguir adelante –comento rumbo hacia una de las cabañas más grandes y que obviamente estaba abandonada y destruida por el tiempo en algunas partes, aquella era la cabaña del jefe de la antigua civilización que había vivido allí.

 

Sin embargo, mientras mas se acercaba sintió que algo estaba mal otra vez, se detuvo en un pequeño claro rodeado por espesos arboles, aquel claro estaba lleno de algunas raíces y plantas que no deberían estar allí.

 

-Pero que demo… -dijo mientras sentía como una de aquellas raíces se enrollaba en su pie, aquellas plantas habían cobrado vida. Cuando se dio cuenta de su error ya era tarde estaba tan absorto en todo lo que estaba en su mente que no había notado los lazos del diablo y lo peor, las tentaculas venenosas que lo levantaban del suelo como si fuera un levicorpus.

 

El vampiro rápidamente intento hacer algo pero sus orbes negros como el oscuro abismo se posaron en los ojos de alguno de los alumnos quienes estaban aprisionados por aquellos tentáculos. Sintió un dolor en su pierna, algo lo había picado, quizás sería un mosquito enorme pero cuando se dio cuenta tenía una especie de espina clavada en su pierna al instante algo sucedió. Sintió un escalofrió, como si su vida se estuviera escurriendo entre los dedos, aquella planta lo había envenenado quizás, cerró los ojos y escucho un grito desgarrador y una risa estridente en su mente, su propia risa cuando él había sido un neófito…

 

Se apretó la cabeza con fuerza como si esta le doliera, y en un segundo se había dejado ir, aquella planta simplemente le había inyectado una especie de veneno alucinógeno que provocaba que vinieran a los peores recuerdos de tu vida o aquellos que te habían marcado más. El vampiro no tenía miedo pero suponía bien cual recuerdo vendría a su memoria y no quería compartirlo intento por todos los medios luchar pero aquella tentacula venenosa que seguramente había sido modificada genéticamente y su veneno habían ganado la batalla…

 

****************

 

El Ragnarok había luchado contra aquello que les había atacado y gracias a sus conocimientos y a todo lo que había aprendido en los libros pudo salir de aquello. Ladeo la cabeza. Un frio gélido atravesó las células del vampiro cuando llegó a aquel pueblo destruido. Un segundo después innumerables espíritus se posaron ante él no para hacerle reverencia ni nada por el estilo, más bien, intentaban que no siguieran su camino. Los susurros y lamentos no se habían hecho esperar mientras los espíritus intentaban evitar que dieran un paso más hacia adelante. A su mente vinieron imágenes de un mundo prohibido para él, uno al que había jurado no entrar o penetrar, solo su tía era la única que tenía permiso a ir allí y él ni que fuera su sobrino podría pisarlo a menos que fuera deseando la muerte. Suspiro, aquél no era ese mundo.

 

Suspiro dando pasos hacia adelante pasando sin pedir permiso a aquellos espíritus, quizás los alumnos, si es que seguían tras de él se tomarían aquella advertencia más en serio que el cainita y volverían tras sus pasos, aun así, faltaban unos metros para entrar a otra zona quizás mucho más peligrosa que las anteriores, la verdad es que lo era.

 

-Supongo que deberán esforzarse un poco mas cuando lleguemos a aquel punto –dijo señalando- apenas han aprendido, escasamente han utilizado todo el poder sangriento que pueden obtener –los miro para dedicarles las últimas palabras- es mejor que aprendan por las buenas a que tengan que hacerlo por las malas y les aseguro que de esta ultima forma no les gustara.

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Apenas tuvo tiempo de espabilarse y curarse por segunda vez. El guía no les dio ni un minuto y tuvo que incorporarse no sin cierta dificultad. Aquella criatura aún se mantenía en la postura en que la había dejado y no dejaba de dejarle una sensación desagradable; se alejó de ella antes de que escapara de su control. No fue una travesía muy larga, por suerte. El guía se detuvo en medio de un claro y Catherine escuchó sonidos de algo arrastrándose subrepticiamente, cosa que la puso todavía más alerta, mirando alrededor; mas ni siquiera eso fue suficiente, puesto que la tormenta ocultaba de dónde provenía dicho sonido, ahogándolo bajo los truenos.

 

La tentácula venenosa la cogió de la pierna rápido y quedó colgada de cabeza balanceándose est****amente. Alcanzó a agarrar el morral con la mano y, con la cara cada vez más roja, soltó una maldición bastante audible. A pesar de que se encontraba de cabeza (había alcanzado a sujetar la varita), sintió algo que punzaba su tobillo, lo que la hizo estremecerse. De pronto, todo se había vuelto demasiado borroso para ser simplemente por la sangre llenando su cabeza. Empezaba a oír voces; voces que la llevaban de pronto a... ¡NO! Maldita sea ¡Cualquier lugar menos a eso! Al inicio, creyó que se trataba de la maldición de Islington y le entraron unas ganas casi incontenibles de gritar y patalear y salir corriendo. Él la llevaría sin duda alguna a revivir las cosas más horribles, los momentos más sórdidos y entonces... lo único que la hizo detenerse fue percibir que aún podía observar a los que allí se encontraban. No podía tratarse de Islington entonces, quien siempre conseguía aislarla de su entorno lo suficiente como para que sólo pudiese oír sus propios pensamientos y sus mensajes.

 

Dayne aún estaba ahí, al igual que su prima. Tenía que enfocarse ahora que aún conservaba cierto dominio de sí misma. Concentrándose lo mejor que pudo, pensó entonces en un "Salvaguarda Mágica". El dolor de la caída fue mucho mejor que del aprisionamiento, pues en breve la espina se había enrollado en sí misma. Al volverse intangible, sólo por breves instantes gracias al hechizo, había conseguido librarse de su prisión y aprovechando la situación se había alejado antes de que pudiera volver a capturarla. Aliviada, notó que tanto Dayne como Evans conseguían librarse también, aunque no había tenido tiempo de prestar atención a sus métodos; es decir, bueno qué podía importarle Dayne, sólo habían compartido una misión y aún así... aún así era alguien que debía proteger. Algo en su cabeza se lo decía; quizá, simplemente el recuerdo de la familiaridad de Madeleine. El hogar, sí, el recuerdo de Escocia, con el castillo, Richard y por supuesto Madeleine. Ese fue el impulso definitivo que hizo que continuara y dejara atrás otras preocupaciones. De su morral sacó también un bezoar, que tragó. Odiaba por encima de todo las alucionaciones, las jugarretas que era capaz de hacerle su propia mente, así que se libró así del veneno de la tentácula.

 

Sin embargo, ahí no finalizó todo. Apenas una jornada más allá, llegaron a lo que parecía ser un destino, si no se era muy exigente. Un cúmulo de espíritus fue lo que tuvieron por recibimiento y Catherine pudo percibir cómo la temperatura descendía aunque no estaba segura de si era el propio clima o la proximidad de las almas. Más quizá por el impulso de alejarse de ellas que de realmente continuar con la clase fue que siguió porfiadamente al guía aunque hasta esos momentos no sentía que hubiese aprendido mucho. Por eso, cuando escuchó su discurso, se sintió intrigada. Ella, al menos por ahora, no había utilizado casi nada de su "poder sangriento" así que no se sentía particularmente entusiasta. De hecho, se había librado con un hechizo del libro anterior pero, como sea...

 

En aquel momento, estalló la lluvia. Catherine, a pesar de que no era aficionada a ella particularmente la agradeció al instante, sintiéndose lavada y refrescada no sólo del viaje, el barro y la sangre si no también de los sucesos anteriores.

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Demisit lacrimas dulcique adfatus amore est 

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Gatiux llamó la atención de Orión clavándole el dedo índice en las costillas.

 

-¿Tu crees que el tipo ese se ha vuelto loco?

 

El profesor que iba con ellos ni les miraba. Dijo una frase en alto a nadie en particular y siguió su camino, como si no estuvieran allí, como si fueran parte de un trance particular del tipo extraño que tenían delante. Un dejá vú repetido y aprendido. Un sueño. No les había dado explicación alguna sobre los lobos o el poblado que dejaron atrás, simplemente siguió caminando como si fuese lógico que animales no muertos le atacasen a todos y luego continuar sin hacer referencia alguna o sin comprobar que los demás estaban bien para continuar.

 

La banshee de cabellos violetas sintió lástima del pobre muchacho al que mordieron. A la chica que iba junto a él casi le seccionan la yugular de un mordisco, se libró por suerte o por destreza casual de que la herida fuera mortal e instantánea. Lo había visto todo desde lejos, el profesor ni siquiera se inmutó al respecto, tampoco se preocupó de que pudieran continuar. Gatiux agarraba el amuleto ambarino que colgaba sobre sus pechos con aprensión, aguardaba a usar la curación por si les sucedía algo malo a ella o a Orión. Los demás no eran su problema exactamente, aunque fuese un pensamiento egoísta primero debía velar por sus intereses, aún más si el profesor no les pensaba ayudar en lo más mínimo. Se suponía que los otros dos podrían curarse el uno al otro con una imposición de manos.

 

- ¿Va a dejar que se mueran sin hacer nada? -le cuchicheó Gatiux a su pareja- Se supone que el profesor debería cuidar en la medida de lo posible a los alumnos, ¿no crees?

 

Quien se suponía que debía enseñarles había seguido adelante en su marcha. Ignorando a los que estaban malheridos. Gatiux asió el brazo de Orión no muy segura de qué hacer, si les ayudaba tal vez le lastrase a ella. La antigua sanadora que vivía en ella le impelía a ayudar a los desconocidos, aunque esos desconocidos probablemente la dejarían en la cuneta si a ella le sucedía lo mismo, los magos solían ser un pueblo egoísta que solo miraban por aquellos más cercanos a ellos. Chasqueó la lengua molesta por la pasividad del vampiro que les "enseñaba", aunque hasta el momento no les había explicado nada realmente.

 

Pensó en apartarse de Orión para ir donde estaba la chica que tenía peor pinta. El color ceniza delataba que había perdido mucha sangre, pero justo cuando iba a dar un paso en su dirección la mujer se levantó para seguir caminando detrás del vampiro pese a que debería descansar durante unos minutos por lo menos. Deslizó la mano entrelazándola con la de Orión para seguir caminando juntos. Temía que la locura del vampiro se volviese en su contra en cualquier momento y estuviera dispuesto a atacarlos.

 

Mientras seguían al profesor, vieron que éste se adentraba en un claro y que las raíces del mismo lo aprisionaban y lo atacaban. Los metros de ventaja que los separaban le daban ventaja para detenerse y observar lo que le ocurría, sin embargo la muchacha que había perdido tanta sangre siguió sin percatarse de cómo aprisionaban a ese que impartía la clase, quedando atrapada como él instantes después. Gatiux no pensaba entrar en aquel claro con todas aquellas cosas queriendo estrujarla, puso los ojos en blanco y se detuvo mucho antes de llegar al lugar donde aprisionaron a los otros dos.

 

- No voy a dejar que esas cosas me toquen...¡Incendio!

 

Pensaba sentarse a esperar a que el bosque se quemara, aquellas cosas malvadas ya habían comenzado a arder. Miró su reloj de pulsera, no debía de faltar mucho para que pudiesen pasar, el fuego crearía un camino y las plantas por muy malignas que resultaran tenían el instinto de supervivencia suficiente como para huir de las llamas.

«I'm a villain, and villains don't get happy endings.»
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Catherine apareció, pero más allá de una mirada no se detuvo y en cambio siguió a la comitiva que se ponía en marcha ante el avance del profesor. Tardé en ponerme de pie, incómoda ante el derrotero que iba tomando esa clase ¿sería que aprenderíamos algo? Él se había limitado a responder a la duda de la mujer de cabellos violetas y luego nada, ni una presentación, ni siquiera su nombre.

Había escuchado acerca de lo mucho que podía costar, física y psicológicamente, tener esos poderes de los Uzzas, pero Athena, y su naturaleza calmada y atenta en la clase anterior, me había dejado con la idea de que todo aquello no entrañaba peligro alguno, si actuabas con certeza y precaución. Lamentablemente, al observar a nuestro guía, ya no estaba tan segura de eso, pues el germen en él, de la locura o la simple indiferencia rayana en lo inhumano, era evidente.

Para cuando alcancé al resto del grupo apenas podía dar crédito a lo que tenía delante: una manada de lobos de huesos expuestos y retazos de carne colgantes, criaturas malditas. La impresión fue tan grande, que mientras los demás se esforzaban por luchar, yo permanecí quieta y atormentada ante la idea de tener que atacar a esos lobos. Ya lo había hecho una vez, y la experiencia me había costado no pocos remordimientos.

Era, en definitiva, un pésimo momento para notar cuanto daño me había hecho la cercanía a Garry. Temblando, alcé la varita, y conjuré un corpus patronus . Enseguida, un hermoso fénix perlado se materializó ante mí, justo cuando dos de aquellas criaturas se avalanzaban sobre mí mostrando los colmillos inyectados de sangre.

Tenía que haber una salida, una que no implicara dañarlos, mas era díficil concentrarme con el dolor nacido de las mordidas de un lobo en la pierna, y el otro tirando de mi brazo izquierdo. Intenté entonces, respirar y sobreponerme, y fue entonces que recordando aquel hechizo del primero libro, el orbis bestiarum , lo conjuré, y enseguida noté como uno de los atacantes era envuelto por un anillo dorado, símbolo inequívoco de que ya lo tenía bajo mi poder.

Él instantáneamente atacó a su compañero, que resistió los segundos suficientes para llevarse un buen trozo de carne de mi brazo en el hocico, con el cual huyó en dirección opuesta a donde los demás habían avanzado.

No pude evitar gritar de dolor, por causa de la herida de la que la sangre manaba gota a gota, haciéndome sentir tan débil e indispuesta, que consideré seriamente la propuesta del guía de huir. El fénix sin embargo, comenzó a cantar y posándose en mi hombro derramó finas lágrimas que pronto aliviaron el dolor, y lo mismo hizo con la herida en el tobillo. Supe entonces que era su modo de decirme que debía seguir, y su despedida, así que mientras le decía adiós con una sonrisa, me puse de pie y dejando las sandalias destrozadas en el charco de sangre, me eché a andar con dificultad.

Con la mano libre, comencé a revolver en el morral hasta dar con los viales de poción herbovitalizante que no tardé en ingerir, lo mismo que la amarguísima reabastecedora de sangre. Aquel lobo zombie, por otra parte, me acompañó un trecho más del camino hasta que se detuvo de pronto y me observó de arriba a abajo, y fue entonces cuando el anillo de amistad con las bestias tomó un color distinto, y solo por un instante fugaz, acudieron a mi mente imágenes de un valle verde y jaurías libres corriendo para cazar conejos y patos silvestres.

Comprendí que era para él también un recuerdo que le traía paz y le agradecí aquella conexión, aun sabiendo que el tiempo sería efímero. Porque estaba claro ya, que el orbis bestiarum no duraría mucho más, y pronto volvería asolo el deseo de carne y sangre, el que le había percibido cuando por primera vez había caído bajo mi poder.

- Gracias- alcancé a decirle, mientras le ordenaba irse lejos, lo más lejos posible.

..............

Cuando di alcance al grupo, noté que Catherine traía un pésimo aspecto, lo mismo que Jank, pero con voluntad férrea, ambos seguían al guía que ahora se adentraba en medio de las ruinas de lo que parecía haber sido una poblada aldea alguna vez. Y sin pensarlo demasiado, le seguí también, a diferencia de la mujer de cabellos violetas que permaneció de pie sin moverse un centímetro de su posición.

Lamentablemente, cuando había avanzado un par de metros, comprendí que ella llevaba razón, dado que el anillo detector de enemigos se activó avisándome del peligro inminente. Era seguro que la vez anterior me habría advertido también, pero en el estado de shock en que me encontraba no había sido capaz de notarlo como lo estaba haciendo ahora. Ahora, de cualquier forma, todavía obstinada en no atacar sin saber la naturaleza de la amenaza, opté por el hechizo más rápido que recordaba del libro de la fortaleza.

La salvaguarda mágica no tardó en mostrar sus efectos, convirtiéndome en un ente etéreo, incapaz de ser atravesado por cualquier cosa material. De modo que cuando la tentácula venenosa se mostró en todo su esplendor atrapando a Catherine y también a nuestro guía, yo simplemente me limité a alejarme, mientras sus tentáculos intentaban enroscarse alrededor mío (era evidente que podían percibirme), sin éxito alguno.

Para cuando volví a hacerme corpórea, el peligro había pasado. No obstante, hubo quien por precaución incendió aquel magnífico ejemplar, lo que me dejó pensando en como pese a creernos tan civilizados y por encima de los demás, todavía albergábamos un miedo profundo por la naturaleza. Aquellos lobos con su media vida , y luego esa planta lo estaban dejando claro.

¿Sería finalmente sobre eso que iría la clase? ¿dejar en claro el poderío de la naturaleza que por vivir tanto tiempo en la ciudad se nos había olvidado? Mis compañeros habían optado por la vía más sencilla, la de la dominación y destrucción, pero yo me debatía allí, intentando todavía comprender y alcanzar ese equilibrio, que tantas culturas en el mundo decían que era la única posibilidad para evitar que el planeta entero perezca.

El tipo, o debía decir, nuestro guía, ya libre de las tentáculas volvía a avanzar, pero para mi sorpresa, pronto fue rodeado por docenas de ánimas que le impedían el paso. Solo entonces mi mente comenzó a atar cabos: una tierra fértil vuelta en un yermo poblada de criaturas imposibles, con animales manipulados y un poblado entero reducido a escombros, y con sus habitantes condenados de por vida.

- Experimentaron aquí, experimentaron con la gente, con los animales, las plantas ¡absolutamente con todo lo que pudieron!- metiendo la mano sana en el morral empuñé la varita con rabia- ¡y tienes el descaro de traernos a este estropicio que posiblemente tu mismo generaste! ¡Maldito Hijo de p***!

Pero él sin inmutarse, apenas señaló que nuestro esfuerzo apenas comenzaba ahora, y de igual manera nuestro de los "poderes sangrientos" que podríamos obtener. La rabia no hizo sino aumentar.

- Quizá podrías ser un buen blanco para empezar a utilizarlas- murmuré, recordando al instante uno de los hechizos que había leído en el Libro de la Sangre y que puse en práctica en ese mismo instante maldiciendo en ese instante al guía (Hades) de modo que su suerte se volviera nefasta- anda entonces, me da absolutamente igual si me muestras el camino por las malas.

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No tenía que tener conocimientos sobre Meteorología para entender que, de un cielo azul infinito, a un trueno que rajaba el cielo, no ocurría naturalmente. Eso era producto de la magia. Porque no se habían presentado ningún tipo de vientos, ni señales de humedad. Literalmente, las nubes se habían formado cuando ellos estaban defendiéndose de los lobos con dientes y uñas espectralmente espectrales.

 

- ¿Tú crees que el tipo ese se ha vuelto loco?

 

- No hace falta leer la obra completa de Lacan para saberlo -le susurró devuelta.

 

Salieron de esa civilización, fuera lo que realmente fuera, y siguieron caminando por donde iba Hades. Un poco raro. Un poco extraño. No entendía bien a qué iba todo eso y el Black ya empezaba a tener hambre. Había rogado tener mejor clase que la anterior. Claramente las divinidades externas se mofaban de él.

 

- ¿Va a dejar que se mueran sin hacer nada? Se supone que el profesor debería cuidar en la medida de lo posible a los alumnos, ¿no crees?

 

- Desde que llegué no entiendo nada –le contestó entre susurros.

 

Se giró a ver a sus compañeros. Emmet se encontraba en condiciones. Los otros no tanto. Él era tímido con los que no conocía, pero con cada minuto que pasaba, más se notaba la brecha entre el profesor y el grupo de supervivientes. Y nunca, pero nunca, estaba mal hacer aliados. Después de todo, uno nunca sabía cuándo una planta mutada bajo los químicos de vaya saber quién podía atacar.

 

¿Qué suerte la de ellos verdá?

 

Por suerte, Orión estaba pegado a Gatiux. Porque a Hades, un lazo del diablo y un conjunto de raíces con púas habían lastimado con gravedad su cuerpo. Parecía un saco de box. Puso una mueca de dolor al ver como se clavaba espina por espina. Ahí fue cuando entendió que el desierto era mejor. Al menos te dabas cuenta cuando algo te atacaba.

 

- ¡Incendio!

 

Si bien, se despegó de Gatiux, alzó su varita y apuntó hacia el costado derecho de ella, aumentando más el poder de las llamas. Para eso estaban, para trabajar en equipo. Con el calor y la luz, al menos los lazos del diablo volverían a sus nidos. Sin embargo, no todos tuvieron el mismo destino y una de sus compañeras, Catherine, fue atacada al igual que Hades. Las expresiones de Orión iban de impresión a, no-puedo-creer-que-esté-pasando-esto.

 

- Si necesitan ayuda nos avisan ¿Si? Creo que tenemos un par de pociones de sobra.

 

Le había dado un pequeño codazo a Gatiux para que asintiera de cierta forma. No estaba mal ser buen compañero en ciertas circunstancias. Por más que la Malfoy se lo iba a reprochar por varios días al tomar una decisión sin consultar.

 

Adelantaré un poco los sucesos. El profesor siguió caminando hacia el final de lo que era el claro, hasta llegar a casualmente otro pueblo destruido, esta vez lleno de fantasmas y espíritus, dejando a un bosque en llamas por detrás. Sí, podrían haber causado la destrucción de un pulmón verde importante para la zona. Pero no creo que a ninguno de los presentes le estuviese preocupando mucho ese tema.

 

Bel, por su parte, le inquirió con bastante intensidad sobre las decisiones pedagógicas del Ragnarok y se presentó como la que probaría hechizos en él. Lanzó una pequeña carcajada entre dientes.

 

- Por otra parte –inquirió como queriendo cambiar de tema-. ¿Acaso debemos pagarle algo a estas almas? ¿Un sacrificio? Ya sé ¡algo con la sangre por supuesto! Tengo una pregunta bastante seria ¿Cada vez que uno hace un sacrificio, tienen que ser las manos? ¿O se puede hacer algo menos cliché?

 

Respiró profundo. Levantó los hombros. No existían preguntas idi***s, sólo idi***s que preguntan. Y él era uno muy grande.

 

- ¿A qué punto exactamente vamos a llegar? Por cierto ¿con el libro se puede materializar la daga? Sé que no consume acción, pero es que pregunté en el Magic Mall y no me indicaron quién me la iba a dar.

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El olor a sangre se podía percibir en el ambiente. Seguramente el suelo estaba todo regado con ésta cuando esta civilización perdió la vida por los motivos que hubiesen sido. ¿Guerra? ¿Plaga? ¿Hambruna? La segunda opción parecía ser la correcta hasta el momento porque, Emmet, no encontraba otra explicación para explicar el estado de los lobos con los que se acababan de enfrentar.

 

El profesor siguió avanzando hacia adelante mientras que cada uno de los alumnos iba sorteando a los canes muertos-vivientes. No había sido fácil pero seguramente habrían más "obstáculos" que se les pondrían en el camino para aprender a utilizar los poderes del nuevo libro. Era muy notable la distacia que existía entre el alumnado y el docente. Él sólo les dirigía la palabra cuando tenían el preligro encima o para darles algunas indicaciones "no muy claras" de cómo enfrentarlos.

 

Una vez pasados los lobos, el original, retomó el paso con su libro en la mano y Nix en la otra. Parecía una cuesta arriba por la fuerza que tenía que aplicar con sus piernas para subir dicho camino aunque, con lo húmeda que estaba la tierra, un trastabilleo aparecía de la nada desequilibrando los torpes pies del Nigromante. El grupo se había adelantado un poco casi los perdió de vista asi que se apresuró. Dos cabañas abandonadas se veían una vez estuvo en la "cima" de aquél camino pero antes un bosque, lleno de vegetación, se interponía por lo que suponía que debía sortear esos peligros.

 

¿Alguien ya había pasado por aquí? Se preguntó interiormente al ver comó un pequeño foco de incendio terminaba de consumir una planta que el vampiro no podía reconocer. Fuego + planta (que parecían tentáculos) igual "peligro" ¿Acaso habían tentáculas venenosas en dicho lugar? Empeñó su varita con fuerza por cualquier ataque que sobreviniera a él. Un pequeño ruido a arrastre se escuchaba entre las cenizas y los cuerpos inertes de aquellas plantas. Giró sobre sí mismo, dio unos pasos hacia atrás y tropezó cayendo de cola al suelo sobre una porción de tierra. Notó que una extremidad de la tentácula venía hacia él y comenzaba a enroscarse en su pie; sentía la presión que ejercía en la parte algo parecido a la estrangulación de una pitón a su víctima.

 

Se estaba desesperando pero sabía que eso sería peor ya que la tentácula podía percibir el miedo de la víctima y así acabaría con su vida mucho más rápido - Salvaguarda Mágica - no tardó en pensar haciendo que todo su cuerpo se volviera incorpóreo, parecido al de una entidad fantasmal, y logrando liberarse de aquella planta; el tentáculo se quedó como desconsertado palpando el suelo en busca de aquello en lo que se había aferrado.

 

- Accio Amuleto volador - conjuró apuntando a su mochila. Un colgante de plata con forma de alas salió disparado en dirección al Nigromante. Se lo colocó sin esperar un segundo más y, en el mismo instante, comenzó a levitar a una altura considerable para no ser alcanzado por las plantas y demás peligros que allí se escondían.

 

Ahora, el Ivahskov, estaba flotando por encima de aquél prado por lo que no dudó ni un segundo en cruzarlo hacia el otro lado haciendo uso de su amuleto. Una vez estuvo fuera de peligro descendió lentamente pudiendo ver a los chicos del grupo y, al mismo tiempo, confirmando que alguno de ellos o todos habían encendido aquellas plantas.

 

- Orión ... Gatiux ¿de que me perdí?

 

Se acercó a sus dos amigos y compañeros de bando. Era a los únicos que conocía y tampoco pretendía hacer, del cursado del libro, una reunión social para conocer a los demás alumnos. Podía notar los ánimos altos. Se sentái la presión y el estrés que las pruebas estaban produciendo en cada uno de los alumnos.

 

Se sacudió la tierra que había quedado en su parte trasera por la caída que había tenido y puso atención hacia el panorama que tenía delante. La temperatura había cambiado y se notaba. Mientras había estado en el bosque era un clima bastante cálido, pasable; ahora estaba frío que carcomía los huesos de cualquier ser humano. Lo positivo de ello es que Emmet, al ser vampiro, no sentía tan a flor de piel el frío ya que su temperatura corporal era de la misma manera.

 

- Esto parece un aquelarre ... con espíritus, brujas y magos.

 

Soltó una risita nerviosa mirando a los seres fantasmales que estaban delante de ellos.

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Crazy Awards 2018:

7F1CpeC.gif "El Romeo"

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El Ragnarok se detuvo y se volteo para observar a aquellos aprendices. Dibujo una mueca, aquellos magos se suponía que eran lo suficientemente grandecitos como para pasar aquello sin problemas, se suponía que habían pasado ya por la academia y si estaban en la universidad o más bien, realizando aquel estudio sobre el libro sangriento se suponía que al menos conocían lo básico de los libros anteriores. No era la niñera de nadie. ¿Qué caso tenia si él iba corriendo a curarles las heridas cuando ellos tenían todo lo necesario ya a la mano? ¿No conocían el curación o poseían el amuleto?, ¿no sabían acaso que podían usar el morphos para obtener un bezoar?

 

Los volvió a estudiar con la mirada, sucios, envenenados, muchísimo más desaliñados de cómo habían comenzado y aun faltaba mucho. Suspiro, quizás alguno se rendiría y se largaría, él de ser así debía seguir con los demás, con los que se atrevieran a continuar el camino que habían aceptado una vez que se habían anotado en aquella clase. No aceptaría quejas ni berrinches, se los había advertido antes de comenzar. Jugueteo con la daga del sacrificio en sus níveas manos.

 

Un brillo apareció en los orbes del cainita una vez que escucho las palabras de Bel. Dibujo una mueca y la miro a los ojos esperando que arremetiera lo cual hizo sin que este opusiera resistencia, al menos alguien había tomado la iniciativa.

 

-Querrás decir aprender el libro por las malas, no el camino, creo que las plantas o los mosquitos te hicieron daño de alguna forma –se burlo- sin embargo, si quieren salir de aquí tendrán que experimentarlo por ustedes mismos

 

Movió la varita y se curó de aquella herida que le había hecho Bel, aun así el Ragnarok dio unos pasos hasta la chica y le toco el hombro una vez que paso a su lado, dejando así una marca de sangre en forma de estrella de 7 puntas. Sin pensarlo sabía cual era al orden que iba a darle a la chica la cual había caído bajo su control gracias a aquella treta… “Caminaras hasta Catherine y la herirás con la daga del sacrificio, ordenándole así que te proteja”

 

Comenzó a caminar para luego escuchar las preguntas realizadas por Orión. Se volteo para mirarlo y así contestarle.

 

-te falta mucho por aprender –negó con la cabeza- ¿con que les vas a pagar?, ¿vas a darles tu propia sangre?, ¿vas a darles tu propia vida?, dudo que lo hagas o te atrevas si quiera a hacerlo –se burlo- quieren venganza, para ellas no hay paz en este momento, aunque si lo prefieres puedes bajar al mismísimo inframundo y dejar que ellas et consuman –comento divertido- en lo referente a lo otro si cuando hablas de sacrificio te refieres al corte, puedes hacerlo en cualquier lugar, claro, que no sea un punto vital –aquella era una regla lógica por la que todos, los mas inútiles como los más experimentados lo sabían, además si él se encontraba con Gatiux quien había estado como jefa del ala de resurrección mortifaga ella tenía que habérselo mencionado, a menos que pensara que no lo comprendería o simplemente no le dio la importancia debida.

 

Había comenzado nuevamente a caminar para llegar a la cascada que se encontraba hacia el punto que había señalado cuando una nueva pregunta salió de la boca de aquel chico.

 

-Llegaremos al punto de no retorno –comento sin darle mucha importancia- ahora si quieres un lugar en especifico, una vez que comiencen a caminar otra vez hacia aquel punto encontraran un riachuelo coronado por una cascada, tras la misma una caverna, allí si es que no se pierden entre los obstáculos y cosas que pueden encontrar llegaran hasta donde al verdadera prueba se llevara a cabo –miro a cada uno de los presentes- aun están a tiempo de correr o salir de aquí si es que no se atreven o tienen miedo, no pienso obligarlos a seguir adelante, no vine a ser su niñera, solo vine a guiarlos hasta el final, si mueren, es cosa suya, supongo que me tocara revivirlos o alguien lo hará por mí, quizás sirvan de comida para las criaturas de este sitio –siguió sin darles mucha importancia, al menos al fin estaban haciendo preguntas y no jugando- y la daga simplemente debes invocarla, lección 1 el libro, como invocar la daga y no morir en el intento, porque no al invocas y practicas con alguno de tus compañeros, apenas han visto la punta del iceberg, hazle un corte a cualquiera de tus compañeros, abre el libro

 

Se encogió de hombros y siguió adelante observando de reojo como alguien más llegaba tarde a la clase. Camino sin mirar a tras, los esperaría mucho mas adelante.

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Las palabras de uno de los magos de la comitiva la habían cogido por completo por sorpresa. Un ofrecimiento de ayuda no era algo que sucediera a menudo y menos entre desconocidos. En ese momento se había limitado a asentir, en señal de que le había escuchado y hasta cierto punto estaba de acuerdo. Sin embargo, no se había planteado el trasfondo de lo que esas palabras podían significar hasta que escuchó como el "guía" les hablaba. Había pasado algo similar cuando había cursado el llibro de la fortaleza por primera vez. La idea de la magia de los Uzza le parecía irritante y presuntuosa, exactamente del tipo que detestaba. Por extensión obvia, detestaba también los métodos de los Uzza y a los Uzza mismos. Le parecían sumamente est****os, por no decir demasiado pagados de sí mismos. Subestimaban la naturaleza humana a un punto en que Catherine no podía evitar sentirse insultada de que alguien así le enseñara.

 

Por supuesto, la persona que tenía delante, de la que seguía sin saber ni el maldito nombre, ni siquiera era un Uzza. No estaba segura de si eso era mejor o peor pero lo que sí sabía era que sus métodos, que al parecer pretendía hacer pasar por herméticos, eran en realidad confusos, carentes de instrucciones y desordenados. Catherine estaba de acuerdo con pensar que sólo los que tenían una motivación genuina para aprender algo terminaban haciéndolo pero eso era muy distinto a lo que hacía ese hombre.

 

O más bien vampiro, podía detectar su cerrado pensamiento inmortal a kilómetros. No era que le desagradaran particularmente pero no crecían. Con el tiempo detenido seguían viviendo, estirándose, por siempre. Muy pocos eran los que conseguían agradarle o sorprenderla. Su mente no cambiaba ni evolucionaba lo que los hacía, una vez más, cerrados y predecibles hasta el aburrimiento.

 

Bel Evans que para entonces se hallaba a su lado había perdido el control y había maldecido a Ragnarok, algo de lo que, más tarde leería en su libro aunque en ese momento no lo sabía, no podía curarse tal y como el "guía" había pretendido hacerlo. Sin embargo ya no prestaba verdadera atención a sus palabras. Quería cursar con éxito esa clase, era cierto, pero no parecía de ninguna manera una. Por eso no se inmutó demasiado cuando se alejó. En su lugar, se volvió hacia sus compañeros. Aún no se le antojaba "invocar" la dichosa daga, no de momento pero les habló en cambio, por primera vez.

 

-¿Piensan seguirlo? -no pudo evitar alzar una ceja, especialmente hacia Dayne, poco después de pensar en un episkey para curarse de las heridas que aún traía.

 

La curación de los Uzza cansaba demasiado y no estaba segura de poder resistirla. De todas formas los episkey eran igual de efectivos y rápidos. Había echado un ojo también a su prima Evans dado que fuera dicha la verdad, no le había prestado demasiada atención hasta entonces. Sentía la falta de sangre pero eso no le había anegado por completo los sentidos.

 

-Es decir -se corrigió, pues era evidente de que si querían sacar algo de provecho del curso y certificarlo, necesitaban seguir al idi*** ese así que no era como si tuvieran alternativa (no iba regalarle tres mil galeones a la Universidad)- quizá lo mejor sería tener alguna clase de acuerdo o plan.

 

Personalmente, Catherine no estaba dispuesta a cargar el muerto de lo que fuera que ese hombre hubiese provocado y menos cuando no mostraba ningún signo de arrepentimiento o siquiera sentido común. De hecho, iba en contra de sus principios de por sí tranzar con desconocidos (al menos a la pareja no la conocía y con Haughton no habían tratado más que asuntos del concilio) pero si todo lo que querían era pasar la maldita clase y largarse -como ella- quizá, si tenía esa suerte... pudieran llegar a algún tipo de arreglo.

 

Hasta entonces, no había prestado atención a Bel, como ya se dijo, pero en ese preciso momento notó que le tocaba el hombro.

Editado por Catherine.

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Demisit lacrimas dulcique adfatus amore est 

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Hades se había animado a contestarme, un intento de burla claro está, pero al menos parecía que sí que oía lo que le decíamos. Solo era que, básicamente, no le interesábamos en lo absoluto.

 

- Si bueno, lo que sea que vayamos a hacer que sea de una vez- respondí agitando la mano derecha de un lado a otro algo cansada de sus intentos por amedrentarnos.

 

El tipo avanzó hacia mí entonces, me puse en alerta, pero poco antes de poder alcanzarme, tropezó estrepitosamente cayendo al suelo. No pude evitar soltar una carcajada, mas cruzada de brazos esperé que se levantara. Tenía la varita en ristre lista para un ataque, así que me sorprendió cuando solo me tocó en el hombro.

 

De pronto, fue como si mi mente quedara en blanco, y en ella solo pudiera dejarse oír unas palabras: Ordenar a Catherine que me protegiera. La idea me resultaba absurda ¿proteger de qué o para qué? No tenía sentido, simplemente no lo tenía.

 

Y sin embargo, me vi caminando hacia ella, mientras Hades volvía a avanzar apartándose del grupo y Catherine se veía concentrada hablando en voz muy alta algo que no alcanzaba a entenderle. Estaba tan silenciosa yo o tan concentrada mi prima, que no fue capaz de notarme sino hasta que le toqué en el hombro, dejándole en ese mismo instante una marca de sangre (con forma de una hoja de arce) momento en que automáticamente se giró.

 

- Hiérete con la daga para protegerme- susurré a su oído.

 

Tras hacerlo sentí que retomaba el control de mí misma. Comencé a mirar hacia todos lados, intentando dar con Hades hasta que finalmente lo localicé, casi como un punto en el horizonte. El tema ahora era Catherine, y la orden que le había dado.

 

- Definitivamente ese tipo enloqueció por causa de los Uzzas, o tal vez ya estaba loco desde antaño.

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Había asentido superficialmente cuando Orión le hizo aquella pregunta que la dejaba contra la espada y la pared. No quería compartir sus pociones por si acaso las necesitaban ellos dos, si bien era cierto que se había aprovisionado como si un apocalipsis zombie se aproximara y tenía que reunir cuando víveres fueran posibles para no pasar apuro. Maldito Orión, no tenía derecho a ofrecer las provisiones de ambos sin consultar.

 

Siguieron caminando, la banshee se preguntaba si el profesor quería batir un record de pueblos/monumentos visitados en el menor tiempo posible. Y refunfuñaba por lo bajo, no le estaba gustando aquella travesía, ni caminar tanto hacia un futuro incierto. Por lo visto el profesor sólo quería seguir caminando hasta que los pies se les derritieran o algo así.

 

- No te perdiste nada, Emmet. Si acaso ver al profesor colgar como un jamón por culpa de un árbol. Pero ni siquiera fue gracioso.

 

Habían llegado a un pueblo con espíritus. Humanos luchando contra espíritus, en una pelea igualada. ¡Já! Gatiux frunció el ceño, sin entender lo que quería el profesor que hicieran. No podían cortar algo que no tenía cuerpo alguno. ¿Un sacrificio? Tal vez tenían que practicar un ritual cliché como el sacrificio de una cabra sobre un altar o reunir la sangre de todos sobre un cáliz y ofrecérselo a los espíritus. Cuando tomó aire para preguntar, el vampiro que lideraba la expedición comenzó a hablar y finalmente se lo pensó mejor.

 

(Qué antipático.)

 

Los ojos amarillos de Gatiux estaban fijos en la figura de Hades. Después de ignorarlos durante casi toda la travesía, de meterlos en problemas una y otra vez procedía a burlarse de los presentes como si fuese el único adulto de la habitación. Y como si la mitad de ellos no fuesen compañeros mortífagos de él, y ese lazo de respeto no existiese. Quizás no iba tan desencaminada en sus creencias sobre la locura del vampiro. Tal vez se había vuelto como aquellos Uzza, ya se sabe que quien se acuesta en el mismo colchón se vuelve de la misma condición.

 

Apretó los dientes y los puños, su temperamento estaba a punto de ebullición. ¿Qué se suponía que tenían que hacer con los espíritus? Ellos no habían hecho nada a aquellos seres para que quisiesen venganza. Tal vez valía con que les preguntaran amablemente si les dejaban pasar. Se cruzó de brazos al lado de Orión mientras sus ojos amarillos vagaban mirando lo que les rodeaba. Los espíritus no parecían tener especial interés en ella.

 

- Oh, espíritus, dejadnos pasar y vagad libres para luchar en contra de quien os hiciera esto. -canturreó como un mantra luego miró a Orión- ¿Quieres que practiquemos los cortes y nos retrasemos de ir a donde dice Hades? O podemos hacerlo por el camino antes de hacer check in en el siguiente pueblo destruido que al nos lleve el profesor.

 

Mientras cuchicheaba con su pareja, una de las chicas estaba cansándose de lo que hacía Hades y comenzó a cuestionarlo y también si el grupo debía de seguir al vampiro hasta el fin del mundo. Tenía razón, pero no les quedaba más remedio que seguir al loco deseando que este no les matara por el camino.

 

- Si se te ocurre un plan bueno me lo cuentas. Mientras tanto no nos queda de otra. -terció la Malfoy- Estamos obligadas a seguir cualquier cosa o te verás pagando de nuevo un curso para revivir lo mismo una y otra vez.

 

Gatiux se encogió de hombros. Las cosas normalmente no funcionaban como uno deseaba, aquella situación no era diferente.

 

- Mientras tanto no nos queda más remedio que seguir adelante. Ya estoy deseando ver que es la siguiente cosa que quiere matarme. -se volvió hacia el Black- Vamos a probar la Maldición esa.

 

-Maldición.- pensó Gatiux mirando a Orión. Ahora el otro debía de usar algún hechizo para ver si su lengua se volvía de trapo y pronunciaba mal el hechizo. Por lo menos le había avisado de ello con antelación. La banshee había vuelto a sacar el libro de la mochila para leer los nuevos hechizos que podían realizar mientras caminaban en dirección a la cascada que les indicó el vampiro.

«I'm a villain, and villains don't get happy endings.»
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